La vuelta al mundo X: 4.- El voyeur

Nadia no tiene miedos ni límites, le encantan las aventuras y el sexo desenfrenado. Con el motivo de una apuesta y emulando William Fogg dará la vuelta al mundo por sus propios medios. Para ello se valdrá de su desparpajo, su cara dura y sobretodo de su cuerpo.

Esta es la cuarta parte de la Vuelta al Mundo X, podeis leer las partes uno, dos y tres en los siguientes enlaces:

Parte 1: http://www.todorelatos.com/relato/103546

Parte 2: http://www.todorelatos.com/relato/103546

Parte 3: http://www.todorelatos.com/relato/104129/

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En los dias siguientes Nadia pensó que se sentiría incómoda con Aloine despues de que la mujer la masturbara, sin embargo, no tuvo tiempo para ello. Los horarios de una y otra no coincidieron en una semana entera. Cuando una trabajaba, la otra dormia.

Aunque pulular por el barco medio desnuda la tenía en una especie de excitación permanente, aliviarse ella sola apenas la satisfacia. No podía dejar de pensar en Aloine y sus dedos expertos. Ni siquiera se acordaba demasiado de David y su apuesta. Nadia nunca hacía intimado con una mujer de ese modo. Habia compartido besos lesbicos con alguna amiga, pero siempre en un ambiente erotico-festivo que no tenía nada de intimo.

Siempre había estado única y exclusivamente interesada en los hombres y sus penes, pero aunque su interes por los hombres estaba intacto una nueva curiosidad había nacido en su interior. ¿Cómo sería estar con una mujer? Curiosamente Nadia no notó que ninguna de sus otras compañeras despertase en ella ese deseo y excitación, era solo Aloine la que la hacia preguntarse que se sentiría.

En medio de la excitación de sus jornadas de trabajo imaginaba como sabría el moreno sexo de Aloine, cómo se sentiría su cuerpo suave y de ébano frotandose sensualmente contra el suyo. Por momentos se desesperaba desando otra vez sus dedos tocando su intimidad.

...

El sonido del teléfono movil despertó a Jonas, la luz del sol le dio en los ojos y sintió los efectos de la resaca mientras alargaba la mano para cojer el aparato.

  • ¿Si? -dijo con voz afónica y cansada.

  • ¿Dondo coño andas? Llevo dias intentando hablar contigo -dijo una voz prepotente y enfadada al otro lado.

  • No tenia nada que contar -respondió Jonás - ¿para que contactar contigo?

  • Umm... ¿quizá para informarme? -dijo el hombre del otro lado con veneno en la voz - No te pago para que...

  • En realidad no me pagas nada -dijo Jonas molesto -me has coaccionado para que haga esto.

  • No olvides que me lo debes, además noto por tu tono de voz que no lo estas pasando mal precisamente.

Jonas se calló, tenía razón. Si el estaba en ese lugar era para cumplir una misión y desde que había embarcado y visto el abanico de vicio que se abría a su alrededor había olvidado por qué estaba allí.

  • Bueno, ¿la has localizado?

Jonas se incorporó y se frotó los ojos antes de contestar.

  • Creo que si,

  • ¿Crees?

  • Vale, si. La he localizado pero aún no se donde está alojada, solo se que no va de pasajera, sino de trabajadora.

  • Tienes que...

  • Sé lo que tengo que hacer -le cortó Jonas -hoy me pondré a ello sin demora.

  • Mas te vale que sea así o...

  • ... o hundiras mi carrera, te informaré de cada avance que haga ¿Contento?

  • Por ahora

La señal desapareció y Jonás tiró en movil a la cama. Más le valía ponerse a ello o acabaría mal, sobre todo para el.

...

  • ¿Qué hagás en tu dia libge? -dijo una voz femenina y encantadora en el oido de Nadia.

Estaba doblando toallas en la cubierta. La brisa refrescaba su cuerpo sudoroso y semi-desnudo. El aliento de Aloine en su oido la sobresaltó un poco, sin embargo logró que su perturbación no se le notara.

  • Aún no lo se -contestó dandose la vuelta y encarando a su bella y morena compañera de cuarto -¿por qué? ¿quieres que hagamos planes?

  • Eso me encantagía -dijo Aloine con una sonrisa deslumbrante -hace dias que no nos vemos.

  • Cierto. ¿qué te parece si bajamos a puerto? Vamos a parar en Lesbos unas horas.

Aloine sopesó interesada la propuesta de Nadia y asintió.

