Las aventuras de Laya(cap1) La sobrina de mi amiga

Laya, una pelirroja muy sensual nos invita a conocer sus aventuras eróticas,en esta primera entrega acoge a la sobrina de una amiga durante un fin de semana en su casa...

Las aventuras de Laya (capitulo 1)-“La sobrina de mi amiga”

Laya es una chica normal, tiene 37 años  pero no los aparenta, no por físico, sino más bien por jovialidad, encanto y eterna simpatía, no llega al metro setenta de estatura  y está justo en el peso que su figura necesita, tiene siempre un andar sensual de esos que hace mover los vestidos y las faldas con gracia y que y cuando lleva algo de tacón consigue un ritmo limpio y acompasado con el movimiento de sus caderas, sus pechos cerca de la talla 95 se posicionan perfectamente para crear un escote el cual no puedes evitar mirar.

Sus ojos marrones miel y algo rasgados le dan aire de faraóna, que junto con una carita alargada, nariz aguileña y pequitas en desorden consiguen una cara bella y simpática.

Su sonrisa es amplia, blanca y sus labios muy suaves…

Pero lo que más sin duda llama la atención de Laya es su pelo, una preciosa melena  larga que llega hasta media espalda, muy rizada y de color oro natural capaz de cambiar de tonos con la luz del ambiente y brillar con los rayos del sol. Una pelirroja pero de verdad, que con la piel clara de su cuerpo consigue la combinación perfecta para ser motivo de miradas de ambos sexos cuando pasan por su lado.

Laya es una chica Normal, pero es una persona especial…

Ahora vive sola, tiene su casa en una localidad cerca de Barcelona, un pisito apañado y completo, dos perritos y un trabajo que le llena, es independiente y tiene claro lo que le gusta y lo que no. Necesita sus momentos para si misma, pero también compartir con amigos unas cervezas y algún cigarrin aliñado que ella misma se prepara con habilidad y en la justa medida de ingredientes para que sea un placer fumarlo y no contaminarse.

Le encantan los chicos…pero también tiene un morbo especial hacia las chicas, podríamos decir que es de mente abierta pero sobre todo le gusta la seducción, el coqueteo y divertirse en la cama.

A través de sus aventuras iremos conociendo mejor a Laya, hasta engancharnos a sus experiencias y desear algún día cruzarnos con ella.

Es Junio, empieza a hacer mucho calor en todos sitios y a todas horas, Pero es viernes y Laya libra el finde hasta el lunes que no empieza a trabajar. Acaba de levantarse, y como hasta que no se toma un buen café y se fuma un cigarrito no es persona, se sienta en su sofá  con su taza personalizada y juega con sus perritos mientras cobra conciencia de si misma.

Suena su teléfono fijo, y Laya da una calada larga y profunda antes de contestar.

-Si, ¿quién es?

  • ¿Laya?...¡¡soy yo!!!...

-¿Quién?...

-¡¡Boba!!!, ¡¡soy Marisa!!...¡¡de Cordoba!!!

-¡¡Marisa!!...aysss…..¿no me digas?...que alegría….

Laya empezó a recordar a esa amiga del instituto, con la que salía todos los días y compartía esa juventud recién adquirida y que después de muchos años juntas un día cuando tenían ya 17 años, Marisa junto con su familia y por motivos de trabajo paterno emigro desde Cataluña hasta Andalucía dejando esa amistad latente pero en la distancia. Durante un tiempo las llamadas, después los imal y ahora los whatsapp mantenían por lo menos la certeza de que seguían siendo buenas amigas, de esas que lo son para siempre.

Después de la obligación mutua de interesarse por familiares, trabajos, amores, desamores, salud y recordar alguna batallita incontable de aquella loca juventud, Marisa le expuso a Laya el motivo de su llamada.

-Laya, cielo, ¿no sé si podrías hacerme un gran favor?

-Ay Marisa, sabes que si está en mi mano ¡¡por supuesto!!

