Ladrona
Me dejaste, ladrona, sin nada que poder regalarte.
Colgado a la botella vacía que dejaste en tu ausencia
Desnudo, nocturno y errante,
como un ángel caído en la Tierra
Tumbado en la cama soñando un sueño que sueña
Que se despierta
Rezando a los dioses paganos
para que aún estés a mi lado
Cuando el sol me sorprenda
Dejaste mi cuerpo marchito abandonado al amparo de los lobos
Y te fuiste de noche nocturna sin que nadie te oyera.
¡Saliste ladrona de mi cuerpo! llevándote lo poco
Que te hubiera podido haber dado si llegas a quedarte
Te llevaste mi alma partía y mi fuego de sangre
Te llevaste las carnes doradas de mi amor en balde
Me dejaste una funda hueca de piel y de huesos.
Te fuiste con mil palomas agarradas al fuego de tu pecho
Me dejaste, ladrona, sin arte
para cantarte y llorarte
Para poder decirte al fin todo lo que te quiero
Para haberte dado una razón para quedarte.
Te fuiste ladrona, de mi vida, sin pedir nada a cambio
Me dejaste la libertad maldita que sueñan los casados,
Me abandonaste clavado a la cruz negra de los olvidos
Me dejaste nadando en un mar de sirenas cantoras
Me dejaste, ladrona, sin siquiera haberte despedido
Saliste, ladrona, de mi cuerpo, y nunca regresaste.
Ladrona
Snebiqaus.