Las Aventuras de Juli
¿Primera vez? No. Algo de hetero, otro poco de confesiones, una pizca de orgía y algo de fantasías eróticas. Mi relación íntima con Julieta nunca imaginada.
Las Aventuras de Juli
Autor: Ricardo Erecto
Cualquier parecido con algún personaje o caso real, es pura coincidencia
¿Primera vez? No. Algo de hetero, otro poco de confesiones, una pizca de orgía. Mi relación íntima con Julieta nunca imaginada.
Mi amiga Julieta Silvia Marconi (Juli para los amigos) con frecuencia se tomaba una semana de descanso en la ciudad de Córdoba (Argentina) En una de esas escapadas viajó en el avión, que quiso el destino, que se sentara al lado de Rogelio, un primo mío, con el cual nos vemos con frecuencia. Según me dijo, surgió la relación de amistad de Juli conmigo.
Dado que ambos querían tomarse un descanso quedaron en encontrarse esa misma noche en una conocida disco de la ciudad. Mi primo, siempre dispuesto a echarse un buen polvo, vio la oportunidad de cogerse a Juli.
Como había hecho en otras oportunidades en que suponía terminaría en la cama con algún circunstancial compañero de juerga, había tenido la precaución de iniciar, previo al viaje, el tratamiento anticonceptivo. Nunca le había gustado coger con preservativo u otro adminículo similar. Con frecuencia decía, “Me gusta coger a pija y concha limpia, sin intermediarios”
Efectivamente se encontraron en el lugar, bailaron y Rogelio comenzó a apretar cada vez más a Juli y a bajar su mano hasta apoyarla directamente en su culo. Parece que no le desagradó en absoluto esto ya que lo premió con un profundo beso en el cual sus lenguas se encontraron. Luego se sentaron en un rincón, momento que aprovechó mi primo para magrearle las tetas y pasar su mano debajo de la falda de la muchacha hasta alcanzar la tanga.
Dado lo discreto y oscuro del lugar en que se encontraban, se animó a más y pasando su mano debajo del corpiño comenzó a acariciarle los pezones que se pusieron más duros. Por su parte Juli apoyó su mano en el pantalón de Rogelio, notando la dureza de la pija y se animó a bajarle el cierre y acariciarla sobre el calzoncillo. La otra mano de Rogelio ya estaba debajo del tanga alcanzando los labios vaginales.
Ambos comenzaron a calentarse más y más. Nuevamente estuvieron besándose durante largo rato en una larga “pelea de lenguas”. Visto el rápido avance, mi primo no demoró en proponerle que fueran su departamento que, aunque compartía con otros amigos, podrían tener un momento de tranquilidad. Juli aceptó de inmediato y se dirigieron a la ocasional residencia de Rogelio.
Si bien yo intuía que a Juli no era muy difícil llevarla a la cama (lamento no haber podido hacerlo yo mismo) me sorprendió lo rápido que se encaminó a la casa de su ocasional amigo. Una vez allí y dado que no había nadie en la casa en ese momento, Rogelio comenzó a acariciar distintas partes del cuerpo de la muchacha mientras delicadamente le quitaba algunas prendas.
No he visto nunca a Juli desnuda, ni siquiera en traje de baño, pero se pueden adivinar unas tetas firmes y turgentes, con dos pezones como “botones de timbre” como ella acostumbra a decir. Según me contó mi primo, poco después le desprendió el sostén y entonces sí pudo apreciar sus senos en todo su esplendor.
Sin perder tiempo y mientras metía su mano debajo del tanga para acariciar su culo, comenzó a succionar los pezones que de inmediato se endurecieron más. Por su parte Juli ya le había quitado el pantalón tenía su mano debajo del calzoncillo de Rogelio y acariciaba tanto la pija como las bolas. Poco después y sin demorar más, luego de sacarle todas las prendas y quitarse las bragas, se introdujo la pija en la boca. Experta en las mamadas comenzó a pasar su lengua por la punta mientras succionaba con avidez. Algunas gotas de semen cubrieron su lengua.
Rogelio acariciaba el clítoris e introducía apenas un dedo en la vagina. La encontró húmeda, con una cantidad de flujo importante. Su pija se puso muy dura gracias a la lengua y los labios de mi amiga.
Entonces Juli se sentó a horcajadas de las piernas de Rogelio y comenzó a introducirse el duro miembro en la vagina y comenzó el movimiento de mete y saca mientras se besaban Poco después ambos se corrían. Quedaron abrazados un momento. Ambos sentían el latir del corazón del otro y apretaban sus cuerpos como si quisieran fundirse en uno solo, hasta que Juli se separó del cuerpo de Rogelio.
Tomaron un pequeño descanso en el cual se acariciaron y fue la misma Juli que invitó a Rogelio a que se la metiera por el culo. Éste quedó algo sorprendido. Si bien había intentado sodomizar a algunas de las mujeres con las cuales había tenido relaciones, siempre había recibido un rotundo NO. Ahora esta casi desconocida muchacha le sugería que la penetrara por el ano. Dado que la pija todavía no estaba en condiciones de abrirse paso en tan estrecho agujero Juli propuso buscar algún lubricante, con el que untó la entrada. Luego repitió la mamada a fin de lograr una buena erección. Cuando estaba dura, se puso en cuatro separando con sus manos los cachetes ofreciendo su culo a su circunstancial compañero. -¡Qué hermoso culo!- pensó Rogelio mientras continuaba lubricando la entrada e introducía un dedo para mejor dilatarlo.