  • Te cuento –explico Marisa- Mi sobrina Lucia, La hija del hermano de mi marido, está estudiando para azafata de congresos, es una chica súper lista y muy buena gente, tiene 22 años recién cumplidos, y resulta que le ha salido unas prácticas en Barcelona durante mañana Sábado y el Domingo. Pero mi cuñado está en el paro y con grandes esfuerzos le pagan el billete del AVE pero no mucho más y no salen las cuentas para el alojamiento..

  • Vale ya entiendo..Marisa..tranquila, ¿que necesitas? ¿Que se aloje esos días en mi casa?

  • Ay Laya ¿me harías ese favor?

-Por supuesto, ¿Cuándo llega?...

Al día siguiente, Sábado,  Laya esperaba a la sobrina de Marisa en su casa cerca de las 8 de la tarde, Lucia había llegado en AVE temprano por la mañana a Barcelona, se había ido a sus prácticas y al acabar tomo otro tren de cercanías  para ir a casa de Laya.

Sonó el timbre y Laya abrió la puerta…frente a ella vio a una jovencita algo más alta que ella, guapa, con gafas de sol y con una hermosa melena negra y lacia sonriéndola y abriendo los brazos en señal de saludo.

-¡¡Hola Laya!!..soy Lucí…¡¡por fin estoy aquí!!

Lo siguiente fue los besos de rigor, la invitación a pasar y dejar tus cosas por ahí, sentarse y tomar un refresco para poder charlar y conocerse.

Cuando Lucí se sentó en el sofá fue cuando Laya se fijó bien en ella, era una chica muy atractiva, rebosante de juventud, divertida y con ese deje andaluz que no te cansas de escuchar. Piel tostada por el sol estival, ojos grandes y de color verdes aceituna, nariz  egipcia y labios resultones.

Venía con ese traje de azafata azul marino, falda tubular hasta las rodillas, chaqueta entallada y blusa blanca que siempre sientan bien si el cuerpo acompaña. A Laya casi le dio hasta vergüenza haberla recibido con un playero cómodo pero tal vez algo demasiado casero.

Lucia no dejo de alabar el pelo hipnótico de Laya y esos rizos dorados de los cuales había oído hablar tantas veces a su tía Marisa.

Después de una amena charla, Laya le enseño la  habitación a Lucia, le ofreció la suya propia, ya que la cama es de 1,50 y es más cómoda y luminosa, aparte de tener televisión y un agradable ventilador en el techo,      Laya había pensado dormir en la otra habitación pequeña que tenía, lo importante es que su invitada estuviera cómoda.

Lucia coloco sus cosas y le dijo a Laya que si no le importaba iba a ducharse y después acostarse porque había madrugado mucho para coger el tren, después las prácticas y ahora necesitaba descansar.

Laya le dijo que por supuesto, que ella se iba a tomar unas cervezas con los amigos, y que volvería mas tarde, que si ella se despertaba y tenía hambre en la nevera había lo que quisiera.

Laya se arreglo, se puso guapa y salió a disfrutar de amistad y verano, mientras Lucí se ducho y después se acostó en esa enorme cama cómoda y suave aireada por el suave girar de las aspas del ventilador. No si antes ponerse el antifaz para dormir que el médico le recomendó para evitar el insomnio y las perturbaciones del sueño.

Eran cerca de la 1 de la madrugada, Laya volvía a casa, venia contenta, con un puntito agradable de desfase, había bebido lo suficiente y poco más y fumado lo necesario para reírse hasta hartarse y volver con ganas de quitarse los tejanos ajustados, la blusa, el suje, lavarse y quedarse en tanguita como a ella le gustaba, fresca y sin agobios para luego meterse en la cama a descansar. Así lo hizo, después de saludar a sus perritos y dejarlos en el balcón, se despojó de todo, se lavó cuerpo y dientes, se puso un tanguita limpio y se fue hacia su habitación, al entrar en la habitación y sin encender la luz se sentó en su cama para poner el móvil a cargar cuando escucho una respiración suave y rítmica a su espalda, se asustó, se puso de pie y encendió la luz de su mesilla y cuando miro a la cama le costó varios segundos entender que pasaba…

Aysss…se dijo para si…mientras se tapaba la boca para no emitir ningún sonido.

