La Vuelta

Continuación del relato "La huida" Incapaz de llevar una vida sexual normal vuelvo al encuentro de "mi salvador". Pero descubriré que con él siempre hay sorpresas...

  • ¡Ahhh me corro...!

Abrí los ojos. Encendí la luz asustada. Todo normal...estaba en mi cama y acababa de tener una pesadilla. Una pesadilla húmeda al parecer pues noté mi coño mojado. Intentando recomponerme fui al baño para orinar. Me limpié los restos de orina y flujos, me lavé la cara, bebí un vaso de agua y volví a la cama.

Sabía que no me iba ser fácil volver a dormir. Estaba inquieta. Mi mente comenzó a ser invadida por pensamientos...

Habían pasado ya tres meses del trágico suceso, pero a pesar de los esfuerzos lo recordaba como si fuera ayer. Para colmo ahora lo revivía en sueños húmedos con situaciones extremas. Formaba parte de las escasas personas que se excitaban recordando haber sufrido una violación. O por lo menos de las pocas que lo reconocían.

Ya no era la misma...

Llevaba una vida desordenada. Tras la agresión pedí la baja alegando que había tenido un accidente al volver del trabajo. Me despidieron con la excusa de que no podían permitirse a una persona de baja por accidente laboral

.

Vestía cada vez más provocativa buscando la mirada de todos los hombres e incluso, por qué no decirlo, deseaba que alguno se atreviera a algo más que un simple piropo o un gesto obsceno.

Mi deseo sexual había incrementado. Intenté saciarme teniendo sexo con algún que otro conocido, pero fue en vano...

Las situaciones en las que yo tenía el control me aburrían. Solo me calmaban mis pensamientos. Todas las noches me tocaba rememorando los abusos sufridos por "mi salvador". Estaba claro que mi mente y mi cuerpo sólo deseaban una cosa...reencontrarse con él. Pese a que había perdido toda dignidad aquella noche, todavía tenía principios o prejuicios que me impedían dar el paso. "Era muy arriesgado, no debía hacerlo, podría no tener tanta suerte esta vez". Me repetía a mí misma.

El momento decisivo llegó cuando una noche, incapaz de dormir, vi en la tele una peli en la que la prota era abusada por varios. Obviamente me sentí identificada, pero no me suscitó ninguna pena o miedo al ver esas escenas. Sólo un extraño deseo de querer estar en esa situación. Tenía celos de la prota.

" Se acabó". Me dije apagando la tele. Me sentía enferma de la mente y debía poner una solución a tanta locura. "Si ante grandes males grandes remedios"; "ante semejante pasividad y aburrimiento gran dosis de adrenalina". Con ese planteamiento estúpido me convencí de volver a revivirlo todo. De volver sobre mis pasos. De volver donde aquella noche.

Y aquí estoy, en plena noche fría, plantada en la calle donde conocí a "mi salvador". Estoy decidida a todo esta noche, encuentre a quien me encuentre, pero en el fondo deseo que sea él quien se tope conmigo y no cualquier desalmado.

Parezco una prostituta paseando de un lado a otro mientras lo espero. Por lo menos me he vestido como tal. Esta vez no voy descuidada. Voy echa un pincel para nuestro encuentro.

La parte de arriba me cubre un top negro que no me llega ni al ombligo, pero si realza mis tetas haciéndolas parecer exageradamente grandes, más de lo que ya son al natural. La parte de abajo la cubre un short blanco super ajustado que me lo marca todo sin dejar nada a la imaginación. Bajo el short una tanguita azul que se transparenta. Para finalizar, en los pies, unos botines rojos con tacones de base cuadrada no muy altos pues me gusta sentirme pequeñita.

Me ha costado una semana ponerme divina, soy mujer, pues aparte de comprar la vestimenta que llevo. Me he rizado el pelo y probado todo tipo de maquillajes y pintalabios, para dar con el perfecto. Definitivamente estoy loca, dado que me he tomado más molestias para el encuentro con mi violador que cualquier novia para su pareja.

Los astros se han alienado y por fin lo veo aparecer por la misma esquina que hace tres meses. Solo veo su figura, pero no la olvidaría aunque pasaran cien años. Sé que es él.