Ver a la muchacha ofreciendo su cuerpo de la manera en que lo hacía excitó aun más a mi primo. Se ubicó detrás de ella y comenzó a empujar. La penetración no fue dificultosa ya que Juli había sido sodomizada en reiteradas oportunidades y el elástico esfínter estaba acostumbrado a las penetraciones. Mientras hacía el movimiento de vaivén, una de las manos de Rogelio se dedicó a masajear el clítoris mientras que con la otra acariciaba los pezones.
Los movimientos de Juli eran propios de un felino. Se movía con suavidad pero empujaba de manera que la pija penetrara profundamente en el recto y los huevos golpearan contra sus cachetes.
La excitación de ambos crecía sin cesar y poco después la leche inundaba las tripas de la muchacha que respiraba agitada producto de su propia corrida. Esta primera vez de sexo anal de Rogelio había sido satisfactoria quizás más por la novedad que por otro motivo. Miró el ano de Juli. ¡Qué dilatado estaba! Nunca hubiera imaginado que quedara semejante agujero luego de la entrada de la pija.
Quedaron abrazados sobre el sillón. Juli estaba sobre Rogelio quedando su culo expuesto mientras se acariciaban y besaban nuevamente. Se sentía feliz. Otros jóvenes la habían cogido por el culo pero nunca fue un polvo como éste. Estaban así cuando los amigos de Rogelio ingresaron al departamento. Eran tres que volvían algo frustrados porque no habían logrado el favor de ninguna chica. Sin embargo al ver el culo abierto de Juli, inequívoca señal de lo ocurrido, quisieron ellos también usar el hermoso cuerpo desnudo que se presentaba.
Sin embargo algo que siempre respetaron entre ellos era no entrometerse con las mujeres de sus amigos. Luego de intercambiar miradas con Rogelio, éste le preguntó a Juli si quería participar con sus amigos. Mi amiga, ávida de aventuras, aceptó de inmediato Tras algunas caricias, que la muchacha no solamente dejó hacer sino que alentó acariciando pijas y huevos, uno de ellos comenzó a sodomizarla mientras Juli se introducía la pija de otro en la boca y hacía bailar su lengua alrededor del glande.
A partir de ese momento fue una sucesión de mamadas, culeadas y penetraciones por la vagina casi de continuo en la cual intervinieron los cuatro amigos para satisfacción de Juli que nunca había participado en semejante ronda de pijas a su disposición. Su cuerpo tenía restos de semen por todas partes.
Era la madrugada cuando los cinco, exhaustos de tanta actividad, decidieron descansar. Dado que había solamente cuatro camas, Juli pidió que la dejaran dormir con alguno de ellos. A Rogelio le tocó ese privilegio y pasaron la noche abrazados y, por supuesto, desnudos. La sonrisa dibujada en sus labios femeninos manifestaba lo feliz que había pasado esa noche.
Fue la primera en despertarse. Se calzó una diminuta tanga y se dispuso a preparar el desayuno para todos. Grande fue la sorpresa de los muchachos cuando se encontraron a una Juli vistiendo una sola prenda mientras sus firmes tetas se movían al compás de sus pasos. No sabían si estaban despiertos o todavía soñaban.
Terminado el desayuno fue uno de los amigos de Rogelio que, acercándose a ella, la tomó en sus brazos y mientras la besaba deslizaba sus manos debajo del tanga, acariciando el suave culito de la muchacha. Los demás varones no deseaban ser menos y uno a uno fueron tocando y acariciando distintas partes del cuerpo de Juli. Todos hubieran querido cogerla en ese momento pero la muchacha solo permitió que la acariciaran y cuando todos quedaron un poco satisfechos y otro poco frustrados, ésta se vistió y fue a su casa.
Dos horas más tarde llamó a Rogelio para proponerle ir a bailar también esa noche, quién aceptó de inmediato. Prometía ser otra noche de diversión y lujuria.
Luego de de salir de la disco se dirigieron a la casa de Juli, que estaba un poco más lejos del lugar. Luego de besos y caricias comenzó sacarle la ropa y por último le sacó la bombacha y acarició el coño pelado, suave y húmedo. Juli se sentía feliz por las atenciones que recibían las distintas partes de su cuerpo. Las caricias, los besos y las chupadas de pezones, tetas y cuello se sucedían unos tras otros.
Dado la distancia a la casa de Rogelio, decidieron que se quedara a dormir en la casa de Juli, en una cama de reducidas dimensiones. Hacerlo junto al cuerpo desnudo de un varón, que por momentos apoyaba su pija erecta en el culo mientras acariciaba sus tetas o sentirla entre sus piernas mientras era acariciada en la espalda o el culo era una novedad para ella.
Lamentablemente Julieta debía regresar inesperadamente. Como recuerdo, Rogelio le propuso sacarle algunas fotos. Ella aceptó y se desnudó completamente. Demostró ser una buena modelo adoptando diferentes poses y mostrando, en algunas de las fotos, sus partes íntimas sin inhibición alguna, mientras que en otras, con picardía, trataba de ocultar su concha depilada o cubría los pezones.
Rogelio permaneció en Córdoba dos días más. A su regreso me llamó para contarme las inolvidables vacaciones con mi amiga Julieta y me relató lo sucedido con bastante detalle. Si bien creía conocer medianamente a Julieta, debo admitir que esta faceta me resultó sorprendente.
De todas maneras le sugerí a Rogelio que evitara comentar lo sucedido para respetar la intimidad de mi amiga.
Quiso la casualidad que me encontrara con Juli accidentalmente unos días más tarde en una oficina pública. Al finalizar nuestros respectivos trámites, la invité con un café. No mencioné lo que sabía de su viaje a Córdoba pero fue ella que me comentó el encuentro casual con Rogelio, diciéndome lo bien que la había pasado con él.