  • ¿Has tegminado?

  • Desde luego -dijo Nadia mientras depositaba la ultima toalla en un inmenso montón.

  • Vamos entonces ma petite -dijo Aloine tendiendole la mano.

Nadia agarró su mano y dejó que Aloine la guiara por la cubierta vacia. Puesto que iban a atracar por primera vez, los tripulantes estaban preparandose para bajar a tierra. aloine la condujo hasta uno de los jacuzzis que había por toda la cubierta. Apretó unos cuantos botones y las burbujas empezaron a innundar el agua.

  • ¿Qué haces? -le preguntó Nadia pues no tenían permitido usar las mismas instalaciones que los pasajeros.

  • Tganquila, llevo haciendolo todos estos dias, no pasa nada ma petite -respondió Aloine subiendo para entrar en el agua - Venez avec moi, cherie...

Las palabras en frances detonaron algo en el cuerpo de Nadia que la encendió terriblemente. La tarde estaba terminando, atracarían enseguida para que los pasajeros pudiesen disfrutar de la noche. Entró en el agua junto a Aloine. Llevada por la excitación que sentia se pudo frente a la belleza de ébano. Era más alta que ella y se sentaba comodamente en al agua mientras miraba el cuerpo de Nadia que apenas lo tapaban unos cuantos trozos de tela.

Nadia dio un paso hacia ella, mirandola desde arriba, la cara de Aloine a la altura de sus pechos. Sin decir ni siquiera una palabra, Aloine alargó los brazos y acaricio el cuerpo de Nadia, atrayendola. Nadia dejó que Aloine tirara de ella y se inclinó cerca de la boca de su compañera.

Aloine deslizó la mano por los pechos de Nadia de modo que la parte superior del bikini quedó descolocada por completo. Nadia deseo en ese momento frotar todo su cuerpo contra ella.

  • ¿Te gustan? -le preguntó a Aloine mientras está los masajeaba y excitaba.

- *Sont superbes

.

vous êtes

magnifique*

-respondió Aloine con un susurro seductor.

  • No se que has dicho, pero ha sonado muy erótico -dijo Nadia en voz baja.

  • Lo se ma petite , me dijiste que te gustaba el fgancés -dijo Aloine apretando los pezones de Nadia.

Nadia apretó sus manos encima de las de Aloine. Le extrañó el contraste entre sus pieles, la suya propia inmaculadamente clara y la de Aloine inmaculadamente oscura. Esta apreto sus pechos con propiedad antes de alzar la cabeza para lamer sus pezones. Nadia observó como los gruesos labios de Aloine se cerraban sobre sus perlas y gimió al sentir la subción de esa boca.

Acarició a la mujer frente a ella, mientras esta la provocaba.

Aloine deslizó una mano bajo el agua mientras lamía y provocaba los picudos pezones de Nadia. Trazó con los dedos la linea de su ingle antes de entrar los dedos debajo de la tela del bikini. Tal y como había ocurrido días atrás, el tacto de aquel sexo encendió el suyo propio. Acarició los hinchados labios mayores que escondían el resto. Eran muy suaves y le pareció que tenían el grosor perfecto. Excitada introdujo el dedo corazón entre ellos buscando la perla del placer de Nadia.

Esta gimió profundamente al sentir los dedos largos y cuidadosos de Aloine presionar y masajear su clítoris. Inconscientemente se movió contra ellos para aumentar la fricción. Una ráfaga de viento del mar le alborotó el pelo sobre la cara justo en el momento en el que aloine introdujo un dedo en su interior.

Nadia se agarró al borde del jacuzzi pues sus piernas empezaban a temblar. Aloine sonrió satisfecha y pensó que Nadia era puramente sexo. Masajeó su interior con mucha lentitud mientras usaba el pulgar para estimular su clítoris mientras Nadia se estremecía y jadeaba. Deseosa de más, se puso en pié frente a ella sin dejar de estimularla.

De pié era más alta que ella y eso le gustó. Nadia aprovechó la situación para darle el beso más lascivo y obsceno que había recibido jamas. Instintivamente Aloine buscó la lengua de Nadia con la suya. Ambas mujeres quedaron enganchadas por el deseo. Sintió además que unos dedos se colaban entre sus piernas. Nadia tocaba su sexo con propiedad, adueñándose de él trozo a trozo con cada caricia. Aloine gimió contra su boca cuando unos juguetones dedos se engancharon en una caricia perpetua sobre su clítoris.

