La VUELTA aL COLE -2- 66/262 FALSO POSITIVO

Martín se tenía por un tipo inalterable cuando ejercía la docencia en el monte, pero, una vez en la capital, Paula solo ha necesitado unos pocos días para sacarle de quicio. Aquella mentirosa empedernida ha empezado a jugar con su profesor perversamente, y tiene intención de llegar hasta el final.

AINARAENTUCARA

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-miércoles 4 octubre-

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EDURNE:  Cuéntale a tu padre lo de la votación, Ainara.

JUSTO:     ¿Qué votación? ¿De qué va eso?

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Sentados alrededor de la mesa, la familia Clemente goza de una apetitosa cena aliñada con anécdotas muy dispares:

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EDURNE:  En clase votaron si preferían ver el culo de Paula o la cara de Berta.

JUSTO:       Si algún profesor se entera de eso vais a tener problemas.

EDURNE:  !Estaba el profe nuevo! Fue durante la clase de filosofía.

JUSTO:     !¿Qué?!

AINARA:   No0oh, papá. Martín no lo permitió. Estábamos hablando de otras cosas y…

JUSTO:     Pero ¿cómo es posible?

AINARA:   Hablábamos de democracia y Paula le pilló desprevenido.

EDURNE:  El profe tuvo que quitarle la tiza a la niña para que dejara de apuntarse votos.

AINARA:   Martín no se fijó en lo que escribía ella en la pizarra; cuando hizo la pregunta, pidió manos alzadas, así que todo fue muy rápido y él no pudo evitarlo.

JULEN:      ¿Y kyén gañó?

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A pesar de tener la boca llena, la pregunta del pequeño de la casa ha sido del todo entendible.

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EDURNE:  Imagínate. Todos los chicos levantaron la mano.

AINARA:   Menos Eugeni. Se sienta delante de mí. Está empanado.

EDURNE:  ¿No me dijiste que está enamorado de ella?

AINARA:   Algo raro le pasa, sí.

JUSTO:      ¿Y las chicas?

AINARA:   Muchas son amigas de Paula y levantaron la mano también, más de la mitad.

EDURNE:  Berta se había quejado de que Paula fuera enseñando el culo.

JUSTO:      Sé bien de lo que hablas. Espero que nuestra hija nunca haga estas cosas.

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Edurne mira de reojo a Ainara. Ambas coinciden en una complicidad temerosa que pasa inadvertida para el hombre de la casa. A diferencia de su mujer, Justo nunca supo de la existencia del exitoso perfil donde su hija bailaba y se pavoneaba provocando millares de erecciones diarias por todo el mundo.

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-¿Qué pasa?-   pregunta Julen al percatarse de tan extraña actitud.

-Termínate eso-   le contesta su madre mientras se levanta para recoger.

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Ainara acumuló más de un millón de fans bajo el pseudónimo de AinaraEnTuCara antes de que ella misma desarticulara su canal, a finales de la pasada primavera. Sin exigencia alguna, su tío Bruno consiguió cambiar su escala de valores para liberarla de la adicción de los LIKES y de la aprobación ajena.

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FALSO POSITIVO

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-jueves 5 octubre-

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Cuando ya hace casi una semana que Martín imparte clases en el Gregorio Marañón, su balance es muy positivo. Se está desenvolviendo muy bien tanto en los cursos de la E.S.O. como en los de Bachillerato.

“Viento en popa; a toda vela”

Religión, Valores éticos, Historia, Cultura clásica, Latín, Griego, Filosofía… Sin duda, su amplia titulación fue un gran aval ante el proceso de selección que encabezó don Andrés. El director terminó cediendo a las súplicas del jefe de estudios, pues Jacinto codiciaba una pieza docente que pudiera ejercer de comodín para cuadrar los horarios a su antojo.

Gracias a una ley aprobada en el dos mil catorce, la gerencia del centro adquirió voz y voto a la hora de escoger al profesorado ante las tradicionales imposiciones de la administración. Eso no gustó mucho a los sindicatos de maestros, pero, sin duda, se trata de una medida que suele ayudar a la conciliación del personal educativo frente a la dirección.

“Todavía no me he acostumbrado a la presencia femenina entre mi alumnado, pero es solo cuestión de tiempo. Se acerca el invierno y pronto las niñas irán más tapadas; será todo más fácil entonces. Para cuando llegue el próximo verano, ya estaré habituado a este nuevo contexto”

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Tres golpes simétricos despegan su mirada de los apuntes que está revisando sobre la mesa.

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-Adelante-   con el volumen justo para ser escuchado desde el otro lado de la puerta.

-Hola-   dice Paula, tímidamente, tras abrirse paso   -Este no es tu despacho, ¿no?-

-Don Andrés me ha cedido el suyo mientras está ausente. ¿Le buscaba a él?-

-No0-   contesta como si se encontrara ante un interrogante absurdo   -Te busco a ti-

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Esa última frase, salpicada de picardía jocosa, hace temblar los cimientos de la seriedad de tan solemne profesor.

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PAULA:     Me ha dicho Aurora que estabas aquí.

MARTÍN:  Bien. Y… … ¿qué quiere?

PAULA:     ¿Todavía estás enfadado conmigo?

MARTÍN:  Decepcionado. No debería haber apostado por usted.

PAULA:     JoOh… … Ya te dije que lo siento. Yo no quería…

MARTÍN:  ¿Recuerda la lección del martes, señorita? Hablamos de la responsabilidad moral de obrar por ignorancia, ¿sí? El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. ¿Le suena?

