Las andanzas de Cachito

Vuelve el chico bien putito de "Sexo en la Carniceria", para contarnos su calentísima historia con el hermoso Fito Antonucci, hetero ... hasta ahi nomás...

LAS ANDANZAS DE CACHITO.

Yo soy Claudio Mustafá Argentino Abud, conocido popularmente por Cachito. Se que el autor de este relato me ha incluido como el caliente jovencito que cogía con un carnicero, en su cuento "Sexo en la Carnicería" recientemente publicado. No sé que satisfacciones le dio el relato al autor, pero en mi caso , elevó mi cotización en el barrio, y ahora hasta los barrenderos me silvan con admiración cuando me ven pasar: pantaloncito bien apretado marcándome el culo, las piernas y el bulto, camisita bien estrecha y zuecos de madera. Siempre soy así de discreto, pero los tipos me buscan, que le voy a hacer. TodoRelatos me convirtió en una estrella.

No les voy a engañar, no soy lindo pero si soy, llamativo, ardoroso y caliente a mas no poder. Soy mas bien de baja estatura 1,66, tirando a gordito (78kgs), tengo el cabello castaño enruladito, nariz pronunciada que delata mis orígenes libaneses, ojos claros y soñadores, cachetes faciales siempre rosaditos. Soy peludito, tipo osito, bigotes bien recordatitos y barba incipiente en la perita . O sea , como diría Maradona, soy un gordito con cara de puto.

Si, si señores, soy puto desde la más tierna edad, desde cuando mi madre , la dueña de la veterinaria del barrio, me vestía con esa ropita tan primorosa, que de bebé es inofensiva pero que a los doce años no sólo ridícula sino peligrosa. Por la calle me gritaban de todo: marica. maricón, trolo, comilón, tragasables, marcha atrás, puto, mariquita, etc.

A partir de los trece años lo que no crecía de alto lo crecía de culo, y llegué a tener un tacho descomunal, compuesto por dos zapallos ingleses de tamaño gigante que viajaban parados debajo de mi espalda, rellenaban pantalones hasta el hartazgo y despertaban la lujuria de albañiles, peones de taxi, paseadores de perros, encargados de edificios, policías , jubilados, carniceros y demás proveedores.

Cachito o sea yo, tenía un cacho (pedazo) de culo que despertaba comentarios de las chismosas del barrio, de los hombres y mujeres de la vecindad, de las adolescentes, y de hasta del periódico local que alertaba sobre los peligros que para la juventud implicaba el comportamiento escandaloso del jovencito que todos conocemos, hijo de antigua vecina y acreditada comerciante de la zona, cuyo voluminoso apéndice trasero hace realidad, estimados vecinos aquella canción de Carlos Argentino que empezaba con " Fuerte de caderas es mi puchunguita"

Toda mi mala fama provenía de mi apariencia externa , porque ajustándonos a la verdad yo era un adolescente casto y puro, que estaba por llevarme Matemáticas de segundo año del secundario a examen para el mes de marzo. Cuando mi madre se enteró de que me llevaba esa materia y a marzo nada menos, me dio una paliza de esas, con la correa de un perro de su veterinaria. Yo la quiero a mi vieja pero cuando me pega así la mandaría al Líbano de regreso, sin pasaje de vuelta..

Tenía que prepararme para el exámen y mi madre me mandó a lo de una profesora particular, la señorita Consuelo Fracassi, alias bigote, para tal fin. Con el mismo propósito asistía a sus clases el chico mas sexy y mas varonil y mas hermoso de mi colegio, Fito Antonucci, Eso me decidió a no faltar nunca a clase , a hacer mis deberes de la señorita Consuelo y a soñar de dia y de noche con el muchacho en cuestión, que por supuesto no me daba ni la hora.

Desde aquellas antiguas épocas me había llamado la atención el terror que ciertos heterosexuales tienen por acercarse a un tipo claramente homosexual. No se cuál es el origen del temor , pues si no les atraen los hombres jamás pasará nada, y un gay es raro que los viole.....

Fito se me escapaba siempre. Jamás se sentaba a mi lado, y solo intercambiaba las palabras elementales casi sin mirarme, no sea que yo lo contagiase de algo. Claro que el vernos tantas veces por semana en el mismo lugar, generó una habitualidad de trato, particularmente a la salida. Salíamos juntos de la casa de la señorita Consuelo y como vivíamos uno enfrente del otro hacíamos el mismo itinerario. Al principio cada uno caminaba solo y luego caminábamos juntos primero con otros chicos , luego los dos solos. Supongo que para que nadie nos viera, mejor dicho para que nadie lo viese conmigo, Fito había ideado un camino poco concurrido lleno de descampados y casi inhabitado para llegar a nuestras casas.

El día del exámen , tomamos el mismo auto de alquiler para ir al colegio. Apenas llegamos el se apartó de mi como si yo fuese un infectado o algo así. Me dirigí al aula y alli, temblando de miedo por las consecuencias de salir mal , aprobé el exámen con lo indispensable, pero lo aprobé.

