Las aventuras de Ana 1

Una madura liberal, cuenta sus vivencias en es mundo. En este relato nos cuenta como fue su primera experiencia liberal

Hola, me llamo Ana y tengo 51 años. Mi marido y yo somos una pareja liberal y me encantaría compartir mis experiencias con vosotros en diferentes relatos. Y creo que la mejor forma de comenzar seria contaros como nos introdujimos mi marido y yo en este mundillo que nos ha dado tantos buenos momentos.

Me case con mi marido con 21 años, el tenia 25 y la verdad es que en el terreno sentimental, siempre hemos estado muy bien, hemos discutido como es normal en cualquier pareja, pero sigo enamoradísima de el por muchos años que pasen. Hemos sido siempre muy activos sexualmente, nos encanta disfrutar de nuestros cuerpos y hacer disfrutar al otro, sin tabúes y sin complejos.

Mi marido trabaja como ingeniero en una gran empresa, y allí tenia un compañero, mas o menos de nuestra edad, yo tenia por aquel entonces 35 y mi marido 40, que estaba metido en el mundo liberal, y le contaba a mi marido sus experiencias, que si este fin de semana he ido a un local de intercambio, que si anoche quede con un matrimonio, que si hice un trío con dos dominicanas etc etc, y claro a mi marido se le ponían los dientes largos.

Una noche después de hacer el amor y estar relajados en la cama, Jaime, que así se llama mi marido, se giro hacia mi y me dijo.

  • Te daría morbo hacer un trío con otro hombre?

Le mire sorprendida pero no tarde en responderle

  • Si cariño, me encantaría, ya sabes que siempre me ha dado mucho morbo

En la cama como ya he dicho somos muy activos y abiertos y solemos usar juguetes, usándolos muchas veces imaginaba que era otro hombre el que me penetraba o se la chupaba. Mi marido al oír mi respuesta sonrió complacido y comenzó a contarme lo de su compañero de trabajo, y que le daba mucho morbo las situaciones que le explicaba, y que llevaba ya un tiempo dándole vueltas al asunto, pero que no se atrevía a decírmelo, que aunque hay confianza a lo mejor le malinterpretaba.

Durante los siguientes días cada poco salia el tema a relucir, de como podíamos llevarlo a cabo, barajábamos varias opciones, ir a un local de intercambio, quedar con alguien de Internet, contratar a un gigolo...

Un día, le comente a Jaime que había estado dándole vueltas, que no le había comentado nada porque tal vez no lo veía conveniente, pero que había pensando en Miguel, su compañero de trabajo, yo lo conocía de haberlo visto un par de veces y era atractivo, la verdad, ademas ya sabíamos que tenia experiencia y que había confianza por lo que le contaba. No se lo había dicho, porque al ser alguien del trabajo, seguramente preferiría no involucrarlo. Entonces me repuso que el también había pensado en el, pero que no me había dicho nada, porque como le conocía a lo mejor me daba corte y me sentiría mas cómoda con alguien desconocido. Así que visto que ambos coincidíamos decidimos que la próxima vez que le contara alguna de sus experiencias, que se lo propusiera a ver que le parecía.

Y así ocurrió, un día, en el trabajo, Miguel le contó su nueva aventura, entonces Jaime, le comento lo que teníamos en mente y acepto gustoso nuestra oferta, y nos dijo que si por lo que fuera nos echábamos atrás o algo que no nos preocupáramos.

