Las amigas de mi hija.
Ese día volví a sentirme como un jovencito.
Julio de 2018. Una calurosa noche de viernes, al fin llegaba a casa después de una interminable jornada laboral.
Como de costumbre, abrió la puerta, dejé las llaves y el teléfono en el recibidor y me dirigí a los brazos de mi mujer, esperando ser bien recibido y solicitando mi beso de bienvenida.
Soy padre de unos mellizos preciosos de 18 años, una niña, Judith y de un niño, Arturo. Como para cualquier padre, son lo más importante en mi vida.
Tras recibir mi ansiado beso, pregunté por ellos. Alex, mi mujer con tono firme me dijo que Arturo se había ido a "dormir" a casa de Luis, un amigo de los dos de la infancia. Y que Judith estaba en su cuarto con Lucía y Esther.
Yo no quise molestarlas, así que Guy directo a mi habitación para prepararme una refrescante ducha. Al pasar por delante de la puerta de las chicas escuché el típico jaleo que montan, risas, gritos... Lo normal supongo. No hice caso y seguí a lo mío.
Tras la ducha, aproximadamente serían las 9 de la noche, me dirigí al salón para ver qué planes habían. Así que pregunté a Álex.
Amor, que tienes pensado para este fin de dema?
Nada. Me dijo. Y si quieres, podríamos pedir unas pizzas para cenar.
Perfecto! Así no cocinamos, que pido?
Para nosotros lo de siempre, preguntales a las chicas si se quedan a cenar y si se quedan, pues de que quieren las pizzas.
-Como ordene su majestad!
Concluí de forma jocosa. Así que fui a la puerta de la habitación que se mantenía cerrada, no se si me pudo la curiosidad o las ganas de enterarme de que estaba allí pasando, antes de picar me puse a escuchar que conversaciones tenían y de que se reían tanto. Si eso no se hace, pero me podía la curiosidad.
Las escuchaba reír hablaban de chicos, de que si nosequien se había liado con nosecuanto que si el otro estaba muy bueno, risas... A mi según iba reconociendo las voces y según que decían me iba cambiando la cara, Alex paso y me vio prácticamente con el oído pegado a la puerta, cuando me vio y vio las caras que ponía no aguanto la risa.
Me decidí a picar a la puerta, en ese mismo instante se hizo el silencio en la habitación, con una voz de aguantarse las risas Judith me respondió.
J. Quién?
Y. Judith soy yo, papá, puedo pasar?
J. Si pasa!!
Abrí la puerta, Judith estaba sentada en la silla del escritorio, Esther, una niña muy normal, con el pelo castaño liso un cuerpo con curvas y una cara redondita estaba sentada en el gigante puff que hay en esa habitación, Lucia una chica alta, delgada, con el pelo corto unos pechos del tamaño de una naranja y una nariz algo grande, estaba sentada en la cama. Las tres tenían sus teléfonos en las manos con las pantallas totalmente en negro, , la tablet estaba sobre el escritorio desbloqueada y con lo que parecía el Facebook en ella. No se de quien era concretamente, no alcancé a verlo pero si distinguí la fisionomía de algún chico.
Las tres me miraban, yo me quedé observandolas y les pregunté
-Y. Chicas, os quedáis a cenar? Voy a pedir pizzas!
Las tres al unísono respondieron con un si casi gritado. Así que comencé a tomar nota del pedido de aquellas voraces criaturas. Pobre el pizzero que tendría que hacer esos malabares para cuadrar el pedido.
-Y. Ok chicas, ya está todo anotado, voy a llamarte a ver qué tardan.
Cerré la puerta y me quedé inmóvil frente a ella revisando el pedido, escuché a una de las chicas, decía; no veas tú padre como esta! A lo que Judith entre carcajadas de respondía; No digas tonterías que es mi padre!! Y volvieron las risas. Yo no hice mucho caso y seguí a lo mío. Llamé hice el pedido y Alex y yo estuvimos charlando con normalidad.
Llegó el repartidor con el pedido, yo me encargué de poner la mesa, Alex cortaba las porciones y las chicas salieron. Una vez los comensales estaban acomodados y estábamos cenando comenzamos una charla de lo más normal. Uno de los temas que salió, como no, fue el calor que hacía a lo que se me ocurrió algo. Que tal si la siguiente semana nos íbamos a la playa?
Tenemos una casa en una urbanización costera, a unos 150km de casa. Una inversión de mis padres que heredé y a la que, por ser hijo único, solo mi familia tiene acceso.
-A. Pero y Arturo?
Preguntó mi mujer.
