Las 101 Bofetadas

Relato para fetichistas de la técnica de bofetadas. Una Ama perversa castiga severamente a un esclavo propinandole un gran numero de bofetadas provenientes de su mano enguantada.

LAS 101 BOFETADAS

Me vi despertado de mi profundo sueño por mi teléfono móvil, me desperecé  y me dispuse a coger el teléfono, al observar el nombre que ponía en la pantalla me dio un vuelco el corazón  y se me secó la boca. Lady Marga era quien esperaba al otro lado de la llamada, rápidamente descolgué y salude a mi tutora con la mayor educación posible. Ella era quien ofrecía mis servicios a otras señoras. No era su esclavo pero me cedía a sus amigas u otras señoras como esclavo domestico. Mi tutora siempre me decía que era un inútil pero para fregar y limpiar  no había que ser muy listo. Normalmente fregaba su casa una vez a la semana y en muchas ocasiones me cedía temporalmente para limpiar las casas de sus amigas o cualquier señora que lo necesitase. Al recibir su llamada supuse que debía acudir a limpiar la casa de alguna señora de inmediato como de costumbre pero me equivoque ya que  esta vez era para algo diferente y nuevo:

-         H ola estupido, escucha con atención quiero que esta noche acudas a esta dirección., una señora precisa de tus servicios… . – Su orden fue clara, sin rodeos ni contemplaciones.

-         ¿ He de llevar mis utensilios domésticos señora ? – La pregunté impacientemente a la señora sin dejarla terminar su explicación.

- Déjame terminar estupido, La Señora esta buscando un “conejito de indias “para abofetearlo,  desea disfrutar haciendo lo que mas la gusta que es abofetear estupidos como tu. Eres el esclavo mas tonto que he conocido, no sirves para nada pero al menos para recibir bofetadas seguro que sirves. Acudirás esta tarde  a su casa y te pondrás a su disposición, por supuesto no es necesario que mencione que Haras todo cuanto te ordene la señora, no se te ocurra dejarme mal o  no volverás a verme nunca mas , te he recomendado y seguro que unos buenos bofetones te hacen despertar - . La señora colgó el teléfono tras darme la dirección sin darme tiempo a ningún tipo de reproches.

Así que ahora había pasado de ser esclavo domestico de fregar el wc de las señoras   a ser su  conejito de indias para sus entretenimientos  sádicos. No tenía más remedio que acudir a mi cita, sino mi tutora se olvidaría de mí para siempre. Tenía  que darme prisa, tan solo disponía de un par de horas  para mi cita con la señora. Me duche, me puse una ropa elegante y me apresuré con mi coche hasta la dirección indicada.

Subí las escaleras completamente nervioso  y toque a la puerta indicada sin saber a quien me encontraría al otro lado. Al instante apareció en el umbral de la puerta  una mujer madura de unos 50 y tantos años de edad , ella debía ser la señora que me esperaba:

- mmmm , eres joven eso  me gusta, llevaba razón Lady Marga me gustaría lo que me iba a enviar – La Señora hizo un gesto con su mano en donde me invitaba a pasar al intentior de su casa. Acepté su hospitalidad y la saludé educadamente aunque ella no me hizo el menor caso y comenzó a andar por un largo pasillo por el cual yo la seguí. Al  final  del pasillo se paró y  abrió una puerta invitándome  a pasar al interior, entre y observé la habitación. Era un cuarto espacioso, apenas estaba amueblado, tan solo disponía de una silla en un extremo de la habitación, un armario en otra pared y en el tabique frontal una ventana.

La señora entro al interior de la habitación, Se acercó hasta colocarse a tan solo unos cuantos pasos de mí, me miro y se  dirigió a mi con un tono de voz  firme  y autoritario  que no daba lugar a replicas:

- Ya me ha informado Lady Marga que eres un completo inútil, no te preocupes para lo que yo te quiero no hay que ser muy listo, veras que pronto aprendes, jajajajaja - La señora comenzó a reírse a carcajadas, Había pillado la indirecta, tan solo tenía que recibir sus bofetadas tal como me había indicado mi tutora.

- Quiero que te desnudes ahora mismo y me esperes sentado en esa silla - . Su orden fue clara y  sencilla, la obedecí de inmediato, me quede completamente desnudo y me senté  en la silla  esperando nuevas instrucciones.