Finalmente llego el día D, habíamos invitado a cenar a Miguel, y cuando llego la hora, sonó el timbre, fuimos ambos a recibirle. Abrimos la puerta bastante nerviosos. Miguel como he dicho era uno hombre entre treinta y largos y cuarenta y pocos, bastante atractivo, de estatura media, moreno, ojos color miel, piel morena, barba de dos días, complexión normal, no tenia tableta pero estaba en forma. Vestía una camisa blanca de manga corta bastante ceñida y un pantalón de pinzas gris. Mi marido dio la coincidencia que iba vestido prácticamente como el, con la diferencia que su pantalón era algo mas oscuro, mi marido mide 1'80, en aquella época estaba bastante fibrado, es calvo y con bigote, no es ningún adonis, pero como he dicho antes, le quiero con locura, y yo que aun no me había presentado, mido 1'70, ojos marrones, soy bastante delgada, me gustaría estar algo mas entradita en carnes, pero por suerte o por desgracia no hay forma de engordar. Blanca de piel y pecosa, ya que soy pelirroja, llevo una melena rizada bastante característica. Tengo poco culo para que nos vamos engañar, de lo que si voy bien servida es de pecho, uso una 95C que con lo delgadita que estoy destaca bastante, y suele ser el blaco de bastantes miradas, también porque me gusta lucirlas, aunque tienen truco, son operadas, apenas tenia pecho y estaba muy acomplejada. En cambio ahora estoy muy orgullosa de ellas y mi marido también :). Se nota que son operadas y mas ahora a mi edad, ya que son bastante redondeadas e ingravitas, pero lucen muy bien, ademas conjuntan muy bien con mis pezones rosados. Para la ocasión me engalane con un vestido negro ajustado de tirantes, bastante corto y ajustado con unos zapatos rojos de tacón, y lencería de encaje negro semitransparente. Me maquille muy sutilmente, no me gusta ir sobrecargada, y me puse un carmín rojo bastante intenso y unas gotitas de perfume. Mi marido decía que estaba preciosa, pero siempre me lo dice, así que no es muy fiable.

Miguel venia acompañado de una botella de vino, nos saludamos, ellos se dieron la mano, y nosotros un beso, me gustaba la colonia que llevaba, aunque no pude identificarla. Y le hicimos pasar a la cocina, ya que íbamos a cenar allí.

Descorchamos una botella de vino albariño bien fresquito y empezamos a cenar, pronto la conversación intrascendente viró al tema liberal, no se quien condujo la conversación allí, pero allí estábamos, nosotros preguntándole por sus experiencias, el por nuestros gustos y experiencias morbosas, ademas la segunda botella de vino ayudaba a que la conversación fuera mas desinhibida. La verdad es que la conversación fue muy entretenida y morbosa, oír sus historias e imaginarme aquellas situaciones me estaba haciendo subir la temperatura, ademas con la tercera botella ya tuve que echar el freno al vino porque me estaba empezando a subir y se me escapaba la risa floja. Una vez acabamos con el postre y Miguel elogio unas cuantas veces la cena, nos fuimos al salón a tomarnos una copa. Jaime nos sirvió una copa a cada uno, ellos no recuerdo si whisky o cognac y yo una buena copa de Baileys con mucho hielo.

Jaime y yo nos sentamos en el sofá mientras que Miguel se acomodo en uno de los sillones que hay enfrentado a el. Y continuamos charlando. Miguel entonces vario un poco la conversación y comento que aunque nos habíamos visto un par de veces nunca se había fijado en mi, pero que no lo entendía porque realmente hoy se me veía espectacular, que se me intuía un cuerpo muy sugerente y unos pechos nada despreciables.

  • Oye Jaime, ¿Son tan bonitos como se intuyen?- pregunto Miguel
  • Jaime y yo sonreímos. - Mas incluso. - Respondió.
  • ¿Te importaría si lo pudiera comprobar? Que aunque el vestido es precioso Ana, entorpece bastante la visión de ellos.

Yo que estaba algo embotada por el alcohol me despeje de golpe al oír a Miguel. Jaime en cambio sonrió al oír sus palabras, se incorporo un poco en el sofá, se acerco a mi y me beso en el hombro, para acto seguido posar su mano sobre el tirante del vestido y deslizarlo hacia abajo, para seguidamente hacer lo mismo con el tirante del otro hombro. A continuación poso sus dedos al borde del escote y los bajo delicadamente bajándome el escote hasta dejar a la vista mi sujetador de encaje. Miguel sonrió al ver la escena, ademas podía ver perfectamente mis pezones ya endurecidos que se trasparentaban a través de la tela.

