La viuda y el pequeño

Cuando una joven mujer queda viuda, encuentra la satisfacción ansiada en brazos de un impetuoso adolescente...

La viuda y el pequeño

Estas épocas son muy triste para mi....... espero que sepan comprender........... mi esposo murió hace unos meses, yo aun lo amo....... no puedo mentir en ese sentido mi felicidad se opaco y en un accidente en la vía expresa, mi adorado esposo murió, quedando yo viuda a los 33 años.

El dolor fue inmenso y el vacío muy difícil de llenar. Tengo un hijo pequeño de tan solo 5 años, y solo con su amor he podido sobrevivir...... el tener a mi hijo a ayudado a mitigar la perdida del padre y esposo amado.

Al mes de la muerte de mi esposo, comencé a sentir unos mareos y nauseas por lo cual acudí al medico. Me mando realizar unos análisis en el dos de mayo, los cual una vez hechos le entregue. Abrió el sobre y felicitándome me dio el resultado: - Esta embarazada.

Una mezcla de alegría y pena me embargo. La alegría de tener dentro de mi vientre el ultimo legado de mi esposo y la pena de no poderle brindar un padre al que recién nace.

Cuando llegue a casa me encontré con Jorge, un adolescente muy precoz, alumno de mi esposo, - pues si aun no se los he dicho, mi esposo era profesor – no se porque le conté las cosas que me pasaban, era un buen chico, así pensé yo.

  • Señora no tiene porque preocuparse, el profesor Bustamante era como un padre para mi, y si usted me lo permite, yo quisiera ser como un padre para su niño

Lo que me dijo desde sus trece años, me hizo gracia, era muy noble de su parte hacer este ofrecimiento, nos abrazamos y lloramos de alegría, realmente necesitaba estar con alguien en esos días, este era un amigo inusual, pero necesario, para mi estado de animo.

Los días que continuaron, Jorge iba a mi casa muy temprano, era época de vacaciones estudiantiles, se sentaba conmigo a hablar de todo; jugaba con el pequeño Iván (mi pequeño hijito) y de vez en cuando me acompañaba al parque, pero siendo sincera, evitamos las salidas, preferíamos quedarnos en casa disfrutando de las cenas y luego tal vez, alguna película en vídeo. Los síntomas del embarazo comenzaron a aparecer, los mareos , las nauseas y la voracidad propia de las mujeres embarazadas se hacían cada vez mas evidente. Y algo mas que me era imposible de saciar, un apetito enorme por hombres.

Era increíble, no podía salir a la calle y no dejar de excitarme al ver a un hombre, no importa si era viejo o joven, y esto creo que el pequeño Jorge se daba, aunque nunca me dijo nada, gracias a Dios.

Un buen día, Jorge se quedo a dormir en mí casa, estábamos en la sala mirando la televisión algo raro ocurrió: Jorge ocupaba un sillón próximo al mío, y yo sobre uno mas amplio recostada. Habitualmente llegada la noche y antes de cenar subía a mi habitación y me colocaba ropa mas cómoda, generalmente algún camisón que no insinuaba demasiado, si total, no había nadie a quien insinuarle nada, Jorge era un niño de 13 y mi pequeño Iván no sabia nada de nada. Pero me equivoque, alguien observaba. Estando recostada sobre el sillón, con la sala iluminada únicamente por los reflejos del televisor, vi la mirada de Jorge posada sobre mis piernas. Cuando lleve mi mirada hacia la de el la desvío. Pese a la oscuridad pude observar su rostro ruborizado y una protuberancia bajo su pantalón. La acción me produjo algo de gracia, pero sobre todo me sentí algo excitada, en verdad ese hecho me había gustado. Le di las buenas noches a Jorge, que algo tímido, alcanzo a preguntarme.

  • Señora Bustamante, bueno... este... si no fuera molestia,

  • Si dime Jorgito

  • Por la noche de hoy, podría dormir con usted.