  • ¡Joder pero que ven mis ojos...! Si es usted señorita.

Me dice una vez que ya está frente a mí y me analiza de los pies a la cabeza.

  • Y veo que viene preparada esta vez... ¿Dígame, nos ha echado de menos?

Su pregunta va unida al gesto que hace tocándose la polla por encima del pantalón para que yo también repare en ella.

  • Nosotros a vosotras también...

Dice, mientras con un movimiento rápido lleva una mano a mi entrepierna y otra a mis pechos. No pierde tiempo y me toca con descaro. Yo sigo paralizada sin saber que decir, aun a pesar de estar rato esperándole.

  • Enserio señorita ¿qué hace aquí...?

Ahora ya me ha rodeado con sus brazos y atraído mi cuerpo hacia él. Se entretiene magreando mi culo embutido en el short mientras espera una respuesta.

  • No lo sé...

Respondo nerviosa al sentir su aliento tan cerca de mí.

  • Bueno mientras se aclara ¿por qué no viene a divertirse un rato conmigo?

Más que una petición directamente es una orden, pues se pone a mi lado y metiendo su mano entre mis piernas por detrás hace fuerte presión en mi coño y culo y me empuja a caminar. Directamente se creé dueño de mí y me lleva como si fuera su puta. Quizá lo soy, pues sin resistencia alguna, me dejo guiar por él. Aunque le haya mentido antes, es a lo que me ha llevado mi locura...A ser su puta una vez más.

Durante unos minutos revivo el mismo camino hasta llegar a su portal. Lo abre y me invita a entrar. Nada más pasar se abalanza por detrás para seguir tocándome y besándome.

  • No sabe cuánto la he extrañado señorita. No he parado de tocarme pensando en usted desde aquella noche...Pero por fin está aquí y esta vez va disfrutar el doble.

Si le confieso que yo tampoco he podido evitar tocarme pensando en lo que me hizo será como ayudarlo a humillarme mí misma. No me da tregua y tira de mi brazo para bajar aquellas escaleras que dan a su cuarto.

Está ansioso por volver a abusar de mí y no puedo evitarme preguntar... ¿Qué tendrá pensado hacerme esta vez?

  • Por cierto, hoy tenemos visita.

Abre la puerta que estaba sin cerrar y me hace entrar sin dejarme reaccionar ante su anterior aviso. Cierra con llave detrás de mí y de repente me encuentro entre "mi salvador" y un desconocido.

  • Ya era hora tío, ¿traes el dinero?, ¿Quién coño es esta?

  • Mírala bien... ¿no la reconoces?

El desconocido y yo nos miramos por lo repentino del encuentro.

  • ¡No me jodas...Pero si es la cabrona a la que robé hace meses!

Su respuesta me dejó helada y una sensación de pánico mezclado con ira, se adueñó de mi cuerpo.

  • Así es, pero hoy la vas a tratar bien y vais a hacer las paces.

  • Ni de coña, tu flipas viejo.

Mi agresor es más joven, pero algo más sucio, gordo y bruto.

  • Vamos, piénsalo bien...Ahora mismo me disponía a disfrutar de este cuerpecito. Supongo que si pides perdón a lo mejor te dejemos jugar con nosotros...

El cerdo no sólo me había expuesto a esa situación, sino que además se atrevía a hablar en mi nombre.

  • Ah claro, en ese caso sí...Lo siento señorita por haberle hecho pasar ese mal rato.

Mi agresor rectificó rápidamente ante la invitación del viejo y empezó a comerme con los ojos.

  • Disculpas aceptadas, pero ni se te ocurra tocarme.

Me armé de valor y sintiéndome protegida por "mi salvador" me enfrenté a él con cara de asco.

  • ¡Que has dicho zorra!

Obviamente su reacción no se hizo esperar y hasta hizo ademán de pegarme.

  • Calma, calma, amigos.

Por suerte se interpuso y el joven volvió atrás. El viejo se dirigió esta vez a mí.

