Las amigas de mi prima (3)
Nadie esperaba tener una orgía, pero, con 3 mujeres todo es posible.
Las amigas de mi Prima Capítulo III
En confesiones encontrarán los dos capítulos anteriores que les aconsejo leer....
Pelusa no sabía lo que pasaba entre nosotros y, sin quererlo, se entregó por primera vez al placer sexual, no sólo perdió su virginidad sino que, se convirtió en bisexual.
A veces me pregunto porque Martha utiliza ese tono tan imperativo, Pelusa estaba como en shock, se quedó parada y no sabía que hacer. Mona y Yo miramos a Martha reprochándole con la mirada su actitud, parece que se dio cuenta de ello,
Disculpa Pelusa dijo acercándose hacia ella- me has cogido por sorpresa.
Mira amiga, aquí lo estamos pasando muy bien, como tú ves estamos teniendo sexo y, por ninguna razón, queremos que te sientas mal. Si deseas te puedes quedar sentada en esa esquina señalaba hacia la esquina donde había un sillón- y mirarnos ó, si quieres, puedes participar, tú eliges diciendo esto Martha se detuvo a escasos centímetros de Pelusa.
Yo podía ver claramente que la mirada de Pelusa, antes que Martha se colocara delante de ella, había estado dirigida a mi miembro, el mismo que se encontraba medio erecto. Mona se levantó de la cama y puso su mano en mi miembro, apartando con la otra mano a Martha,
Mira Pelusa dijo Mona- así se hace, diciendo esto tomó mi miembro y comenzó a sobarlo de abajo hacia arriba, era claro que lo que Mona quería era provocarme una erección. Pelusa volvió a mirar como Mona me corría la polla, estaba, ahora, frente a ella, Martha a un costado comenzó a tocar a Pelusa en el brazo, pude divisar esa mirada libidinosa que siempre tiene cuando quiere sexo.
Pelusa ¿eres virgen? preguntó Martha-
Sí contestó Pelusa-
¿Te masturbas? replicó Martha-
Ocasionalmente, prefiero no hacerlo, es malo y, si lo haces seguido, te puedes enfermar,
Esta chica pensé- está fuera de lugar,
Mona se movió lentamente y con su mano izquierda fue a buscar la mano de Pelusa para dejarle mi miembro en su mano, ¿Primera vez que tocas una polla así de parada y dura? le preguntó, Pelusa no contestó. Su mano temblaba, podía percibir sus escalofríos y podía ver como la piel se le ponía como la de una gallina, estiré mi mano tocando su cara suavemente. Martha se había movido y estaba, ahora, a su espalda con sus manos sobre los tirantes de la ropa de baño de Pelusa, lentamente comenzó a retirar los tirantes y los llevó fuera de sus hombros, con clara intención de hacerlos resbalar por sus brazos. Mi corazón latía cada vez más rápido, su mano sujetaba mi miembro, comenzaba a acariciarlo, le miraba su rostro, bello, claro, sus labios de color Rosado, mas ella tenía la mirada perdida hacia abajo, hacia mi polla,
¡Estás temblando! dijo Martha- no te asustes, no te haremos daño, al contrario te daremos una felicidad increíble diciendo esto comenzó a bajar los tirantes por sus brazos y la ropa de baño bajó hasta dejar libre los senos de Pelusa- Eres bella-le dijo Martha-
Sus pechos eran firmes, redondos, no necesitarían de sujetador, tenía los pezones del mismo color que sus labios, las aureolas eran bastante más grandes que las que tenían Martha o Mona, y se comenzaban a poner erectos, duros, bellos, eran igual que sus aureolas, grandes, grandes, invitaban a besarlos y succionarlos, sentí que me venía, no podía contenerme, pero no quería, así no. Bajé mi mano y tomé la mano temblorosa de Pelusa acercando mis labios a los suyos, como ella era más bajita que Yo, pude perfectamente subir su cara con mi mano y besarla tiernamente y, la besé nuevamente. Traté de abrir sus labios, no me permitía hacerlo, así que pasé mi lengua por sus labios una, dos, tres veces hasta que separó sus labios y pude meter mi lengua. Su boca era cálida, toqué su lengua, apreté mis labios y la atraje hacia mí,
Espera dijo Martha- espera, todos queremos sentirla, no seas egoísta, diciendo esto nos separó, sus manos comenzaban a tocar los senos de Pelusa, no me pude con tener y llevé mi boca a uno de sus senos tomando su pezón en mi boca, todo lo que escuché fue Ahhhhhhh, Martha seguía bajándole la ropa de baño, podía sentirlo, me separé para verla.
