Las alegres vecinitas

Un verano en Almería, un edificio de apartamentos, una cámara de video y las ventanas abiertas.

Como bien sabéis, cuando estaba con Elena veraneábamos en Almería, pues bien, voy a contaros algo que nos sucedió hace algunos veranos.

Siempre que bajamos a Mojacar, nos hospedamos en un pequeño hotel cerca de la playa. Tenemos una relación bastante cordial con la familia que lo regenta y mantenemos el contacto con ellos durante todo el año. Ésta amistad nos proporciona el privilegio de poder usar siempre la misma habitación. Escogemos una que está en la parte más alta del edificio, posee una pequeña terraza muy agradable en las noches que sopla brisa ligera y en la cual pasamos buenos momentos de sexo. Una de las ventanas de la habitación da a la parte trasera del edificio y justo enfrente, como a unos 50 metros, hay un complejo de apartamentos para extranjeros. Alguna vez que otra, satisfaciendo nuestro lado voyeur hemos espiado de noche la ventanas más próximas por si veíamos algo. Una noche pudimos observar a una pareja de chicas que nos proporcionaron un espectáculo súper excitante. Conectamos la cámara de video, la pusimos en el alfeizar de la ventana, ajustamos el zoom, y esto es lo que pudimos grabar.

Eran jóvenes, rondando los 25, una de ellas mediría alrededor del 1,65 de estatura, morena, delgada, 85-90 de pecho y su piel tenia un ligero color tostado, las aureolas de sus pechos oscuras, no muy grandes pero generosas, unos pechos erguidos, ligeramente orientados hacia arriba y rematados por unos pezones realmente bonitos. Tenía un cuerpo bien proporcionado, nada exuberante pero bonito. Su pubis estaba depilado de forma que dejó una línea de unos 2 cms de ancha que nacía en la parte superior de la vulva y ascendía hacia el ombligo solo unos 4 cms. Del inicio de esa banda de pelo hacia abajo, nada. El trasero, trabajado en el gimnasio, alto, redondo, vamos, perfecto para mi gusto. Su compañera era más alta, rubia, cerca del 1,80, también tenía depilado el pubis excepto una línea similar mucho más delgada, y debía usar una 95 de sujetador a juzgar por el tamaño de sus tetas, unas tetas blancas como el resto de su piel, parecían blandas al tacto pero no caídas, me gustaron esas tetas. El resto del cuerpo era muy normal, excepto por un tatuaje de motivos tribales encima de la rabadilla.

Parecía que acababan de salir de la ducha a juzgar por sus cabellos mojados, los movimientos en torno a los armarios y las toallas dejadas sobre la cama. Reían y bromeaba la más alta haciéndola cosquillas a su amiga en los costados mientras ésta se secaba el pelo. Poco tiempo después, la morena ya con el pelo totalmente seco se sentó en la cama, cogió un bote que parecía de crema hidratante y comenzó a darse crema muy despacio por las piernas. Su amiga hacía rato que se entretenía adecentando la depilación de su pubis, sentada de cara a la ventana, lo cual dejaba una vista de su coño magnifica a nada que acercábamos el zoom. Solo viendo como esta chica se depilaba tuve una erección brutal, y Elena se sentó en el suelo, se metió mi polla en la boca y empezó a mamar despacio, muy despacio. Yo seguía grabando y abrí zoom para abarcar de nuevo toda la ventana. Su compañera había terminado de darse crema en casi todo el cuerpo y por lo que vimos, parece que le dijo a su amiga que la ayudase con la espalda. La más alta acudió a ayudarla, le extendió la crema muy despacio, los hombros, la espalda y finalmente el culo. Allí se entretuvo más, masajeándolo bien, metiendo un dedo entre las nalgas de arriba a abajo e incidiendo en el ano. La chica morena estaba de pie y se inclinaba hacia delante para recibir la crema en ese agujerito. Lentamente la excitación parecía crecer en ambas, ya que se giró y pidió crema en el pecho. Las manos untadas en crema acariciaban los pechos morenos, se regodeaban en los pezones retorciéndolos ligeramente, la chica comenzaba a suspirar y puso un pie encima de la cama. Esto animó a la rubia y siguió hacia abajo, recorriendo la vulva de la morena con los dedos pringosos de crema. Las manos de la chica que estaba de pie se apoyaron en los hombros de su amiga, empujaron hacia delante y la rubia quedo de espaldas sobre la cama. No pudimos ver como lo hacia, pero por la posición, intuimos que la cabeza de la morena se había colocado entre las piernas de su amante. Gracias a Dios, unos minutos después la morena reapareció, se levantó y se sentó en la cara de su amiga con el culo hacia nosotros, formando un 69 con su amiga. Vimos claramente los movimientos de lengua de la rubia acercando el zoom, obtuve una nítida imagen de la escena, procurando captar cada movimiento de los cuerpos. Se incorporaron y se besaron en la boca mientras se repartían caricias y abrazos. La más alta fue hasta el armario, cogio una bolsa negra que parecía de raso y sacó un consolador doble, de esos que tienen una cabeza de polla en cada extremo, lo untó con algo que parecía aceite lubricante y

