Laberintos de carne parte 3 (final)

Ultima parte de laberintos de carne, tardé más de la cuenta porque estuve lesionado y no tenía las ideas muy claras. Espero que comente el resultado de la obra en general. Gracias a todos y disfruten de la lectura

Atención: última parte de Laberintos de carne. Encontrarán en esta última parte (en mayor medida que las anteriores) contenido bastante fuerte, por lo que abstenganse personas fácilmente ofendibles, impresionables y escandalizables. Avisado queda!!!

Comenten después de leer, agradeceré todo tipo de comentarios a la obra en general y particular, pero sobre todo disfruten de la lectura

Capitulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/106262/

Capitulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/106769/

Espero que esta vez no haya problemas con la subida y no falten algunas frases como en la parte 2.

Ahí va la cosa y pasen un buen rato leyendo!

LABERINTOS DE CARNE PARTE 3: EL ONIRICO SUEÑO DE LA CARNE

Sin pensarlo más de un segundo, y escuchando la multitud de pasos que se acercaban hasta su posición, Jacob Shane saltó atravesando los cristales de la ventana, sin preocuparse por la altura de la cual se precipitó, aunque afortunadamente cayó en un espeso seto.  Corrió como alma llevada por el diablo sobre la hierba de la hacienda, lo más alejado posible de la puerta principal y hacia las sombras de la noche.

Cuando llegó al muro que delimitaba el final de los terrenos Tannenberg, se topó con un muro de un par de metros de altura. Con la inercia de la carrera saltó hacia arriba apoyándose del pié derecho para así coger el impulso final con el cual se agarró al borde de la estructura de ladrillos. No le costó mucho esfuerzo escalar el obstáculo ayudado por sus poderosos brazos. Y tan pronto como hubo saltado hacia el lado opuesto, siguió corriendo hasta el bosque.

Pasó aproximadamente media hora oculto dentro de un arbusto lo suficientemente amplio como para no ser visto, y, una vez comprobado que nadie le seguía,  salió de su escondrijo para intentar orientarse. Tenía que llegar al punto de encuentro con Thompson e impedir lo que quiera que fuesen a llevar a cabo en “el corazón del bosque”. Contando con que su amigo Edward Thompson hubiese conseguido sobrevivir.

Anduvo lo más rápido posible en la oscuridad de la noche, amparándose en las sombras y arbustos de la linde del bosque, hasta que finalmente llegó a su destino, sobre unos 50 metros al oeste de una señal que indicaba  precaución por animales.

Permaneció escondido tras cerciorarse de que Thompson no estaba allí, por lo que decidió esperar otra media hora para ver si su amigo lo había conseguido. Si no, continuaría él  solo. No quedaba mucho tiempo.

Un par de minutos antes de que diese por concluida su espera, escuchó en la lejanía el sonido de quien corre desbocadamente. Preparó su pistola y rezó para que fuese Thompson.

La figura  se paró a unos diez metros de su posición, no pudo contemplar bien quien era, por lo que permaneció en su escondite. Aquella figura se puso a buscar como un poseso algo o a alguien, cada vez más desesperado hasta que por fin dijo

-Shane, Shane, joder, dime que estás ahí- La voz deThompson sonaba entrecortada y agotada debido a lo que shane supuso que podía ser a carrera.

-Tranquilo, Edward, estoy aquí- dijo Jacob saliendo del matorral. Aun habiéndole hablado,  Thompson dio un respingo y le apuntó durante unos instantes con su arma.

-Mierda, que susto-

-Baja el arma, Eddie-

Thompson guardó su pistola y ambos hombres se dieron un reconfortante abrazo de alivio por haber escapado de la mansión.

-¿Qué pasó allí dentro, Eddie?-

Thompson, al escuchar la pregunta, se puso más blanco aún de lo que ya estaba y terminó vomitando sobre la hierba.

Tras varias arcadas se recompuso, si bien su tez continuaba blanca como la nieve.

-Entraron a un montón de estudiantes, encadenados y con las ropas desgarradas, había sobre 10 bastardos de la secta, con látigos de cola metálica, y les obligaron  a desnudarse, para después mandarles auténticas barbaridades sexuales, todo bajo golpe de látigo….-

Pareció perder el aliento

-Al principio no obedecieron, pero cuando un joven de gafas se rebeló, y le cortaron la garganta, todos empezaron a follarse como locos, y los guardas no paraban de golpear, uno de ellos lo grababa todo, y el que parecía el jefe les iba ordenando hacer según le venía en gana…-

-Luego me dijo que porque no golpeaba a los “iniciados”, fue entonces cuando me entró el pánico y saqué la pistola, no sé ni por donde salí, lo último que recuerdo es el sonido del tiroteo-

-Vaya,  como en el salvaje oeste- intentó decir Shane con algo de gracia para calmar la situación

-¿y tú, shane, como lo has hecho?-

Shane le contó todo lo presenciado, incluido su encuentro con el supuesto jefe de la secta. Cuando le nombro “el corazón del bosque” a Thompson se le iluminaron los ojos.

-Estoy seguro de que es la cueva de Chersis-

-¿y eso que es? Sabes que llevo poco aquí

-Es un claro enorme donde hay una colina por la cual baja una cueva bastante profunda, se dice que hay osos hibernando y está restringido su paso-

-Vaya, que coincidencia, seguro que es allí donde se refería aquel bastardo cuando confesó-

-Oye Shane, estás sangrando-

Ante la afirmación de su amigo, Shane inspeccionó su cuerpo, y pudo comprobar que su salto por aquella ventana no había salido gratis del todo, pues tenía múltiples cortes en los brazos, acompañados por un par más en la frente y la cabeza.