  • Tenias razón Jaime, eran mucho mas bonitos de lo que parecían. Vaya, y parece que a ti también te gustan Jaime ¿No opinas lo mismo Ana? - Mientras señalaba a la entrepierna de Jaime, entonces mire y pude comprobar que se le marcaba una importante erección, aquella situación lo había puesto a mil

  • Ana, ¿Te importaría comprobarlo? ¿O son imaginaciones mías? Me dijo

Mire a Jaime sonriendo y mordiéndome el labio inferior deslice mi mano por su pantalón hasta comprobar que realmente si le había gustado lo que había visto. Tras la comprobación mire a Miguel y le confirme asientendole con la cabeza que estaba en lo cierto.

  • Una cosita, me he dejado las gafas de lejos en casa, e intuyo que sus pechos son preciosos. Pero, ¿Os importaría si me acercara un poco para verlos mejor? - y sin casi haber acabado la frase, aunque ya intuía nuestra respuesta, se levanto del sillón y se acerco al sofá para sentarse a mi lado, miro mis pechos y dijo. - Ciertamente son preciosos, tenias toda la razón Jaime. Otra cosa. Como es vuestra primera vez, quiero que esteis a gusto, y no quiero presionaros ni atolondraros, quiero que todo fluya a vuestro ritmo, vosotros ponéis los limites. Me gustaría Jaime, que pusieras tu mano sobre su rodilla. - Jaime hizo lo que le dijo – Y que con la yema del dedo corazón recorrieras poco a poco su muslo hasta el principio del vestido y luego volvieras poco a poco hasta la rodilla. - De nuevo Jaime siguió sus indicaciones. Un escalofrió recorrió toda mi espalda espalda hasta la nuca. Cuando volvió a la rodilla Miguel prosiguió – Ahora si queréis, me gustaría imitarte Jaime, así sabre que os gusta y hasta donde puedo llegar, sin miedo sobrepasarme. ¿Os parece bien?

Jaime respondió afirmativamente, y yo cogí la mano de Miguel y la puse en la misma posición en la que la tenia Jaime.

