La Vuelta al Mundo X: 3 - A la mar

Nadia no tiene miedos ni límites, le encantan las aventuras y el sexo desenfrenado. Con el motivo de una apuesta dará la vuelta al mundo por sus propios medios. Para ello se valdrá de su desparpajo, su cara dura y sobretodo de su cuerpo.

Esta es la tercera parte de la Vuelta al Mundo X, podeis leer las partes uno y dos en los siguientes enlaces:

Parte 1: http://www.todorelatos.com/relato/103546

Parte 2: http://www.todorelatos.com/relato/103546


Norte o Sur... Este u Oeste

Nadia aminoró el paso, las ultimas luces diurnas iluminaban su alta y femenina silueta mientras se dirigía a la estación del AVE. No tenía nada decidido, no sabía si dirigirse hacia Francia desde el principio, como en su planeado viaje con Ricardo, o lanzarse a la aventura por otro punto cardinal. Lo único que tenía claro es que no pensaba gastar mucho dinero, es más si podía viajaría de gorra. Mientras seguía caminando pensó en qué lugares le gustaría visitar, entonces un cartel amarillo neón con toscas letras escritas a mano llamó su atención.

"SE NECESITA PERSONAL PARA CRUCERO. TODAS LAS CATEGORÍAS PROFESIONALES. ULTIMO DÍA EL VIERNES 3"

Nadia solo se detuvo un momento antes de empujar la puerta del lugar con decisión. Era una pequeña agencia de viajes. Cuatro o cinco mesas vacías se repartían por el minúsculo local. Había una oficina pequeña al fondo a la derecha, se dirigió a ella.

  • ¿Hola? -dijo abriendo la puerta y encontrándose con un par de ojos grises que la miraron sorprendida.

  • Ah, hola... disculpa, no te había oído entrar... pasa y sientate ¿en que puedo ayudarte? -dijo el hombre entrado en la cuarentena y con canas por encima de las patillas.

  • Gracias -dijo Nadia al ver que el hombre se levantaba, sin ser consciente de ello le echó un vistazo evaluador. Alto, maduro, ancho de espaldas y atractivo.

A veces Nadia pensaba que le gustaban demasiado los hombres, ¿sería una puta por eso? pero tras tener sexo se le olvidaba por completo y pensaba que muchas no sabían lo que se perdían al no dejarse llevar por lo que sus cuerpos le pedían.

  • Quería preguntar por el cartel que tenéis fuera, el de se necesitan....

  • Ah si -dijo el hombre con comprensión -¿estás interesada?

  • Si, pero me gustaría conocer más detalles... no es muy específico que digamos -respondió de vuelta.

  • Claro lo siento -dijo sonrojándose- es un favor para un amigo que necesita personal urgente para ya mismo.

  • ¿Qué clase de crucero es?

  • Pues... -empezó a decir el hombre.

  • ¿Si? -dijo Nadia animándole a continuar.

  • Es... bueno, no es un crucero típico, es un crucero de.. solteros.

  • ¡Ah bueno! No es para tanto, los conozco -dijo Nadia.

  • No, veras, no me has entendido y no lo he explicado bien. Es un crucero erótico -dijo el hombre por fin a la vez que su cara se ponía colorada.

Nadia levantó las cejas sorprendida sin saber muy bien qué pensar.

  • ¿Buscais prostitu..?

  • NO, NO -dijo el hombre turbado- solo personal, camareros, asistentas, cocineros... pero todo un poco... picante -al ver que Nadia no entendía el hombre continuó -si fueses a trabajar de camarera... tendrías que llevar...

  • ¿Un atuendo sexy? -sugirió Nadia.

  • Más bien poca ropa y solo trabajarías en la cubierta de los hombres.

  • ¿Pagan bien? -preguntó Nadia con una sonrisa.

  • Pues.. la verdad es que si -contestó el hombre aliviado al ver que Nadia no se escandalizaba - pero no vale cualquiera y las personas que valdrían, quizá no están dispuestas.

  • Ya veo -dijo Nadia comprendiendo lo que decía - solo hombres y mujeres atractivos.

  • Si -le confirmó el hombre.

  • ¿Por donde navegará?

  • Costa norte de África, Canal de Suez y océano Indico. Salida en Barcelona y Llegada a Toamasina, despues vuelta.

