La zorra de mi oficina 4

Continua mi primera relacion lesbica

Cuando le cogí la mano, ella tiró suavemente de mí acercando mi cuerpo al suyo. Me gusto sentir su piel rozando la mía, y la abrace dándole un beso en los labios, suave, quería disfrutar al máximo de aquella experiencia, esta vez, a diferencia de las anteriores, no era ella la que me besaba, era yo, la que lo hacia, introduje mi lengua poco a poco, jugueteando con la suya, mordiéndole suavemente los labios, algo que me encanta hacer con mi marido.

Mientras la besaba, baje la mano y acaricie su pecho derecho, tenia el pezón duro, podía sentir el pezón de su pecho izquierdo rozando mi cuerpo, y fui bajando poco a poco rozando la punta de mi lengua su cuello hasta llegar a su pecho y comencé a chuparlo y morderlo, metiéndomelo todo en la boca mientras que con la otra mano le iba acariciando el cuerpo.

Cuando mi mano llegó a su entrepierna me entretuve jugueteando con la mata de pelo que lo adornaba. Eso fue algo que me chocó cuando la vi desnuda la primera vez, la densa mata de pelos que tenia su sexo, perfilado en los laterales, pero muy abundante, casi como si acabara de salir de una pelicula de los setenta. Seguí acariciándole el coño con mi mano, y comprobé que por la zona de los labios tampoco estaba depilada, notando como poco a poco aquella mata de pelo se iba pringando con sus fluidos, poniéndome a cien.

Deje de chuparle los pechos y la tumbe en la camilla, como había estado yo otras veces, y abriéndole las piernas seguí acariciándole el coño, pasando uno mis dedos por su clítoris, mientras realizaba círculos con otro alrededor de la entrada de su vagina, metiendole de vez en cuando la punta del dedo, solo la punta. Notaba su sexo calentito, y suave, y me atreví a bajar mi cabeza para acariciarle el clítoris con la lengua.

Adela no paraba de gemir, no debía estar haciéndolo demasiado mal, para ser la primera vez, así que seguí adelante, chupándoselo y dándole pequeños mordisquitos, igual que ella hizo conmigo los otros días, para pasar a lamerle los labios y meter mi lengua dentro de su vagina.

El sabor me sorprendió, era una mezcla agridulce, no sabia igual que cuando mi marido mi jefe me basaban después de comérmelo a mí. Me gusto el sabor. No sé el tiempo que estuve comiéndole el coño a Adela, pero tuvo un orgasmo bastante fuerte, que me lleno la cara de jugos.

Cuando se relajo un poco la volví a besar, mientras le acariciaba las tétas, tenia unas tétas bastante mas grandes que las mías, y jugué con ellas, era una sensación muy distinta a acariciarme las mías cuando me masturbaba, el sentir en mis manos los pechos de otra mujer me estaba gustando, y eso me sorprendía, ¿seria acaso bisexual sin haberlo sabido? Nunca me había sentido atraída por ninguna mujer, pero el sexo con una me gustaba.

Volví a bajar mi mano a su coño, u esta vez le metí un dedo en su coño, estaba muy lubricada, de manera que le metí un segundo follandola con mis dedos, mientras la besaba y veía su cara de satisfacción. Sentía como mis dedos entraban y salían de su coño, y le metí otro mas, entro sin problemas, y le metí el cuarto, la estaba follando con cuatro dedos cuando volvió a tener un orgasmo. Esta vez grito bastante, y creo que fuera debieron escucharla.

Esta vez, no la deje descansar, seguí metiendole los cuatro dedos en su coño, y me sorprendía la facilidad con la que entraban, así que cerré mi pulgar contra la palma de mi mano y seguí empujando, note como mi mano entraba hasta los nudillos, mientras ella no dejaba de gemir cada vez mas fuerte.

¿Te hago daño? Le pregunte. No, sigue, meteme la mano. Me dijo de manera entrecortada.

Me daba un poco de miedo hacerlo, pero parecía disfrutar, de manera que despacio fui empujando la mano, hasta que los nudillos entraron dentro de su coño, a partir de ese punto, fue mas fácil la penetración, cerré el puño y seguí empujando, hasta ver como mi mano desaparecía por completo hasta la muñeca dentro de ella. Me quede quieta, me asustaba un poco hacerle daño, pero ella, otra vez entre susurros, me dijo no te pares, follame, rómpeme el coño. Empecé a mover mi mano, suavemente al principio, pero notaba como ella estaba realmente disfrutando con aquello, así que aumente el ritmo. Su cara reflejaba placer, de manera que seguí follandola cada vez mas fuerte, me di cuenta de que cuando mi mano casi salía, dejando los nudillos fuera, al volver a entrar, su cara se crispaba, pero no de dolor, de gusto, así que eso hice, sacaba la mano hasta dejar fuera los nudillos, y la metía bruscamente.

Estuve bastante tiempo haciéndolo, hasta casi dolerme la muñeca, y mientras la muy guarra fue teniendo varios orgasmos casi seguidos, hasta que con un hilillo de voz me dijo que parara que no podía más.

Cuando saque mi mano, me impresiono ver como se le había quedado el coño, totalmente abierto.

