Las Aventuras de L: Cómo he llegado a esto Parte 2

Continuo narrando los motivos que me han llevado a repasar mi historia con las relaciones.

Dado el formato episódico que van a tomar mis confesiones y que es más que probable que cualquiera pueda empezar por un capitulo intermedio voy a mantener la breve introducción de mis relatos. Así que, si eres alguien que ya sabe de que va la cosa puede saltarte la introducción y leer a partir del título, y si eres alguien nuevo aquí eres bien recibido. Espero que disfrutéis.

Muy buenas a todo el que quiera leerme, creo que lo propio sería presentarme en primer lugar, aunque dado que lo que van a leer a continuación son confesiones personales voy a dar la mínima información personal más allá de una descripción física y una forma de la cual podáis referiros a mí.  Podéis llamarme L, soy una chica aún menor de 30 años, aunque ya pasé los 25, nunca me he considerado demasiado atractiva, del montón y da gracias, aunque nunca he tenido demasiado problema para atraer a chicos, aunque en general a los erróneos. No soy demasiado alta, más o menos 1,60, mis ojos son marrones, mi cabello color castaño claro en ocasiones virando hacia el rubio, mi piel es clara y dado que gran parte de mi vida he sido un poco rellenita desde que empecé a desarrollarme siempre he tenido un cuerpo con curvas, mi pecho es generoso y según siempre se me ha dicho tengo unos labios apetecibles con un lunar juguetón justo sobre mi labio superior.

Mi motivo de compartir esto es que nunca he sido demasiado afortunada en el tema del amor, de aquí a un tiempo relativamente cercano he asistido a terapia y se me ha recomendado recoger de cierta manera mi historia con las relaciones, en concreto las sexuales, ya que parecen ser el principal de mis problemas. No sé cuánto me llevará esto ni si lo terminaré, mi intención es realizar, en una serie de entradas, un recorrido de todas mis historias con mis parejas sexuales.

Me gustan mucho tanto la lectura como la escritura así que quiero plantear esto también como si fuera una suerte de novela, por llamarlo de alguna manera. Así que, aunque todo lo que va a haber aquí es real quiero darle cierta estructura narrativa, por así decirlo.

LAS AVENTURAS DE L.

Después de mi “pequeño” desliz con J todo era una montaña rusa de emociones, me daba miedo que alguien sospechara nada, mi hermana, ni novio… estaba en pánico. Cada vez que me encontraba con J por el edificio y no iba sola me daba miedo hacer cualquier gesto delator, vivía en una constante paranoia. No terminaba de entender el porqué, ya había sido infiel antes a otra parejas y no sabia qué hacía de esta vez algo diferente.

Pasaron las semanas y fui normalizando poco a poco el asunto, logré volver a quedar con A sin sentirme una mierda y ya no me daba tanto miedo que mi hermana no pudiera notar algo rara. Todo parecía volver a la normalidad, no duraría.

J y yo nos seguíamos viendo demasiado a menudo, nuestras miradas eran cómplices ya que sabíamos perfectamente la buena combinación que hacíamos juntos en la cama. Así que, inevitablemente, volví a caer en la tentación. Un día me invitó a tomar un café para hablar e intentar arreglar la tensión que se había formado entre nosotros y volver al buen royo de antes, o eso fue lo que me dijo ya que finalmente acabó engatusándome para volver a su casa y terminamos haciéndolo de nuevo. Esa segunda vez sentó un nuevo problema para mí, yo achacaba mi primer traspié al exceso de alcohol que había tomado ese día, pero ahora estaba totalmente sobria, lo había hecho a sabiendas, pero no podía contenerme, sentía que ese chico me manejaba como él quería.

Recuerdo perfectamente la conversación que tuvimos después en la cama, ambos completamente desnudos, empapados en sudor después de dar rienda suelta a nuestros deseos. El me preguntaba que éramos nosotros dos, yo me sentía confusa, le decía que no quería dejar a mi novio pero que J entendía mi cuerpo mejor que nadie, no podía resistirme. Era extraño nunca tuve problemas en mi relación con A en el ámbito sexual, pero J sabia darme placer como nadie, o quizás era el morbo de la infidelidad. Pero intenté dejarle claro a él, y a mi misma, que eso no podía repetirse y que no iba a volver a pasar. Evidentemente mentía y nos acostamos varias veces los días posteriores. Al final acordamos comenzar una aventura, nos convertimos en amantes.