-No es nada, seguramente cuando salté por la ventana, venga, cojamos las cosas que enterré-

Shane inspeccionó un poco la zona, y tras pararse en un seto bajo, metió el brazo y sacó una pala usada, colocada allí por él mismo antes de ir a la hacienda Tannenberg.

Se acercó junto a un árbol y comenzó a cavar hasta que la pala chocó con un saco enterrado. Abrió la cuerda del saco y vació su contenido sobre la hierba: el pequeño arsenal que había podido reunir en poco tiempo tras la visita a la casa de Agatha.

En total había una escopeta de corredera con una canana de 24 cartuchos llena, 5 cargadores de pistola, un machete para desbrozar en la selva, dos rollos de cuerda, un par de bengalas y otro par de linternas. Shane cogió la  escopeta y se puso la canana atravesada en el torso, se colgó el machete a la espalda y se quedó con una bengala y una de las linternas, después tomó un cargador más de pistola.

-No creo que necesitemos las cuerdas, pero creí que nos harían falta- dijo Shane sacando su cuchillo de caza y entregándoselo a Thompson

-Toma este, por si acaso, yo me quedo el machete-

Thompson recogió el arma y las municiones restantes, tras esto, se internaron en la espesura del bosque.

Anduvieron sobre casi una hora hasta que Thompson dio el alto.

-Ahí está el claro, ¿lo ves?-

-Sí, y varias hogueras, esto no me gusta nada-

-Ni a mí, ¿Qué hacemos ahora?- Dijo Thompson confiando en el entrenamiento militar de su amigo

-Nos acercaremos reptando despacio hasta el borde del claro, para observar mejor, prepara la pistola por si acaso-

Tras esto, ambos se tumbaron en el suelo y comenzaron a reptar lo más sigilosamente posible, Shane era un artista en ello, pero Thompson parecía un cerdo retozando en la hierba. Se acercaron finalmente la borde del claro.

El claro tendría unos 500 metros de diámetro, desde la posición de los dos hombres, la colina quedaba justo en el borde norte, y la entrada a la cueva podía verse a la perfección. Pero había más cosas allí.

4 agentes de la oficina del sheriff vigilaban alejados el esperpento que allí se estaba celebrando.

Había 4 piras separadas entre sí veinte metros, formando un cuadrado imaginario y alrededor de cada una 14 personas bailando frenéticamente.

Fuera de aquél espacio había un grupo de jóvenes, probablemente la excursión escolar, hacinados como los cerdos, sucios, desnudos y llenos de terror.

Dentro del cuadrado habían clavado un par de postes de dos metros y medio aproximadamente de alto, había una  joven morena desnuda y encadenada entre dichos postes, sus pies no tocaban el suelo. A su alrededor podían distinguirse 4 hombres y 4 mujeres, también desnudos pero con las máscaras de cabra.

Todos se arremolinaban sobre la aterrorizada joven, desde su posición, los dos hombres pudieron observar como aquel grupo golpeaba, pinchaba o cortaba con distintos artilugios, los cuales hacían gritar a aquella desgraciada como una posesa desgarrada por el dolor. Cuando se cansaron, los hombres, en parejas de dos, comenzaron a penetrarla violentamente por sus dos orificios inferiores, sin mostrar ningún tipo de compasión. Continuaron así hasta que terminaron dentro de la chica, cediendo el turno a sus  otros dos compañeros. Estos volvieron a repetir la misma operación.

Al acabar, la desencadenaron, y la pobre cayó a plomo al suelo, rota y vencida por completo, pareciera que su alma había abandonado su cuerpo y solo quedaba en aquel frío y húmedo suelo un cascarón vacío.

Uno de los 4 hombres, que portaba en la máscara unos cuernos más largos que el resto, dijo:

-Ya hemos acabado con ella, a la hoguera-

Todos rieron complacidos, y desde una de las piras llegaron tres hombres que cogieron a la muchacha y la arrastraron dirección al fuego.

-No, no, no, mierda, joder- decía Shane aterrorizado ante lo atroz de la situación.

Pero el final fue que la chica desapareció entre las llamas con un grito agónico.

Tras el espectáculo barbárico, aquel que ejercía de líder, se acercó al grupo restante de jóvenes, una montaña de cuerpos amontonados que gemían de miedo haciéndose sus necesidades uno encima del otro debido al terror que habían contemplado.

-Ahora- dijo aquel hombre

-Empezará la fiesta de verdad, la fiesta en honor a Shubb-niggurath, la cabra negra de los mil retoños-

Acto seguido, alzó un cuenco que uno de sus  fieles le había entregado y derramó su contenido sobre el grupo de jóvenes. Parecía sangre.

Aquella sustancia se evaporó repentinamente, formando una espesa neblina rojiza  que se extendió hasta ocultar casi en su mayoría el fuego y envolviendo a todos los presentes. Pero no duró mucho.

Tras desaparecer aquella niebla malsana, pareció que los jóvenes empezaban a reaccionar, y lo que antes era una montaña de cuerpos apilados, pronto se convirtió en la orgía más demencial que jamás alguien pudo imaginar.

Aquellos chavales excursionistas empezaron a follarse los unos a los otros, daba igual, hombre con hombre, mujer con mujer, también había intercambios hombre-mujer.

Pero lo peor era el tempo y brutalidad de aquel hecho.

Todos se conocían probablemente desde hacía años, y todas las rencillas o anhelos que habían albergado salieron a la luz de la forma más salvaje posible.

Los empollones violaban a las chicas modelo de la forma más dolorosa posible, golpeándoles con todas su fuerzas con puños cerrados, daba igual donde, rostro, torso, cabeza abdomen…

Mientras tanto, ellas gritaban exhortando a sus “amantes” a que las desgarrasen vivas, agarrándose los extremos de las vaginas y haciendo fuerza como para abrírselas más. O para desgarrarse mientras eran penetradas.

