Las aventuras de Ana 3, Perdiendo la Inocencia
Esta vez os cuento como descubri el sexo de la mano de mi primo
Hola de nuevo,
Ya os he contado alguna de mis experiencias de adulta, ahora me gustaría contaros, como descubrí que era el sexo.
Corría el verano de 1980, yo en aquel entonces tenia 18 años recién cumplidos, mis padres me llevaron a pasar el verano a casa de mi tía Montse, para así poder irse de temporeros durante los meses de verano.
La casa era una pequeña masía en el Campo, allí vivían mi tía Montse y mi tío Josep, y mis primos Arnau y Pere. Aunque Pere ya había abandonado el nido, para irse a trabajar a una empresa de la ciudad. Eran una familia humilde, mi tío era agricultor y subsistían con lo que les daba la tierra y unas cuantas gallinas y cerdos que tenían y vendían en el pueblo el excedente de verduras y embutidos cuando sacrificaban algún animal.
Allí tampoco había mucho para hacer, mi tío todo el día en el campo y mi tía haciendo cosas en casa. Así que le impusieron a mi primo Arnau que se encargara de jugar conmigo y distraerme. Un suplicio para el, imaginaos un chico de 18 años teniendo que hacerse cargo de una cría Se le notaba perfectamente que lo hacia a desgana, tenia que jugar conmigo a pillar, a la comba, a indios y vaqueros, a todos los juegos que nos inventábamos en aquella época y que ahora se han ido perdiendo poco a poco.
Como era verano y hacia mucho calor muchas veces íbamos a jugar a una pequeña arboleda cercana a la casa, donde mi primo monto una especie de cabaña con trozos de sacos rotos, ramas y cañas. La utilzábamos por ejemplo de fuerte cuando jugábamos a indios y vaqueros, de tienda, de barco etc. cualquier cosa que se pasara por nuestra imaginación
Un día estábamos jugando a mamas y papas, el venia de trabajar, yo le había preparado la comida... y entonces me pregunto. - Ana, ¿Tu sabes en que se diferencian los papas de las mamas?, bueno a ¿En que se diferencian los chicos de las chicas?
Me sentí ofendida, que aunque fuera una pequeña, no era tonta. - Pues claro. - Le respondí indignada.
Ahhhh ¿si?¿En que?
Pues que los chicos tienen pilila y las chicas rajita.
¿Y tu has visto alguna pilila?
Si, vi la del Jofra cuando lo cambian y lo bañan. - El Jofra, era el hijo de una vecina del barrio
Entonces ¿Nunca has visto la de un adulto? Es muy distinta, no tienen nada que ver.
Me quede pensando intentando recordar, pero no, nunca había visto ninguna de un adulto. Moví a los lados la cabeza negando, como quien ha sido derrotada.
- ¿Quieres ver una? Si quieres, para que la veas, yo te puedo enseñar la mía
Me quede pensativa unos instantes y asentí con la cabeza, ya sabéis que soy muy curiosa.
Estábamos sentados en el suelo y el se levanto, y se desabrocho el botón del pantaloncito corto que llevaba. Antes de proseguir, me hizo prometerle que si me la enseñaba tenia que ser nuestro secreto. Hice el signo de la cruz con los dedos indices de ambas manos y los bese, dando por sellado el pacto. El prosiguió, bajo su cremallera y se bajo el pantaloncito quedándose con el slip, para seguidamente bajarlo y dejar aquel trozo de carne al descubierto. Tenia razón el aspecto no tenia nada que ver a la del Jofra, mucho mas gorda y larga, la del crio era como un gusanito, esta tendría unos tres o cuatro dedos de larga, con medio capullo asomando, mucho pellejo y lo que mas me sorprendió pelo. No sabia que había pelo allí abajo. Me puse sobre mis rodillas para acercarla y verla mas de cerca, el la exhibía pletórico ante mi curiosidad. - Bueno, yo te he enseñado lo mio, lo justo seria que tu me enseñaras ahora lo tuyo. ¿no crees? - Me dijo.
