La visita de mi vecino (2)

Segunda parte de "La visita de mi vecino" (((*Sin que yo me diera cuenta, había empezado una guerra para ver quién me podía dar más placer.*)))

[Comentad y valorad por favor.][Es importante para mí.]

Los tres estábamos en un incómodo silencio… Mi primo, estaba con los ojos como platos y mirando hacia el infinito.

-Primo…

Mi primo reaccionaba.

-¿Primo?

Igual.

-Ey, primo… primo… ¡primo!

Finalmente, le di una bofetada.

-¿Qué? ¿Qué?

En ese momento volvió a sonar la puerta. Mi madre estaba entrando.

-¡Mierda!

Les cogí a los dos de las manos y fuimos a mi habitación, que era lo más cercano al lavabo. Eché el pestillo. Mi madre se acercaba a la puerta gritando con su peculiar voz estridente…

-Hola, cariñooooooooooo.

-Mamá, no entres, estoy probándome ropa y estoy medio desnudo. Luego salgo.

-Vale, tampoco iba a entrar, he venido a coger el carro de la compra, y después iré a ver a tu abuela. A la noche nos vemos. ¡Te quiero!

-¡Y yo mamá!

Raúl miraba a mi primo furioso. Llevaba mucho tiempo queriendo estar conmigo a solas y ahora su aparición le había interrumpido.

-¿Qué querías?

-Sé que vengo en mal momento, pero quería decirte que gracias a ti, encontré mi sexualidad y también me ayudaste con… mi aparato…

Raúl nos miraba extrañados. Con un gesto le dije que más tarde le explicaría. Mientras mi primo continuaba hablando, se oyó el ruido de la puerta de mi madre al irse.

-…y he venido para pedirte perdón…

-Perdonado.

Me puse al lado de la puerta y se la abrí para que se marchara pero la toalla se me quedó enganchada en una percha que estaba colgada en la puerta y al abrirla, se me cayó. Todos mis encantos al aire.

Raúl seguía toqueteándose por encima de la toalla y mi primo se mordió el labio. Mi primo se levantó y comenzó a dirigirse hacia la puerta. Cuando estuvo al lado mío, me besó y me susurró en el oído:

-Deberías ver cómo la tengo ahora, mejor que la última vez…

Eso me dejó con ganas. Le pedí que se quedara fuera y que hablaría con Raúl para ver lo que hacíamos. No sé cuáles eran sus planes pero los míos era hacer un trío con ellos dos. Cuando mi primo se quedó fuera, hablé con Raúl para contarle mis planes. Accedió pero con una condición: hacerle sufrir.

Sufrimiento para Raúl era ver lo que hacíamos mientras mi primo no podía hacer nada ni con nosotros ni con él mismo. Al explicárselo a mi primo, al principio dudó pero finalmente accedió a nuestras “órdenes”.

Se quedó en calzoncillos. La tenía morcillona. Con dos cinturones le atamos las manos a la cama y con una cuerda también atamos los dos pies. Sinceramente, ver a mi primo atado en la cama de aquella manera me ponía bastante y tenía ganas de ver lo que escondía pero Raúl atacó primero. Mientras observaba a mi primo me la metió por el culo con fuerza. Me dolió. Comenzó un mete-saca muy fuerte y basto. El ruido de sus huevos contra mi culo cada vez era más rápido y más fuerte. Mi primo me miraba y yo le miraba a él. Parecía que aquello le ponía muy cachondo porque lo que guardaba debajo de aquellos calzoncillos parecía grande. Raúl también le vio el paquete a mi primo y también le entraron ganas de jugar aunque hubiera sido el capullo que interrumpió lo del lavabo.

Me la sacó y me comenzó a hacer aquello que me ponía tanto. Me lamía el cuello y me daba besitos mientras jugaba con mis pezoncitos y a la vez, nuestras pollas jugaban. Notaba su polla mojada y muy caliente y eso me gustaba. Nos comenzamos a besar y a jugar con nuestras lenguas. Quería ver cómo estaba mi primo, así que cogí a Raúl del cabello y en lo que él creyó que era un arrebato de pasión y lujuria, nos giramos para que él estuviera de espaldas a Raúl.

