Laboratorio de infieles (2)

Continuación. Esto suele pasar cuando no se controla

-Daniel, te quiero y nunca he dejado de quererte, estaré aquí mañana cuando vuelvas, gracias por darme la oportunidad.

-No he hablado de oportunidad, solo de escucharte. Adiós.

Cuando a la mañana siguiente llegue a mi casa, Raquel tenía sus maletas preparadas a la puerta. Estaba sentada en el sofá, el mismo donde la noche anterior se había follado a su compañero. En silencio

-Buenos días Raquel.

-Hola, buenos días.

-Bien, tú dirás.

-Gracias por escucharme, quiero que sepas que tú eres el único hombre al que he amado y al que  podré amar. Has sido lo mejor que me ha pasado nunca y siento haberte hecho daño. Lo que ha ocurrido ha sido por mi torpeza y mi estupidez. Por no hacerte daño, resulta que lo he estropeado más. ¿No sé si sabes cómo empezó todo y por qué?

-Más o menos, pero mira deja de darle vueltas, metiste la pata, cosa que todos podemos hacer, pero para sacarla metiste la otra y te embarraste.

-Ya, pero jamás he querido que ocurriese, porque me importas tu más. Él me ha utilizado y yo solo hice que dejarme utilizar por miedo. Perdóname, sé que no es fácil para ti, pero te aseguro que nunca quise engañarte. Ojala me perdones y me des una oportunidad de redimir mis errores. Ya solo está en tu mano hacerlo.

-Mira Raquel, sé que lo que te ha hecho ese cabrón es una putada, te ha utilizado y se ha aprovechado de tu inocencia. Deberías haberme dicho lo que ocurrió el primer día con los boys, toda la verdad, y aunque me hubiera dolido un montón, porque siempre había confiado en ti, seguro que lo habría intentado comprender y lo hubiera podido perdonar. Intento asumir lo que te ha hecho y por más que quiero darle toda la culpa a ese cabron, hay algo que no me puedo quitar de la cabeza. Cuando te he visto varias veces follando con él, te he visto disfrutar y eso es lo más doloroso, porque alguien que se siente chantajeado no lo pasa nada bien y tú, sin embargo, los polvos que yo he visto no eran de sufrimiento precisamente, todo lo contario, te veía como una verdadera zorra, que incluso le daba igual lo que sucediera con la mujer del otro. No era dolor lo que veía en ti en esos momentos. Lo siento. Eso es lo que no puedo comprender y lo que no puedo asumir.

-Si me conoces, y creo que me conoces bastante, sabes como soy y que en la cama soy distinta, me comporto como una puta y a ti siempre te ha gustado. Eso no lo puedo cambiar. Pero los sentimientos antes y después son los que te he dicho, de eso puedes estar plenamente convencido.

-Quizás, pero ahora no soy capaz de olvidarme de esas imágenes y de esos momentos. Verte gozar como gozabas con otro me provoca un dolor en el estómago que ahora mismo no puedo digerir, lo siento.

-Entonces, ¿todo se ha terminado?

-Quizás con el tiempo sea capaz de entenderlo, pero ahora mismo no. Lo mejor es que cada uno haga su vida y quien sabe si nuestro camino vuelve a concurrir.

-Entonces me voy, te querré siempre Daniel. Y lo siento, nunca fue mi intención hacértelo pasar mal.

-Yo también lo siento, de verdad que sí, suerte Raquel

Con lágrimas en los ojos, la vi salir por la puerta de la que había sido su casa durante unos años.

…………..

Pasaron los días y las semanas. Mi vida era un suplicio, no me acostumbraba a estar sin ella. Habíamos hablado por teléfono a los pocos días para saber cómo estaba el otro, pero nada más. Nuestro contacto termino   con aquella llamada. Había dejado el laboratorio, no sé si continuó con su tesis y tampoco supe a qué se dedicó después, si es que hacia algo.

Yo mientras, me veía de vez en cuando con Maribel, con la que salía a cenar o de copas y terminábamos en casa follando como perros. Los polvos con ella eran bestiales y lo pasábamos genial. Me contaba que el divorcio con Arturo fue traumático, pero que gracias a las grabaciones y a la declaración de Raquel (algo de lo que yo no supe hasta después), le había dejado en la calle sin un duro. Como ella tenía curro, pero el no, de momento estaba exento de pagarle pensión alimenticia, pero si se diera la circunstancia contraria, o el tuviera ingresos superiores, estaba obligado a pasarle un porcentaje a ella. Lo último que supimos es que se fue a Canarias en busca de trabajo como camarero de hotel o algo parecido. Ella se dedicó por entero a su trabajo y a salir con sus amigas y conmigo de vez en cuando.