Jaime repitió el movimiento de subir y bajar que hizo antes, y Miguel como habia dicho fue imitándole. Yo notaba como me humedecía por momentos, miraba sus manos subiendo y bajando lentamente por mis piernas y me mordía los labios para no dejar escapar un suspiro de excitación. Jaime poco a poco bajaba por la cara interna del muslo y volvía a la parte de arriba y lentamente sus dedos, que ya eran los cinco, iban subiendo a golpes mi vestido, llegando cada vez unos centímetros mas arriba de mis piernas. Jaime me beso el cuello y Miguel hizo lo propio, un jadeo se me escapo, y me recline descansando mi cuerpo sobre el sofá, recibiendo sus besos que fueron bajando hasta mis hombros y sus caricias, que iban subiendo y yo iba separando poco a poco mis piernas para recibirlas mejor. Sus manos chocaban en la parte interna de mis muslos pero sin llegar arriba, aunque estoy segura que podían notar el calor y la humedad que desprendía. Sus besos y sus lenguas que rozaban mi piel fueron bajando hasta posarse sobre mis pechos, y se recreaban ambas lenguas en mis pezones que empujaban con fuerza la tela. Aunque no tardaron en ser liberados, Jaime subió su mano y bajo la copa del sujetador para seguidamente coger el pecho con la mano y llevarlo a su boca. Miguel ipso facto le imito y comenzó a lamerme el pecho, yo cerré los ojos y disfrutaba como una enana de aquella situación. Pronto Jaime volvió a bajar su mano a mi muslo pero sin dejar de lamer mis pechos. Y rápidamente su mano subió por la pierna hasta llegar a mi vulva, apretando suavemente los dedos sobre ella, note como la mano de Miguel llegaba junto a la de mi marido y pedía paso para imitarle, y cuando lo hizo abrí completamente mis piernas facilitándoles el trabajo. Sus dedos comenzaron a recorrer mis labios y no tardaron y hacer a un lado la tela que se interponía en su camino y entrar en mi. No había estado tan caliente en mi vida, y al notar como entraban en mi, mi cuerpo dio un latigazo y gemí con furia mientras alcanzaba el orgasmo. Ellos no cesaron en sus caricias y una vez me relaje, Miguel se acerco, me lamió el lóbulo de la oreja, y me susurro. - Parece que te esta gustando la experiencia. - Me gire, le sonreí extasiada aun por los coletazos de mi venida. Y le bese apasionadamente. Nuestras lenguas se entrelazaban mientras acariciaba mi seno y mi marido introducía sus dedos en mi. Miguel, volvió a lamerme los pechos y a palpar mi entrepierna, hice que Jaime subiera y me besara con pasión, podía notar lo excitado que estaba en su respiración acelerada y entrecortada. Su lengua se enroscaba a la mía, como una serpiente, cogió mi mano izquierda y la dirigió a su miembro y cual fue mi sorpresa al descubrir que la tenia fuera, estaba tan ensimisma en sus caricias y besos que ni me había dado cuenta que se la había sacado hacia un tiempo y se estaba masturbando mientras me masturba el. La cogí y comencé a subir y bajar mi mano por ella, la tiene bastante normal, unos 15 cm muy venosa y con mucha piel, cosa que me encanta. La tenia empapada en liquido preseminal, podía oír como chapoteaba cuando mi mano hacia aparecer y desaparecer su glande bajo su piel, al igual que se podía oír como yo chapoteaba al recibir los dedos de Miguel. Jaime se coloco cómodamente a mi lado para recibir mejor mis caricias. Miraba su pene como reaccionaba a mis movimientos mientras yo acompañaba con la cadera los movimientos de Miguel. Veía en sus ojos como disfrutaba de aquello, había sido todo un acierto llegar aquí. Jaime miraba como jadeaba con los dedos de Miguel y no perdía detalle de como entraban y salían de mi.

