Labios de Fuego
Sintió crecer una lujuria animal, tan agresivamente viva que Estremcio su cuerpo. Sus labios eran el elixir...
Hola Lectores. Antes de leer este relato quiero advertirles que es algo extenso, y para que lo puedan entender mejor deben leer la primera parte de esta historia: http://www.todorelatos.com/relato/97866/ .Gracias a los muchos correos recibidos en la última entrega, y los anteriores. Si me dejan contarle algo, gracias a este relato conocí a una persona muy especial, que nunca olvidare y este relato va dedicado a esa personita.
Sin mas que decir….A leer!
Aquella noche había sido la mejor de mi vida hasta ahora, pero aun así, no entendía porque esa noche no pude dormir como si lo fuese. Recuerdo, que no había podido dormir tranquilamente, Me desplazaba sobre las sabanas entre la impotencia y la preocupación. Si era cierto que desee quedarme junto al chico que yacía dormido a mi lado, y amanecer juntos en aquella cama de hotel, sin embargo me había cohibido hacerlo. No lo sabía con exactitud, así que decidí huir, dejándole detrás, quizás extrañando mis brazos. Lo que si reconocía era un dolor, no cercano pero si futuro. Uno que me haría sufrir si llegaba tontamente a ilusionarme, a creer que nuestro amor iba a funcionar y en el menor de los casos que fuese correspondido. Y por supuesto quedarme a pasar esa noche junto a él, intensificaría lo que ya sentía, si podía llegar a más. Solo imaginar esa misma noche, meciéndome entre el ritmo de su respiración y latir suave de su corazón, hacia que mi cuerpo se estremeciera.
"Lastimado" si, Podía decirse que era la palabra que definía mi futuro, si dejaba mi amor correr libre sin riendas que lo sujetaran. Una herida no a nivel físico, que podía ser considerando que Pedro podía estar confundido, y buscara de alguna manera venganzarse por inducirlo a un placer que solo se puede encontrar a una relación Gay; sino más bien a nivel Sentimental. Encariñarme demasiado de aquel chico, cuyo cuerpo logro que me sintiera en la cima del éxtasis, significaba salir herido. Era mi primer enamoramiento, era un inexperto y debía cuidarme, protegerme ya que podía alejarse de mí sin ninguna explicación, quedando el lugar donde estuvo su amor un vacío hiriente. A pesar de eso, una cosa estaba clara, esa noche habíamos dando riendas sueltas a nuestras mas calientes fantasías. Las imágenes de aquella noche podían quitarme todo digno de moralidad y prudencia, solo recordarlo me volvía un chico malo. ¿Y quien no? Si el chico con quien lo viviste es la copia exacta de un Dios Griego, o el protagonista de la más caliente película porno.
….
Cuando llegue a la universidad lo primero que buscaba con los ojos era a Pedro. Por alguna razón tenia una ganas irresistibles de verlo, y hablarle. Apreciar el contorno de su rostro y verificar si seguía siendo el chico atlético debajo de su ropa.
Yessic fue la primera en llegar y reprime mis impulsos de contarle como una chica, todo lo que había sentido aquella noche. El Primer beso de sus labios que me hizo delirar hasta el grito de placer que clame cuando su aparato sexual entro forzosamente dentro de mí. Sin embargo era una estupidez, nos habíamos vuelto compinches, compañeros inseparables, pero la confianza no llegaba a ese punto de confesión, si contábamos que estaba locamente enamorada de mi chico.
A la primera hora de clase pedro no apareció. ¿Por qué no llegaba? me decía, Era el primer día de la semana, luego comprendí que podía ser uno de esos días, de los cuales faltaba. Fue cuando nos dirigimos a la cafetería, que lo vi de espalda hablando con unos compañeros. Mi corazón empezó a latir rápidamente, pero no era de miedo, sino más bien de alegría, emoción. Si, estaba enamorado, lo tuve que reconocer. Además que ese día, iba muy apuesto con sus jean ajustados y su camisa azul cielo pegada al cuerpo.
Como todo amigo fastidioso en esa ocasión, Yessic me imploro que la acompañara a buscar a un profesor que le debía una nota, casi a regañadientes, lo hice aunque lo que más quería era hablar con Pedro.
El salón de profesores, o cubículo como le decíamos nosotros por ser más pequeño que un salón contaba con varios escritorios, donde los profesores podían corregir exámenes y pasar el rato entre clases, ahí podía estar el profesor de Yessic en la mañana. Sin tocar la puerta, ella entro y vio solo a un profesor delante de una alumna, su cara era de angustia como si estuviese delante de un Juez por algún delito, y el profesor sorprendido antes la imprudencia de Yessic, logro balbucear que no se encontrar dicho profesor. Pero había que ser estúpido para no saber lo que se tramaba el profesor de Física. Si había dicho que era un buen tipo, me equivoque. De una clase a otro se convirtió en un ser muy exigente en exageración. Sus clases se volvían confusas, y no por la materia, sino su forma de dar clases. Todos sabíamos que no tenía ese don de impartirla pero él se negaba a creernos y echarnos la culpa de que no estudiábamos era su excusa perfecta. Le llegue a odiar, todos. Pero al verlo tan nervioso, por nuestra interrupción, podía significar una cosa y según los rumores….
Mis ganas por ver y hablar con pedro no habían disminuido, cuando lo vi por el pasillo. Me acerque despacio y tome su brazo, ligeramente. Pero su quejido, me sorprendió, soltándole como si hubiese recibido una descarga eléctrica.
_ ¡Coño!-se quejo sobándose el brazo, más arriba del codo.
_¿Pedro?-le pregunte un poco nervioso por reacción, Realmente no me la esperaba.- ¿Estas bien?
_Si, si lo estoy-Me dijo mirándome a los ojos, pude rastros de dolor en su mirada.- ¿Por qué?
_ Pregunto porque te toque, y lo único que falto es que gritaras-le dije, negándome a creer que ese quejido había sido porque le causaba algún tipo de asco.- ¿Esta seguro que no tienes nada?-Le insistí.
_ ¡Ya te dije que no tengo nada!-Levanto un poco la voz y con cara de fastidio, me respondió. Si su primera reacción al saludarlo me sorprendió, esta me había dolido.- No Necesito a mi mama aquí también ladillandome (fastidio).-Había detectado un ligero énfasis cuando nombraba a su madre, como si esta no le diera los mismos gustos que daba la mía que era un amor.
_Yo solo quería….
_Mira al viene el pajuo (fastidioso) profesor de matemática-Me comento señalando al profesor que se acercaba con su carpeta en manos y saludaba a varios alumnos antes de entrar a la clase, serio como solía ser.- No querrás quedarte sin puesto y ver tu clase favorita en el piso.-Después de decir esto, se dirigió al salón no sin antes golpearme el hombro al pasar con el suyo.
Me quede ahí parado viendo los alumnos y ese piso de cerámica recientemente pulido, estático a cualquier emoción. No me había esperado esa reacción. Lamente por mucho haberlo saludado. Solo era un saludo, no le pedía algo más. No era un beso o una caricia, solo un Buenos Días.
Honestamente me había agarrado fuera de base. Llegue a sentirme tan mal que lo ultimo que pensaba era entrar al salón, solo quería salir corriendo, sin conocer el destino pero correr y correr. Sin embargo, Yessic me insistió que entrara, y además me había guardado un puesto.
La clases se torno mas fastidiosa de lo normal, aunque el profesor hacia todo lo posible para que todos entendiéramos esas formulas y números que yo intentaba aprender, pero que mi mente no daba para eso, memorizarlos. En toda la clase, mis pensamientos me fusilaban frenéticamente con preguntas cuya respuesta desconocia: ¿Por qué te trato así? ¿Acaso te odia por ser…? ¡Que iluso fuiste al creer que te trataría mejor! ¡Pedro es un hetero confundido. ¿Que mas esperabas?! ¡Lo amo… ¿Que hago?!
Esos pensamientos estuvieron presentes todo el día. Cambiando y variando las preguntas y afirmaciones. Aun cuando hablaba con mis amigos y aparentaba estar lo mas tranquilo, relajado. Si hubiesen tenido un aparato futurezco de esos que suelen salir en las series de televisión del futuro, que pueden ver sentimientos de alguien como mirar por unos binoculares, hubiesen observado mi tormenta interna.
Nos encontrábamos en la plaza de la universidad, disfrutando del iare fresco bajo un árbol frondoso que nos protegía del ardiente sol.
_ ¿Que harás el 28?-Me pregunto Yessic después de haber terminado un tema de conversación que no recordaba.
_No se.-Le respondí lacónicamente.- Mi familia siempre le hace una fiesta a un tio que cumple ese día. Algo familiar, una parrilla y torta-Me alegre de responder sin demostrar la pesadez que sentía. Solo pedro podía causar eso que sintiera, algo así como que sin él nada podía valer tanto sentido como el que las personas le daba.
_Ah ok- Respondió algo confundida.- ¿No vas para el mono, entonces?
_ ¿De eso me estabas hablando?-Sonreí, otra que me agarraba fuera de base. Debía aceptar que estaba muy estúpido ese dia- Bueno, no sé si vaya. Nunca he ido. Aunque según dicen y que es bueno. Mucha bebida y bailar la misma canción todo el día, o algo así me contaron.
_Quiero ir-Deseo casi excitada ante la idea de pasar todo el día bailando y bebiendo- Yo tampoco he ido y las veces que he querido ir, se presenta algo que lo impide….Vamos a cuadrar todos, y nos llegamos. Va a ser divertido. ¿Te anotas?
Antes que respondiera, escuchamos unos gritos que venían del instituto y luego a unos chicos correr hacia allá. Reconocíamos la euforia, era la misma que existe cuando hay una pelea, y se desea ver quien gana, quienes logran partirle la cara al rival. Honestamente no tenía la más mínima intención de ir a ver un par de salvajes matándose, pero ahí fue donde un pálpito me tentó a ir. Aun sin entender el presentimiento, seguí a Yessic hasta donde estaba el grupo de personas reunidas, moviéndose excitados ante tal espectáculo
Yessic como pudo, y siendo una chica flaca, paso entre el coro de personas a empujones. Yo vacile un poco, pero el sentimiento era mas fuerte, casi me hablaba, así que decide también adentrarme entre la multitud a empujones para ver a los luchadores, hasta encontrar ese lugar perfecto, a primera fila.
Era Típico ver a un par de muchachos agarrados, tipo llave de lucha cuando segundos atrás se había peleado como boxeadores profesionales. Cuando pensé que era una estupidez haber ido allí y Yessic empezó a gritar ¡Dale! Distinguí un costado de piel blanca de uno de esos chicos y unos cabellos negros mojados por el sudor. Lo reconocí. Por Dios era Pedro, grite en mi interior.
Le comente a Yessic, y ella solo atino a taparse la boca con las manos asustada. Por mala suerte ninguno de los muchachos que se la pasaban con nosotros estaba a la vista ni compañeros de clases, y los que ahí se encontraban disfrutaban ver el espectáculo como para arruinarlo. Sentí que debía hacer algo, podían matarse por darse un mal golpe como en alguna ocasión había visto. Y fue ese momento fue donde mi cerebro, reacciono, como solo suele hacerlo cuando se encuentra entre la espada y la pared. Haciendo lo primero, lógico, que dedujo para salir del acorralamiento.
Avance apartando a unos chicos de adelante, no me importan ellos. Para mi solo era, esos chicos y yo. Como pude me interpuse entre los dos y con una fuerza que desconocía logre desapartarlo. Tanto el chico como pedro respiraban agitados y se veían con el mas puro odio. Mis manos en sus pechos humedos hacían que no volvieran a agarrarse como fieras salvajes. Tenía mis sentidos y fuerzas preparados por si alguno quería agredirme en su intento de seguir luchando, hasta pedro si era tan idiota.
Pedro agarro su camisa del suelo y huyo entre el coro de personas que lo miraban y me miraban como si fuese el aguafiestas. No me importo. Dentro de mí, sentía que había hecho lo correcto. Una chica que desconocía salió de la nada, y empezó a dar una charla sobre la hermandad llorando, y sobre que nosotros éramos como casi hermanos para hacer esas salvajadas. Tenia la razón pero lo que mas me preocupaba era Pedro.
Me preguntaba porque lo había hecho. Lo conocía. Era un chico sociable y divertido, realmente desconocía un motivo lógico para que el reaccionara así, provocando una pelea, si había sido el quien la comenzó o viceversa. Si comúnmente se la pasaba haciendo bromas pesadas, que hasta a mi me podían hacer perder la paciencia y tener esa ganas de golpearlo.