-Ha sido muy amables y me permitió incluso compartir su departamento una noche que se hizo tarde y él lo hizo otra noche en mi casa, que también se hizo tarde. Se comportó como un verdadero caballero, como barón y como varón…-
Con medias palabras e insinuaciones me dio a entender que habían pasado algunos momentos muy a gusto. ¡Algo más que algunos momentos muy a gusto según mis referencias! Por supuesto no dije nada de lo que sabía y simplemente le comenté que me alegraba que hubiera disfrutado de esos días de “descanso”.
Siempre me había sorprendido la frescura de voz, la vivacidad de su hablar, pero ahora se agregaba ese desenfado con el que me preguntó por qué no le había presentado a mi primo antes. –Como te dije, la pasamos muy bien, muy correcto en todo y te diré más, es mucho más agradable que tú.-
-¡Caramba, no te privas en ofenderme!-
-Y te diré más aun. Es mucho más atrevido que tú y eso me gusta.-
Nada podía responder. Una cosa era cierta. Mi primo se la había cogido hasta cansarse mientras que yo no lo había hecho ni una vez
Cuando nos despedimos me dijo: -Pídele a tu primo que te muestre las fotos que tomó allá. Supongo que te van a gustar. Hay unos hermosos “paisajes” de Córdoba.- mientras me guiñaba un ojo.
Imagino que eran unos hermosos “paisajes” no tanto de Córdoba como de su muy bien formado cuerpo, incluso mostrando sus partes más íntimas. Llamé de inmediato a Rogelio para que me enviara por mail esas fotos. Yo también quería deleitarme, aunque fuese de manera virtual, del hermoso cuerpo desnudo de Julieta.
Fue un verdadero placer conocer algunos detalles más de su cuerpo. Luego de recibir las diecinueve fotos que me envió mi primo, en todas las poses imaginables, me confirmaron mis sospechas de encontrarme con una hermosa mujer. Sus piernas largas y muy bien formadas terminaban en un culito pulposo sin ser gordo, pero firme y redondo. Sus caderas, bastante estrechas, marcaban muy bien la forma de su cuerpo.
Unas tetas bien firmes, paraditas, que podía mostrarse aun sin corpiño, hacía que su metro setenta y cinco luciera como una verdadera musa. Esos ojos pícaros, enormes de color pardo, una boca sensual, una hermosa cabellera castaño claro y unos carnosos labios vaginales depilados y suaves completaban un cuerpo casi perfecto. ¡Que afortunado había sido mi primo! Debo reconocer que sentí un poco de envidia. ¡Debía conformarme solo con las fotos de mi amiga Julieta!
Quizás podría invitarla un fin de semana en un cómodo hotel de las afueras de Buenos Aires para yo también poder apreciar en vivo las virtudes y habilidades de mi amiga y que me considerara a mí también un poco atrevido.
A Julieta la había conocido cinco años atrás, cuando ella tenía 24 y yo 26, en una reunión de egresados del colegio secundario. Si bien la conocía de la época de estudiante, yo estaba en dos cursos más adelante que ella. Por alguna razón nos pasamos toda la noche conversando y bailando y a partir de allí nos veíamos ocasionalmente. Lejos estaba en aquel momento de tener fotos de Juli desnuda en mi computadora.
Teníamos varios amigos en común y no quería que por avanzar demasiado, perdiera ese grupo que veía con alguna frecuencia. Era el dilema, proponerle acostarme con ella o no. “Ser o no ser (atrevido), esa era la cuestión”. Cogerla comenzó a ser mi obsesión…
Luego de dar varias vueltas a la idea de gozar del cuerpo de Juli, la llamé por teléfono para invitarla a pasar un fin de semana (el siguiente viernes era feriado y sería uno un poco más largo) en un conocido hotel de las afueras de Buenos Aires. Luego de hablar de vaguedades le pregunté:
-Juli, quería invitarte para el próximo fin de semana para que vayamos al hotel de Pilar.-
-¿Qué pase contigo el fin de semana?-
-Eso pensaba. No sé si tienes algún plan.-
-Mira, iré dependiendo cómo piensas portarte, bien o mal.-
-¿Qué es portarse mal?-
-Que quieras pasarte el día jugando golf, viendo videos de aventuras y todo eso.-
-No era precisamente esa mi idea. Más bien estar en la habitación contigo.-
-¡Mariano! ¡Por fin has roto el hielo! Por lo que me dices quieres encamarte conmigo y dale duro a la cogida.-
-Quería ser un poco más delicado y no plantearte de cogerte sin parar, pero sí, esa es mi intención. Te imaginas que es un poco difícil decírselo así a una mujer.-
-Entonces acepto. ¿Cuál es tu plan?-
-El jueves luego del trabajo, paso por tu casa.-
-De acuerdo, te espero el jueves a las 7 y nos vamos a Pilar.-
Debo reconocer que quedé sorprendido. Como dije, hacía ya cinco años que conocía a Juli, cuando tenía 24 y durante todo este tiempo no me animé siquiera a insinuarle acostarme con ella. Sin demasiados prolegómenos aceptó de inmediato. Durante el resto de la semana estuve como un adolescente esperando su primera cita.
El jueves a las 7 en punto estaba en la casa de Julieta. Ya estaba preparada y bajamos al auto y partimos.
Me llamó la atención la falta que llevaba. Siempre la había visto o con pantalones muy ajustados, destacando el culo o con faldas cortas, veinte centímetros o más por encima de las rodillas, pero nunca con una falda suelta que le llegaba a los tobillos. La camisa era poco transparente pero podía adivinarse que tenía un sostén que dejaba media teta a la vista.
