Las amigas de mi novia (2)

Lo que iba a ser un aburrido viaje para ver unas amigas de mi novia se convierte en unas calientes vacaciones llenas de lujuria y pasión.

Esta es la continuación del relato Las amigas de mi novia.

El sonido del móvil rompió el hechizo que nos mantenía inmóviles. Yolanda dándose media vuelta se fue. Sandra levantándose de la cama me dijo.

Tu contesta que yo voy a hablar con ella.

Desnuda y brillante de sudor por el ejercicio anterior se fue tras Yolanda. Yo cogí móvil. Era mi novia. Con la conciencia reconcomiéndome conteste.

Sí.

Soy yo, tontín. ¿Dónde estas?

En el piso.

Vale. Nosotras ya acabamos, llegare en media hora, no salgas.

Vale, te espero aquí.

Te quiero mucho churri

Y yo a ti también.

Me puse una camiseta y unos calzoncillos y salí de la habitación, buscando a las amigas de mi novia. Dios, que gilipollez acababa de hacer. Años de relación tirados por la borda por unos instantes de placer. Negros presentimientos embargaban mi alma. Las encontré en la cocina. Sandra seguía desnuda y la verdad que no me quedo más remedio que felicitarme a mi mismo por haber echado un polvo con una hembra semejante. Que buena estaba, aun con el pelo revuelto y parte del maquillaje corrido. Al verme las dos callaron y Yolanda se dirigió a mí.

Sandra me lo contó todo. Me dijo que te vio desnudo durmiendo y que no se pudo contener, que prácticamente te violo- Yo mentalmente le estaba dando las gracias a Sandra, además de estar tan buena no era una cabrona.- Pero eso no disculpa lo que has hecho. Le has puesto los cuernos a Laura.

Ya lo sé, y me arrepiento por ello. Pero la verdad es que no pude controlar la situación.- Le dije yo.

Eso te podía haber valido si fuera Sandra la que estuviera encima, pero cuando te la follaste en la posición del misionero, no era ella la que dominaba.

Yo calle, porque en el fondo tenía razón. Si de verdad hubiera querido, no me la habría follado. Sandra intervino en ese instante.

No te hagas la dura, Yoli. Ya sabes que no hay ni in tío que se me resista cuando quiero. Además, no le vamos a aguar la fiesta a la pobre Laurita, ¿verdad? Sólo fue un desahogo. Venia más caliente que una perra y al verlo desnudo me aproveche sin pensar en las consecuencias.

Tú nunca piensas en las consecuencias, zorrita- le dijo Yolanda.- Bueno, no le diré nada a Laura, pero no creerás que te libraras de todo tan fácil. Me debes una y te la voy a cobrar, no te olvides. Bueno, ¿Cuándo vuelve Laura?

Ostias, casi se me olvidó. La que llamaba era ella, que llegaría en media hora o así.

Joder. Bueno, habrá que organizarse. Tú tira ese condón a la basura y vete a ducharte. – Me dijo Yoli, que parecía que se habría convertido en la jefa. – Y tú, ven conmigo, que hay que cambiarles la cama a este y tienes que darte otra ducha tú también. – le dijo esta vez a Sandra

Las dos se fueron a la habitación mientras que yo cogí un poco de papel albal y envolví el condón ara que no se supiera que era y lo tiré a la basura. Me duche rápidamente, pero eliminando todos los rastros de olor que había dejado nuestro encuentro sexual. Me vestí, comprobando que habían cambiado y hecho la cama y que toda la poca ropa que se había quitado Sandrita la había recogido. En apariencia allí no había ocurrido nada. Una sensación de alivio me inundó. Quizá aun podría salir bien librado, aunque todavía me daban vueltas las palabras que me había dicho Yoli. ¿En que estaría pensando cuando me dijo que me iba a cobrar ese favor? En ese momento mi moza pico al micro. Yoli le abrió y me advirtió:

Tu actúa con normalidad, y si estas en apuros, tranquilo y déjanos actuar a nosotras.

La gran suerte que tuve fue el tiempo que mi novia llevaba sin ver a Sandrita, ya que no me hizo prácticamente caso esa tarde, hablando con Sandra y Yoli. Yo con la excusa de que estaba cansado, me eche a dormir, aunque la verdad es que los remordimientos no me dejaron pegar ojo. Más tarde vino mi novia un rato a estar conmigo y empezamos a hablar. Me noto raro y me dijo:

Ya se lo que te pasa.