Cuando visualice su espalda, iba cambiando lentamente con la camisa en los hombros, y estos, caídos, como si anduviera por un desierto sin haber bebido ninguna gota de agua. Acelere mi paso y a su altura, pude ver que no tenia ningún rastro de la pelea ni moretones. Seguía siendo igual de bello que la primera vez que puse mis ojos en los suyos.
_Pedro-le dije respirando un poco agitado, casi corro detrás de el. Mi miro con cara de pocos amigos y siguió caminando.- ¿Estas loco Weon? Te hubieran expulsado si un profesor los encuentra peleando en los pasillos de la universidad. ¿Acaso no te importa?
_Que coño me importa que me expulsen.-me soltó con rabia.-Lo único que quería era romperle la cara al imbécil ese. Pero tu viniste…y no pude.
_Si no hubiese sido por mi, se matan o los expulsan, una de las dos.-Le respondí irritado. No podía aceptar que Pedro se tomara tan a la ligera lo que acababa de hacer, podía joder su vida.- ¿Crees que los títulos se sacan en un paquetico de Ace(detergentes)? Por favor no vuelvas a hacer esa estupidez. Tuviste suerte de que no los viera. Las peleas no arreglan nada.
Como si mis palabras lo hubiesen hecho reaccionar, se detuvo y mirando hacia la nada se sentó en la acera, tratándose de calmar. Este tipo de rabia la desconocía en el.
_Vuelves a comportarte como mi madre, tratando de decirme lo que debo hacer -Me dijo y lanzándome una piedra que fue a golpear un cercado de laminas, produciendo un sonido chirriante-. Y si, es la única forma de arreglar las cosas. A punta de coñazos (golpes) para que sean serios y se organicen. Tuvo suerte de que nos separaste.
Me quede observándolo por un instante. Ese era el Pedro que no conocía y debía conocer, sin adornos y halagos que lo enaltecieran. Se notaba su furia. A pesar de estar molesto, para mi era como un bárbaro después de una batalla, todo sudado y rojito, y eso me atrevo a decir, me causaba morbo. Y por supuesto preocupación, algo andaba mal en el y quería saberlo.
_Será, la única forma que puedes ver-Le dije suavemente en un tono consolador, quería acercarme, pasar mi brazo alrededor del cuello, y decirle que se calmara un poco, que no había razón para que se comportara así, pero me cohibí por alguna razón que no entendi.- Por favor, no lo vuelvas a hacer…. En serio, te van a expulsar como un perro… ¿crees que vale la pena? Un cupo en la universidad es difícil en estos días, y mejor hablas, o ignora siempre lo mejor en esos caso….
En esos segundos las ganas de besarlo eran irresistibles, no en plan cachondeo, sino más bien para demostrarle que lo quería, y que podía contarme todos sus problemas, que junto podíamos encontrarle la solución, o lo intentaríamos.
_¡Oye Carlos! Cuantas veces te voy a decir que no te metas en mis problemas?!.-Me quede mirándolo.-Te lo repito. No eres mi mama…ni creas que por que, bueno tu sabes, te da derecho sobre mí a decirme lo que tengo que hacer, nada te da derecho a hacerlo. Solo fue por el alcohol entendido. Nada más…
Si hubiese sido un golpe, me hubiese dolido menos y preferí que no lo hubiese sido sino hubiese dejado en el suelo tirado. Sentí deseo de salir corriendo y no verlo. Oir eso fue como un golpe al corazón y a mi estomago, me sentí ligeramente enfermo. En realidad, no era problema mio si lo expulsaban o no, era su vida la que se perjudicaría. Pero como le decía eso al corazón, si estaba enganchado a él. Y cuando uno quiere, lo mas importante es que el otro sea feliz con uno o sin uno a su lado. Claro, que uno nunca espera que te traten de forma malagradecida, y aunque esperamos ese dolor, nunca es fácil recibirlo y muchos menos soportarlo.
_Ah ya-Le dije comprendiendo cada palabra pronunciada por su boca, y sintiendo un calor intento que no tenía nada que ver con excitación. Rabia. Impotencia. Dolor.- ¿Alcohol nada mas?...O sea que el comportamiento como un imbécil de esta mañana y la pelea de esta tarde, se debe a que te arrepientes de haber…estado conmigo.?!
»Tuvimos sexo, eso fue lo que tuvimos. ¿Entiendes? Además fuiste tú el primero que lo propuso…-A medida que hablaba, el tono de mi voz disminuía como si las palabras perdieran fuerza, o no querían lastimarlo, sabiendo que Pedro lo había hecho primero.- si te molesto tanto, no volverá a pasar en esta vida, y no manchara mas tu hombría, si eso es lo que te molesta como para andar cayendo a golpes con el primero que te encuentres…Debo aprender a no meter en los problemas que no sean mios…vive tranquilo, que de mi boca nunca saldrá lo que hicimos…
Camine decidido por el largo camino hasta la avenida, a paso lento sin mirar atrás. En el fondo, me negué a experimentar esa reacción, ese comportamiento de rechazo. Sabía que era la usual en un heterosexual después de haber cogido con un gay pero pensaba que después de decirle que lo amaba, no la recibiría, que idiota fui. Espere que se comportara diferente, teniendo en consideración mi amor por él.
Pero, como no amarlo después de lo vivido, como no sentirme herido después de lo dicho. Llegue a mi casa después de veinte minutos. Le había dicho a yessic que Pedro no había sufrido ningún daño, insistió que le explicara, le dije que después, el sol empezaba a ocultarse. Quería estar solo.
Al día siguiente, maldije en mis adentros. No había tenido una buena noche. Igual que la del sábado, no había podido dormir como había querido. La imagen de Pedro, se introducía en mi cabeza, repitiéndose una y otra vez, cada vez que cerraba los ojos, era como una mala película que no querías ver sobre que había sucedido durante el día. No fue hasta las 4 de mañana que caí muerto
Ese día nos toco servicio comunitario, y con el cansancio que cargaba, era lo mínimo que quería hacer, ayudar a otros. Nos dirigimos una farmacia pública que estaban remodelando, esta ofrecía un servicio gratuito a la comunidad por lo que se nos asigno a ayudar de forma voluntaria. Solo teníamos que limpiar, sacar la basura y pintar algunas habitaciones, aquellas que no se habían podido por falta de pintura y que ahora desgraciadamente había. La farmacia no era muy grande pero tampoco pequeña.
_Chicos para terminar más rápido y de manera organizada, los agrupare en grupos de seis personas, cada uno hará algo diferentes-explico el profesor y viendo la lista, empezó a nombrar nombres al azar.- Carlos, Pedro y…
_¡Disculpe profesor! Creo que sería mejor que nosotros mismo eligiéramos con quien queremos trabajar- No pude mirarlo al profesor mientras lo decía, no quería que se diera cuenta porque lo había dicho, aunque dudaba que fuera tonto como para no notarlo._ ¿Por qué? _De todas maneras aquí nos conocemos todos y no creo que haya ningún problema.- le comente al profesor lo más amablemente posible, sin que notara mi verdadera intención.
La idea de trabajar con Pedro no me agradaba en absoluto. Estaba tratando de salir de su adicción como para estar uno al lado del otro, trabajando. Mi fuerza de voluntad era tal, que evitaba mirar lo guapo que estaba ese día. Pantalones jean desteñidos, con una camisa negra de cuello en V pegada al torso, que combinada perfectamente con su pelo negro en punta y su ojos negros llenos de misterio.
_Como veo que no hay ningún problema con lo que dijo el alumno-dijo el profesor, sacando una hoja y un lapicero.- Les diré que harán. Primero se anotan aquí y luego, a trabajar.
La farmacia tenía un gran recibidor donde iban los estantes de las medicinas, que en esos momento están amontonados hacías las paredes, no pintaríamos esa parte. En el fondo más allá del mostrador, había dos puertas que conducían a depósitos después de atravesar unos largos pasillos, a cuatro cuartos en total. Allí era donde teníamos que pintar.
Una vez que el profesor no asigno a cada uno lo que debía hacer, no dirigimos a nuestras respectivas áreas de trabajo. El grupo con quien estaba, no era precisamente el mejor, la mayoría nunca había agarrado una brocha en su vida.
El cuarto que debíamos pintar era bastante amplio, siendo una de las cuatro habitaciones que contaba esa farmacia. No tenía ventanas y el aire no funcionaba. Lamentablemente el color azul celeste de las paredes no favorecía mucho al ambiente, lo hacía ver triste, honestamente no ayudaba a mi estado de ánimo. Eso era lo de menos, cuando llegara el medio día, el calor nos asfixiaría.
_ ¡Yo no voy a pintar!-comento yessic viendo las dimensiones de las paredes.- nunca he pintado y no lo voy a hacer ahora…mi papa es el que pinta en la casa.
_No pensaba que lo hicieras-dije con ligera impaciencia dándole unos periódicos viejos para que lo regara en todo el piso.- lo que debería preocuparte es que no te vea el profesor…No te preocupes, no te voy a echar paja (delatar).
_ Así que ¿no dejaran hacer esto solos?-pregunto Raúl, el chico de la fiesta.- ¡no terminaremos hoy!, si acaso mañana.
_Bueno, no sé ustedes pero yo si voy a pintar-dijo una nuestras compañera, muy sociable ella.- No tengo pensado venir mañana. Tengo cosas más importantes que hacer
_Somos tres…y ustedes se anotan o imitaran a yessic-Raúl le pregunto a los tres compañeros que faltaban.
A final fuimos cuatro lo que nos encargábamos de pintar mientras que las otras dos, se ocupaban de ver que el profesor las viera trabajar, cuando se asomara por el umbral de la puerta.
Para el medio día habíamos terminado dos paredes y nos faltaban dos más, darle el remate. El profesor nos consiguió con la comunidad, el almuerzo. Nos sentamos todos en el piso, tipo campamento, en un círculo. Pedro se había sentado a mi lado y como pensaba, sabía que lo había hecho a propósito. Participaba en la conversación siempre y cuando él no hablara, y cuando lo hacía, procuraba no seguirle corriente. Pedro actuaba como si nada hubiese pasado. No entendía como para mí era tan difícil, era como si una espina estuviese clavada en mi corazón, y cuando pensaba en olvidar, me punzaba vengativamente.
Una que vez que terminamos de comer, reposamos unos minutos mientras hablábamos, Como no tenía ganas de estar cerca de Pedro aunque él actuara normal, me aleje hacia a la habitación que estábamos pintando. Pensaba que quizás si adelantaba el trabajo terminaríamos más rápido, u ocultaba las verdaderas intenciones; quería que las cosas volvieran a la normalidad, odiaba la tensión que se producía entre ambos cuando estábamos en el mismo sitio. Con tal si Pedro lo había olvidado ¿por qué yo no? ¿Por qué se me hacia tan difícil?
_ ¡Si que te gusta el trabajito!
_ ¡Maldito! Le exclame sabiendo que era Pedro. Imposible no reconocer su Voz.- ¡Me asustaste!
El sonreí de lo más complacido con casi el infarto que me ocasionaba mientras se sostenía del marco de la puerta. Lleva el cabello negro con varias partes pintadas de blanco al igual que sus ropas. Se veía tan bien que mis fuerzas flaquearon y sentí las murallas de indiferencia caer. Odiaba que supiera lo hacia su magnética sonrisa, pero era cierto el tiempo y la razón podían significar nada cuando estaba el conmigo.
_Pedro yo…
_ Pedro ayúdanos a terminar eso mas rápido-dijo Raúl capturándolo en una especie de abrazo. Pedro al igual que yo nos sorprendimos-Así terminamos esto mas rápido esto.
_No puedo-le dijo mientras escapa del abrazo amistoso.- Al igual que ustedes tenemos dos paredes, y queremos matar eso hoy.
_Ayúdanos. ¿Si?-Le coqueteo Yessic lo mas inocente que podía.
_Lo siento.
Y así como llego se fue, lanzándome una última mirada como diciendo que lo que le quisiera decir, podía esperar. Pero que le podía decir, la idea se había esfumado asi como llego por la interrupción.
Lo que quedo de la tarde terminaron las paredes faltantes mas rápido, debido a que los que no querían ayudarnos lo hicieron regañadientes, pues el profesor estaba supervisando nuestra área de trabajo. Mis pensamientos se enfocan en que le había querido decir a Pedro o que le diría pues quería le dijera algo.