Viendo  aquello que escondía mi primo, que parecía más grande que antes, daban ganas de echar a Raúl y quedarme con él. Raúl bajó despacio y comenzó  a mamármela. Yo estaba muy cachondo pero generalmente viendo a mi primo atado y con ganas de hacerme de todo. Para mi sorpresa. Mi primo se corrió. Una gran mancha inundó el calzoncillo y después, una considerable cantidad de semen bajó deslizándose desde aquellos calzoncillos holgados por su pierna y acabando en la colcha de mi cama. Aquella escena hizo lo que no había hecho Raúl en media hora. Correrme. Una gran cantidad de corrida salió de mi polla que hasta hizo atragantar a Raúl. Raúl se incorporó y también se corrió en mi abdomen. Raúl, de repente, no se encontraba bien, y fue al lavabo.

Mi primo y yo estábamos los dos mirándonos y con nuestras dos pollas duras como piedras aunque los dos nos hubiéramos corrido. Sin hablar, fui a su cama a desatarle. Primero, le quité el cinturón de la mano derecha. Entonces, me apartó y muy rápido se quitó todas las demás ataduras y me tiró al suelo. Me besaba como si estuviera envenenado y el antídoto estuviera en mi boca. Estaba ansioso por hacer algo conmigo. Seguía besándome con todas sus ganas mientras que yo con mis manos intentaba quitarle los calzoncillos. Lo que salió de ahí era más grande que mi polla y que la de Raúl. Se puso en posición para darme por culo. Tenía miedo. Raúl ya había dilatado mi ano y estaba lubricado pero igualmente aquello era demasiada carne para mí. Raúl había vuelto y se agachó al lado mío para que le pajeara. Mi primo me la metía delicada y cariñosamente y eso me gustaba. No me había gustado la brusquedad de Raúl.

Quería probar una cosa que no había hecho nunca y que había visto en las pelis porno y ahora era mi oportunidad. Me deshice de los dos, puse de pie y dije:

-¿Me queréis?

-Sí, -contestaron los dos a la vez.

-¿Haríais cualquier cosa por mí?

-Sí, -contestaron otra vez los dos a la vez.

-Pues haced esto.

Lo que les pedí fue que se pusieran los dos juntos, con las dos pollas lo más juntas que pudieran y entonces yo agachado, mamar las dos a la vez. Así pasó. Fue lo que más me gustó de todo. Mamé más la polla de mi primo, porque tenía más carne y no sé por qué, se me hacía más apetecible que la de Raúl, la cual también disfruté. Mientras mamaba o lamía una, pajeaba la otra.

Raúl, al ver que me gustaba más la carne de mi primo que la suya, se puso detrás de mí, y volvió a darme por culo mientras yo mamaba lo de mi primo. Mi primo miraba enfadado a Raúl.

Sin que yo me diera cuenta, había empezado una guerra para ver quién me podía dar más placer.

Raúl no aguantaba más y se corrió dentro de mí. Su polla se puso flácida y aquello ya no podía dar más marcha. Parecía decepcionado por haber perdido la competición y le di un gran beso afectuoso para que supiera que había disfrutado y mucho con él. Pero el momento tierno se desvaneció cuando mi primo, que como bien decía, había ganado musculatura y yo, que apenas pesaba, me cogió y me puso contra la pared para darme por culo. Tampoco duro mucho. También se corrió en mi culo y la corrida se deslizó por sus piernas.

Las dos fieras, después de correrse por segunda vez, se relajaron y la tensión que había en el ambiente con mi primo y Raúl también se apaciguó. Los dos, en paz y sin miradas intimidatorias, acabaron haciéndome correr pajeándome los dos a la vez.

Sin hablar, nos metimos los tres en la ducha y nos aseamos. También ventilamos mi habitación porque allí olía a cuadra.

Raúl, me dio su teléfono y me dijo en qué piso vivía para vernos en otra ocasión.

Mi primo se quedó en casa y me estuvo contando sus experiencias desde aquel día que pasamos juntos, cómo “la leche” de mi hermano le había hecho crecer su amiguito, y cómo no había dejado de pensar en mí en todo este tiempo, pero su gran timidez le había echado para atrás en todo momento.

FIN.

[Gracias por todos los comentarios positivos y críticas que recibí con la primera parte y espero que ésta os haya gustado tanto o más como el capítulo anterior. Por favor, valorad, comentad y espero que me leáis en alguna futura historia que escriba. A todos, gracias. :D]