La zorra de mi oficina 8
Simplemente la continuacion del anterior.
Lo siento, he tardado un poco, pero aquí estoy de nuevo con la continuación de mi historia.
Me tenía muy nerviosa, sentía el calor de su cuerpo pegado al mío y el olor de su perfume. Y pensé: no puede ser que la tenga a mi disposición tan fácilmente, debo actuar con calma, sin asustarla
Sentía sus pezones clavándose contra mi cuerpo, y mientras le acariciaba la espalda, le dije: tienes un cuerpo maravilloso, ya era hora que lo liberaras y dejaras salir lo que tienes dentro
No me creo que me esté excitando con una mujer, yo no soy lesbiana.
No, solo eres una mujer que ha estado toda la vida reprimiendo su sexualidad, y ahora que la estas dejando salir, no puedes frenarla.
Sin responder, se acerco a mí y me beso, abrazándose a mi mientras lo hacia. Me apretó contra ella, haciéndome sentir de nuevo la dureza de sus pezones, pero al poco se apartó y se separo, manteniendo la cabeza gacha. Lo que estaba haciendo debía ser demasiado para ella, y a pesar de desearlo, seguía frenándose.
La abrace de nuevo, pero esta vez no la bese en los labios, solo apoye mi boca en su cuello. Sentí como se estremecía al sentir mi aliento.
Tengo el cuello muy sensible.
Lo sé. Sin dejarla apartarse, empecé a besar su oreja, usando la lengua.
Poco a poco me di cuenta como se entregaba a mis caricias. A mi me pasa igual, cuando mi marido me besa el cuello y la oreja, acabo por derretirme.
De nuevo se acercó a mí y me beso en los labios. La verdad, es que nunca había besado unos labios tan suaves. Y su lengua dentro de mi boca jugueteaba con la mía.
Correspondí a su beso, metiéndome mi lengua y ella empezó a darle mordisquitos. Realmente, tenia madera besando.
Mientras me besaba, se movía, frotando sus pezones contra mi pecho, y casi sin avisar, tuvo un orgasmo, si, se corrió solo besándome y frotando sus duros pezones contra mi cuerpo. Dios, que falta de sexo estaba, y todo debido a ella misma, a tantos años negándose a disfrutar de su cuerpo.
Casi tuve que agarrarla para que no se cayera al suelo, fue uno de os orgasmos más fuertes que he visto nunca.
Casi sin que se diera cuenta, la lleve a mi cama, y le quite el top, desnudando sus tétas, la mini, la tenia enrollada en su cintura, pero se la quite de todas maneras, y la empuje suavemente hasta tumbarla en la cama.
Ella estaba con los ojos cerrados, dejándose hacer. Por un momento pensé en desnudarme yo también, pero preferí dejarme la ropa.
Antes de tocarla, le cogí una mano, y la acerque a mi pecho, acariciando mi pezón con su mano, hasta que note que ella la movía sin que yo tuviera que acompañar el movimiento, y solté su mano. Siguió jugando con mi pezón, de manera que alargue mi mano y le hice lo mismo a ella. Se veía que le gustaba. Durante un rato estuve acariciándole los pechos, poniendo especial hincapié en sus pezones, hasta que fui bajando la mano hacia su entrepierna. Eso no pareció hacerle gracia, ya que me la freno con la suya, eso sí, sin dejar de acariciar mi pecho con la otra, así que volví a poner mi mano sobre la suya, y la fui bajando hasta su coño, a la vez que acercaba mi boca a uno de sus pezones, dándole pequeños toques con la lengua, y echándole el aliento.
Mientras, fui llevando su mano bajo la mía hasta hacerla acariciarse el pubis, de nuevo note que aflojo la presión de su mano, dejándose llevar, y poco a poco fui acercando sus dedos hasta su clítoris, y ante la aceptación de ella, empecé a masturbarla usando su mano, aunque el movimiento era mío. Cuando note que ella movía sus dedos de una forma independiente, la solté, dejándola sola acariciándose el clítoris, y empecé a acariciar con un dedo sus labios, y la entrada de la vagina, pero sin penetrarla.
Para mi sorpresa, al poco, soltó mi pecho y con su mano, agarro la mía y empezó a moverla fuerte contra su coño, decidí dejarla hacer, y fue ella misma, la que cogiendo mis dedos los metió en su coño, sin dejar de castigarse la pipa con la otra mano.
Al principio la deje hacer, y me dedique a besarla en los labios y las tétas, hasta que bruscamente, soltó mi mano, y mirándome a la cara, y casi con un hilo de voz me dijo: no puedo mas, por favor, cómeme el coño.
No me hice de rogar, acerque mi boca a su entrepierna, la tenia totalmente empapada, con los labios abultadísimos y rojos, y con el clítoris totalmente salido.
Podía notar la excitación de mi vecina, su respiración era agitada, y cuando tras chuparle un poco los labios, acerque mi lengua a la entrada de su vagina, aun acelero mas su respiración. Casi estaba a punto de tener un orgasmo, y en cuanto le roce el clítoris con la punta de la lengua, le vino, creo que fue el orgasmo mas escandaloso que he escuchado nunca, los gritos estoy segura que los debieron de escuchar los vecinos. Realmente tremendo.