Miguel saco sus dedos de mi interior y los llevo a su boca para saborearlos, me miro con lujuria y se puso en pie frente a mi. Llevo su mano al cinturón, paro y miro a Jaime. - Adelante – dijo mi marido y Miguel continuo desabrochándose el cinturón, para seguidamente poner su mano sobre el botón del pantalón, paro de nuevo y me miro a mi, yo mire a Jaime que seguía disfrutando de mi mano, entonces con un suave gesto, cogió mi mano y la encamino un poco hacia Miguel, para seguidamente llevar de nuevo su mano a su miembro y acariciarlo mientras con la cabeza me indicaba que podía ayudar a Miguel. Me incorpore en el sofá, acercándome a Miguel, y el se desabrocho el botón, acerque lentamente mi mano, aunque estaba tremendamente excitada estaba muy nerviosa, desde soltera que no había disfrutado de otro hombre. Miguel entonces cogió con delicadeza mi mano y la llevo hasta el tirador de la bragueta, el cual cogí e hice descender lentamente, antes de llegar al final de su recorrido, y al ir separándose el pantalón pude comprobar que no llevaba ropa interior y tras comprobar que no tenia bello púbico, comenzó a aparecer poco a poco el tronco de su miembro. Cuando la cremallera llego a su final, separe un poco mas el pantalón y sobe salio su pene, no estaba completamente erecto aun, era un pene de buen tamaño, nada descomunal, pero si algo mas grande que la de Jaime, ademas iba depilado, nunca había visto en persona un miembro depilado, su capullo estaba totalmente descubierto, mire a los ojos a Miguel para seguidamente mirar a Jaime que estaba masturbándose mirándonos. Acerque mi mano y la rodee con mis dedos, para posteriormente acercarme lentamente y mirando a Jaime de reojo la acerque a mis labios y la bese con dulzura, primero la punta, para ir recorriendo poco a poco el tronco y notar como iba acabando de erguirse. Miguel soltó sus pantalones y estos cayeron hasta sus tobillos. Lleve mi mano izquierda hasta sus testículos, que colgaban bastante, y los cogí, para seguidamente recorrer todo su pene desde la base hasta el capullo con mi lengua, y una vez allí introducirlo en mi boca y comencé a chupársela muy despacito. Acompañaba la mamada con la mano mientras con la otra le apretaba levemente el escroto. De tanto en tanto la sacaba de mi boca y la masajeaba frente a mis labios. Le miraba a la cara frotándome su glande por mis labios mientras el se iba quitando la camisa, me gire y vi a Jaime como se masturbaba viéndome como disfrutaba dándole placer a otro. Volví al asunto que tenia entre manos y volví a la carga. No tarde en notar, como Jaime se levantaba del sofá y empezaba a desnudarse la lado de Miguel que ya estaba completamente desnudo. Una vez se despojo de toda su ropa, Jaime, asió su miembro y poniéndose al lado de Miguel me apunto con ella, me quedo bastante claro su mensaje, así que solté los huevos de Miguel para posar mi mano en la polla de mi marido, sacarme la de Miguel de la boca y comenzar a masturbarlos a ambos. Me erguí un poco y me acerque mas a ellos para pasar por mis duros pezones sus miembros, las frotaba y jugueteaba con ellas, humedeciendo mis senos con las babillas que emanaban de sus miembros. Levante la de mi marido y comencé a chupársela, tras unos instantes así, alce la de Miguel y las intercambie. Tres o cuatro meneos y cambiaba de nuevo, mientras masajeaba la otra en mi mano, al final eran tan frecuentes los cambios que la otra acariciaba mi mejilla. Estaba tan caliente que si un solo dedo hubiera rozado mi entrepierna me hubiera corrido de nuevo

Jaime en una de las veces que tenia el otro miembro en la boca se separo y cogió mi mano e hizo que me levantara, saque lo que tenia en la boca y me levante. Pude notar que mis muslos estaban empapados de mis fluidos. Una vez en pie, Jaime hizo que me pusiera de espaldas a el y de frente a Miguel, que sensación notarse señalada por sus dos miembros, hizo que levantara los brazos, cogió mi vestido que se había convertido en un cinturón y lo fue subiendo hasta quitármelo, para seguidamente tirarlo al sofá y desabrocharme el sujetador que también estaba por la cintura. Y dejarlo caer al suelo. Cada uno de ellos poso una de sus manos en mi cintura y cogiendo la goma de las braguitas, que ya no cubrían nada, las bajaron hasta los tobillos, levante un pie y luego el siguiente para finalmente dejarlas a un lado. Miguel se había quedado agachado frente a mi, y con una sonrisa picarona, se avalanzo sobre mi besando mi vulva. No tardo en hacer acto de presencia su lengua, separando mis labios y acariciando mi clítoris. Jaime que estaba tras de mi me rodeo con sus brazos cogiéndome ambos pechos y empezó a comerme el cuello, notando como apretaba su erecto miembro contra mis nalgas. Miguel bebía de mi, cuando decidió acercar su pulgar y lo introdujo en mi interior de un golpe, para comenzar a penetrarme profundamente con el mientras sus labios sorbían mi garbancito. Me temblaban las piernas con el placer y la excitación. No hubiera tardado en llegar al orgasmo de seguir así, pero Miguel saco su dedo y fue subiendo con su lengua por el vientre hasta levantarse y besarme en la boca. Jaime aprovecho el impas y dijo. - ¿Os apetece que vayamos a un sitio mas cómodo? - Ambos dijimos que si y nos fuimos los tres al dormitorio.

