La vuelta de una gata
Vuelvo a TR y os cuento que me ha pasado para no contar historias
La vuelta de una gata
He estado sin escribir ni publicar en TR casi seis meses, lo he echado de menos, pero...es que he tenido un trabajo que no me ha dejado tiempo libre. Me llamaron para dar clase en un colegio, sustituyendo a una profesora embarazada y eso cambió mi ritmo de vida de señora casada burguesona, con tiempo libre para dedicarse a contar cuentos eróticos.
Me levantaba temprano, las mamadas a mi marido se redujeron. El muy cabrón decidió potenciar las cogidas nocturnas, así que con algún cambio de horarios, he estado bien servida a nivel de sexo conyugal. Mi chico llevaba a nuestros hijos a su cole mientras yo me iba al mío a ejercer la docencia.
El colegio es de doble escolaridad así que aparte de las cuatro horas diarias lectivas, me tocaba controlar, dirigir , ayudar a los alumnos en algunas horas de estudio. Una explotación de la trabajadora, léase yo, propia de las empresas privadas. Pero no me quejo, me ha divertido dar clase, sacas algo de exhibicionista y dominadora que es gratificante y ,además, no se me da mal explicar. Y luego darme cuenta que pese a haber cumplido los cuarenta sigo siendo atractiva.
He tenido alumnos y alumnas entre trece y diecisiete años, una ha ido vestida de profesora, nada estridente: blusa, pulover si hacía frío, pantalón , a veces jean y pollera de señora por debajo de la rodilla. Como no soy alta siempre zapatos de taco medio. Pues pese a ir discreta, algunos, bueno la mayoría de los alumnos me miraban con hambre, ni decir cuando me arrimaba a ayudarles. Una que es un poco putón, notaba como se les alegraba el badajo. Y calentamiento propio que disfrutaba mi marido en casa a la noche.
Como no hemos podido viajar a España ha venido la familia de Lalo: mis encantadores suegros, lo digo de verdad : son encantadores y la perversa de mi cuñada, la responsable de que yo escriba acá y la que daba a mi marido juguetes eróticos, para mí, cuando éramos novios. Es más lesbi que bi , dice que las chicas nos lo hacemos mejor, pero que un buen rabo es un buen rabo, total que disfruta de la vida. Me conoce muy bien y juega conmigo a un toque y retirada que nos divierte y a mi me excita, creo que a ella también. Las dos sabemos que no vamos a llegar a más y nos quedamos en los flirteos previos. Alguna vez nos hemos masturbado una frente a la otra pero sin pasar de ahí.
Mientras han estado, coincidiendo con las vacaciones de invierno, hemos salido a comer, al teatro, de vez en cuando a oír música: tango que les encanta a mis suegros . Ellos se han alojado en un departamento en nuestro mismo edificio. Mi cuñada a veces se quedaba a dormir en nuestra casa y luego desayunábamos juntas o pasábamos el día tranquilas mientras mis suegros disfrutaban de sus nietos.
Fue un día que estábamos solas cuando me los soltó:
- Nena, se te bien cogida. Mi hermano y tú le dais al fornicio a diario y se os nota para mejor. Pero...yo que te conozco, te voy a hacer una pregunta: ¿ hace cuando que no estás con una mujer? A ti te va y casi te diría que lo necesitas.-
- Hace tiempo, demasiado.
- Pues busca una amante...-
- ¿ Dónde?
- Hija pareces tonta : en el cole. Seguro que hay mujeres interesantes. Te lo digo por propia experiencia. Busca, tira los tejos y caza.-
A la vuelta de las vacaciones empecé a mirar a mis compañeras con ojos de cazadora, es curioso cuando tienes otra visión de tu entorno, pero no encontré nada, ninguna parecía ser una mujer que le apeteciese el sexo lésbico, pero las cosas ocurren de pronto, sin buscarlas, aunque hay que estar dispuesta y con ojo avizor.