Shane y Thompson observaron anonadados como el  típico “líder”  de la clase disponía de tres hembras a las cuales ordenó luchar a muerte mientras sodomizaba a una cuarta con toda su brutalidad mientras le tiraba del pelo.

Por otro lado, varias chicas andaban enzarzadas en una pelea de a ver quién era capaz de hacer sentir placer a la otra de una manera un tanto brutal.

Se mordían entre sí los senos, dejando marcas sanguinolentas en estos, pellizcaban los clítoris y labios vaginales entre sí con rabia, y sin preparación que mediase, introducían casi hasta la muñeca sus puños en el ano de sus compañeras de sexo.

Por  último pudieron contemplar como tres jóvenes cercaban a un pobre chaval tumbado en el suelo, lo patearon hasta que se cansaron, tras esto le escupieron encima de su cuerpo, y uno de ellos, el que parecía el jefe fue el único que habló, de todos los allí presentes.

-Ahora eres nuestra puta, zorra- una nueva patada a las costillas

-Y en verdad lo pareces, con ese pelito rubio y esa cara de niña buena, y ese micropene- todos rieron

-Ahora nos la vas a chupar putita-  Aleccionaron al pobre a base de más patadas, tras lo cual, a trompicones debido al dolor, se puso de rodillas y comenzó a succionar los penes de aquellos chicos.

Tras terminar  cada uno en la boca del damnificado y tras obligarle a beberse todo, lo pusieron a cuatro patas sobre el suelo

-Ahora como buena putita, te tendremos que follar, ¿o es que creías que las putitas con micropenes como tú solo la chupan?-

Y allí comenzaron uno tras otro a sodomizar a aquel desgraciado.

Mientras contemplaban la dantesca escena, Shane se dio cuenta, que los cultistas de vez en cuando sacaban a uno de los jóvenes sin distinción por sexo, y lo violaban uno tras otro, fuesen hombres o mujeres, pero en estas nuevas violaciones la violencia era mucho mayor, ya que no solo se contentaban con la penetración, si no que mientras lo hacían, les arrancaban trozos de carne a mordiscos para después tragárselos y gritar como enfermos mentales. El final de todos los que pasaban por aquel trance era morir en la hoguera medio desangrados con bastantes trozos de carne menos.

Pero lo que más impactó al dúo fue que mientras todo esto ocurría, los chavales gemían extasiados de puro placer.

Shane golpeó con el codo a Thompson, para llamar su atención. Este no contestó.

Volvió a hacer lo mismo y obtuvo igual respuesta.

-Eddie, Eddie-

-Ja-

-¿qué?-

-JAja-

-¿de qué te ríes, estás enfermo?-

-JAjaJA-

Shane se giró hacia Thompson, el cual estaba sonriendo con una mueca de locura total

JAjjJajAjajAjAJAjAJAjaJAjAjAJaJAjAJAjajajJJJJAAAajjajjaJajajajjajajjajajJAJAJjaJAJJAJaJAJAJAJJAAJAjJAJAjaJAJjajajAJajJajja

Aquello había afectado demasiado a su compañero

-Eddie, Eddie, por Dios, cálmate-

Dijo zarandeándolo, pero Thompson no le hizo caso, y de un salto se puso en pié y salió del claro del bosque.

JAJAJJajjaajjJAJAJJjajJAJAJAjAjajJjAjajajaJJajjAJAJAJAJAJa

Thompson corría dementemente por el claro, atrayendo la atención de los 4 ayudantes del Sheriff, los cuales desenfundaron sus armas.

-¡¡¡¡MIERDA!!!!- gritó Shane poniéndose de rodillas y sacando la pistola.

Cuando el primer agente disparó, impactó en el hombro de Thompson, pero no consiguió pararlo, fue entonces cuando Jacob Shane respondió y acabó con dos disparándoles en el pecho antes de que los dos guardas restantes abrieran fuego sobre Thompson.

Uno de ellos falló, pero el último acertó en el muslo de Edward, haciéndole caer al suelo estrepitosamente. Shane agotó el cargador de la pistola disparando furiosamente contra el que había abatido a Thompson, haciéndole múltiples heridas mortales por el cuerpo.

El último con vida, se alertó de que había más gente allí y barrió la zona con la mirada y su arma echándose al suelo, intentando averiguar el paradero exacto de Shane.

Apenas pudo ver como Thompson, totalmente enloquecido se levantaba del suelo y se echaba encima de él, acuchillándole la médula con furia, haciendo brotar chorros de sangre que casi lo cubrieron entero de vitae.

Shane corrió tras su amigo por el claro, el cual comenzó a andar cojeando ostensiblemente hasta los cultistas y los jóvenes enfrascados en aquella demencial orgía. Pero se detuvo en seco.

Lo que antes era un acto de auténtica pesadilla sexual, ahora era un conglomerado de cuerpos, todos entrelazados entre sí, agarrándose, abrazándose, besándose, lamiéndose. Comiéndose.

Thompson iba hacia ellos, y estos ni se inmutaron del tiroteo.

Shane corrió lo más aprisa que pudo, pero no logró alcanzar a Thompson antes de que este comenzara a descargar su pistola aleatoriamente y sin objetivo a aquella masa de cuerpos. Gastó todos los cargadores, antes de que Shane se diese realmente cuenta de lo que estaba pasando.

Los cuerpos se estaban fusionando en una abominable masa, una marea de afiladas dentaduras y apéndices similares a brazos que se automutilaban entre sí.