Jaime se echo en la cama y me indico con el dedo que fuera con el a la cama y le dijo a Miguel. - ¿Te importaría esperar un poco? Me daria mucho morbo que antes nos miraras como lo hacemos.

  • Sin problema, estas en tu casa, disfrutad.

Como Jaime se había quedado sentado en la cama con la espalda en el cabecero, fui a gatas para sentarme sobre el. Cuando pase mi pierna sobre el , me detuvo antes de que me sentara e hizo que me girara dándole la espalda. Me puse de rodillas dándole la espalda le cogí la polla y fui sentándome encaminandola a mi, acaricie mis labios con ella y una vez emboco la solté y fui bajando hasta estar totalmente sentada sobre el, mientras lo hacia , miraba a Miguel mirándonos. Recline el cuerpo hacia delante y apoye mis manos en sus rodillas, y comencé a subir y bajar mi cadera, haciendo que entrara y saliera de mi. Jaime asía mis nalgas y las separaba par a poder llegar mas dentro, fui avivando el ritmo y nuestros jadeos y gemidos iban acompasados. Miguel se sentó al pie de la cama y se acariciaba mirándonos. Yo le miraba fijamente a los ojos mientras gozaba de mi marido. Unas cuantas cabalgadas después, Jaime me desplazo y se puso de rodillas tras de mi, y la metió de un golpe. Comenzó a embestirme con fuerza, yo gemía descontrolada, Mis pechos se movían al compás y Miguel vi que miraba a Jaime y tras hacerle un leve gesto con la cabeza, se levanto y se puso al borde de la cama, al haber cambiado de postura, me había quedado también cerca del borde de la cama, estaba claro lo que venia a continuación. Dirigí mi boca a Miguel que esperaba ansioso recibirla. La engullí con premura y entraba y salia de mi boca guiada por las embestidas de Jaime. Mi saliva hacia que brillara y circulara con fluidez. Miguel apartaba mi pelo de la cara para ver como desaparecía entre mis labios para volver a salir de vez en cuando, Con alguna embestida fuera del ritmo hacia que se me escapara de la boca y volvía torpemente buscándola hasta que la volvía a introducir, no tarde en correrme por segunda vez, aquella situación que había imaginado tantas veces usando los juguetes se estaba haciendo realidad, y era mucho mejor de lo que había soñado.

-Jaime, Ana la chupaba de vicio, pero nada que ver a como hace mientras se la follan. - Le dijo

Jaime comenzó a perder el ritmo, ya sabia lo que estaba apunto de pasar, se aferro fuertemente a mis cachetes y sentí como se quedaba rígido como una piedra, para instantes después percibir como un efluvio caliente se derramaba en mi interior, Jaime perdió la movilidad de su cuerpo y suavemente entraba y salia, notando como cada vez que se movía una nueva carga me inundaba. Finalmente note como su erección iba disminuyendo y su lubricado pene iba menguando hasta lentamente acabar abandonando mi interior. Jaime se retiro hacia atrás y me dio un beso en el culo, gesto que hace habitualmente. Para volver a sentarse reclinado en el cabecero y recuperar el aliento. Yo en ningún momento deje de chupársela a Miguel, y ahora que Jaime no marcaba el ritmo controlaba mejor mis movimientos. Se agacho un poco y me dijo, - Ahora me toca a mi.