  • Esta noche no, Jorge, pero te prometo que para la próxima, dormirás conmigo.

Era tan tierno, cerré mi puerta y me eche a dormir. Cierta vez que llegue de compras una tarde, al subir a mi habitación note que el cajón donde guardo mi ropa interior estaba algo revuelto. Una sola persona podía ser, no había dudas de que había sido Jorge. Pero no le dije nada, no quería que se avergüence. A la mañana siguiente, cuando colocaba la ropa en la lavadora, note una hermosa mancha de semen en mi calzón, de seguro Jorge se habría estado masturbando con mi lencería, el semen aun estaba fresca, podía sentir la humedad de la leche de mi pequeño amigo

Ya estaba por el quinto mes de embarazo y mi panza era prominente. Pero no solo eso, mis pechos habían adquirido un tamaño descomunal, coronados por dos pezones grandes y oscuros, que contrastaban con mi piel blanca y mi cabello negro. Hacia ya un par de meses había cambiado de camisón, uno un poco mas corto que me llegaba hasta las rodillas y que usaba sin sosten. Pero por las dimensiones de mi preñez la falda subía hasta trabajosamente cubrir mis muslos y mis tetas pesadas rebozaban el escote.

Otra noche, con Jorge, cenamos animadamente, ya no nos veíamos como antes, pues había comenzado a estudiar, y bueno estuvimos buen rato hablando de sus amigos y su escuela, bromeando luego sobre su timidez. Le pregunte si le gustaba alguna chica de la escuela y me contesto que no. Recogiendo la mesa al agacharme le dejaba ver mis pesadas tetas apenas cubiertas por el escote. Cuando ya estábamos en la sala le pregunte si se animaba a masajearme la espalda, dado que por el peso de mi panza me dolía un poco. Me contesto que si, se coloco tras de mi y apartando mi cabello un poco, empezó por mi nuca entumecida, bajando luego a mis hombros. La calidez de sus manos y ese aroma a pubertad me hacían ronronear. Siguió luego por mis brazos, primero por fuera y luego por dentro, rozando la parte lateral de mis tetas. Yo sentada sentía como la erección de Jorge se apoyaba en mi espalda. Le pedí luego si que me pasara crema por mis piernas. Fue hasta mi habitación y volvió con el pote de crema, me recosté sobre el sofá y lo deje hacer. Empezó por las pantorrillas y fue subiendo hasta mis rodillas. Se sentía delicioso como ese machito deslizaba sus manos por mis piernas. Fue subiendo por mis muslos masajeando por la parte delantera, abrí mis piernas y le dije que por adentro también. Cerré los ojos y note como sus manos subían lentamente.

  • Sra. Bustamante, ¿Estas despierta?- Pregunto para confirmar que lo estuviera. No le conteste dándole tranquilidad. Sus manos se acercaban cada vez mas a mi vagina, sentí sus dedos jugando con el borde de mi bombacha, luego de un momento sentí la calidez de su mano sobre mi pubis, apenas separado por la tela y la fue deslizando recorriéndola toda desde mi bello pubico hasta donde la posición le dejaba. Luego fue introduciendo algunos dedos por bajo la tela, jugando con mi bello primero y luego con mis labios vaginales. Yo ya no podía aguantar mas, esos dedos que rozaba mi concha me iban a arrancar un orgasmo. Me empece a mojar y eso lo asusto, y saco los dedos deliciosamente intrusos. No había podido acabar y cuando estaba ya por despertar sentí su aliento sobre mi pecho, mi bebe quería ver mas. Estiro un poco la tela de mi escote y observo detenidamente mis tetas, lamentablemente no las toco, pero me dejo una calentura que luego solo pude apagar introduciéndome los dedos y acabando maravillosamente en mi cama, y fue algo tan rico; luego me levante, y fingiendo sueño verdadero, me fui a mi habitación, y antes de perderme entre las escaleras, le dije a Jorge:

  • Porque no vienes, esta noche te toca dormir conmigo.