Todo era genial, teníamos escapadas, nos mandábamos fotos y mensajes picantes y hasta nos grabábamos y hacíamos fotos teniendo sexo, cosa que hacia tiempo que no hacía. Pero había un problema en todo eso, empezaba a sentir ese estado de infidelidad como una zona de confort.

Pasaba el tiempo y antes de darme cuenta ya estábamos a finales de verano y llevaba un par de meses con mi aventura con J, tenía la sensación de llevarlo todo bajo control. Pero cuando una se confía empieza a cometer errores.

Para contaros bien este error debo daros un poco de contexto y explicaros dos cosas. Para empezar, debemos remontarnos unos años atrás.

Era verano, yo tenia 22 años, acababa de terminar la carrera y había encontrado un trabajo que me permitía tener cierta autonomía sin mantenerme demasiado ocupada. En resumen, ese verano lo pasé entre el apartamento que tenía alquilado en la ciudad cerca del trabajo y en mi casa, ya que vivimos relativamente cerca de la playa. Básicamente todo lo que hacia ese verano era dedicarme a, cuando no trabajaba, disfrutar, despreocuparme y follarme a quien me entrara y a mí me gustara. Ya me recrearé más en dicho verano, ahora solo me interesa mi primer encontronazo con cierto chaval.

Había logrado empalmar varios días de descanso así que aproveché y volví a casa para descansar y poder ir a la playa. Una mañana decidí ir sola a la playa, sin ninguna intención en especial. Cuando llegué me dispuse a colocar mis cosas para tumbarme y tomar un poco el sol, lucía un bikini de los que se abrochan con lazos, me gusta mucho como me queda y siempre he pensado que realza mi figura. Lo coloqué todo y me dispuse a tomar el sol.

Antes de continuar os voy a introducir un poco más de información sobre mis fetiches. Creo que ya he dejado claro que me gustan los chicos malotes y chulitos, además si es un chico que se cuida y está bien definido de gimnasio mejor, me encanta agarrar y acariciar cuerpos musculosos. Pero además hay dos detalles más que me pierden, los tatuajes y los piercings, en concreto en los pezones. No se explicar porque, pero si un chico los lleva ya gana muchos puntos conmigo.

Y, como imaginareis, si os explico esto es porque me encontré dicho arquetipo de chico. Mientras tomaba el sol y me cambiaba de postura pude ver de reojo un chico de esas características que no me quitaba ojo de encima. Por las gafas de sol no debió de darse cuenta de que lo vi mirándome ya que ni se inmutó y siguió dándome un buen repaso con la mirada. Yo, que me sentía juguetona, quería tentarlo un poco así que, en una de las vueltas decidí quitarme la parte de arriba del bikini y hacer un poco de topless. Más adelante iré profundizando más, pero la verdad es que cuando estoy soltera soy bastante zorra. El chico no tardó mucho en acercarse. La frasecita para romper el hielo más tópico no podía ser ya que me preguntó si tenia fuego, pero bueno ya había empezado a charlar, posteriormente procedió a presentarse y decirme su nombre, lo llamaré C. Una vez empezamos a hablar la verdad es que congeniamos bastante, ya que la conversación fluyó fácilmente. Se notaba que C tenía muchísima labia así que no había problema en hablar con él. Poco a poco el buen rollo fue aumentado, empezó por traer sus cosas donde yo estaba para hablar mas cómodos, de vez en cuando alternábamos la charla con un baño. Hablamos un poco de nosotros, él me contó que había venido de vacaciones con unos amigos, habían alquilado un apartamento para quedarse unos días. Y, aparentemente, C estaba solo en ese momento ya que sus amigos tuvieron que ir a un recado, pero él había pillado tal colocón el día anterior que no había sido capaz de despertarse bien ese día, algo de cara de resaca si que se le notaba. La charla dio lugar a bromitas y tonteo que desembocó rápido en sus maniobras, nada discretas para tirarme la caña. A mí me divertía la situación, reconozco que ser el centro de atención de un tío bueno es algo que hace que me sienta muy bien, así que le seguía el juego. Finalmente me ofreció ir al apartamento con la típica excusa de mierda, no recuerdo exactamente de si era que con la resaca le molestaba mucho el sol, o para estar más cómodos o lo que sea. Aunque yo preferí ser más directa, me reí, le sonreí y le dije que se dejara de historias y que reconociera que me llevaba allí para follar. C, por su parte, me lo reconoció con una risa y sin dar muchas vueltas. Lo cuál facilitó mucho las cosas, ya sabíamos cada uno del palo que iba el otro así que la conversación fue mucho más directa ya llegado ese punto. Él me comento que no solo tenían alcohol en el apartamento y que podíamos tomar un poco para ponernos más a tono cosa que a mi no me pareció mala idea. Y al final no tardamos mucho en irnos hacia allí. Una vez llegamos allí no perdió mucho el tiempo y comenzó a comerme la boca con ganas, yo quedé un poco sorprendida al principio por lo directo que fue, pero no tardé en corresponderle. Ya que tampoco llevábamos mucha ropa encima no tardamos en desnudarnos ambos. Yo me sentía muy encendida, el día se había puesto muy interesante de repente. La pasión aumentaba, nuestro encuentro comenzó con una buena sesión de sexo oral. Todo además iba acompañado de nuestra cómoda charla y nuestras bromas. Me gustaba el bien rollo que había. Finalmente le pregunte por eso que me había ofrecido tomarnos, sonrió y me sacó una bolsita con polvo blanco sacudiéndola un poco delante de mí como ofreciéndome. Yo coqueteaba llamándole chico malo asintiendo también para aceptarla, acto que el respondió haciendo una línea sobre su miembro erecto. Yo no me demoré demasiado en esnifarla, la droga no tardó demasiado tiempo en afectarme, no estoy muy acostumbrada. Yo le miraba viciosa acariciándome suavemente los pezones diciéndole que quería que el hiciera lo mismo conmigo. De modo que procedió a ponerme un poco en los pezones y posteriormente a esnifarla. Nos estuvimos dedicando a besarnos y acariciarnos para dar tiempo a la droga a hacer todo su efecto. Una vez ya estuvimos bien colocados el procedió a sus intenciones de penetrarme. Yo estaba muy colocada pero lo suficientemente serena como para decirle que se pusiera un condón. El intentó remolonear con la excusa de no tener y demás, pero le dije que yo si tenia y que no iba a hacerlo con alguien a quien acababa de conocer sin protección. Finalmente terminó poniéndoselo y comenzamos con la sesión principal.