_ ¡Pensé que no terminaríamos hoy!-dijo el profesor sorprendido, revisando su bloc de notas.- Al parecer hay personas aquí, que si no le funciona la carrera saben a lo que se dedicarían…es broma, es broma…Tienen 30% de la nota, falta lo otros veinte puntos que serán evaluados en el proyecto, eso ya lo saben…
Mi estado de ánimo había cambiado de una manera radical con solo recibir una sonrisa personal de Pedro sin resentimientos y compasión, sino una autentica. Solo quería llegar a mi casa, darme un baño y meterme en la cama. Dormir.
_ ¿Para donde crees que vas? No tenias algo que decirme, quiero escucharlo-Le escuche susurrar muy cerca de mi oído, provocando que mi piel se erizara placenteramente.
Por suerte nadie nos había prestado atención por nadar recogiendo sus cosas y saliendo. Mi Corazón latía rápidamente ¿Como podía acelerar mi corazón de esa manera la voz de un mortal?
_ ¿Yo?-dije dándome la vuelta.-Yo que recuerde…no nada.
_ Pues yo creo que si-Dijo sonriendo.- ¿Por qué no hacemos algo mejor? Sígueme y hablamos en una lugar mas privado, no quiero oídos indiscretos escuchando… o es lo quieres.
_En serio, no creo que haya nada que decir-Le respondí secamente. Pero pensándolo mejor tenia razón, no deseaba que nadie escuchara lo que iba a salir de su boca, pues no sabia con exactitud. No caería en otro chantaje, me decía.
_Sígueme Carlos….de pana, que si no fuese importante no te obligara a nada-Me pidió. Pero esta vez lo sentí sincero, había cambia de un chico pícaramente atractivo a uno dulce e inocente que solo quería arreglar las cosas. Además ¿Qué perdía con escucharlo?
En ese momento pensé mejor, Pedro tenía razón, debíamos aclarar unas cuantas cosas, antes de poder seguir con nuestras vidas normales. Él había dicho que lo que había pasado esa noche había sido solo por el alcohol, y yo le había dicho lo contario. La única forma de seguir todo con naturalidad y que no hubiera tanta tensión entre ambos, era hablar y así quizás las cosas volvieran como antes.
_ ¿Dónde vamos entonces? Pregunte.
Pedro me hizo una seña con la mano para que esperara y luego desapareció de mi vista, cuando volvió, recogió sus cosas, las metió dentro del morral y me dijo que lo siguiera. Pensé que saldríamos, pero me guio en otro sentido. Caminamos por el pasillo iluminado por tubos fluorescentes titilante hasta llegar a un cuarto que era por la seguridad con la cual se había dirigido, la habitación que había pintado con su grupo.
_Bien. No entiendo. ¿Por qué hablamos aquí?-Pregunte. No tenía sentido alguno, mientras miraba lo bien que había quedado su trabajo y sintiendo esa sensación el estomago, cuando alguien te va a decir algo importante.- Sería mejor hablar a afuera, todos se irán… ¿y si nos dejan encerrados aquí?
_No te preocupes-dijo como si nada de lo que le dije tuviera la importancia que yo le daba.- ¿Tienes que hacer tantas preguntas sobre todo? A veces eres irritante ¿sabes?
_No lo sabía, de pana-respondí como si revelación, me hubiese cogido de sorpresa.- Si íbamos hablar sobre mi personalidad, lo hubiésemos hecho allá afuera. En la calle si correr el riesgo de quedarnos encerrados.
En ese momento oímos a alguien en la entrada. Pero con un ágil movimiento se coloco a pocos centímetros de mí, posando su mano varonil y fuerte en mi boca, silenciándome antes que dijera algo. Mis ojos buscaban la respuesta que no podía conseguir mi boca.
_ ¡¿Se encuentra alguien ahí?!-grito una voz masculina desde el recibidor.- ¡¿muchachos?!
Se hizo un silencio, mi corazón seguía latiendo con fuerza mientras que Pedro veía atentamente hacia al pasillo. Estamos lado del umbral de la puerta por lo que decidí ver también por si alguien se aparecía y nos encontraba en semejante situación, aunque no hiciéramos nada malo, la situación era sospechosa.
_ ¿Qué haces? Dije una vez que me dejo hablar, todavía tenía esa sonrisa traviesa.- ¡no ves que nos dejaron encerrados!…
_ ¿Qué crees?
_Que eres un idiota-le espete.- No ves que nos dejaron encerrados. Ahora tenemos que irnos caminando, claro si resolvemos como coño salimos de aquí…como puedes ser tan estúpido.
_ ¡oye! ¡Cuida tu boca!-respondió ofendido sin eliminar esa sonrisa.- sé lo que hago. No vez que reserve el lugar para que habláramos solos sin interrupciones. Pero claro como no me has perdonado, te encanta insultarme y tratarme mal.
Pedro pudo haber tenido razón estábamos solos pero ese no era el problema, estamos encerrados y si no salía de ahí en ese momento, algo de lo que no quería que pasase, pasaría. Mi corazón no deja de latir y mi mente de trabajar.
_Espero que sea muy importante-le dije mientras resignado me sentado en una lata de pintura.- tenemos todo el tiempo…hasta mañana.
Pedro me imito mi movimiento pero al no haber otras latas disponibles, se sentó como un alumno de kínder, con las piernas cruzadas en el piso cubierto de periódicos. Su mirada cambio una vez más, a una pensativa entre dudosa y decidida.
_Carlos…maldita sea…no sé cómo empezar- dijo interrumpiendo cada palabra. Se le notaba confundido, buscando esas palabras que eran tan difíciles de formar.- Es difícil pero lo tengo que hacer…lo tienes que hacer- Pedro parecía estar luchando con dos ideas que no estaban de acuerdo.
_Pedro, no tienes que decir nada que no quieras decir o no estés decidido en hacerlo-le dije, no me gustaba verlo sufrir, no sabía porque pero algo que no me gustaba ver.- ¿por qué no buscamos mejor la forma de salir de aquí?
_ ¡no! Dijo decidido.- Primero…sé que me comporte como un imbécil ese día…y lo que dije, lo dije porque estaba molesto…Solo quería romperle la cara a ese imbécil y porque estaba molesto, me desquite contigo, lastimándote sin querer…tenía tanta ira en mi ese día ¿me entiendes?
_ Algo-dije aceptando su confesión.-pero eso no es una excusa. Uno tiene que controlar nuestros impulsos para no lastimar como dices tú, sin querer a nadie-le aconseje con un tono de voz casi audible.- solo quería ayudarte…
En el fondo sabia que esa era la razón, pero me negaba a aceptarla, buscándole más patas al gato, o más razones en mi caso. Me había devanado los sesos encontrándole un significado que no existía, solo había tenido un mal día y para completarlo, se había peleado, solo eso.
_No pelee porque estuviera arrepentido de algo -fue como si leyó mis pensamientos, su voz sonaba arrepentida.- No tenía nada que ver con lo que paso entre nosotros…No todo está relacionado contigo. Algunos tenemos problemas pero no eras tú la razón de ellos.
Se levanto repentinamente, sorprendiéndome.
_No me arrepiento de nada-lo oí decir.
En ese momento fue como si el tiempo se hubiese tenido, mi mente había quedado en blanco. Esa era una de las palabras que quería escuchar, no la más indicada pero era una de ellas.
_Te perdono-le dije mientras me paraba a su lado, mientras le dirigía una gran sonrisa. Sonrisa que ocultaba las ganas de besarlo.
_Gracias
_Ahora a buscar una salida-Le indique sonriendo, él me respondió con una sonrisa igual de sincera.-No quiero dormir en el piso como un indigente. No que tenga algo contra los ellos, es que este lugar da miedo.
Cuando había dado unos pasos de regreso hacia el recibidor, siento unas manos que me sujetan. Solo podían ser de una persona por la fuerza y el escalofrió que sentí atravesar mi cuerpo, deshice la idea que de fuera una fantasma.
_ ¿Realmente creías que había hecho todo esto-dijo con ese tono de voz bajo y seductor que hacía que me derritiera.- como para que salgamos de aquí sin divertirnos? ¿No hay que tener miedo mientras esté aquí?
Al tener sus brazos alrededor de mi cuerpo y su respiración tan cerca, hacían que mi cerebro le costara pensar. Era imposible decirle que se aparta ya que el fondo deseaba tenerlo así de cerca pero algo se debatía por salir en ese momento.
_Pedro-dije tontamente haciendo un intento de soltarme, su brazos se cerraban en mi abdomen.- ¿Qué haces?
_No quiero salir de aquí sin haber hecho ese algo-dijo mientras su brazos se cerraban mas sobre mi cuerpo.- ¿No me digas que no sabes?
_No creo que sea lo correcto-dije mientras hacía intentos vanos para escapar de sus fuerte garras.- la verdad creo que no deberíamos hacer nada…de lo que pretendes hacer…
_ ¿sabes? no me has dicho que te suelte-dijo con presunción.- será porque en verdad lo quieres.
_Por…Por…mejor suéltame-balbucee las primeras palabras y no tenía una respuesta razonable para eso. Se comportaba como un engreído que nunca le habían dicho que no.- En serio…Pedro
En un movimiento igual de ágil y mas brusco que el anterior, me aproximo contra la pared. En esta posición tenía su cuerpo más próximo al mío, solo centímetros lo separaban. Su respiración acariciaba mi rostro de manera incesante, podía sentir su aliento caliente. Las manos sujetaban mis muñecas impidiendo que me moviera, era su prisionero.
_No creo que no quieras-comento con picardía que irradiaba calor.- de hecho, creo que te haces el fuerte… Falta muy poco para que pruebe esto otra vez… ¿Por qué te resistes tanto?
En ese momento sus manos se posaron sobre mis nalgas, aproximando más su cuerpo al mío. Nuestros sexos se rozaban y pecho junto al mío, moviéndose al ritmo de nuestras respiraciones, provocaban que mis sentidos se alterasen y sintieran que en pocos segundos, me derretiría.
_Dime pues-susurro mientras su mirada penetrante y excitante examinaban las fracciones de mi cara.- No sabes cuánto te deseo en este momento, solo quiero sentirte, hacerte mío como la primera vez…maldición estoy muy excitado…
Lo último había sonado más a una confesión que no podía guardar. En ese momento se me aclararon las ideas. No quería que habláramos sobre lo ocurrido, quería repetir eso que se negaba a creer, tener sexo una vez más.
Recobre la razón. Aunque no quería, tenía que hacerlo. Si solo era otra estrategia desde el principio, si una vez que cogiéramos, se arrepintiera otra vez. No quería sufrir otra vez por su desprecio o indiferencia, no lo soportaría.
_ ¿Qué quieres que te diga?-le solté, mientras usaba mis propias fuerzas para escapar. Me aleje unos pasos. Odie dañar ese momento tan excitante mientras me veía sorprendido por la decisión de mis palabras
_ ¿Qué te pasa?-pregunto presumidamente.- No me digas que quieres jugar a hacerte la difícil.
_ ¡Será “el” difícil!-le espete. Nunca me gusto que me tomara en comparación con el otro género.- He pensado que esto está mal. Desde un principio estuvo mal. Y que solo tú estés pensado con la otra cabeza, que después que se pone blanda deja de funcionar.
_ ¿Qué?
_ Fue difícil decirlo la primera-conteste mientras dirigía mi mirada fuera de su rostro ya que de por sí, su fracciones de confusión conseguían ponerme mal.- No hagas que lo vuelva a repetir.
_ No entiendo-confeso.- ¿que solo pienso con qué? ¿Qué estuvo mal, que…?
_No espero que lo entiendas ahora. Después me lo agradecerás cuando sigas tu vida normalmente-Susurre. Mis palabras perdían fuerza a medida que pronunciaba las palabras, era como si no me las creyera. Mi vista se posaba en el pasillo que daba el recibidor de la farmacia. En ese momento me parecía el camino de mi vida, el que debía seguir.
Se prolongo un silencio algo largo, mientras Pedro comprender las palabras que le había dicho y yo me las creía.
_Carlos hablas para delante y para atrás. Te molestaste cuando te dije lo mismo, y me dijiste que estuvo mal. Ahora tú eres el que repite las mismas palabras y esperas que entienda…Realmente no te entiendo-dijo después de un momento, en tono más agresivo y razonable, mientras se apoyaba de la ventana, esta no estaba muy alta. La luz del atardecer lo ensombrecía.
