Laetitia

Desde el primer día que la vi llegar a orientarse a mi lugar de trabajo, me atrajo muy fuertemente, el deseo fue casi inmediato.

Desde el primer día que la vi llegar a orientarse a mi lugar de trabajo, me atrajo muy fuertemente, el deseo fue casi inmediato. Liliana era una joven de 24 años, no especialmente bella, pero con unas curvas infartantes, un culo de ensueño, unos pechos no grandes pero que adivinaba apenas cabrían en mis manos, y un cabello negro largo y ligeramente rizado que caía libremente por sus sienes cubriendo sus hombros y el inicio de su espalda. Yo sabía que ella era un reto digno de aceptar, y la franca abulia de mi esposa por hacer nuestros encuentros amorosos al menos decentemente frecuentes, me tenía como un depredador buscando a su presa.

No la veia habitualmente pues el sistema de turnos de su trabajo y el mio no nos hacia coincidir con frecuencia. Empece a notar cierta complicidad en su mirada cuando se cruzaba con la mia, y con frecuencia concurria a mi cubilete con documentos que debian ser revisados por mi persona, y en ocasiones ofrecia a sus compañeras llevarle sus documentos juntos con los propios. Esto le permitia estar mas tiempo en mi compañía.

Comenzamos a hablar en las horas de almuerzo, enviarnos mails durante las horas de trabajo, enviarnos SMS. Estas conversaciones de a poco fueron tomando un trasfondo sexual, que fue ‘in crescendo’. Asi logre saber que tenia un novio quien no la satisfacia plenamente en la cama, y ella logro averiguar que yo llevaba casi 2 meses de abstinencia no autoimpuesta.

La complicidad hizo que nos empezaramos a tomar de la mano "casualmente" durante estas conversaciones. Y entre conversacion y conversación logre que aceptara que debiamos ayudarnos mutuamente. Asi en uno de esos almuerzos fuimos a "almorzar". Claramente ella fue el mejor postre que podria haber elegido.

Para mi sorpresa ella tenia muy claro que era lo que queria. Sexo sin remordimientos ni ataduras. Sin compromisos. Yo soy un hombre de 32 años, con 3 hijos y una esposa, y realmente siento que estoy en la flor de mi vida, pero estaba acostumbrado a tener sexo rapido y ocasional, como le gusta a mi esposa, y gratamente me sorprendi a mi mismo soportando una tarde completa de sexo del mejor. Habia preparado esta tarde desde hacia tiempo en complicidad con mi superior, quien acepto firmar un permiso para ausentarme de mi trabajo durante la tarde, asi mismo como tambien autorizo a Liliana, claro esta a cambio de que le contara todo con lujo de detalles. Con paso decidido nos dirigimos al Motel.

Bueno, habra que almorzar un "pollo al velador" - me dijo ella.

Nah, me gusta mas el pollo con papas – le dije yo.

¿Cómo es eso?

Un trutro para alla, otro para aca, y pa pa pa

Eso habra que verlo… - finalizo ella con cara de picarona a medida que entrabamos al Motel

Una vez en la habitación, mi corazon latia a mil, mi miembro estaba semirrecto, como anticipandose a la larga sesion que yo intuia iba a dar inicio. Ella se abalanzo sobre mi estampandome un mojado beso en los labios, abrazada a mi cuello; instintivamente mis brazos rodearon su cintura y rapidamente mis manos empezaron a recorrer su redondo y carnoso culo. Un sonado suspiro de parte de ella indico que todo iba bien asi que empece a acariciar su culo cada vez mas cerca de su entrepierna, mientras seguiamos besandonos.

Ella subitamente rompio el beso y el abrazo. – Bueno a qué vinimos… - y empezo a desabotonar mi camisa, con cuidado y sin prisa, pero con una mirada que demostraba una fogosidad sin limites de la cual me daria cuenta mas tarde. Obviamente no me quede atrás y mientras ella empezo a desabrochar mi cinturón yo comence a desabotonar su blusa, para encontrarme con un exquisito brassiere color burdeo, con unos preciosos encajes, y que apenas podian mantener en su lugar unos pechos sedosos que exigian ser liberados de su prision.

Toda su morena piel tenia la sedosidad de la juventud, y emanaba un olor a mujer que ya me tenia empalmado a cien. Tan solo tener su torso a la vista, inclusive con el brassiere puesto pude notar que su cintura era notoriamente delgada, y que habia elegido la presa mas exquisita del rebaño. Una vez que ella se deshizo de mi cinturón pude obedecer la orden subliminal de esos exquisitos pechos, y solte su brassiere. Sus pechos quedaron libres apuntando directamente hacia mi, sus areolas eran como 2 monedas de 100 pesos, con un tinte levemente oscuro, y sus pezones parecian 2 pequeños y gruesos dedos indices diciendome "tú, ven a succionarme… y a mi tambien" decia el otro pezon.