-Y. Arturo también puede venir claro! Jajajaja no en serio, cuántas veces ha venido este último año? Ya no cuenta con nosotros, si quiere venir, que venga, pero lo dudo. Le hará más ilusión tener la casa para el durante el finde.
-A. Espera que le pregunto!
Alex cogió el teléfono y lo llamó, por supuesto su respuesta fue un no rotundo. Así que invité a las chicas si querían venir. Judith les arengaba, si porfa!! Venir pasaremos el día en la playa tomando el sol!! Y hay unos chiringuitos muy guapos!
En un principio las chicas accedieron, pero claro, ellas no tienen la última palabra, sus padres son quienes finalmente decidirían. Esto no supuso mayor problema, ya que eran amigas de toda la vida y nos conocíamos sobradamente.
Cuadramos todo para que viernes durante la tarde/noche iniciáramos el viaje al llegar de trabajar.
Todo transcurrió con normalidad, allí estábamos los 5, yo como el único varón de la excursión, obviamente durante el trayecto todo eran risas y música de esta moderna que se escucha ahora, el reageton este....
Sobre las 8 de la tarde llegamos. Aparqué el coche en la entrada h empecé a descargar el escaso equipaje.
La casa, es una casita de 4 habitaciones, 3 en la planta baja y la principal en la superior con su baño propio, baño que no funciona desde hace unos meses.
Al abrir la puerta de entrada, q mano derecha hay otra en la que un pasillo conecta con los 3 dormitorios, en la parte izquierda, sin recibidor, está el salón con una barra separando este de la zona de cocina, justo en uno de los extremos de la barra, está la escalera que sube pegada a la pared al dormitorio principal.
Descargué el equipaje dejándolo todo sobre el sofá, al fin y al cabo no sabía de quién era casa maleta. La mía la subí directamente.
Mi única indicación fue que respetarán la habitación de Arturo, que 2 tendrían que dormir juntas y una en la habitación de invitados, que se apañasen.
Tras habernos acomodados todos, Alex y yo nos dispusimos a preparar la cena, cortamos un poco de embutido, hice una tortilla de patatas, saque unas cervezas y cocacolas, y allí mismo en la barra fuimos cenando y preparando el día siguiente.
Al día siguiente, una vez preparados, nos fuimos los 5 a la playa. Una vez en la arena, empezamos a despojarnos de la ropa que nos sobraba, yo llevaba un bañador tipo bermuda, Alex con ese majestuoso cuerpazo, solo llevaba la parte de abajo del bikini, dejando sus preciosos bien situados senos a la vista, a la vista de todo baboso que por allí pasaba. Judith su habitual bikini verde lima, Esther, aaai Esther con su bikini negro, y esas curvas tan bien pronunciadas en esa piel canela. Lucia, la verdad es que no recuerdo si su bikini era floreado o algo así, era tan diminuto que había que fijarse. La verdad es que Lucia tenía un cuerpazo delgadito cual Barbie, lo único que podría afear esa silueta era su nariz, pero genia cuerpo de modelo del que una de las chicas de woman secret envidiaría.
La mañana transcurrió sin más, tomamos el sol, jugamos en el agua, leímos un poco en la arena, lo normal de un día de playa. Cierto es, que mientras Lucia y Judith jugaban a las palas, no podía apartar la vista de ese cuerpo que tenía delante, era Lucia, es más, cero que en un par de ocasiones me pilló. Y no pareció molestarle, ya que me había fijado que con el correteo de jugar se le iba escondiendo el bikini entre esas nalgas finas y tan bien puestas, cuando la pelota caía al suelo ella aprovechaba para acomodarselo, ese movimiento me había provocado una erección, la pude disimular cruzando las piernas en la pequeña silla de tela.
Llegó la 1 de medio día, ya estaba algo cansado de tanto sol y tanta playa así que me fui adelantando a casa a preparar la barbacoa.
Una vez ya lo tenía todo dispuesto llegaron las chicas, así que en la mesa del patio serví la comida y comimos. Por la tarde, todos se dispusieron a volver a la playa, yo por el contrario preferí quedarme en casa y ver si podía reparar el baño de mi habitación.
Sobre las 8 de la tarde llegaron. Todas se ducharon h asearon, volví a preparar algo de cena, vimos un rato la TV y casa uno a su nidito.