_Solo digo lo que creo-musite. Entre las ganas y la razón, la razón parecía prevalecer.- Beberíamos buscar la forma de salir e irnos de aquí, si podemos salir.
Mientras caminaba hacia la puerta, solo pensaba regañadiente en la oportunidad que se había perdido. Pero la razón debe prevalecer. No podía después andar lamentándome en los rincones porque me había herido cuando yo tenía la culpa. Eso era inaceptable.
Decir que estaba contento por la decisión que había tomado era mentirles.
Pedro con sus fuertes manos me sujeto, dándome la vuelta, esta vez más delicadamente. Yo al ir desarmado, pensativo y fuera de así, gire con tanta ligereza como si fuese una simple pluma. Sus ojos radiaban excitación y se reía de esa manera tan perversa, y supuse que no había entendido nada.
_No digas que no quieres-Dijo en el mismo tono que sus ojos.- Porque es difícil creerte…
_Pedro lo que quiero decir es-le explique sin perder el control ante esa mirada ¿Por qué tanto me debatía?- Mira lo que paso la ultima vez…llegaste arrepentirte de algo que bien sabemos que te gusto. En cambio, yo no sentí lo mismo. Tus palabras fueron lo que más…me dolieron. En realidad no quiero pasar por lo mismo.
_Olvida eso-dijo.- Pienso en lo que quiero ahora y lo que quiero es a ti…
Sus palabras flaquearon mis esfuerzos de hacer lo correcto. Era fácil irse por la tangente y sucumbir al mencionar que me quería mí. No pude evitar un conjunto de escalofríos que recorrieron mi cuerpo, tarde en descubrir que eran de placer.
_No estás pensando con la cabeza-Susurre en tono de suplica.-Y lo sabes.
_Con la otra es con la pienso ahora ¿no fue eso lo que trataste de decir?-respondió con el mismo tono de voz, tenue. Percibí esas notas de fuego en su voz, tan escasos de mi rostro.-Ven no te resistas, sé que lo quieres…lo deseas. Te ves ridículo resistiéndote…ven.
Intento atraerme a su cuerpo y me sentí intimidado, sin querer di unos pasos hacia atrás. Mis pies se enredaron como espagueti en un tenedor y perdí el equilibrio, entre tantos periódicos que había en el suelo regado no fue difícil. Mis manos imitaron las suyas segundos antes, lo sujete con tanta fuerza que nos derribamos. Mi cabeza dio con el piso en un golpe seco y su cuerpo al impactar con el mío, me saco el aire. Gemí.
En ese momento por alguna razón no pensé en dolor punzante en mi cráneo. Su cuerpo estaba tan pegado al mío que fue la gota que derramo el vaso de la lujuria que tanto trate de evitar en esos instantes. Mis resistencias sucumbieron como las de un puente segundos antes de ser dinamitado. Olvide dolor, razón y mis estúpidos prejuicios.
_ ¿Carlos estas bien?-dijo incorporándose un poco.- ¿Te diste duro?…disculpa
Su preocupación no me importaba en lo mas absoluto. Con mis manos sujete con fuerza sus mejillas y lo atraje hacia mí, uniendo nuestros labios, los míos más apasionados que nunca. Lo disfrute. Él se alejó y pude comprender lo que pasaba, sucedido la primera vez en aquella habitación.
_Si lo quieres-dije con una nota en mi voz que denotaba mas placer que exigencia.-Te lo llevas todo…
Después de tanto incitarme, no me iba a conformar con algo a medias, lo que quería todo. Lo merecía.
_No serás lo que no quieras ser-le dije en susurros pausados mientras que no dejaba de mirarlo a esos ojos negros llenos de misterios.
Fueron escasos los segundos en que recapacito y con un asentamiento, cedió a mis besos. Era un precio bajo por lo que quería volver a sentir, lo que sentiríamos a partir de ese momento.
Nos besamos con una intensidad, como si nunca nos hubiésemos besado y anheláramos hacerlo desde hace tiempo. Nuestros labios quemaban el néctar de lujuria. Se movían de tal forma, tan exactos que nunca pensé que sucediera en la vida real, solo en novelas. Luego comprendí que con Pedro todo podía ser real.
La frotación de su cuerpo con el mío, me produjo un sin fin de sensaciones. Mis manos jugaban con su cabello través de la gelatina. Tener sus labios unidos a los míos, tenerlos de nuevo, hacían que olvidara la realidad. Estábamos en la farmacia que minutos antes habíamos pintado como servicio comunitario, tirados en el suelo, y besándonos, haciendo lo más excitante del mundo. Sin ninguna preocupación.
_ ¿Aquí no hay vigilantes? pregunte sin esperar respuestas, lo que me permitía mi respiración agitada- Nos podrían ver. Deberíamos…
_De verdad. ¿Crees que esta farmacia en decadencia tiene eso?-dijo viéndome directamente y respirando rápido, la luz del atardecer embellecía su rostro.- No me digas que empiezas a arrepentirte. Porque no pienso dejarte ir hasta que me des lo mío, así tenga que forzarte…
Volvimos a besarnos. La realidad era que nadie que quisiera investigar podía vernos, y más porque estábamos al final, en la parte trasera de la farmacia. Era imprudente. Pero estar con Pedro valía la pena. Jodidamente valía la pena. En un movimiento juguetón quede sobre el. Bese su cuello por ambos lados, pasando mis labios por su yugular y debajo de sus mejillas. Tenía un saborcito salado debido al sudor pero era igual de afrodisiaco. Me encantaba era mi hombre.
_Sabia que te hacías el difícil desde el principio-dije entre suspiros.-Pero nadie puede resistirse a mí…tengo armas y sucumben ante ellas…
_Es imposible resistirme -inquirí.- Si tan solo verte, me produces un torrente de sensaciones entre ellas de deseo y amor. En cualquier momento iba a caer, solo tenias que esperar y hablar más cerca….
_Cuando quiero algo-dijo regocijándose en su ego, había olvidado lo ególatra que era.-Lo consigo tarde o temprano.
Por prudencia y para que nadie nos viera si llegaban a vernos, nos levantamos y casi corrimos hasta la habitación donde minutos antes habíamos estado. Encendí la luz que titilo hasta prenderse por completo, y guiados por una atracción magnética, unimos nuestros labios que quería desgastarse de tanto degustar otra vez. Su labios de Fuego.
Lo pegue de la pared, sin importarme ningún momento que se dañara su camisa por la pintura fresca. Palpe su pecho ejercitado, y volvía besarlo como un desesperado. Esta vez empecé por la quijada, recorrí el hueso de su mandíbula, terminando en su lóbulo izquierdo, al parecer era uno de sus puntos erógeno, su cuerpo no tardo en erizarse por completo.
Faltaba más por descubrir. Con mucho cuidado para que mi excitación no se saliera de control y le rasgara franela, subí su camisa por encima de su cabeza, comprobando que está pintada. Mi primera visión fue ver su pecho y abdomen, llenando sus pulmones de aire, la línea de vellitos que se perdían en su pelvis y el bóxer sobresaliente de su jean. Esa imagen me excito más. Si, aun más, si se podía. Lo detalle más rigurosamente, quería borrar cualquier imagen vieja que tenia de su cuerpo por unas nuevas, unas en vivo y en directo, recientes. No me sorprendí el porqué de mis gemidos incesantes, la última vez, sus brazos eran fuertes y trabajados, no en excesos pero si bien para mí.
Un modelo de revista, era el parecido más acertado que le hallaba, allí parado sin camisa. Los agarre por la hebilla y lo atraje así mi otra vez. Lo bese, recorriendo con mis manos sus fuertes brazos, el costado y hombros, bajando mis manos hacia sus nalgas. A la final, no era el único que disfrutaba, masajeándolas y apretándolas, sintiéndose dueñas de ellas. Pedro en respuesta, me apretó más contra su pecho y aprisionado nuestros miembros, como si quisiera que sintiera lo excitado estaba. Eso subió mis emociones aun más.
_ ¿se te paro?- le dije con un voz similar a de un niño inocente. Él curvo sus labios con una sonrisa de diablillo. Sus respuesta fue lo más lógica “¿crees que soy de hierro?” y la mía la mas caliente. “parecieras…Aquí lo tienes tan…duro” con un tono de voz sexual casi pornográfico, sin pensar que tiempo después me calentaría con una estufa de solo pensarlo.
Con malicia había bajado mis manos para comprobar si era verdad que no era de hiero. Su bulto no fue difícil de palpar con mi palma abierta sobre el jean, lo apreté. Era como sujetar un plátano verde por la dureza, y la curvatura de su verga.
Sus palabras habían sido ciertas, me deseaba. En el fondo me alegraba saber que en su cabeza todavía permanecían las imágenes de aquella noche y que eso, lo había motivado a seducirme de nuevo, sin importarle las consecuencias, ignorando sus prejuicios machistas. Había experimentado algo nuevo, y quería volverlo a sentir. Se dejaba llevar sin más que guía, que el placer.
Le quite la corre, deslizándola por su cintura. Desabotone el botón y le baje un poco el cierre. Mientras que Pedro me subía la camisa, deslizándola por encima mi cabeza para luego tirarla en el piso. Sentí la primera oleada escalofrió al estar en las misma condiciones, no sabía si eran de placer por la visión de los dos semidesnudos o la corriente de aire que se colaba por las ventana, que cruzo mi cuerpo al momento de deshacerme de la prenda. Deduje que era por el placer.
Su piel estaba caliente, al momento que me abalance sobre él para besarlo de nuevo. No lo podía negar que sus labios eran igual que un dulce, deseaba besarlos y degustar su sabor desesperadamente. Por la astucia de sus manos, me despojo de la correa mientras que yo deslice mi mano por la parte delantera de su pantalón semi-abierto. La dureza de su estaca de carne sobre la delicada prenda de algodón, me excito aun haciendo que me doliera la verga, por tenerla tan cerca, dividida solamente por una tela.
Se lo rote descaradamente mientras que Pedro hacia gestos de placer y exhalaba aire continuamente. Al igual como lo había hecho, deslizo su mano esta vez por la parte trasera de mi pantalón, palpando la raja de mis nalgas con sus grandes manos. Suspire.
_Vamos ve abajo…ahí te espera algo mejor…algo que te gusto la ultima vez –me alentó entre cortando las palabras, sus ojos estaban cerrados, por los espasmos de placer que recorrían su cuerpo en cada caricia, despegue mis labios de los suyos.- Sabes lo que tienes que hacer…
Sonreí al ver el ángulo que formaba su bestia sobre el bóxer. Saque mi mano de su pantalón, y lo sujete por los lados para bajarlos hasta donde el peso de los mismo se lo permitiera. Le hable al oído, quería que oyera los pensamientos que cruzaban por mi cabeza en ese momento frente al él.
_Como puedo negarme -dije susurrando.- sabes que hare todo lo que me pidas porque te amo…
Di pequeños besos en su pecho, tetillas y abdomen para luego arrodillarme, quedando cara a cara con su verga, que se curvaba de manera amenazadora. Convulsionándose como si trata de salir esa jodida prenda de color gris, que la tenia encerrada.
La primera vez había me había sentido cohibido con más ganas de no hacerlo que hacerlo, pero esta vez era diferente, como si algo me moviera, me indicara que hacer o simplemente solo me dejaba llevar por eso llamado placer. Inhale aire, por algún motivo tenia la boca hecha agua. Era mi dulce. Él me miraba impaciente con las manos en la cintura, indecisas si intentaban obligarme o no. En verdad no era necesario necesitaba solo tiempo.
_Date prisa-pidió.- ¿Qué esperas? Solo piensa que es una chupeta rosada y apetitosa…chúpamela…
Intento sujetar mi cabeza pero las aleje de un manotón. Volví a sujetar el pene sobre la tela, su gotas pre seminales evidenciaron el contacto, manchado la prenda. En ese momento se me antojo jugar primero, calentarlo al máximo hasta que me rogara, me imploraba, eso de seguro me excito.
Apretaba y frotaba su verga. En ocasiones pegaba mis labios fuertemente cerrados en su tronco, y recorría toda la superficie del miembro y alrededor. Pedro se retorcía por la sensación. Su boquita recuerdo estaba un poco abierta por la ansiedad, de que se lo mamara de una maldita vez y dejara los juegos. Casi lo podía leer en sus misteriosos ojos negros lo quería.
