Ladrones del sexo: Primera aventura (1)

Dani y Zack son dos jóvenes atractivos con enormes pollas que buscan follarse entre los dos a jóvenes dispuestas. Para ello, entran en su casa y la esperan... Lo que viene después tendrás que leerlo.

E n el mismo instante en el que entró en su casa sintió que algo iba mal. No supo exactamente por dónde, pero dos jóvenes encapuchados y altos la agarraron. Uno de ellos le cogió las piernas y el otro la agarró por la cintura. La condujeron a la planta alta, al dormitorio de ella. Robin no paró de chillar e intentó desasirse de los ladrones. Maldijo el día en que decidió no poner alarma.

Pese a todo, la disposición de ambos era sorprendente y no se dejaron amedentrar por los berridos de ésta. Sin darse cuenta, cuando la tumbaron en la cama, la camiseta se le había desgarrado… o se la habían desgarrado. No lo sabía bien. En cuanto la soltaron sobre la cama, se cubrió con la mano lo que pudo y retrocedió hasta quedar pegada a la pared, clavándose el cabecero en la espalda.

-¿Quiénes sois? ¿Qué queréis? –dijo, nerviosa-. Tengo dinero y joyas, ¡cogedlas y marchaos!

Los jóvenes ladrones estaban quietos, con los brazos en jarras frente a ella, uno al lado del otro. Ni se miraron para tomar una decisión sobre lo que les había dicho ella: estaban ahí por una cosa. Finalmente, fue uno de ellos, el más alto, el que llevaba una capucha gris y no negra como su compañero, el que le dijo lo que querían.

-No queremos joyas –proclamó. Hizo una pausa, y sin moverse apenas o inmutarse, lo soltó-: te queremos a ti.

Robin no se movió porque no sabía cómo reaccionar.

-Exactamente ¿qué? –preguntó.

El que había hablado se retiró la capucha gris, dejando ver una cara de rasgos perfilados y atractivos. Era un joven de apenas veinte años, con una barba fina que tan solo recorría la mandíbula, perilla y bigote. Era castaño, tirando a rubio y miraba a Robin sonriendo de medio lado. Tenía un trozo de la ceja izquierda rapada. No era un chico normal; era un modelo de los buenos. Sonreía a Robin, pero realmente sonreía por otra cosa. Lo que realmente le gustaría a ella no era eso… tenían algo entre las piernas mucho mejor.

El que estaba a su izquierda, a la derecha de Robin, hizo lo mismo. Era algo más bajo y tenía más masa muscular a simple vista. La cara era fina, como la de su compañero, pero algo más salvaje. Tenía los ojos grises, el pelo rapado y sin un pelo en la cara. Sonreía como su compañero, pero estaba menos seguro de sí mismo.

Robin les miró y comenzó a comprender lo que buscaban. Estaba atacada de los nervios, pero se planteó seriamente hacerlo. No tenían pintas de ser… malos. El joven de la capucha gris se presentó:

-Soy Dani.

Le tocó el turno a su compañero.

-Y yo Zack.

Dani dio un paso al frente, mientras miraba el suelo en un gesto seductor. Cuando alzó la cabeza tenía una sonrisa de chulo que a Robin le encandiló definitivamente.

-Ya sabes lo que queremos, ¿verdad? –Lo dijo de una manera tan suave y seductora que parecía un doblador de películas eróticas. Torció la cabeza, poniéndola de lado respecto a Robin-. ¿Estás asustada?

Eso último sonó con sorna, como burlándose de ella. Zack no hizo nada, se limitó a mirar la tensión que había entre ambos.

-Y si lo hago… ¿qué me daréis a cambio? –inquirió Robin.

Ahí fue cuando Zack rió.

-Solo te podemos dar una cosa… y ya sabes cual.

Dani dio otro paso al frente. Estaba dispuesto a hacerlo, nada lo pararía. Suspiró, como si fuera un suplicio hacerlo, y bajó la cremallera de la chaqueta de chándal negra que llevaba puesta. Bajo ésta había una camiseta de tirantes del mismo color. La chaqueta terminó en el suelo, a los pies de la cama de Robin.