-Es verdad!! Lucia, me había olvidado de ella. Menos mal que no me ha sentido. ..pensó

Su invitada dormía en el otro extremo de la cama sin haberse percatado de nada, seguramente por el cansancio y por el antifaz que la aislaba de percibir la tenue luz de la mesilla que Laya había encendido.

-Tengo que irme a la otra habitación- pensó Laya, pero entonces fue cuando se fijó en Lucia y lo hizo con más atención.

Lucia dormía de espaldas a donde estaba ella, en casi posición fetal,

sus pies graciosos y estilizados estaban cruzados y sus piernas flexionadas y largas subían hasta esa caderita donde empezaba el camisón de color moradito que dejaba sus nalgas casi al descubierto, el camisón satinado subía por esa espalda arqueadita, y acababa en un encaje y lacitos sobre la espalda media descubierta, la postura de Lucia en ese momento le pareció a Laya muy sexy y esa respiración lenta proporcionaba un aire sensual  a ese cuerpazo. Con la poca luz de la mesilla, Laya no podía divisar si ese medio culito que se dejaba ver al final del camisón estaba despojado de lencería o si llevaba un tanguita de esos que el hilo se pierde entre las nalgas.

Laya estaba traviesa, con su puntito, venia de fiesta y la noche era calurosa, le apetecía ser curiosa  así que muy despacio se arrodillo sobre la cama detrás de Lucia, la miro por encima del hombro, estaba dormida y con ese antifaz no se percataba de nada, Laya cogió su móvil y lo puso en modo cámara, se tumbó un poco dejando su cara cerca de esas nalgas redondas y brillantes y subiendo suave y despacio el camisón de Luci,  empezó a sacar fotos a lo que ella consideraba un buen culito un recuerdo muy placentero para disfrutar volver a ver de vez en cuando.

Como las piernas de Lucí estaban juntas y cerradas, y aun con el Flash, Laya seguía dudando si dormía con o sin lencería tal vez llevaba un tanga de esos minúsculos, así que  colocándose en la misma posición que Lucía para vigilar si se despertaba y con mucho cuidado metió su mano hacia la entrepierna desde atrás de su invitada para ver si con suavidad percibía la tela, la situación le divertía, tenía ese puntito y por narices quería simplemente salir de dudas.

Sus dedos se deslizaron por entre media de esas piernas cerradas hasta que no podía avanzar mas y entonces  Luci  movió levemente las piernas que se abrieron un poco y Laya aprovecho para meter la mano y tantear, pero… esas piernas se volvieron a cerrar y la mano de Laya quedo atrapada plana sobre el coñito de Lucia ya que ahora no había duda de que no llevaba tanga.

Laya se asustó, miro a Lucia parecía no haberse dado cuenta, Laya notaba sobre sus dedos los labios suaves de ese coñito depilado y fresco.

Intento sacar la mano pero las piernas cerradas de la durmiente se lo impedían, lo intento varias veces pero si esos muslos no se separaban difícil lo tenia…fue entonces cuando lo noto…si, ¿será posible?, sus dedos empezaban a notarse mojados y un poco pegajosos..tanteo..no había duda..era flujo..

Levanto la cabeza para mirar a Lucia, y percibió una media sonrisa por debajo de ese antifaz..

Lucia aflojo un poco los muslos y dijo muy suavemente…

¿No iras a parar ahora no?

Ufff…Laya flipo. Y entonces se dio cuenta de la situación en la que estaban. Ella tumbada detrás de Lucia, solo con su tanguita, con sus pechos prácticamente pegados contra la espalda de la morena, su mano derecha metida por debajo de ese hermoso culito  y entre los muslos acariciando un coñito mojado y palpitante..