Cuando percibí que casi gritaba lo que pasaba por tu perversa y lujuriosa cabeza, se los baje sujetándolos de cada lado su prenda. Su verga se meneó incesante y emocionada hasta estabilizarse y quedar apuntándome acusatoriamente. Su dueño la veía con orgullo y alegría de que estuviese a fuera por fin. Otra corriente similar a las anteriores pero más poderosa me atravesó hasta llegar a mi verga que al estar presa entre mi pantalón y bóxer, causo que me doliera.
La última vez que la llegue a ver esa cosa apetitosa, era de noche y no pude apreciarla como la tenia ahora a plena luz fluorescente, se veía mucho más claro que la última vez.
La piel de su miembro era más bronceada en esa parte que el resto de su fabuloso cuerpo. Coronada con unos vellos rizados en la base de color negro, debajo unos grandes huevos cargados por millones de sus descendientes. Sus fuertes piernas reforzaban la visión más maravillosa y excitante mi vida, eran casi lampiñas. Trate de ignorar los deseos terribles de bofetear y exprimirla mi antojo así que lentamente y con miedo, le agarre por la mitad, de broma se podía cerrar mi mano sobre ese cilindro de carne. Lo pajee sin dejar de verlo, subiendo y bajando, sintiendo esa la frágil piel cubrir la dura mole, y deslizarse sobre mis dedos. Además estaba ardiendo, rodeada de venas que se inyectaban de sangre. Él no dejaba de mirarme extasiado.
Los gemidos entrecortados, juramentos y la protesta, para que mi boca se tragara esa verga de una vez, no se hicieron esperar en esa silenciosa habitación donde hacíamos algo prohibido y juzgado por la sociedad. Era inevitable que me encantara ver la expresión de Pedro excitado, era como verme a mí mismo lo cual me ponía más cachondo.
Cese mis movimientos. Nuestras miradas se encontraron, era como si de esa manera pudiera decirle si realmente lo quería, él como si leyera los pensamientos a través mi mirada, asintió febrilmente con la cabeza y acaricio mi cabello tiernamente. Era un tipo conexión dentro del placer donde las palabras sobran, como si cualquiera pudiera dañar el momento. Apoyo su espalda de la pared, abriendo un poco las piernas preparándose para algo inevitable, el placer del sexo oral que le proporcionaría mi boca.
Los gemidos entrecortados, juramentos y la protesta, para que mi boca se tragara esa verga de una vez, no se hicieron esperar en esa silenciosa habitación donde hacíamos algo prohibido y juzgado por la sociedad. Era inevitable que me encantara ver la expresión de Pedro excitado, era como verme a mí mismo lo cual me ponía más cachondo.
Cese mis movimientos. Nuestras miradas se encontraron, era como si de esa manera pudiera decirle si realmente lo quería, él como si leyera los pensamientos a través mi mirada, asintió febrilmente con la cabeza y acaricio mi cabello tiernamente. Era un tipo conexión dentro del placer donde las palabras sobran, como si cualquiera pudiera dañar el momento. Apoyo su espalda de la pared, abriendo un poco las piernas preparándose para algo inevitable, el placer del sexo oral que le proporcionaría mi boca.
Pose mis labios en la cabeza, reaccionando al primer contacto. Suspiro y su cuerpo se crispo hasta los últimos dedos de sus pies. Baje por el costado de su verga venosa. Solo mis labios rozaban el tronco, hasta que llegue a la base y sentí esos vellitos que me hicieron cosquillas placenteras. Ascendí por mismo camino y con mi lengua ansiosa juegue con su frenillo, el sabor ahí era diferente, atrayente y delicioso. Luego sujete fuertemente su verga y volví hacer mi recorrió, esta vez lamiendo el vientre de esa serpiente hasta llegar al comienzo de sus bola. Me detuve a jugar con ellas, sumergiéndome mi lengua entre ambas, los vellitos que ahí se encontraban provocaban otro tipo sensación, igual de placentera.
Por las movidas que hacia llegue a pensar que Pedro, me transformaba en una especia puta experta que pasó gran parte de su vida haciendo este tipo de cosas; cada movimiento inesperado, lo sorprendía y le brindaba una nueva oleada de placer. No dude que Pedro pensara que chupaba vergas en mi tiempo libre por la maestría con que jugaba y me divertía con su miembro, y si lo pensaba, era el único con quien era capaz de hacerlo, solo para verlo y oír repetir mi nombre entre suspiros.
Volví a la cabeza, cubriéndola con mis labios todo el glande, el sabor era agridulce lo que provocaba que limpiara el glande completamente. En momentos hacia como si iba a cubría su verga por completo, y no lo hacía. Pedro se impacientaba y no dejaba de gemir.
En un movimiento inesperado sus fuertes manos me obligaron con un solo movimiento a meterme esa verga de una, en la boca, provocándome una fuerte arcada. Su inmensa verga de 19 cm no era broma, al entrar a mi boca. Sus manos sujetaban mi nuca evitando que escapara. Si no hubiese sido por mis reflejos de cubrir mis dientes con los labios, nuestra acción hubiese acabo. Si me ardió en los labios, el deslizamiento brusco, el daño que le hubiese causado con los diente hubiese sido terrible.
_ ¡Pedro!-le recrimine. Una vez que me desprendí de su verga haciendo un sonido de succión baboso, me limpie la baba que de mis labios y mirándolo acusatoriamente.
Pedro lamento haberlo hecho y aunque no había dicho nada, eso basto para que agarra su verga fuertemente y comenzara a chuparla como se debe, el quería que dejara de juego, me deje de juegos. Ahora gemía despreocupadamente agarrándose de la pared, excitándome aun más. Gire mi lengua alrededor de su tranca en círculos sincronizados, sintiendo cada relieve de venas palpitante. Subía y bajaba lentamente, mientras que con una mano pajeaban los centímetros que no cubría mi boca. Retorcía mi mano sobre tronco y a su vez hacia pequeños chupetones en la cabeza, como si esperase que saliera algo en especial después de verificar.
Pedro mantenía los ojos cerrados y hacia movimientos pélvicos casi imperceptibles. Había dejado el mundo físico y estaba ahora en los mares del placer, bañándose en sus aguas, respirando irregularmente y mirando hacia el cielo con ojos cerrados.
_ ¿Te gusta? ¿Verdad?-dijo cuando su vista se cruzo con la mía.- No pares… increíble…Carlos…ahí…si… ¡diablos que placer!
Sus palabras se pronunciaban en tiempos irregulares debido a los placeres que lo recorrían y lo hacían vibrar.
_Lo que te hubiese perdido…ves… ¿te lo habrías perdido ah?...eres un as en esto.
Sus palabras de aprobación me incentivaban a seguir pero aun mejor. Había abandonado mis movimientos lentos y compasivos. Transformándolos en rápidos, llenos de lujuria y placer, todo lo que el cuerpo pide y exige. Tome posesión de cada una de sus nalgas y sujetas a ellas, mis mamadas se intensificaban. Aunque quería meter toda esa verga en la boca hasta los huevos si se podía, era imposible en ese momento. Pedro sí que estaba dotado, y cuando lo intentaba, las arcadas eran desagradables, no quería dañar el momento. Ya tenía un objetivo, hacerle la garganta profunda algún día con un poco mas de práctica.
Era irónico pensar que una vez desea ver así fuera de reojo esa verga en un baño, y ahora, la tenía completamente para mí, Tenerla en la boca y saborear sus jugos. Percibir los efectos; cada estremecimientos de su cuerpo y tensión de su nalgas, en cada mamada lenta o rápida. Los movimientos no importaban, había dejado el mundo terrenal, dejando que todo sucediera de forma mecánica. Con los ojos cerrados me concentraba en fotografiar cada imagen de su extraordinario cuerpo mientras que mi boca se deformaba por la mole que entraba y salía
Su abdomen visto de un Angulo distinto desde abajo, el camino que formaban sus cuadritos hasta los pectorales, la postura de su boquita y los que de un principio me cautivo, sus ojos. Esos ojos llenos de misterio, debajo de esas cejas tan perfectas, y los arcos que conformaban en cada suspiro, gemidos para ser más especifico que soltaba.
Hasta ahora no sé precisar lo que sentí en ese momento y el motivo porque lo hice, simplemente ejercí más fuerte de lo que se debía en la mamada y lo mordí. Aunque para muchos parezca excitante y lo es, en ese momento fue excitantemente traumático.
Profirió un gemido lastimero. Se apoyo de mis hombros y curvo su espalda respirando aceleradamente, de excitación o de dolor. Me puse de pie inmediatamente, mientras titubeaba en su oído que lo sentía y lo abrazaba. Mientras tanto él se sobaba la verga que en ningún momento dejo de ponerse erecta quizá floja. Le acaricie la mejilla, y le di beso fugaz pero apasionado expresando que realmente lo sentía.
No dije nada cuando su mano sobre mi cabeza, me indicaba que siguiera, mientras descendía hasta volver a estar frente a frente con esa mole que me veía despectivamente. Lo chupe con ese sentimiento de culpa y motivación. Esta vez lo hice con cuidado, no quería lastimarlo. Deseaba que olvidara lo que había pasado por medios de mis mamadas agiles.
_Si te excitas así? ¡Vamos! Exclamo excitado.
Los gemidos de un momento a otro se hicieron más sonoros. Pedro se aferraba de mi pelo, impidiendo que escapara. Su pelvis esta en movimiento similar al de una maquina programada cuyo trabajo era taladrar repetidamente. Parecía no oír mis arcadas, me sostenía de sus piernas para resistir sus embates salvajes. El sabor se volvía más sabroso a medida que aumentaba la velocidad. Gemía con la verga en la boca de manera gatuna recuerdo, capaz de excitar a un monje o un menopáusico si me hubiese escuchado.
_ ¡Sí! Grujió triunfante. Sujetándose de mis cabellos como si fueran las riendas de un caballo indomable.
Con un gruñido de preaviso, el cuerpo de Pedro se estremeció. Dos largos chorros de leche bañaron mi paladar y que al estar caliente, sentía como resbalaba hasta mi garganta. Sufría espasmos mientras salían las últimas gotas de su dulce miel a borbotones.
Preso de sus fuerzas no tuve más remedio que tragarme toda la descarga blanquecina. Espere un sabor raro, diferente que me hiciera vomitar. Pero no, de hecho me gusto sentir ese liquido agrio que resulto ser…delicioso. No era espeso, más bien diluido lo que me indicaba que acaba de hacerse, y la temperatura del fluido, en este caso caliente, me decía que le encanto. Con mi lengua, lo había saboreado durante el último segundo antes de tragármelo, comprobando todo lo descrito.
En ese momento después semejante venida, su mirada era de preocupación y sorpresa. Luego se deslizo sobre hasta quedar sentado una vez que saco su animal de mi boca. Me senté a su lado con la mirada fija en esa pared recientemente. Mi ojos parecían perdido o más bien, mi mente. No podía creerlo lo había hecho, aunque no del todo pero era sexo, otra vez. Ladee mi cabeza hacia su dirección y una sonrisa cruzo mi rostro. Tenia el pantalón hasta los tobillos y esa jugosa verga perdiendo volumen entre sus piernas abiertas además de excitarme, me causo gracia
En cambio Pedro seguía con los ojos cerrados, su respiración parecía volver a la normalidad con el trascurso del tiempo. Fije la vista de nuevo en esa pared. Imaginando que dirían las chicas y sobre todos los chicos. Si vieran a su estrella del beisbol así como estaba desnudo con un nombre, sin contar con lo que acabamos de hacer.
_ No quería terminar así pero me gusto-confeso tristemente con los ojos aun cerados, podía verlo de reojo.- Lo hiciste tan bien que no pude aguantar más…
_Disculpa…por lo de tu sabes-dijo haciendo una seña donde su dedo tocaban los labios y me miraba.- Realmente no era mi intención…solo…bueno…tu sabes.
Tarde unos minutos en comprender, la verdad mi mente se hallaba en un lugar donde me costaba retirarla y no sabía porque.
_ ¡No vale! no te preocupes-dije reconociendo que no era el único que tenía que disculparse.- Tu eres el que me tiene que disculpar por… la mordida.
Nos reímos por el comentario. Se quería disculpar por no avisarme al momento de eyacular, como si yo lo hubiera hecho si hubiese estado en su lugar. Supongo que es un reflejo de todos los hombres, pero me fuera conformado que en la primera vez fuera estado preparado.
_La verdad me dolió, ojala no me deje marca-Reconoció con una ligera sonrisa, examinando su verga y luego de una pequeña pausa.- Además fue excitante. Todo lo que hicimos. Nunca pensé que se podía disfrutar con un hombre tanto como una mujer este tipo de cosas.