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Los ilegítimos comicios improvisados que humillaron a Berta, hace un par de días, no solo le costaron, a Paula, el cargo de delegada, sino que propiciaron un trato mucho más agrio por parte de quien ya se ha convertido en su profesor preferido.

De pronto, los ojos de la chica se humedecen inesperadamente, y no tardan en derramar una primera lágrima que sobrecoge a Martín, derritiendo su ficticia frialdad enfurruñada.

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MARTÍN:  Pero… … ¿Qué te pasa? ¿De verdad lloras por lo que te acabo de decir?

PAULA:     Noh, no. Es que… … Me están pasando muchas cosas y…

MARTÍN:  ¿Qué cosas? ¿Qué te ocurre?

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Sin siquiera proponérselo, la niña ha suprimido, con su llanto, una distancia que se erigía en el permanente trato de usted con el que Martín suele dirigirse a todos sus alumnos.

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-Tengo  un  problemón  y  no  sé… … no  sé  qué  hacer-

-¿Es un problema académico? ¿Familiar?… … ¿Amoroso?… … ¿Social?-

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Inexperto en lo que a artimañas femeninas se refiere, el tutor de Paula no alcanza a valorar la credibilidad que merecen esos lloriqueos infantiles. Sus sospechas se incrementan en cuanto observa cómo la chica cierra la puerta del despacho para generar una mayor intimidad.

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-No. N.no…  es  algo… … biológico,  más bien-

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Martín inclina la cabeza. Se conoce como alguien muy poco apropiado para tratar asuntos de esa índole. Tras aserenarse, recupera su habitual ustedeo:

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MARTÍN:  ¿Necesita un médico?

PAULA:     No, no sé… … Puede que sí… … Es que no sé.

MARTÍN:  Este centro dispone de una psicóloga especializada en estos casos.

PAULA:     No puedo ir con ella. Es muy amiga de mi madre y…

MARTÍN:  ¿Su madre es amiga de la psicóloga?

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Paula se muerde el labio y asiente con la cabeza. Todavía de pie, con la cara mojada, adopta una pose recogida abrazándose a sí misma, como si quisiera darse el apoyo que le falta.

No viste tan provocativa como el martes pasado, pero sus nutridos muslos no han dejado de pedir la audiencia de los ojos de su maestro desde que ha entrado en ese despacho.

Martín siente la tentación de escurrir el bulto, pero, finalmente, opta por tomar cartas en el asunto:

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-A ver… Siéntese y cuénteme lo que ocurre-   señalándole el sillón de enfrente.

-Creo que…-   mientras toma asiento   -Puede que esté embarazada-

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El profesor ya había pensado que podía tratarse de algo así, no obstante, la noticia no deja de sorprenderle. Le parece inaudito que una niña tan joven pueda estar ya en cinta. Tras una honda inspiración, procede a analizar el asunto:

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MARTÍN:  ¿Se trata de un retraso? Si solo es eso…

PAULA:     Me hice la prueba y… … dio positivo.

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La expresión de Martín se ha petrificado. Nunca había tenido que enfrentarse a una situación semejante.

“Estas cosas no ocurrían en el Calderón y Verdera; aunque hubiera habido chicas, tampoco hubieran pasado”

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MARTÍN:  ¿Cuantas pruebas se ha hecho?

PAULA:     Una sola… … ¿Por qué?

MARTÍN:  ¿Ha oído hablar del falso positivo? A veces pasa.

PAULA:     Emmm… … No sé. Yo pensaba que estos test eran fiables.

MARTÍN:  Antes de preocuparse, hágase otra prueba para estar segura.

PAULA:     Vale… … Sí… … Pero no quiero hacerlo sola.

MARTÍN:  Podría hacerlo junto a… … junto a su novio.

PAULA:     Es que no tengo novio.

MARTÍN:  Pues… … su amigo.

PAULA:     No… … Es que… … !Va! … … Es igual.

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Notablemente disgustada, la moza se levanta con súbitas prisas y se dispone a marcharse sin siquiera despedirse. Alarmado, Martín se pone en pie e intenta detenerla:

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-¿Es que quiere que la acompañe yo? ¿De verdad?-   susurra con urgencia.

-Pues claro… … Necesito el apoyo de mi tutor; de mi profe preferido; de un adulto-

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ENTRE DOS AGUAS

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-viernes 6 octubre-

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Nerea nada entre dos aguas. Si bien se conoce como la mejor amiga de Berta, también es cierto que admira la seguridad altiva y la determinación orgullosa de Paula.

Se trata de un pelirroja que fue gorda de pequeña. Sufrió la crueldad propia de los niños en sus carnes, y, por eso, empatiza tanto con Berta y su desdichada situación impopular.

No obstante, a día de hoy es una muchacha preciosa de grandes pechos que, pese a ser bastante tímida, tiene el favor de todos y cada uno de los chavales de cuarto curso.

Al igual que le ocurre a Paula con Eugeni, ella también tiene a su propio fanático sobrehormonado. En su caso, se trata de quien fuera su mejor amigo varón hasta el pasado verano.

Javi quedó muy tocado a raíz de la desgarradora escena que protagonizó en la casa campestre del abuelo de su amada. Antes de que pudiera, tan siquiera, cruzar el umbral de la puerta, la insistencia del chico se volvió contra él de la manera más cruel, propiciando el peor de los escarnios verbales de boca de abuelo y nieta. La herida fue tan honda que llegó a pensar en el suicidio.