La señora se acercó hasta el armario situado junto a la  pared, lo abrió y comenzó a rebuscar en el hasta encontrar unos cuantos objetos.  El primer objeto que cogió fueron unas esposas metálicas. Las agarró con una mano y se dirigió hacia mi:

-         manos a la espalda – De inmediato obedecí a la señora, coloqué las manos a mi espalda pegadas al respaldo de la silla. Se situó detrás de mí y agarro mis manos juntándolas al respaldo de la silla.  Colocó una esposa sobre una de mis muñecas,  la otra la paso por el respaldo y finalmente me la ajusto en la otra muñeca, una vez esposado noté como cerro duramente  las esposas  provocándome un fuerte dolor, las cerró fuertemente de tal manera que el metal mordía mi piel. Emití un pequeño quejido debido a la dureza con la que me había esposado pero rápidamente fue aplacado :

-         No quiero oír un solo quejido, vuelve a hacerlo y te las aprieto todo lo que pueda - . Rápidamente cerré la boca y me contuve el dolor de las esposas sobre mis manos.

La señora con mucha tranquilidad se dirigió de nuevo hacia el armario, en mitad del camino se quito sus zapatos de tacón, los tiró a un lado de la habitación, la señora deseaba ponerse mas cómoda para el castigo que estaba apunto de impartirme. Siguió caminando descalza por el suelo protegida con sus finas medias de seda negra en sus pies.  En el armario cogió un par de cuerdas de un metro cada una. Volvió hasta la silla y se inclino para atarme mis pies a las patas de la silla. Rodeó mis tobillos con la cuerda y los ato fuertemente contra la pata de la silla, hizo lo propio con el otro pie, al igual que con las esposas apretó fuertemente las cuerdas, comprobé que no quería ningún contratiempo, me ato fuertemente evitando pudiese liberarme. Traté de liberarme para comprobar la firmeza de las ataduras pero fue imposible, no se movieron un milímetro. Quitarme las esposas era imposible y mas aun con la dureza con la que estaban colocadas y las cuerdas de mis pies no cedieron lo mas mínimo, me convencí que estaba atado duramente y que por mi mismo no podría soltarme. La señora se percató de mi intento de soltarme:

-         Es inútil que lo intentes, no podrás soltarte, me he asegurado que no podrás escapar, si lo consigues te dejaré marchar, jajjaja – La señora comenzó a reírse, era consciente que era imposible que pudiese soltarme por mi solo, por mas que lo intente no pude, la señora seguía riéndose mientras observaba mis vanos intentos por soltarme.

La señora se encaminó hacia la ventana de la habitación, bajo la persiana por completo para que nadie pudiese vernos, se hizo la oscuridad en la habitación durante unos segundos hasta que encendió la luz, una suave luz ilumino la habitación.  Se dirigió de nuevo hasta el armario y cogió algo de el, antes de llegar de nuevo hasta  mi se detuvo  en  la puerta y la cerro, giró dos vueltas de llave y se la guardo fuera de mi alcance. Reflexione sobre mi situación, era bastante negativa para mi., me encontraba atado de pies y manos fuertemente a una silla en una habitación encerrado bajo llave bajo el completo control de la señora.

Observé como la señora se situó frente a mí, en sus manos agarraba unos guantes de piel marrones. Comenzó a enfundárselos en sus manos, la quedaban muy ajustados lo que la daban mayor facilidad de movimiento en la mano, mientras se los colocaba se dirigió con su palabra hacia mí:

  • Bien, esto es muy sencillo, hasta un inútil como tú  puede entenderlo, tu tutora te ha cedido a mí para mi entretenimiento, una de las cosas que más disfruto en esta vida es  abofetear la cara de un patético esclavo hasta  que suplique piedad y comience a llorar.  Obedéceme en todo sin rechistar y puede que tenga piedad por el contrario sino lo haces   te daré de guantazos hasta que me plazca, puedo estar toda la noche si es necesario y no dudes que lo haría, disfrutaría mucho haciéndolo y las suplicas no te servirían de nada . -

Terminó de enfundarse los guantes a sus manos, se los ajusto cuidadosamente hasta que encajaron perfectamente en sus manos. La piel de sus guantes era gruesa y dura dando mayor protección a su mano, en los dedos y en la palma llevaban  unos pequeños adornos granulados que daban mayor dureza a sus guantes. Estaban perfectamente elegidos para dar con mayor contundencia bofetadas y no hacerse el mínimo daño en sus manos. Eran los guantes de castigo de la señora.

.

- Ahora tan solo estate quieto y levanta la cara mirándome fijamente a los ojos, quiero ver tu estupida cara de cerdo como se rinde ante mi - . La señora  lentamente camino hasta colocarse justo enfrente de mí. Dió su ultimo estirón al guante estirándolo y acerco su mano enguantada a mi cara, me acarició suavemente las mejillas, sentí el tacto fino de su guantes y a continuación descargo su mano en mi cara propinándome una fuerte bofetada.

