Las aventuras con Matilde
Una historia de éxtasis prohibido con mis amigas.
Aquel día eran los quince años de mi amiga Matilde. Ella, una chamaca de piel blanca como la leche, de cabellos de color marrón peinados en trenzas, ojos color miel y mide unos 1,60. Siempre me ha gustado.
Llegué a las cuatro. Llegando vi a Matilde ,con su vestido de quinceañera y me dirigí a ella. Junto a ella estaba su novio, Ricardo.
-Hola, Matilde.
-¡Chamaco!-(así me dice)- Que bueno que viniste. Te dije que a las tres y media, pensé que no vendrías.
-Pues aquí me tienes.
-Pásale, pásale.
Hubo comida, baile y platicamos mucho.
En fin, ella vive en una vecindad a las afueras del pueblo. Su vecindad es de gente de clase media.
Yo tengo 17 años de edad, y vivo a unas dos cuadras de la vecindad de mi amiguita. Mi mejor amigo es Roberto. Mis amigas son ,por supuesto, Matilde, Tina, Karen y Susana.
Matilde ,pues ya les dije como es. Tina tiene trece años. Es una niña bonita, güera de cabello negro peinado de dos coletas y ojos negros y chistosos.
Karen es una muchacha de 19 años, amiga de Roberto. Es blanca y la verdad, me enloquece su hermoso trasero. Mide algo así como 1,65 y su cabello es café , suelto hasta los hombros.
Susana es mi mejor amiga. Es morena clara, delgada y bajita, pero muy linda. Su cabello es negro, rizado y peinado como chongo.
Ese día, llegué con Tina a los quince años. Roberto era uno de los chambelanes. Durante el baile, Matilde me presentó a todas sus amigas de la secundaria, y platiqué con algunas, pero estuve más tiempo con Tina, con ella baile todo el rato.
Matilde, como era el centro de atención, estaba con sus padres y padrinos(los papás de Roberto) .
Como ya dije, Matilde es una de mis mejores amigas, así que , al terminar la fiesta y el baile, me quedé en su casa unas horas más. También se quedó Tina.
Como ya era muy tarde, la gente se empezó a ir. Al final solo quedaban los papás de Matilde, Matilde, Tina, Roberto y sus papás y yo.
Los padres de Matilde me tienen mucha confianza, ya que conocí a Matilde cuando tenía solo cinco años, y cuando los papás de Roberto se iban para el pueblo, fueron con ellos y con Ricardo (me libré de él) y entonces nos quedamos Matilde, Tina y yo.
Eran ya casi las cuatro de la madrugada cuando todos salieron de la casa. Quedamos nosotros tres.
Empezamos algo así como un juego con la botella de tequila de la mesa de la sala. Matilde echaba la botella a dar vueltas la persona a la que señalaba tenía que quitarse una prenda, dependiendo de lo que los otros dos quisieran.
La primera vez que Matilde giró la botellita le tocó a Tina. Entonces Matilde y yo le dijimos que, primero, el suéter azul que llevaba puesto. Así quedó en blusa.
En la segunda vez, le tocó a Matilde, y entonces dijimos que se quitara el vestido de quinceañera. Así lo hizo. Estaba sentada en el sofá cuando dijo que nos pasáramos a su cuarto.
La tercera vez también me salvé ,porque le tocó de nuevo a Tina. Dijimos que se quitara la blusa. Quedó en sostén.
-¡Ay! ¿le vamos a seguir? Ya no quiero jugar a esto.-Dijo Tina un poco tímida. Pero Matilde quería seguirle.
-Órale ,Tina, nos vamos a divertir mucho, no te eches pa atrás.
-Bueno, está bien, pero no quiero quedar toda desnuda, solo hasta las braguitas.
-Sí ,ándale, solo hasta las bragas- Ahí, Matilde me miró medio sonriente, mirando también de reojo a Tina que estaba medio temiendo.
Después me tocaron dos veces seguidas a mí, y por eso me quedé en bóxer. Luego le tocó a Matilde. Ella , que solo tenía liguero y sostén, tuvo que quedarse solo con el liguero.
Entonces vi sus preciosas tetas, con la areola y el pezón desafiantes.
