Labios de fresa (1)

Sonia es una chica estudiante medianamente guapa a la que le van más las relaciones con chicas. Sueña con ser una gran modelo, pero el futuro le depara aún muchos cambios en su vida.

LABIOS DE FRESA (Parte I)

Suena el despertador y rompe toda esperanza de terminar la sesión de sexo lésbica que estaba teniendo lugar en mi boca con los pezones duros de aquella impresionante rubia desconocida. Dejo caer mi mano sin respetar la fuerza de la gravedad. Mis cabellos negros se enredan en mi boca y sobre mis ojos que apenas pueden abrirse. Cinco minutos más… Es un viernes de Mayo de un año cualquiera y hay que ir a clase. Mi madre entra a la habitación recordandome que a mis 21 años, si aún estudio es porque así lo quise y que hay que ser responsable y levantarse o llegaré tarde. "Sí mamá". Hora de levantarse… me digo.

Nueve de la mañana. La universidad despierta como siempre, el profesor explicando de buena mañana emocionado como si le fuera en ello la vida, pero yo no oigo nada concreto, estoy absorta en mi mundo de chicas guapas de pasarela. Hoy es el día o eso creo, ¿donde se habrá metido Cristina? Segunda clase y Cristina no viene. Seguro que se las ha saltado como siempre. Tercera clase y no aparece. Debe estar follando con su novio, si yo fuera chico también se lo haría a todas horas

Mediodía, hora de comer. Salgo de la universidad entre el barullo de estudiantes para ir a la cafetería cercana. Algunos tios me observan mucho, lo sé, soy una de las deseadas de la clase, aunque no tanto como Cristina y otras, pero como Cristina tiene novio, me miran más a mi aunque paso más de ellos… hablando de Cristina, por ahí aparece con él, ¡como no!

  • "Ei Cris, ¿Dónde te has metido? Estaba esperandote. ¿Cuándo es? Dime algo ya"

  • "Ya sabes" –hizo un gesto sexual de reojo hacia el novio- "Sí, es hoy, esta tarde"

  • "Mierda, ¿esta tarde tenemos que saltarnos las clases prácticas?"

  • "Es nuestra oportunidad, yo sí lo haré"

Hablamos largo y tendido emocionadas en la comida. Nos íbamos a presentar a una preselección de una pequeña agencia local de modelos de catálogo. Pronto empezaron a salir las dudas. Que si no me he arreglado el pelo hoy, que si no hemos adelgazado lo que pretendiamos, que si no hay tiempo ya… Al novio de Cristina no se le veia contento, de hecho no le gustaba la idea y ultimamente su relación, solo basada en el sexo, estaba un poco deteriorada por el asunto. "Si algún día la deja intentaré terminar lo que empecé hace casi un año" – pensé yo que me sentía contenta (algo que ya os contaré).

Viernes tarde, llegamos pronto por si acaso. Efectivamente hay un montón de chicas, no tantas como pensabamos, pero bastantes. Parece que la selección será dificil. Además hay pocas plazas porque en realidad los cursos ya se estaban haciendo, son nuevas plazas para cubrir bajas sobretodo. Se presentan Yvonne y Carlos como los gerentes de recursos humanos y de selección de personal y lo explican. Iremos pasando de tres en tres por orden de llegada para abreviar tiempo. "Que suerte, nos va a tocar juntas" balbuceamos las dos sonrientes… "Ojala nos cojan a las dos".

Llega el turno, entramos las dos y Sarah, una chica con la que hemos hablado en la espera. Carlos nos pide que nos presentemos, nombre, edad, estudios, trabajo, etc… pero va diciendo con la cabeza que no a Yvonne. Mal asunto. Después de unas cuantas preguntas y ojeadas a nuestros cuerpos, deciden que Sarah no interesa. Nos quedamos Cristina y yo sonrientes. Unas pocas preguntas más y con pocas palabras nos explican que realmente tampoco encajamos en el perfil y que quizá nos llamen.

Tal vez fuera el entusiasmo, pero las formas no nos gustaron nada y como Cristina no se calla nada, cuando saliamos, salía discutiendo con Carlos sobre lo dicho. Asombrosamente Yvonne me dijo en voz baja: "Vuelve mañana tú sola sobre esta hora y pregunta por mi abajo". Al oir esto no sabía si alegrarme o si decir algo.