Yo iba bastante caliente por la escena de la mañana con Lucía, así que le propuse a mi mujer hacer algo. Sabía que mucho ruido no podíamos hacer ya que las chicas nos escucharían, así que una vez en la cama, cogí a Álex y empecé a besarla, recorrí mi mano por sus pechos, jugueteando con sus pezones, pellizcandolos suavemente seguí bajando mi mano por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna, allí mi mano empezó a jugar con su clítoris, le hacía exactamente lo mismo que solía hacerle con mi boca, subía h bajaba recorriendo su clítoris, introducía algún dedo, la masturbe mientras ella hacía lo propio conmigo. Juntos llegamos al orgasmo soltando yo una inusitada cantidad de esperma sobre su cuerpo. Ambos nos quedamos dormidos exhaustos, con la seguridad de no haber sido escuchados.
A la mañana siguiente me desperté sobre las 9 de la mañana, no estaba Alex en la cama, en su mesita de noche había una nota que rezaba;
- Nos hemos ido a la playa, te hemos dejado descansar, estaremos donde siempre, si quieres venir bien, si no descansa y prepara la comida.
Me levanté de la cama y me puse mis boxer, baje la escalera y me dirigí a la cocina a prepararme un café con leche. Yo llevaba la típica erección matutina, pero que más da, estoy solo! Pensé.
Mientras me disponía a coger un baso del armario superior de la cocina una voz suave me sorprendió, era Lucia!
-L. Buenos días Tony!
-Y. Bu buenos días Lucía
Contesté avergonzado intentando tapar mi prominencia en el boxer. Allí estaba ella, de pie en la puerta del pasillo con un mini pijama que consistía en una camiseta de manga corta blanca por encima del ombligo dejando ver su blanco, terso y plano vientre y un pantalón azul claro que apenas tapaba su cadera fina, dejando ver unas delgadas y estilizadas piernas, unas piernas suaves.
-Y. No sabía que estabas aquí, no has ido a la playa?
Le dije mientras intentaba esconderme un poco tras la barra.
-L. No, ayer me quemé y no he pasado buena noche decía mientras se acercaba a la cocina. Yo intentaba esconderme por todos los medios y justo antes de llegar a mi posición dió la vuelta y apartó una silla de la mesa para sentarse, dejo ver la parte trasera de su pijama, donde terminaba ese pantalón... Justo a mitad de las nalgas! Yo no podía quitar la mirada hasta que se sentó.
-Y. Lucia, voy hacerme un café con leche, quieres algo para desayunar?
-L. Un zumo si tienes, gracias.
Mierda! Si me dirigía a la nevera me vería entero si gira la cabeza, pensé. Ingente ganar tiempo terminando mi desayuno, y justo al abrir la nevera ella se giró, intenté esconder mi erección tras la puerta de frigorífico, y de reojo, vi como me miraba.
-Y. Voy a ponerme algo Lucia, aquí tienes el zumo.
-L. Como quieras, pensé que ibas en bañador. Tú irás a la playa?
Cuando me dijo eso, me tranquilicé, así que intentando disimular y en un rápido movimiento, me senté frente a ella en la mesa. Tomamos nuestros desayunos y empezamos a charlar...
-Y. No, hoy no iré Lucia, ayer dejé el baño de arriba a medias y hoy quiero terminarlo. Que he pasó anoche? Te encontrabas mal?
-L. Si, tenía el estómago revuelto, pero no te preocupes, ya estoy bien. Pero creo que Alex tampoco se encontraba bien anoche
Me dijo con una sonrisa haciendo alusión a que nos había escuchado.
-Y. Jejeje no me dijo nada. Contesté sin darme cuenta de por dónde iba. No la noté extraña.
-L. Ah, pues me dio esa impresión, como me pareció oírla...
En ese momento fue cuando me di cuenta de la situación, nos quedamos mirándonos fijamente, no sabía que decir así que sin más le solté
-Y. Podrías haber dado unos golpes en la pared, así nos habríamos dado cuenta y parariamos.
-L. No si para ser sincera, me gustó lo que escuché!
En ese momento la erección matutina se convirtió en una trempada en toda regla, ya quería salir mi prepucio rompiendo la goma del boxer!
Lucia se levantó y fue a la nevera de nuevo la abrió y dejando sus nalgas a mi vista con las piernas rectas agachó su cuerpo y cogió el zumo, se sirvió otro baso y volvió a sentarse.
-Y. A que te refieres con que te gustó?
-L. Nada nada cosas mías...
-Y. Ahora no vengas con esas. Le dije. Ahora ya has empezado termina...
-L. Me da algo de vergüenza, pero mientras os escuchaba, pues estuve jugando pensando que era yo quien gemia.
Uno un silencio y me quedé mirándola, ella se levantó de la mesa, cogió su baso y al coger el mío nuestras manos se rozaron, volvimos a cruzar miradas y nos sonreímos.
-L. Voy a dejar esto en el fregadero.
