Laberinto

El camino siempre sigue mas allá de las cosas, mas allá incluso de nosotros mismos, mas allá del limite de nuestra comprensión, nada se rompe en el universo, nada muere, solo los límites, se desvanecen como una nube cuando les cambiamos el nombre, porque en definitiva, el laberinto somos nosotros mismos. Salva Salom Climent.

¿Cómo había llegado hasta aquí?, todos se preguntaban lo mismo, ¿Cómo una dulce niña se había convertido en un ser  tan atroz?, la respuesta estaba en la vida misma que había llevado.

Se escucho el motor de su camioneta todo terreno aparcar a las afueras de la hacienda a pesar del fuerte chaparrón que en  esos momentos caía dejo la camioneta abandonando aquel cómodo asiento de piel que la abrigaba ya en la penumbra de una noche de tormenta se dispuso a ir a los establos, no le importo mojarse por las frías gotas de la lluvia, acompañada por una linterna y su inseparable escopeta que ya se había convertido en una extensión de ella misma se dispuso a revisar que allí todo se encontrara en orden antes de entrar en la casa, ese día había sido por demás largo y aun no acababa, todo el día tubo que estar reuniendo el ganado que seria embarcado por la tarde, se les escapo mas de una centena de reses que ella misma tubo que ir a buscar junto con los peones ya que el capataz tenia el brazo roto, ella misma se ensillo el caballo que habría de montar por mas de 14 horas hasta encontrar a la ultima res, las cuales se metieron por los matorrales mas espinudos, ocasionando que la astilla de una rama se le incrustara en la parte interior del brazo derecho, tenia un corte pequeño del cual emano una sustancial cantidad de sangre que esta detuvo con un pañuelo, pero ni esa herida iba detenerla en su afán de realizar su trabajo, una ves reunidas todas las cabezas de ganado el trabajo de embarcarlas fue mas sencillo aunque moroso ya que la noche y la lluvia los habían pescado, en todo el día no paro ni para almorzar, lo izo montada en su caballo sacando de una alforja un pedazo de pan y carne azada al igual que los peones no podían darse el lujo de perder esa venta, una ves serrado el trato todos regresaron a la hacienda donde desensillaron los caballos para caer rendidos acompañados de la deliciosa comida de doña mechi  la cocinera que los espero con un caldo de gallina y carne azada con yuca, para todos, ni bien Manuela se acercaba a compartir la suculenta cena con sus trabajadores una de las hijas de los peones llego a toda prisa a buscar a su padre con la noticia de que su mamá iba a dar a luz y que había que llevarla al pueblo porque la partera dijo que el niño venia cruzado y no podía atender el parto, Manuela al ver el rostro desfigurado de preocupación de Pancho, les indico a el y a la niña que se los llevaba en la camioneta para recoger a su mujer, así lo hicieron llevaron a la mujer de Pancho a la clínica del pueblo donde fue atendida con prontitud, a la ves que una enfermera al ver la sangre en el brazo de Manuela que volvía a sangrar le hizo señas para que entrara a una pequeña sala donde curaron la herida cociéndole 2 puntos pues era onda y a pesar del tiempo aun estaba abierta, Manuela era una mujer de carácter fuerte, decidida,  altanera hasta prepotente en algunos casos, todo en el pueblo le temían decían que había hecho pacto con el mismo diablo para levantar la hacienda ya que una mujer tan joven y sola jamás lo hubiera echo por propios meritos, pero sus trabajadores que como Pancho sabían que detrás de toda esa actitud de mando también se encontraba una mujer capaz de sacrificar su propio descanso por ayudarlos, era recta y no toleraba equivocaciones pero cuando veía a alguien en apuros nunca se negaba a ayudarlos, es así que ella dejo a Pancho en la clínica no sin antes sacar unos billetes que traía en la camioneta era todo lo que cargaba en ese momento ya que no estaban preparados para salir y sabia que el también no cargaba nada encima, se los extendió  le aconsejo ir  a la posada del pueblo a comer y descansar pues estaría agotado al igual que ella y que lo cargaran a su cuenta que no se preocupara que ella pasaría en dos días a por el pueblo y los llevaría hasta la casa de Pancho, este agradeció de buena fe y les dijo que le haría conocer mañana mismo que seria el niño, no hay por que respondió Manuela, tomate todo el tiempo mientras tu mujer se recupera, además de los dos días que les di a los vaqueros