Lara III

Buscábamos una aventurilla oral con un desconocido.

Algún día contaré en otros relatos como empezó todo (los dos priemros relatos). Por ahora basta decir que mi novia Lara (la dueña de la cuenta) y yo hacía unos meses que habíamos aderezado nuestra relación con un poco de infedilidades consentidas, pero sólo orales. Habitualemnte ella me lo contaba, y en otras ocasiones yo podía hacer de voyerista sin que le tipo que recibía las felaciones supiera nada. Yo también disfruté de alguna mamada que Lara espiaba en alguna ocasión, pero era las menos veces.

Sobre su aspecto. A mi me parece guapísima. Resulta muy llamativa a los hombres ya que tiene unas buenas tetas naturales y un buen cuerpo. No es una top model, o una actriz despampanante, pero si es una mujer atractiva y que llama la atención de forma natural, sin cintura de avispa, pero sin estar gorda. Está entre los 20 y 30 años ahora mismo. De pelo castaño entre lacio y ondulado a media altura.

En esta ocasión quería ver de cerca el "espectáculo", sin esconderme y sin que ella me lo tenga que contar después.

Habíamos decidido encontrar a alguien en una discoteca o pub, pero esta vez yo me quedaría delante para verlo claramente. No necesitamos hacer mucho ya que al poco tiempo de estar por ahí ya un tipo se acercó a Lara para ligar con ella. Era arrojado y con confianza en sí mismo. Según Lara estaba bien de cuerpo pese a no ser demasiado guapo de cara.

Después de flirtear y ser invitada a una copa el tipo invitó a Lara a dar una vuelta por algún lado. Lara aceptó, y mientras salían le contó lo que realmente quería. Jorge (que así se llamaba) se sorprendió pero no se asustó. Cuando me lo presentó solo me preguntó «¿de verdad quieres que tu novia me la chupe delante de ti?» yo no pronuncié palabra alguna pero asentí. Y así salimos fuera.

Nos montamos en mi coche y nos dirigimos hacía un picadero cercano. Mientras yo conducía ellos dos estaban en el asiento de atrás, y ya había empezado a meter mano a Lara. Sobaba sus tetas mientras le besaba desde el cuello hasta el pecho. Yo seguí conduciendo mirando de vez en cuando por el espejo retrovisor. Lara gemía con placer, él había bajado la mano hasta sus bragas y ahora apretaba entre sus piernas.

Le susurró algo al oído y ella negó con la cabeza, él volvió a decirle algo y esta vez lo hizo al tiempo que le metía la mano bajo las bragas y ella gimió con fuerza.

Para cuando llegamos al picadero ella ya tenía la camisa en la cintura y sin el sujetador. Le hacía una paja mientras él la besaba apretando su boca para meter su lengua bien dentro de ella. Paré el coche y apagué el motor y me giré para ver la escena mejor.

Él la agarró de la cabeza y la empujó hasta su polla para que empezara la mamada. Ella obedeció y se metió la polla en la boca. Jugó con ella un rato antes de empezar a mover la cabeza en una buena mamada.

Jorge me miró mientras disfrutaba de los labios de mi novia y me dijo «la chupa de cojones ¿seguro que no quieres que me la folle también?» con las manos en la cabeza de Lara le hizo acelerar el ritmo «puedo follarmela aquí mismo para que disfrutes más ¿qué?».

Me cabreaba la actitud del tío, y aunque estaba muy cachondo con la escena la opresión en el pecho que siempre me acompaña cuando veo a Lara con otro, era más fuerte que el placer, abrí la puerta del coche y salí cabreado.

Di una vuelta por el terraplén para relajarme, sólo había dos coches más y bastante alejados. Miré desde la distancia mi coche, estaba todo oscuro y no se veía nada. Pasaron los minutos y no me moví del sitio, un nuevo coche llegó y su faros iluminaron mi coche por un momento. Se veían las cabezas de Jorge y Lara en un morreo. Lara debía estar sentada a horcajadas sobre él y se movía. Imaginaba que significaba eso.

Me acerqué al coche, cabreado con la intención de detenerlos. A medida que me acercaba se escuchaba los gemidos de ambos. Casi no veía nada, a través del cristal dos sombras moviéndose juntas. Cuando estaba al lado del coche comencé a entender lo que él le decía.