Adela estuvo un buen rato desmadejada en la camilla, respirando profundamente. Yo, solo la miraba, decidí dejarla descansar.

Cuando se incorporo y se sentó en la camilla, le pregunte que tal estaba. Ella respondió, que genial, que había sido una buena alumna.

Yo volví a besarla y le acerque uno de mis pezones a su boca, pero ella me empujó suavemente, y me dijo que le habían prohibido tocarme.

A mí esta respuesta me hizo volver a replantearme las dudas que tenia acerca de Adela y mi jefe, y directamente le pregunte. Adela me respondió que no debería explicarme nada, pero que de todas maneras lo iba a hacer si le prometía que nunca le contaría a mi jefe nada de lo que me dijera. Por supuesto le dije que estaba de acuerdo, la curiosidad que sentía por saber de qué iba todo aquello era enorme. Así que me dijo de ir a una cafetería a tomar algo y me lo explicaría.

Cuando empecé a vestirme, me dijo que con esa ropa no, que tenia una preparada para mí, y saco del armario dos bolsas, entregándome una de ellas.

Lo abrí y vi que era un conjunto de vestido y sandalias. Lo cogí para observarlo, pero me pareció exageradamente pequeño, aunque los zapatos sí eran de mi número. Se lo dije, y su respuesta fue que mi jefe sabía mi talla perfectamente, y que lo habría comprado así a propósito.

Cuando me lo puse, como había pensado, me iba pequeño, era un vestidito corto de verano, de tirantes, tan corto, que apenas me tapaba el culo y tan ceñido que todas las curvas de mi cuerpo se marcaban completamente, los tirantes eran dos cordoncitos que sujetaban dos pequeños triángulos de tela que a duras penas me cubrían una parte mis tétas.

Me puse las sandalias, a juego con el verde del vestido, y con unos tacones altísimos y me miré en el espejo. El efecto era increíble, me había convertido en una autentica zorra. Adela se acercó por detrás para acariciar mi culo y besarme la oreja.

Eres la zorrita más deseable que he visto en mi vida. Píntate los labios fuerte y estarás perfecta.

Me pinté con un rojo pasión, y me dispuse a disfrutar con mi nueva amiga. Y cuando me gire, vi que tenia puesto un vestido muy parecido al mío, pero en amarillo chillón, y aunque era un poco más largo, se transparentaba mas, notándose claramente la oscuridad de los pezones e incluso un poco la pelambrera de su coño. Aparte de que al tener ella mas pecho que yo, resultaba casi escandaloso la pequeñez de la parte superior, ya que enseñaba las tétas de una manera muy descarada. Si zorra iba yo así vestida, ella no se quedaba atrás.

Cuando salimos, de camino a la cafetería intente sacarle algo, pero ella me dijo que disfrutara del paseo y de las miradas de los tíos, y que ya habría tiempo de hablar cuando estuviéramos mas cómodas tomando algo.

La impaciencia estaba corroyéndome por dentro, quería saber todo acerca de la relación entre mi jefe y Adela. Una vez en la cafetería, empezamos a hablar, y como no soy capaz de transcribir la conversación, la resumiré.

Cuando le pregunte que de que conocía a mi jefe, ella me respondió que si acaso pensaba que yo era su única zorra, que aparte de mí, y de ella, había por lo menos otra, aunque no la conocía.

Adela quiso saber la causa de mi sometimiento a mi jefe y cuando se lo conté, ella me respondió que su historia era muy parecida. Esto me sorprendió, y le pregunte sí había trabajado en la empresa antes. Ella se echó a reír, y me dijo que no, pero que su marido sí, y que yo lo conocía.

Mi cara de asombro debió ser total, ya que volvió a reírse a carcajadas, y añadió únicamente un nombre "Carlos".

Me quede pasmada, y ella me fue contando como ella y Carlos pasaron un par de años atrás por una mala racha, y cuando él le pidió ayuda al jefe, este, con toda la poca vergüenza del mundo, le hizo la misma proposición, usarla a ella como su zorrita particular, y que tanto Carlos como ella lo hablaron y lo aceptaron, desde entonces, Adela estaba al servicio del jefe para lo que se le apeteciera, y que lo ultimo había sido la aventurilla conmigo, y que le había costado bastante, ya que no lo había hecho nunca con otra mujer, pero añadió acariciándome la mano, que le había gustado, y que esperaba repetirlo.

También le pregunte acerca de una duda que tenia, como a mí, desde el principio me obligo a depilarme el coño, y luego a hacerlo definitivo con el láser, y ella, en cambio conservaba tanto pelo. Me dijo que a ella también la hizo depilarse al principio, pero que según "nuestro" jefe, no le gustaba como tenia los labios, y que prefirió que se dejase crecer el pelo.

También me advirtió que él tenia en mente hacer que me pusiera un piercing en los pezones, que me fuera acostumbrando a la idea.

Cuando terminamos la charla, me dijo que la acompañase a su casa, que quería repetir lo que habíamos hecho en el gabinete, así que llame a mi marido, y ella a Carlos, y nos marchamos a su casa, donde estuvimos el resto de la tarde dando rienda suelta a nuestra recién descubierta sexualidad.