Lo cavile y entendí que era lo justo, si el me lo había enseñado yo tenia que enseñárselo Así que me levante y ni corta ni perezosa me baje las braguitas y levante la faldita dejandole a la vista mi rajita, blanquita e imberbe. Si os soy sincera, me sentía feliz de que por primera vez en lo que llevábamos de verano parecía que mi primo no se aburría conmigo.
Estuvo mirándome unos instantes y entonces me dijo -¿Quieres tocarla?
Asentí con la cabeza y alargue la mano hacia ella, me acercaba muy lentamente, hasta que finalmente la cogí con la punta de los dedos indice y pulgar. Rápidamente la solté y di un paso atrás, al tocarla se movió, me quede mirándola y entonces vi que empezaba a hincharse, me asuste sobremanera, creía que le había hecho daño. El al ver mi reacción intentaba tranquilizarme y consolarme y aquello seguía hinchándose y subiendo. Yo me puse a llorar, me sentía muy mal por haberle hecho daño. El finalmente se la guardo y continuo calmándome diciéndome que era normal, que no me preocupara. Al final me calme, y una vez tranquila y todo olvidado nos fuimos para casa haciéndome jurarle de nuevo que no diría nada de lo ocurrido.
Al cabo de un par de días estábamos jugando de nuevo en la cabaña, y mi primo me dijo. - Anita, el otro día te asustaste porque creías que me habías hecho daño, pero no es así, al revés, es lo mas normal del mundo y de hecho nos gusta cuando se pone así Y para que veas que es verdad te lo demostrare.
Se sentó junto a mi y se desabrocho el pantalón y la saco, estaba blanda como el otro día, entonces empezó a juguetear con ella y tenia razón aquello comenzó a hincharse otra vez, el continuaba jugando con ella y aquello no paraba de crecer, yo miraba boquiabierta como crecía, el miraba encantado como le miraba. Llego a un punto en que parecía que ya no crecía mas, en aquel momento a mi me pareció enorme, aunque ahora se que era bastante normalita tirando a pequeña. Aunque hubiera dejado de crecer el seguía pasando su mano arriba y abajo muy despacito. -Ves como era verdad. Es normal, no me hiciste daño. Ahora si quieres puedes tocarla. - Dijo mientras apartaba su mano cediendome el lugar.
Acerque de nuevo la mano, menos dubitativa que la otra vez, y la volví a coger con un par de dedos, era mucho mas dura que la otra vez que era blanda. Yo tocaba por diferentes partes. Ves como no haces daño, al contrario, nos da mucho gustito tocarla, de hecho es como si nos hicieran cosquillas. - Cógela bien, con toda la mano.
Así lo hice la rodee con mi pequeña mano y me insto a que subiera y bajara la mano como lo estaba haciendo el antes, que eso le gustaba mucho. Y ciertamente parece que si le gustaba, sonreía, ponía caritas y soplaba, me cogió la mano apretándola mas contra su polla y acelero el movimiento. Y me pidió que ahora le dejara a el hacerlo solo un momento, que no me asustara, que iba a ver lo que mas gustito le daba del mundo. Comenzó a machacarsela super rápido, comenzó a jadear, se paro en seco y una gotita trasparente broto de la punta para tras ella aparecer un chorro blanco que tras subir un par de palmos cayo en su vientre. Abrió la boca gimiendo y volvió a menearla, apareciendo otros chorros, que ya no subían tanto y caían sobre su vello púbico y su mano. Yo miraba estupefacta aquello, no podía ni parpadear, no entendía que había pasado. Paro de salir leche aunque el aun la acariciaba pero con mucha calma. -¿Que ha sido eso? - Le pregunte cuando pude articular palabra.
- Eso es la leche de los hombres. Es parecida a la de las vacas. Y ademas da muchísimo gustito cuando sale. Ademas esta buenísima
Soltó su polla y la llevo hacia su boca, tenia leche por los dedos, los fue metiendo en su boca y chupándolos dejándolos limpios. Y dijo. - Mmmmmm que rica esta. ¿quieres probarla?
Curiosa que es una, recogí un poco de la que había en su vientre con el dedo, comprobé que era viscosa, no era como la leche de vaca, y me la puse en la boca.