PLAAAAAFFFFFF, ella me miro fijamente a los ojos y esbozó una sonrisa sádica en su rostro.

- El juego es muy fácil, Recibirás 50 bofetadas y en cada una de ellas  quiero que me mires fijamente a la cara, ahora pórtate bien y disfruta de miscaricias - . La señora se ajusto de nuevo su guante y me soltó otra bofetada en la cara. Poseía un poderoso brazo  por lo que sus bofetadas se estrellaban con fuerza en mi cara. Su guante fino la proporcionaba protección en su mano sin dañarla  y a la vez aumentaba el escozor en mi cara. Levanto de nuevo su brazo y observé como descendía hasta impactar de nuevo en mi cara nuevamente.

PLAAAAAAFFFFFFFF, PLAAAAAAAAAAAAAF  solo se escuchaba en la habitación el ruido sonoro que producía su mano enguantada al estrellarse en mi cara.

Había recibido unas cuantas bofetadas cuando MistressPain se detuvo, levante la mirada para ver que ocurría y me encontré su reprimenda y enfado:

- Te dije que me mirases fijamente a la cara, debes estar sordo, no te preocupes empiezo de cero otra vez, las bofetadas recibidas no cuentan, así tendrás mas cuidado - . Una gran decepción se apoderó de mí al ver como todo empezaba de nuevo, el camino transcurrido no había servido de nada, seguían quedándome las 50 bofetadas por recibir de nuevo. La señora aprovecho la pausa para ajustarse sus guantes y tan pronto como lo hizo comenzó de nuevo a abofetearme.

PLAAAAAAAAAAAAAFFFFFF, PLAAAAAAAAF, PLAAAAAAAFFFFFFFF…………. Su mano se estrellaba en mi cara sin compasión una y otra vez manteniendo un ritmo constante. Ambos lados de la cara me escocían, recibía una y otra bofetada alternándose en mi cara, tal como ella me había ordenado me reponía de la bofetada y volvía a mirarla. Su terrible brazo impactaba en mi rostro una y otra vez bajo su sonrisa sádica, la señora estaba disfrutando mucho.

- Ayyyyyyyy, Ayyyyyyyyyyy - no pude evitar quejarme del gran número de bofetadas recibidas. Olvidé por completo una de sus normas, no me dí cuenta,  simplemente necesitaba descargar el dolor de cada bofetada.

- Te dije que no me gustan las quejas ni gritos pero tu te has propuesto desobederme, te voy a enseñar a obedecerme te lo aseguro. Empezamos de cero de nuevo,  esto te enseñara – La señora enfurecida volvió a castigarme con empezar de cero. Sentí una gran impotencia, no aguantaría recibir 50 bofetadas mas, tenía que hacer algo. La desesperación hizo que me quejase ante la señora:

- Por favor señora 50 bofetadas mas no, la obedeceré pero no me de mas – La suplique buscando su piedad.

La señora no es una domina que atienda a suplicas, disfruta castigando a los esclavos y esta no iba a ser una excepción. Mis suplicas produjeron el efecto contrario provocaron que aumentara su enfado.

- Duplicamos el castigo, recibirás 100 bofetadas, me he cansado de tus quejidos de niña insolente, necesitas mano dura y es lo que te voy a dar – El tono de voz de la señora aumentó, estaba realmente enfadada.

- No por favor señora perdóneme, se lo suplico - . Me estaba comportando de forma estupida y no dejaba de suplicarla, todo lo contrario a lo que ella me había ordenado, realmente era un esclavo inútil como decía mi tutora.

-         CAAAAAALLAAAAAATEEEEEEEE- Me grito la señora.

Observé como la señora se inclinaba sobre si misma y comenzó a quitarse sus medias, las agarró con una mano apretujándolas y se acercó a mí.

- Abre la boca estupido – Con su mano izquierda cerro mis fosas nasales apretándolas  impidiendo pudiese respirar por la nariz, no tuve mas remedio que abrir la boca para respirar y ella aprovecho con su otra mano para introducirme sus finas medias en mi boca. Las introdujo por completo forzándolas con los dedos de su mano hasta que entraron por completo en mi boca amordazándome. Sacó del armario cinta de embalar y pego el extremo en mi boca comenzándola a girar alrededor de mi cabeza, dio muchas vueltas asegurándose que quedaba bien amordazado y no pudiese escupirlas.