  • ¿Toamasina? -preguntó Nadia.

  • Madagascar -aclaró el hombre.

  • ¿Pago en efectivo?

  • Emm... creo que si -dijo el hombre deja que lo compruebe.

Nadia se recostó en la silla mientras el hombre se levantaba y se dirigía a un archivador. Cuando le dio la espalda fijó la vista en su trasero.

  • Aquí tengo la información, mirala antes de salir huyendo -bromeó con una sonrisa.

Nadia cogió los papeles y se dispuso a leerlos al completo. No era lo que había pensado pero si conseguía dinero mientras viajaba podría costearse gran parte del viaje. Además no le importaba en absoluto andar ligerita de ropa mientras un montón de hombres la miraban, curiosamente eso la encendía. Levantó la vista un instante y descubrió que el hombre maduro y sexy tenía la vista fija en sus pechos. Siguió leyendo mientras fingía que no se había dado cuenta.

  • ¿Qué tengo que hacer para solicitar un puesto? -dijo resuelta.

  • Tendría que rellenarte una solicitud y tendrías que pasar por una selección para ver a qué puesto te adaptarías mejor.

  • ¿No cree que tenga algún problema para que me seleccionen? -preguntó Nadia con voz juguetona mordiendose el labio.

  • No ... -dijo el hombre tragando fuerte -eres... joven y... bueno hermosa. No creo que tengas problemas en ese sentido -añadió sofocado mientras Nadia disfrutaba de su reacción.

Ese comportamiento le enternecía y a la vez hacía que se sintiese malvada y poderosa. Vio como se aflojaba la corbata un poco.

  • Hagalo -le dijo Nadia -me interesa de verdad.

  • Tendrías que desplazarte para la selección -le advirtió.

  • Puedo viajar, no se preocupe.

  • Bien -dijo el hombre antes de ponerse con el ordenador.

Nadia se levantó y rodeó el escritorio hasta colocarse al lado del hombre.

  • ¿Le importa que mire? -dijo con un medio puchero.

  • No... claro que no -dijo el hombre al encontrarse a Nadia tan cerca tan de repente.

Nadia apoyó el trasero en el borde de la mesa mientras el le pedía datos y rellenaba la solicitud de modo electrónico. No pudo evitar sonreír al ver como él la miraba de reojo, visiblemente excitado y como cada dos por tres cometía un fallo que se daba prisa en corregir. Nadia se fijó entonces en un apartado en particular "Recomendación"

  • ¿Qué es eso? -dijo Nadia.

  • Es para recomendaciones expresas de los candidatos, dan bastante ventaja respecto al resto.

  • ¿Cómo puedo hacer que usted me recomiende de un modo positivo? -le preguntó Nadia inclinándose sobre su oído casi haciéndole saltar.

  • Bue.... bueno, no estoy seguro, podría.. supongo que podría recomendarla especialmente...

  • Se lo agradecería de veras -le dijo en voz baja muy cerca de su boca.

El hombre se lanzó a escribir unas palabras de recomendación entusiastas bajo la atenta mirada de Nadia. En cuanto terminó de teclear, pulsó enviar y se recostó acalorado en el cómodo sillón de oficina.

  • Está hecho -dijo el hombre con cara de alivio al alejarse del pecaminoso cuerpo de la joven.

Desde que había entrado le había provocado un cosquilleo en la entrepierna. Ese cosquilleo se había convenrtido en una erección de caballo al ver lo naturalmente que hablaba ella del "crucero erótico". Podía imaginarsela sin apenas ropas en la cubierta del barco de su buen amigo Tomás,... necesitaba un polvo ya.

Desde su divorcio Juan había estado algo deprimido, volcado en el trabajo pero ahora mismo... deseaba desfogarse por completo y si era con una mujer como la que tenía delante... mejor aun. La muchacha colocó una mano sobre su muslo y se inclinó hacia adelante, sus pechos estaban peligrosamente cerca de derramarse.

  • Se lo agradezco de veras, el que haya hecho esa recomendación para mi -dijo con una voz seductora y grave. Su pelo sedoso le enmarcaba el rostro angelical. Movió la mano hacia arriba por su muslo y tan solo pudo contener la respiración y mirarla fascinado. Juan empezó a sudar, tenía demasiado calor, su pene estaba dolorosamente erecto- creo que merece una compensación por mi parte -dijo la muchacha.

