Las aventuras de Juan IV

Sigue la dominación de Carolina a su marido, así mismo acepta la propuesta de Juan.

Carolina

respondió a Juan,

  • Está bien que es lo que quieres? Veremos si puedo dártelo.

Esta vez Juan no se hizo de esperar con su respuesta.

  • Le dirás al cornudo (a partir de ahora hablaremos de él así), que tienes una reunión el viernes que llegaras después de cenar, habrá una reserva a tu nombre en el hotel del final de la calle. Hasta ese día no tendrás noticias mías, sé puntual del trabajo al hotel.

besos

guapa

.

Carolina respondió con un simple ok.

Juan conocía a los dueños del hotel había reservado una habitación con cama de 2x2 y un espejo en frente, para ese día lo tenía todo preparado. Carolina por su parte estaba nerviosa, pero a su vez excitada sabia que ese hombre iba a follarla, en su mente tenía una mezcla de sentimientos, culpabilidad, miedo sobre todo a lo desconocido.

No podía quitarse de la cabeza al desconocido, tampoco como iba a explicárselo a Daniel, ahora que había conseguido el respeto en casa y trabajo sabia que un desconocido iba a humillarla, pero no sabía hasta que punto le apetecía.

Daniel paso la mañana de lunes ajeno a toda esta historia, su vida se había convertido en una rutina trabajo, casa, familia y familia, casa, trabajo esta semana tenía más tareas, pero seguía sin darle mucha importancia ambos habían retomado la ilusión de principios de relación. Un día más Daniel cumplió con sus obligaciones, esa semana recogía a los niños, se quedaba con ellos en el parque y al volver a casa los aseaba y preparaba cena para todos.

Sobre las 19 llegaba Carolina, ese lunes no había sido precisamente memorable, pero estaba caliente, durante la cena le explico a Daniel que el viernes no la esperara a cenar que volvería tarde, habían venido unos clientes extranjeros y tenía que sacarlos a conocer la ciudad y cenar con ellos, a Daniel le sonó a chino nunca había sucedido nada similar, pero tampoco dudo de su palabra.

Acostaron a los peques y fueron al dormitorio, Carolina empezó a besar a su marido diciéndole que estaba muy orgullosa de él, era inevitable no excitarse con semejante mujer, desnudo a Daniel y quito su jaula, inmediatamente su polla estaba dura como una roca, se desnudó ella y tumbo a Daniel en la cama boca arriba, Carolina se acomodó en la cara de su marido y con voz dulce le dijo que ya sabia lo que tenía que hacer, mientras este ávidamente le comía el coño empapado a su mujer, esta empezó a pajear a su marido, pero esta paja era diferente a las anteriores cuando estaba a punto de correrse paraba frustrando su orgasmo, pero sacando lefa a borbotones era la primera vez que lo hacía la polla de Daniel seguía erecta, cuando estaba cerca de correrse este aceleraba la comida de coño llevando a Carolina al límite, sin embargo cuando Daniel volvió a estar a punto de correrse esta paraba arruinando así de nuevo su orgasmo, a la tercera vez que lo hacía Carolina empezó a apretar sus muslos contra Daniel, paro de pajearle estaba corriéndose como una diosa sobre el rostro de su marido, su flujo era espeso, pegajoso y caliente, sabía salino, cada vez le gustaba más comer el coño de su mujer, recordar esos aromas le ponía cachondo, además estaba aprendiendo a comerlo con una maestría sublime.

Carolina por su lado una vez se había corrido término de pajear a su marido

ayudada

de su boca, empezó a besar su miembro, a comérsela suavemente hasta que se la tragaba toda hasta la base dejándola toda dentro, Daniel volvía a contraerse, estaba a punto de nuevo, y nada más darse cuenta esta paro, dejando su falo chorreando lefa y sin haber sentido el más mínimo placer por tercera vez, dejo de tocarle le dio una toallita, límpiate cariño estas toda mojada, y nada más tuvo su polla flácida carolina lo enjaulo de nuevo.