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NEREA:  Pobre niño.

BERTA:   Pero fue tu abuelo quien le dijo todas esas cosas terribles.

NEREA:  Sí, pero yo le di la razón al yayo, delante de él. Me pasé tres pueblos.

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Sentadas en el margen de la pista de básquet, a la sombra de un algarrobo, Berta y Nerea usan un gran pedrusco a modo de respaldo ergonómico para acomodarse de la mejor manera posible durante el recreo del último día lectivo de la semana.

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NEREA:  Desde entonces, no me habla, no me saluda… … ni siquiera me mira.

BERTA:   ¿Y no te has planteado hablar con él?

NEREA:  Sí. Claro. Pero me temo que, si lo hiciera, volveríamos al punto de partida.

BERTA:   ¿Crees que se te declararía de nuevo?

NEREA:  Sí. Además: querría volver a ser mi amigo y… … no creo que fuéramos capaces.

BERTA:   Por suerte o por desgracia: dudo que yo llegue a tener nunca estos problemas.

NEREA:  La vida da muchas vueltas. ¿No conoces el dicho?: "La suerte de la fea la guapa la desea".

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Berta sonríe sin dar demasiado crédito a esa frase hecha. Se siente realmente agradecida por el trato que suele recibir de parte de aquella hermosura pecosa de ojos verdes.

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BERTA:   ¿Y qué le pasa a Eugeni con Paula? Nunca me ha contado nada.

NEREA:  Corrió el rumor de que estuvieron saliendo, pero ella dice que no.

BERTA:   Él la estaba ayudando con los exámenes. Al igual se montó la película.

NEREA:  No sé. No pegan ni en pintura. Además, a Paula le gustan más mayores.

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Nerea se siente extraña al pronunciar su última afirmación.

“A mí sí que me gustan más mayores”

Los bochornosos altercados carnales que tuvieron lugar durante el pasado mes de julio, en casa de su abuelo, se recrean en su recuerdo como si de una fantasía pervertida se tratara; como si no pudieran pertenecer a la realidad de su vida.

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BERTA:   ¿En qué piensas?

NEREA:  … … Emmm… … En mi yayo. Está viejete.

BERTA:   ¿Qué le pasa?

NEREA:  Le han diagnosticado una enfermedad y… … no pinta bien.

BERTA:   Oh. Lo siento. Qué mal. ¿Estáis muy unidos?

NEREA:  Sí. Tenemos un vínculo muy, muy especial.

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Rosendo siempre ha sido un tipo muy saludable, pero los años no pasan en vano, y el cáncer, demasiado a menudo, tiene el mismo criterio aleatorio que una ruleta rusa.

Esa pausa en la conversación de las muchachas otorga todo el protagonismo al bullicio juvenil de aquellos quienes participan de los distintos partidos que acostumbran a jugarse, periódicamente, durante los descansos matinales.

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BERTA:   ¿Tú prefieres ver mi cara o el culo de Paula?

NEREA:  !No seas tonta, tía! Olvídate de eso.

BERTA:   Menuda zorra.

NEREA:  Lo que tú digas, pero yo de ti no volvería a buscarle las cosquillas.

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CUERPO Y MENTE

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-sábado 7 octubre-

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Martín se ha propuesto destinar los sábados a reencontrarse con su añorada naturaleza. Puede que sus excursiones sean menos frecuentes, ahora que vive en la ciudad, pero también podrán ser más prolongadas.

Tras encumbrar el monte de San Gerónimo, a ese incansable excursionista solitario se le ha hecho tarde. Hace rato que intenta meditar, pero no logra encontrar la paz por mucho que procura abstraerse del ruido mundano de su día a día.

El incidente de ayer, con Paula y con el test de embarazo, empieza a obsesionarle, y sus intentos de dejar de pensar en ella son del todo estériles:

“Ya pasó. Dio negativo. El tema está zanjado. El lunes todo habrá vuelto a la normalidad”

Sin embargo, existen cabos sueltos que no dejan de revolotear en su mente para recordarle los peligros que lo acechan.

“Son todo imaginaciones mías. Una cadena de casualidades. ¿Por qué querría, esa niña, buscarle problemas a su profesor preferido”

El empeño de Paula en que fuera él mismo quien la acompañara a la hora de efectuar la segunda prueba, pese a ser un tanto extraño, no parecía tener ninguna mala intención.

“No quería hacerlo sola. Deseaba guardar el secreto ante su familia. Quiso escondérselo al futurible padre. Dudaba de la discreción de sus amigas...”

Las emociones a flor de piel terminaron por eclosionar en cuanto apareció una sola línea roja en el marcador del test. Fue en ese instante lacrimoso cuando se quebrantó la distancia que siempre debe de haber entre alumna y maestro. El sentido abrazo que le propinó la chica, en el lavabo de minusválidos que hay cerca de la sala de profesores, traumatizó a un hombre que no había tocado a una mujer en treinta años.

Pero ¿qué haces? Abrázame.

Martín tuvo que obedecer empujado por la tesitura de tan inusitadas circunstancias. Todavía siente la femenina estrechez de aquella cintura, el aroma afrutado de ese largo pelo liso, la presión mamaria de Paula en su torso, la efímera duración de un gesto que le premió con una intimidad inaudita en su célibe existencia.