  • Bueno... no es.. no es necesar... -empezó a decir Juan hasta que la mujer se arrodilló entre sus piernas y le acarició suavemente la entrepierna hinchada.

  • Te has portado muy bien conmigo, y aun así sigues siendo un caballero -dijo Nadia -es bastante raro, cualquier hombre de mi edad se habría abalanzado sobre mi enseguida -Juan solo acertó a tragar saliva -son muy puercos.

Nadia observó la cara incrédula y excitada del hombre, le acarició el miembro sobre la ropa antes de empezar a desabrochar el cinturón y los pantalones de raya diplomática. Encontró unos clásicos corazoncillos blancos, completamente llenos de masculinidad. De gloriosa y dura masculinidad. Hizo la tela hacia abajo colocando la costura bajo los testículos.

Su polla se erigía muy recta entre sus piernas, sus testículos eran colgantes y algo velludos. Nadia se lamió los labios antes de sacar la lengua y jugar con la punta justo en el frenillo del hombre. Esa polla le pareció como él, clásica, madura y atractiva. Él seguía mudo y boquiabierto cuando Nadia tomó el hinchado capullo entre sus labios.

Se oyó gemir a si misma, al probar su textura y su sabor. Sabía a hombre. Chupo lentamente, acompasando con la mano sobre el mango. Sintió como su sexo se humedecía conforme abanzaba con la boca. Había ocasiones en las que le excitaba mucho comer una polla, hasta tal punto que podía tener un orgasmo mientras mamaba. Nadia sospechaba que esta sería una de esas ocasiones.

Juan no se atrevió a moverse mientras ella chupaba su polla con dedicación y pasión. Estaba demasiado estupefacto para reaccionar. Los labios de la joven, se movían de arriba a abajo por su duro mastil, su lengua, jugauetona, le hacía diabluras en el glande empapado y enrojecido. Nunca le habían hecho una mamada tan deliciosa. De hecho, su propia ex-mujer, nunca había estado cerca de chuparsela jamas, lo consideraba indigno de una mujer.

Los dedos largos y suaves de la mujer le acariciaban la piel de los testículos, mientras sus labios se cerraban cada vez más fuerte alrededor de su polla. Los gemidos de ella, solo hacían acrecentar su excitación. Juraría que ella estaba disfrutando de la mamada tanto como él.

Nadia mamó con pasión esa polla madura. La sentía deliciosamente dura empujar una y otra vez contra su garganta, sentía su sexo mojado y su clitoris hinchado. Justo en ese instante no le importaría tener otra polla bombeando en su coño mientras mamaba. Esa imagen le pareció excitante y fantaseó con ella.

  • Voy a.. no quisiera -dijo el hombre entre jadeos.

Nadia aumentó el ritmo de la mamada, dispuesta a tragarse el semen de un extraño. "No sería la primera vez" se dijo a si misma. Introdujo los dedos bajo su ropa, hasta entrar en su coño. Imaginó a otro extraño penetrandola por detras mientras movía sus dedos hacia el interior una y otra vez. Su boca subía y bajaba frenetica por el duro mango.

Juan se tensionó y trató de retener el semen pero no lo consiguió. Explotó en la calida y joven boca de la muchacha, innundandola por completo con su abundante semilla. Ella no se apartó, ni se quejó, sino que tragó mientras seguía mamandole profundamente. Limió su pene por completo con pasión y Juan juraría que ella tambien se había corrido mientras se tragaba todo el jugo. Chupó su polla hasta que quedó completamente flacida entre sus piernas, la observó maravillado y ella le dirigió una mirada descarada antes de ponerse en pie y sentarse sobre sus piernas.

  • Hacia mucho que no descargabas ¿no es cierto? -le preguntó muy cerca de su oido.

  • Si -admitió -lo siento, no quería...

  • Tranquilo -le dijo ella acariciandole el pene suavemente- sabes deliciosamente.

  • Gra... gracias... -dijo Juan sonrojado sin saber muy bien que contestar.

  • Gracias a ti -dijo Nadia antes de levantarse y dirigirse a la puerta- volveré -dijo antes de coger el resguardo de su solicitud y de marcharse.