Ella me miró a los ojos medio sonrojada. Yo no hice más que acercarme y llevar esos pezoncitos a mis labios.
Y casi me vuelvo loco al sentir con mi lengua la puntita de ese pezón pequeño pero ya durito.
Al contacto de mi lengua con la areola ella exclamó.
-¡Ay! Sigue, chamaco... me está gustando esto. Ven Tina, ven. Acércate y haz lo mismo...
-Pero... Matilde... yo...
-Vamos, Tina, no hay porqué temer.
-mmm...es que...
Pero la niña había acercado ya su carita al pezón que crecía. No pudo contenerse, abrió su boquita y con sus labios acarició la tetilla.
-Ummmmm...me gusta...-decía Matilde.
Dejé que la niña siguiera enloqueciendo a Matilde con su lengüita. Matilde se levantó de la cama, medio hipnotizada por las chupaditas de Tina, a la que yo despojaba de su sostén y sus bragas.
Cuando quedó desnuda ,tomé sus dos nalgas, tibias y tersas. Me agaché y mi cara quedó frente al trasero desnudo de la niña, que seguía volviendo loca a la calenturienta quinceañera.
Tomé su culo y mordí una de sus nalgas. Vi como la niña se exaltó, pero sabía bien lo que estaba haciendo.
Me levanté y me quité el bóxer. Quedé desnudo.
También despojé a Matilde de su liguero. También toqué y acaricié sus hermosas nalgas.
La tomé por detrás.
Me miró y me pidió que le hiciera el amor. Le dije que no traía condones( por imbécil los dejé en mi casa).
-Mmmmmm- Matilde sonrojada, estaba pensando mientras me miraba.-¿Te parece que...por atrás? Tu sabes...sexo...anal.
-Ohhh! Creo que aquí mismo me voy a correr.
-¿Entonces sí?
-Por supuesto que si!-Contesté.
Matilde miró a Tina que nos miraba desnuda y sonriente ,sentada en la cama, y le preguntó:
-¿Nos ayudas, Tina?
-¿Cómo ayudo?-preguntó medio desconcertada.
-Yo te iré diciendo.
Matilde corrió y salió de su alcoba para ir al baño. Regresó cinco minutos después. Yo estaba acariciando el culo , la espalda y el cuello a Tina, porque estaba reservando todo el placer para Matilde.
Matilde regresó con un palo de escoba, una bolsa y una barra de mantequilla.
-¿Vas a hacer que te meta su pene por atrás? preguntó Tina.
-¿No has oído, niñita? Siii.- Dijo Matilde.
-Entonces para qué es el palo de escoba? ¿Me lo voy a meter yo?
-Si, Tina. Pero te ayudaremos a alcanzar tu primer orgasmo.
-¿Porqué no me toca el de verdad, Matilde?
-Hoy no te va a tocar. Pero de que el chamaco de va a dar por el ano ,te va a dar,¿quieres?
-Está bien, pero también quiero correrme como lo harás tu.
-Vaya que te vas a correr.
Matilde se untó la mantequilla en el ano y me pasó la barra. Me unté mucha en el glande y se la pasé a Tina.
Tina se untó también. Matilde tomó el palo.
-Mira, Tina, le voy a echar mucha mantequilla a esta bolsa para que no te duela. Se la pongo al palo y ya está. Del resto me encargo yo, ¿si?
-Siiiiii!
Entonces me senté en la cama. Poco a poco, Matilde se sentó en mis piernas, mientras yo conducía mi pene a su ano. Y se le fue metiendo. Cuando vio, ya tenía todo adentro, y movía las nalgas para sentir esas sensaciones que la volvían una maniática. De Ricardo, ni se acordaba. Solo sabía que tenía un pedazo de carne tiesa ensartado en el ano, y que si se movía , simplemente se iba a volver chiflada de placer anal prohibido.
La chamaca ,tambaleante, tomó el palo de escoba. Vi la cara de miedo pero de curiosidad y morbo de Tina cuando vio relucir la mantequilla en el palo de escoba.
Entonces Tina puso sus dos nalgas bonitas frente a la ensartada Matilde. Esta llevó el palo al ano de la niña.
Y el palo fue entrando.