recuerda que se los prometí si embarcábamos a todas las reses en el día, este agradeció. Ella tomo las llaves de su todo terreno y cuando estaba en medio camino la lluvia se desato, sabia que en la hacienda al llegar no encontraría luz ya que con el ajetreo del día ninguno de los peones se habría preocupado por disponer del motor que se encargaba de generar electricidad para la hacienda, al llegar el aguacero era tremendo, pero aun así fue a ver a su yegua que apenas asía un par de día había parido un par de potrillos, esto era muy poco común solo en su hacienda se había visto este fenómeno dos veces en cuatro años y en toda la región, esto aumentaba a que la gente del pueblo especulase de sus pactos con el oscuro, una ves inspeccionado las crías  y satisfecha su inquietud se dirigió a la puerta de la hacienda donde doña mechi la esperaba con los candiles encendidos, ya iban a ser las 10 de la noche esta al ver a la vieja la despacho a descansar prometiéndole que iba a comer luego de bañarse, Manuela subió los escalones que la llevaban a su cuarto la ropa estaba empapada, se despojo de su escopeta, sombrero y de las botas saco su camisa de dentro de su pantalón dejando la puerta abierta por donde se podían entrever el candil que iluminaba el corredor, mechi había dejado también otro prendido en la sala y uno mas en el comedor, descalza se dirigió al cuarto de baño mientras se llenaba la tina, que por suerte había agua caliente gracias a que el calefón era a leña, se dispuso a poner sales en el agua, sentía el cuerpo adolorido, a pesar que ante los demás ella podía estar 48 horas montando a caballo por los campos sin demostrar ni la mas mínima expresión de cansancio o malestar, era el precio que debía pagar para que todos aquellos que eran sus subordinados la respetaran, ni ante doña mechi mostraba debilidad, pero al estar sola en su cuarto soltó un largo suspiro de cansancio y dolor, poco apoco fue desabotonando su camisa que dejo caer por los hombros hasta el piso, acto que la liberaba del peso húmedo de la tela que le parecía mas pesada de lo que en realidad era, de la misma forma sus dedos maltratados por las maniobras hechas con la soga apenas pudo desabotonar su pantalón que se resista a caer por la humedad de la lluvia, le estaba costando sacárselos cuando sintió unas suaves manos que la tomaban por la cintura agarrando el borde de sus pantalones y bajándolos con delicadeza para que la áspera tela de estos no maltratara mas sus apaleadas piernas por el ejercicio de montar sin descanso ella apenas levanto un pie para zafarse y repetir la operación, sin darse la vuelta las mismas manos sujetaban su camiseta y la elevaban por su cabeza para dejarla tan solo en ropa interior, con una paciencia única esas manos desabrocharon el sostén ella solo lo dejo caer de las manos mientras ese mismo par de manos la tomaban dulcemente de la cintura haciendo que se diera la vuelta y una ves mas los ojos de Manuela se encontraron con aquellos ojos verdosos, como el campo que tanto amaba, esos ojos tan dulces y tiernos en los cuales se perdía, a los únicos que no podía ocultar la fragilidad de su alma, Ángela, deslizo sus manos por en contorno de su cuerpo hasta llegar a las bragas de Manuela y las deslizo por sus piernas mientras ella descendía sin quitar los ojos de los de Manuela, y se reincorporaba  lentamente sin perder el contacto visual, tomo de su mano y la hizo entrar en la tina, el agua estaba caliente, tanto que al primer contacto le irrito la piel pero sabía que esta era la única forma de sosegar el cansancio y el dolor de la dura faena, mientras Ángela con una esponja lavaba su espalda y todo su cuerpo para luego lavar sus cabellos, de esta manera ir relajando un poco el cuerpo de la doña, Ángela tomo la regadera de mano para despojar a manuela de los restos de jabón y champú del cuerpo de Manuela, cerro la regadera y la espero con una toalla extendida en la cual refugio su cuerpo, la seco y le puso una bata de seda, y la llevo al dormitorio sentándola en la cama, en el cuarto estaba dispuesta una mesa con una cacerola y un plato, sirvió el humeante caldo que Manuela comió con pedazos de pan, una ves satisfecho su apetito Ángela retiro la mesa y se dirigió a la cocina al regresar llevaba consigo unas cremas con efectos relajantes para masajes, Manuela la observo y entendiendo lo que quería hacer Ángela y se recostó sobre la cama boca abajo.