Me contó que había tenido alguna aventurilla sin importancia alguna noche, morreos y achuchones, pero sin llegar a follar. Decía que solo le gustaba meterse en la cama conmigo y, la verdad, yo tampoco había tenido ninguna otra mujer en mi cama o la suya. Digamos que nos éramos fieles sin compromiso, éramos follamigos que se dice ahora.

Pasado medio año y, cuando las heridas estaban cicatrizando, ocurrió lo inesperado, aunque, dado que la ciudad donde vivimos no es muy grande, no era de extrañar que en alguna ocasión coincidiéramos en algún evento que nos gustase a los dos.

Me gusta el futbol, aunque no soy un forofo, pero aquel sábado se celebraba el tan esperado derbi Barsa-Madrid que siempre levanta expectación, incluso a los menos aficionados al balompié. Los últimos los habíamos visto Raquel y yo en casa, ella, mas aficionada que yo y culé por convicción, yo más merengue por genes. Habíamos tenido nuestras disputas durante los encuentros, pero después las solventábamos en la cama y los sufrimientos del perdedor se veían recompensados.

Aquella tarde había quedado con amigos de siempre para ver el partido en un bar de moda, tomándonos nuestras cervezas, como haría la gran mayoría. Al llegar nos situamos en la barra, de pie, puesto que las mesas estaban ya ocupadas frente a una gran pantalla por donde veríamos el encuentro. Al poco de empezar el partido me percate que en las primeras mesas había un grupo de tíos, de aspecto poco recomendable, acompañados por dos chicas, una de ellas me pareció Raquel. Al poco una dura falta de un jugador blanco a la estrella azulgrana hizo que se levantasen y despotricaran a insultos y pude ver que en efecto era ella. Se pasó gran parte del partido criticando a los jugadores blancos y al árbitro, animada por los acompañantes y por las cervezas que llevaba. El partido iba 0-1 a favor del Madrid. Mediado el segundo tiempo, empata el Barsa y el clamor y la euforia en la bancada delantera del  bar  subió hasta límites insospechados. “ya los tenemos””ahora los machacamos””se van a cagar ahora” y la peor de todas las lindezas, “los hijos deputa merengues se van a comer la polla a partir de ahora”, comentario que levanto la carcajada de todos los culés, incluida mi ex. Eso me puso de los nervios, jamás había sido tan forofa como para llegar a esos insultos. Pero, a los poco minutos, un gol de la estrella merengue les vuelve a poner en su sitio, 1-2, y lo que antes era euforia culé, paso al bando blanco. “Se van a tragar lo que han dicho antes”, etc. etc. Piques que de momento se saldaban en solo palabras. Pero que mi rebote por lo que mi ex había jaleado y, cuando ya casi todo el mundo había vuelto a calmarse y se dedicaban a ver lo poco que quedaba del partido, con los nervios a flor de piel, se me ocurrió soltar la lindeza a mí:

-A lo mejor los de las mesas de adelante que antes decían que nos íbamos a comer la polla los hijos deputa merengues quieren un poquito de ración ahora, que la tengo a puntito.

Carcajada general por parte de la zona merengue, y risas por los neutrales, pero los aludidos, que se dieron la vuelta y……… ella se encontró con mis ojos en los suyos. Se quedó paralizada, sin saber si responder a la provocación o mantenerse al margen, no así sus amiguitos que se levantaron raudos con intención de venir a, supongo, empezar la trifulca a ostias, como parecía.

He de recordar que mido 184 y tengo un físico atlético por naturaleza, he hecho deporte en plan aficionado, entre ellos defensa personal y boxeo. Nunca he usado esa condición, porque nunca he necesitado defenderme de nadie, pero tenía clara mi actitud, si tenía que soltar guantazos, los daría sin miramientos. Y como yo, mis amigos, con los que me había criado y habíamos hecho actividades deportivas comunes. Éramos un grupo de tener cuidado sin aparentarlo.

El grupito de gallitos venía con intenciones de armarla y nosotros, por supuesto no nos íbamos a amedrentar, pero fue Raquel la que puso paz,

-venga chicos, que la cosa no es para tanto, tranquilos todos, que es solo un partido, dejarlo pasar. Vale

-Cállate zorra, que a ti seguro que te gustaría comerle la polla a alguno de estos maricones.

A mi esas palabras me sonaron de mala manera, porque aun sentía mucho por ella y que alguien la tratase de esa manera delante de mí no había sido lo más acertado. Agarre al fulano en cuestión por el dedo meñique retorciéndoselo hacia atrás, lo que hizo que se agachase intentando salvar el dedo de ser partido, doblando las rodillas al suelo, el resto expectante, mis colegas, mirando a los otros y Raquel sin decir nada, solo mirándome

-Como vuelvas a tratarla de esa manera te parto los 10 de dedos que tienes, bocazas, ¿me has oído?

