Lalita desvirgada
Al fin Lalita cumple su sueño de convertirse en la amante de su padre.
Lalita desvirgada
La hermosura de mi padre cada día tenía a mamá con mas celos. Por lo tanto cada vez que él viajaba por motivos de trabajo lo obligaba a que me llevara.
Eran viajes deliciosos donde mi papi y yo disfrutabamos el inmenso placer de tener sexo oral. Ya dos de sus inmensos dedos entraban fácilmente en mi coño y en mi ano. Sin embargo el nunca me penetraba. Por mi parte ya mi cuerpo de doce años deseaba mas acción y quería penetración.
En mi calentura, mas de mil veces le rogaba que me clavara, pero él mas controlado se conformaba de acabar en mi boca, entre mis nalgas, entre mis piernas o en mi cara.
Fue en un viaje a Aruba donde ocurrió lo indetenible.
Papá cada día daba signos de desearme más.
Estabamos en una playa muy concurrida en Aruba, mientras nos bañabamos en el mar y nos acariciabamos disimuladamente ante centenares de personas. Sentía su erección contra mis nalgas. Me tenía abrazada desde atrás, y suavemente apartó mi hilo dental hacia un lado y fue introduciendo su miembro dentro de mi vagina, esta se lubricó inmediatamente pero cuando ya comenzaba a sentir el gustote, varios chorros de semen cayeron en mi coño. Allí se acabó todo, y quedé realmente frustrada. Solo la pegajosidad entre mis piernas empapando de semen mi traje de baño me daban una felicidad pasajera.
Mas tarde al llegar al cuarto del hotel venía dispuesta a desquitarme. Me desnudé y lo abracé por la cintura, al momento que le bajaba el traje de baño. Su pene estaba semi abultado. Me agache y comencé a mamarlo con delicadeza. El me llevo al centro de la cama me levantó las piernas, mis rodillas quedaron pegadas de mis hombros. Se colocó ante mí, untó saliva en la punta de su huevo y empezó a meter centímetro a centímetro la codiciada presa.
Lo disfruté plenamente hasta el momento en que sentí una dureza dolorosa debajo de mi ombligo. Sus bolas pegadas de mis nalgas y su vello rasurado pegado de mi coñito afeitado.Se quedó inmóvil, solo movía su pene, era un animal vivo dentro de mí. Baje las piernas y enganche sus muslos con mis talones. Pase mis brazos bajo sus axilas y lo aferré de los hombros.
Con cada empuje sentía que me abría divinamente en dos. Mi coño secretaba lubricantes que hacían mas rica las embestidas. Un dolor tolerable y agradable en mi vientre cuando el lo afincaba todo dentro del hueco. Estaba en extasis cuando de repente lo sacó y me colocó al borde de la cama, atravezada. Me dio dos almohadas para que las abrazara. Pegó mis rodillas de mi pecho, boca abajo con el culito al aire y la cara sobre la almohada. Mamó mi orificio humedeciendolo con saliva. Sacó vaselina y untó mi ano, introdujo sus dos dedos de la mano izquierda en mi culo, en el espejo se reflejaba como se engrasaba el asta con la mano libre, al tiempo que retiraba los dedos, presentaba la cabezota de su huevo en el hueco. Poco me dolió cuando entró la punta. Me díjo que pujara. Y mandó todo aquella masa gruesa de un solo envión hacia adentro de mis intestinos. Grité como una gata, me dieron ganas inmensas de cagar aquel intruso. El inmóvil vibraba solo su pene, que me daba sensación de corrientazos cada vez que lo movía. Comenzé a golpear mi clítoris con mi índice y a mover las caderas. El me tomó por los hombros. Inició el jueguito de sacarlo bruscamente y dejar tintineando mi hueco abierto, luego lo incrustaba de nuevo. Lo repitió incansablemente, yo tenía la fuerza perdida, perdí toda sensibilidad en mis piernas y brazos, solo sensación había en mis pelvis. Afincó todo su peso sobre mí y quedé con los brazos y piernas abiertas sobre el colchón, el puyaba y puyaba cada vez con mas fuerza. Mis nalgas comenzaron a sonar con el contacto de sus muslos. Ya el culo lo tenía rodando libremente. La verga entraba y salía sin piedad fácilmente. Yo iba cayendo en un barranco profundo sin fondo. Comencé a temblar involuntariamente, y un quejido de placer salió de lo mas profundo de mi pecho. Presentaba un orgasmo fabuloso y largo que me dejó desmayada y casi sin respirar. Solo la verga de papá taladrandome me hacía regresar a la realidad, el gruñó y comenzó a acabar en mi culo, las contracciones peneanas me hicieron acabar de nuevo, allí si no me pude recuperar mas. Estaba noqueada.
Papá y yo nos enamoramos mas aún. Nos cojíamos después en cada oportunidad que teníamos.
Mi cuerpo inmediatamente tomó forma en una soberbia hembra que llamaba la atención de todos, los próximos tres años fui la autentica mujer de papá, quíen cojía a mamá mas por cumplir que por querer.
Recuerdo la vez en que mamá cumplió años y estaba muy ebria. Yo con un gusano de curiosidad le díje a papá que quería ver cómo clavaba a mamá.
Este me complació, yo me oculté tras la cortina y observé como mamá hirviendo, mamaba huevo, y cómo a horcajadas se montó sobre aquel tolete rosado. Me gustó la maravillosa forma como culeaba, era buenísima en eso. Luego comenzó a subir y dejarse caer con fuerza sobre el asta de hierro, acabando entre gritos y quedandose dormida profundamente.
Yo me había masturbado mientras los veía, pero eso no me calmaba. Así que salí detrás de papá cuando este se iba a lavar su verga. Yo quería olersela, y así se la mamé. Sintiendo el sabor de una hembra sobre su miembro.
Mamá salió embarazada a los tres meses y de a llí no le parió mas a papá.
Yo le parí a mi viejo tres hijas. Desde los quince años que nació la primera y papá y yo nos escapamos sin rumbo conocido. Hoy en día vivimos felices. Yo lo celo arrechamente.
Y creo que nunca lo dejaré de amar. Aunque cada día lo veo mas viejito, aún me coje con mucho placer.