Las andanzas de mi esposa v

Ella se encuentra con un proveedor de servicios de su compañía que la pretendía, en una inusual escena se encuentran en la misma habitación, ella casi desnuda y desde ese instante inician una relación que duro mucho tiempo y que termina con la procreación de un hijo que era desconocido por mi.

LAS ANDANZAS DE MI ESPOSA V

Había amanecido,  los rayos de la luz del día penetraban por las ventanas de cristal haciéndose espacio entre las rendijas de las cortinas, en el ambiente de aquel cuarto solo se respiraba un ambiente de sexo, el olor era más fuerte que el de las moribundas flores en el comedor central, las manchas de semen en el la piel de los muebles, y la ropa esparcida por distintos lugares, con las recientes secreciones pegadas, nosotros resacados por la recién terminada jornada.

El día había avanzado bastante,   algo más del medio día, llamamos a un restaurante chino para pedir un especial de esos que resuelven al instante, pasado 20 minutos ya teníamos la mesa servida, comimos y tomamos un café negro para luego volver a la cama donde ambos permanecimos en silencio.

Cuando casi eran las tres de la tarde, prendí le tv para ver un juego de béisbol de la pelota local, pero ella se puso furiosa y me dijo.

-Quiere hablar o ver la televisión,  su voz fue  cortante e intimidante.

-Lo que tu quieras amor, es que tenemos tanto tiempo en silencio que no sé que hacer. Esa fue mi repuesta automática y la vi bajar un poco la guardia.

-Es que tu no te imagina lo difícil que es para mi contarte esto, no encuentro la palabra para arrancar, es la primera frase la que no consigo.

El silencio volvió adueñarse del ambiente, el ruido de los autos y uno que otro ruido de los niños en el parque rompían la monotonía del momento, fui al baño par cepillar los dientes y quitar el sabor a café, de regreso ella dijo.

-Recuerda el viaje de la entrega de premios que fuimos al hotel de  Puerto Plata.

Con un gesto de mi cabeza dije que si, pero no abrí mi boca para que le siguiera fluyendo las palabras.

-Ahí fue cuando estuve con Robert, su empresa era la encargada de realizar el montaje del evento, pusieron el sonido, las luces y los equipos de audiovisuales que utilizamos en el evento.

Ella hizo una larga pausa, respiro profundo y arrancó de nuevo con un suspiro y cerrando los ojos, no se si para organizar sus ideas o para revivir cada momento.

-Para ese evento la empresa alquilo la mita del hotel, el personal de administración estaba alojado en el tercer piso, los ejecutivos en el segundo y primero, la actividad fue simple, llegamos el viernes y nos registramos a eso de la 4:00 P.M., por lo que ese día sólo fue descansar y prepararnos parala jornada del sábado, el acto estaba programado para las 10:00 A.M.,  el acto comenzó puntual y termino puntual, quizás por las exigencias del hotel, luego se trataba de disfrutar un poco en la playa o en la piscina, la cena,  compartir en la discoteca o en los bares del hotel y a dormir.

En esta parte ella paro, se acotejo en la cama, cambio de posición y hasta se puso unas medias para no sentir el frio del aire acondicionado en los pies, yo seguía mudo en expectativa, macando las palabra, tragando saliva para controlar mi impaciencia, hasta que por fin su voz se rompió el silencio en la estancia.

-Al caer la noche me puse un vestido azul perla, fui al comedor donde me reuní con las muchachas, en el comedor juntamos varias mesas, casi terminando la cena se unió él al grupo, nos quedamos tomando algunas copas de vino para hacerle compañía en lo que él terminaba, luego pasamos a unas mesa que están en un mirador en la orilla de la playa, ahí tomamos varias copas y a las 10:00 P.M., fuimos a la discoteca, bailamos con los hombres, chica con chica y hasta con algunos de los empleados del hotel, pero a eso de la 12:00 P.M., ya estaba cansada y soñolienta por lo que dije que me iba a dormir. En la disco baile varias piezas con él, pero sin nada de roce, sólo diversión como lo hice con los demás, pero si en una el bajo su mano hasta mi nalga y se la subí en el acto.

Un suspiro lago de ella puso más tención en el ambiente, volvió y se acomodó en la cama, esta vez quedo frente a frente conmigo, me miro a los ojos y comenzó de nuevo a relatar.