Durante el viaje conversamos de mil cosas pero sin hacer la menor referencia al sexo. Llegamos al hotel, nos registramos y nos dirigimos a la habitación. Apenas se cerró la puerta nos abrazamos y comenzamos a besarnos. Deslicé mis manos por su espalda, apretándola contra mi pecho. En un momento ella llevó sus manos la parte de atrás de la cintura y tras un movimiento, la larga pollera se convirtió en una simple tela que cayó alrededor de sus pies.
Grande fue mi sorpresa cuando comprobé que debajo tenía una muy diminuta bombacha de color rojo, que apenas cubría su concha por delante y que la parte de atrás, muy delgada, se perdía en la raya del culo. Seguramente puse cara de sorpresa porque me dijo:
-Compré este tanga especialmente para ti, que supuse te iba a gustar. ¿Te parezco muy puta así?-
-Me pareces de lo más excitante. Ya me habías sorprendido con la falda que tenías puesta.-
-Es muy práctica. Soltando un nudo, cae a los tobillos.-
Continuamos abrazándonos y besándonos mientras yo le quitaba la camisa y el corpiño y ella me quitaba la ropa que tenía puesta. Poco después yo estaba en bolas y ella con la bombachita que apenas cubría su concha. No demoré en quitársela. No acostamos y luego de algunos juegos sexuales comencé a penetrarla.
No diré que tengo larga experiencia con mujeres ni mucho menos, pero la conchita de Julieta me resultó por demás acogedora. Apretadita y muy húmeda por dentro y por fuera ni un pelito que molestara. Una piel suave que era delicia pasar el glande por la parte exterior de la vulva.
Cuando la tuve toda adentro y comencé el movimiento, Julieta cruzó los brazos por mi espalda y me apretó con verdadera dulzura. Todo lo que me podía haber imaginado era poco. Continuamos los movimientos sin apuro, queríamos ambos disfrutar del momento. No era simplemente un polvo, era un polvo acompañado de cariño. Finalmente nos corrimos y quedamos abrazados un momento.
-Como inicio está muy bien. Veo que te portarás como esperaba, aunque te creía más tímido.-
-Julieta, soy tímido pero tus fotos me arrancó la timidez y por eso te llamé y estamos aquí. Si no hubiese visto tus fotos, nunca me hubiera animado a llamarte.-
-Te propongo que nos duchemos y vayamos a cenar, estoy hambrienta.-
-¿Hambrienta de comida o de otra cosa?-
-Mariano, no seas así. Te hablo en serio, quiero cenar.-
-Yo prefiero el postre que nos espera. ¿Nos bañamos juntos?-
-Sí, la bañera es amplia y quiero verte desnudo y mirarte el tamaño. Me llenó bien la vagina.-
-Supongo que la tengo del tamaño normal, nada destacado…-
Fuimos a la ducha y comenzamos a enjabonarnos el uno al otro. Por supuesto me esmeré especialmente en enjabonarle las tetas y la concha. ¡Que tetas! De tamaño regular, pero firmes y con unos pezones que no pude evitar de besarlos. Ella por su parte me lavó reiteradamente la pija pasando la mano una y otra vez, consiguiendo una incipiente erección.
Nos vestimos y fuimos a cenar. Su ropa era más que sugerente. Una camisa bastante transparente que dejaba ver lo que el reducido corpiño mostraba. Un pantalón sumamente ajustado resaltaba el culo respingón. Finalizada la cena me propuso ir a la disco del hotel a bailar.
Soy bastante malo con la danza, pero si es algo lento y que pueda apretar a mi pareja, no me preocupo por mi habilidad y como suelo bajar la mano para acariciar el culo, especialmente si está algo oscuro, olvido lo que estoy bailando y disfruto del cuerpo de mi pareja.
Así bailamos cuatro o cinco temas y noté que Julieta también se había calentado, por lo que le propuse regresar a la habitación, cosa que aceptó de inmediato.
-¿Me permites ponerme el pijama o debo estar desnuda? Tengo ropa de dormir que creo que te gustará.-
-Me gustas tenerte desnuda, acariciarte toda.-
-En ese caso tú también deberás estar desnudo. Ya también quiero darme algún gusto.-
Una vez en el lecho comencé a acariciar su cuerpo, comenzando por las tetas y fui bajando las manos hasta llegar a su conchita. Me incliné sobre ella y mis labios se posaron sobre sus pezones. Estaban duros como la punta de un limón. Por su parte tomó mi pija entre sus manos y acariciaba el glande.
Continuamos un rato con el juego hasta que finalmente, en posición de misionero, comencé a penetrarla. Nuestras respiraciones se aceleraron y nos besábamos con pasión mientras comenzamos un lento movimiento.
¡Que delicia tener a Juli en la cama! Si unos meses atrás me preguntaban si eso era posible, hubiera respondido con un rotundo ¡No! Pero ahora realidad. Su cuerpo se movía cuál un felino en celo. No demoramos mucho en corrernos. Permanecí sobre ella un rato más hasta que ya flácida, la pija abandonó la vagina.
Volvimos a besarnos y cada uno a disfrutar del cuerpo del otro. Ambos nos quedamos dormidos.
La mañana siguiente, era el viernes feriado, decidimos desayunar más tarde y jugar un poco más. Le propuse que me la mamara ya que quería conocer sus habilidades al respecto.
-¿Y después que te la mamo y la pongo dura?-
-Pues es mi intensión conocer el agujerito chico que tienes por atrás.-
-¡Sé más directo! Debes decir “Quiero metértela por el culo”.-
-Me pareció de poco caballero decirlo así, pero es eso, quiero metértela por el culo.-
-Acepto, pero si no llego a correrme debes prometerme que, por lo menos, me harás una paja.-
-En caso de urgencia, mis dedos harán el trabajo.-
Se inclinó sobre mi pija y comenzó a chuparla y pasar la lengua por el glande mientras hacía movimientos masturbatorios. ¡Por Dios! En segundos logré una fuerte erección. Comencé a introducirle un dedo en el culo para dilatarlo, ayudado por el flujo proveniente de su concha. Entró con facilidad y luego el segundo. Ya estaba en condiciones de metérsela.
