Labios de fresa

Deseo tenerlos sobre mi piel, y entonces cierro los ojos y trato de imaginarte, sueño que tus labios me besan de nuevo...

LABIOS DE FRESA

Labios de fresa que todavía sueño, todavía recuerdo. Tu labios de fresa que hace años que no siento y que tanto añoro, tus labios de fresa besándome. Aún los recuerdo, tan rojos, tan hinchados, tan brillantes, tan tuyos y de nadie más. Desde que te fuiste he tenido más amantes y amores, pero no he vuelto a encontrar unos labios de fresa como los tuyos, y a veces los añoro tanto. Deseo tenerlos sobre mi piel, y entonces cierro los ojos y trato de imaginarte, sueño que tus labios me besan de nuevo, tus labios de fresa sobre mis labios, mordiéndose, besándose. Tus labios hinchados recorriendo mi piel, deslizándose por mi cuello, y luego por mi cuerpo desnudo hasta mis senos erectos. Tus labios besando mis pezones, tu lengua lamiendo mi piel y tu boca alrededor de la punta de mi seno. Tus labios rojos descendiendo por mi vientre muy despacio, haciendo que mi cuerpo se estremezca y mi sexo se humedezca. Tus labios hinchados, llegando a mi sexo, mientras mi cuerpo descansa sobre la cama, y siento como besan mi pubis y exploran mi sexo. Abro la piernas, y siento esos labios rozando mi clítoris, y tu lengua húmeda y caliente lamiéndolo con suavidad, mi cuerpo se estremece de placer y deseo.

Tus labios calientes, rojos, hermosos, húmedos, hinchados, recorren mi sexo, desde mi vagina hasta mi clítoris, desde mi clítoris hasta mi vagina. Tu lengua introduciéndose en mi vagina y un suspiro se escapa de mi garganta, mi cuerpo de estremece mientras siento todas esas sensaciones que tus labios de fresa me causan.

Decides apartarte de mi sexo, te pones sobre mí y siento tu sexo introduciéndose en mi, despacio. Tus labios se dibujan frente a mi, rojos, hinchados y brillantes. Acerco mi boca a ellos, quiero sentirlos en mi boca eternamente, para siempre. Los saboreo, los aprieto y los muerdo, los repaso con mi lengua. Tu cuerpo unido al mío en una sinfonía de amor y deseo. Tus labios unidos a los míos, en una sonata de ensueño. Besos, caricias, deseo, suena el disco de Ana Belén de fondo.

Nuestros cuerpos sobre la cama, te empujo hacía la derecha y unidos nos giramos, vuelvo a empujar, y me pongo sobre ti. Sigo besando tus labios de fresa; nunca dejaría de besarlos, aunque llegaran a escocerme tanto que me hiciesen daño. Porque ese dolor, viniendo de tus labios, seria maravilloso.

Cabalgo sobre tu cuerpo, despacio, marcando el ritmo, llevando las riendas de la situación. A parto mis labios de los tuyos, te observo, tus ojos negros mi miran. He deseado tanto todo esto, que quiero retenerlo para siempre en mi retina. Tus manos acarician mis nalgas, ni dedo acaricia tu labio inferior y no puedo dejar de desearlos. Acerco mi boca a tus labios, vuelvo a besarlos, mientras tus manos acarician mis senos ahora. Tus manos calientes, suaves, sobre mi piel ardiente. Te deseo más que nunca y más que nunca te poseo, porque nunca antes te he poseído. Tus labios besan ahora mis senos que se muestran ante ti anhelantes. Tus labios, chupan, muerden y lamen mis pezones. Un nuevo suspiro escapa de mi garganta.

Detengo el ritmo, cojo tu cara con mis manos y llevo tus labios hasta los míos y te beso, introduzco mi lengua en tu boca, y busco tu lengua. Me sumerjo en el beso, hace siglos que no siento tu lengua bailando con la mía y por eso la saboreo, porque sé que tardaré mucho en volver a bailar con ella. Terminó besando tus labios rojos, hinchados. Esos labios que tantas veces soñé, que tantas besas deseé volver a tener sobre mi piel.

Y sobre mi piel se mueven tus labios, descendiendo por mi cuello, provocándome esa sensación de placer que remueve mis entrañas. Y vuelvo a cabalgar sobre ti, la sensación se intensifica, cada vez siento más placer, el placer de tus besos y el placer de mi cuerpo. Eléctrica sensación que se esparce por mi cuerpo, tu sexo se tensa eléctricamente en mi. Y estallamos al unísono en un último arrebato de pasión que quema nuestros cuerpos irremediablemente.

Y abro los ojos y tus labios rojos ya no están. Ya no siento su calor sobre mi piel. Se han ido, se han perdido en el baúl de mis recuerdos. Los añoro como nunca y como nunca los deseo. Tus labios de fresa, rojos, hinchados, perfectos.

Este relato se lo dedico a alguien que sé que nunca lo leerá, peor que es la persona por la que lo he escrito, que ha sido mi inspiración. Para Arcadio, el primer chico al que besé.

Erotika (Karenc), del grupo de autores de TR.