Las Aventuras de Daniela y Karina 3

Unos días después de mi segundo encuentro el Cindi insistía con tenerme sola, sin Dany, y mi amiga sólo me decía que fuera, pero yo tenía un miedo horrible pues no sabía o tal vez si de lo que el Cindi era capaz...

3 Aprendiendo sola durante un fin de semana.

Unos días después de mi segundo encuentro el Cindi insistía con tenerme sola, sin Dany, y mi amiga sólo me decía que fuera, pero yo tenía un miedo horrible pues no sabía o tal vez si de lo que el Cindi era capaz...

-¿Y si me golpea? -preguntaba a Dany.

-Pues te aguantas. -respondía ella.

-¿Y si abusa de Mí?

-Pues te dejas.

-Pero Dany...

-Mira Karina (ya no usaba mi nombre de varon) si ese viejo te hace lo que quiera está bien, así aprenderás a lidiar con cualquier situación los hombres son difíciles y nosotras debemos estar preparadas para cualquier cosa.

No pude debatir, su punto tenía sentido, así que Dany convenció a mis padres de dejarme ir a dormir a su casa, y así todo estaría arreglado, pero antes Dany me preparo un pequeño guardarropa para mi fin de semana con el Cindi, sólo minifaldas, ropa interior y un par de sandalias de tacón alto, por supuesto mi peluca y maquillaje el cual yo y era bastante buena para ponermelo sóla, y el viernes por la noche la pase en casa de Dany y al día siguiente por la mañana Dany me llevo a casa del Cindi, donde me cambie y luego de estar lista con mi minifalda, una playerita sin mangas con un arcoiris de estampado, la minifalda no cubría casi nada lo cual me incomodaba, pero sabía que era al gusto del Cindi, y las sandalias, ya maquillada y lista Dany me llevo aparte y me dijo...

-Recuerda, accede a lo que sea que te pida, se complaciente, eres suya el fin de semana, él es tu dueño.

-Lo entiendo.

De haber existido los celulares en esos días quizá habría llevado uno conmigo, aborde el auto que el Cindi había pedido prestado, y salimos, fue un viaje de cuatro horas hasta un pueblo cercano a Guanajuato en México, y el Cindi condujo por un terreno de terraceria hasta una cabaña en plena cerrania, según el Cindi la casa más cercana estaba a seis kilómetros y el pueblo a ocho, una vez bajamos del auto me dijo que lo esperara y el entro en la cabaña, sacó un petate que es como una alfombra de mimbre o paja que se hace en México para poner en el suelo para dormir, y lo colocó en el suelo, luego volvió a entrar y salió a los cinco minutos completamente desnudo y con una erección, encendió un cigarrillo y me dijo simplemente...

-Ecuerate perrita.

Así lo hice y me ordenó a continuación que me arrodillara para mamar su verga, y mientras lo hacía el fumaba, a lo lejos se veía el pueblo, y me preguntaba si nadie nos veía, luego de un rato el Cindi me ordenó colocar las manos en el suelo y las plantas de los pies también abriendo y manteniendo las piernas abiertas y erguidas, él me tomó por la cintura, apuntó su verga y en dos movimientos logró meterla profundamente, mis delgadas y finas caderas casi eran rodeadas por las manos del Cindi, y su fuerza me dificultaba mantener manos y pies firmes en el suelo, pero poco a poco el placer iba subiendo logrando hacerme gemir poco a poco más fuerte, hasta que sin darme cuenta mis gemidos eran gritos de placer, luego de eso el Cindi saco violentamente su verga y me puso boca arriba y abriendomelas piernas y volviendo a penetrarme para jugar con mis diminutos pezones, sus manos apretaban mi piel y seguía cogiendomecon mucha fuerza, no me daba cuenta de lo que decía, sólo le pedía más, quería que fuese violento, quería sentir su fuerza, y mis pezones ya me dolían de los mordiscos, los peyizcos y los tirones que me daba, mis nalgas estaban ya rojas de las nalgadas que me daba, finalmente me puso en cuatro y siguió cogiendome con fuerza hasta que no pudo más y me hizo quedar boca arriba y comenzó a venirse bañándome con su leche, que cayó sobre mi por todo mi cuerpo, si decir nada simplemente se fue dentro de la casa y me dejó tumbada en el suelo, con su leche sobre mi, hasta que unos minutos después salía humo de una chimenea de la cabaña, y luego el Cindi sacó una tina de aluminio y me dijo...

-Limpiate bien te voy a llevar al pueblo a presumirte.

Una vez limpia me volví a vestir y comenzamos a bajar el cerro a pie, y por supuesto tuve que hacerlo descalza pues sólo traía las sandalias de tacón alto, al llegar al pueblo me puse las sandalias y comenzamos a caminar por el pueblo mi falda me incomodaba, había mucho viento y se me levantaba pero el Cindi me dijo que no quería que lo evitara, así que el viento hacia de las suyas y mi cuerpo quedaba expuesto a todos.

Ya pasado el medio día estábamos comiendo en un restaurante cuando alguien llamó la atención del Cindi, el se levantó de la mesa y me ordenó quedarme sentada, y vi al Cindi hablar con un hombre altísimo, que fácil media unos dos metros, de pies oscura y ojos pequeños, Delgado pero de cuerpo torneado, el Cindi intercambio unas palabras con él y luego me miraron, aquel hombre me miro con tal lujuria que hasta babeaba, luego se despidieron y el Cindi regreso a mi lado sin decir nada.