Esperó un par de minutos en salir de la estancia, después de que la muchacha se ausentara, pero cabe la posibilidad de que esa medida no fuera del todo efectiva, pues Aurora lo miró de forma extraña en cuanto Martín se topó con ella, en el pasillo.

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-¿Has visto a Paula?-   le preguntó la añeja docente con el ceño fruncido.

-Mmmmh. No-   respondió él sin demasiada sangre fría.

-Dice que el lavabo de los alumnos estaba ocupado y que ha ido al de minusválidos-

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“No recuerdo la última vez que dije una mentira. Debería haberle contado la verdad a Aurora, pero entonces hubiera traicionado la confianza de Paula”

Contextualizando su vivencia, a Martín le resulta fácil adivinar que su criterio variaría si, en lugar de haber tratado con Paula, lo hubiera hecho con Berta, pues nunca hubiera tomado riesgos ni se hubiera prestado a mentir por la más fea de la clase.

“!Estoy mitificando la complicidad con la más buscona de mis alumnas!”

El asunto adquirió matices más perversos todavía en cuanto la maestra de Inglés le contó los antecedentes de la chica:

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-Creo que no hay nada de malo en que te advierta sobre esa niña, Martín. Se trata de un mal bicho, créeme. Siempre está causando problemas.                               . Supimos que se veía con su profesor de literatura, durante el curso pasado. Solo te diré que Miguel ya no trabaja aquí.

. Paula maltrató a tu predecesora hasta hacerla caer en una depresión de caballo.

. Su compañero, Eugeni, ha pedido el traslado de instituto por su culpa.

. Le hace bullying a su compañera Berta.

. El primer día del presente curso, un par de chicos se pelearon por ella, !a puñetazos!

. Saca malas notas, miente más que habla… por no hablar de su manera de vestir…-

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Fue entonces, después de escuchar las duras palabras de Aurora, que a Martín empezaron a preocuparle los lazos que acababa de estrechar con su joven alumna. Pensó que la cuestión del embarazo bien podías ser una farsa:

“¿Qué probabilidades hay de que

se produzca un falso positivo?

Las lágrimas, el abrazo, mi inoportuna erección...

Puede que todo fuera parte de un juego infame”

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PEQUEÑA MENTIROSA

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-domingo 8 octubre-

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SONIA:   Así, así. No te muevas.

KATIA:   Ya ves. Esta ha quedado de muerte.

PAULA:  Estamos muy lejos. Como nos venga un rebaño de vagabundos salidos…

KATIA:   Nos follan vivas. Ja, ja, jah. Estamos demasiado buenas. Así no se puede.

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Las tres amigas han ido a un sitio apartado para hacerse una buena sesión de fotos con sus dispositivos de última generación. La mayoría de esas instantáneas pasadas de rosca terminarán en las redes sociales, a la vista de millares de ojos lujuriosos de la más variopinta de las audiencias.

Se trata del trío femenino más malote del Gregorio Marañón. Paula es la mentirosa de la pandilla, pero, en contra de lo que cabría esperar, las crueles verdades de Sonia suelen ser mucho más hirientes y despiadadas que cualquier embuste.

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KATIA:   Me parece que por estas vías ya no pasan trenes, ¿no?

SONIA:  Diría que no. Tienen pinta de estar abandonadas.

KATIA:   Siempre me han molado esta clase de escenarios urbanos.

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Katia fue la última en unirse al grupo, tras repetir curso. Sigue juntándose con sus antiguos compañeros, ahora en primero de bachillerato, pero es muy sociable y no tardó en conquistar a las más fardonas chicas de cuarto.

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KATIA:   Todavía no me creo lo que estás haciendo con Martín, tía.

SONIA:   Es que… … de verdad: no sé qué pretendes.

PAULA:  ¿Qué queréis que os diga? Me pone a cien.

SONIA:   ¿No lo ves muy… … muy mayor? ¿Muy formal? ¿Muy estirado?

PAULA:  Me pongo cachonda cuando me trata de usted, pero todavía me pone más cuando consigo que me trate de tú.

KATIA:   ¿Y cuándo ha pasado eso?

PAULA:  Cada vez que me pongo a llorar se le rompe la armadura de profesor distante.

KATIA:   ¿Es que lloras mucho para él?

PAULA:  Cuándo le dije que creía estar embarazada y cuándo vimos que no.

KATIA:   ¿Fue entonces cuando os abrazasteis por la emoción?

SONIA:   ¿Fue entonces cuando se le puso dura como una piedra?

PAULA:  Ya ves. Las erecciones no mienten. Son más sinceras que tú.

SONIA:   Ni en broma.

PAULA:  Ja, jah. Siempre tienes más problemas tú por decir la verdad que yo por mentir.

KATIA:   Tenéis que aprender a ser más como yo; saber cuándo mentir y cuándo no.

SONIA:   Y cuándo callar, ¿no? A ti lo que te pasa es que eres una misteriosa.

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Sonia no se fía mucho de su nueva compañera, pero eso no es ninguna novedad, puesto que no se fía de nadie.

A diferencia de Nerea, el rojo de sus cabellos lisos es teñido. Carece de las pecas tan propias de las pelirrojas y suele pintarse los labios a juego con su pelo. No tiene el culazo de Paula, pero eso no va en detrimento de su belleza, pues su armoniosa figura, sin extravagancias sobredimensionadas, es de lo más femenina.