A si.

Si. Lo que te pasa es que estás celoso porque no te hago caso. Pero compréndelo, llevaba sin verlas desde hace mucho. Pobrecito, que mal lo debes de estar pasando. Pero no te preocupes, te compensaré como más te gusta- me dijo mientras su mano empezó a sobarme el paquete. – Pero tendrás que esperar a llegar a casa, no lo podemos hacer aquí, con ellas ahí pudiendo oírnos. No es bueno ponerle los dientes largos.

Si, si, lo que tu digas.

Ay, que bueno eres. ¿Dónde podría encontrar a alguien mejor que tu?

Sus palabras no hicieron más que acentuar los remordimientos. La pobre se sentía culpable por el aburrimiento que estaba pasando yo, sin ni siquiera sospechar que la había engañado vilmente, y encima con una de sus amigas. Bueno, esto no lo tendría que saber jamás. Si creía que tenía un novio perfecto, a partir de ese momento lo tendría. Sería mi secreto, una traición que jamás le contaría pero que la compensaría día a día, haciéndola la mujer más feliz del mundo. No sabía que es lo que quería Yoli, pero lo tendría, no podía permitirme que se enfadara conmigo y le contara todo as mi novia.

Nos preparamos para salir y fuimos a un bar a cenar con todas las amigas de mi novia. Aunque cenar no era la palabra correcta, era más bien pinchar algo mientras se bebía jarra tras jarra de sangría. Casi al principio de empezar la "cena", se me acerco Yoli y me dijo que procurara beber poco. Yo la obedecí, aunque debí ser el único, ya que el resto chumaban como cosacos, mejor dicho, cosacas. Mi novia, que no estaba acostumbrada a beber tanto, pronto se puso un poco alegre. Cuando le iba a decir que dejara de beber, Yoli me dijo que callara la boquita y las dejara a ellas. Dos horas más tarde volvíamos a casa Sandra, Yoli, mi novia y yo, aunque a mi novia la llevábamos, ya que iba con una borrachera de campeonato, Al llegar la desnudamos y la metimos en la cama, donde quedo instantáneamente inconsciente. Yoli nos dijo.

Ahora venir al salón.

Nos dirigimos allí, cerrando la puerta de la habitación y la del salón.

Te toca pagar. – Me dijo Yoli- Y tú también vas a pagar putita.- Le dijo a Sandra. – Tengo que confesarte – me volvió a decir Yoli – que me gustaste desde el primer día. Y que según pasaba más tiempo contigo, más atraída me sentía. Lo malo es que estabas saliendo con una amiga, pero tu mismo te pusiste en mis manos al serle infiel. Para que yo no hable vas a tener que volver a ser infiel, que ironía ¿no?. Bueno basta de chachara y desnúdate. Y tú también te quitaras la ropa, - le dijo a Sandra-, pero pase lo que pase no le podrás tocar ni a el ni a mi. Solo podrás masturbarte.

Yo me quede petrificado. Mientras que Sandra se quitaba la ropa, Yoli me dijo.

  • ¿A que esperas? ¿No quieres follarme? ¿No te gusto?

No es eso, es que no me lo esperaba.

Pues espabila, quiero verte en bolas.

La obedecí y me desnude. Sandra ya estaba totalmente desnuda. La situación se estaba volviendo muy caliente y mi polla respondió como suele hacer en estas ocasiones, empinándose.

  • Bien bien, así me gusta. – Dijo Yoli, mientras empezaba a quitarse la ropa.

La verdad es que en comparación con Sandra perdía en casi todos los sentidos. Yoli era más alta y mas delgada y con bastante menos pecho, aunque con dos pezones negros y gordos. Su culo era mejor, para mi gusto, y el coño no lo tenía depilado. Se acercó a mí y empezamos a besarnos. Nuestras lenguas no paraban de danzar, girar y entremezclarse. Las manos también empezaron un recorrido exploratorio en el cuerpo del otro. Los besos empezaban a ser cada vez más apasionados, en boca y cuello. Mis dedos seguían el contorno de sus pechos, acariciaban sus pezones, rodeaban y apretujaban aquellas firmes y excitadas tetas. La tumbé sobre el sofá y abrí sus piernas y admirándolas acariciaba con suavidad sus caderas, después la cara interior de sus muslos y su coño, que pareció emanar más líquidos cuando posé mi mano en él. Con mi lengua comencé a chupar los tobillos, después las pantorrillas, sus muslos, subiendo por las caderas. Chupé y besé con suavidad sus tetas. Bajé otra vez a sus piernas. Mi cara se metió entre sus muslos, besándole las ingles. Hacía círculos con su lengua alrededor del monte de Venus y Yoli me suplicaba:

Qué gusto me das... Chúpame, cómeme... Ya no puedo más...