_Pedro ¿sabes que te amo?- Pregunte.- y si lo disfrutas es simplemente porque lo hago por eso.-le explique suavemente.- Te retaría a que te cogieras a otro chico y de seguro, no vas a sentir lo mismo que sentiste conmigo ni si quiera se parecerá. Y lo sabes…Mientras que otros lo hacen solo por placer…yo lo hago por lo que siento por ti.
_ ¿Qué carajo estas pensando? - respondió algo ofendido.- Que voy andar cogiendo culos por ahí a la ligera. El único que cojo y me gusta hacerlo es con el tuyo. Y que todavía quiero coger aunque…no me hayas dejado.
No lo tome como un insulto aunque fuera dicho con esa intención, lo tome como un alago y no pudo evitar sonreír. Sabía que era mio
_Te quiero ¿sabes?-musite y aunque la intención era darle un beso en los labios, me sentí intimidado y puse mis labios en su hombro.
_Hablando de eso- dijo después de unos segundos, pensé que estaba molesto hasta sopese en pedirle disculpa, hasta que hablo. Espere una queja sobre besos, no sería la primera vez.- Siento algo por ti…no se…como explicarlo… es como de amistad, como lo que se siente por un amigo…pero nosotros no hacemos cosas de amigos…Eso es lo que siento
_Esperaba ser por lo menos tu amigo-dije sarcásticamente.-pero veo que no me acerco…
_ ¿amigos?
_ Escucha. Los sentimientos son difíciles de descifrar. Me ha pasado, al principio uno está confundido. Piensa que ese es el sentimiento, pero después resulta ser…
Me acorde del primer día que lo vi, y los pensamientos que se cruzaron por mi cabeza.
_No sé, cómo decirlo-dijo Pedro tratando de hacerse entender.- Pero se por lo menos, lo que hablo.
_Déjalo ya-dije casadamente.- No te angusties.
Quería dejar que todo fluyera, no de la forma que hubiese querido. El único que tenía que estar atado por sentimientos mezclados era yo. No quería que se viera en ese tipo de sentimientos ya que sabía lo que se sentiría, y no soportaba verlo en semejante situación. Si solo era placer lo que conllevaba todo, lo que quería dejar así.
_Te quiero-Escuche una voz varonil que decía mi lado.- Así como de amigos pero algo diferente. Igual que amigos con derecho…no se…pero si te quiero
Esa palabra en especial golpeo mis emociones y movió mi mundo de una manera sustancial. Nunca pensé escuchar esa palabra y muchos menos que proviniera de Pedro. No me importa lo demás, solo esa palabra me atrapo. Llegar a creer que sentía un sentimiento similar al mío, me emocionaba porque por lo menos sabia que lo que había llegado a hacer valía la pena, solo con esa palabra de por medio. Lo que había pensado sobre involucrar ya no importaba.
_ No tienes que ser nada-dije recordando.- Ni decir nada de lo que te sientas obligado.
_ ¿Crees que no digo la verdad?-dijo acusatoriamente mientras su ojos se conectaban con los mio.- Ok, es raro. Pero sé muy bien lo que digo. Cuando te grite, me sentí muy mal y compare. Si le hubiera gritado a uno de mis panas (amigos) quizás lo hubiera olvidado con tal, no son más importantes que yo…pero contigo es diferente. No me conforme con esa disculpa aceptada tuya…quería que sintieras que de verdad lo lamentaba…después de todo… me sentí como un idiota.
_No lo tienes que decir porque lo repita como un idiota-dije acariciándole la mejilla, sus ojos volvieron cautivarme.- Tantas veces que sientas las necesidad de decirlo, para pasar un buen rato. Pero la verdad es que te amo.
Mis palabras pusieron a pensar a Pedro y volvía a mirar la pared de la misma forma que lo hacía yo en ese momento, convirtiéndola en una computadora que organizaba pensamiento y los identificaba.
_ ¿creo que por menos te hubiera hecho una paja?-murmuro para así, viendo mi semierecto pene. Se divisaba un bulto no tan grande como antes en mis pantalones.
Por iniciativa propia, sola con las yemas de los dedos recorrí su cuerpo, sobre todo por los hombros, baje hasta su abdomen y brazos cariñosamente. Uno de mis dedos, recuerdo que fue el índice, acaricio la piel arrugada de su flácida verga. Pedro suspiro inevitablemente debido a la sensibilidad de la venida anterior. En ese momento pensé si Pedro tendría la suficiente energía para seguir ya que en el fondo algo me impulsaba a continuar.
_No lo tienes que decir porque lo repita como un idiota…-dije acariciándole la mejilla, sus ojos volvieron cautivarme.- Tantas veces que sientas las necesidad de decirlo, para pasar un buen rato. Pero la verdad es que te amo.
Mis palabras pusieron a pensar a Pedro y volvía a mirar la pared de la misma forma que lo hacía yo en ese momento, convirtiéndola en una computadora que organizaba pensamiento y los identificaba.
_ ¿creo que por menos te hubiera hecho una paja?-murmuro para así, viendo mi semierecto pene. Se divisaba un bulto no tan grande como antes en mis pantalones.
Por iniciativa propia, sola con las yemas de los dedos recorrí su cuerpo, sobre todo por los hombros, baje hasta su abdomen y brazos cariñosamente. Uno de mis dedos, recuerdo que fue el índice, acaricio la piel arrugada de su flácida verga. Pedro suspiro inevitablemente debido a la sensibilidad de la venida anterior. En ese momento pensé si Pedro tendría la suficiente energía para seguir ya que en el fondo algo me impulsaba a continuar.
_Eres tan bueno que no tuve tiempo-comento con la mirada puesta en las caricias que le daba a su bestia dormida.- de cogerte….
Al igual que unos de mis movimientos. Me sujeto de los hombros y me recostó sobre sus piernas, y sin dudarlo, poso sus labios sobre míos. Similar a una escena de romeo y Julieta. Sus labios se movían por las energías del deseo, no tarde en comprender que era mío nuevamente, sentí una vez más que me derretía entre sus brazos. Con las manos detrás de su nuca, lo besaba apasionadamente. Acaricie sus hombros y mejilla lentamente.
Con los pies se despojo del pantalón completamente. Yo termine de bajarme el cierre, bajándomelo un poco. Sus labios parecían fieros queriéndome devorar. Me abrazo un poco más, acurrucándome contra su pecho. Mi mano derecha siguió en su nuca y la otra en su corazón que no dejaba de latir frenéticamente.
Su verga iba inyectándose de sangre bajo mi espalda. Mis manos dejaron su nuca y corazón, para ayudarme con el pantalón, y luego una de sus manos acaricio mi torso desnudo, disparando mi verga que exigía con urgencia una caricia. Me di la vuelta quedando de rodillas y lo vi a besar mientras seguía sentado.
Su pene parecía un soldado herido que hacia intentos para seguir luchando. Lo sujete con las manos, sintiendo el deja vu de tener un plátano en la manos. Dure unos segundos apretándola y tome sus huevos, haciéndole costillas en el sentido literal de la palabra. Sus besos se intensificaron, como si eso le devolviera a la vida.
Como un jinete profesional, salte y me coloque entre sus piernas, sentado frente a Pedro. Nos detuvimos a vernos. Nuestras miradas parecían ausentes, perdidas en el deseo. Su ojos brillaban, de la misma forma que lo vi la primera vez con aquella luz. Su boca era un imán que atrajo a la mía sin fuerzas de oposición, sus manos estaban en mis costados y las mías volvían a su nuca.
Saboree sus hombros y los lados de su dulce cuello, unos besos que lo hacían gemir. Inicio un tour por mis tetillas, en las cuales en ningún momento dejo de apretar y pellizcar, solo gemia. Eran como corrientazos placenteros que se expandían por mi cuerpo y llegan como siempre a mi verga que reacciona con una alerta palpitación, la sentía a reventar.
Quería despojarme del bóxer, liberarme de la opresión pero Pedro parecía no querer hacerlo, había metido las dos manos dentro de mi bóxer, para sobar mis nalgas. En momentos, la sostenía en peso y las dejaba caer. Un dedo desvergonzado se abría paso entre las puertas de mis nalgas para llegar a mi ano.
Si había dudado que Pedro, no siguiera, me había equivocado. Su verga ya hacia presión contra mi culo. Sus dedos eran más insistentes en la entrada mi ano, pero mis nalgas eran fieles guardianes que no permitirían el acceso. Baje una de mis manos y tome posesión de su verga, y con el pulgar hice presión en la glande como si fuera un dispositivo de explosión masiva. Pedro dejaba mis labios cada vez que hacia esas pulsaciones para gemir y con la ayuda de la otra, tomaba lo que podía de sus nalgas, para acariciar ese costado y aferrarme con las uñas.
No iba ser el único el jugar. Nos parecía divertido y de hecho reímos. Cuando Pedro intentaba introducir uno de sus dedos y yo apretaba su glande al mismo tiempo.
Me levante para quitarme el bóxer. Reí al pensar que quería que me lo mamara al haber quedado mi pene justamente a la altura de su cara. Ladeo su cara automáticamente. Termine de deslizar mi prenda, la tire y volvía sentarme entre sus fuertes piernas.
_ No harás nada de lo…
No dejo culminar mi frase. Su excitación era incontrolable, dude sobre si se comparaban con la carrera de emociones y nervios que iba por mi cuerpo. Y más al sentir la calentura de su verga entre las rajas de mis desposeídas y por efectos de temperaturas, cálidas nalgas. Su mirada volvió a la mía
Impulsivamente inicio un nuevo roce donde participaban mis piernas, su verga y mis nalgas. Mi excitación fue aumento como la vez que lo mordí, pero en esta ocasión fue menos doloroso ya que mordí su clavícula como un vampiro sediento o como un demonio deseoso de carne.
_Quiero cogerte ahora-me pidió con lujuria. Mientras sujetaba mis mejillas para que lo viera, y notara la exigencia de su petición, mezclada con pasión.- Haremos lo que queríamos desde un principio y con lo excitado que estoy, dudo que no vayas a ver estrellas…
Se levanto quedando parado frente a mí. Tenía los zapatos puesto lo que aumentaba mi fetiche, solo le faltaba era el lazo negro en el cuello. Lo sujete por la mejilla una vez que estuve de pies y junto a él.
_Sabes que me muero por hacerlo-le susurre, la excitación casi no me dejaba hablar, a que niveles estaba en aquella ocasión, no lo sé.- Pero con cuidado, camine con un vaquero un día sin contar con las frecuentes preguntas de mi madre… no le podía decir, que mi hombre me había dejado así- mi voz fue de un consentido que le pide algo a su papi.
Sonrió de una manera tan mágica pero que simultáneamente decía que eso no puede decir posible.
Otra vez nos besamos mientras lo pajeaba. Y sin más nada que decir ya estábamos en el piso, cubierto por cientos de periódicos que debieron sentir envidia ya que no tenían la noticia nueva, lo que estaba ocurriendo sobre ellos. Nos acariciamos como dementes, recorriendo cada parte de nuestros cuerpos desnudos, como si quisiéramos encontrar los puntos de placer de cada uno. Apretábamos nuestras partes y frotábamos gustosamente mientas nuestras lenguas danzaban dentro de nuestras bocas sedientas.
A veces Pedro terminaba arriba mío haciéndome cosquilla en el cuello con sus dulces labios y otras yo, pellizcando y lamiendo sus tetillas. Hasta tuve que advertirle para que no me dejara marcas por el ímpetu ya que no sabría cómo explicarlos si llegara el momento.
_Quiero hacerlo-dijo sediento mientras se situaba sobre mí y mis piernas abiertas, lo atrapaban.- Quiero hacerte el amor y por segunda vez hacer gritar como loco.
Cada movimiento después de eso, era realizado o parecía tardarse más de varios minutos. Se situó detrás y al igual que un arqueólogo, se detuvo a observar mis nalgas como si fueran un gran hallazgo, un tesoro. Una vez le dieron placer y en esta ocasión estaba por comprobar, si no fue demasiado precipitado al decir que era mejor que estar con una mujer. Al pasar ese pensamiento por mi cabeza, decidí dar lo mejor, odiaba que me compara con una chica. Tenía que hacer que ni siquiera la comparación saliera después de esto.