-Llegue a mi habitación súper cansada, me cepille,  me puse la bata transparente que me regalaste en febrero de ese años y la tanga negra, me perfume como me gusta hacerlo y tú lo sabe bien, ya subiendo a la cama me tocaron la puerta de la habitación contigua, por donde están las dos puertas que si quieren se comunican ambas habitaciones para uso común;  en esa habitación estaba hospedada Martha, la secretaria de recursos humanos, sin pensarlo fui y abrí, y cuál fue mi sorpresa,  allí estaba yo,  desnuda, con mi pechos cubierto por una tela transparente y una diminuta tanga de  color negro transparente por demás, frente a mi estaba Robert con ambas manos puesta en los marcos de las puertas, no supe que hacer, me quede paralizada, no dije nada ni hice nada, mi cabeza daba vuelta buscando que hacía este hombre solo en la habitación de Martha, pero las circunstancias no dieron tiempo a las conjeturas  y  di la vuelta caminando hacia la cama de mi habitación, no lo invite a pasar, pero tampoco le dije que no entrara, deje la puerta abierta y simplemente le di la espalda, sin embargo si que hiciera ruido lo podía sentir caminando detrás de mí, su calor, la excitación que tenía me topaba, erizaba los bellos de mi piel.

El que me tomara por la espalda, dijo para seguir su relato, no fue una sorpresa para mí, desde que di la espalda sabía que sucedería, lo que no esperaba  fue la extraña sensación que sentí cuando su mano toco mi piel desnuda, mi piernas perdieron la fuerza, prácticamente me entregue a sus brazos, él simplemente me dio la vuelta y mis labios quedaron a su disposición frente a su cara, se inclinó y me beso, un beso, un beso lago y suave interrumpido para bajar hasta mi pechos y besarme el pezón delantero. El contacto de su boca con mi seno produjo un cortocircuito en mí, volví a perder las fuerzas, sentí que mi respiración se paraba, sólo cerré los ojos y me dejar llevar por aquella sensación de placer.

Me dejo caer en la cama, con un simple alón soltó el lazo que sostenía la transparente bata en mi cuello  y me deposito atravesada en la cama, con las piernas para bajo y medio cuerpo recostado, para arrodillarse frente a mi, levantando mi piernas con su hombros y depositar un suave beso en mi vientre bajo, beso que movió lo más hondo de mis entrañas, me puso a escupir un líquido por mi concha que poco a poco mojo mis nalgas, los muslos y la diminuta tanga, sentía vergüenza por lo tan mojada que estaba, quise taparme con las manos y pedirle que me dejara lavar, pero su lengua lucho con mis manos y el primer lengüetazo que llego a mis labios vaginales mermó todas mi resistencias,  mi cuerpo se flojo, las piernas se abrieron y solo quedaron dispuestas para recibir todo lo que me iba a dar.

Desde que di la espalda en la puerta sabía que no habría vuelta atrás, el fue a cogerme y yo lo iba a dejar que me disfrutara a sus anchas, es por eso que en ese momento su lengua recorría la profundidad de mi concha, succionando todo aquel líquido que salía a borbotones de mí, el se concentraba en besar mi clítoris y en ocasiones su larga lengua entraba hasta chocar con parte de mi útero,  algo hiso circuito detrás de mi oreja derecha, y un ligero calambre salió y bajo por mi columna vertebral para luego producir la atención de todos mis músculos,  con grito desgarrador me llego ese primer gran orgasmo que me hiso levantar la espalda y caer como saco nuevamente, mientras eyaculaba un movimiento involuntario se apoderó de mis piernas y abrían y serraban como tijeras, luego me quede paralizada, sólo le agarraba la cabeza para que no me tocara con su lengua, mi concha tenía una sensibilidad casi incomoda.