-¡Ay! Duele...Matilde... aaaay! Si! Si!! Ssssiii!! Sigue! Sigue! Ensartalo bien en el ano! SSIIi!!
-Así, niña... muévete...siii!! quiero que me excites...!! hazlo! Hazlo!! Vamos, aprieta el ano...sssii!- exclamó Matilde.
Matilde estaba totalmente entregada al placer anal y se retorcía entre raudales de morbo y malos pensamientos.
Tina, con la cabeza llena de lujuria, se dio la vuelta sin sacarse el palo del culo. Estaba sudando.
Vi como Matilde acariciaba el clítoris de Tina.
Matilde gritaba levemente, pero los grititos de placer se oían hasta en la cocina. Por fortuna, no había nadie en la casa mas que nosotros tres.
-¡Ssssiiii! ¡sssssiiii!!! ¡hazlo, hazlo!!!! ¡Tinaaaa!!! ¡jálalo, jálalo!!! ...jala el pezón... jálalo por favor que me desmayo!!!
Y la chiquilla obedecía...
-Ssssiiii...!SSSSIIII!! Tina... muérdelo!!! Muerde..!!!
Y Tina lo hacía. Mordió y mordió el pezón mientras se masturbaba y mientras tenía el palo de la escoba ensartado en su palpitante ano.
-¿En serio quieres a Ricardo?!!
-Si... lo quiero.....sissssiiii!
-Entonces ...no te voy a eyacular en el ano...
-Nooo!! No!! Eyacula en el ano, por favor.... Si nooo, me vuelvo loca!
-Entonces...
-No quiero a Ricardo!!! No lo quieroooooo!!!!!!!!!!!!!!!! Aaaaahhh!!!!!!!!
No pude aguantar más. Acariciaba las nalgas lindas y níveas de la chica y me daba vueltas la cabeza.
Así ,como estaba, brotó la primera eyaculación en el ano de la enloquecida Matilde...
-OhhH!!! ¡Chamaco!! ¡Siento la leche en el culo....!! ¡No pares, sigue con los cachetazos...!
Y Matilde se llevó otras nalgadas. Hasta después de un minuto, las censurables y voluptuosas sensaciones en el ano la volvieron frenética...
-Tinnnaaa!!! Quiero que agarres duro la trenza...!! Ahora...! Amarra bien los pezones...
Tina ruborizada, casi gritando su orgasmo y meneando el culo sintiendo el palo, obedeció a su primita que se perdía entre sensuales sensaciones prohibidas.
-Aaaahhhh!! AAAAHHHH!!! Amárralo bien!!! DURO!!!!! SSSiiiiiii!!!!!!!! ¡SIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!! ¡me corro!!!! ¡me voy a desmayar!!!!! Chamacooooo!!!!!!!!!
Con el ano lleno de leche, Matilde se retorció y se retorció mientras Tina le jalaba los pezones. Matilde se volvía loca entre las epicúreas sensaciones en el ano.
Matilde gritaba mientras se sumía en un sensual éxtasis anal...
-¡Ssssssssiiiiiii!!!!!!!!
Acto seguido, Matilde y yo vimos como Tina se sumía en un orgasmo ,gritando también, con el palo de escoba en el ano. Tina meneaba el culo para sentir las censurables sensaciones en los bordes de su palpitante ano.
-Teee...toca... decía Tina a Matilde con voz entrecortada por el inmenso placer.
Matilde pagó su deuda, acariciando los pezones de Tina, mientras la chavalita se corría enloquecida y avergonzada, frotándose una y otra vez el clítoris, sudando y gritando su precioso orgasmo. Matilde sonriente le mordía las hermosas tetillas a la niña.
Y el orgasmo terminó. La niña, sudando, se sacó el palo de su culito y tiró la bolsa al bote de basura. Matilde se levantó con las nalgas rojas de la soba que le había dado. Me dio una bofetadita mientras me sonreía y se fue a bañar y a cambiar.
Tina solo se vistió. Así , al poco rato llegaron los papás de Matilde , y luego los de Tina. Con ellos me fui al pueblo. Me despedí de Matilde y de sus papás y me salí de su casa para subirme al coche del papá de Tina.
Ocho días después iríamos otra vez a casa de Matilde, pero eso lo contaré después.