La vuelta de mamá II

Karmen entra en mi cuarto. ¿Ha llegado el momento?

La playa de las Cañas solía estar prácticamente desierta, mucho más una mañana de día laboral, y en pleno Septiembre. El arenal era nuestro, salvo una pareja que se divisaba a lo lejos y una chica sola que llegó más tarde, colocándose a unos veinte metros de nuestras toallas.

Las chicas no se tumbaron hasta después de comer. Llevaban todo el verano trabajando, y necesitaban dar rienda suelta a esa energía acumulada. Se las veía felices saltando en el agua, rebozándose como croquetas en la arena o correteando por la orilla. No puedo quitarme de la cabeza después de tantos años los bonitos pechos al aire de Hilda botando al compás de su cuerpo en la carrera.

Yo no me bañé en todo el día, y después de que las chicas se tumbasen al sol tras dar unos bocados a la empanada que habían comprado a primera hora de la mañana, decidí dejarlas solas, cogí mi toalla y me fui unos metros más arriba, buscando la escasa sombra del cañaveral que  custodiaba la playa.

Karmen levantó la vista, me vio con gesto resignado y volvió a posar la cabeza sobre la arena. Al rato, cuando mamá e Hilda dormían y sus ronquidos las delataban, Karmen se levantó y, poniéndose la toalla alrededor de la cintura a modo de pareo, decidió acercarse a mi posición, con los senos al aire. Trajo consigo dos cigarros y se sentó sobre su toalla, extendiendo la mano para invitarme a uno.

-"Hola", saludó con una sonrisa.

-"Hola", contesté secamente.

-"Espero que no te haya sentado mal... lo de antes", me dijo con voz de gatita ronroneante.

-"No, tranquila", le respondí con desgana.

Asintió, y echó una calada.

-"¿Te la acabaste, como te dije?", me preguntó con picardía, al tiempo que soltaba el humo contenido.

-"Imposible", contesté resignado. "Daría mucho el cante".

-"Ainss, por eso tienes ese mal humor encima. Tienes que descargar, nene", me replicó, agarrándome del pelo y tirándome de él, mientras me besaba en la mejilla.

-"No, no estoy de mal humor. Solo un poco estresado con esto de los exámenes. Tengo la selectividad en unos días y cierto sentimiento de culpa por no estar preparándola, nada más", zanjé.

-"La próxima vez te traes los apuntes, ¿vale?", resolvió mientras se incorporaba de nuevo, acabándose el cigarro. Ya de pié, se quedó mirándome por un instante, y volvió a agacharse para decirme en voz baja:

-"Y de nuevo te digo... espero que no te haya sentado mal, pero me puse muy caliente. De verdad, se me fue la olla y mucho... mejor que quede entre tú y yo......", me espetó en tono solemne, dándose la vuelta y dirigiéndose de nuevo a su toalla, dejándome otra vez con un palmo de narices y todavía más nervioso.

Lo cierto es que el día transcurrió sin más sofocos. Aprovechamos la playa casi hasta la puesta de sol, nos vestimos y regresamos a casa.

Tampoco durante los siguientes días hubo más sobresaltos. Ellas entraban y salían sin más explicaciones, disfrutando de los soleados días de aquel Septiembre del 98 y apurando las noches en los bares del pueblo. No hubo ninguna novedad significativa... hasta aquella noche.

Al día siguiente tenía la selectividad. Debía coger el tren a las seis de la mañana para llegar a la ciudad en hora y media, con tiempo suficiente, ya que los exámenes comenzaban a las nueve y todavía tenía que moverme de la estación a la facultad. Por la tarde, vuelta a coger el tren de regreso, y al día siguiente, a repetir operación.

Tenía un nudo en la boca del estómago, y por compromiso apenas cené un yogur y un vaso de leche, mientras ellas devoraban con ansia una tortilla de setas que había hecho Hilda quién, aparte de tener revolucionados a todos los chicos del pueblo durante aquellos días de Septiembre, parecía tener muy buena mano para la cocina. Mamá me preguntó porqué no llamaba a Luna para pasar esas dos noches en su piso y evitarme ese ajetreo de viajes, a lo que respondí con una excusa improvisada que no consigo recordar. Pero no insistió. Me deseó suerte, y me despedí de ella y de las chicas con un pico, antes de retirarme a cama y repasar por encima los últimos apuntes.