Mona que había estado sentada al filo de la cama, se levantó con la clara intención de ver a Pelusa completamente desnuda. Cuando la ropa de baño cayó al suelo apareció ante nuestros ojos un espectáculo maravilloso. Pelusa estaba muy bien formada, no sólo sus senos eran de color Rosado, lo era todo su cuerpo, coronado por una gran cantidad de vello púbico de color dorado, uno podía darse cuenta fácilmente que ella nunca se había depilado, ni siquiera tocado esa parte de su cuerpo. No sólo Yo la miraba con una expresión de asombro, igual lo podías apreciar en Mona y Martha.
¡Mujer qué belleza! dijo Martha- pasando su mano por los vellos de Pelusa esto hizo que ella sufriera un ligero estremecimiento- Martha la acariciaba sobre su sexo, de pronto, Martha se colocó nuevamente a la espalda de Pelusa Yo, sin poder detenerme, llevé mi mano hacia el sexo de Pelusa y la comencé a acariciar, buscaba su clítoris, pero ella tenía las piernas juntas, en eso escucho que Martha le dice Pelusa separa un poco tus piernas- Pelusa obediente lo hizo, así que pude colocar mi mano en su entrepierna, estaba húmeda pero ¡OH sorpresa! Me encontré con la mano de Martha, los dos estábamos manoseando a Pelusa. Su humedad era ya visible, no podía saber si era producto de lo que había estado en la piscina o era el resultado de su excitación, no me importaba, seguía tocándola, Martha hábilmente le abría los labios vaginales, Yo lo podía sentir, así que me concentré en su clítoris, lo busqué afanosamente y lo encontré, era igual que sus pezones, más grande de lo que imaginé, estaba duro, comencé a masajearlo,
¡Hay no hagan eso dijo Pelusa- me ponen muy mal, Ahhhhhhhhhhhhhhhhh, por favorrrrrrrrrrrrr Martha sacó su mano y se llevó sus dedos a la boca saboreando la humedad que había encontrado
Mona me dice, José acércate dame tu pinga, te la quiero mamar, agachándose entre Pelusa Y Yo, toma mi pinga y se la mete a la boca. Pelusa comienza a ver lo que Mona está haciendo y cierra sus ojos tirando su cabeza hacia atrás, mientras sigo tocándole el clítoris, Martha vuelve a tocarla, Yo la siento más que húmeda. La siento mojada, Martha vuelve a sacar su mano pero esta vez dirige sus dedos a mi boca y me dice: Toma, disfruta de este sabor, sabor de una virgen, el sabor de alguien a quien te vas a comer. Mi Pinga estaba más que dura, enhiesta, totalmente húmeda por la saliva de Mona.
Mona, ¡déjalo que va a enseñarle a gozar! -dijo Martha- tomando a Pelusa y llevándola al borde de la cama donde, después de sentarla, la echó en la cama, poniendo su cara entre sus piernas Martha se la estaba comiendo- nos miramos con Mona y esta se dirigió hacia los senos de Pelusa, quien ya no decía absolutamente nada Yo era un testigo de lo que ocurría y no podía hacer nada-
Me arrodillé y comencé a pasarle la lengua al gatito de Mona, tenía su sexo chorreando prácticamente- mientras le mamaba los senos a Pelusa. Todo el culo de Mona estaba directamente en mi cara, lo tomé y le pasé la lengua. ¿José qué haces? Me preguntó Mona. ¿Te molesta? le contesté- No, pero, pero nada, volví a pasar mi lengua por su agujerito negro, no sé de donde me salió este arrebato, le pasaba la lengua a su ano, ahora se lo tocaba con mi dedo, intenté meterlo. No lo hagas-me pidió-
Josecito ven aquí me llamó Martha- me paré y fui hacia donde estaba ella, quien otra vez hundió su cara en la cuca de Pelusa,
Hay me matan, Martha no sigas imploraba Pelusa- me siento rara, nos decía, mientras comenzaba a agitarse me voy a hacer pipí, para, para, no sigas, me orino, Ayyyyyyyyyyyyyyyyyy, me estoy mojando, que ricoooooooooooooooooooo, Ay, sigueeeeeeeeeeeeeeee, Aggggggggggggggggggg.