Con las yemas de los dedos recorrió la piel aterciopelada de mis nalgas, arqueaba mi espalda. Ya que las líneas de corriente, no iban a mi verga que estaba al tope, sino se encontraban en los esfínteres de mi ano y de ahí emprendían otra fierra carrera por todo mi cuerpo y como si fueran una mano puesta en mi rostro, la cubría, aun mas cuando deslizaba su sable por la curvatura de mis glúteos y me golpeaba con ella, haciendo un sonido de pieles al impactar.
Las apretó, estrujo y masajeo, indicándoles que iba a gozar que solo tenían que esperar.
_Se…han…portado…mal-decía mientras azotaba con su vara mis nalgas, su voz sonaba dominante y cargada de excitación.- Ya verán como las dejo…
Mi posición era la de un esclavo, arrodillado en el piso con las piernas un poco abiertas, mientras que su señor se situaba detrás, observándolo y esperando el momento de hacer lo que más deseaba, poseer.
Se ensalivo unos de los dedos y lo introdujo lentamente en mi cerrado ano. Mis nalgas instintivamente apretaron el intruso y mi cuerpo reacciono un ligero gemido. Al sentir ese dedo dentro, mi excitación parecía llegar al clímax, dentro de poco me vendría sin ni siquiera llegar a la parte mas interesante. Ejercía presión y yo apretaba. Lo retorció e hizo pequeños círculos, moría. Solo podía oírse su respiración contenida, haciendo muy bien su trabajo.
Lo sacaba y lo metía, lentamente, retorciéndolo al salir. Cuando creyó que estaba disponible para otro de sus amigo, introdujo el segundo un poco brusco pero igual de placentero. Empezaba a cansarme al estar en cuatro mientras él me dilataba y abría más mis nalgas, como si con eso hiciera que mi ano dilatara aun más. Sentía que flaqueaba por el placer, que mis manos cederían en cualquier momento. Con la voz agitada le dije a Pedro que lo introdujera de una maldita vez antes que terminara yo cogiéndomelo como se debe.
Pedro que no se hacía esperar, se acerco un poco más. Presiono un poco con su cabeza mi esfínter, originado que gimiera y a la vez, me estremeciera, la sensación era magnifica. Gire un poco mi cuello para observarlo mientras me retorcía de placer. Pedro se encontraba viendo un punto entre mis nalgas mientras sostenía su verga en las manos, solo podía verle el glande rosado, su pelo caí sobre la frente y su abdomen contenía la respiración, marcando sus cuadritos bien trabajados.
Volvió a presionar, el glande se deslizo por la entrada, estirando cada pliegue de mi esfínter, sin tanta resistencia que la primera, luego cedió hasta la mitad del tronco. En ese preciso momento, un dolor similar al de la primera a vez, surgió justo en mi interior. Pensé que Pedro me había dilatado muy bien así que eso no podía ser posible, sentir ese dolor. Cerré los ojos y apreté un poco la mandíbula. Él siguió adentrando su verga hasta que sentí la calentura de su pelvis en mis nalgas y las bolas bien pegadas a las mías.
Por el placer o el dolor, cedí un brazo apoyándome del codo. En ese momento creí que su verga había crecido durante tan poco tiempo o que no había hecho un buen trabajo dilatándome. La sentí igual de gruesa como en mango de un azadón. Ese dolor cortante estaba ahí como la primera vez, solo tenía que aguartar.
_ ¿estás bien?- la voz de Pedro llego a mis oídos, no con ese tono lujurioso sino con uno protector, lo cual me hizo amarlo más. Tenia que aguantar por el por el amor que le sentía.
_Si… solo la tienes grande-dije en un hilo de voz casi audible.
Sin decirle nada mas intuyo que necesitaba tiempo para que mi culo se acostumbrara a no sentir dolor mientras estuviese su tranca dentro. Mientras tanto acariciaba mis nalgas alentándolas para que cedieran rápido, en cambio no intentaba apretar al invasor. No entendía eso se supone que pasa solo la primera vez y que las demás eran menos dolorosas. Esa sensación cortante y dolorosa fue desapareciendo hasta resurgir el placer de sentir a mi hombre una vez más dentro de mí.
Una vez que los rastros de escozor se extinguieron y pude moverme para que Pedro entendiera que estaba listo, la saco un poco y la introdujo con igual lentitud. El roce hizo que olvidara el dolor y gimiera audiblemente. Pedro rio ante mis gemidos. Volvió a hacer ese movimiento un par de veces hasta que solo fue un vaivén lento donde sus caderas eran sincronizadas junto con su pelvis. Sus manos estaban aferradas a mis nalgas, ayudando a la atracción de los cuerpos.
En ese momento llegue a la conclusión que las noches de placer en las que me había pajeado desde que lo había conocido y las dos noches que siguieron después de la primera vez, no eran nada, comparado con el roce de su verga en las paredes de mi ano y la sensación de su verga palpitar. Era una increíble sensación que estaba dispuesto a volver a sentir cada vez que se me hiciese posible sin importar nada más. Estaba en un punto donde solo el placer era dueño de mis sentidos, donde me sentía lo suficientemente feliz como para darle todo el placer que mi cuerpo era capaz de darle.
Cuando regrese a la realidad, mi amado había aumentado la velocidad y ya no sujetaba mis desposeídas nalgas, sino mis caderas, al ser más duras, servían como un punto de apoyo ideal para aumentar las embestidas y el sonido de sus bolas golpear las mías.
Enseguida comencé a masturbarme, mi verga con urgencia clamaba una atención y que por andar sumergido en los placeres que le proporciona a Pedro, no le había podido darle. Mi mano se deslizaba por el cuerpo tanta ligereza por los jugos que mi verga emanaba que no podía con tanto placer. La sentía más dura y sensible que no me apresuraba al aumentar velocidad, lo hacía lento con esfuerzo ya que Pedro parecía un poseso en sus embates.
En ocasiones me penetraba solo con el movimiento de su pelvis y las manos en la cintura mientras que mis manos buscaban las suyas con ansias. Era como si necesitara el contacto de su piel saber que no estaba en un sueño. En otras, se inclinaba y colocaba su dulce boca cerca de mi oído, y susurraba lo mucho que le encantaba penetrarme y la sensación de estrechez de mi ano, que era increíble. Palabras que me excitaban y más con ese timbre con que lo decía y al estar tan cerca de mi oído lo hacía más lascivo.
Una vez que entrelace mis dedos con los de el. Supe una vez mas que mis sueño era realidad y que no lo estaba inventando ni era fruto de imaginación, ni muchos menos que me había quedado dormido en la pila de periodicos. Lo estaba viviendo con Pedro en ese momento, sus embestidas eran testimonios de ellos.
Me incorpore sin dejar de estar clavado, quedando de rodillas y pasando mis manos alrededor de su cuello. Inmediatamente como si le hubiese ofrecido un aperitivo, devoro mi cuello deseosamente, lo cual erizo mi piel. Ahora sus embestidas eran lentas, debido a la posición. Pellizcaba mis tetillas y la retorcía, provocando corrientazos de placer esporádicos. Mientras que yo, palpaba sus aterciopeladas nalgas que se contraían en cada lento vaivén. Me encantaba esa posición.
En los pocos segundos en los que gemía cerca de mi mejilla y sus embestidas eran pausadas, quise detener el tiempo, algo como una foto, solo que las fotos solo capturan solo una imagen. Yo quería preservar todo; cada sensación, sentimiento y hasta el aroma a sexo que flotaba en el aire. Al darme cuenta que eso era imposible, que la cruda realidad no funcionaba así. Decidí preservar todo en mi memoria y disfrutar más de la fuerte presión de su cosa en mis extrañas.
La felicidad volvió a superar la excitación. Me gire quedando arrodillas uno al frente del otro. Su cuerpo haba empezado sudar mientras me penetraba, lo cual lo hacía brillar un poco. Su respiración era agitada y aun así me veía con sus indolentes ojos negros como preguntándome que había hecho. Lo sujete por la mejilla y lo volvía a besar apasionadamente, mientras que mis manos acariciaban su cabellos y las suyas atraía mi cuerpo. Haciendo que nuestras vergas lucharan en combate de espadas.
_No sabes cuánto te amo-dije extasiado.
_Si lo sé-respondió igual de excitado.
Nuestros cuerpos emanaban calor y nuestras bocas fuego que se degustaban sin compasión alguna. Le indique con mi dedo índice en el pecho que se recostara, Pedro conociendo el placer que era capaz de proporcionarle, lo hizo. Quedo con las piernas ligeramente abiertas y su verga apuntándolo acusatoriamente, tendido en el piso. Un adonis en el lecho de hojas. Me deleitaba con la visión de su musculoso cuerpo tendido y las manos como cabecera.
Gatee como un gatito encima de su cuerpo hasta llegar a la altura de su cara. Era imposible resistir y volver a besarlo. Fui descendiendo lentamente solo con mis labios tocando la superficie de su abdomen hasta el ombligo. No dude en meter mi lengua ese pequeño agujero, Pedro en cambio quería que bajara aun mas con su manos en mi cabeza. No le hice caso, Inicie de nuevo el recorrido deteniéndome esta vez, en sus pectorales.
Con la puntita de lengua hice un recorrido en la pequeña circunferencia, rozaba la puntita y seguía con la otra gemela. Pedro al comprender que era igual de placentero, coloco sus manos atrás de su nuca para que continura. Ya para cuando empecé a chupar esas deliciosas tetillas, tenía los ojos cerrados y su verga blandía bajo mi vientre. Hacia tijeretas con mis dedos y retorcía las puntitas de la misma, mientras que besaba su abdomen y hombros incansablemente.
_ Cabálgame-exigió.-Quiero ver como culeas.
Ante la perspectiva que me doliera de nuevo. Baje su verga que no había perdido la erección para ensalivarla.
_Sabía que no soportabas ni un minuto sin mi verga en la boca- dijo en tono burlón. En vez de tomarlo como una ofensa. Sonreí igual no me detuve. Pasaba mi lengua alrededor de su estaca asegurándome que quedara toda ensalivada para mi montaje. Ella sufría espasmo imperceptible de excitación, cuando pasaba mi lengua por los alrededores.
Una vez lista. Me encarame arriba de él, sobre su pelvis. El agarro su verga con una mano, brotando todas las venas de esa deliciosa verga, dejándola como el asta de una bandera. Con un poco miedo y más excitado que nunca, fui descendiendo. Era una posición nueva para mí, solo me la veía haciendo en mis sueños húmedos y quería comprobar si era verdad que se gozaba como loco.
Primero sentí la cabeza en la entrada, era cuestión de bajar un poco más. Lo hice, sintiendo esa tranca como se acomoda a mi esfínter, luego cada centímetro entrado, cada vena haciendo fricción en las paredes de mi recto. Cuando iba casi por la mitad, la excitación ya sobrepasaba el límite y sin piedad, me deje caer.
Fue alarido de placer que se entremezclo con el dolor placentero, y el sonido de los dos cuerpos al chocar; el de mis nalgas con sus piernas y el de mi verga impactando contra su pelvis. Pedro exclamo un juramento mientras sujetaba mis caderas como si pudiera impedir que no me dejara caer. Después se llevo la mano atrás de la cabeza, sus ojos estaban cerrado, comprobando que no me equivocaba, en esa postura era placer seguro.. Su verga sentía la presión de mi cuerpo sobre el y la opresión de mis paredes al apretar las nalgas. Debía estar en el paraíso y no lo dudaba, todo mi cuerpo se apoyaba sobre mis nalgas, ejerciendo más opresión y presión.
En ese momento cuando sentí que toda mi vida se sentía clavada, pude sentir una incomodidad placentera así que inocentemente moví mis caderas, acomodando bien la verga dentro y eliminado la incomodidad. Me apoye en su pecho y baje para besarlo, sus manos su manos cambiaron a mis nalgas, moviéndolas lentamente.
Empecé a moverme precavidamente, no quería que se viniera por un movimiento precipitado. El movimiento fue casi mágico muy diferente del ser clavado en la posición del perrito, tenia muchas ventajas. La verga quedaba completamente clavada y la sentías todo a toda plenitud, cada centímetro..
Me movía sensualmente como si quisiese que durara toda la vida. Nuestros gemidos eran constantes y casi tenues, como si quisiésemos que nadie nos escuchara en esa habitación, con los ojos cerrados.
Pedro me ayudaba a seguir el ritmo con sus fuertes manos. Las ráfaga de corriente se dispersaban a partir de la unión de nuestros cuerpos y llegaba al fondo mi garganta, provocando que gimiera con la boca exageradamente abierta.