Me dijo, momento en el que aproveche para sentarme en el sofá, agarrar un cojín y ponérmelo en la entrepierna para tapar mi enorme bulto.
Ella se sentó a mi lado, no muy lejos de mi. Ambos mirábamos la TV apagada, por un momento nos miramos, no se si fruto de mi calentura o por algún gesto que ella hiciera, nuestros labios se juntaron, nos fundimos en un morreo interminable, mi lengua paso a su boca jugando con su lengua, ella paso un brazo sobre mi espalda, yo puse una mano en su pierna, una pierna suave y delgada, casi podría rodearla con una mano, con su otra mano empezó a acariciar mi torso, esa suave y delicada mano. Quite el cojín de mi entrepierna, ahora sí se veía todo mi paquete erecto en todo su esplendor. Mientras nos besábamos Lucia fue bajando su mano hasta ponerla sobre mi boxer, mi paquete era muchísimo más grande que su mano. Agarre su pierna con fuerza y tirando acia mi, la senté sobre mi. No tarde en quitarle la camiseta, Lucia se acomodó sobre mi paquete h realizando suaves movimientos empezó a frotar su vagina con mi pene, yo jugueteaba con esos pechos perfectamente colocados, esa vista de unos pechos duros y tersos, encumbrados por unas claras aureolas y coronados con unos pequeños pezones me volvía loco. Ella aceleraba su respiración, no dejaba de besarme como una posesa, cada vez aumentaba el ritmo de sus movimientos a la vez que intentaba jadear. Joder, iba a conseguir que me corriera solo con esos roces y movimientos! Baje las manos a sus nalgas, casa nalga era del tamaño exacto de mi mano, yo la ayudaba con el movimiento y abría esas nalgas.
Por un momento y agarrándola por la cadera, conseguí que parase, no quería correrme aún, quería penetrarla, quería follarmela como un loco!
Aproveche para separarla unos centímetros de mi, conseguí separa mi boca de la suya a duras penas, ha que me cogía de la cabeza.
Mis manos bajaron a sus rodillas y con ellas fui recorriendo sus largas piernas hasta llegar a su pantalon, una de mis manos entro por la abertura casi totalmente tensada de su pantalón, no llevaba ropa interior!! Su delicado sexo estaba chorreando, empecé a acariciarlo mientras ella arqueaba su espalda y gemía lo rozaba, rozaba sus labios totalmente depilados, rozaba su clítoris, le pasaba un dedo por todo lo largo de su rajita y lo llevaba hasta el ano lubricandolo también con su propio jugo, ella se agarraba de mis hombros clavándole las uñas y retorciéndose de placer.
Seguí acariciándola, hasta volver a su entrada, muy despacio introduje un dedo, dios! Estaba súper apretado! Ella dio un grito de placer. Yo jugué con mi dedo en su interior intentando dilatarla, ella empezaba a mover de nuevo su cintura ayudando a mi dedo a complacerla. De repente, sus movimientos empezaron a ser más rápidos y efusivos, volvió a juntar su boca a la mía, ya no eran besos eran lametazos sin control mientras se movía casa vez con más entusiasmo y jadeaba, jadeaba desde lo más profundo de su ser. Por un momento, separó su boca, y con un alarido acompañado de unos espasmos tanto de cadera como de piernas se corrió, se corrió agarrando mi mano por la muñeca y extrallendola de su coñito.
Entre convulsiones gemidos y una pequeña risa me agarró por la parte de atrás de la cabeza y me volvió a besar.
No podía creer lo que estaba haciendo con esa jovencita de 18 años!
Volvimos a enrollarnos, está vez quería darle yo, quería hacerla mía.
Así que la puse de pie, estuve observando por unos segundos ese magnífico cuerpo delgado y terso, desafiando a la gravedad. Me puse de pie frente a ella rozando mi sexo con el suyo, le baje el pequeño pantalón de pijama, ella hizo lo propio con mi boxer y mientras agarraba mi miembro y lo masturbaba lo hacía rozar con el suyo, yo estaba en la gloria, notando su pequeña mano en mi tronco mientras mi prepucio se paseaba entre los húmedos labios de su coño, rozándose, satisfaciendo nuestro deseo.