Juan se quedó un buen rato así, con todo el cuerpo sudoroso bajo su ropa, sentado en su butaca de cuero y con la polla, ya flacida, completamente al aire. No podía esperar a que ella volviera.

...

David esperó y esperó, su movil lejos de su alcance, desnudo y esposado. Nadie llegaba. La sangre le ardía y no de excitación precisamente. Nadia iba a pagarselas, de un modo u otro se cobraría esta ofensa. De repente oyó ruido.

  • ¡Estoy aqui! -dijo en voz alta.

Una cabeza masculina asomó por la puerta. Era un bombero. Trató de tapar su desnudez y no pudo evitar sonrojarse hasta el extremo.

  • Está aqui muchachos -dijo el hombre por encima de su hombro antes de atravesar el umbral por completo y dirigirse a el. Otros tres hombres lo siguieron. David no sabía donde meterse, rezó para que la tierra se lo tragara.

  • ¿Podeis daros prisa? -dijo enfadado.

  • Claro -contestó uno de ellos.

El primero que había entrado cogió una sabana y se la lanzó. David se tapó imediatamente, su pene estaba tan pequeño y tan arrugado como un cacahuete. Su suplicio se prolongó hasta que tuvieron que bajar a por unas tenazas pues no encontraron llave alguna en la habitación. Solo entonces pudo vestirse y huir. Ya en la calle, el primer bombero se acercó a él con una sonrisa de comprensión.

  • Nadia nunca me ha dejado solo despues de atarme -confesó el bombero -debes de haberle hecho algo muy gordo.

  • ¡Cierra la boca! - espetó antes de darse media vuelta y marcharse.

Esa zorra. No se había contentado con dejarle atado desnudo por horas, sino que le había mandado a uno de los hombres a los que se tiraba. Cogió un taxi e imaginó mil formas de hacerselo pagar. Cuando llegó a casa se dio una ducha pero no se serenó. Tras pensarlo solo unos instantes agarró el teléfono y marcó enfurecido. Se vengaría... desde luego que lo haría.

  • ¿J? soy David -dijo serio y enfadado -No, no te llamo por eso. Ha llegado el momento de que me devuelvas el gran favor que me debes... ya bueno, no es problema mio. Tendrás que hacerlo si o si. Me lo debes...

...

Nadia subió la pasarela de madera. El aire proveniente del oceano le alborotaba el pelo rubio. Respiró hondo, contenta y esperanzada y cargó con su macuto. La cubierta era enorme y varios encargados trataban de poner orden. Había conseguido un contrato muy bien pagado y tan solo tendría que servir copas o repartir toallas medio en bolas.

"El crucero Mar Erótico les da la bienvenida" rezaban varios carteles. En unas horas, los pasajeros subirían y el personal debía estar preparado. Ya antes de subir le habían dado una charla explicativa sobre el proyecto "Vacaciones Eróticas". Era una nueva apuesta de ocio para adultos, cruceros, viajes, de todo. Por una buena suma de dinero muchos iban a embarcar en el crucero donde el personal iba ligero de ropa, las comidas tenían un picante extra y todo estaba dirigido al sexo.

Tambien le habían dado una charla más seria sobre que no dejase que ningún pasajero se propasase y que si había alguna incidencia lo comunicase a la seguridad del barco. Nadia no planeaba quedarse hasta la vuelta, dejaría el barco en Madagascar, desde allí ya vería lo que hacía. Mientras tanto conseguiría dinero a la vez que viajaba. Nunca una mamada le había sido tan provechosa. Estaba segura que las palabras escritas por el madurito de la agencia de viajes habían obrado a su favor.

Aun se excitaba al recordar su polla derramendose en su interior. Se dirigió a donde la habían mandado y tras otra charla explicativa le dieron varios uniformes, planillas de trabajo y una llave. Tendría un camarote compartido, según la tarea que pusiese tendría que vestir de uno u otro modo. Comidas gratis, pago en efectivo. Estaba deseando partir.

Cuando abrió la puerta de su camarote se encontró con una chica esvelta y de piel de ébano.

  • Hola, tu debes ser mi compañera, me llamo Nadia -dijo entrando y acercandose a ella.

  • Aloine -dijo con acento francés -encantada de conocegte.

Se estrecharon la mano y se pusieron a hablar.