Thompson pisó sobre aquella cosa, cuchillo en mano, acuchillando a la masa amorfa que tenía ante sí, poco a poco, la carne magra se iba arremolinando en sus tobillos y comenzaba a subir por sus espinillas y gemelos, los apéndices le arañaban la espalda y los brazos, pero él seguía acuchillando enfurecidamente a  aquella cosa.

-¡¡¡¡EDDIE, JODER SAL DE AHÍ!!!!-

Gritó Shane escopeta en mano  mientras avanzaba hasta aquella cosa.

-¡¡¡¡EDDIEEEEE!!!!-  aquella viscosidad cárnica subía por las rodillas de Thompson, y los apéndices casi lo tenían inmovilizado, cuando una boca llena de afilados colmillos se dirigió hacia su cabeza

-NOOOO-

Gritó Shane disparando un cartucho. La boca desapareció en una explosión sangrienta, pero en el tiempo en el que tardó en accionar la corredera, otra boca apareció y le arrancó una mano de cuajo a Thompson

-MALDITA SEA, TE VOY A REVENTAR- Shane se echó la escopeta a  la espalda tras sacar su machete.

“Enemy-show me what you wanna be i can handle anything even if i cant handle you readily-either way it better be dont you fucking pity me get up get off”

Se abalanzó sobre aquella criatura salida de las peores pesadillas del mismísimo diablo en pos de alcanzar a su amigo, pero un muro de carne lleno de brazos y afilados dientes le cortó el paso. Aun así se lanzó contra la aberración haciendo gala de unos reflejos extraordinarios, mientras esquivaba los golpes y dentelladas, rebanando él a su vez cada apéndice que le salía al paso.

“what the hell am i saying?i dont know about malevolent sure as hell decadent i want somebody to step up,step of fwalls,let me fall,fuck you all! get a grip,dont let me slip till i drop the ball”

Pero no era suficiente, por cada trozo que rebanaba, otro apéndice salía, y finalmente, varios consiguieron acertarle en brazos y cuerpo, abriéndole dolorosos surcos sanguinolentos en la piel y carne.

Shane dio un salto hacia atrás para intentar escapar, pero uno de los brazos engendrados le agarró por el pie, haciéndole caer de boca al suelo, la masa avanzó hacia él para devorarlo, y por mucho que intentase destrabarse no lo conseguía.

“You can´t kill me cause i´m already inside you SICK”

Fue más bien un acto reflejo que una acción meditada, en el momento en el que aquella masa informe de carne, dientes y garras se abalanzaba sobre él, cogió la escopeta de su espalda y disparó al apéndice que lo retenía, permitiéndole rodar para alejarse de la cosa, y cuando más apéndices fueron a  por él, volvió a disparar, manteniendo la distancia.

Pero ya había usado 3 cartuchos, le quedaban otros 3 y aquello parecía que no se inmutaba por las balas.

Fue entonces, cuando sintió el calor en su espalda, un calor intenso. La criatura se paró y pareció rugir con un chillido estridente. El fuego de la pira. Temía al fuego.

Aun con todo, la cosa lanzaba sus apéndices contra Shane, intentando perforar su carne, este a su vez retrocedía poco a poco, sintiendo cada vez más el calor, dentro de nada empezaría a quemarse.

Con desesperación resolutiva, cómo la del que se ve al borde de la muerte, se giró rápidamente agachándose y cogiendo la tea más grande que pudo,  volvió a enfrentarse a la masa de carne, agitando aquél madero enorme que le estaba quemando las manos. No tenía mucho tiempo, si bien aunque sus manos agarraban la parte libre de aquel tronco, las grandes lenguas de fuego del resto del objeto le acariciaban con agónico dolor las manos. Golpeó a la criatura en  mitad de su amorfa estructura.

De lo más profundo de aquel ser, surgió el chillido más espeluznante que jamás pudo oír una persona, y nada más entrar en contacto con el fuego de la madera, se deshizo en medio de un gorgojeo líquido, produciendo un tóxico y malsano humo que hizo que Shane tuviera que apartarse de allí para no morir asfixiado.

La masa de carne con afiladas dentaduras y apéndices se deshizo convirtiéndose en un charco hediondo e inmundo. Shane lo había conseguido, pero no había ni rastro de su amigo Thompson.

Shane respiró hondo e intentó quedar su mente en blanco tras lo que había ocurrido. Las manos le temblaran ligeramente mientras recargaba su escopeta en dirección a la entrada de la cueva. Victoria o muerte.

Se veía claramente como aquella gruta natural había sido delicadamente acondicionada para que pareciese un túnel. Las paredes, el techo y el suelo estaban correctamente pulidos y rematados para hacer aquella cavidad lo más circular posible, había dos filas de antorchas a cada lado de la cueva,  y unas escaleras excavadas en la piedra indicaban el camino a seguir. Aquellas escaleras bajaban hasta otro corredor que a su vez desembocaban a más peldaños haciendo la caminata de Shane un continuo descenso a las entrañas de la tierra, por primera vez noto un leve olor almizclado que no supo identificar.

Fue entonces cuando reparó en las heridas de su cuerpo.

Tenía el tobillo por donde la bestia le había sujetado casi en carne viva, con las botas destrozadas en ese punto, pero la herida había dejado de sangrar y poco a poco se iba convirtiendo en costra.

Pero lo peor eran sus brazos y manos. Tenía el revés de las manos con quemaduras serias,   varios cortes profundos en bíceps y hombros, los cuales continuaban expulsando su vida lentamente por aquellas hendeduras. Incluso contaba con una perforación en el pectoral derecho, el cual sangraba profusamente. Tenía que acabar el asunto pronto o moriría desangrado antes de finalizar. Por lo menos no estaba mareado y la adrenalina le permitía continuar.