«Vamos. Muevete, lo estás deseando» ella respondía con pequeños gemidos que no. Pero el movimiento seguía. «Venga ya no puedes decir que no» seguía diciendo él. Yo me había detenido al lado para escuchar, y en ningún momento paró el movimiento del interior.

«Para ya, habíamos dicho...» continuaba mi novia, cortándose imagino que por lso morreos «...sólo una mamada» «Pero esto te está gustando y más que te va a gustar» le cortó él. Por un momento se hizo el silencio y la cabeza de ella subió muy alto y empezó a bajar. «¿ves?» dijo él pero inmediatamente un fuerte no y un movimiento repentino cortaron toda la acción. Las sombras se separaron y ella siguió diciendo que no.

Me alejé unos pasos del coche, nervioso sin saber qué pensar. Dentro Jorge siguió insistiendo «Ahora sí que no puedes dejarme así» y las sombras se juntaron de nuevo. Por su parte Lara «quita, déjame ya. Suelta, ¡te digo que sueltes!»

Y las sombras desaparecieron de los cristales, recostándose en el asiento trasero. Vi como el coche se bamboleó con fuerza durante un rato y ya no le escuchaba a él sólo a ella que había alzado la voz «Suelta. No hagas eso, ¡Déjame!». Durante un tiempo sólo dijo «Para» y justo el coche empezó a moverse de lado a lado con fuerza, no mucho después ella gritó y el coche paró de golpe. «¡Joder!» gritó él y la puerta se abrió y Lara salió casi gateando.

Se levantó y se bajó la falda que la tenía enrollada en la cintura.

Miró alrededor y después se acercó a mi mientras Jorge se encendía un cigarro en mi coche. Ella llegó a mi lado «¿por qué te fuiste?» preguntó.

Hablamos un minuto o dos. Le conté cómo me sentía, estaba cachondo pero a la vez muy jodido. También le pregunté que porqué se lo había follado. Pero ella me dijo que no. El lo intentó y reintentó. Le metía el dedo una y otra vez e intentó meterle la polla al final, aunque ella le dijo que no. Le pregunté que si lo consiguió y ella dijo que no, pero que sí estuvo muy cerca.

No supe si creerla.

Al final decidimos terminar con esto por un tiempo, hasta que viéramos cómo nos afectaba. Ella estuvo de acuerdo, pero que Jorge no iba aceptar de buen grado que lo dejáramos así. Era cierto, y no quería una pelea con un tío que seguramente es más fuerte que yo, y que no se cortaría en violar a mi novia. «Terminale la mamada y haz que se corra lo más rápido posible» le dije «¿Estás seguro?» le dije que sí y ella me dió un beso y fue de nuevo al coche. Me quedé donde estaba por un momento, él se había sentado con las piernas fuera del coche mientras fumaba y Lara aprovechó para arrodillarse delante de él y comenzó a chupársela. Hablaron algo antes de empezar, pero no lo entendí. Ella se la chupaba moviendo la cabeza rápido y alternando con las manos o las tetas. Siguieron así mientras me alejaba del coche. Me fui caminando hasta el mirador para respirar aire fresco y quitarme es visión de la cabeza.

Debí pasear durante diez minutos o más antes de volver. El coche tenía las puertas cerradas y los dos estaban dentro. Estaba lejos y estaba oscuro, así que no veía nada de lo que sucedía, pero sabía que estaban ahí dentro. Me fui acercando con el corazón hecho un nudo.

Cuando estuve cerca noté que el coche se movía y los cristales estaban completamente empañados. Me senté en una piedra, recuperando los nervios que podría haber perdido mientras paseaba. No tardó mucho tiempo en detenerse el movimiento, y poco después salió Jorge del coche sólo vestido con sus vaqueros desabrochados. Me miró durante un momento riéndose como quien se ríe de un chiste privado. «Joder tío, que buena está tu novia» y se alejó hasta unos matorrales. Seguramente a mear.

Me acerqué al coche y mira por la puerta abierta.

Lara estaba desnuda con su falda en la cintura, sin ropa interior recostada en el asiento de atrás y con semen sobre las tetas y el abdomen.

Su ropa y la de Jorge estaba en el suelo del coche, cogí la ropa de él y la tiré fuera del coche, me monté al volante y nos fuimos. Lo último que escuche de Jorge fue llamarme hijo de puta mientras corría detrás unos metros.

Conduje a casa mientras Lara se vestía detrás. No hablamos en todo el camino y en casa decidí no preguntarle por nada de lo que pasó. Ella se duchó y nos fuimos a dormir.