La semana paso rápida, hasta que llego el jueves noche, Carolina necesitaba que la follaran, estaba demasiado caliente imaginando las múltiples opciones que podían suceder al día siguiente que no podía presentarse así, menudo ridículo una mujer tan controladora de todos los aspectos, dejarse ver así de caliente ante un desconocido así que ya con los niños acostados se acercó a su marido, lo cogió de la mano y llevo al dormitorio, abrió el armario cerrado con llave y saco el arnés que había comprado, lo coloco en la cintura de Daniel, mientras le decía ¿sabes como follan las chicas que no tienen esto cariño? Mientras agarraba fuertemente su pollita encerrada, que ya estaba goteando, no necesitaba lubricante, ya estaba ella lo suficientemente lubricada, ordenó a su marido sentarse a los pies de la cama, ella separó sus piernas y acompaño a ese dildo de casi 20 cm a ensartarla, Carolina besaba a su marido mientras subía y bajaba sobre aquella polla de plástico cada vez a un ritmo más acelerado, su polla encerrada se dejaba ver debajo del dildo. Daniel acariciaba los pechos de su mujer jugaba con sus pezones grandes y erectos, de su polla colgaba un hilillo cada vez más largo de semen, Carolina ahogaba sus gritos besando a su marido mientras se corría fuertemente cerrando sus piernas contra la cintura de Daniel.

Cariño hoy te lo ganaste, quito la jaula y sin hacerle sufrir, con pequeñas caricias con las uñas sobre la polla de su marido hizo que esta se enderezase, nada más la tuvo tiesa empezó a pajearlo muy despacio, pero intensamente tensaba su glande de manera inhóspita hasta que a los 90 segundos exactos, Daniel no pudo aguantar más y estalló en un tremendo orgasmo, me encantas, tan sensible como nosotras, en lo que te estás convirtiendo te quiero amor, Daniel respondió con un yo también, gracias cariño por todo. Carolina enjauló de nuevo a Daniel y se durmieron haciendo la cucharita.

Llego el viernes Juan aviso a su mujer de su retraso de hoy, esta estaba más que acostumbrada, el día anterior había pasado por el hotel a dejarlo todo preparado lo tenía hablado con su amigo el recepcionista del mismo. Carolina llegó al trabajo la última como de costumbre, dando los buenos días a todos entro directa a su despacho, encendió el PC y nada ninguna noticia del misterioso desconocido.

No sabía si miedo o excitación iba a ir igualmente a la cita, se había vestido para la ocasión, por dentro y por fuera, para el día se puso un conjunto de encaje color negro la parte de arriba transparentaba todo, la parte de abajo era un mini tanga a juego, encima llevaba un vestido por encima de la rodilla, escotado y con los hombros al aire color azul eléctrico, entre sus pechos la llave de los problemas.

Se acercaba la hora y Carolina salió del trabajo en esa dirección su trasero movía el vuelo del vestido a cada paso que daba, noto su tanga empapado mientras llegaba al hotel, una vez en recepción dio sus datos al chico del mostrador y este le entrego la llave estaba en el quinto piso del hotel, ante la mirada atónita del recepcionista, esta se dirigió al ascensor estaba impresionante, sabía que la miraban, pero eso le gustaba de hecho la excitaba.

Cuando entre en el cuarto, había una cama enorme con un espejo enfrente en la cómoda dos notas, la primera era una especie de contrato, en la cual figuraba nombre y apellidos de Carolina junto a su DNI, accedía a tener sexo con Juan, aunque los datos de este estaban aún sin rellenar, ese sexo seria como y con quien deseara Juan, sin ningún tipo de protesta, también decía que amarillo sería la palabra de seguridad, si algo no podía soportarlo, en fin que aceptaba someterse al misterioso hombre.

Carolina estaba alucinada, aparte de acojonada que tipo de depravado había preparado ese contrato donde se comprometería a ser su sumisa esperando que aceptara sin más, al mismo tiempo tenía pocas opciones si no quería que supieran su secreto, ¿qué pensarían en sus ámbitos sociales y laborales si supiesen la castidad y feminización de su marido? Sin darle más vueltas lo firmo. En otra mesa tipo escritorio había otra nota junto a una botella de vino y dos copas, esta decía sirve las copas y bebe, si llegaste hasta aquí tenemos un acuerdo luego brindaremos por él, desnúdate, en la cama tienes un antifaz de noche y unos tapones, póntelo todo y espérame frente al espejo a 4 patas enseguida estaré contigo.

Besos, tu amo.

Carolina se bebió la copa de un trago, dejo dos preparadas, se desnudó y coloco como decía la nota, no veía ni oía nada eso y los efectos del vino la estaban excitando por momentos, sus pechos gracias a la fuerza de la gravedad parecían dos ubres con sus pezones apuntando al suelo, su gran culo en pompa se veía turgente y prieto, mientras que de su raja caía un pequeño hilo de flujo, sus labios menores estaban ocultos dentro de los mayores, no sabe cuanto tiempo paso, pero se le hizo eterno hasta que le pareció escuchar la puerta.

Continuará……

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