Martha se levantó, me miró y acercó su boca a la mía, pensé que me quería dar un beso cuando siento, al abrir la boca, como me da un líquido de sabor agradable, tibio entre salado y ácido pero, definitivamente no era orina, Yo conocía la diferencia, había sido Martha quien me la había enseñado; eran los jugos de Pelusa. Martha había saboreado la primera eyaculación de Pelusa y la había compartido conmigo. La besé me lo tomé y comencé a pasarle la lengua por la cara saboreando cada gota Bájate, me ordenó y pruébala- me arrodillé entre las piernas de Pelusa comenzando a pasarle la lengua, su sexo era riquísimo, su olor era suave, agradable con ese olor particular que tiene cada hembra, tenía su sexo de color Rosado, pasé mi lengua por su clítoris, estaba durito y escuché Aggggggggggg, otra vez, mássssssssssssssssssssss, más,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, Uggggggggggggggggggg, que rico, me inundó, su chorro salía y salía de su vagina, lo sentía, tibio, como si fuese agua, tomaba lo más que podía pero era demasiado, se escapaba y corría por los extremos de mi boca, ya no aguantaba, quería estar dentro de ella, su clítoris, ahora flácido, volvía a ponerse duro con mis lengüetazos,
Me paré con mi miembro apuntando directamente a su sexo,
José escuché a Martha- acércate a ella y comienza a meterlo despacio, vas a sentir que no entras, cuando eso pase me dijo- me avisas para que puedas empujar fuerte Yo te ayudaré,
Martha se colocó a un costado de la cama tomando la pierna izquierda de Pelusa, mientras que Mona hacía lo mismo con la derecha, ambas levantaron las piernas y Martha me indicó con la mirada que comenzara a meter mi pinga en la chucha de Pelusa, eso estaba haciendo cuando, de pronto, Pelusa comenzó a decir- No, no lo hagan, por favor no. Amorcito, dijo Martha suavemente, relájate, hoy serás mujer y gozarás como nosotras, déjate llevar- No, eso duele, no, Mona se acercó y la besó en la boca, largamente, de hecho que Pelusa recibió el beso con gusto. Comencé a empujar, estaba totalmente mojado su sexo, sus labios de color Rosado se abrían, podía verlos claramente así como su clítoris, durito y gordito saliéndose del pliegue de los labios mayores, su vulva era hermosa a pesar de la gran cantidad de vellos que tenía, no podía seguir, sentía que algo me lo impedía miré a Martha y le hice la señal acordada- sentí la mano de Martha en mis glúteos empujando fuerte hacia adentro, lo mismo hice Yo, empujé hasta que mi miembro entró,
Ay, sácalo, sácalo, me duele decía Pelusa,
Sentí algo caliente sobre mi miembro, sentía como me abría paso y este sin ningún obstáculo entraba hasta el fondo. Comencé a sacarlo y me quedé perplejo, había sangre en mi miembro, pensé que algo había pasado. Martha y Mona miraban como estaba mi miembro No te asustes, me dijo Martha, esa sangre es de Pelusa, lo que pasa es que le has roto el himen. Ahora hazla gozar. Esas palabras cambiaron mi actitud de preocupado a más excitado. Pelusa se veía divina, contemplaba su rostro con sus ojos cerrados, su cara alargada con una nariz pequeña y bien formada, sus labios carnosos abiertos, respiraba agitadamente por la boca. Tomé sus manos con las mías y las acaricié. Mi miembro entraba y salía de su gatito, la estaba follando despacio, con delicadeza y mucho erotismo, no eran el tipo de cogida que me daba con Martha, donde lo que buscábamos era una eyaculación violenta, esta follada no era así, era, por primera vez así lo sentía, una cogida con amor.
Martha dejó la pierna de Pelusa y se subió a la cama. Pelusa, ahora te toca hacerme sentir lo que mismo que yo te hice sentir con mi boca. Pelusa abrió los ojos y se encontró con que Martha estaba encima, comenzando a agacharse sobre su cara,
Martha, no, jamás he hecho eso pronunció-
No pasa nada mi amor, esta será tu primera vez y verás que lo vas a disfrutar, debes aprender como se da placer a una mujer, eso, solo lo puede hacer otra mujer, Yo te enseñare cariño. Diciendo esto se posó sobre la boca de Pelusa, Yo no podía ver porque Martha me daba la espalda, solo atinaba a ver el movimiento de sus caderas.