-          Son nuevas, dijo Ángela retirando la bata de la espalda de Manuela – las compre la ultima ves que fui a la ciudad, como siempre andas sin cuidado cuando montas y acabas agotada y apaleada por la faena me encargue de traer las mejores, esto te ayudara a descansar mejor – dijo mientras esparcía el contenido sobre la espalda de Manuela, extendiendo la crema por las vertebras, hasta llegar a su cuello, repitiendo la operación con minucioso cuidado como si del ser mas frágil se tratara, llegaba hasta los hombros y los brazos, para volver a su espalda baja una y otra ves poniendo una pequeña presión en cada rose para destensar los musculas de Manuela, esta operación se realizo hasta llegar a sus muslos, para luego bajar por sus delicadas piernas de la vaquera y expenderse asía sus finos pies dando un tratamiento especial a cada dedo desde el tobillo hasta la planta del pie acto que se repartía con cada extremidad, un ves terminada la labor, con una palma le indico que diese la vuelta para dar ese tratamiento a su parte delantera, su clavícula, hombros y brazos con mucho cuidado notando la herida fresca de su antebrazo izquierdo, hasta llegar a sus manos dando un traro especial a estas luego a su esternón omitiendo sus sensibles senos, bajando por su vientre terso hasta llegar a sus caderas anchas a las cuales froto con intensidad para bajar la presión a las cuales era sometida diariamente por la monta de caballo, extendió los masajes por la parte delantera e interna de los muslos hasta bajar asía sus delicados tobillos, y de esta manera arrancar suspiros de complacencia por parte de Manuela, esta operación siempre la repetía Ángela al ver que Manuela llegaba cansada de un día ajetreado, y cundo podía percibir que el agua caliente y las sales de baño no bastaban para relajar su cuerpo, eran pequeños masajes en forma de círculos los que realizaba Ángela en todo el cuerpo de Manuela para dejarla satisfecha para un sueño reparador y lista para empezar un nuevo día. A Ángela le complacía hacer esto por Manuela que se había portado con ella de una manera extraordinaria cuando el mundo le dio la espalda.

-          Manuela – quédate a mi lado esta noche- pidió acomodándose para dormir ya los ojos le pesaban.

-          Ángela – no es mejor que descanses, ya es media noche y no quiero dar explicaciones mañana a doña mechi por no dormir en mi cuarto, si ya de por si la gente dice que…

-          Manuela – que dice la gente, sabes que eso no me importa, que hablen lo que quieran, les jode que aquí quien manda soy yo, y por doña mechi ni te preocupes ya sabes como son las viejas siempre se les va la lengua.

-           Ángela – si ya lo se pero las chicas son de lo peor lo que dice doña mechi lo dice sin malicia pero ellas lo esparcen por todos lados aumentando cizañas, tu ya has hecho mucho por mi al prohibirles que me sigan tratando mal pero al menor descuido o error al decir o hacer algo me lapidan, si las escucharas, no mejor olvídalo no quiero que te enfades con ellas ya sabes como son – decía esto mientras bajaba el rostro tratando de esconder todo el dolor que las habladurías le causaban

-            Manuela- bajando de la cama acercándose a Ángeles que esta de espalda la toma por el mentón y ve una lagrima rodar por sus mejillas que se estrella en el suelo, - no quiero que llores nunca mas por lo que dice la gente, tu eres y serás siempre la señora de esta casa al igual que yo soy la dueña, quien mas que tu aparte de mi, me entiendes después de mi vos esta la tuya y no me veas así que no es un juego bien claro te lo dije tu estas en el lugar que por derecho era tuyo pero que en una mala jugada te alejo por un tiempo, ven – dijo tomando su mano y llevándola a la cama donde ambas se sentaron, soy yo la que no debería estar aquí, pero tu, tu tienes todo el derechos es mi deseo que siempre sea así me oyes – le dijo todo esto mientras posaba sus manos sobre el rostro de Ángela, esta asintió, y de esta forma se acostaron, el cuerpo de Manuela era frio como si apenas tuviera vida, frio como su alma desolada, mientras Ángela era cálida como el sol de verano, ambas habían cruzado por un infierno de fuego, ambas habían llorado lagrimas de sangre en la soledad de sus noches, podían decir que caminaron descalzas sobre ardientes brazas, todas sus penas y pesares los sufrieron sin merecerlos, tanto dolor podía ser inconcebible en tan corto tiempo de vida de estas jóvenes que hoy en un abrazo fraternal unían sus almas, sin morbo, sin excesos, solo unas dulces caricias que demostraran que aun tenían corazón para darse la una a la otra. Los suspiros inundaron la noche y ambas se perdieron en el más tierno abrazo, dejando todas las pesadillas fuera de las paredes del cuarto de Manuela.

El comienzo

  • Por no es posible como se te ocurre tal barbaridad, donde tienes la cabeza, sabes la clase de hermanos que tiene son uno malvivientes, que no hay mas mujeres en el pueblo que tenias …