Lactancia i - el autobús
Teresa tiene los pechos llenos y apenas si puede respirar, su bebe la espera en casa y aun le resta un largo camino, el autobús esta casi vacío y solo el joven a su lado puede ayudarle.
El dia era frio, habia llovido toda la semana y el cielo estaba gris, pero Teresa, que se dirigia a su casa en autobus, no dejaba de sudar, incluso le costaba respirar. Habia tenido a su bebe hacia tan solo dos semanas, era pequeño, y no comia mucho, sin embargo sus senos, grandes por naturaleza, se encontraban llenos de leche, de modo que le oprimian el pecho.
-¿Se encuentra bien señorita?- le pregunto un pasajero que se encontraba en el asiento del frente.
-Eh... si... si... es que...- Teresa lo miro a los ojos. Era un joven apuesto; delgado pero fornido, de piel morena y cabello negro, tendria unos 19 años. Ella, por otro lado tenia 28 años. -me esta costando respirar.
-Oh, Dios mio, ¿quiere que llame a una ambulancia?
-¡No!, es decir, no, gracias, no es para tanto. Es que...- Teresa se ruborizo ante la idea de contarle al joven lo que le pasaba, pero este se notaba genuinamente preocupado por ella, de modo que hizo acopio de valor y continuo. -es que, tengo los pechos llenos de leche.
La reaccion del joven fue exactamente la que Teresa habia esperado, este se ruborizo de inmediato y miro hacia sus pechos instintivamente. Luego giro la vista de inmediato y le pidio disculpas.
-No te preocupes- le contesto Teresa, muerta de verguenza.
-Si, eh... lo siento, yo, quisiera ayudarle, pero no, eh, no puedo- respondio el chico tartamudeando.
-Bueno, si pudieras, ya sabes, beber un poco, digo, si no te molesta, me ayudarias muchisimo- contesto Teresa ya sin tapujos.
El joven se quedo helado, su rostro inexpresivo y sus ojos grandes como platos hasta que Teresa lo hizo reaccionar.
-Vamos, no es gran cosa, todos tomamos pecho de chicos, me estarias haciendo un gran favor, apenas si puedo respirar.
-Eh, yo...
-Por favor.
El joven miro a izquierda y derecha, el autobus estaba casi vacio, habria unas 6 o 7 personas y ellos se encontraban al fondo de este, de modo que, tras darle una ultima mirada a Teresa, acepto.
-Esta bien, si, lo hare.
Teresa le sonrio y de inmediato comenzo a desabrocharse la blusa. Uno a uno abria sus botones ante la atonita mirada del joven, quien no pudo disimular el extraño placer que le provocaba observar a Teresa sacando su pecho izquierdo lentamente.
Era grande, blanco y perfecto. Rematado en la punta por un hermoso pezon rosado y erecto.
Teresa se acerco junto a el.
-¿Estas listo?
-Eh, si, creo que... -el joven quedo hipnotizado ante el delicioso aroma que provenia de Teresa, era calido, suave, dulce y relajante. -si.
El joven se acerco al pecho de Teresa poco a poco, extendio sus labios hacia su pezon lentamente y se prendio de este con timidez. Teresa lo tomo de la nuca y lo acerco mas hacia ella.
-Ahora debes succionar- le dijo Teresa con su dulce voz.
El chico obedecio y comenzo a succionar su pezon, sintiendo como emanaba de este un calido y exquisito chorrito de leche.
Teresa solto un suspiro de alivio al sentir como la presion de su pecho comenzaba a liberarse poco a poco y, sin darse cuenta, comenzo a acariciar el rostro del chico con su mano libre.
Los minutos pasaron y Teresa sintio como el chico no solo succionaba su pecho, sino que jugueteaba con su lengua, acariciandole el pezon con esta y abarcando tanto de su seno como los labios le permitian.
-Ya esta, es hora de pasar al siguiente- dijo Teresa.
-Wow, eh, pero, aun salia bastante leche- contesto el chico, mientras se relamia los labios.
Teresa sonrio -Si cariño, mientras se siga succionando, el pecho seguira produciendo, pero gracias a que bebiste bastante ahora estoy mucho mejor, si no te molesta, ¿podrias ayudarme con el otro?
-Si, por supuesto.
-Ven, recuestate sobre mis piernas, creo que es mas comodo para ti.
El chico se recosto sobre las piernas de Teresa, quien guardo su pecho izuierdo y saco el derecho, colocando su pezon sobre los labios de este, con la otra mano, tomo la nuca del chico y lo ayudo a dirigirse a su pecho.
El ehico olfateo el pecho de Teresa y, antes de meterse su pezon en la boca, le dio un pequeño beso en el costado, provocando un calor exitante que recorrio todo el cuerpo de Teresa. Acto seguido, introdujo el pezon en su boca y comenzo a mamarlo.
De repente, el chico comenzo a desabotonar la blusa de Teresa, dejando al descubierto ambos senos, cayendo el otro sobre su barbilla. Entonces ambos se miraron mutuamente, el joven comenzo a acariciar el pecho de Teresa suavemente, apretando su pezon con suavidad con una mano y tocando su cabello con la otra.
En ese momento, Teresa noto la fuerte ereccion del ehico a traves de sus pantalones. Sin inmutarse, Teresa comenzo acariciarlo por sobre la ropa, provocando un estremecimiento en el, para luego abrir su bragueta y sacar su miembro, tomandolo en su calida y suave mano.
Teresa lo acaricio de arriba a abajo y comenzo a masturbarlo. Lo minutos pasaban y poco a poco el miembro del joven expelia fluido preseminal, humedeciendo la mano de Teresa quien, sin inmutarse, continuaba estimulandolo. Finalmente, el chico no pudo mas y termino eyaculando en la mano de Teresa, que vio como una enorme cantidad de esperma escurria sobre su mano.
Con delicadeza tomo una toalla de su bolso y se limpio, para luego hacer lo mismo con el miembro del chico.
Ambos se miraron con complicidad y el se acerco para darle un beso, ella lo detuvo y limpio algo de leche que le quedaba en los labios, rieron y continuaron besandose hasta llegar a su destino.