  • Necesitaba el dinego y dije... ¿pog qué no? -decía Aloine sentada en su cama mientras Nadia colocaba sus cosas -hay veces que una mujeg necesita un cambio de aigues, ¿no cgees?

  • Te entiendo perfectamente -dijo Nadia -me pasa algo parecido, algunas veces necesitamos un cambio radical en tu vida y en ocasiones no basta con cambiar de peinado.

Aloine rio con una risa freca y musical.

  • Hice la selección en Paguis hace un mes, estos últimos dias estaba desando embagcag -explicó Aloine.

  • Yo no lo planeé en absoluto -dijo Nadia mientras metía varias bragas en un cajón -iba a viajar y vi esta oportunidad. No lo pensé mucho.

  • Hum... ¿tal vez huías de algo? -dijo Aloine sin malicia.

  • Tal vez -dijo Nadia sonriendo.

Enseguida supo que ambas se llevarían muy bien.

Esa misma noche Nadia empezaría a trabajar, camarera, en la cubierta principal. La gran fiesta de bienvenida se alargaría horas justo despues de adentrarse en la mar. Se vistió con el minusculo traje de camarera que consistía en una camisa blanca anudada entre los pechos y un culotte que exponían gran parte de sus nalgas. Antes de la hora se dirigió junto con Aloine a recibir instrucciones.

Las ordenes fueron sencillas. No beber pero si cobrar si las invitaban a copas. Servir rápido. Y espantar a los moscones si los había. Puesto que estarían en la cubierta principal, la mitad de los camareros eran hombres. Se fijo en que los responsables se habían preocupado mucho de coger a los mejores especimenes masculinos, que con una pajarita y unos pantalones que ensalzaban el paquete hacían que Nadia se pusiese algo caliente.

A la hora convenida, los pasajeros empezaron a llegar a la cubierta desde sus camarotes. Nadia se sorprendió al ver que su atuendo de camarera calentorra no llamaba mucho la atención. La gente había pagado por diversión adulta y eso era lo que iban a tener.

Hizo su trabajo, sirvio copas, guiñó ojos y esquivó palmadas en el trasero. Varias veces se cruzó con Aloine, que parecía tan emocionada como ella. Habían un ambiente obsceno y caliente en el lugar. Los hombres y mujeres coqueteaban y bebian sin restricciones. Varios espectaculos subidos de tono amenizaron la fiesta.

  • ¿Puedo invitarte a una copa preciosa? Me llamo Jonás -dijo una voz en su oido.

Nadia se dió la vuelta y señaló el cartelito que colgaba de su camisa y que rezaba "Waitress"

  • Lo siento, pensaba que eras una pasajera -se disculpó Jonás -te pido disculpas.

  • No tiene importancia -dijo Nadia ehcandole un vistazo - era alto, rubio y muy muy atractivo. Lastima, se dijo.

Tras varias horas recibieron el relvo de un nuevo turno. Volvió a su camarote con las piernas un poco doloridas de estar de pie pero bastante contenta coversando con tres camareros, dos hombres y una mujer sobre la fiesta.

  • ¡Nadia, espegame! -dijo la voz de Aloine a su espalda.

Nadia presentó a Aloine al resto y cuando llegaron a la zona del servicio se dirigió con ella a su camarote charlando animadamente. Aloine, que le sacaba varios centímetros abrió la puerta y se dirigió a la ventana para que la brisa de la madrugada entrase por la ventana. Nadia la siguió y se fijó en que las ropas se pegaban al ceurpo escuro de la mujer por el sudor. Le pareció que era exóticamente bella. Se fijó entonces en su reflejo en el espejo y bien que tambien estaba empapada en sudor.

  • Ha sido... -empezó a decir Nadia

  • Excitante -terminó Aloine -¿no te pageció que había como una especie de tensión sexual en la cubiergta?

Nadia se rió en voz alta antes de quitarse la camisa sudada.

  • Mas que tensión diría yo, era un ambiente visioso... elegante pero vicioso -explicó mientras se desnudaba.

Aloine se fijó en que Nadia se desnudaba y solo dudó un momento antes de quitarse la ropa tambien.

  • Cgeo que pagagon mucho dinego, asi que espegan un buen segvicio -dijo Aloine mirando a ratos el pálido cuerpo de Nadia.