No sabe como la de vaca, es salada, no se si me gusta. – dije. Ciertamente apenas tenia sabor, lo único que notaba era que era salada. Y caliente cosa que también me choco.
Pues a las niñas grandes y las mujeres les gusta mucho, eso es que aun eres muy pequeña para que sepas sacarle el gusto.
Aquello me enfado un poco, vale que era un niña, pero que me tacharan de niña me daba rabia. Así que volví a coger un poco de leche con los dedos y me la lleve a la boca. Hice como si supiera lo que hacia y dije- Ah si, ahora si esta mas rica. Ves, yo ya soy mayor. - y le saque la lengua en forma burlesca.
Al día siguiente conforme llegamos a la cabaña, quería jugar a lo del día anterior. Se bajo los pantalones y el slip y se sentó en el suelo. - Ana, ayer me gusto mucho como lo hiciste, igual que una niña grande, me diste mucho gustito, ¿Me lo podrías hacer otra vez?
Sonreí orgullosa por lo que me había dicho y me senté junto a el. Se la cogí y empece a menearsela, esta vez fue hinchándose dentro de mi mano, el me alentaba y me decía que lo hacia muy bien que siguiera así, me hacia gracia ver como el capullo asomaba y se escondía con mis movimientos. El acompañaba mi paja con sus caderas.
Entre jadeo y jadeo me dijo. - ¿sabes que me gustaria? Que le dieras un besito en la puntita.
Ya sabia que me tenia en el bote, me acerque baje mi cabeza y se la bese. Pidió que le diera un par mas y así lo hice. Y proseguí con la paja.
- ¿Sabes que hacen las MUJERES? Ademas aun da mas gusto que lo que estas haciendo. Sacan la leche usando la boca. Pero tu podrás, eso solo lo saben hacer las mujeres.
Con mi orgullo herido le conteste. - Yo soy una mujer, eso ¿como se hace?
- Pues es difícil, pero bueno te lo diré, tienes que hacer igual que si fuera un cucurucho, la coges y le vas pasando la lengua y chupando la punta. Imagina como si se estuviera derritiendo y vas recogiéndolo para que no caiga.
Baje de nuevo pero esta vez en vez de besarla saque la lengua como me había dicho y se la pase por el capullo, le mire. - ¿Así?
- Si Anita, así, muy bien.
Volví a pasarle la lengua, le mire y en su cara vi que lo hacia bien,a si que proseguí, lamia de lado a lado, de vez en cuando rodeaba el capullo con mis labios y lo sorbía como cuando lo haces con el cucurucho, Arnau gemía cada vez que lo hacia y me jaleaba. Mientras se la lamia el la cogió y se masturbaba.
Poco después empezó a gritar. - NO PARES, NO PARES, ME CORRO, NO PARES, PARES, AHHHHHHH.
Note como un chorro caliente de su leche golpeaba en mi paladar, eche la cabeza atrás del susto y otro chorro fue a parar a mi mejilla. - No pares, ahora nooo.
Volví a poner su capullo en mis labios. La leche seguía brotando y chocando contra ellos, deslizándose por mi lengua y cayendo sobre sus dedos, su tronco y sus huevos.
Aunque ya había dejado de salir leche, yo seguía lamiéndola y succionandola como me había pedido, tragándome parte de la leche que había en ella. Finalmente me pidió que parara, que lo había hecho genial, yo me sentí super orgullosa de mi misma, me sentía como una mujer, de hecho hacia lo que solo ellas podían hacer.
Me limpie los restos de leche de mi cara con el brazo. En lo que quedaba de verano, Arnau estuvo siempre pendiente de mi, no como una obligación como al principio Practicante una o dos veces al día, Arnau quería ir a jugar a la cabaña. Cada vez me iba diciendo como quería que se lo hiciera, al final ya no hacia falta que me dijera nada, ya sabia como le gustaba. Y lo que al principio no me acababa de gustar, al final me acabo encantando, y hasta el día de hoy es una de las cosas que mas me gusta.
FIN