Un fuerte golpe hizo que ambas mujeres detuviesen su frenesí.

  • Viene alguien - susurró Nadia en voz muy baja.

-

Sortez d'ici -dijo Aloine tirando de Nadia para salir del jacuzzi.

Nadia salió del agua con el bikini mal puesto y siguió a Aloine por la cubierta en dirección contraria a los ruidos. Empezaron a oirse unos pasos amortiguados cuando ambas mujeres entraron en el interior sin hacer ruido.

...

Jonás maldijo en voz alta cuando se dió cuenta de lo cerca que había estado de cagarla. Y eso que solo acababa de empezar con su misión. Pero cualquier determinación que había tenido antes de entrar a cubierta se fué de un plumazo cuando hayó a ambas mujeres labio a labio, besandose con una pasión y una devoción que jamas había visto.

Los dedos de ambas enterrados en la entrepierna de la otra, moviendose... La polla se le había puesto dura al instante y había volcado un macetero en medio de su ensimismamiento. Volvió a su camarote casi corriendo y se paró unos instantes para respirar hondo.Se vio a si mismo en el espejo, su cara colorada y sudorosa, el pelo apelmazado y algo alborotado. Su entrepierna estaba dolorosamente dura.

En todos estos dias no recordaba las veces que se le había puesto asi. Ni siquiera en su adolescencia había estado tan desatado. Resopló y miró el reloj. No podía arriesgarse a perderle la pista de nuevo, tenía cosas que hacer y su polla tendría que esperar. Metió la mano en sus pantalones sueltos de lino y se la colocó de modo que no se notase demasiado su erección, entonces salió de nuevo en busca de Nadia.

...

David levantó la cabeza cuando su movil empezó a sonar. Era J.

  • ¿Que tienes?

  • Ya la tengo localizada -dijo una voz al otro lado.

  • ¿Donde estás?

  • En Lesbos, ha bajado a tierra y...

  • ¡Síguela! -ordenó David.

  • No va a abandonar el barco, creo que debe ser su dia libre porque va con un grupo de trabajadores.

  • Bien, ahora tienes que hayar el modo de que tenga que volver a casa.

  • Yo... aun no se como hacerlo

  • Impide que embarque, cuando se vea sola tendrá que volver -dijo David con ansiedad.

  • Bien, te llamaré despues -dijo J.

David se recostó en la silla y resopló. Más le valía a J hacer que Nadia volviera con el rabo entre las piernas. Y si volvía de rodillas arrastrandose hacia él, mejor que mejor. Jamás admitiría en voz alta cuanto la echaba de menos, cuanto ansiaba tenerla gimiendo bajo él o cabalgandole sin piedad.

Para él, Nadia era única y era suya, solo suya. Solo su simple recuerdo se la ponía tan dura que dolia y un nudo de aprensión se apretaba en su pecho al recordarla. Prendido del recuerdo de su aroma y de toda ella, introdujo las manos en sus vaqueros y se masturbó furiosamente. Se imaginó a si mismo penetrando a Nadia sin piedad y ella pidiendole más.

...

  • Vamos al paseo -dijo Nadia -demos una vuelta por las tiendas antes de volver -entonces dirigió una mirada elocuente a Aloine.

Aunque no habían dicho nada de su apasionado calentón en el jacuzzi, sabía que la tensión entre ellas era muy real y que Aloine estaba tan deseosa de continuar como ella. Solo recordar el frenesí en el que se había visto inmersa la hacía jadear. Esta misme noche pensaba saborear cada centímetro de su piel y explorar lo que podía ofrecerle el cuerpo de otra mujer

  • Migad -dijo Aloine- una sala de espejos, ¿que os pagueceguia entgag?

  • Vamos -dijeron todos.

Hicieron cola paenas diez minutos antes que le encargado de la puerta les dijera que no podían entrar todos juntos, que si querían podían entrar en parejas, pero no en grupo.

Nadia se colocó al lado de Aloine y le cogió la mano antes de susurrarle al oido "vamos tu y yo solas belle ".

En cuanto se adentraron en el oscuro laberinto Aloine colocó una mano en el trasero de Nadia mientras ambas caminaban. Se veían a si mismas en todas las paredes, incluso en el techo y el suelo.

  • Seguro que hay una sala parecida a este lugar en el barco -dijo Nadia fijandose en una puerta espejo muy bien disimulada.

  • Si quiegues las buscaguemos, ma petite

  • dijo Aloine en su oido antes de lamer el lóbulo de su oreja.