Ella miró sus brazos, tan electrizantes y sexys como lo debían ser los de un modelo.

-Dilo –dijo sensualmente Dani, moviendo los labios lentamente.

Robin tembló por algo que le recorrió todo el cuerpo, en especial la parte baja y los pechos.

-Sí.

-Sí ¿qué? –preguntó Robin en tono de sorna.

-Que sí quiero…  Quiero que me folléis –se sintió sucia al decirlo, pero tremendamente deseada. Las bellezas, en especial Dani, que tenía frente a ella estaban haciendo que se humedecieran ciertas partes.

Eso era lo que esperaban. Dani dio otro paso, ya a un lado de la cama, al izquierdo de Robin, y se quitó la camiseta de tirantes. Aparecieron los músculos de modelo tan perfectos como Robin pensaba. El cuerpo estaba completamente depilado.

Se bajó los pantalones, que eran de chándal también, y los calzoncillos casi a la vez. La polla estaba algo dura, pero era Robin la que tenía que conseguir el resto. Se acercó, sin parar de mirar a Dani a la cara y se la metió en la boca. Chupó, chupó y chupó durante unos minutos. Dani cerró los ojos y gimió varias veces. Recogió el pelo de ella en una coleta hecha con sus dedos.

Mientras estos dos lo hacían, Zack estaba al otro lado de la cama, pero completamente vestido. Se encontraba acariciando el culo de Robin con sus manos gruesas. Jugaba con las bragas de ella, haciéndolas pequeñas e introduciéndolas, en tensión, dentro del culo de ella, provocándola un enorme placer. Robin hacía movimientos circulares con la pelvis provocados por ello.

Dani agachó su cabeza hasta la de Robin y la obligó a separarse de su pene; ya había tenido suficiente. La besó en los labios con la lengua, lamiendo gran parte de su boca e introduciendo luego la lengua dentro repetidas veces. Zack, al otro lado, se preparaba quitándose la chaqueta, la camiseta y más tarde el pantalón junto con el calzoncillo. El cuerpo que dejó al descubierto era bien diferente del de Dani, pero tenían en común la depilación y los músculos, aunque los de Zack eran algo más desarrollados y de mayor tamaño.

Robin se acercó entonces a la verga de Zack, que se presentaba sobre la mano del mismo, siendo golpeada en la palma varias veces. Robin sonrió y no dudó en metérsela en la boca, sedienta de continuar saboreando aquel sabor. Si bien era más pequeña que la de Dani, era un poco más regordeta, dificultando de esta manera que disfrutara de ella dentro de la boca con todo el esplendor que quería darle.

Dani se dedicaba a quitarle las bragas a Robin, que cambió de postura viendo lo que s avecinaba y se volvió a estremecer con sol pensarlo. Se colocó boca arriba, lamiendo la polla de Zack desde abajo, con los huevos colgando a unos centímetros de su cara, las piernas abiertas y dispuesta a que Dani comenzara.

Dani no tardó en retirárselas definitivamente y golpeó con la palma lo que quedaba al descubierta de la joven: una esplendorosa raja que pedía ser profanada a gritos. Dio un par de golpes más, haciendo que Robin parase con cada golpe de lamerle la polla a Zack debido al placer que el gesto le provocaba. Dani era todo un experto.

Se chupó el dedo índice y lo introdujo, como si se tratase de un gancho, en el suave y depilado coño de la joven. Se estremeció de cuerpo entero y emitió un gemido, pero esta vez no paró de comerse la polla de Zack. Lo movió en le interior varias veces, luego, lo sacó e introdujo los dos: índice y corazón. El placer que eso provocó en Robin agradó a Dani, que repitió la operación hasta que tuvo los cuatro dentro de ella.

Zack separó la cabeza de Robin de su cuerpo en el momento en que Dani introducía los cuatro dedos en su cueva. Zack se apartó de ella y se colocó al lado de Dani, que no paró de frotar y mover los dedos dentro de las paredes del coño de Robin. Zack se masturbaba viendo la escena: una Robin despeinada, con la boca llena de un líquido transparente y un Dani profanándole la parte baja.