Mona, hizo lo mismo que Martha y soltó la pierna de Pelusa viniendo hacia nosotros, se puso de rodillas en el suelo mirando como mi polla entraba y salía de la cuca de Pelusa, Yo jadeaba y jadeaba, tenía ganas de venirme. Me voy a venir dije- Se la voy a dar Ya, en ese momento Mona me saca la pinga de la cuca de Pelusa y me la aprieta muy fuerte en la base del miembro No José, todavía no- dijo- sentí como las pulsaciones se detenían, como se detenía el gusto que estaba teniendo, me sentí desfallecer, cuando Mona se lo metió en su boca. Mi polla estaba mojada con los jugos de Pelusa y con los rastros de sangre que había salido de su sexo, a Mona no le importó y se la tragó toda, su lengua jugaba con mi glande, lo sentía duro, cuando lo sacó de su boca lo vi morado, ella pasaba su lengua por el tronco y luego volteaba la cabeza y pasaba su lengua por la vagina de Pelusa, comenzaba a lamerla y limpiarla, esto ya era mucho para mí,
Martha- dije- pregúntale a Pelusa cuando dejó de menstruar, me quiero vaciar dentro de ella. José usa un preservativo, están en la mesa de noche contestó. No, quiero venirme en su chucha, lo deseo,
Pelusa cuando terminaste de menstruar preguntó Martha retirándose de la boca de ella-
Anteayer contestó-
Bien, entonces me puedo venir, diciendo esto volví a penetrarla, nada me detendría, Martha se volvió a sentar y le dijo a Pelusa ¡Ahora, lámeme más fuerte, mete tus dedos en mi vagina, por favor hazlo ahora ya! Ella comenzó a moverse hacia delante y hacia atrás, sigue Pelusa, sigue, le decía, me voy a venir, síiiiiiiiiiii, Ay que ricoooooooooo, te la doy mamita, toma, toma todo, Agggggggggggggggggg no puedo parar, ya, sigue, sigue ahí sale, Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, me voy a vaciar, toda, toda, mama, mama, mámame bien, terminó dejando la cara y el pecho de Pelusa muy mojados Yo conocía como Martha expulsaba sus jugos, siempre abundantes- se paró y se separó de Pelusa cambiando de posición con Mona quien aprovechó de sentarse en la cara de Pelusa.
Tomé su pierna y la subí llevando su pie a mi boca. Era tan bello, pequeño, con unas uñas bien cuidadas y pintadas de color rojo carmesí que destacaban en el fondo blanco-rosado de su piel, una piel suave tanto en el empeine como en la planta, me llevé sus dedos a mi boca y saboreé cada uno, mientras seguía metiendo y sacando mi polla de su sexo, ya estaba a punto nuevamente, seguí golpeando un poco más fuerte, el mete saca no lo hacía con violencia, lo hacía con pasión, me encantaba ver mi polla entrar y salir de ese bosque de vellos dorados, no aguantaba, Te la voy a dar Pelusa, toma, toma, sentí como mi leche salía disparada dentro de su vagina, sentía como mi miembro palpitaba a cien por hora, seguía metiendo y sacando y seguía saliendo leche, fue en ese momento cuando lo sentí, era un líquido tibio que comenzó a inundarme, me mojó la polla, los huevos y comenzó a correr por mis piernas, Pelusa me la había dado justo cuando sintió mi leche en su conchita, estaba en el paraíso, no podía haber más felicidad ¡Pelusa me matas de amor! Le dije, Martha me miró con los ojos abiertos como cuestionando lo que había dicho, no me importaba. Pelusa le dije- sigue mi amor, sigue, Yo sentía su orgasmo y su eyaculación en todo mi cuerpo, fue en ese instante cuando Pelusa movió a Mona sacándola de su cara y dijo: ¡Déjenme me estoy mojando! ¡Déjenme que me salga todo! José me voy a orinar otra vez, toma, tomaaaaaaaaa, y volvió a mojarse. Martha instintivamente me hizo a un lado para comenzar a tomar los fluidos de Pelusa, Mona se bajó igualmente y compartieron con Martha los efluvios de esta bella nena.
Sin pensarlo dos veces me subí a la cama u comencé a besarla, le pasaba mi lengua por su cara hasta que no resistí, arrodillándome le puse mi miembro en su boca, y le pregunté ¿la puedes besar?, La respuesta no pudo ser más abvia, abrió su boca y se lo metió como si fuera un chupete, espera, espera, le dije, no muerdas, solo pasa tu lengua y piensa que es un caramelo, así lo hizo, fue una sensación divina.
Me separé de ella y me recosté en la cama a su lado, estaba cansado y agitado,
Martha se levantó con Mona y nos dijeron que se iban a la ducha, entonces escuchamos una voz que desde la puerta llamaba
Pelusa ¿estás ahí? Era Vanesa que preguntaba por su hermana, abre, ¿por qué han cerrado la puerta?
Vanesa no te preocupes contestó Pelusa, ve a la piscina, voy en unos minutos estamos conversando algunas cosas, ya te contaré,
Pelusa me miró y se sonrió Si ella supiera lo que he hecho, me dijo,
es algo que ella hará en su momento, le contesté.