Mis labios rozaron su rajita mientras mi dedo acariciaba sus ingles, su culo... Mi lengua se abrió camino entre los labios vaginales en busca de su "botoncito". A Yoli se le notaba que le estaba dando un placer enorme chupando su húmedo chochito, llenándola con mis besos, mis caricias y mis chupeteos. Cuando la lengua llegó al clítoris, hizo que su cuerpo se estremeciera de gusto. Me agarró la cabeza y apretando sus piernas contra mi cara, comenzó un movimiento acompasado de sus caderas. Tuvo un orgasmo intenso, alucinante. Después de haberse corrido, no dejé de chuparle, lo que seguía produciendo un gran placer a Yoli, ya que no dejaba de retorcerse como una serpiente. Nos besamos de nuevo.

Mi turno -le dije cambiando de posición, tumbándome en el suelo.

Se agachó lentamente y se pone de rodillas en el suelo, entre mis piernas. Yo sé claramente lo que quiere: me la va a mamar en breve. No hablamos ni una sola palabra... a fin de cuentas no estamos ahí para hablar, sino para follar, follar hasta quedar exhaustos, hasta que nuestros cuerpos no puedan más.

Ella permanece así un largo rato, sin hacer nada, lo que me vuelve loco de impaciencia. Sé que lo hace a propósito, intenta desesperarme. Al fin se decide a "atacarme", aunque de momento parece querer continuar con esa estrategia de no ir a por todas. Simplemente se limita a recorrer mi cuerpo con sus manos, como si estuviera explorando el territorio que posteriormente pasará a ser suyo. Está jugueteando conmigo... me excita cada vez más si cabe, aunque no se da cuenta de que como siga por ese camino lo que va a conseguir es que me corra casi ya, lo cual sería toda una decepción, y no sé para quién más de los dos.

Por fin me mira de nuevo, me sonríe de una forma diría que "maliciosa" porque sabe lo que me está haciendo pasar, y pasa a la acción. Con su mano derecha coge mi erecta polla y juguetea un poco con ella, hasta que en un momento determinado se acerca y comienza un leve recorrido con su lengua que va desde mis huevos hasta el capullo. Cuando llega a este se dedica en un principio a chuparlo con una cierta intensidad, para pasar luego a tragarse todo lo que puede de mi polla. Yo dejo escapar un suspiro, que sin duda es por el enorme placer que me proporciona. Al principio se limita a chupármela lentamente, intentando meterse todo lo que puede. La sensación es increíble, aunque controlable, sin embargo cuando pasa a acompañar los movimientos de su boca con una leve masturbación no puedo evitar dejar escapar uno tras otro gemidos de placer, ahora sí incontrolable. Hasta el momento he mantenido los ojos abiertos para ver como me hace la mamada, lo que me excita muchísimo, pero también porque el hecho de ver la cara de gozo que tiene ella no tiene desperdicio. "Realmente la chupa como una profesional" pienso. Como digo, al principio había mantenido los ojos abiertos, pero cuando comienza la masturbación no tengo más remedio que cerrarlos para poder así controlar como sea mis sensaciones, o de lo contrario rápido llegaré al orgasmo. Ella se da cuenta de que no puede mantener ese ritmo si lo que pretende es que la folle, así que poco a poco va decreciendo la cadencia de sus arremetidas contra mi polla, lo que para mí supone un alivio. La excitación aumenta aun más cuando mi vista se dirigió hacia el sillón donde estaba sentada Sandra. Nos estaba mirando fijamente mientras con una mano se masturba suavemente, con la otra se pellizca uno de sus pezones. Su excitación es evidente. Cuando se dio cuenta de que la estoy mirando sonrió maliciosamente y se abrió los labios mientras se empieza a introducir un dedo en su húmeda vagina. Yo incapaz de contenerme más me corro en la boca de Yoli, que sorprendida por mi repentino estallido me mira. Al ver la dirección de mi mirada se gira y mira el espectáculo. Sandra ya tenía tres dedos entrando y saliendo de su coño cada vez con más velocidad.