No dije nada. Se había hecho tarde y no sfuimos a casa. De camino me crucé con el coche de Anna, mi exnovia que me estaba esperando. Lo habíamos dejado del viernes anterior, quería hablarlo de nuevo, quería volver conmigo. Le dije que no, pero como soy razonable subí al coche y dimos una vuelta para hablarlo. Se detuvo en una zona alejada a las afueras.

  • "Dime que no sientes nada por mi ya" – empezó ella

  • "Después de lo que hiciste intento que así sea, creia que estaba claro"

  • "Fue un error, todos cometemos errores, no se que más puedo hacer"

  • "Nada, aprender a convivir con los errores"

  • "No puedo, te necesito" – dijo mientras me cogía la mano y me la ponía en su pecho apretandola contra una de sus tetas

  • "Dejame abrazarte" – siguió ella

  • "De que va esto, ¿necesitas sexo? ¿dónde has dejado al guaperas del error?"

  • "Déjame sentirte de nuevo, aunque sea la última vez" – se abrazó fuerte a mi besandome el cuello y diciendo en voz baja "Yo aún te quiero"

Me puso mi mano debajo de su camiseta. Tenía los pezones durísimos. Me mordía la oreja despacio. La sentí más excitada que de costumbre y me vino a la cabeza todos los buenos ratos, dejandome llevar de nuevo.

"Quiero comerme esos labios de fresa" – me dijo ella. Nuestras bocas se unieron con fuerza, ansiosas de comernos la una a la otra. Mi lengua jugaba con la suya, mientras ella me levantaba un poco la blusa. Metio sus manos apretando mis pechos como solo ella sabía que me gustaba. Yo le acariciaba la espalda y metia mis manos dentro de sus pantalones sobandole el culo.

Reclinamos mi asiento. Me hice un poco para atrá y ella bajó a besos hasta mi ombligo sin dejar de tocar mis senos de pezones erectos. Abrió mi pantalón fino y con un ligero movimiento quedó por debajo de las rodillas. Me apetecía darle todo mi sexo por última y ella lo tomó. Apartó mi tanga y sus dedos jugaron como nunca con mi clitoris y abriendose paso en mi vagina.

Yo me extremecía, empezaba a estar muy caliente cuando sentí su lengua confundirse en mi abertura húmeda. Jugaba y se abria paso, besaba fuerte mis labios vaginales y me lamía de nuevo hasta el ombligo. Subió a besarme denuvo, compartiendo mi humedad con su boca. Le quité su camiseta y lamí sus pechos. Metí mi mano en su pantalón. No llevaba bragas, seguro que ya lo había planeado.

Mis dedos jugaron con su vagina mientras nos seguiamos comiendo con nuestras bocas. Ella bajó un poco su pantalón. Ahora mis dedos se metían muy adentro, ella se extremecía. Reclinamos más el asiento y ella subió hasta que tuve su vagina en mi cara. Lamí y comí de su sexo hasta que noté como ella respiraba muy fuerte y su cueva se convertía en en un torrente humedo. Gimió, se apartó me cogió los pechos fuerte de nuevo, me besó sonriendo y bajó hasta mis labios inferiores. Volvió a calentarme rápidamente.

Se comía mi vagina con ansia, yo me sentía desesperada, empezaba a tener mucho calentura y ella no paraba. Metió tres dedos mientras me besaba de nuevo. Nuestras lenguas jugaron de forma lasciva y sus dedos se sentían profundos y orgasmadores. Unas cuantas contracciones, un torrente de fluidos que me hizo gemir fuerte y me sentí feliz con su boca pegada a la mia.

Hablamos mucho rato de todas las cosas que habíamos pasado juntas. Ella seguía sin aceptar que solo había sido sexo y que no íbamos a volver a estar juntas por el momento. Yo necesitaba tiempo y ella no se rendiría. Llegué a casa hablé de lo de la agencia. Era demasiado dinero a invertir al principio en cursos, viajes, vestuario y no les pareció buena idea.