  • Voy señora.

Me eche en la cama y espere que mi niño se echara también, su cuerpecito flaco y púber estaba a un costado mío, así que decidí ponerme en acción,

  • Dime algo Jorge, alguna vez has jugado a Simón dice.....

  • Pues la verdad no señora Bustamante.

  • Pues bien, ahora jugaremos, y lo primero que ordeno es que dejes de llamarme señora, llámame simplemente Roberta.- Jorge estaba tan cerca de mí que podía sentir su aliento, el olor fuerte de su sexo me perturbaba. No pude evitar sentir que mis pezones se endurecían - - Cual es la primera orden señora... perdón, ... digo Roberta.

  • Pues lo primero que te voy a pedir es que me hagas cariñito en mi pancita,

Jorge muy obedientemente lo hizo, empezó a recorrer mi abdomen, y sus suaves manos me recorrieron toda, también empezó a olerme el cabello, el rostro, el cuello y besarmelos. Acercó sus labios a los míos para besarme, pero instintivamente di un movimiento para atrás. Entonces me sorprendieron sus manos, detrás de mí espalda

-Déjeme hacer -me susurró Jorge melosamente- verás que es maravilloso.

Me quedé muy quieta, entre sorprendida y asustada. Como este niño de apenas 13 era tan experto en el arte de amar y esa confianza era realmente sorprendente, me dio un beso profundo, metiéndome toda su lengua en la boca, y acarició mis pechos por sobre la camiseta. Después una de sus manos bajó, rodeó mi cintura y me pegó contra él. Su miembro lo sentí grueso y firme contra mi vientre. Él es mucho pequeño que yo, y sus brazos son débiles, pero no podía resistirme. Además, no quería resistirme. Jorge buscó mi vagina con sus dedos e inició una caricia lenta, circular, maravillosa, mucho más sabia que los torpes toqueteos a que me habían sometido los viejos de mi de mi edad sin lograr excitarme. Este chico era maravilloso, era un experto, sabía dónde y cómo hacer presión para darme placer. Se me aflojaron las piernas. Me besó las tetas, chupó y mordisqueó mis pezones hasta hacerme gemir, bajó con su lengua todo por mi vientre y llegó a mi entrepierna, arrodillándose. Con delicadeza me quitó los calzones, separé un poco mis piernas y cuando metió su lengua entre los labios de mi vagina no pude reprimir un largo "ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh". hizo que me llenara de jugo y me bebió toda. Cuando me metió un dedo en la vagina tuve un orgasmo y casi me desmayo. El se puso otra vez de pie, me besó en la boca (sentí mi propio sabor en sus labios), y me susurró "eres hermosa Roberta". -Vamos a la cachar -ordenó luego, mientras blandía su miembro con una mano, se masturbaba para que se le pusiera todavía más duro. Lo pasó por los labios de mi vagina para humedecerlo y luego lo apoyó en la entrada de mi intimidad. Con leves movimientos hacia delante empezó a penetrarme. Me dolía un poco, pues hace meses que no tenia actividad sexual, lancé algunos quejidos, pero estaba tan excitada que lo disfrutaba muchísimo. Yo estaba completamente abierta de piernas y lo sentía entrar centímetro a centímetro. Su miembro era grueso, duro pero suave a la vez. Por primera vez sentía algo así en mi vagina, y era increíblemente placentero. Cuando entró todo, Jorge se inclinó sobre mí y me dijo al oído:

  • "Ya te tengo Roberta, ya eres completamente mía. Soy el primero de mi edad que te lo hace, - me pregunto -

  • ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ! respondí media muerta de placer.

  • Que dulce... voy a comerte toda". Yo no deseaba otra cosa que él me devorase entera.

Luego Jorge empezó a moverse rítmicamente, como había visto en los videos según el. Sentía su pené deslizarse todo a lo largo, cada vez más fuerte, con embestidas más rápidas y vigorosas. La sacaba casi del todo y la hundía a fondo, hasta que la punta hacía tope en mi útero. Me arrancaba gemidos entrecortados. Tenía potencia pero sin perder la suavidad. Jorge estaba inspirado, dándome sin parar.