Puso el culo elevada y se separó los cachetes. Efectivamente el agujero estaba algo dilatado aunque no suficiente para metérsela. Le puse un poco de vaselina y comencé la penetración. Entró sin dificultad y cuando llegué al fondo le pregunté si le había dolido.
-Para nada. Creo que ha sido una de las mejores penetraciones por atrás que he tenido.-
-No es sorpresa para ti que te rompan el culo.-
-No me rompen el culo, simplemente me la meten. Te diré que no me disgusta nada.-
Seguí con mi movimiento mientras le acariciaba insistentemente los pezones. Ella llevó una de sus manos al clítoris y comenzó a manipularlo. Me sorprendió el estremecimiento cuando se corrió cuando todavía la estaba bombeando por el culo. Finalmente yo también me corrí.
-No he tenido necesidad de hacerte una paja. Te corriste ¡y de qué forma! Todo tu cuerpo tembló y cerraste el culo, apretándome la pija. Estuvo muy bueno.-
Yo también he disfrutado la culeada. ¿Vamos a desayunar?-
-Sí, nos damos una ducha y bajamos.-
Juli se vistió de manera discreta. Unos jeans y una remera que, aunque algo entallada, no dejaba ver sus tetas, solo se podían insinuar debajo de la prenda. Mientras desayunábamos le propuse pasar un rato en la piscina.
Regresamos a la habitación y me puse el traje de baño en un minuto, mientras Juli, en el baño se demoraba. Fue entonces cuando me dijo:-ve a la piscina que enseguida te alcanzo. Necesito unos minutos más.-
La piscina había bastante gente. El agua templada invitaba a zambullirse. Estaba justamente descansando un momento, dentro del agua cuando se abre la puerta y aparece Juli.
Todas las miradas se dirigieron a ella. Vestía una minibikini que apenas cubría la concha y dejaba todo el culo a la vista. Era una de esos trajes llamado “Colaless” o “Culoexpuesto” La parte de arriba, apenas tapaban los pezones, dejando a la vista gran parte de las tetas.
Mientras caminaba por el borde la piscina, era seguida por las miradas alegre de los hombres y de envidia de las mujeres. Se acercó hasta donde estaba yo, se metió en el agua y de dos brazadas estaba a mi lado. Me abrazó y sus labios buscaron los míos en un profundo beso, mientras sus piernas abrazaban las mías.
-Juli, están todos mirando- le dije.
-Ya lo sé. Viendo la reacción de los señores quise divertirme abrazándote y besándote. ¡No imaginas cómo te estarán envidiando!-
-No es para menos. Pero creo que más que envidiarme estarán diciendo:”Qué tendrá este hijoputa para que una mina así esté con él”-
-Me gusta provocar a los mirones y envidiosos. Póneme una mano sobre las tetas o tócame por el bien culo, con descaro, así se enojan más.-
-Eres incorregible Juli.-
Estuvimos un rato dentro del agua y luego nos tendimos en unas reposeras, tomados de la mano. Ambos estábamos felices. Poco después nos levantamos para dar un paseo por los alrededores del hotel. Juli con su bikini…
Luego de algo más de una hora caminando, nos sentimos cansados. Nada mejor que volver a la habitación. Estuvimos jugando en la cama un rato hasta que finalmente nos quedamos dormidos. Al despertar era hora del almuerzo, pero ninguno de los dos queríamos una comida importante. Pedimos unos sándwiches y una botella de champagne.
Fuimos bebiendo lentamente y quizás el alcohol nos predispuso a conversar. Le pregunté cómo y cuándo había sido su primera vez. Esto fue los que me dijo:
-Tenía dieciséis y estaba saliendo con un compañero del colegio. Un día estábamos solos en casa u comenzamos a acariciarnos y a calentarnos mutuamente. Me metió la mano debajo de la bombacha y comenzó a tocarme la concha. En un momento que bajó la prenda y luego la quitó totalmente. Yo me recosté y él acercó la pija y comenzó a penetrarme. No tenía preservativo por lo que le dije que la sacara, pero no solamente no hizo caso sino que la clavó hasta el fondo y comenzó a bombear. Yo trataba de zafarme pero estaba bien ensartada y ocurrió lo tan temido. Se corrió adentro de la vagina.-
-Te imaginas mi desesperación, Se fue y me quedé llorando. Fueron diez días terribles, que no lo sabía nadie y mi temor al embarazo. Al décimo día me vino la menstruación. No te imaginas el alivio que tuve. Estuve más de un año sin que nadie me tocara siquiera una teta. Me costó superar el susto.-
-Bueno Juli, por suerte no pasó nada. Y el galán ¿Qué dijo?-
-Que estaba muy caliente y no lo pudo evitar. Podrás suponer que no le dirigí más la palabra.-
Y ya que estamos en confidencias, ¿cómo fue que hiciste la fiesta con mi primo y sus amigos?-
-Allí fue porque quise. Nunca había hecho una cosa así. Se dio la oportunidad y quise probar. Prefiero el uno a uno, pero ahora sé que eso no me gusta y no lo volvería a hacer. Te diré que coges casi tan bien como tu primo.-
-Bonita declaración. “Casi tan bien como tu primo”-
-Es para provocarte. A los hombres les molesta no ser el mejor, no tener la más grande o más gorda, tener el record de polvos seguidos, etc.-
-En esa competencia no entro. Le diré a la novia de primo que tú dices que coge muy bien.-
-¿Tu primo tiene novia?-
-No, no tiene, era solamente para asustarte.-
Quedó callada un momento, como pensando en algo lejano. La dejé ensimismada en sus propios pensamientos. Luego, como si despertara me dijo:
-Una vez me pasó algo que no conté a nadie. Eres el primero con el que me confieso.-
-¡Caramba! No soy un cura confesor.-
-Te hablo en serio. Quiero contarte algo que me tiene mal desde que ocurrió. ¿Me prometes guardar el más absoluto silencio y no repetirlo?-
-Julieta, en mi vida he escuchado tantas cosas y me he enterado de tantas otras que era mejor que no se difundiera, que puedo prometerlo sin dudar. Además si es algo que te tiene mal, quiero ayudarte.-
-Cuando tenía 22 años trabajaba en una empresa internacional muy importante. Era la asistente del director general y me ocupaba de la reserva de hoteles de los gerentes que venían, que el auto los esperara en el aeropuerto, que comprara regalos para las mujeres de los visitantes, etc. Hacía muchas tareas de esas que no se ven pero que el viajero que se va se ha sentido cómodo. Hasta allí, todo normal.