La morena decidió practicar sexo en la intimidad, corrió las cortinas y ya solo veíamos la luz de la lámpara del techo.

Elena hacia rato que observaba conmigo, ya que desde que la rubia comenzó a dar crema en las tetas de su amiga, la invité a seguir viendo el espectáculo en directo, ya follariamos al pasarlo por la tele. Y así lo hicimos, conectamos la cámara al televisor esa noche después de cenar, y según veíamos a nuestras vecinas, Elena terminó su mamada y yo la correspondí haciéndola gritar con mis bombeos en su coño.

Al día siguiente vimos a nuestras "amigas" en la playa frente al hotel, pasamos junto a ellas, saludamos y nos saludaron sin saber que las habíamos grabado y después habíamos follado como locos viendo la cinta. Nos pusimos a un par de metros a su lado, nos desnudamos como ellas y discretamente las observamos más de cerca. Cuando la rubia se fue al agua Elena fue detrás, le comentó algo al llegarles el agua al coño y ambas rieron. Mi polla creció en un segundo y la morena, que me observaba hacía rato, lo contempló con gusto. Las chicas volvieron del agua, Elena me besó, rozó discretamente mi nabo tieso y se tumbó boca abajo. La rubia hizo algo parecido, llegó junto a su amiga, se tumbó de frente a ella, la besó sensualmente y la acarició levemente el trasero.

Esa noche Elena me contó lo sucedido: Al llegar al agua estaba algo fría, y cuando les llegó al coño, le comentó en inglés a la rubia que el agua tan fría le excitaba un poco. La chica reconoció que a ella también y Elena le dijo que si querían ella y su amiga pasar por nuestro hotel y mojarse con agua fría estaríamos encantados. La extranjera le preguntó el número de habitación y se fue a nadar.

Finalmente no vinieron, pero si recibimos una llamada por teléfono, una voz femenina, con acento extranjero nos invitaba a asomarnos por la ventana, lo hicimos y pudimos observar a las dos amigas desnudas frente a la ventana, con el consolador en la mano y sonriendo. Saqué la cámara, la coloqué en la ventana, nos saludaron, se besaron y comenzaron a jugar con su aparatito. Elena y yo les devolvimos el saludo, nos desnudamos y nos besamos también. Fue muy excitante saber que dos mujeres practican sexo para que las veas, así que decidimos grabar una cinta con una buena sesión de sexo entre nosotros, mamadas, 69s, enculadas y demás, la llevamos al complejo de apartamentos, con una nota de agradecimiento y nuestra dirección de Madrid y nuestro e-mail. Desde entonces, un par de veces al año intercambiábamos cintas de video, algunas con intercambios de parejas y varios correos con fotos.