Al contrario que las noches anteriores, no esperé a ver los modelitos infartantes de verano con los que estaban saliendo por el pueblo, a cada cual más escandaloso. Estaba demasiado cansado, y algo nervioso. Al rato, las escuché hablar entre risas, mientras se cerraba de un golpe la puerta de entrada. Como tantas otras noches de aquel verano tardío, cerrarían los bares del pueblo.

Me acosté y puse el despertador para las cinco en punto. Encendí la luz del flexo para repasar algo, pero no podía concentrarme lo suficiente. Tampoco podía dormir. El calor volvió a ser asfixiante aquella noche.

Pasada la medianoche, y como otras veces, me levanté, me desnudé por completo y abrí la ventana de par en par, sacando medio cuerpo por la ventana y encendiéndome un cigarro. De nuevo me encontraba rebuscando entre la oscuridad un resquicio de luz en la casa de Angie. Pero no había nada. Su coche estaba allí aparcado, pero no se veía ningún movimiento. "Que le estará pasando por la cabeza. Que sucederá", me decía a mí mismo. Decidí que, una vez hechos los exámenes, me presentaría en su puerta, derribandola si fuese necesario. Mientras mi cabeza se iba perdiendo por los recovecos del túnel de la locura, un ruído me devolvió a la realidad.

-"¿Nene, estás bien?", escuche la voz de  Karmen mientras se dejaba los nudillos en mi puerta.

Sobresaltado, cogí del suelo la camiseta empapada en sudor, y sin darme tiempo de buscar los gayumbos, que dormirian en algún rincón del cuarto,  abrió la puerta. Apoyada en el marco, comenzó a reírse.

-"No hace falta que te tapes cariño, hay confianza", me dijo. Estaba envuelta en una camisa sin amontonar que lucia colgada de los hombros. Desde la penumbra, pude distinguir como sus pequeñas tetas puntiagudas lucían libres y mostraba sin pudor su coño peludo. "Estaba preocupada. Te oía dar vueltas, subir la persiana... ¿te pasa algo?", continuó.

-"Me has dado un susto... pensé que os habíais ido", le dije.

-"Ellas si... pero yo mañana madrugo", respondió.

-"¿Y eso?", le pregunté.

-"Tengo que llevar a un chico muy guapo a la ciudad", contestó, al tiempo que se acercaba hacia mí con un porro colgando en la comisura de los labios.

Me quedé en silencio, y al llegar a mi altura, continuó:

-"No te quedes así. Tu madre me pidió que te llevase, y a mi me apetece conocer la ciudad. Así que mientras tú estas en el examen, yo haré turismo urbano. El Viernes vendrá Hilda con nosotros también, pero hoy le apetecía salir", me dijo, antes de aspirar una profunda calada y soltarme el humo en la cara. "Es chocolate del bueno. ¿Quieres?", me ofreció.

Acepté, no sin antes advertirle que aquel olor por toda la casa no le gustaría a mamá.

-"Tu madre a mi me lo consiente todo", sonrió. "¿Te gusta?", preguntó.

-"Esta bueno, si", reconocí.

-"Me lo pasa un morito muy guapo que es cliente del bar. Se lo trae dentro de su culo", me soltó, a lo que respondí con una tos incontrolable, devolviéndole el canuto al instante.

-"Jajajajjjj, que fino eres, nene. Te queda tanto que aprender", me dijo con altanería.

Percibió mi gesto de disgusto y se acercó más a mí, pasándome la mano libre por la espalda.

-"¿Qué te pasa?¿Nervioso por lo de mañana?¿Nervioso por mí?", me dijo. "Quítate esta camiseta. Está empapada", continuó.

-"No me gusta que me traten como un niño, Karmen", le contesté con brusquedad mientras me quitaba la camiseta tal y como me pidió, dejándola caer sobre el suelo y quedándome de nuevo en pelotas frente a ella.

Se quedó descolocada ante mí respuesta, y con un gesto muy serio me contestó:

-"Disculpa, solo quiero ayudarte", me contestó con dulzura.

Posó el porro sobre la repisa, y sin cerrar la ventana tomó mi mano y me llevó hasta la cama. Se sentó sobre ella, y cruzó las piernas, mientras con un gesto me invitó a sentarme a su lado.

-"¿Me cuentas como te ha ido el verano?", me dijo sonriente.

Obedecí, y me senté resignado junto a ella.

-"Han sido unos meses muy duros, Karmen", le dije, mientras con su mano derecha tomaba mi mano izquierda, y con el índice de su otra mano hacía círculos sobre el dorso.