Finalmente llegó hasta una cavidad bastante más amplia que las anteriores, y una rampa con ligera pendiente que desembocaba hasta lo que parecía la estancia final de la cueva. Pero no estaba solo, ya que dos hombres enmascarados le vieron, y corrieron hacia él con hachas en las manos.

No le costó abatirlos, ni a ellos, ni a los seis que surgieron a continuación por dicha rampa.

Pero continuaban llegando más enmascarados, debido a esto, Shane comprendió que allí sería el ritual, por lo que tiró su escopeta al suelo, incapaz de recargarla antes de que lo alcanzasen, y tras sacar su pistola comenzó a abatir metódicamente de un disparo a todos sus atacantes. Gastó la munición rápidamente, así como los cargadores de reserva, tenía la leve esperanza de que no llegasen más de aquellos fanáticos, y así fue.

Finalmente se quedó solo y sin munición contra dos hombres. Sacó su machete de caza y se abalanzó contra los cultistas sin reparar en si iba a ser capaz de acabar con ellos.

Cuando el combate acabó, los dos adversarios yacían en el suelo, pero uno de ellos consiguió abrirle un corte aparatoso en la espalda, aunque no revestía mucho peligro.

Recogió la escopeta y se dispuso a recargarla cuando una voz familiar lo detuvo.

-Vaya, Jacob Shane, estoy  verdaderamente sorprendido de hasta dónde has sido capaz de llegar-

Aquella voz estaba apenas a un metro de él, por lo que se giró tras colocar la boca de su arma vacía en el estómago de aquel hombre.

No pudo creérselo cuando comprobó que a esa persona le había volado los sesos anteriormente. Era el líder del culto.

-¡¡¡TU!!!-

-sí, yo, ¿algún problema?-

-Te volé la maldita cabeza-

-Sí, lo hiciste, pero este es uno de los muchos dones de nuestra querida madre-

Dijo con una sonrisa en los labios.

-Pensaré que eres un idiota si crees que no voy a dispararte, desde esta distancia te partiría en dos-

-Pensaré que eres un idiota si crees que no sé qué el arma está vacía, Shane-

Lo había descubierto, solo le quedaba una opción. Sacó de nuevo el machete tras colgarse la escopeta

-Está bien, veremos si sigues vivo cuando te separe esa jodida cabeza demente de los hombros-

-¿en serio? ¿Serás capaz de ello?- dijo el líder alargando a propósito las ultimas letras de su pregunta.

Tenía algo en ese aliento, no era normal, en un segundo, a Shane aquel aliento le recordó a lavanda y rosas, penetró en su mente a través de sus fosas nasales y le hizo que su visión se emborronase durante segundos.

Intentó reaccionar y acabar con él, pero su cuerpo no respondía y su mente se iba nublando poco a poco.

-¿ves, Shane? Podría haberte matado cuando hubiese querido, pero me hacía gracia ver hasta donde eras capaz de llegar, a pesar de mi advertencia-

Puso su mano en el brazo de Shane y lo bajo,

-Ahora, guardarás tus armas y me acompañarás, después de lo visto, eres un activo muy valioso como para matarte, servirás bien a nuestra madre-

Totalmente confundido, Shane enfundó su machete y arropado por un brazo de aquel hombre, le siguió a través de la rampa hasta la gruta final.

Era una cavidad enorme, la cual albergaba sobre unas cien personas, y aún sobraba mucho espacio. Hombres y mujeres estaban separados en bloque, todos de pie y perfectamente alineados, dejando un pasillo de unos diez metros de ancho, el cual se extendía hasta un altillo  casi al fondo de la sala principal, donde había un tosco altar de piedra con varios Tótems de extraña manufactura a cada lado. Había sangre reseca por el altar y Tótems.

Todos los presentes se giraron hacia el líder, pero este con un gesto de la mano les ordenó mirar al altar, estaban todos desnudos, como expectantes y ansiosos ante los acontecimientos futuros.

-Shane, tenía esta sorpresa guardada por si se me presentaba la oportunidad que tú me has brindado, te convertiré en mi mano derecha, mi mano ejecutora, y tú me otorgarás el poder de toda la ciudad- lo condujo hasta una cavidad excavada a conciencia en una de las paredes laterales y le indicó que pasara. El líder se quedó en la entrada.

Dentro había dos mujeres, una de ellas rozaría la treintena, era una afroamericana de piel morena suave, con el cabello negro azabache liso el cual caía plácidamente sobre su espalda y hombros, a su lado una joven que probablemente tendría unos 16 años.

Los cuerpos de ambas eran de una perfección apabullante, la mujer de color tenía unos pechos prominentes y bien colocados, con unas aureolas negras como la noche coronadas por unos grandes pezones. Sus curvas eran escandalosamente seductoras, y la mirada de Shane se desvió por ellas hasta la delgada tira de vello púbico que parecía indicar el camino a la gloria.

Por su parte, la joven era la visión de la perfecta pureza y virginidad, su cuerpo blanco y desarrollado para la edad que tenía, convirtiéndola en una especie de pastel del cual todo hombre querría probar. Desde sus redondos y perfectos pechos hasta sus anchas caderas y voluminosas aunque no gordas piernas, careciendo totalmente de vello en el cuerpo a excepción de la larga melena castaña que caía como una cascada sobre su trasero.

Las dos le miraron, la de color con sus intensos y oscuros ojos negros y la joven con la timidez esmeralda de sus ojos.

-Disfruta, Shane, este es el primer regalo de muchos-

Finalizó el líder, marchándose probablemente a dar comienzo a la ceremonia donde su mujer y la de Thompson serían objetos de múltiples atrocidades.