  • Vera señorita, ya le ha pedido perdón. No es muy inteligente por su parte tener enemigos en este barrio. Además...si lo perdona seguro el amigo se esfuerza por que se lleve un mejor recuerdo de él esta vez.

Dicho esto, lo miró como esperando una respuesta por su parte.

  • Pues claro.

Responde el agresor de nuevo con su mirada perversa y tocándose la polla. Si bien era cierto que todo lo que fuera pasarme esa noche me lo había buscado yo...Desde luego volver a encontrarme con mi agresor no estaba en mis planes.

Mientras mi salvador sabía embaucarme y conseguir todo de mí. El agresor no dudaría en tenerme por las buenas o por las malas una vez que estuviera en la calle. Y tampoco podía fiar completamente en la protección de "mi salvador" pues era él quien me había metido en este dilema. Una vez más debía entregarme a quién no quería para salir ilesa. Entendieron mi callada como respuesta y no perdieron tiempo en empezar con el abuso.

Cuatro manos empiezan a juguetear e inspeccionar todo mi cuerpo. El agresor es más tosco y bruto y me hacía sentirme incómoda. Aprieta mis pechos con fuerza como quien hace presión sobre un globo hinchado intentando explotarlo. Por suerte mi salvador, que ya es la segunda vez que disfruta de mí, es más suave y busca mis besos. Lo cual agradezco pues así no tengo que mirar al otro cerdo.

  • Joder mírala, si viste como una puta...

Comenta el joven mientras ambos empiezan a quitarme la ropa.

  • No seas desagradecido...la señorita se ha arreglado meticulosamente para nosotros. Para ponernos más cachondos.

Añade el viejo, adivinando que realmente había elegido la vestimenta más provocativa.

De repente me bajan el short y empiezan a azotarme cada uno en una nalga. El cerdo va más allá y sin reparos aparta mi tanguita por delante y decidido mete los dedos en mi coñito. Después veo como lo saca y chupa, con cara de vicio, los flujos que mi vagina deja en sus dedos. Por primera vez mi agresor hace algo que me excita y me empapo más.

  • Menudo néctar tiene ahí abajo...Esta zorra ya está lista.

  • Sí, la señorita es muy agradecida a los tocamientos.

El viejo ya sabe la facilidad con la que me mojo, pero imitando a su amigo, inspecciona por sí mismo.

  • Quiero ver cómo nos lo agradece

El cerdo me empuja hasta ponerme de rodillas y ambos empiezan a sacarse las pollas. Ya conozco la del viejo que tanto dolor y placer me había dado en nuestro primer encuentro e intuitivamente busco analizar la desconocida. Al principio la del joven me parece igual a la del viejo. Pero a medida que endurecen compruebo que es un poquito más larga, aunque también un pelín más fina.

  • Creo que la señorita tiene hambre de polla...

El comentario del viejo me devuelve a la realidad.

  • ¡Pues toma guarra!¡Toma polla!

Nuevamente el joven, haciendo gala de su brutez, empieza a pegarme golpes en la cara con su pene medio flácido medio erecto. El viejo no pierde oportunidad y se suma a la humillación. Yo me limito a cerrar los ojos y aguantar el dolor y picor que me causan los golpes.

Cuando se cansan me ponen a chupar hasta conseguir una enorme erección en ambos. La del joven esta algo sucia y huele mal, así que prácticamente le hago una limpieza con mi boca. Toma la iniciativa el viejo y cogiendo mi mano me lleva gateando hasta la cama. El joven nos sigue.

  • Súbase señorita.

Me invita a montarle una vez tumbado en la cama y con su polla super dura apuntando al techo.

Haciendo más caso a la humedad en mi coño, que a su invitación, subo y me la meto con decisión. Aunque me llena completamente apenas siento dolor, sino mucho placer.

Empiezo a moverme llevada por la excitación, pero el viejo me frena agarrando mis nalgas, y las abre invitando al joven a entrar.

Por supuesto el no pierde tiempo y ocupa su lugar ya con su polla apuntando mi ano.

  • Despacio por favor...

Por experiencia sé que no serviría que suplicara que no lo hiciera, así que me dejé pidiendo al bruto que sea más cuidadoso.