Ya camino del centro, a Paula le vienen ganas de ilustrar a Katia sobre la peculiar sinceridad de su mejor amiga:

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PAULA:  ¿Cuál es tu última movida, Sonia?

SONIA:   Le dije a mi madre que cuando intenta controlar mi manera de vestir, mi maquillaje, mis posados en Instagram, mis amistades masculinas… Que lo único que hace es dar respuesta a sus propios celos; que no soporta que yo sea tan guapa y tan joven, y que todos los hombres me prefieran a mí antes que a ella; incluido su novio.

KATIA:   !No te creo!

PAULA:  Tú no la conoces. Es capaz de eso y de mucho más.

SONIA:   Yo nunca levanto la voz, pero te juro que se puso roja de rabia.

KATIA:   No me extraña.

SONIA:   Le dolió tanto porque sabe que es verdad; por mucho que ella se lo niegue.

KATIA:   Pero ¿Jacinto te ha dicho algo alguna vez?

SONIA:   No hace falta. Ese tío no sabe disimular. Se le caen las babas en cuanto me ve.

PAULA:  Seguro que, cuando follan, el tío piensa en ti.

SONIA:   Seguro. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que, mientras follan, mi madre sabe que su novio estará pensando en mí; en su propia hijita.

KATIA:   Buah… … Eso tiene que ser muy duro para ella.

PAULA:  Las que tienen que ser muy duras son las erecciones de tu padrastro.

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Una malévola carcajada a tres bandas amenaza el equilibrio de esas guapas adolescentes afiliadas al humor negro. Se apoyan las unas en las otras para no terminar desparramadas por el suelo. Presumidas y presuntuosas, se sienten realmente aventajadas en una sociedad sometida al mandato del sexo, la juventud, la inmediatez, la superficialidad… No en vano, tienen las mejores cartas en sus respectivas manos.

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SONIA:   No haberse divorciado de mi padre. Estas cosas no pasan en las familias unidas.

PAULA:  No te creas. Hay mucho depravado suelto. Hay padres que desean a sus propias hijas; incluso, a veces, se dan casos de sexo consumado entre ellos.

SONIA:   !Bua a aag!… … ¿Te imaginas?… … !Qué asco!… … Follarte a tu propio padre.

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Katia se muerde la lengua. Le gustaría poder defenderse frente a esa ignominia, pero se siente más cómoda escudándose tras sus turbios secretos incestuosos. Ha conocido al padre de Paula y entiende que la sola idea de frotarse con tan repulsiva y caduca bola de sebo pueda suscitar escalofríos de lo más nauseabundos. Así mismo, ha escuchado referencias que describen al progenitor de Sonia en un sentido bastante parecido al que define a Nicolás.

“No saben de lo que hablan. Si mi padre fuera el suyo quizás no les daría tanta grima la idea de follárselo”

Ya muy cerca del rumor urbano, cada una de las chicas opta por discriminar la indecencia de su vestuario, y abrigarse con un mayor decoro que salvaguarde la cordura de los transeúntes que empezarán a cruzarse con ellas de un momento a otro.

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MIRADA DE MIEL

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-lunes 9 octubre-

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Martín vuelve a gozar de la atención de sus alumnos mientras les ofrece, un día más, una mirada distinta con la que vislumbrar el mundo que los rodea. Hoy, la lección versa sobre el empeño del sistema por degradar la autoestima y la felicidad de sus propios miembros; sobre la instrumentalización de la ciudadanía en contra de sí misma al servicio de la economía global.

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-Sin la filosofía, el dictado que regirá sus vidas puede venir de su peor enemigo. Aquel que no opte por la desobediencia se convertirá en una oveja más de un triste rebaño que pasta, eternamente, por el valle grisáceo de la desdicha-

-Qué poético, profe-   señala Ainara desde un extremo de la segunda fila.

-¿En el examen entrará la ganadería ovejera?-   pregunta Samuel con malicia.

-No estoy hablando de temas pastoriles, señor Kanu-   responde Martín serenamente   -A ver si es capaz de mirar un poco más allá de la gramática más primaria-

-Lo dudo-   dice su compañero de pupitre   -Samu es muy primario-

-! Ha aaap!-    inspira Samuel ofendido   -¿Serás racista?-   con dramática gesticulación.

-¿Cómo va a ser racista el señor Pogbá si pertenece a su misma raza, Kanu?-

-Pues porque…-   viéndose interrumpido.

-Cállese de una vez-   imperativo como pocas veces   -Era una pregunta retórica-

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Sorteada esa molesta interrupción, el maestro sigue con sus enseñanzas mientras pasea por la tarima de madera que ensalza su ya destacable estatura trajeada.

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MARTÍN:  Los poderes políticos, religiosos, comerciales… La publicidad, los medios, las redes sociales… Incluso el sistema educativo está, demasiadas veces, al servicio de la perpetuación de valores equivocados, generación tras generación.

SEBAS:     !Lo sabía! Sabía que los profes erais los malos de la película.

MARTÍN:  Algunos lo son, aunque sin saberlo; igual que algunos de ustedes están al servicio de su propio enemigo.

HUGO:     !¿Quién?! Quiero nombres. Deja que me ocupe yo de ellos.

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Hugo se golpea la palma de la mano con el puño cerrado. Su broma no tardará en virar en su contra.