-Una de las cosas que hacía era retirar dinero de tesorería para gastos de los viajeros, Llenaban un formulario y les entregaban, a través de mí, lo solicitado. Recuerdo que una vez un gerente me dice. Retira 1.100 dólares y le compras un regalo de 100 para mi mujer y uno de mil para una amiga. ¿Te imaginas qué clase de amiga?-
-Por supuesto, la amante.-
-Ocurrió que un día vino un gerente que yo no conocía y a cada rato me pedía algo. Ya cerca de retirarnos me dice:
-Quiero pasar un rato contigo. Ven al hotel, habitación 628 a las 19.-
-Casi me muero. Yo estaba para asistir a los gerentes, no para coger con ellos. Le dije que no acostumbraba a ir a las habitaciones de los hoteles, pero insistió. “Dime cuánto cobras que te lo pago”.-
-Eso ya colmó todo. Le dije que mi trabajo era de 9 a 18 y nada más. Se calló, pero puso una cara de pocos amigos.-
-Al día siguiente volvió a insistir. “Dime cuánto quieres cobrar que te lo pago. Necesito estar contigo en la cama”. La cosa se ponía complicada. Desaparecí de la oficina un rato antes para no cruzármelo cuando saliera. El día siguiente era el último que estaría en Buenos Aires.-
-Al mediodía, cuando ya estaba dispuesta para salir, me cruza en una oficina. Estábamos solos. Me toma la mano y me insiste. “Dime la cifra que quieras, que gustoso te la daré”. Fue en ese momento que cometí el error. Para que no molestara más, le dije algo exorbitante. “diez mil dólares” fue mi respuesta. El gerente saca los vales de tesorería, escribe diez mil y me lo da. Cóbralo y te quedas con ello. A las siete en la habitación 628. Me dejó helada. De dio el papel y se fue y no lo volví a ver en toda la tarde.-
-Era una cantidad de dinero para mí impresionante. Era en ese momento algo así como ocho sueldos míos. No sabía qué hacer pero si no iba tendría problemas y tenía en mis manos el vale por esa suma firmado. Estuve toda la tarde con unos nervios que me llevaba el diablo, pero te diré que a las siete de la tarde golpeaba la puerta de la habitación 628.-
-Por suerte no quiso nada raro. Primero una mamada y luego una penetración por vagina. Por el culo me metió los dedos pero nada más. A las 20:30 me dijo que me podía ir y que le había gustado mucho el polvo. Eso fue todo.-
-Salí y tomé un taxi hasta casa. Creo que lloré todo el camino. ¡Me había prostituido! Había cogido con un desconocido por dinero.-
-Para, para, para. No quiero que sigas adelante- le dije.
-No vas a considerarte una puta por haber hecho eso. Una puta es otra cosa y yo las respeto. A veces la vida nos lleva a cometer errores y debemos saber perdonarnos a nosotros mismos. En todos estos años seguramente te has acostado con alguien que en definitiva no era lo que creías y lo hacías de buena fe. ¿Eso también es ser una puta? ¡NO! Luego lo seguimos analizando. ¿Qué pasó después?-
-Llegué a casa y esa noche casi no pude dormir. Me había puesto durante el día un conjunto de ropa interior color fucsia. Era la segunda vez que lo usaba y lo tiré a la basura y nunca más usé prendas fucsias. Me había abierto de piernas por dinero. Al día siguiente mi jefe me notó algo raro y me preguntó qué había pasado. Le dije que a causa de la comida no había descansado bien.-
-Juli, tómate el día. Hoy es viernes y hemos tenido una semana muy movida. El lunes estarás mejor.-
-Por suerte fue comprensivo y me permitió volverme a casa. Estuve toda la tarde llorando. Luego pasó, pero me quedó algo adentro.-
-Es mucho más interesante de lo que supones esa historia. Mira lo que nos lleva a veces la falta de experiencia o no tener a mano una respuesta correcta. Imagina hoy en esa situación. ¿Qué harías?-
-Pues lo mando a la mierda así me echen luego.-
-Eso es lo razonable, pero para una jovencita de 22 años eso es difícil de hacer, Julieta querida. Digiere el hecho como una comida pesada y luego la eliminas y se acabó el asunto. No tiene el menor sentido que ahora, que tienes 29 sigas castigándote por algo que ocurrió hace siete años.-
-Me prometiste no contárselo a nadie. Me ha hecho bien compartir esa angustia.-
-Te propongo un juego que me ensañaron hace poco. Es un juego pero veamos cómo reaccionas.-
-¿Cómo es el juego?-
-Comienza ya:-
-Dime puta, ¿cuánto cobras para coger conmigo?-
-Vete a la mismísima puta madre que te parió.-
-¡Vamos puta! Si por dinero dejas hasta que te la metan por el culo.-
Julieta levantó la mano y dio una fuerte bofetada que de veras me dolió. Cuando reaccionó, repetía: ¡Perdóname!, ¡Perdóname! mientras se abrazó a mí sollozando.