-"¿Como de duro?", me preguntó con voz muy dulce, casi susurrando, mirándome a los ojos.

Estábamos en penumbra, en un ambiente cargado de calor y hachís. Fui desnudando mi alma de la misma manera que ambos habiamos desnudado nuestros cuerpos y le conté todo. Los miedos ante el sexo y la pérdida de la virginidad, el affaire con Paula y el sentimiento de culpa generado, mi obsesión con Angie, la extraña atracción que sentía por mi hermana y, finalmente, la traición de estas dos.

-"No es una traición", me interrumpió, después de haber escuchado pacientemente mi relato.

-"¿Cómo?", le pregunté.

-"Ya has escuchado. No es una traicion", insistió.

-"Pero mi hermana sabía que yo... y Angie me insinuó...", balbuceaba.

-"No. Si quieres que te ayude no me pidas que te diga lo que quieres escuchar. No es una traición, solo es sexo, cariño", me dijo.

Karmen se quitó la camisa que apenas cubría sus hombros y, ahora sí, se mostraba en total desnudez entre la penumbra. Se revolcó sobre la cama hasta situarse detrás de mi, envolviéndome con sus brazos. Podía notar sus pequeños pechos, apretados contra mi espalda. Apoyó su barbilla sobre mis hombros, y con un hilillo de voz, continuó su argumentación.

-"No debes llevarte a lo personal nada de esto. Dos personas se atraen y tienen sexo. ¿Qué puedes hacer? Tú te marcas unas expectativas y no se cumplen, porque aparece algo externo..."

-"Aparece mi hermana", interrumpí.

-"O hubiese aparecido otra. U otro. Le apetece tener sexo con ella. Y lo tienen. Son libres. Y tú también lo eres...", continuó.

-"Quizas no solo sea sexo...", le dije.

-"No lo sé... qué importa eso. Si lo que quieren es estar juntas, eso forma parte de su libertad de decisión. Tu no debes ni puedes intervenir tampoco", me replicó, al tiempo que levantaba su barbilla y acercaba su boca a mi oreja derecha, dándole un pequeño mordisco en el lóbulo.

-"Quieres decir que me tocó perder...", le dije resignado.

-"No, esto no es una competición", me contestó susurrante, pasando la punta de su lengua alrededor de mi oreja al finalizar la frase. Continuó:

"Verás: Yo no soy la más adecuada para hablarte de amor ...  probablemente lo que tu sentías era ... lo más parecido a eso ... sea lo que sea  -intercalaba cada frase con pequeños besos alrededor del cuello, que me estaban poniendo inquietantemente cachondo- ... no sé lo que sienten la una por la otra ... pero son libres Carlos ... tú también lo eres ... toma ya las riendas de tu vida ... relájate ... y disfruta ... los años y las experiencias ... harán que lo veas ... de otra manera ...", finalizando, al decirme esto último, con un beso mojado justo debajo de mi barbilla.

Me embargaba una sensación extraña de vacío, vergüenza, tristeza y excitación, todo a la vez y sin tener la mente suficientemente clara ni madura como para poder ordenar esas ideas. Mis ojos vidriosos y la mirada perdida le dieron una pista a Karmen de cómo me estaba afectando abrirme en canal frente a ella. Me abrazó mucho mas fuerte todavía, estrujando sus pechos aún más contra mi espalda. Se elevó sobre sus rodillas y sus manos comenzaron a recorrer mi torso; la mano izquierda se entretuvo masajeando mis pezones duros, y la diestra se fue deslizando hasta mi abdomen. Hizo un movimiento circular muy despacio y siguió su camino buscando mi sexo. En el momento que su mano entró en contacto con mi polla, para entonces ya de punta, buscó sin rodeos mi boca con la suya, ya sin tapujos, recorriendo cada centímetro de mi paladar con su lengua caliente, que sabía a una mezcla dulce de manzanilla y tabaco. Durante más de un minuto me devoró con su boca, sin dejar de jugar con sus dedos traviesos, ahí abajo, en ningún momento. Entonces se separó de mi bruscamente, descolocándome de nuevo, y saltando de la cama para ponerse de pie frente a mí. Bañando su cuerpo desnudo a la luz de la luna que entraba por la ventana, levantó sus dos brazos, ladeó la cabeza en inclinó ligeramente las caderas. Fue entonces cuando me hizo la pregunta:

-"¿Te apetece follarme ahora mismo?".

(Continuará)