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MARTÍN:  Señor Gómez, deténgame en cuanto me equivoque: usted tiene perfiles en la red, y a menudo los usa para aparentar ser más feliz de lo que realmente es. Se ha metido con alguien por ser gordo, feo, viejo, bajito, pobre, patoso… Despreciaría a un cincuentón sin carnet de coche, sin propiedades, que no tiene amigos y que jamás ha tenido novia….

JUDITH:    Alto, alto, alto, alto… No te estarás describiendo a ti mismo, ¿no?

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Sentada al lado de Ainara, la chica más siniestra de la clase ha tenido una revelación al escuchar esa última frase.

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AINARA:  !Pero ¿qué dices?! Él no es un cincuentón.

MARTÍN:  Todavía no, pero no estoy tan lejos.

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El aula enmudece, pues la plebe estudiantil no está habituada a que nadie haga gala de sus carencias, sean relevantes o no.

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-Seguro que les suena: "No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita". Este concepto es antagónico a los anhelos del sistema capitalista en que vivimos. No dejarán de oír voces que les dirán: "los demás son más felices que usted, son mejores, más guapos, bien vestidos, tienen dinero, familia, amor, salud…" Pero la verdad es que nadie es tan feliz como aparenta en Instagram, ¿verdad, Gómez? A todos nos han señalado para burlarse de nosotros alguna vez; por no ser como se supone que deberíamos ser, por no tener cosas, por no conducir, por estar solo…-

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De pronto, el tono rebajado de ese monólogo, junto con una mirada ausente que se pierde tras el montañoso horizonte, adquiere los matices reflexivos del que piensa en voz alta.

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-Hay quien dice que madurar es llevar vida de adulto, con todo lo que ello implica. Yo defiendo que madurar es aprender a decidir, por sí mismo, lo que uno quiere hacer con su vida; lo que de verdad importa; sin escuchar el ruido de afuera-

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Cuando regresa de su abstracción para atender a sus alumnos, Martín encuentra docenas de ojos mirándole fijamente. Entre todos ellos, la mirada de miel de Paula le embriaga de un modo muy especial. No es la primera vez que la chica le hace notar su cercana fascinación embobada desde la primera fila; quizás sea dicha insistencia la que le otorga un significado más rotundo a esos pestañeos tan sinuosos.

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-Una persona feliz no necesita nada. El sistema nos quiere tristes y acomplejados. Quiere que creamos que tenemos que demostrar que no somos menos que los demás; que cumplamos sus expectativas y gastemos el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos, y todo para tenernos endeudados y esclavizados-

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KATIA:      ¿Cosas cómo qué?

MARTÍN:  Un móvil casi idéntico al que ya tenemos, pero más nuevo. Unas bambas de marca como las que lleva usted, señorita Valverde. Un coche que, además de llevarnos de un lado al otro, muestre a los demás lo adinerados que somos…

MARIO:    Pero es que mola tener un buen coche, profe.

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Mario se sienta en la zona central, al lado del chico que sigue, irremediablemente, enamorado de Nerea. A diferencia de Javi, él es algo más corpulento y bastante más crápula.

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MARTÍN:  ¿Tener un buen coche o que los demás vean que tenemos un buen coche? Fíjense en los anuncios de automóviles. Todos y cada uno de ellos se centran en mostrar rostros que se emocionan al contemplar un vehículo ajeno.

SONIA:     Y siempre son tías buenas que se ponen húmedas pensando en el conductor.

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Martín escribe una palabra en la pizarra y la subraya con vehemencia por debajo de otros conceptos anteriores: sociedad capitalista, infelicidad, necesidades ficticias…

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MARTÍN:  Estatus. Todo el sistema gira entorno de la ansiedad por el estatus. En la edad media, si nacías pobre morías pobre. Nadie se preocupaba por ello. Pero en una meritocracia que criminaliza el fracaso, nadie quiere rezagarse.

BLAS:       Y tú eres inmune a todo esto, ¿no?

MARTÍN:  Así es. Me considero más libre sin el yugo de las imposiciones sociales.

NEREA:     ¿Qué hay del amor? ¿También es una imposición social?

MARTÍN:  El amor pasional es una trampa de la naturaleza. No nos enamoramos de las personas sino de lo que pueden ofrecernos.

PAULA:     Eso es muy feo, profe.

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Martín se olvida del resto de la clase para dirigirse a su espontanea interlocutora:

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MARTÍN:  Es la cruda verdad. No nos enamoramos de quien es una bellísima persona. Los hombres aman a las muchachas fértiles, jóvenes y guapas porque, inconscientemente, saben que pueden darles muchos hijos sanos. Las mujeres aman a los hombres fuertes y poderosos para que puedan protegerlas y proveerlas de todo aquello que puedan necesitar. No es machismo, es un instinto primario que ha quedado obsoleto a medida que la humanidad ha ido evolucionando y cambiando sus prioridades. Por eso el amor pasional tiene un encaje tan doloroso en nuestros tiempos, ¿verdad, señor Alfaro?

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El chico abre mucho los ojos. No esperaba que esa divagación filosófica terminara desembocando en una pregunta hacia él.

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EUGENI:    Sí, sí… … Es verdad… … Es muy doloroso.

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Quien más quien menos, está al tanto de la devoción que atormenta a ese chaval tan introvertido. Antes de que las miradas de sus compañeros le incomoden demasiado, su profesor opta por dispersar la atención entre su alumnado.

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MARTÍN:  ¿Alguien más ha sido apresado por las fauces de un amor inapropiado?