La mujer de color le hizo un gesto para que se acercase a ella, abriendo los brazos y colocando su cuerpo en una postura semi flexionada demasiado sensual como para resistirse, con una sonrisa dulce hasta el extremo.

-Shane, ven a mí- decía con voz de súcubo encantadora.

Jacob se le acercó y ella le abrazó con  un amor tan fingido que pareció hasta real.

Le besó en los labios y después en el cuello, para a continuación lamer todas sus heridas, sorbiendo la sangre que manaba de ellas. Pronto todas quedaron cicatrizadas.

La mujer se apartó de él y lo condujo hasta un amplio sofá colocado allí expresamente, para una vez sentado Shane, comenzar con una danza erótica que casi hizo explotar a Shane solo de verla.

La mujer mientras se contoneaba de manera provocativa se acercaba hacia su presa, hasta que finalmente llegó hasta él, poniéndose de rodillas y desabrochándole el cinturón.

-Shane, vas a ser mío- decía seductoramente mientras lo  desvestía, revelando su poderoso miembro erecto.

Tras esto, se levantó y agarró a la joven por un brazo, la cual, sonrojada y tímida hasta el extremo se colocó delante del hombre. La mujer de color le susurró unas palabras y la muchacha abrió las piernas de Shane para colocarse de rodillas entre ellas, y comenzar a practicarle una felación mientras la de mayor edad le besaba en la boca.

Era el paraíso, así se sintió Shane mientras aquellas dos mujeres jugaban con él, estaba tan en la gloria que apenas tardó un par de minutos en terminar, derramando la simiente en la boca de la joven la cual tragó todo con eficaz atención.

Pero la cosa no acabó ahí, ya que su miembro continuaba vigoroso, y la mujer de color apartó a la muchacha para colocarla tumbada en una pequeña mesa con las piernas abiertas, otorgándole la visión de su sexo rosado e inmaculado, de una belleza  exquisita y libre de vello.

Por primera vez, la joven habló

-¿Vas a violarme?-

Estas palabras confundieron al hechizado Shane, el cual quedó algo petrificado

-no- contestó entrecortadamente

-¿Por qué no? Yo quiero-

Shane no supo reaccionar, y la mujer de color comenzó a susurrarle al oído

-Vamos, Jacob, la deseas-

-Deseas poseerla, tomar ese cuerpo inmaculado y hacerlo tuyo a la fuerza-

-Desata a la bestia,  que tu furia arrope todo su cuerpo-

Shane apretó los puños, sin duda alguna las palabras de la mujer estaban haciendo efecto en él

-Tómala, poséela, desgárrala-

Apretó los dientes por pura rabia y se fue directo a por la joven, agarrándola violentamente de las piernas, para penetrarla de golpe con toda la fuerza de la que disponía, chocando su pelvis contra la de ella como si la estuviera azotando.

La mujer de color, por su parte, abrazaba a Shane y le besaba en la espalda, exhortándolo a que poseyese a la joven con toda su rabia, a lo cual Jacob respondía con toda su potencia y velocidad embistiendo sin piedad a la joven, como un salvaje

-Más fuerte, más rápido, toma su inocencia, sacia a la bestia- apremiaba la otra mujer

Entonces shane comenzó a gritar mientras “violaba” a la joven, como un oso enfurecido, mientras arañaba y mordía a la muchacha, como intentando apoderarse de su inmaculada alma una vez tenía su cuerpo.

Todo acabó finalmente cuando tras casi una hora de sexo violento, Shane explotó dentro de la magullada jóven, llena de mordiscos y arañazos. Sonrió satisfecha cuando aquel hombre terminó de usarla.

Shane casi se desmayó del orgasmo, cayendo de rodillas, pero la fiesta aún no había terminado.

-Muy bien, mi amor, ahora probarás una mujer  de verdad-  La otra mujer, le empujó para hacerle caer de espaldas al suelo, tras esto se puso a jugar con su miembro entre sus  senos hasta que este volvió a endurecerse. Se sentó sobre él y se empaló ella misma suavemente.

Si con la joven había sido un acto de sexo brutal por pura satisfacción personal, aquel polvo con la mujer de color le transportó hasta el súmmum del placer. Pareciera que con sus movimientos hacía gozar todos los sentidos de su cuerpo y todos los poros de su piel, aparte de su miembro.

Aquella diosa pecaminosa continuó con su cabalgada triunfal sobre Shane, el cual se hubiera eyaculado varias veces si no fuese porque cada vez que la mujer notaba que iba a hacerlo, le ponía uno de sus dedos en los labios, a modo de que guardara silencio, e inconscientemente él retenía el orgasmo. Tanta retención lo estaba llevando a la locura absoluta (si no lo estaba ya) hasta el punto de que sus ojos se tornaron blancos y quedó tumbado en el suelo con la boca abierta y la lengua fuera de esta agitándose como loca y sin control, mientras emitía extraños gemidos. La mujer de color continuaba con su cabalgada lenta mientras reía acompañada de la joven que se había incorporado par mirar.

El detective Thomas Alderfield paró la cinta, ya no aguantaba más.

Se masturbó tres veces seguidas y se bebió casi media botella de Whisky para poder continuar con la audiencia de la cinta. Aún borracho no se sentía seguro y volvió a adelantar la cinta para saltarse la parte en la que Shane relataba como en mitad de su conversión a la locura, tuvo una conversación consigo mismo dentro de su cabeza mientras la súcubo de color y la arpía joven seguían administrándole aquel placer sobrehumano, todo esto con la pistola en la mano y observando con detenimiento todo su despacho. Pulsó de nuevo el “Play” cuando consideró que había corrido cinta suficiente.