  • En la charla que nos dieron en tierra dijeron que los pasajerosn tenían prohibida caulquier practica sexual en público, excepto en las zonas habilitadas para ello. No creo que veamos a nadie "dandole que te pego" en cada rincón.

  • ¿Dándole que te pego? Te guefiegues a forniquer -preguntó Aloine confundida.

  • Si, fornicar... follar. ¿Que te parecio el espectáculo de las 3?

Aloine se rio y se sonrojó un poco.

  • Nunca cgeí que se pudiese hacer eso con un pag de cuegdas y una cuchaga. Supongo que todos segán asi.

  • Dios, eso espero -dijo Nadia emocionaba y quedando completamente desnuda -la verdad es que no me importa ver estas cosas.

  • Si aceptamos el tgabajo fue pog algo, ¿no? -dijo Aloine acercandose a Nadia completamente desnuda -ven, ma petite demonos una ducha antes de dogmig -dijo tomandola de la mano.

Nadia la siguió hasta el cuarto de baño. De pronto se sintio algo intimidada y excitada. Aloine, era esbelta, su piel oscura era lisa y perfecta. Notó como se escitaba cuando ambas quedaron de pie y desnudas bajo el agua de la ducha. Compartieron el agua y el jabón, no usaron esponjas, solo sus manos. Los ojos de Nadia quedaron prendidos cuando Aloine uso los dedos para lavar su sexo moreno.

Una chispita de excitación le recorrio la entrepierna y estuvo segura que si hubiese tenido pene, estaria completamente erecto. Se lavó los pechos y esta vez fué Aloine quien se la quedó mirando.

  • Que envidia me das. No tienes manchas ni lunagues en la piel -dijo admirando la piel suave y pálida de Nadia.

  • No veo que tu los tengas -dijo Nadia señalando el cuerpo de Aloine.

  • Tengo, pego no se notan. Tu sin embaggo pagueces...

complètement

pur

  • No se que has dicho pero ha sonado tremendamente erótico  -dijo Nadia riendose - ¿será el francés que suena así?

  • Eso me han dicho, pego no lo entiendo -dijo Aloine.

  • Es porque tu lo llevas hablando toda la vida, pero sonais elegantes y eróticos -le explicó Nadia.

Aloine se rio antes de salir de la ducha y coger una toalla blanca que enrolló alrededor de su cuerpo de ébano. Nadia la siguió y le diuo las gracias cuando le dio otra toalla para ella. Nadia en vez de enrollarla en su cuerpo, se secó con pequeños golpes hasta quedar completamente seca. Un sonido de risas le llegó del pasillo, despues se oyeron unos jadeos suaves.

  • Estamos en el bagco del vicio -dijo Aloine.

  • Pues a mi me parece perfecto declaró Nadia, seguir los instintos primarios, disfrutar...

  • Desde luego -le dijo Aloine empezando a ponerse un pijama de verano -pog eso dogmigue sin gopa integuiog

  • ¿Sabes qué? Tienes razón. pero yo seré mas radical. Con tu permiso... dormiré desnuda.

Aloine se rió.

  • He visto lo suficiente solo esta noche paga que no me escadalice.

Nadia se metió en la cama desnuda. Si Aloine no se oponía pensaba dormir desnuda mientras estuviese en al barco. Es más, la exótica Aloine la excitaba un poco de un modo que no conocía. Apagaron las luces y se dieron las buenas noches.

Al dia siguiente Nadia se levantó de buen humor, fue con Aloine a desayunar y ambas trataron de hacer amistades. Dentro de unos dias harían puerto por primera vez. Tras comprobar sus planillas, Madia se dirigió a la cubierta B masculina con un bikini que dajaba poco a la imaginación. Repartiría y recogería toallas.

  • Hola de nuevo -dijo una voz masculina.

Nadia se giró y vio a Jonas. Unos ojos celestes le sonreian con dulzura y diversión.

  • ¡Hombre! ¿Lo pasaste bien? -preguntó con protocolaria educación.

  • La verdad es que si -admitió- ¿me das una toalla?

  • Ahora mismo -dijo Nadia de modo resuelto.

Se dio la vuelta y se inclinó para coger una toalla. Fue consciente de que muchos ojos se posaron en su trasero expuesto por el tanga amariilo.

  • Espero que no te importe que te lo diga pero casi me da un infarto ahora mismo ¿soy un pervertido?