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No son pocos los que miran a Javier, pero el niño no quiere ser partícipe de ese debate ni convertir su sufrimiento en un tema de conversación para los demás.

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TIC TAC

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-martes 10 octubre-

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Al terminar las clases, don Andrés, Celia, Manuel y Jacinto coinciden en la sala de profesores. Su distendida conversación apunta hacia el nuevo integrante de la plantilla docente:

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CELIA:        No es muy sociable, que digamos. Apenas he hablado con él.

MANUEL:  ¿Qué hace? ¿Una semana?… … No, semana y media.

JACINTO:   La hija de Carla dice que los chicos están encantados.

ANDRÉS:    Parece que fue una buena incorporación, a fin de cuentas.

JACINTO:   Ya te dije yo que a un tipo como él no se le subirían a la chepa. No tengo nada en contra de Gloria, pero está claro que esa mujer no tiene madera para ejercer en una escuela pública de Fuerte Castillo. Tendría que buscarse un destino más amable.

CELIA:        Veremos si Martín ha conseguido meter en cintura a los niños de cuarto, o si solo es el efecto temporal de la novedad.

ANDRÉS:    Creo que no es solo por su presencia severa o por su traje. Se trata de un tipo peculiar. Tengo la impresión de que supo entenderme cuando le advertí de las diferencias abismales que separan el Gregorio Marañón del sitio donde ejerció durante largos años.

MANUEL:  ¿Habéis visto alguna vez sus desayunos? No me fío de los vegetarianos.

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PRECOZ

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-miércoles 11 octubre-

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La sinceridad de Martín para con sus alumnos es notable. No se ha limitado a compartir su modo de pensar, sino que también les ha desvelado detalles muy personales de su vida. No obstante, hay un secreto que permanece encerrado, a cal y canto, en lo más profundo de su muda discreción; algo que nunca ha sospechado nadie de su entorno más cercano.

Desde que gozó de su primer orgasmo, a la tierna edad de "dza", Martín ha sucumbido a la flojera prematura de la eyaculación precoz en cada una de sus corridas.

Tardó unos años en calibrar la magnitud de esa disfunción, y no fue hasta su mayoría de edad cuando sufrió los estragos de su incapacidad; nada menos que con su primer amor.

La consiguiente humillación alcanzó cotas estratosféricas a raíz de las burlas y del desprecio que recibió por parte de una chica de lo más cruel que nunca había correspondido a su amor.

Tras encajar ese duro golpe moral, dejó de enfocar su mirada hacia el género femenino y las apetencias de la carne, y empezó a poner en valor la cultivación de su mente y de su cuerpo.

No se trata de un caso demasiado estrambótico ni especialmente grave, pues Martín nunca se ha derramado en lugares públicos, y, dejando aparte su único episodio compartido, nunca se ha venido lejos de la oscura intimidad de sus aposentos. De hecho, perdió el hábito de masturbarse hace muchos años; tras ingresar en el Calderón y Verdera.

Cuando llegó a la capital, llevaba varios meses sin procurarse un solo orgasmo; no en vano, su monástico estilo de vida le había aplanado mucho el terreno a sus eunucos anhelos espirituales.

Fuerte Castillo ha puesto su longeva serenidad patas arriba. Tras tantos años viviendo en un páramo carnal carente del más mínimo erotismo, ahora se ve sobrepasado por la indecencia de un entorno colmado de adolescentes sobresexualizadas; mozas que no dejan de empuñar la bandera del feminismo para reivindicar su derecho a seguir endureciendo falos, y provocando taquicardias a cualquier varón hetero que se cruce en su camino.

“Podría pasearme por las interioridades de un burdel y vería más carne, pero es precisamente el escándalo de un escenario tan inapropiado... el censurable protagonismo de unas niñas demasiado jóvenes... la chocante permisividad de unos padres que parecen ajenos al erotismo que destilan sus propias hijitas...”

Martín se rinde al insomnio al son de una controversia que empieza a ponerle la polla dura. Se siente depravado en cuanto se identifica como un baboso mirón efebofílico, y se aferra al código deontológico de la docencia como a un clavo ardiendo.

“Soy cautivo de la realidad, pero libre en mis sueños”

Con los pantalones de su pijama ya a media asta, y amparado por la intrascendencia de su imaginación, Martín se permite pensar en sus jóvenes alumnas mientras se toca tímidamente. Se incomodaría si se viera frente a un espejo, pero el tupido negro nocturno de su dormitorio le legitima a la hora de perder las formas y entregarse a sus más licenciosas fantasías.

Pronto se centra en su alumna preferida: en el contoneo de sus gloriosas nalgas subiendo por las escaleras, en sus notables tetas contra su pecho en ese abrazo emocionado, en las miradas seductoras que le dedica desde la primera fila, en su travesura irreverente, en la fragilidad de su llanto…

Apenas necesita unas pocas sacudidas fálicas para terminar empapando las numerosas capas de celulosa que había dispuesto en su mano izquierda. Martín resopla desahogado al tiempo que intenta minimizar su incipiente culpabilidad.

“Ya está. Ya pasó. Solo es una fase. Se me pasará con la llegada del invierno, seguro”

Todo parece más liviano tras una buena eyaculación. Después de asearse en el lavabo, Martín regresa a su cama y no tarda en encontrar la somnolencia que tan esquiva se mostraba hace tan solo unos minutos.