Habíamos tenido reunión de claustro, saldríamos más tarde, hacia las siete de la tarde. Gracias a que mi familia política estaba en Argentina pude estar tranquila, ya que se quedaron a cuidar a mis hijos.
Estuvimos todo el profesorado informando del nivel del alumnado y de grado de cumplimiento de los objetivos escolares, al salir un profesor propuso tomar algo antes de irnos. Fuimos a una confitería cercana al centro, éramos ocho, tres hombres y cinco mujeres. Alejandra , profe de matemáticas, y yo les dejamos enseguida, estábamos las dos casadas, así que podíamos sobrar si decidían tontear un poco. Le pregunté donde vivía y como me venía de camino me ofrecí a llevarla en taxi.
Fue al despedirnos cuando ocurrió. Sin darnos cuenta nos dimos un pico en la boca. Y me dio un subidón de adrenalina, lo maravilloso es que a ella le pasó lo mismo. Nuestras miradas nos delataban.
Mi cuñada me notó el cosquilleo sensual y me interrogó cuan policía experta. Conclusión de interrogatorio: Había más que una oportunidad, me acompañaría de safari y echaría una mano si veía la ocasión. Le gustaba que fuera profe de matemáticas como ella. Lo más curioso fue que cuando la describí sólo pude decir que era un poco más alta que yo, cosa fácil ironizó mi cuñada, de melena corta y negra y que en una cara delgada destacaban los ojos negros, la nariz recta y la boca que por grandes, casi se comían todo el rostro.
Al día siguiente cuando Alejandra y yo nos encontramos se mantenía la tensión, algo había cambiado entre nosotras. Me llamó mi cuñada para decirme que me vendría a buscar para explorar el terreno. Hice lo necesario para salir con ella y con su hija, es de la edad de la mía, y allí estaba en la puerta mi cuñada con mi hija. Me dio un pico y dos besos en la mejillas a Alejandra mientras decía que era también profe de matemáticas . Como es ella puso en marcha todo con tres opciones: a) en casa de Alejandra, b) en nuestra casa y c) en una confitería en la costanera donde había juegos para las niñas. Había venido con el coche de mi marido y que no admitía noes.
Acabamos en la Costanera, las dos niñas enseguida se hicieron amigas y se fueron a jugar a los toboganes y otros aparatos de diversión.
Mientras tomábamos café con leche, hablaron de programas, temarios , niveles de exigencia, en fin que parecían amigas y compañeras de toda la vida. Pero al mismo tiempo se enteró que : tenía 32 años, su marido 36 y que era contador, que trabajaba en la administración pública, que el piso donde vivían era herencia de los padres de ella, grande, buena casa pero sin las comodidades de nuestro edificio: pileta, gimnasio, playa de juegos y salón de eventos. Vamos que le hizo la ficha completa .
Llevamos a Alejandra a su casa, allí volvimos a: besos en la mejilla de mi cuñada, pico entre nosotras y comentario de mi pariente: “esa chica es una fiera, te tiene ganas, lo sabe y no lo sabe. Ve a por ella y recuerda que las profes de mates somos muy ardorosas y más la mujeres de narices grandes. Yo te apoyo y te ayudo los días que me quedan en Argentina”
Y empezó mi acercamiento a Alejandra, aproveché los encuentros en la sala de profesores para hablar con ella, besarle a la entrada y salida, así dos días mientras mi cuñada preparaba la posibilidad de dejarnos solas y ver que ocurría.
Una invitación para que su hija acompañase a los míos al cine, aceptación por su parte y así nos quedamos en mi departamento con dos horas y media de tiempo libre.
Estábamos sentadas en la mesa tomando mate junto al balcón desde donde se ve el Río de la Plata con el fondo de Uruguay. Fue un tocarnos las manos, sentir su calor, me levanté y parada junto a ella, la besé. Alejandra se puso de pie y me devolvió el beso, nos quedamos fundidas en una abrazo.