Él me penetró, despacio, pero con facilidad, yo respondí con un gemido de placer. Hubo un poco de movimiento preliminar calmado para aumentar poco a poco la tensión. Al poco me la sacó. Yo jadeaba excitada y preguntándole que pasaba. Él mostró una sonrisa chulesca y en mis narices se quitó el preservativo y volvió a penetrarme sin protección argumentando que mi coño era demasiado bien para desperdiciarlo follandolo con un condón. Yo me quedé helada y sorprendida al principio. Pero para cuando pude reaccionar ya estaba follandome como una bestia salvaje y no tenia intención de parar… y yo tampoco quería que parase. No sé si fue por la droga, pero el polvo fue espectacular no tardé mucho en tener mi orgasmo, que llegó con una intensa explosión que me dejó agotada. Al poco el también avisó de que se corría, pero me di cuenta de que no cesaba en sus embestidas y pude ver que tenía intención de correrse dentro de mí, de modo que le dije que lo hiciera fuera, le dije que lo hiciera donde quisiese menos dentro. Pero hizo caso omiso de mi petición y no tardo en comenzar a soltarlo todo en mi interior, intente apartarlo, pero era mucho más fuerte que yo así que fue en vano. Como podéis imaginar yo me puse hecha una furia con el que, por su parte, se limito a embestirme hasta haber soltado la última gota y después quitarse de encima y pasar de mí. Lo cual desembocó en una discusión mientras yo me vestía y me iba de allí montada en furia.

Más adelante continuaré desarrollando la historia de ese verano porque fue uno muy ajetreado, tanto en general como con ese chico y sus amigos en particular. Sin embargo, para dar contexto a lo que viene ahora de momento está bien.

Por otro lado, hay otra cosa que debo comentar. Tengo que hablaros de una amiga mía a la que voy a referirme por M. Esta amiga en cuestión tiene muy mal ojo con los chicos y todos los novios que se echa son los típicos cabrones y chulitos que a la primera que pueden le ponen los cuernos. Dados los fetiches que os he comentado imaginares que en muchos casos le son infieles conmigo. No es algo que me enorgullezca, pero creo que me he acostado con todos los novios que ha tenido desde que la conozco y no han sido pocos precisamente.