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LA LLORONA

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-jueves 12 octubre-

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GLORIA:    Gracias por venirme a verme. Eres la única que se ha interesado por mí.

AURORA:  Todos te tenemos presente, Gloria. Solemos hablar de ti en la sala.

GLORIA:    Ya me imagino lo que estará diciendo Jacinto… … Me detesta.

AURORA:  Nadie te detesta, cariño. Todos somos compañeros.

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Sentadas en el sofá del salón de tan deprimente maestra, Aurora intenta animar a su amiga eludiendo opiniones y verdades demasiado escabrosas.

Gloria ha ganado algunos kilos, pues, para combatir la ansiedad que arrastra desde hace semanas, siente la necesidad de comer más de la cuenta: helados, bollería industrial, chocolatinas…

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GLORIA:    ¿Cómo le va al nuevo? ¿Lo lleva bien?

AURORA:  Sí. Es un hombre elegante y con buena planta. Eso es de gran ayuda cuando se trata de inspirar respeto.

GLORIA:    ¿Lo dices porque estoy gorda?

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Esa mujer siempre ha tenido la lagrima muy fácil, pero, en su actual estado, dicha incontención lacrimosa sobrepasa los límites de lo ridículo. Al lado de semejante precocidad llorona, los prematuros derrames alvinos de su substituto parecen una mera anécdota; sobre todo, por la discreción en la que se esconden.

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AURORA:  No llores, va, bonita. No he dicho nada de eso. Solo digo que los alumnos respetan más la autoridad de hombres recios y de notable estatura.

GLORIA:    ¿Sabes cuál es mi mayor problema? No es mi peso ni mi altura; ni siquiera el frágil hilo de voz que tengo. Todo cambió en el momento en que rompí a llorar en clase, delante de todos mis alumnos de cuarto. Se percataron de mi fragilidad; olieron la sangre y se lanzaron a mi yugular como bestias hambrientas de humillación.

AURORA:  No exageres. No estamos en medio de la jungla. No son animales salvajes.

GLORIA:    Paula sí; y Samuel; y Hugo… Pero sobretodo Paula. Ya la conoces.

AURORA:  Sí, es una mala pieza; lo sé. Ya le advertí a Martín para que la ate bien corto.

GLORIA:    Puede que ese no fuera un buen consejo. La niña es como Medusa cuando quien la mira es un hombre. Cuanto más lejos se mantengan sus profesores de ella mejor. Acuérdate de Miguel, el pobre.

AURORA:  Seguramente tengas razón. Los hombres son lo peor. Parece mentira que sean tan primarios; vengan de donde vengan; sean de la edad que sean; tengan la formación que tengan…

GLORIA:    Tiran más dos tetas que dos carretas.

AURORA:  Tira más un buen culo que… … que un mulo.

GLORIA:    Ja, ja, jah. ¿Esa te la acabas de inventar?

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Aurora le guiña el ojo. Intuye que esa risa es la primera que sale de la boca de su amiga en varias semanas.

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REDACCIÓN

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-viernes 13 octubre-

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A pesar de que ninguno de los escritos que está revisando lleva firma alguna, a Martín le resulta relativamente fácil identificar al autor de cada uno de ellos: las necias memeces raciales de Samu, el victimismo amoroso de Eugeni, las incisivas reflexiones de Mía, la poca seriedad de Sebastián, el despecho herido de Javier…

Se trataba de reflexionar sobre los dilemas éticos que afrontan los alumnos en su día a día, pero el ejercicio se ha convertido en una hoja de reclamaciones.

De pronto, la redacción manuscrita que está siendo objeto de estudio cobra un preocupante interés sobrecogedor:

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… Sé que estuvo mal lo que hicimos, pero, al final, la sangre no llegó al río y todo quedó en un susto. Ahora me planteo si no debería informar al director de que el nuevo maestro de filosofía casi preña a una alumna. Es posible que, de este modo, pudiera prevenir futuros casos de embarazos adolescentes en el Gregorio Marañón; eso si es que se toman las medidas adecuadas para que este depredador sexual no pueda desvirgar a ninguna otra de las chicas que asisten a sus clases, especialmente a las más jóvenes, puesto que el señor Lozano parece sentir una especial debilidad por las niñas d *e menor edad…*

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Duros latidos bombean el pánico que acecha al profesor. Su sensata cordura se siente seriamente amenazada por una sarta de mentiras que nunca deberían haber tomado forma en la palabra escrita de esa redacción.

“Es una broma de mal gusto. !Tiene que serlo! ¿Qué sino? Una travesura de lo más censurable, sí, pero una broma, al fin y al cabo”

Las advertencias de Aurora están cobrando relevancia y vigencia a medida que las dudas envenenan la mente de Martín. Así mismo, las pretéritas acusaciones que la antigua maestra de filosofía vertió sobre Paula, en una charla anterior a aquella primera clase de ese viernes lluvioso, resultan ahora más creíbles.

“Miguel, Eugeni, Berta, Gloria... Esta niña va dejando cadáveres allá por donde pasa. Puede que ellos tan solo sean la punta del iceberg”

Ofuscado, Martín no logra pensar con claridad. Siente cierta claustrofobia, encerrado en su piso, y decide salir a correr por el parque Lázaro. Puede que el aire fresco le aclare las ideas y su ansiedad empiece a menguar a raíz de ese dispendio físico.

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[LA VUELTA AL COLE]  66/262  [FALSO POSITIVO]

-por GataMojita-