Hizo que me tumbara en la cama. Estaba tumbada al lado de mi marido, mientras el separaba mis piernas e iba acercándose poco a poco a mi. Junto los dedos indice, corazón y anular y los metió en su boca, para después metermelos a mi, me masturbo un poco acariciándome el clítoris con el pulgar, para después sacar los dedos, llenos de la leche de Jaime y untarselos por su miembro. Aquella escena me volvió loca, me encanta el semen y aquello me dio un morbo espectacular. Estaba deseosa de que me la metiera. La acerco hasta la entrada y comenzó a juguetear con ella, acariciandola de arriba abajo, quería que entrara, necesitaba que me la diera, jadeaba ansiosa y por fin la metió. Que sensación notar aquel miembro caliente dentro de mi, después de tantos años sin notar otro miembro, que morbo tener la cabeza junto a la pierna de mi marido mientras otro hombre me hacia suya. Marcaba un buen ritmo, y lo hacia muy bien, se notaba que tenia experiencia. No tenia prisa y se recreaba en hacerme gozar. Acariciaba mis pechos y los lamia. Jaime poso su mano en mi pelo y me acariciaba la cabeza y las mejillas con ternura, de vez en cuando llevaba uno de sus dedos a mi boca para que lo chupara o mordiera a mi elección. Cogió una de mis piernas y la puso sobre su hombro, para después coger la otra y hacer lo mismo con ella. Sus movimientos cada vez eran mas intensos. Note un movimiento rítmico junto a mi cabeza, me volví y vi que Jaime volvía a estar en plena forma y se la masajeaba mirándonos. Aprovechando que estaba girada hacia el se recoloco y la acerco a mis labios, comencé a lamersela y besársela mientras el se masturbaba. Con frecuencia la apretaba contra mis labios para que los abriera y entrara en mi boca para seguidamente volverla a sacar y recibir todo el recorrido de mis labios y lengua.

  • Mientras cenábamos, me has dicho que una cosa que os encantaba era que Jaime se corriera en tu boca. ¿No es cierto?.- dijo Miguel.

Sacándome a mi marido de mi boca y casi como si la utilizara de micro. Entre jadeo y jadeo le dije que si.

  • ¿Te gustaría probar la mía? - y sin casi aire le volví a decir que si.

Me la saco y vino hacia mi cara, se puso de rodillas y me la ofreció, y se la empece a chupar, era deliciosa, aquella mezcla de sabores, suyo, mio y de mi marido, me excito tanto que pese a estar casi exhausta lleve mis dedos a mi vagina y comencé a masturbarme. Como antes tenia sus dos pollas junto a mi boca, ellos se masturbaban y me la ponían en la boca, yo sacaba la lengua y esperaba con ansia que me la dieran. Alguna vez sus pollas chocaban entre si para ponerlas sobre mi lengua. - Prepárate – dijo Miguel mientras aceleraba el ritmo de su mano yo me centre tan solo en el, lamia la punta, y abría la boca ansiosa esperando que se derramara en ella. Apunto hacia ella y gimió, pero su primer chorro fue a parar a mi mejilla, yo me masturbaba con violencia. El siguiente chorro entro totalmente en mi boca, la agitaba mientras lo hacia y su leche se fue repartiendo entre mi boca, labios y cara. Cuando dejaron de aparecer sus chorros rodee su glande con mis labios y lo succione, recogiendo las ultimas gotas que brotaban, ya no recordaba que el sabor de la leche es diferente en cada hombre. Jaime golpeo de súbito mi cara con su miembro, y note como se derraba en ella, me gire para recibir el resto en mi boca, la metí en mi boca y note como un par mas de chorros salieron, la verdad que no soltó mucha esta vez. Una vez bien exprimido, la saque y me di cuenta de que tenia la leche de dos vergas en mi boca. Aquello me excito sobre manera. Trague aquel cálido néctar que había en mi boca y relamí mis labios recogiendo con la punta de la lengua la que había sobre ellos. Mis dedos entraban y salían de mi con fiereza. Recogí con un dedo la leche que tenia en mis mejillas y chupaba ese dedo cuando finalmente explote. Gemí de placer y seguí acariciándome hasta que me quede sin fuerzas, extenuada sobre el colchón, jadeando intentando coger aire y con una sonrisa de oreja a oreja. Jaime me beso con dulzura y me susurro. - Esto habrá que repetirlo, ¿no?.

FIN