Ya recuperada lo ale para que se tendiera sobre la cama, me puse en su parte baja y cogí su erecto miembro en mis manos, tenía un pene hermoso, del color de su piel, limpio, oloroso, con la cabeza rosada casi como flecha y la parte baja más gruesa, no era redondo, más bien parecía un pedazo de madera trabajado de una pulgada por media, como la cabeza de una serpiente, con el justo ancho de mi boca, la chupe con ansias,  quizás una especie de venganza por lo que me acababa de hacer, con mi lengua jugaba con su ñema, haciendo bolitas con su jugos pre seminales para luego tragármela hasta donde sentía sus bellos, luego sencillamente me subí sobre él y con un roce lateral incomparable la introduje en lo más hondo de mi concha, para comenzar haciendo un juego de movimiento con mis nalgas que lo hacían delirar de las sensaciones continuas. El quiso tomar el control y me levanto por la cintura y me deposito boca bajo en la cama, me la metió por detrás aprisionando mis piernas con la suya y agarrando mis nalga con sus manos para solo clavarme, cuando me pude liberar lo tire en la cama y quedamos de lado, el se puso boca arriba y me colocó sobre el boca arriba también y me la clavaba, puse mis manos detrás apoyándome en su pecho y asiendo fuerza con mis pies hice un movimiento de rotación que lo puso a ver las estrella, un grito que llenó la estancia y un chorro de semen que me quemaba las entrañas lo dijeron todo, para luego quedar rendido a mis pies.

Después de un breve descanso, se la chupe hasta tenerla erecta de nuevo, me llevo al mueble donde me cogió con todas su gana, me puso boca arriba en el brazo derecho y me bombeaba con todas sus fuerzas, me puso en el mismo brazo en cuatro y siguió cogiéndome como el macho que era, sacando otro grito de guerra, sinónimo de que le daba lo más preciado de mi lucha, gritos que lo excitaron más, no pudo parar hasta que su pene salió de mi entrañas chorreando mi pechos y parte de la cama, para luego quedarnos dormidos.

Al día siguiente, prosiguió contando,  no levantamos tarde, le informe a la muchachas que me quedaba un día más para ultimar los detalles del evento, los cuales consistían en que me cogiera en la playa a la luz de la luna, por esas circunstancias llegamos a bañarnos cuando se estaba ocultando el sol, disfrutamos de la playa hasta las nueve de la noche, a esa hora la playa y el hotel estaban desierto, la mayoría de los turistas se van los domingo y los nuevos grupos regresan los jueves, por eso no fue de mucho esfuerzo acostarnos en un chelón, donde él me puso en cuatro y parado sobre la arena me la metías,   con suavidad, con violencia, con pasión, sacándome los gemidos que morían ante el cantos de las olas, tres orgasmos consecutivos tuve en la playa, el sólo uno, me eyaculó en la boca cuando me cogía en el aire, cargada como niña, pero cuando sintió la inevitable arribada, me deposito en la arena y me la metió en la boca para darme unos 8 chorros de semen que en su mayoría tuve que tragar.

Después de un baño para quitarnos la arena y el semen en mi cuerpo, entramos al hotel, tomamos una margarita y luego nos marchamos para las habitaciones, cuando llegamos al ascensor tuve una de esas ideas, marque el cuarto y le baje el bañador y comencé a mamárselo, al llegar al cuarto pedí el sótano y del sótano otra vez el cuarto, ya en este vieja me había agarrado de los pasamano del ascensor y me la clavaba, al volver a bajar me puse en cuatro y me la entraba por detrás, así llegamos al tercero, no nos habíamos percatado que una pareja de Croatas había pedido el ascensor el  piso tres, nos encontraron cogiendo, en un mal ingles me dijeron que estaba bien, por eso seguimos cogiendo con ellos al lado, se quedaron en el primer piso y al subir, tuvimos un orgasmo en conjunto, saliendo del ascensor choreando semen por el pasillo.

Esa noche cogimos mucho más, pero eso fue los interesante, la verdad y es lo que me preocupa, es que desde ese día se convirtió en mi amanta, mal contado creo que me ha echado más de 200 polvos, me cogió en cada motel de la ciudad, en mi coche, en el suyo, en su oficina, en su casa,  con decirte que cuando hacían evento de una semana, que yo me iba por la semana entera, así se iba él y la pasábamos juntos, cogiendo como perros en cada rincón, tanto que si mi cálculos no me fallan, nuestro último nene, no es tuyo, fue él quien me preño.

Con esta palabra cayo, no dijo nada más, yo tampoco encontré palabra y lo mejor fue eso, trague saliva y me fui al baño tirarme agua fría, así pasamos dos días hasta que nos prometimos enterar aquel tema.

El Llanero Solitario

jeencruz@hotmail.com