Le cogí por los hombros le di la vuelta y la puse de frente al sofá, aciendola arrodillar en el asiento y apoyando sus manos en el respaldo. Ella sabía que iba a pasar ahí, puso su cadera un poco en pompa, sus nalgas se abrían dejando ver ese coño cerrado y mojado, ese ano rosadito, así que no me pude resistir a la tentación, me agache agaché justo detrás de ella y poniendo mi cara entre sus nalgas, le empecé a dar lametones en su coñito, era delicioso, suave e increíblemente caliente, ella empezó a gemir, a retorcerse de placer, intentaba subir el culo todo lo posible para ofrecerme ese manjar, despacio pero sin pausa subí la lengua, al llegar a su ano hizo un gesto como de desaprobación con su cadera. Estaba claro que no le habían hecho esto nunca ya que soltó un eeeey!! De sorpresa, que rápidamente volvió a cambiar por suspiros de placer al notar mi lengua jugueteando, estaba claro que no había probado absolutamente nada por detrás h yo estaba más que dispuesto a estrenarla.
Me incorporé al cabo del rato, ella me miraba girando su cabeza con ese pelo rubio corto, me sonreía a la vez que movía su cadera de lado a lado ofreciendomela, así que agarre mi miembro y me dispuse a penetrarla, se la puse encima de su culo, entre sus nalgas y despacio fui recorriendo el camino hasta llegar a su coñito, momento en el que ella soltó por su boca un -uuuummm empecé a empujarlo muy lento pero constante, ella gritaba de placer, jamás la había introducido en un coño tan semejantemente apretado, ella apretaba el respaldo del sofá mientras soltaba un visceral -aaaag.
No tardó en dilatar lo suficiente como para que pudiese empezar a follarla despacio. Así lo hice poco a poco y cogiéndola por sus caderas empecé a iniciar un lento y constante movimiento de bombeo. Su coño apretaba mi polla como si no quisiera soltarla, notaba como la abrazaba completamente mientras ella jadeaba de placer, las vistas desde mi posición eran excepcionales, veía esa espalda lisa, sus nalgas abiertas mostrando ese ano reluciente por mi saliva y mi polla entrando lentamente, al salir, sus labios se estiraban como si no quisiera perder el tacto de mi envenado tronco.
Comencé a aumentar el ritmo, a la vez, sus gritos de placer aumentaban, no pude aguantar la tentación y mi dedo pulgar se deslizó hasta llegar a su ano, seguí follandola como un poseso mientras mi dedo jugueteaba, supongo que pos el momento de excitacion, decidí introducir la primera falange del dedo en ese apretadisimo ano, ella cambió el tono de sus jadeos, era más gutural, más intenso. Con cada embestida mi cuerpo empujaba mi mano haciendo que el dedo entrase más profundo, ella gritaba más y más alto, pensé que nos escucharían todos desde la playa.
Cuando me quise dar cuenta, genia mi dedo pulgar totalmente introducido en su ano mientras la bombeaba, la folle por unos minutos así, estaba apunto de correrme cuando ella tras un grito intenso de placer y un silencio en el que apenas respiró, soltó de su ermoso coño un chorro, no fue un chorro exagerado pero si lo suficiente como para mojarme el muslo. Yo saqué mi dedo de su ano, agarre su cintura y apreté como si quisiera clavarsela hasta lo más profundo de su ser. Sus piernas empezaron de nuevo a convulsionar, apenas se mantenía en esa posición, se aguantaba por mis manos y mi berga clavada profundamente. Volvía a jadear intensamente, su espalda se retorcía a la vez que sus temblorosas piernas apenas la aguantaban. Ante tal imagen, no aguanté más y sacándose la de su sexo agarrándola con mi mano, tan solo tuve que apuntar a su cuerpo que aún se retorcía de placer soltando un enorme chorro de esperma que recorría toda su espalda.
A Lucia rápidamente le fueron cesando esos movimientos, yo caí sentado a su lado en el sofá. Ella me abrazó, nuestros cuerpos sudados se entrelazaron en un abrazo acompañado de un gran besa, con voz de haber estado corriendo un maratón, Lucia mirándome a los ojos me dijo;
-L. No te imaginas el tiempo que llevo esperando este momento. Ha sido tal y como siempre lo imaginé.
-Y. Así? Yo jamás lo había imaginado jejeje
-L. No seas bobo jajajaja
Con estas palabras, Lucia se levantó y cogiendo sus mini pantalones y camiseta en la mano, se dirigió al baño a darse una ducha.
Yo, haciendo lo propio con mi boxer. Subí a mi cuarto, y me puse un pantalón corto encima. No podía creerlo, menudo polvazo había pegado con esa cría... Que cuerpo tenía y quería repetir, quería más de ese joven fruto. Pero no era ni el momento no la ocasión. Mi mujer y mi hija estaban apenas a 5 minutos de camino. Así que comencé a preparar la comida, como si nada hubiese pasado....
Continuaré Continuaré comentando las siguientes citas que tuvimos en próximos relatos.