La dejé que se calmara mientras seguía repitiendo ¡Perdóname!, sollozando en mi hombro. Finalmente se calmó.
-¿Qué te ocurrió? ¿Qué imagen te vino?-
-Me obnubilé. Vi al gerente diciéndome que por dinero me dejaba hasta coger por el culo y no lo puede soportar. Era como si él me hablara y no tú ¿Te he lastimado?-
-Pegas fuerte, pero eso no importa ahora. Fue una excelente reacción. ¿Cómo sonó “puta” en tus oídos?-
-Mal, muy mal y creo que por eso reaccioné así. Nuevamente te pido perdón. No pude soportar que me llamaran puta y que por dinero dejaba hasta que me la metieran por el culo.-
-Eso es lo correcto. Insisto, ni eres una puta ni mucho menos y la respuesta es la adecuada. Lo mandas a la mierda o a la puta madre que lo parió y le pegas una bofetada si insiste. ¡Espero que no me mandes a la mierda a mí!
-No Mariano, no te mandaré a la mierda a tí. Te agradezco haberme escuchado y comprendido. Debo decirte que cuando me dijiste puta sonó como si lo dijera otro. Si me lo dices tú no me ofende, porque no te creo-
-Es que no debes creerle a nadie que te llame puta y sí debes reaccionar como lo has hecho.-
-Creo que me ha hecho bien esta conversación.-
-Si te he sacado una carga de encima, he cumplido mi objetivo. Siempre hay que digerir y eliminar lo que nos molesta. Deberé cobrarme la bofetada que me diste.-
-¿Que quieres hacerme? ¿Me vas pegar?-
-¿Sabes? Quisiera cargarte con mi leche nuevamente.-
-¿Me vas a llamar puta?-
-Juli, olvida lo de puta. Es algo del pasado, que has superado.-
-A ti, solamente a ti, te permitiré que me llames puta.-
-¡De ninguna manera voy a llamarte así! Fue solamente un juego que rindió sus frutos. Traté de proponerte un polvo para sacar dramatismo.-
-Lo entiendo pero ya me siento mejor y quise seguir el juego. Puta en tus labios suena diferente. Dime ¿los que se cogen a las putas, son putos?-
-Déjate de juegos de palabras tontas y permíteme meter la mano debajo de las bragas.-
-Te dejo que publiques la historia, aunque disfrázala un poco. Será un secreto entre nosotros dos.-
Creo que ese fue el mejor polvo de Juli. Estaba relajada, feliz y yo me alegré de ser partícipe de ello. Probamos varias posiciones y tenía entre mis brazos a una Juli incansable y dulce como nunca la había tenido.
Luego seguimos conversando y me contó otras cosas bastante personales. Había surgido una confianza mutua muy estimulante. Yo no tenía, ni tengo, intenciones ir más allá. Juli es una buena amiga pero creo que ella tampoco pensó en algo más que “toco y me voy”.
Luego de cenar, fuimos nuevamente a la disco. Pasaban unos temas muy lentos. Juli me apretó contra su cuerpo mucho más que la noche anterior. Con frecuencia buscaba mis labios para besarme. Luego regresamos a la habitación.
-Hoy voy a dormir con pijama. Lo he comprado para esta ocasión y aunque me digas que permanezca desnuda no lo haré.-
-Juli, te estás rebelando. Te has tomado en serio eso de imponer tus criterios y no dejarte llevar por lo que te piden.-
-Y eso que no me llamaste puta.-
-¡Basta Juli con lo de puta! Me voy a ofender en serio.-
-¡Que carácter! ¡No aceptas ni una broma!-
-Lo aceptaría si estuviese seguro que superaste la palabra. Que si te digo puta, ni siquiera te inmutes.-
-Sí, me has ayudado a superarla Si quieres puedes decirme puta, total, no te creo ni me inmuto. Ahora déjame pasar al baño que quiero cambiarme.-
-¡Claro! ¡No vaya a ser que te vea en bolas!-
-No seas irónico- me dijo mientras cerraba la puerta del baño dejando en el aire la brisa perfumada de su sonrisa.
Salió del baño quince minutos más tarde. El mentado pijama era, en la parte de abajo, un pantaloncito muy corto de una tela fina y completamente transparente. No llevaba bragas. La parte superior era una camisa de la misma tela que se cerraba con un solo botón cerca del cuello. Era casi como estar desnuda.
-¿Te gusta mi pijama?-
-Ven a la cama que debo verlo más de cerca.-
Por supuesto cuando se metió en la cama mis manos fueron en busca de la piel suave de sus tetas. Afortunadamente el pijama no molestaba para nada. Lo mismo ocurría con la parte inferior. Se podía acceder sin dificultad a cualquier parte íntima de mi amiga.
No había duda que Juli era una chica sexy por naturaleza. Estuvimos largo rato acariciándonos, abrazándonos y besándonos (y algo más).
La mañana siguiente volvimos a la piscina. Esta vez íbamos juntos y Juli lucía otro traje de baño tan diminuto como el día anterior. Mostraba su esbelto cuerpo con sencillez pero a la vez con orgullo, sabiendo que poseía uno envidiable.
Luego de descansar un poco, le dije que me iría a jugar al golf. Me miró con cara de odio.