-Daniel, por favor, déjalo, tengamos la fiesta en paz

-Ves, te salva de las ostias ella, para que encima la trates como una fulana,

El tipo se retorcía.

-Y ahora vuelve a tu sitio cajón y termina de ver el partido en paz, vale, o tendrás que vértelas conmigo. ¿Estamos? Chupapollas de mierda.

Cuando le solté, cogió coraje y me quiso golpear, pero mi entrenamiento pugilístico me hizo esquivarlo al tiempo que yo soltaba mi puño contra su mentón mandándolo varios metros más allá todo lo largo que era. La ostia fue tal, que el resto se acojono separándose y dejándonos a él en el suelo y a mí de pie a su lado.

-Vamos chulín, levanta, que a lo mejor quieres comerte mi polla ahora,

-Basta ya Daniel, por favor,

La mire con rabia,

-¿Ahora te juntas con mierdas de estas? ¿Tan bajo has caído? Creí que tenías más de lo que hay que tener, pero veo que en su día no me equivoque. Mira, largaos de aquí y que no vuelva a oíros ni una sola lindeza como antes porque os parto la cara a todos, empezando por ti, monada. Dije apuntando al payaso que estaba en el suelo casi grogui.

La amiga de Raquel, María, que estaba al margen de todo lo que ocurría, al marcharse todos, se acercó y me dio en un papel su número de teléfono, diciéndome.

-Llámame dentro de un par de horas, tengo que hablar contigo, es urgente.

Eso me dejo pensativo y muy mosca. ¿Qué ocurría? Acabo el partido, seguimos bebiendo cervezas, aunque yo ya estaba pensando en el comentario de María.

Dos horas más tarde:

-Hola María, soy Daniel

-Hola Daniel, gracias por llamar, tengo que hablar contigo, prefiero hacerlo a la cara, ¿puedes quedar en un rato y tomamos unas cervezas?

-Vale, te espero en el bar donde hemos visto el partido. Ya casi no queda gente. Yo me he quedado solo para llamarte

-Dame 10 minutos y estoy allí

A los 10 minutos justos se presentó María, me dio un par de besos  y pidió una cerveza, otra para mí. Nos sentamos en una mesa y:

-Cuéntame que es tan urgente

-Daniel, tienes que ayudar a Raquel, está metiéndose en un círculo muy peligroso. Desde que lo dejasteis por el lio de su compañero no ha levantado cabeza. Estuvo con depresión y tratamiento. Pasados dos meses conseguí sacarla de casa. Al principio salíamos un rato por la tarde a tomar algo y nos volvíamos a casa o nos íbamos al cine, pero solas o con alguna otra amiga. Pero un día coincidió con el tipo al que has pegado. Ese niñato fue compañero suyo en el colegio. Empezaron a hablar, y bueno, a salir juntos. Hoy me has visto con ellos, a pesar de que yo no quería que viniese por que la conozco y no puedo dejarla sola. Se fuma todo lo que le da ese cerdo y creo que también se mete más cosas. Por lo que se, el niñato no es trigo limpio, la última chica con la que salió termino enganchada al caballo y de puta.

-¿Y qué quieres que yo haga? Es su vida, es libre de actuar como quiera

-Daniel, yo sé que tú la quieres, te lo he visto en los ojos esta tarde. Ya lo imaginaba antes, porque sé que la querías con locura hasta que paso lo que paso. Yo intentaba ayudarla entonces, ella me lo contaba y yo le dije varias veces que te lo dijera, pero tenía mucho miedo a que la abandonases. Se además que aun te quiere más de lo que imaginas, que le da igual su vida, porque le importa una mierda lo que le ocurra. Solo tú puedes sacarla antes de que caiga en el pozo. Esta tarde he visto en tu mirada y tu rabia que aun te importa mucho. Por favor, no te pido que vuelvas con ella, ni que la perdones, pero sí que hables con ella, que le des esperanzas si aún la quieres, que le muestres que tienes el corazón que ella siempre presumía que tenías.

Ahora estará metiéndose yo que sé, la dejé en su casa. Sus padres no están y se ha llevado a Nacho, que es el tipo al que le has partido el morro, a casa. Y estoy convencida que la estará humillando de cualquier manera, metiéndole droga por los ojos y aprovechándose de ella.

-Bien, llámala ahora, pregúntale donde esta y si esta en casa con el tal Nacho, dile que si te invita a ir que vas con un amigo.

-¿De verdad? ¿Lo harás?

-Sí, venga, llámala

-Ahora mismo

Cogió el móvil y la llamo. Efectivamente estaba en su casa con el amigo y por lo que me dijo María, no le agrado mucho la idea, porque no estaba sola con el tal Nacho, había más gente.