¡¡Vamos!!  ¡¡Un momentazo!!!

Lucia se quito el antifaz, se giro sobre si misma poniéndose frente a Laya, sonriéndola picara y sensual y no dejando que Laya apartara la mano de su coñito caliente, ella también bajo su mano hasta el tanguita de Laya y por encima del mismo empezó a marcar  con sus dedos la rajita de nuestra pelirroja,  se aproximó más y busco su boca para comérsela con húmedos besos y habilidosa lengua, Laya respondió a esos morreos mientras se buscaban excitar ese clítoris mutuament, la locura y el deseo se apodero de ellas, en menos de 2 minutos las dos ya estaban completamente desnudas, Lucia tumbo a Laya sobre la cama boca arriba y abriéndola las piernas y flexionándolas  se metió entre ellas y empezó a comerle ese coño rojito y empapado..

-Uauuu..dijo Laya…mientras veía esa melena morena perdida entre sus piernas, ¡¡que lengua!!!...¡¡pareces una perrita!!

  • Es que soy tu perrita, le dijo Lucia entre lametazos y succiones, a la vez que la penetraba con dos dedos moviéndolos dentro de Laya como si  quisiera explorar todo su coñito sin dejar hueco que tocar.

Lucia subió su lengua llena de jugos por la tripa de Laya y paro  sobre sus tetas, para comerlas, besarlas, lamerlas y mordisquear los pezones sin dejar de follarle el coño con esos habilidosos dedos.

Laya estaba regalada, el placer de sentir esa piel suave rozando la suya, esa mano moviéndose dentro de ella con habilidad y precisión, esa boca lamiendo sus pechos hinchados y mordiendo sus pezones erectos, para luego subir hasta la boca y compartir juntas ese sabor a coñito mientras las tetas de ambas se aplastan unas contra otras…

Laya no pudo más, se incorporó y con decisión y deseo, tumbo a Lucia y agarro sus piernas por los tobillos abriéndoselas bien, dejando ese coño moreno accesible y abierto…

Laya la miro y le dijo. -Ahora mi niña…te voy a follar…

Laya deslizo su entrepierna hacia adelante sobre el muslo de Lucí como si fuese una autopista rumbo al placer hasta que consiguió que su coño mojado se pegara con el de Lucia y empezó a moverse rítmicamente, juntando coñito con coñito, intentando meterle sus labios mayores dentro de la raja chorreante de Lucia, en una tijera perfecta, húmeda, solo jadeos de placer y el sonido de esas fuentes compartiendo fluidos…

¡¡Sigue que me corres!!.. Decía Lucia…y Laya acelero el ritmo y la fricción de su raja sobre la de la sobrina de su amiga…

Lucia se movía al son de las embestidas de Laya, sus pechos  bailaban de arriba abajo.

-¡¡¡Siiiiii….siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii….siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!………………….¡¡¡me corroooooo!!!…¡¡¡me corrooooo!!!

Lucia se abandonó al orgasmo arqueando el cuerpo y agarrándose los pechos y Laya dejo que toda su corrida chorreara como una catarata apretando su coño fuerte contra el de Lucia…

-¡¡¡yo también me corroooo, putita!!!

Ambas quedaron exhaustas, Laya se dejo caer sobre Lucia y temblando las dos se fundieron en tiernos besos y halagos mientras se acariciaban y se retiraban el pelo…

Al día siguiente Lucia fue a las practicas, y al salir fue a cenar y de copas con los compañeros, al volver a casa y entrar a su habitación…allí le esperaba la traviesa Laya…tumbada de medio lado, sensual y apetitosa.

Se había puesto su camisón morado….y nuestra fogosa pelirroja levantando un poco la prenda y enseñándole ese coñito rapadito pero con tono cobrizo le dijo…

Hoy te toca follarme tu…

Fin

Próximo capitulo

Las aventuras de Laya (capitulo 2) “La Posada del placer”