Todo era blanco. Una blancura que se extendía en todas dimensiones. Un vacío níveo que ocultaba todo. Dudaba de quien era o que es lo que estaba haciendo, a parte del sexo que estaba recibiendo.

Pero todo cambió de repente. Poco a poco, una melodía fue llenando aquel vacío tímidamente. Por sus cohibidos ojos pasaron imágenes fugaces de Sammy desnuda siendo llevada al altar, a las cuales dio poca veracidad. La música se fue incrementando aunque parecía irreconocible aún. Sus anulados oídos escucharon el sonido de un revólver disparando, aunque creyó que se encontraban a miles de kilómetros de distancia.

La música aumentó, acercándose al núcleo sináptico de su cerebro, entonces la reconoció, y la melodía pronto se extendió por todo su cuerpo devolviéndole gradualmente el control.

(nota del autor: Adagio for StringsI)

Sus ojos volvieron a enfocar, viendo la verdad tras las mentiras de la hechicería del líder cultista. Las mujeres eran las mismas, pero sus heridas no se habían cerrado en realidad, y tanto la joven que observaba como la mujer que se lo estaba follando bebían plácidamente y casi con ternura la sangre que manaba por ellas.

Sus ojos se quitaron el cerrojo involuntario que sobre ellos pesaba, y entonces escuchó nítidamente como alguien con un revólver disparaba en la gran sala contigua.

Sus poderosos brazos consiguieron recuperar su fuerza y de un terrible empellón apartó a la mujer de color de encima suya, yendo esta a dar con su cabeza contra la pared, quedando inconsciente o muerta. La joven se asustó, sabedora de que nada podría hacer salvo intentar dar pena a aquel hombre, pero no resultó y terminó muerta con el cuello roto. Shane se vistió a toda prisa y recogió sus pertenencias, a excepción de la pistola, la cual no tenía munición. Salió a la gran sala y quedó sorprendido.

Sin saber cómo había llegado hasta allí, en el lado femenino de los cultistas, habían colocado una estatua de un macho cabrío con aspecto humanoide, de unos cuatro metros de altura y con un falo de piedra expertamente tallado de medio metro. Las mujeres pertenecientes al culto se turnaban para empalarse en aquella estatua, por la cual los fluidos de las mujeres al tener un orgasmo recorrían la base de aquel pétreo falo e iban  depositarse a un cuenco grande. Los hombres por su parte, estaban rodeando el altar, ya que parecía que alguien estaba interrumpiendo el ritual a base de disparos de revólver.

Shane se acercó con su arma en ristre intentando pasar desapercibido y poder observar mejor la situación.

Se alegró cuando pudo comprobar que era Thompson, quién, milagrosamente había sobrevivido a aquella bestia de las afueras de la cueva, y ahora se encontraba disparando con los revólveres de los policías muertos a los hombres que intentaban llevar a cabo el ritual.

Pero era incapaz ya que aparte de los 44 hombres elegidos, los demás se interponían entre él y las dos mujeres desnudas, las cuales estaban siendo preparadas con una especie de aceite por el líder cultista.

Shane saltó hacia el altillo donde concurría la escena final. Vio el cinturón de Thompson atado a su muñeca practicando un torniquete para hacer parar la sangre por la amputación recibida. Por lo demás, era un amasijo de cortes y desgarros, pero aún se mantenía en pie.

La fuerza de la locura.

Shane corrió al lado de Thompson mientras el líder cultista ofrecía a la mujer de este a los 44 elegidos para completar el ritual. Shane disparó a la muralla de hombres restante, llevándose a varios con cada disparo debido a que estaban demasiado juntos y las postas de los cartuchos se expandían al ser disparadas.

Los 44 elegidos cogieron a Tina, mujer de Thompson y la tumbaron sobre el altar, abriéndole las piernas para recibir la semilla de cada uno.

Thompson pareció enloquecer aún más si podía, agotando las municiones de los 4 revólveres que llevaba.

-Eddie!!!! Estoy sin munición!!- gritó Shane a su amigo, pero este no respondió, se limitó a sacar el cuchillo y lanzarse a por los pocos hombres que aún se interponían entre ellos y la ceremonia.

Metido en una maraña de hombres, Thompson acuchillaba a los que podía frenéticamente, aunque finalmente cayó derribado por ellos, pero sin dejar de acuchillar.

Esto abrió una vía a Shane para rescatar a las mujeres.

Los hombres comenzaron a poseer a Tina rápidamente, en lo poco que había transcurrido, habían acabado 6 de los 44.

A grandes zancadas, Shane se colocó en frente del líder del culto el cual lo miró sorprendido, sabedor de lo que había pasado

-Jacob Shane, veo que eres tenaz, es una pena que esta primera vez no haya funcionado mi hechizo, pero no te preocupes, esta vez funcionará-  abrió la boca para hacer como la vez anterior, alargar las ultimas letras y expulsar aquel aliento hechizado. Pero esta vez Shane estaba prevenido, por lo que de un potente y certero golpe le rebanó la cabeza, cayendo esta rodando por el altillo hasta el suelo.

Se acercó a Sammy llorando y la abrazó, esta no reaccionó por lo que la zarandeo con fuerza para que despertara, ella simplemente perdió el conocimiento. Seguramente estaría drogada o hechizada.

Tras esto se giró para ver que ocurría en la ceremonia. Habían terminado ya 12 de los 44, pero algo los interrumpió de nuevo. Thompson se había desecho de sus atacantes y cargaba totalmente bañado en sangre contra los hombres restantes. Pasó entre ellos antes de que se dieran cuenta y acuchillo en la nuca al hombre que estaba poseyendo en ese momento a su mujer, tras lo cual se recostó sobre ella abrazándola protectoramente.