Pude darme cuenta que realmente mis manos apenas podian cada una con un pecho y que su consistencia era firme pero sedosa. Pronto empezo a suspirar al contacto de sus pechos con mi lengua y mis manos.

Quitate los zapatos… rapido – me dijo

Ella hizo lo mismo y desabotono mi pantalón, bajo el cierre, y quede con el pantalón en los tobillos y el boxer tratando de impedir en vano que se notara mi ereccion. Debo decir que soy muy normal y que mi pene no es de esos descomunales monstruos que aparecen en algunos sitios de Internet o en otros relatos. En ereccion completa mido 12cm y otros 12cm de circunferencia, lo cual por los fogosos ojos de Liliana, pude asumir que era de su entera satisfacción.

  • Que cosa mas deliciosa estoy viendo – y sin bajarme los boxers comenzo a acariciar el paquete. Aproveche este momento para desabotonar sus pantalones e igualar las condiciones. No podia creer lo que estaba viendo, unas caderas perfectas como esas que salen en las fotos de los catalogos de lenceria, con un trasero fenomenal, sin un rastro de celulitis, todo enfundado en un cola less burdeos, que tenia una zona de transparencia que mostraba un vello pubiano cuidado y rasurado con la forma de una linea no muy gruesa ni muy larga.

La hice volterase para ver su espectacular trasero, y para mi sorpresa me dijo – voy a sacarme los pantalones que tengo en los tobillos y los calcetines – y se agacho hacia delante quedando clavado mi paquete en su impecable trasero. Se afirmo un poco de la pared y obviamente con cada movimiento por intentar sacarse esas prendas de vestir, restregaba su culo contra mi duro paquete. Una vez que quedo vestida solo con el cola less me dijo – mmm estas muy tenso, tienes todo muy duro, te hace falta un buen masaje – y con suavidad me tiro sobre la cama, me saco el boxer y de una sola vez engullo mi falo y comenzo a mamar suave y persistentemente ayudada por su mano.

  • ¿Asi que por esto te gustan los "chupa chups"? – pregunte yo socarronamente. Como respuesta, sin sacarse mi falo de la boca, recibi un lenguetazo en el glande que me hizo saltar levemente en la cama. – Me queda claro que si – le pude decir con el aliento entrecortado. Después de unos 6 o 7 minutos tuve que decirle que se detuviera, pues estaba sintiendo muy proximo el punto de no retorno.

La recoste en la cama, abri gentilemente sus piernas, y vi su vulva, rasurada, del mismo color levemente oscuro de sus areolas, pero por dentro de los labios menores, su interior era de un rosado vibrante y exquisitamente humedo. Le di unos besos en la boca y puse mi glande en la entrada de su vagina e insinue su entrada; a su cara vino un gesto de sorpresa y placer, abrio los ojos y la boca, pero no la penetre inmediatamente, sino que empece a restregar mi falo a lo largo de la rajadura de su vulva. – Que rico papi, sigue asi que me gusta -. Dicho esto retire mi falo y empece a bajar por su cuerpo besando sus pechos, su vientre, su ombligo, su monte de Venus, y finalmente comence a mamar su vulva, jugueteando con mi lengua en su clítoris, en los labios menores, e insinuandola en su vagina.

Liliana comenzo a mover sus caderas sin control, con sus manos tomo mi pelo aprisionandome contra su aun mas humeda vulva, y senti como con una respiración muy entrecortada y su cuerpo muy tenso se corria. Sus fluidos tenian un olor exquisito olor a hembra en celo, y su sabor era de un agridulce que me supo a frambuesas.

  • Metemela ya… ahora, que quiero tratar de mantener lo mas posible este exquisito orgasmo – y gracias a sus fluidos y mis caricias "lingüísticas" mi falo entro hasta el tope de una, con lo cual Liliana volvio a jadear y suspirar. Tome sus tobillos y puse sus piernas en posición V para poder empalarla fácilmente, e ir modulando la apertura y cierre de su vagina, y poder ver como mi falo entraba y salia cada vez mas humedo de esa exquisita cueva.

La friccion era increíble, y Liliana ahora empezo a sollozar de placer… aumente el paso, y tambien comence a jadear, ya no lo podia controlar mas… asi que lance mis chorros de semen en su interior junto con un alarido que ella acompaño con un sonido gutural que me anuncio que acababa junto conmigo en un orgasmo que para ella duro mas de 20 minutos.

Continuara