Al no hacer caso a mi comentario y decidido a penetrarme salvajemente, "mi salvador" lo regaña.

  • No destroces mi juguete.

Su autoridad infunde respeto en el joven que cambia de actitud. Poco a poco me abre el culo y aunque me duele, entra más fácil de lo que esperaba. Recordé la frase de "mi salvador", en nuestra primera vez, de que "me lo iba a dejar bien abierto".

Ambos empezaron a follarme paulatinamente. Yo me centré completamente en el placer que me daba la polla del viejo para resistir el dolor de culo. Pero al rato también experimento un placer nuevo por detrás. "Mi salvador" me había desvirgado, pero con mi agresor por primera vez empezaba a disfrutar del sexo anal.

Los dos me estaban jodiendo cada vez más rápido y yo ya buscaba los besos, las caricias y las embestidas de ambos hasta experimentar tremendo orgasmo.

  • Parece que la putita ya se ha corrido, ¿qué tal si le damos doble ración de juguito?

  • Okey, pero en la boca, que se lo trague todo en señal de agradecimiento.

No tardan en ponerse de acuerdo y rápidamente me ponen de rodillas, de nuevo en el suelo, y con la boca abierta viendo cómo se pajean para llenármela de leche.

Aun excitada, por orgasmo que acaba de sufrir, y con pocas fuerzas, espero con ansias que acaben pronto.

En segundos empiezo a recibir chorros de uno y otro. Intento mantener todo en la boca, pero es imposible. Trago para no ahogarme y parte se sale deslizándose por mi barbilla y cuello.

Al tragar recibo los chorros finales en la cara con lo que acabo totalmente bañada en semen. Sin importarles mi estado me obligan a hacerles la limpieza de sables.

Sin miramientos el bruto restriega su mano por mi cara.

  • Que sexy con la cara llena de corrida. Este es el mejor maquillaje.

Tras una orden del viejo para de molestarme.

  • Toma putita, te la has ganado.

"Mi salvador" me da una cerveza de una mini nevera de la cual me percato por primera vez, pues hasta ahora no he tenido tregua. Si

n importarme como la habrá conseguido o quien se la habrá robado, simplemente tomo la cerveza y casi me la bebo de trago.

Mis abusadores beben tranquilos y hasta se lían unos porros, mientras hablan de trapicheos y negocios del barrio. Todo sin dejar de acosarme con sus miradas, pues sigo desnuda.

  • ¿Quieres...?

Esta vez es el bruto el que me ofrece una calada. Sintiéndome realmente desnuda y vulnerable, ahora que la excitación me había bajado, acepté la invitación. Así nos pegamos un rato fumando y bebiendo.

  • Por cierto. Aun me tienes que pagar esta mierda.

Le exige mi agresor a "mi salvador".

  • ¿Estas de broma? ¡Te estas bebiendo mi cerveza y te acabas de follar a mi putita!

  • Visto de esa manera...tienes razón.

Ambos se echaron a reír y yo ya bajo los efectos del alcohol y la droga también sonrió tontamente.

  • Oye preciosa, ¿por qué no nos entretienes un poquito?

  • Eso... Báilanos algo mientras nos recuperamos para la próxima ronda.

Incitada por mi salvador y mi agresor, que lo secundaba; y ya animada por embriaguez. Accedí.

Busqué una canción en el móvil y me decidí poner el short, sin tanguita, para mi numerito.

  • ¿Qué haces vistiéndote?

  • Déjala, a ver con qué nos sorprende.

Me he puesto el short para marcar figura, pero dejo mis pechos al aire. Cuando suena la música, una canción de reggaetón, empiezo con un leve contoneo que acaba en twerking. No soy experta, pero tengo ciertas nociones de algunas clases que tomé y la sensualidad de mi cuerpo desnudo me ayuda.

Como es de esperar, mis espectadores se animan y me jalean. Se acercan embriagados y excitados por mi contoneo. Los tres, borrachos y eufóricos, empezamos a bailar y festejar como si estuviéramos en una discoteca, con botellas y porros en mano. Más que un baile, es una escena grotesca donde soy el foco de atención. No perdieron oportunidad de piropearme groseramente; tocarme por todos los lados; e invitarme a que les tocara yo.