- Hmmmmmhhhhmmmm - Tan solo se escuchaba de mi boca, era imposible emitir  sonido alguno.

- No me gustan que me interrumpan, ahora recibirás tu castigo y nada ni nadie podrá evitarlo, recibirás tus 100 bofetadas, aprenderás a obedecerme te lo prometo - . MistressPain comenzó a reírse mientras se ajustaba sus guantes en ambas manos, estiró con fuerza del extremo de su guante y a continuación ya conocía lo que sucedería:

  • PLAAAAAAAAAAAAAAFFFFFFF   su mano de cuero se estrello en mi cara de nuevo .Esta suponía la bofetada numero uno después de varias interrupciones y comenzar de cero. A esta primera bofetada comenzaron a seguirle muchas más, esta vez las bofetadas eran más fuertes, se notaba el enfado de MistressPain, su mano abofeteaba con más contundencia. Levantaba su mano cogiendo impulso y la dejaba caer con fuerza hasta chocar contra mi cara produciendo un sonoro chasquido el cuero en mi cara. La cara comenzaba a tenerla bastante caliente, me escocia y tan solo llevaba la mitad de las bofetadas recibidas:

- Llevas 50 bofetadas, si hubieras sido obediente hubiéramos terminado  pero elegiste el camino mas complicado así que te queda la mitad y te prometo que van a ser peores que las recibidas - . El miedo invadió mi cuerpo y antes que reaccionase ya estaba recibiendo de nuevo mas bofetadas, ella tenía razón comenzó a darlas mas fuertes. Su cara sádica me miraba fijamente con una leve sonrisa, la señora estaba disfrutando con cada bofetada..

La señora continuo propinándome una bofetada tras otra, se detuvo un momento para ajustarse sus guantes y con una mano me agarro del pelo y tiro fuertemente de el empujando mi cara hacia atrás, sentí un terrible dolor al recibir el tirón de pelo y sin apenas tiempo para reponerme con su otra mano comenzó a estrellar contundentes bofetadas en la cara. El castigo estaba siendo interminable y aunque no llevaba la cuenta aun debían quedarme unas 20 bofetadas. No se detuvo un instante, las ultimas bofetadas fueron las mas dolorosas y fuertes, con una mano tiraba fuertemente de mi pelo mientras con la otra estrellaba su mano enguantada en mi rostro.

El terrible castigo llegó a su fin, recibí la ultima y mas sonora bofetada y la señora dio por concluido mi castigo. Me miro fijamente y agarro mi cara por la barbilla manteniendo mi mirada frente a la suya, se dirigió a mi  con un tono muy autoritario sin lugar a replicas:

- Por hoy es suficiente, me lo he pasado realmente bien abofeteando tu cara de cerdo, lo volveremos a repetir, te solicitaré de nuevo a tu tutora - . Simplemente la idea que volvería a verla y recibir de nuevo el mismo duro castigo me produjo una sensación de miedo. La señora comprendió en mi mirada que yo no deseaba volver a recibir otro castigo similar y que haría lo posible por no volver a repetirlo, capto en mi rostro mi temor y rápidamente lo atajó:

- Dentro de una semana volverás ante mi, continuaremos con tu disciplina, probaré unos  guantes especiales que tengo reservados para la ocasión , ni se te ocurra por un momento hablar mal de mi a tu tutora o usar alguna estratagema porque te prometo que conseguerí que me seas prestado y te triplicare el castigo, te romperé la cara a guantazos si  no acudes a mi, te aseguro que puedo ser muy cruel y lo de hoy no será nada comparado con lo que te haré, por tu bien no me obligues a hacerlo -. La señora me amenazo duramente sin darme lugar a ninguna salida, tendría que hacer lo que ella me ordeno,  mantener el silencio y esperar a que vuelva a llamarme, no tenía alternativa.

MistressPain  me quito la mordaza de la boca, respiré aliviado y acercó su mano de fino cuero a mis labios:

- Ahora besa mi guante, dame las gracias mientras besas mi mano, suplícame piedad imbecil  , dame motivos para que no volvamos a empezar de nuevo, si es necesario te prometo que volveré a empezar de nuevo y te aseguro que disfrutare mucho  haciéndolo , no tengo prisa podemos estar toda la noche -  La sola idea me lleno de terror, comencé a besar su mano y guante  una y otra vez mientras la daba las gracias y la suplicaba que tuviese piedad de mi, la prometí que no la defraudaría y recibiría sus bofetadas agradecidamente.

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