  • Si estás en este sitio... obviamente lo eres -bromeo Nadia dandole la toalla -ademas... a parte de repartir toallas parece ser que tambien estoy para que me miren.

  • ¿Como no hacerlo? -dijo Jonas riendo - Gracias, ya nos veremos -se alejó y se colocó en una tumbona cerca de una piscina.

Nadia fue a la barra y pidió un vaso de agua fresca a su compañera de esa mañana. Hablaron casualmente y volvió a su puesto. Nadia notaba su sexo humedo y escitado y no sabía muy bien por qué. Quizá era el notar como los hombres a su alrededor la miraban con lujuria, el ver tanta piel expuesta... no lo sabia, pero notaba la fricción de la tela del bikini en su clitoris hinchado cada vez que se movia.

Un rato despues una mujer de color subió a una tarima e hizo un striptease para los hombres allí. Muchos la contemplaban otros la ignoraban. Algunos metían las manos en sus pantalones con disimulo para masturbarse. Se fijó que justo era eso lo que hacía Jonas. Medio apartado del resto se recreaba en el baile de la mujer, su mano metida en el bolsillo de su pantalón.

Nadia fue hacia él para recoger un par de toallas abandonadas.

Jonas captó la figura femenina en su visión periférica. Era ella de nuevo. El bikini amarillo era ridiculamente pequeño. El tanga se metía en ese trasero perfecto y blanco y la parte de arriba apenas llegaba para taparle los pezones. El pelo rubio le caían por la espalda. Con la mano en el bolsillo se colocó mejor la erección para que no fuese tan evidente. No sabía como iba a aguantar, apenas llevaba un dia en el barco y estaba excitado a todas horas. Ella le sonrió e hizo un gesto con la mano que hizo que se sonrojara. Era una paja.

Jonás la siguió con la mirada hasta que se marcho y despues fijó su vista en el baile erótico. Se acaricio la polla desde el bolsillo. Comprobó que nadie le prestaba atención y entonces se masturbó hasta correrse.

  • ¿Una toalla? -dijo una voz femenina en tono malvado.

  • Gracias -dijo Jonas- en otras circunstancias me hubiese dado verguenza pero...

-... se a lo que te refieres, has pagado y deseas eyacular mientras puedas y cuantas más veces mejor -dijo Nadia con una risita antes de darle una toalla limpia.

  • En realidad estoy aqui por un amigo -confesó Jonas -me insistió en que viniera.

  • No creo que pusieses muchas pegas -dijo ella en confianza.

  • Bueno... en realidad practicamente me obligó. No pude negarme.

  • Ya claro.

Con una sonrisa Nadia se retiró. Estaba excitada, habia visto como varios hombres se masturbaban con disimulo. Sin que nadie dijera e hiciera nada por evitarlo. El ambiente era cargado y vicioso y ella misma deseaba desfogarse con todas sus fuerzas. Cuando volvió a su camarote se desnudó por completo y se tumbó en la cama. Tenía turno de tarde pero necesitaba desfogarse.

Dirigió los dedos con suavidad hacia su sexo, haciendo circulos sobre su clitoris hinchado. Le sorprendió lo humeda que estaba. Cerró los ojos y se masturbó en silencio. Gemía y jadeaba. Cambiaba el ritmo dandose más placer. Un ruido la sobresaltó. Nadia abrió los ojos y se encontró con Aloine que la miraba sorprendida. Se puso en pie de un salto y le dió la espalda para vestirse sin decir palabra. Aloine se hacercó a Nadia por la espalda y rodeó su cuerpo desnudo con los brazos antes de susurrar en su oido.

  • No pagues pog mi, ma petite yo tuve que haceglo hace un gato

Acto seguido Nadia vio como los oscuros y largos dedos de Aloine se colaban en los pliegues de su sexo mojado. La acarició suavemente mientras pegaba su cuerpo a su espalda. Nadia se dejó hacer. La verdad es que nunca la había tocado asi otra mujer, pero no hizo nada por evitarlo. Aloine la masturbó con maestría, sus dedos trazando formas en su sexo. Nadia no podía parar de gemir. Cuando se corrió cerró las piernas apresando los dedos en su entrepierna hasta que el placer cesó por completo. Sin decirse nada cada una se dirigió a su tarea vespertina.