Los 44 elegidos no supieron cómo reaccionar, y uno de ellos retrocedió intentando buscar al líder, pero lo que encontró fue el machete de Shane en su esternón.

Todos susurraban entre sí extrañados ante los acontecimientos, no sabían que hacer o que decir, no eran guerreros ni guardianes, simplemente eran sectarios elegidos para poseer a las víctimas seleccionadas.

Fue entonces cuando el grupo de  mujeres que estaban follando con la estatua pararon su tarea y se dirigieron como una marea furiosa hasta el altar, sabedoras de lo que había pasado. De ninguna manera permitirían la interrupción del ritual.

Shane se puso nervioso, con sammy derrumbada a sus pies, mientras Thompson al borde de la muerte por enésima vez lloraba sobre su mujer, la cual abrió los ojos

-Te quiero- dijo Edward con un hilo de voz

-Pero yo a ti no, déjame- contestó ella con cara amarga.

Fue entonces cuando Thompson, totalmente abatido por aquella respuesta, después de entregar su vida por intentar salvarla, cuando se bajó del altar y dio varios pasos hacia atrás. Los cultistas temerosos le dejaron el hueco.

El grupo de mujeres furiosas llegó hasta el altar, y  hablando en una lengua extraña, cogieron a Tina para  resguardarla de aquellos dos hombres extraños que habían interrumpido su ritual.

Edward Thompson suspiró y bajó la cabeza, luego se irguió y se giró hacia Shane, con una mirada de determinación en sus ojos.

-Esto no va a acabar si se la llevan, Shane-

Jacob abrió la mandíbula sabedor de lo que iba a ocurrir a continuación, incapaz de articular palabra

-Coge a Sammy y llévatela, no pueden hacerse con ella-

-Pero…tú?- pudo decir en última instancia Shane.

Thompson le sonrió

-Mírame, estoy acabado, por eso tengo que hacerlo, tu saca a Sammy de aquí-

Tras esto, se lanzó usando su último aliento hacia su mujer, sumergida entre la maraña de féminas.

Shane hizo caso a Thompson y alzó a sammy del suelo, buscando una ruta de escape que no fuese la principal, sin éxito.

Thompson derribó a varias mujeres con su salto, incluida su mujer, a la cual pudo acuchillar hasta la muerte mientras las demás mujeres enfurecidas le arrancaban la carne en brutal demencia con las uñas o boca.

Lo último que vio Shane de su amigo fue como señalaba a un sitio, entonces él lo vio.

Una salida, una oportunidad. Alzó a Sammy en vilo y corrió como alma llevada por el diablo hasta aquella galería secundaria. Las mujeres tardaron en darse cuenta pero finalmente fueron tras él.

El detective Thomas Alderfield paró la cinta. Vomitó otra vez, luego volvió a masturbarse compulsivamente hasta que en cierta medida se calmó.

En ese punto alguien llamó a la puerta. Casi abrió fuego, totalmente asustado, pero finalmente se acercó.

-¿Quién es?-  dijo Alderfield mientras se acercaba

-Correo comercial-

Aquellas palabras tranquilizaron al detective, que tan asustado estaba, que no reparo en que era una mentira descarada. Un martes de madrugada repartiendo correo comercial. Y encima a domicilio.

Guardó la pistola y entreabrió la puerta para poder ver quien era.

Era un hombre enorme, el cual pateó la puerta abriéndola y lanzándolo hacia atrás. Intentó sacar la pistola pero aquel hombre se lo impidió. Llevaba una gorra y unas bragas térmicas ocultándole el rostro.

-Tranquilo, detective, no voy a hacerte nada-

Alderfield se quedó asombrado. Era Jacob Shane. Reconoció su voz al instante, ya que justamente había terminado de escuchar su cinta.

-Shane, ¿Qué es lo que quieres? Yo no te he hecho nada-

-Vaya, estás borracho, venga cálmate-

-Está bien-

-Te envié la cinta con el relato para que supieras que es lo que había pasado-

-¿por qué a mí?-

-Porque el Sheriff de Killsworth está con ellos, mantiene una especie de trato-

-¿y qué quieres que haga? Sabes que la cinta no valdrá en un juicio, y para cuando vayan los federales a Killsworth no encontrarán nada, no puedo salvarte-

-Eso no importa, lo que quiero que hagas es otra cosa-

-¿el qué?-

-Todo lo que hay en la cinta es verdad, y tú lo sabes, has investigado cosas parecidas en el pasado, sólo que no has podido ver ninguna con tus propios ojos, yo sí, y es el auténtico horror-

-Entonces, ¿Qué puedo hacer?-

-Tienes contactos, y el Sheriff de Killsworth es viejo, hay que reemplazarle-

Alderfield quedó horrorizado, eso supondría en el mejor de los casos, la muerte del policía que enviase

-¿quieres que condene a alguien a la muerte?-

-No, quiero que pare esta locura, todavía queda allí algún tipo de mal endémico y hay que controlarlo-

-Sinceramente no sé qué puedo hacer o decir-

-Encuentra al hombre adecuado, con una voluntad fuera de lo común e incorruptible, seguro que hallará la manera-

Alderfield suspiró, Shane tenía razón, había que parar aquello y el sentía que era incapaz por sí solo de hacerlo

-Está bien, creo que conozco a alguien-

-Gracias, detective, gracias-

-¿y Sammy, Jacob?-

Shane se paró en el umbral de la casa antes de marcharse.

-Digamos que la tengo controlada-

Y así acabó todo. Con más interrogantes y peligros futuros que afrontar.

PD: canciones     1---> Sic de Slipknot   2----->Adagio for Strings de Leonard Bernstein