-Así preciosa -me decía mi niño sin dejar de moverse-vamos, dame tu orgasmo, dame todo el jugo de tu concha embarazada, y entonces tuve un orgasmo larguísimo, intenso, arqueando mi espalda y despegándola de la cama. Un instante después sentí que Jorge me la sacaba de golpe y adelantaba todo su cuerpo sobre el mío. Abrí los ojos para ver que de su miembro salían gruesos chorros de esperma que me salpicaron el pelo, la cara, el cuello y los pechos. Esa visión me excitó más y prolongó mi orgasmo, se la empecé a chupar nuevamente, pues era tan rico su esperma, que lo premie con mi boca y lengua. Después nos acostamos los dos en la cama y descansamos un poquito.

  • Que te ha parecido Roberta.

  • Estuvo muy bueno, donde aprendiste

  • No sé, por ahí, supongo que ahora jugaremos un rato.

  • Quieres seguir jugando, bueno pues, que me vas a ordenar.

  • Simón dice... " MAMAMELA NUEVAMENTE"

Y no se en que momento, se la estaba mamando a mi pequeño amante. El miembro estaba en erección otra vez, me lo metía todo en la boca, lo sacaba, y le pasaba la lengua y me lo volví a meter. Me acomodé mejor en la cama para estar a la altura del pene de Jorge. Lo miré bien de cerca, la cabeza hinchada, las venas aun sin marcar, los escasos vellos, abrí la boca y hacia dentro. Me gustó chuparlo, sentirlo duro llenándome la boca, pasarle la lengua. Y me gustó saber que lo hacía bien, porque mi finada esposo me decia que yo era una estupenda succionadora de penes, y ahora Jorge me lo decía también con sus gemidos de satisfacción. En determinado momento quise sacarlo de mi boca para tomar un respiro, pero le pequeño majadero no lo permitió, haciendo presión sobre mi cabeza. Instantes después sentí chorros de leche tibia sobre mi lengua. Estaba feliz, había logrado que Jorge se viniera por segunda vez gracias a mi mamada. Imaginarán cómo fue el resto de la noche, puro placer y placer........... si que era rico Jorge.

Sólo me negué a tener sexo anal, el tamaño del miembro de Jorge inspiraba respeto, (media como 18cms. Y eso me asustaba, y además veía cómo sus ansias no se bajaban en lo mas mínimo; ordenándome que me pusiera de espaldas, sobó su pene , que se movía frenéticamente, contra mi culo, hubo un momento de locura en mi y me movía con ese rico punteo tan obsceno y delicioso, su pené entre mis enormes posaderas y yo moviéndome como una loquita, ya ganando un poco mas de confianza, pues después de todo, este cuerpo era suyo, apunto la puntita de su verga a la entrada de mi culo, ya que por la posición no me permitía hacerlo por el otro lado, la punta de su sexo fue a parar muy adentro de mis entrañas y me corrí nuevamente con mi pequeño Jorgito aun con su pichula dentro mío.

Jorge me ordeno que me pusiera de rodillas, dándole la espalda, en posición de perrito, y en esa pose sublime, empezó a besarme el culo, mojando el agujerito del ano, - Eres divina Roberta, eres divina – no paraba de decir esto, mientras yo no paraba de contonearme.

  • Métemela Jorge, métemela que ya no aguanto mas

  • Si la quieres tanto, pues toma................. – y de un empujón brutal, me metió todo lo enorme de su sexo en mi pequeño (y hasta ese entonces, impoluto) culito, haciéndome gritar a mas no poder.............. sacaba y metía el fierro caliente, yo no podía hacer mas, era la locura........................ Jorge se vino una nueva vez.......... al igual que yo.

Así pasamos toda la noche, y desde entonces Jorge es mi amante.