Tengo que reconocer que esta buena la muy puta – Me dijo Yoli.

La verdad es que si, pero tú también me gustas y me pones mucho.- le dije yo mientras dirigía una de sus manos hacia mi polla, que se encontraba en estado de semierección.

Ella alagada por mis palabras volvió a besarme mientras que me la meneaba suavemente. Al cabo de unos instantes mi polla volvió a estar en estado de combate.

Follame ya- me dijo ella- Quiero sentirte dentro de mí.

¿Tienes condones?

No te preocupes por eso, tengo pastillas del día después por si acaso.

Olvidaba que eras enfermera.

Métemela ya

La senté en el sofá, con un movimiento la acerco un poco más al borde del sofá y le abro todo lo que puedo las piernas. Acerco todo lo que puedo mi polla a la entrada de su coño y empiezo a empujar, a clavársela. Cuando la tengo toda dentro de ella empiezo a moverme hacia adelante y atrás. Ahora comienza lo más placentero del todo, tanto para ella como para mí. Poco a poco voy acelerando la cadencia de mis embestidas hacia dentro, llegando ya mis huevos a golpear con cierta violencia contra la entrada de la vagina, como protestando por no poder entrar ellos también. Aún así procuro no hacerlo demasiado rápido... sería una pena que nos corriéramos antes de probar más posturas. Después de un rato le propongo cambiar de postura. La pongo a cuatro patas y enfilando mi polla totalmente lubricada con sus jugos vaginales se la meto hasta el fondo de un solo golpe.

Tan pronto como se le meto comienzan de nuevo sus gemidos. Desde luego esta es la tía que más parece disfrutar follando de todas con las que he estado, porque no cesa en sus exclamaciones de placer ni un instante. Ahora el poder de las embestidas no depende exclusivamente de mí, ya que ella misma hace movimientos hacia atrás que aceleran los míos. Parece tener prisa por acabar, o al menos de acabar conmigo, porque a este ritmo sé que no voy a poder aguantar mucho.

Sigue cabrón sigue. Follame.

En ese momento Sandra se sentó en un brazo del sofá, delante de Yoli y empezó a sobarle las tetas mientras se seguía masturbando, con el coño a pocos centímetros de la cara de Yoli. La situación debió excitarla porque sus exclamaciones son ya del tipo "¡¡¡me corro!!! ¡OH Dios! ¡Me corro!". Yo ya estoy a punto de correrme también y se lo hago saber. Mis arremetidas contra su coño son ya de una intensidad insuperable. Con un grito se corrió, quedándose medio desmayada del placer del orgasmo. Sandra ni corta ni perezosa, me dijo que me sentara y cogío la polla ya a punto de reventar y me apretó con un dedo justo debajo de los huevos. Una sensación extraña me invadió y la urgencia de estar a punto de correrme se me paso, bajándome un poco la erección de mi polla.

Con esto aguantaras un poco- me dijo Sandra.

Se puso de cuclillas dándome la espalda y dirigió mi polla a la entrada de su coño. De un golpe se dejó caer empalándose hasta el fondo. Empezó a moverse arriba y abajo, intercalando movimientos circulares con sus caderas. Mis manos se dirigieron una hacia su clítoris y otra hacia sus tetas. El clítoris lo tenía hinchado y nada mas tocarlo los gemidos aumentaron en intensidad y en volumen. Con la otra mano le amasaba las tetas y le pellizcaba los pezones. El ritmo de sus movimientos aumentaba y a pesar del método que me había realizado sentía que me iba a correr dentro de poco. Ella seguía con sus movimientos y yo no paraba de masturbarla cuando note que ya no podía más y me corrí dentro de ella. Esto no pareció afectarla ya que sus movimientos seguían cada vez más violentos hasta que por fin se dejó caer con fuerza y se corrió.

Nos besamos entre todos, cansados y sudorosos. Y agotados después de un duro día nos dirigimos a la habitación. Yo antes me lavé un poco, para quitar los posibles restos del polvo. Me acosté junto a mi novia, que seguía dormida como un tronco y me dormí sin saber todavía lo que me depararía el siguiente día.

Continuara.

Espero que os haya gustado, y aguardo que me enviéis comentarios.