Dani paró y dio paso a Zack, que se acercó a él. Robin veía entre sus piernas las cabezas de ambos hombres, que se miraban. Le lamieron el coño a la vez. El clítoris se movía rápidamente y Robin se agarraba a las sábanas con fuerza, entre sorprendida y desesperada por tal placer. No sabía cómo eran capaces de hacérselo con tan buen acierto.

Y por supuesto, no quería que parasen.

Gritó varias veces, se quitó el vestido por encima de la cabeza y comenzó a acariciarse los senos, centrándose en los duros pezones. Zack se separó de Dani sin mediar palabra y fue el segundo el que convirtió aquella noche en inolvidable… sobre todo los próximos minutos.

Zack se apartó y se sentó al lado de la cabeza de Robin. Ella, presa de algo que le recorría todo el cuerpo, introdujo la polla de Zack dentro de su boca y comenzó a chuparla como si fuera el último día de su existencia. Él, agradado con ello, cerró los ojos y exclamó varias cosas.

Y mientras, Dani, se preparaba para hacerle algo tremendo e inolvidable.

Se había incorporado notablemente. Se pasó la mano por la barba, sonriendo de medio lado de nuevo a Robin, que le miró mientras un bulto se formaba en un lado de su cara. Ella reaccionó con esa mirada, con ese cuerpo y con ese enorme pene de una forma extraña, ya que nunca lo había hecho de ese modo. Lanzó su mano a su cueva y se la acarició, e incluso llegó a introducir el dedo varias veces. Dani esperaba esa respuesta, así que sonrió satisfecho: siempre causaba el mismo efecto en las chicas.

Lo que se disponía a hacerle no solo la haría flotar de placer y la transportaría casi al cielo, sino que Zack y él le tenían una sorpresa preparada que no sabía si le agradaría, pero viendo lo incansable que era…

Colocó el brazo izquierdo al lado de la cadera de ella, la rodilla derecha en la cama e introdujo dos dedos dentro del coño de ella, que abrió los ojos de placer mientras aceleraba el ritmo de lamida de la polla de su compañero, el cual estaba al borde de la extenuación con tanto gargo.

Comenzó rápido y finalizó con mayor velocidad. Agitaba el clítoris y todo el conjunto de ella a velocidades casi supersónicas. Robin abrió aún más las piernas y paró de comerle el pene a Zack, que de todos modos, continuó masturbándoselo con una mano detrás de la cabeza, en la nuca, mirando el espectáculo y relamiéndose. Robin temblaba de placer, su cuerpo parecía explotar. Elevó su tronco de la cama, despegándolo y poniendo sus manos alrededor del brazo turgente y duro de Dani, en el cual se marcaban todas las venas y músculos posibles. Dani apretaba la mandíbula y murmuraba cosas inaudibles, parecía que hacerlo también le provocaba placer.

Y llegó el punto álgido. Dani aumentó la velocidad notablemente, la boca de Robin se abrió para no emitir nada, ya que era tal la vibración que apenas podía hacerlo y del coño de ésta comenzó a salir jugo. Como agua en una fuente, comenzó a salir casi a chorros, en todas direcciones. Robin apretó el brazo de Dani aún más fuerte y ahora sí emitió un chillido tremendo, desgarrador.

Dani continuaba dándole caña, cada vez más rápido. Robin creía desmayarse. Tanto placer no era posible. De pronto, Dani redujo la velocidad, y en vez de agitar la mano dentro de ella, la metió hasta el fondo; casi le cupo la muñeca. Ella cerró los ojos, deseando ser traspasada de otra manera, aunque esta le encantaba igualmente.

Finalmente, Dani sacó la mano e introdujo los mismos dedos que habían conseguido extraer el jugo de ella dentro de la boca de Robin, que los lamió como antes había lamido la polla de Zack. Dani sonrió satisfecho, agarró la cara de Robin, la acercó a la suya y la besó como antes: introduciendo la lengua en su boca después de haberle lamido los labios. Después de eso, la lanzó con fuerza a la cama, y se quedó allí plantada, dispuesta a que le hicieran de todo. Las piernas y el coño le temblaban, pero no le importaba. Ella quería más. Más. Más.