Mis manos recorrieron su espalda apretándola contra mí, pasé mi pierna entre las suyas y comencé a restregarme. Las llevábamos jeans y nuestras conchas se apoyaban en el muslo de la otra. Nos movíamos como serpientes enroscándose en un árbol. El beso era cada vez más y más apasionado, nuestras bocas se devoraban y mi mano buscó su seno. Fue una caricia lenta en que noté crecer su pezón bajo la camisa.
La tomé de la mano y la llevé al dormitorio . Allí volvimos a besarnos, nos separamos y sin decir palabra comenzamos a desnudarnos una frente a la otra.
Delgada, sin gota de grasa, con un vello púbico recortado en un pequeño triángulo, era hermosa. Me impresionaron sus pezones, en unos senos como manzanas destacaban sus dos puntas, pequeños cilindros, casi perfectos, erguidos.
Nos abrazamos y unimos nuestras bocas en un deleite de encuentro. Nos dejamos caer en la cama sin separarnos. Entrelazamos los muslos apoyando en la tersa carne nuestros sexos. Y despacio, sin dejar de besarnos, comenzamos un ritmo lento para masturbarnos una contra la otra.
Noté Alejandra estaba próxima a venirse, aceleré mi ritmo de roce, quería llegar al tiempo que ella. Y lo logramos.
- Ha sido maravilloso.- dijo en un susurro, pegándose aun más a mi.
- Te quiero.-
fue lo que acerté a decir. * Yo también.
Una sonrisa llenaba nuestros rostros cuando mordisqueé su oreja y pasé a lamer su cuello, bajé hasta los pechos. Mi lengua recorrió las montañas de su cuerpo, no me cansaba de besar, chupar y morder. Sus pezones me tenían loca.
- Por favor, ¡ cómeme!- me rogó.
Me lancé a su concha, estaba totalmente mojada, sus flujos me llenaban la boca y aré entre sus labios púbicos con la reja de mi lengua que entraba en la vagina explorando su intimidad. Tenía el clítoris grande y duro. Me incorporé para volver a besar su boca y que saboreara su propia feminidad. Fueron sólo unos segundos, luego caí sobre su botón rosado. Lo devoré. Sus gemidos se fueron convirtiendo en gritos hasta que con un AY enorme llegó a un orgasmo que la hizo temblar.
- Casi me matas de gusto. Deja que ahora te coma yo. No lo haré tan bien pero ...-
- Calla y házmelo.-
Y lo hizo. Fue una delicia, no era una experta, todo lo contrario, pero ese encanto de inocencia comiendo mi coño me daba más morbo y placer . Acabé emocionada de su dulzura que me había llevado a la cumbre del placer como un largo paseo en que sólo se aceleraba los últimos metros.
Nos quedamos abrazadas, acariciándonos, mirándonos a los ojos sabiendo que era un principio de algo importante.
Cuando volvieron nuestros hijos, les acompañamos a su casa. Mi cuñada me preguntó: ¿ que tal? . A mi Perfecto, añadió : no seas boba y cuídalo.
Esa noche se lo conté a mi marido, yo estaba exultante, y le regalé algo que sé le gusta: mi puerta oscura. En cuatro, a lo perrita, me toqué mientras me penetraba por detrás. Me vine cuando él soltó su leche.
Mientras estuvo la familia de Lalo Alejandra y yo lo tuvimos más fácil, teníamos apoyo logístico, cuando se volvieron a España, hemos encontrado el modo de disfrutarnos.
Acaba el curso, voy a volver a tener tiempo libre, volveré a escribir y a contaros historias y cuentos eróticos que espero os gusten.
Antes de irse mi cuñada me regaló un libro: Mujeres arriba de Nancy Friday. Y me dio un consejo: Ahora que estás y vas a ser feliz que tus historias no se conviertan en demasiado dulces. Tienes la serie de Marisa en marcha. Que haga muchas gorrinadas, desata tu imaginación, cuando leas el libro verás que las mujeres tenemos todo tipo de fantasías, ninguna está prohibida, cuéntalas y disfruta.
ESO ESPERO HACER.