Más tarde paseamos por la feria y el Cindi me dejó divertirme un poco pero luego cuando ya comenzaba a oscurecer volvimos a subir el cerro, llegamos cuando casi no había luz, y cuál fue mi sorpresa que cuando llegamos el hombre que el Cindi había visto más temprano estaba sentado junto a la puerta fumando un puro, con algo de miedo mire al Cindi y él me tomó del brazo y me llevo dentro de la cabaña, y aquel hombre nos acompañó, el interior de la cabaña era amplio, el Cindi encendió la chimenea y su amigo le ofreció una cerveza...

-Se ve bien rica, cabron.

  • Huy y espérate a que te la cojas.

¿Cogerme? Nadie me había dicho eso pero el Cindi se había hecho escuchar...

-Encuerate. -ordenó.

Recordé las palabras de Dany y resignada obedecí el amigo del Cindi se sorprendió cuando vio mi entrepierna...

-Oras no me habías dicho que era un mariconcito.

  • Es toda una niña bien portadita pruebala.

-Pero hagamos esto más interesante.

-A dime que onda está perrita acepta todo.

-Traete un mecate.

El Cindi le dio una cuerda a su amigo y el me dio la vuelta y ató mis manos a la espalda luego de eso comenzó a manosearme, su boca devoraba mis pezones, mientras el Cindi se quitaba la ropa, su amigo era más brusco que él, pero yo aguantaba lo que me hacía, el Cindi se acercó y me guió hasta su verga para chuparla cosa que aprovechó su amigo para desnudarse, entonces sentí miedo, pues su verga era del tamaño de mi antebrazo, y entre los dos me obligaron a mamar sus vergas, el Cindi puso entonces el petate en el suelo y me pusieron boca arriba en el suelo, el Cindi fue el primero me penetró fácilmente mis gemidos excitaron a su amigo, y después de verlo le dijo que se hiciera a un lado y apuntando su verga comenzó a meterla, su verga entraba hasta la mitad, y entonces me tomo por la cintura y empujó con fuerza y logró meter tres cuartas partes de su verga haciéndome gritar, entonces me colocaron boca abajo y siguieron cogiendome uno atrás y otro adelante, cambiando cada tanto tiempo, pasando de uno a otro por espacio de dos horas en las que el placer se superponia al dolor pero sin desaparecer por completo, mis manos moradas los obligaron a desatarme pero entonces me colocaron boca arriba, el Cindi sostuvo mis manos contra el suelo y con sus enormes manos su amigo me tomó ambos tobillos y me penetró con fuerza y sus movimientos fueron violentos logrando meter por completo su verga, mis gritos de placer los excitaban al grado que su amigo me clavó profundamente su verga y comenzó a venirse con fuerza, luego el Cindi tuvo su turno mis fuerzas me habían abandonado, y no era necesario que me sostuvieran, por lo que el Cindi aprovechó para cogerme acsucgusto hasta venirse también, dejándome temblando y débil en el suelo.

  • Esta muy rica. -dijo su amigo.

  • La tenemos toda la noche.

Esas palabras me dieron a entender que las cosas estaban muy lejos de terminar. Durante las siguientes tres horas el Cindi y su amigo estaban fumando y tomando mientras se masturbaban y cuando estaban por venirse lo hacían en mi rostro o en mi boca. Pero cerca de las dos o tres de la madrugada el Cindi estaba roncando de borracho en un sofá y su amigo me vio con lujuria, afuera caía un aguacero...

-Dime perrita ¿Te han cogido bajo la lluvia?

-No señor.

-Eso se soluciona ahora mismo.

Me tomo del brazo y me sacó de la cabaña y nos colocamos en un pequeño lodazal, mis pies se hundian en el lodo, y el hombre me puso de rodillas para que le mamara la verga, hasta pararsela de nuevo, me empujó y quede boca arriba, se colocó en posición y me penetró con fuerza moviéndose rápido, tantas venidas alargaron el asunto hasta que la lluvia paró, y el amanecer se aparecía en el horizonte, mi cuerpo estaba lleno de lodo y agua, pero entonces me puso en cuatro y comenzó a darme más fuerte hasta que me tomó de las muñecas y empujó fuerte mientras se venía de nuevo dentro de mí, me soltó y quede en el lodo, finalmente había cumplido con lo prometido a Dany pero distaba mucho de haberlo disfrutado por completo, anhelaba que me tratarán con ternura. Su amigo entro en la casa después de lavarse los pies y después de vestirse simplemente comenzó a bajar el cerro. No podía más y sin pensarlo me quedé dormida.

Agua fría me hizo despertar, el Cindi me dijo que ya casi sería hora de irnos así que sacó la tina y me dijo que me bañara, no había una parte de mi cuerpo sin lodo así que me costó algo de trabajo, luego de bañarme y vestirme estaba todo listo para irnos pero el Cindi tenía otros planes pues me puso contra el cofre de su auto y haciendo a un lado la tanga me volvió a coger una última vez, viniendose rápido, luego de lo cual regresamos a casa, Dany nos esperaba afuera de la casa del Cindi y mi rostro de incomodidad la hizo enojar, entro con el Cindi a su casa y luego de salió y sin cambiarme me llevo a su casa, Dany me dejó bañarme y luego de vestirme me acompañó a mi casa y me dijo que el Cindi nunca había dicho que otro hombre participaría, por lo que ella le dijo que no me volvería a ver, y Dany me prometió una mejor experiencia, una que disfrutara completamente, efectivamente nunca volví a ver al Cindi unos días después mis amigos me dijeron que ya no vivía en su casa, pensé que mis aventuras habían terminado pero Dany tenía un plan distinto.