En la puerta del colegio estaba Fito, rodeado por dos chicas, lo habían desaprobado y tenía la cabeza gacha. Me vió pero no me dio demasiada atención, el prefería el suave apoyo de las chicas con las que estaba. Lo esperé en la esquina, y el vino mirando a cada costado para asegurarse que no lo vieran conmigo y cuando llegó el radio taxi subimos juntos al vehículo.

Vi que había llorado pero no le tuve lástima. Vencido y todo me seguía despreciando como a un leproso. En dos segundos planée mi venganza. Lo invité a tomar un chocolate a la casa de mi abuela en pleno barrio de Villa Urquiza. Mi abuela estaba en Foz de Iguazu visitando a la hermana, y la casa estaría vacía. Vaciló, pero al final aceptó. Seguramente no quería regresar a su casa todavía..

No te voy a violar le dije.... y el soltó una carcajada, la primera del día. En la casa después de cerrar la puerta con llaves y pasadores , puse música , preparé chocolate con leche, jugamos a unos jueguitos electrónicos que le divirtieron mucho .

Cuando nos tiramos en los enormes sillones del comedor de mi abuela fue cuando le pedí que nos besáramos, que estaba caliente con el. Rajá (vete) de aca puto me dijo con un empujón contra la pared. Ni un besito me vas a dar , insistí , y el me dijo acabala puto de mierda abrime la puerta que me voy, o te rompo el culo a patadas.

Fue hasta la puerta y no la pudo abrir, lo seguí y con una valentía que no tenía, le acaricié el culo e intenté sobarle la pija. Se negó con fuerza. Era mas fuerte que yó y me tiró al suelo sin asco. Ahí empezó a pegarme, una y otra vez hasta que me hizo sangrar, y me gritaba toda las palabras insultantes que el diccionario , el prejuicio y el odio han creado para humillar a las maricas como yo. Me defendí como pude y le puse un ojo en compota con un anillo que llevaba y le arañé la cara con una bofetada que le di. Encontró las llaves , abrió los cerrojos y las puertas, tiró las llaves en mi dirección y se fue corriendo, como si lo persiguiese el diablo. Yo quedé en el piso, llorando.

Ese mes de marzo me tení el pelo de color rubio ceniza para horror de mi madre y difundí que mi cara golpeada era el resultado de una pelea de amor con mi novio, para escándalo de quienes me escucharan. Los chicos me preguntaban como había quedado el otro y yo con mucho cinismo, les contestaba " pregúntenle a Fito Antonucci. Algunos curiosos que lo hicieron, se asombraron al ver a Fito con un ojo en compota y la cara atravesada por un enorme rasguño. Nunca dije que él me hubiese golpeado. Tampoco dije que yo me hubiese peleado con el o peor que fuéramos novios con Fito , pero le quedó por un tiempo cierta fama a rarito o ambidextro que le costó remontar. Meterse con un marica..........

Dejamos de vernos por supuesto. Pasaron un par de años. Y yo comencé a buscar hombres con quienes coger , gente que pudiera parecérsele, castaño con ojos oscuros , barba de un par de días, mas bien flaco pero fibroso, piernas gruesas y bien desarrolladas de futbolista, culito redondo y levantado, pijudo........Pero no tuve suerte.

Cuando inauguraron ese local de "glory- holes" en el centro de Buenos Aires, Brad’s, quise ir de inmediato. Era un recinto oscurísimo, que en uno de sus sectores tenía unas divisiones y en ellas unos agujeros por donde los tipos pasan la pija para que el del otro lado, sin verle la cara, se la chupen. Al entrar me crucé con mi viejo amigo "Media Libra" y este bromeó diciéndome que siempre nos encontrábamos en sitios culturales: bibliotecas, museos, archivos históricos..........

Adentro del local, aparte de oscuridad había un olor a hombre que daba vueltas, olor a huevos , a leche, a orines, olor a calzoncillo transpirado, olor a sudor sin desodorante, olor a sexo desesperado. Entré a uno de los cubículos y al rato una pija de singular tamaño se asomó pero yo no hice nada, estaba como sobrecogido perdonando la expresión, por las circunstancias y el lugar. Al rato el tipo salió y entró otro, con una pija hermosa, una pija cabezona, circuncisa, gruesa, de piel suave , que olía bien, una pija recta erguida al máximo, y mientras me acercaba y la olía y me la metía en la boca, y la besaba y la chupaba. no pude dejar de ver el calzado del tipo , eran unas zapatillas rojas que me resultaban familiares. Pero no dije nada, y seguí chupando desesperado, y la pija era esponjosa, suave, caliente , un prodigio de la naturaleza. Una joya de la genética. Al rato el tipo me pasó un papelito diciendo " No quiero acabar acá, te espero en la esquina, tengo zapatillas rojas".

Caliente a mas no poder, al palo y desesperado, cuando el se fue, retirando esa hermosura de poronga, sin ningún disimulo, salí del cubículo, y una vez en la calle , me dirigí a la esquina y sin mirar al tipo vi sus zapatillas de marca, rojas, impecables y limpitas. Mas tarde observé al dueño , que esta vez no se me escaparía, mi amado Fito Antonucci.

galansoy

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