Mi agresor me baja el short y ya con la polla medio dura, debido a mis caricias, me la clava en el coño. Al pillarme por sorpresa pego un leve grito y mi salvador aprovecha, que abro la boca, para metérmela.

Con dos manos que agarran mis caderas y dos que dominan mi cabeza, recibo una follada extrema tanto por arriba como abajo. La mamada profunda me produce arcadas y babeo como nunca; las penetraciones brutales del joven me mojan toda y chorreo casi tanto como por la boca.

  • Vamos a cambiar de posición. Yo también quiero romper uno de esos agujeritos.

Dicho esto, el viejo me gira poniéndome de frente al joven y de espaldas a él. Con una orden suya, mi agresor me coge en brazos y me la vuelve a clavar. Quedó casi suspendida en el aire, con mis piernas colgadas en sus brazos y casi todo mi peso recae en su cadera y polla, la cual esta engullida completamente por mi coño. La penetración me produce tanto placer que no me reprimo en abrazarle, para evitar caerme, y responderle con un morreo.

El joven recibe mi beso con una sonrisa malévola consciente de que ya me tiene dominada y excitada. Apoya sus manos en mis nalgas, para sujetarme mejor, y de repente las abre para dar paso al viejo. Siento el aliento del viejo en mi nuca y una enorme presión de su polla que se empieza abrir camino por mi pequeño agujerito.

La tiene más gorda y me duele. Muerdo el cuello de mi agresor, que ni se inmuta, mientras espera que el viejo acabe de penetrarme.

Consiguen coordinarse los dos para follarme de pie haciendo una especie de sándwich donde, conmigo en medio, recibo sus miembros por doquier.

Los tres excitados nos damos una larga sesión de placer, gimiendo como locos.

  • Vamos a acabar como a mí me gusta...

Saliéndose de mí culo el viejo se dirige a la cama y tira el colchón al suelo. El joven y yo lo miramos sin comprender mientras aun sigo en sus brazos y penetrada.

  • Túmbate de lado aquí, sin salirte de ella.

Mi agresor me agarra con más fuerza y con leves movimientos, siguiendo las directrices del otro, acabamos tumbados de lado. Mi salvador también se tumba a nuestro lado, formando de nuevo un sándwich horizontal.

  • Ahora haz lo mismo que yo...

El viejo vuelve apuntar a mi culo y de golpe me penetra con todas sus fuerzas.

  • Aaahhhhhggggg...

La repentina invasión de su enorme polla me produce un dolor punzante a pesar de tenerlo ya acostumbrado. El joven, que sigue dentro de mí, retrocede lentamente y cuando menos lo espero me pega la clavada.

  • Aaauuucchhh

Esta vez es más un gemido que una queja y por primera vez tengo los dos miembros bien adentro de mí. El viejo se retira suavemente para volver a la carga e igualmente le imita mi agresor. Así, sucesivamente, entran y salen de mi cuerpo; mientras yo me debato entre el dolor en el ano y el placer en el coño. Este instante me hace recordar a la follada extrema que me dio el viejo como despedida antes de acompañarme a casa...Por lo menos esta vez no me hacía contar, pues con soportar las embestidas de los dos tenía más que suficiente.

  • Estoy a punto de correrme, este culo sigue apretado por más que se lo partamos.

  • Yo estoy igual viejo, abusar así de esta zorra me hace venirme enseguida.

  • Pues démosle a la vez.

Abandonaron a la par mis agujeritos dándome un breve descanso...

  • Ooosstttiiiaaa...

Y tan breve que fue. Cargaron los dos con todas sus fuerzas haciéndome ver las estrellas. Ahora entraban y salían a la vez llenándome como nunca. Por suerte la tortura duro poco hasta que note como sus pollas se hinchaban a punto de reventar, dispuestas a escupir su carga.

  • ¡Jooodeeerrr...!

Recibí el último golpe de gracia junto con enormes chorros de semen inundando mi vagina y coño, antes de caer desmayada del dolor y cansancio.