Nadia rió y siguieron caminando. Dos veces encontraron callejones sin salida antes de dar con el camino correcto. Nadia rodeó con el brazo a Aloine del mismo modo que ella lo había hecho antes.

Sin poder resistirlo masajeó la oscura nalga de la mujer sobre las short vaqueros que llevaba, se moria por tocar ese trasero, de lamerlo y de morderlo incluso.

Aloine de vez en cuando le susurraba cosas en francés al oido mientras buscaban la salida. Nadia no sabía qué decía pero estaba segura que eran insinuaciones sexuales. Pero tras un buen rato ambas mujeres empezaron a estar inquietas.

  • Cgeo que ya debeguiamos habeg salido -dijo Aloine preocupada -¿cuanto llevamos aqui?

  • Media hora -contestó Nadia - el tio de la puerta dijo que nos llevaría como mucho diez minutos.

  • Pues está clago que somos muy malas oguientandonos

  • Si, pero tenemos que volver al barco antes de que zarpe de nuevo.

  • Tganquila ma petite , volvamos sobge nuestgos pasos -dijo Aloine.

  • Buena idea -dijo Nadia antes de girar y volver por donde habían venido.

...

Jonás se pasó la mano por el pelo varias veces con nerviosismo. Estaba en la cubierta más alta del barco, desde la que podía ver las pasarelas de embarque. Unos prismaticos colgaban de su cuello y descansaba sobre su pecho desnudo. Cuando creía ver a alguien que podía ser Nadia, inmediatamente agarraba los prismatícos y escudriñaba la multitud.

Le había costado varios golpes, una carrera y un buen corte en la mano lograr que Nadia quedase encerrada en el laberinto de espejos. Se había tenido que colar de estrangis, había tenido que mojer varios espejos y encajar varias puertas. Pero lo peor había sido cuando había salido. Uno de los responsables había pensado que trataba de colarse y le había perseguido.

Por suerte aún estaba de una pieza y tan solo faltaban 3 minutos para que el barco zarpase de nuevo. Y lo mejor sin duda era que Nadia no había aparecido. Pero Jonás no se tranquilizaría hasta que las pasarelas fuesen retiradas.

Solo un minutos más, se dijo tras mirar el reloj. Se le hizo eterno mientras escudriñaba la multitud en busca de la rubia cabellera de Nadia. Hasta que por fin, las pasarelas fueron retiradas sin que ella hubiese subido al barco. Lo sentía mucho por la otra mujer, pero el tenía que hacerlo si o si.

Se quedó allí hasta que el barco empezó a moverse de nuevo. La presión que sentía en el pecho desapareció al momento. Era como si acabase de desperezarse y su cuerpo se hubiese quedado relajado. Se dió cuenta que estaba chorreando de sudor.

Cuando se hubieron alejado de tierra entró en el barco y en vez de dirigirse a su camarote se dirigió a la zona de servicio. Unas horas antes se había colado en el sistema de seguridad y había averiguado dónde dormía ella. Caminó por los pasillos y a nadie le pareció rara su presencia. Cuando encontró la habitación que buscaba se paró frente a ella.

Miró a ambos lados antes de colocar la oreja en la puerta para asegurarse que no había nadie, solo entonces forzó la cerradura y entró. Tal y como esperaba, estaba vacía. Las cosas de ambas mujeres estaban esparcidas por el cuarto. Las camas estaban hechas. Sonrió. Lo había conseguido, sacó su telefono movil buscó su última llamada y se dispuso a pulsar el botón de llamada.

Una risa alta procedente del pasillo le sobresaltó, pero lo que terminó de asustarle fué que alguien intentaba abrir la puerta con la llave. Dejandose llevar por la urgencia, Jonas se deslizó dentro del armario. Se arrodilló y abrió una pequeña rendija para ver y lo que atisbó le quedó paralizado.

  • Nos ha ido de un pelo -dijo una voz femenina tras traspasar la puerta.

Jonas oyó como la otra mujer reía y pasmado empezó a preguntarse cómo habían escapado del laberinto de espejos a tiempo.

  • Pego a sido muy emocionante -dijo la otra mujer con acento francés.

  • Mucho... -dijo Nadia antes de atraer a la mujer de color contra su cuepro y apresar sus labios.

La polla de Jonas saltó en sus pantalones mientras observaba por la rendija abierta a ambas mujeres comiendose a besos. Contuvo el aliento para no hacer ningún ruido.

¿Cómo iba a salir de allí ahora?