-Me prometiste portarte bien. Eso no se le hace a una dama. Nada de golf. Vamos por deportes más personales.-
-¿A qué te refieres?- pregunté.
-¡A juegos de a dos en la cama!-
Festejamos la ocurrencia y luego del almuerzo fuimos por un descanso ¿Descanso? No tanto. Fue un combate cuerpo a cuerpo que finalizó cuando los dos nos corrimos. ¡Otro polvazo memorable!
El día siguiente, domingo, pensamos es regresar después del medio día. Al despertarnos me hizo una mamada siguiendo hasta que eyaculé en su boca. Jugó un rato con el semen en la lengua y luego se lo tragó.
-¿Puedes hacerme una paja para correrme?-
-¡Por supuesto! Siempre es agradable meterle los dedos en la concha a una dama.-
Comencé a acariciarla. Muy poco después se corría con fuerte temblor.
Ese fin de semana había sido una experiencia inolvidable. Llegando a la casa de Juli, le reiteré que la había pasado muy bien con su compañía.
-Yo también la pasé muy bien y te agradezco lo del juego. Espero que no estés enojado por el bofetón. Me hizo muy bien desembarazarme de esa carga que tenía. ¿Vas a pegarme para compensar?
-No te voy a pegar, no es mi costumbre pegar a las mujeres-
-¿Me vas a volver a invitar a pasar un fin de semana contigo? Tengo otras cosas que contarte.-
Si me prometes no abofetearme y portante bien, como en esta oportunidad, sí.-
-Te prometo portarme bien, como a ti te gusta, pasando mucho tiempo en la cama. Podemos festejar esta despedida en mi casa. ¿No quieres tomar un café?-
-¿Cómo me voy a negar a tomar un café en tu cama?-
-¡En mi casa, no en mi cama, atrevido!-
-Si no fuera un poco atrevido no habríamos pasado este fin de semana juntos.-
-Lo del café te lo dije sin segunda intención, pero no estaría mal despedirse con un café en la cama.-
-Puedes evitar lo del café. Simplemente nos despedimos en la cama.-
-¿Y tú me llamas incorregible? El incorregible eres tú que no piensas en otra cosa que cogerme.-
-¡Un momento! Cogemos los dos, no que yo te cojo. Caso contrario sería una violación.-
-¡Hasta te permito que me violes! Mira lo que te digo.-
-Creo que de ninguna manera sería una violación, en el mejor de los casos sería un simulacro, por parte tuya, de una violación.-
-¿No te gustaría violarme?-
-Déjate de tonterías.-
-Sería para compensarte por la bofetada. ¿Te dolió mucho?-
-Ya te he dicho, me dolió un poco y para compensarme, quizás te dé una buena palmada en el culo.-
-¡Que poco caballero! Tocarle el culo a una dama. Darle una palmada. Eso no es de un hombre de bien.-
-¿No me dejarás ni tocarte el culo?-
-Creo que me lo has tocado muchas veces estos tres días.-
-Es cierto. Me gusta y quiero acariciarte el culo nuevamente.-
-Ya llegamos. Dejémonos de tonterías y ven a tomar un café en mi cama.-
-Prefiero sin café. No vaya a ser que se vuelque…-
-¿Quieres darme por el culo?-
-Prefiero tu conchita.-
-¡Pues a usar mi conchita!-
Poco más tarde nos despedíamos con prolongados besos de lengua.
El lunes siguiente fui a lencería y le compré un conjunto color fucsia. Por supuesto era una tanguita bien pequeña y un sostén que dejaba gran parte de las tetas a la vista. Se la envié con una nota que decía:
“Querida Juli.”
“Te envío este conjunto de ropa interior color fucsia por la connotación que tiene para ti. Creo que es muy importante que la uses como otras prendas que tengas.”
“Un beso de Mariano”
No me respondió la nota ni me dijo que había recibido el paquete. Quedé en duda si le había sentado mal mi pequeño regalo.
Unos días más tarde me encontré con ella cerca de la hora del almuerzo. La invité y estuvimos conversando un largo rato. En un momento me pidió el celular y se fue al baño. De regreso, me dijo:
-Mira las fotos del celular. Por eso te lo pedí.-
Al abrir las fotos fue grande mi sorpresa. Aparecían algunas fotos con la falda levantada en la cuales se veía la bombacha fucsia que le había enviado. En otras, con la camisa abierta me mostraba el corpiño correspondiente al conjunto.
-No podía ponerme en pelotas aquí para mostrarte el conjunto. Ves que te hago caso y no solamente estoy usando el que me enviaste sino que me compré otro similar del mismo color. Éste no lo voy a usar más y lo guardaré como recuerdo.-
-Juli, quiero quitarte ese u otro conjunto fucsia pronto. ¿Cuándo me invitarás a tu casa?-
-Llámame cuando quieras. Me dices “Puta, quiero coger contigo” y listo.-
-Basta Juli con lo de puta. Me voy a enojar. Por otra parte eventualmente te diría: “Juli, quiero que me lleves al sublime mundo de tus fantasías”. No es de caballeros llamar puta a una dama.-
-Eso es lo que quiero, que te enojes porque así te pones más cariñoso y espero que me quites la tanga tú mismo. También me gusta cuando pasas los dientes con suavidad sobre mis pezones. Por otra parte eso de “ …me lleves al sublime mundo de tus fantasías”, ¿se traduce como “Quiero metértela bien adentro?-
-Sí-
-Entonces espero que me llames. Aceptaré sin dudarlo y gracias por considerarme una dama.-
-Lo eres, ¿qué duda cabe? Te llamaré pronto para pasarte los dientes por los pezones.-
FIN