Pedro era más lascivo, no se conformaba con un movimiento parsimonioso. Con sus manos aferradas fuertemente de mis caderas, las impulsaba hacia delante y atrás. Con mis manos pellizcaba mis propias tetillas, dejándolo solo mis caderas actuar. Ya para ese entonces nuestros cuerpos estaban mas sudados, y hacia mas fácil resbalar mis manos por su magistral cuerpo. Explorar cada surco y líneas. Si que era fuerte y el movimiento de los pulmones, me excitaba de sobre manera.
Llegaba momentos que el placer era tal que no dejaba mantenerme erguido, así que lo que me dejaba caer sobre él y lo besaba desenfrenadamente. Sus manos iniciaban un recorrido por mi espalda y costado, hasta detenerse en mi nuca, jugaba con mis cabellos y me besaba más agresivamente, solo su cintura y la fuerza de su cuerpo hacia el trabajo.
Pedro entre gemidos y su cara deformada por el placer, me pido que intentáramos algo nuevo. Sin sacarme su tranca, me ayudo a girar y apoyándome esta vez de su pantorrillas, inicie un movimiento distinto, donde levantaba mi culo, su verga salía por centímetros para luego dejarla caer. Ese movimiento exalto mas a Pedro que no espero el movimiento aumentara con el transcurso del tiempo sino que quería que el roce fuera más rápido de una sola vez.
Se apoyo con las manos extendidas detrás de su espalda, me arrodille y levante un poco la colita. Casi estaba en la posición del perrito con la diferencia que sus piernas pasaban por debajo. En esa posición podía masturbarme, al estar súper excitado la sensación de un líquido que se expulsa era constante, pero solo con presionar la base la sensación paraba por momentos.
No paraba de gemir y Pedro de intentar meterme más dedos mientras que su verga seguía trabajando. Era genial sentirlo detrás sentado y sentir su respiración una vez mas en mi odio izquierdo en una posición diferente.
Quise detener ese maldito tiempo y quedarnos así para siempre, Disfrutándonos uno de otro, donde el placer se podía palpar en la atmosfera. Pero era cuestión de mentalidad y de inteligencia, no se podía. Pero ese día lo recordaría el resto de mi vida ya que en cada noche, cuando necesitara saciar el lívido de mi cuerpo, en mi mente iba a estar presente esas imágenes y su expresión.
_Carlos quiero cogerte en mi posición favorita, me duelen los brazos-dijo mientras me dada la vuelta y me lanzaba contra su pecho, para besarlo. El correspondía como si fuera lo más normal, como si el que estuviera delante del él, no tuviera el mismo sexo entre las piernas. Me enamore mas la saber, que por primera vez era correspondido y querido por el hombre con estuve dispuesto a perder mi virginidad anal.
Con mi piernas abiertas y el penetrándome por detrás, sus movimientos no dejaron de ser rápidos y pausados, cuando se detenía era porque besaba mi cuellos o para decirme lo apretado lo tenía, lo cual con una sonrisa burlona, lo apretaba a propósito. Siempre con un puto juego. Me dabas leves nalgadas, enrojeciendo esa parte de la piel y excitándome aun más. Su poderosa verga dentro había dejado de dolerme hacia minutos, solo esa presión placentera que me hacia gritar mentalmente y gemir físicamente.
Pero el momento del final estaba cerca, Pedro gemía más seguido y mi cuerpo no pudo soportar más placer. Con una fuerte contracción de mis muslos, llegue al mejor orgasmo de mi vida. Un grito ahogado en mi interior, como si fuera cantar solo con la boca abierta sin pronunciar ningun sonido mientras todo mi cuerpo se estremecía para luego lanzar una cantidad bastante apreciable de semen que fueron a parar en las hojas de un crimen del ayer. La promesa de Pedro se había hecho realidad, vi las estrellas con todas sus constelaciones cuando cerré los ojos y me apoye solo de mis codos. Aprovechando mi levantamiento de culo, Pedro fue mas rápido sin aún se podía.
_ ¡vas a ver cómo te lo dejo…perra!
Sus manos eran garras que no me dejaban escapar y su verga una espada afilada que cortaba la fuerte armadura que oponía mi ano. Para ese momento Pedro había demostrado el aguante necesario para hacer gozar a cualquiera. Su cuerpo esta impregnado de sudor y su aliento parecía irregular, hasta tal punto de hacerme recordar un corredor. Su brazos mostraban los bíceps ejercitados y su abdomen contrayéndose en cada embestía, tenía la elegancia de un amante clásico, con la fuerza y velocidad una bestia en celo, lo cual su único objetivo era su placer.
De repente su movimientos se detuvieron, para luego con dos embestidas lo bastantes profundas como para enterrarme hasta el último centímetro de su endemoniada verga y estirarme al máximo los pliegues, se vino dentro de mí. Sus manos se aferraron con más fuerza a mis caderas y bien pegado, lleno mis extrañas de sus futuras generaciones, de su semilla. Su gemido significo el placer que desde un principio desee que sintiera y el pacto de que nunca lo olvidaría.
Mis brazos terminaron de colapsar y quedamos tendidos en el suelo, él encima con su verga todavía palpitante en mi interior que no dejaba escupir leche. Sus manos se posaron en mis hombros y las mías en su nalgas calientitas. Desee dormirme ahí mismo, con el movimiento de sus costados sincronizados con los de su respiración en mi espalda. Recuerdo que me beso tiernamente atrás de la nuca.
¡estuviste fantástico!-susurro una recuperando la respiración y saliendo de mi. Se sentó con las piernas abiertas, recostado de la pared, mientras que yo hacia lo mismo, sientiendo ese escozor entre las piernas. Nos miramos uno al otro.
_Ni lo digas-le respondí lacónicamente. Me pregunte de donde venia ese sentimiento de incomodidad, lo habíamos hecho, debía estar feliz y lo estaba, pero ese sentimiento seguía ahí, palpitante. Me pregunte igualmente si era la sensación que tenían la mujeres después de acostarse con un hombre, sentirse usada.
_ Culeas bien. Se ve que has practicado…picarón-dijo con sorna, en un tono tan suyo de hacer bromas.
_Sabes que al único que le pertenece este culito es a ti, y al único que estoy dispuesto a ofrecerlo.-le dije sin dejar de ocultar la felicidad y el cariño que le sentía.- Desde el primer momento que te vi, me vi atraído a hacia a ti. Esa noche mi sueño si hizo realidad, estar con el único hombre que me llevo a experimentar el placer al máximo y a sentirlo de una manera diferente que al que yo creía. Y solo el dolor y la sangre en mi bóxer, demostraban que no era uno de esas fantasías mías. Era la prueba de Amor.
_Lo sé… ¿en serio? ¿Sangre?… pero yo no vi-dijo entre cohibido y curioso.- Me cuesta creer que sientas eso por mí. Espera, que digo que es difícil de imaginar.
_ ¿Qué es lo difícil?-dije cansinamente.
_Me crie creyendo lo típico…
_Yo también Pedro. Pero cuando te vi…pusiste a prueba todo lo que hasta ese momento creía.-le dije normalmente como si no me importara, tratando de ocultar la tristeza de esas palabras.- Así que no me digas, que es por la crianza. Si no lo crees. Para mí está bien. Solo será por placer.
_ ¡no te pases! No soy un animal…tampoco quiero que pienses que te uso como una ramera-dijo algo ofendido, después de pellizcarme la costilla pícaramente, hasta pensé pedirle disculpas, como pude pensar que Pedro era uno de esos chicos, si lo fuera, ya estuviera mas rayado que el cd de daddy yankke y no lo estaba.- Te dije Carlos…que siento por ti algo diferente, no como lo expresas tu. Pero lo siento, tengo que ser sincero…además, no pelee porque me sintiera enojado por lo que hice…
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_No me interesa. Pero si me quieres contar porque lo hiciste, al principio pensé eso. No sabes cuánto me dolió-Le confesé.
_Después te cuento…no tiene ni importancia. -dijo entre incomodo y percibí, un rastro de rencor en su voz.- Después vale…
_Está bien. Cuando quieras “Undetaker”-dije entre risas.
Nos reímos por lo ultimo yo sabía a lo que me refería. Aprovechando toda la confianza que existía entre ambos, de rodillas me acerque hasta quedar frente a frente, su sonrisa se desvaneció de buena manera, y sin su permiso, por mi primera vez, le di un beso tierno y suave, expresando todo lo sentía de la manera más sana y tierna. Pedro no se inmuto y aunque lo crean, correspondió de igual manera.
_ ¡estas locos y lo sabes!-dijo sonriendo después que nuestros labios dejaron de tocarse.
_ ¡Quizás!-dije para mi mismo como si no estuviera allí- Pero, el que le pare a un loco, más loco es.
_ ¡Tan cuerdo que aparentas ser!-respondió en la defensiva.
_ ¡Tan macho que pareces!-dije sin darme cuenta lo que había dicho. Pedro se enmudeció sin aparta su mirada de mí.- Disculpa…no…bueno…no…quise
_ Creo que debemos irnos o encontrar la salida-recomendó mientras se levantaba y empezaba a buscar sus prendas que esta por el piso.
_En serio Pedro, no quise decir eso-dije disculpándome.- Lo que pasa es que estábamos entre bromas y se me salió sin querer…Pedro, se lo macho que eres. (En serio, me oí tonto al decirlo)
_ ¿Y quien dijo que me importa?-dijo lacónicamente, mientras se ponía el bóxer y acomodaba su animal en el.- No te preocupes. Se que es un chiste…solo que…debes entender
Pedro realmente tenía un cuerpo genial, sin ninguna prensa solo con el bóxer puesto. Todo su cuerpo era digno de fotografiar y comer…Para mi un dios griego.
_ ¿Estos son tus pantalones?
_ ¿La cague verdad?-le señale.-Solo dilo…
_ ¡Te dije que no te preocuparas!-dijo tendiéndomela camisa. Pedro ya se había puesto su pantalón e iba por su camisa. Había algo que no había notado - ¿Qué te hace pensar que estoy molesto? Me vio riendo.
Una vez que estuve listo, con todas mis prendas puestas en su debido lugar y evitando los constantes manoseos de Pedro mientras lo hacía, no detuvimos a observar la habitación. Habíamos hecho un bueno trabajo a decir verdad igual que lo sucedido minutos atrás. La habitación se veía genial pero el ardor entre mis piernas, lo tendría que arreglar después con crema.
Cuando salía de la habitación Pedro me cogió de los hombros y me pego en el umbral de la puerta una vez más.
_ ¿Qué te había hecho pensar que estaba molesto?-Pregunto viéndome a los ojos y su cuerpo pegado al mío.- Si nos quedamos más tiempo soy capaz de volverte a coger sin duda alguna.
Sentí que mi verga cobrara fuerzas pero dudaba que fuera prudente, por el pasillo se podía ver que había llegado la noche.
_ ¡solo pensé!
_entonces no pienses…sigue mi consejo
Camine lo más normal posible después que Pedro me advirtiera que no lo hacía bien. “demasiado abierto”
Resulto que Pedro sabia a lo que jugaba, sabía muy bien cómo salir de ahí sin necesitar la ayuda del vigilante (por suerte no nos lo encontramos) o de la señora encargada de reacondicionamiento de la farmacia.
Cuando estamos a fuera sintiendo viento y bajo el resplandor de la luna llena, no sabíamos que decir para despedirnos o no sabíamos qué hacer después de lo ocurrido. Había sido tan fácil la primera vez, o será el hecho de que estaba dormido y solo uno tenía que irse después del otro.
_ ¡¿no vemos mañana entonces?!Dijo Pedro despreocupadamente, adaptando la actitud de “Aquí no ha pasado nada”
_¡Sera!-respondí de igual manera, viéndolo una vez y siendo muy en el fondo que algo iba a salir mal, pero a la vez amándolo con locura. Esta anulaba la otra.- Lastima que no puedas llegar a querer o a sentir lo que siento por ti…
_Pero lo bueno es que podemos disfrutar cuando queramos-dijo Pedro sin converse, como si dudara.- ¿Carlos puedes dejar de ser tan loco? Me estoy preocupando… culmino con su tan risa peculiar….
……………………..
Creo que me pase en lo extendido de este relato. Mi excusa seria que en aquel momento que lo escribí era solo un adolescente como mucho que contar sobre mi vida, y pues dio resultado a este gran relato que forma parte de mi historia. Si les pareció largo disculpen. Si me tarde, perdónenme. Prometo que la tercera parte vendrá más pronto, y tendrá mas cosas que contar.
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