En una situación normal, me hubiera tendido a su lado dejándola descansar, a mí por lo menos es lo que más me apetece después de tener un orgasmo, pero no podía dejar pasar la oportunidad, así que seguí acariciándole los pezones con una mano, mientras seguía besando su clítoris y le metía un par de dedos en la vagina con la otra mano. Y todo lo que le hacia, dio el resultado que buscaba, en menos de un minuto tuvo otro orgasmo igual de intenso que el anterior.
Realmente me di cuenta de lo necesitada de sexo que estaba mi vecina, ella me comento cuando estábamos charlando que en muy pocas ocasiones había tenido un orgasmo, únicamente cuando su marido la tocaba, y al ser penetrada nunca, pero por lo que había visto, ella era una mujer de orgasmo fácil, si se la sabia tratar, desde luego.
Después de este segundo, la deje descansar, aunque estoy segura que de haber seguido, hubiera tenido mas orgasmos uno detrás del otro.
Cuando me desnude y me recosté a su lado en la cama, la veía con una sonrisa de felicidad, y un semblante de relajación en la cara auténticamente encantador.
Ya lo he dicho en otras ocasiones, no me considero lesbiana, las mujeres no me atraen, pero no seria capaz de enamorarme de una mujer, ni voy por la calle mirándolas, pero el sexo con ellas, una vez metida en faena, sí. Pero la cara de Marina tumbada desnuda en mi cama, tenia algo que me atraía, no sé describir que era, pero ese momento de relajación acariciándole el pelo, ha sido sin ninguna duda el momento posterior al sexo más agradable de mi vida.
Y le cogí la mano, acercándola a mi coño. Marina puso una cara rara, cuando me empezó a acariciar. Para ser una mujer que ni siquiera se había masturbado nunca, tengo que reconocer que lo hizo bien, esas caricias, un poco torpes, me estaban poniendo a cien.
¿Te gusta? Me pregunto.
Si, lo haces bien. Cómemelo tú a mí. Te gustara.
No se como hacerlo.
Eres una mujer muy caliente, aunque nunca has dejado salir la fiera que llevas dentro. Haz lo mismo que yo te he hecho, veras como si sabes.
Y desde luego que sabia hacerlo, a pesar de no haberlo hecho nunca. Básicamente repitió lo mismo que yo le había hecho a ella momentos antes, pero con una maestría increíble, su lengua era todo suavidad mientras me acariciaba, pero a la vez lo hacia con una intensidad increíble, como si quisiera recuperar todo el tiempo perdido.
Y en muy poco tiempo me saco un orgasmo bastante intenso, aunque desde luego no tan corralero como los suyos, yo no soy de gritar mucho.
Cuando levanto la cara, toda brillante de mis fluidos, se fue a acostar a mi lado, pero la pare y me situé de la manera apropiada para hacer un sesenta y nueve, dejándola a ella encima de mí para que lo tuviera un poco más fácil en su primera vez.
Esta vez la note un poco mas suelta, no solo repetía lo que ya me había hecho, sino que, por su cuenta introdujo alguna variante, ya que a la vez que me comía el clítoris y los labios, movió su dedo de mi coño hasta mi ano, y empezó a masajearlo suavemente. Eso no se lo había hecho antes yo a ella. Así que cambie el tratamiento que le estaba dando, y empecé a hacerle a ella lo mismo, pero con mi lengua, lamiéndole el agujero de su culo. Por el respingo que dio, eso la sorprendió, pero tras un instante en que se quedo quieta, siguió con lo que había estado haciendo, y poco a poco, a la vez que yo introducía mi lengua en su agujerito, ella hacia lo mismo en el mío con su dedo.
Menuda zorrita estaba resultando Marina, desde luego aprendía rápidamente, cuando consiguió meterme el dedo completo, me estuvo follando el culo durante un rato, hasta que lo sacó e hizo lo mismo, pero con la lengua, se puso a lamerme el agujero del culo, metiendo su lengua dentro como si hubiese estado toda la vida haciéndolo.
No soy capaz de recordar cuanto tiempo estuvimos comiéndonos una a la otra, pero desde luego si recuerdo perfectamente la cantidad de orgasmos que nos proporcionamos. Sin duda la mejor sesión lésbica de mi vida, y he tenido unas cuantas desde entonces.
Cuando agotadas, nos tumbamos una al lado de la otra, me beso en los labios de una manera increíblemente dulce, y me dijo una sola palabra.
Gracias.
Aun seguimos un rato tumbadas juntas, hasta que me dio por mirar la hora. Joder, mi marido estaba a punto de volver con los niños. Se lo dije a mi vecina, y nos vestimos a la carrera con lo que teníamos puesto antes de empezar la fiesta, y lo hicimos justo a tiempo, cuando salíamos del dormitorio, entraba mi marido, Marina se puso roja como un tomate, y mucho más cuando él la saludó dándole un beso, y tras notar el olor que desprendía, le dijo,
Veo que lo habéis pasado bien, un día de estos tienes que venir a casa a repetirlo, pero avisadme antes.
De nuevo la respuesta de Marina me sorprendió: Desde luego, si lo haces tan bien como tu mujer, estaré encantada, pero antes ella y yo tenemos una cita con mi marido. Y a continuación lo beso en la boca. Ahora fue mi marido el que se sorprendió.