Lamiéndonos

Después del sexo oral, nos comemos un pote de helado. Uno sobre la piel del otro. Con la lengua y los dientes.

¿Recuerdan que estaba en una habitación de  un hotel, con mi ex ?

Habíamos terminado de tener sexo oral increíble y llamaron a la puerta. Servicio de habitación. Helado y vino.

Aún teníamos algo de ropa puesta. Él sus jeans desabrochados. Yo, mi conjunto de ropa interior verde oscuro con tanga y portaligas. Y las medias. Y los tacones. Él estaba descalzo.

Nos sentamos en unas sillas y colocamos el pote de helado, la botella de vino y las copas sobre una mesa ratona.

Él sirvió el vino y lo tomamos mirándonos sin hablar.

“Delicioso, como vos” me dijo al fin y pasó la lengua por sus labios. No lo contradije. Tampoco asentí. Tomé el pote de helado, lo abrí y me senté sobre la alfombra. Recuerden que era un hotel de lujo. No un hotel alojamiento. Jamás hubiese puesto mi culo con tanga de encaje verde sobre la alfombra de un hotel alojamiento.

Me senté con las rodillas levantadas, abriendo las piernas y con el helado entre ellas. Como no había cucharas a la vista, tomé un poco de helado con dos dedos y, sin dejar de mirar a Pablo, me los llevé a la boca y cerré los ojos con deleite. Lo volví a mirar, invitándolo a comer conmigo.

Se sentó  junto a mí e imitó mi forma de comer. Y así, mirándonos y con los dedos, bajamos a la mitad el pote de helado. Yo tenía la boca y los dedos fríos y la entrepierna fundiéndose. Chorreando.

Tomé otra vez helado con mis dedos y lo acerqué a la boca de Pablo. Él los lamió sin dejar de mirarme. Tomó helado con sus dedos y yo lo lamí. Repetimos esa operación varias veces, sin dejar de mirarnos, sin dejar de lamernos los dedos con helado. Se acercó aún más y, envés de darme sus dedos para que los chupara, colocó el helado sobre mi brazo y comenzó a comerlo. Yo hice igual con su brazo y con mi boca. Luego pusimos helado en todo el cuerpo del otro, en cada centímetro desnudo y se lo quitamos con la lengua y, a veces también con los dientes.

Terminamos uno sobre el otro sobre la alfombra, pegoteados,  con la boca hecha hielo, mis pezones duros debajo del corpiño, mi concha caliente y empapada y su verga dura dentro del pantalón vaquero.

Hasta que se terminó el helado. Y el vino

Continuará…