Nos presentamos en su casa y cuando el amigo Nacho abrió la puerta se quedó blanco como la pared que tenía al lado

-¿Pero qué cojones haces tía? ¿Tú de que vas? Le dijo a María

  • Mira chaval, si no quieres que te parta el  morro de verdad, cállate y respeta a las personas un poquito, vale

-Mira colega, no sé qué coños buscas aquí, pero no eres bienvenido, así que ya te estas yendo por dónde has venido

-Perdona, mi amiga María ha llamado a Raquel para decirle que si la invitaba que venía con un amigo, ese amigo soy yo, ¿verdad María?, así que estoy invitado. ¿Aclarado?

Le empuje contra la pared y me dispuse pasillo adelante hasta llegar al salón donde la imagen que vi fue de lo más sangrante que me pude encontrar. Dos tíos con la polla fuera y Raquel comiéndosela a los dos al unísono, a uno le pajeaba y al otro se la chupaba. Iba de una polla a otra sin parar. Totalmente desnuda. . En la mesa unas cuantas latas de cerveza y unos sobrecitos que no eran harina precisamente.

Al entrar, los tíos me miraron sin dejar de gemir.

-Joder, que zorra, como la chupa por un poco de farlopa.

-Otro más que viene a que le coman la polla, o vas a ponerla bien para que te deje follarla. Dijo uno de ellos mientras se retorcía de gusto

Raquel ni se molestó en mirar, siguió comiéndoles el rabo de rodillas, en el salón de la casa de sus padres, por sus piernas corría algún hilillo de semen, señal de que la habían follado a pelo

Yo parado a la entrada con María a mi lado, incrédula y el Nachito de los cojones que se sumó al sofá

-Venga, ya que habéis venido poneros cómodos y tomaros algo, que invita el padre de Raquel, jejejeje

No pude aguantar más, me fui a por ella, la agarre del pelo y tire de ella a rastras, llevándomela a su habitación. Ella gritaba y se intentaba fajar, pero mi fuerza y mi rabia eran en ese momento muy fuertes y no fue capaz.

-Suéltame hijodeputa, maricón, suéltame.

La tire al suelo y cerré la puerta. Le dije a María que no la dejase salir. Me fui al salón y estaban los tres dispuestos a pelearse conmigo.

-Mirar, tenemos dos opciones, la primera, recogéis toda esa mierda y os largáis y no volvéis mas o la segunda, nos liamos a ostias y os aseguro que yo recibiré alguna, pero vosotros vais los tres de aquí al hospital.

-Míralo que chulito se pone, que miedo nos das- y sacó una navaja del bolsillo.

-Vamos, venga, ahora no eres tan valiente, e

Como ya comente, yo había hecho defensa personal, además de algún arte marcial y boxeo, estaba entrenado a dar bien y a saber luchar en situaciones difíciles como aquella, aunque jamás había tenido que hacerlo de forma real.

Eso me permitió, darle tal paliza a los tres, que los saque a la calle y llame a la policía, para avisar de que en la calle había una pelea con navajas.

Me escabullí de allí y cuando la policía llego, los encontró a los tres tirados de mala manera, los detuvieron, al encontrarles sustancias estupefacientes a los tres en una proporción mayor a la permitida para el consumo propio, no sin antes pasar los tres por el hospital con traumatismos, fracturas y algún corte por navaja, nada que hiciera peligrar la vida de ninguno, pero que estarían una temporadita fuera de circulación.

Cuando subí, María seguía agarrada al pomo de la puerta de la habitación de Raquel

-Llena la bañera, hay que lavarla y acostarla.

Entre en la habitación y me la encontré sentada en el suelo, en un rincón, llorando, con el rímel resbalando por su mejilla, con la cabeza entre sus piernas. Me arrodille ante ella, le levante la cara para que me mirase. Le seque las lágrimas

-Vas a lavarte, un baño y después a la cama.

-Soy una mierda, no sirvo para nada Daniel. Perdóname por favor, necesito que me perdones. Te necesito

-María cuidara de ti esta noche y luego ya veremos que hacemos, ¿vale?

-No me dejes sola, no quiero estar sola, quiero estar contigo, no te vayas por favor.

-No me voy, me quedo contigo y María también. Ahora te vas a bañar, agua caliente y relajante, yo estaré contigo, ¿quieres?

-Siii, si, métete conmigo en la bañera

-No Raquel, tu sola

-¿Me quieres Daniel?

-Siempre te he querido

Se la notaba fuera de sí misma, bebida, drogada. Pero aun así, coordinaba lo suficiente sus movimientos. Era evidente la debilidad mental en la que estaba. Hablaría con ella en mejores condiciones