Puestos ya en contexto toca volver al momento que os iba a contar. Era finales de verano y una amiga mía llamada IC celebraba su fiesta de cumpleaños. IC ha tenido bastante relevancia en mi vida sexual, así que, aunque no vaya a profundizar en ella ahora mismo, prefiero ir dándola a conocer. No os preocupéis, conforme haya más personas en mi historia introduciré breves descripciones de cada uno en los resúmenes para facilitaros las cosas según intervengan o no. El caso es que, por su cumpleaños, IC organizó una “reunión” en una casa de campo que tenía, y por reunión me refiero a que hizo una fiesta pasando olímpicamente de las restricciones, aunque no era una zona bastante aislada el riesgo a que nos pillaran era mínimo.

Yo decidí ir sola, mi novio estaba cansado del trabajo y como no conocía a mucha gente de la que iba no quería ponerlo en un compromiso. Se me pasó por la cabeza invitar a J, pero me pareció que sería jugar con fuego así que descarté la idea.

De entre toda la gente que había allí estaba mi amiga M, ya que forma parte del mismo grupo que la cumpleañera. M si que decidió traer a su nueva pareja, que dada la introducción que os he hecho imaginareis que su nuevo novio era C. A quien no había visto desde el verano en que nos conocimos, aunque tengo que señalar que al final ambos terminamos de buenas. Cuando se me acercó para presentármelo ambos decidimos disimular, aunque no se si con mucho éxito porque me dio la sensación de que ella noto algo entre nosotros. Mientras avanzaba el día yo bebía y charlaba con la gente que conocía e intentaba evitar un poco C que por su parte aprovechaba cada hueco que tenia para venir a hablar conmigo.

Finalmente dada su insistencia, y probablemente debido al alcohol también, termine cediendo y una de las veces que se me acercó para hablar yo no le di largas. Así que comenzamos a charlar más prolongadamente, yo suponía que pese a haber comenzado nuestra breve “relación” por así llamarla con mal pie al haber terminado tras esos días los dos de buenas el querría tema de nuevo. No me equivocaba.

No se alargó demasiado la conversación cuando pasó a hablar del tema, preguntándome cuando íbamos a repetir que hacia mucho que no probaba mi maravilloso coño. A mí me sorprendió que lo tuviera tan en mente después de tanto tiempo, habrían pasado como 5 años. Yo bromeaba con el preguntándole si esta vez si iba a usar condón o iba a jugarsela otra vez. Él se reía y seguía con el coqueteo. Yo me sentía ya cómoda con mi aventura con J, así que pensaba que por tirarme a C otra vez tampoco iba a pasar nada. Por lo que le seguí el juego hablando de que podíamos montárnoslo después de la fiesta si quería. Le ofrecí al apartamento donde vivo con mi hermana ya que ella estaba este fin de semana con mis padres. Nadie nos interrumpiría, lo había hecho ya varias veces con J en nuestro apartamento así que esa barrera estaba cruzada y no me importaba llevarme a C allí. En uno de los momentos en los que estaba sola IC me llevó a parte y me pregunto que pasaba entre el novio de M y yo. Tengo mucha confianza con ella y sabe bastante bien la racha que llevo con los novios de M así que no tuve muchos reparos en decirle lo que iba a pasar, aunque no pensé en que eso finalmente dio lugar a confesarle mi infidelidad hacia A y mi aventura con J. Al principio flipo un poco, pero es una chica tan calentorra como yo así que lo que le molestó principalmente fue que no se lo hubiera contado antes.

Cuando terminó la fiesta M estaba tan borracha que se quedo dormida la casa de IC, ella dijo que se podía quedar allí y que ya la llevaba ella al día siguiente a su casa mientras nos miraba diciendo que nos cubría. Así que me marche de allí con C que no paraba de comentar lo enrollada que era IC. Yo iba con ganas de tema así que no le di mucha conversación en su lugar procedí a hacerle una felación mientras conducía cosa a la que reaccionó con sorpresa, pero no tardó en guiar mi cabeza en la mamada. No llegó a correrse para cuando llegamos a mi apartamento así que subimos a toda prisa y nos pusimos al tema tan pronto llegamos.

Nos besábamos y metíamos mano mientras nos desnudábamos. El me sujeto para que me moviera de modo que quedara de espaldas a el y me inclino de modo que podía acceder sin problema ninguno a mi vagina y mi ano. En un principio imaginé que lo hacía para practicarme sexo oral y al comienzo así fue. Beso tanto mis nalgas como mi entre pierna y con su lengua recorrió la misma además de mi ano. Yo estaba colocada, cachonda y sudada. Muy deseosa y me dejaba hacer. Aunque me dio la sensación de que manipulaba algo detrás de mí, pero dado mi estado no estaba muy atenta. En ese momento noté como introdujo una pajita en mi dos veces, primero en mi vagina y luego en mi ano y soplaba echando algo en mi interior. Yo tuve una sensación muy extraña y me giré para preguntarle que hacia para verlo agitando la bolsa de polvito blanco igual que años antes. Me miró y me dijo que ahora si que iba a flipar y no mentía, no tarde en sentirme aún mas colocada, mucho más rápida y fuertemente que la otra vez. De modo que caí totalmente aturdida en la cama. El se colocó sobre mi besándome con intención de metérmela como llevaba todo el día deseando hacer. Entre gemidos, excitación y confusión alcancé a decirle que ni se le ocurriera sin ponerse protección antes. El rio diciendo que no había manera de que yo me olvidara de eso y se coloco uno antes de proceder a follarme.

Una vez colocado comenzó con las embestidas, yo me dejaba hacer cachonda perdida. Mientras me empotraba cogió su bolsita y echó un poco sobre mis pechos para posteriormente introducir su cara entre ellos y esnifar. Yo gemía cachonda perdida, notaba además un hormigueo en mi pecho debido a la droga sobre él. Nos besábamos apasionadamente y no tardó en llegar mi primer orgasmo. Que llegó con las consiguientes contracciones vaginales y mi cuerpo temblando, mientras me corría pude ver como el daba un gemido ahogado se agarraba a mi con fuerza y hacia una mueca para después parar de moverse. Lo miré aturdida y pregunté que sucedía, el me contesto entre risas que acababa de correrse. Le dije que esperaba que no se hubiera acabado ya, yo seguía muy cachonda y no quería parar ahora y el me respondió que no me preocupara, que le diera un momento para que volviera a ponerse dura y seguíamos. Me ofrecí a chupársela un poco para volver a ponerla dura y seguir, pero él dijo que prefería que no, me extraño un poco pero no costaba pensar con claridad con semejante colocón. Al poco volvía a estar dura y continuó la acción. Había tantos besos y placer ahí contenido que no recuerdo exactamente cuantas veces nos corrimos ambos. Cuando yo me corría el seguía embistiendo hasta correrse para descansar un momento y seguir haciéndomelo. Seguimos tirando un poco de la droga de vez en cuando, el sobre mi pecho y yo a trasvés de mi ano y vagina hasta que acabamos con toda la bolsita. Imagino que seria una cantidad muy pequeña realmente ya que a ninguno nos pasó nada. Seguimos haciéndolo sin parar hasta que ninguno de los dos pudo más. Tras nuestro último orgasmo ambos estábamos agotados tirados en mi cama, el sobre mi con la cabeza recostada en mi pecho y yo abrazándolo.

Tras eso se incorporó y mirándome juguetón me dijo que tenia que confesarme algo. Yo lo mira un poco extrañada y me dijo que mirara hacia nuestros genitales. Él, que seguía penetrándome, procedió a sacar su miembro de mí. Entonces vi con horror que no tenía ningún preservativo puesto lo miré furiosa preguntándole qué coño se creía que hacia y en que momento se lo había quitado, él me confesó que fue al poco de comenzar, lo cuál me enfadó más. Ese cabrón me había estado follando todo ese rato a pelo y sabe dios cuantas veces se había corrido dentro. Así que le di un tortazo. Montada en furia. Evidentemente eso desencadenó de nuevo en una discusión. Al final terminé por relajarme, supongo que estar tan colocada ayudó. Y C la verdad es que, no sé cómo, logró también hacer que me sintiera más tranquila. Empezamos a hablar, yo hice cuentas y según mi ciclo eran días seguros, de modo que eso me relajó un poco más. Finalmente logré relajarme tras ese ataque que me había dado. Tras tanta tensión y al relajarme una cosa que me suele pasar es que me pongo mimosa y cariñosa, cosa que C aprovecho para que retomáramos un poco la acción antes de asearnos e irnos a dormir.

La mañana siguiente llegó como un rayo. Dolor de cabeza, náuseas, malestar general… Y de repente una exclamación de sorpresa. En ese momento abro los ojos adormilada y me encontré a mi hermana y mi novio alucinando, viéndonos a C y a mi tumbados totalmente desnudos en mi cama con el cuarto como lo habíamos dejado el día anterior.

No podía ser, me habían pillado.