La visita de mi primo
Una mujer recientemente separada y sin una compañía masculina, recibe la visita inesperada de un primo que le tiene mucho amor y respeto. Una noche de desplante, hará que ella en medio de la calentura y la bebida, se anime a lo prohibido con su visita familiar.
CUANDO EL PRIMO VIENE DE VISITA
Hola mi nombre es Patricia y esta experiencia sexual me ocurrió en el 2016, cuando por ese entonces yo tenía 34 años. Bueno espero sea su disfrute
Comienzo describiéndome, soy una mujer que no soy muy alta mido unos escasos 1:65, soy de tez trigueña clara, cabello negro y mis proporciones no son muy buenas arriba ya que tengo pechos muy medianos, pero mis piernas y en especial mi colita, si me gustan ya son producto del gusto por hacer deporte desde niña, en especial gimnasio, aunque por mi trabajo ya no asistía mucho al gimnasio.
Por ese año, cuando sucedieron los hechos que voy a contar, era casada y tenía una hermosa hija de entonces siete años. Mi matrimonio después de casi 10 años, entró en decadencia, aburrimiento, monotonía y todas esas cosas. Yo muchas veces quería poner de mi parte para que mi relación salga adelante, aun así, el otro idiota de mi ex marido, nunca puso de su parte y terminamos distanciándonos.
Por supuesto que, al ocurrir el divorcio, la mayor pena se la llevó mi pequeña Natalia, quien era muy apegada a su padre. Al ya no verlo en casa, comenzaba con sus llantos incontrolables y me rechazaba la comida, me decía que era una mala madre y todos sus berrinches iban contra mí. En un principio creí que se le pasaría con el tiempo, pero al ver que las cosas en vez de calmarse, empeoraban, la llevé con una psicóloga quien me confirmó una sospecha que me resistía a creer. Mi hija padecía del complejo de Electra, y ahora me veía como su enemiga número uno y que solo la presencia de su padre, podía calmar esos momentos de histeria de la pequeña.
Aunque me dolió en el alma aceptar esa medida, lo hice y tras conversarlo con su padre, mi hija al poco tiempo se fue a vivir con él. Por supuesto que yo me encargaría de darle su pensión correspondiente y la visitaría los fines de semana.
Dicen que, a mal tiempo, buena cara y desde entonces al verme sola completamente, comencé a pensar más en mí y por ello, iniciar una vida de soltera otra vez. Desde entonces de lunes a viernes me dedicaba a mi trabajo y los fines de semana por la noche a salir con amigas, a veces salir con alguien que me pretendía y porque no, darme un pequeño gusto sexual, con estos amigos de turno. Precisamente uno de ellos, se convirtió no en mi pareja, pero si en mi “ AMIGO CON DERECHO A ROCE ” con la cual siempre después de salir a tomar una copa o bailar, terminábamos en mi cama o la suya. Pero después de casi 7 meses juntos, me contó que debía viajar al exterior y por lo tanto dejé de verlo, hasta el día de hoy. Con su partida, decidí dejar ese mundo de las salidas con alguien, durante un tiempo.
Habían pasado dos años de mi divorcio y como yo vivía sola, en algunas ocasiones solía andar desnuda por mi casa, en especial cuando era verano. Pero un día de mayo del 2016, una casi tarde noche, después de llegar de mi trabajo, alguien tocó el timbre de la casa. Al salir a ver, descubrí que se trataba de mi primo Boris.
Mi primo mencionado era hijo un familiar de segundo grado por parte de la familia de mi madre. Boris era un año mayor que yo y desde niños muchas veces nos visitábamos y habíamos hecho una amistad muy grande. Por eso al verlo en la puerta, lo recibí con un gran abrazo, mientras nos decíamos:
_ Prima que tal como estás a los tiempos.
_ Primo y ese milagro que te acuerdas de los pobres.
_ Disculpa prima, pero ya sabes la fama a uno no lo deja respirar JAJAJAJA
_ JAJAJAJA loco, pero pasa no te quedes en la calle.
Una vez dentro de la casa, Boris me preguntó por mi marido y mi hija, yo le conté lo de mi separación y me dijo que lo sentía mucho. Después de la plática protocolar, me comentó el motivo de su visita:
_ Como verás prima, he conseguido un trabajo de chef en un hotel casino de aquí de la ciudad, con una buena paga, pero el problema es que no tengo donde quedarme algunos días, por eso te pedía claro si pudieras, que me des algunos días de hospedaje en tu casa, hasta que me paguen mi primera quincena y así poder rentar un departamento. Yo puedo hacer los quehaceres, como preparar las comidas de la casa o tú me dices cuanto sería por los días de posada.
Cuando escuché eso, me reí un poco de su ocurrencia y le dije que no había problema en quedarse unos días y que no debía pagarme nada. Le comenté que, en la segunda planta de la casa, había una habitación para visitas familiares y allí podía instalarse. Boris agradeció el gesto y fue por sus cosas al hotel donde estaba hospedado.
Una vez instalado, a la mañana al despertar, me di con la sorpresa que él había preparado un desayuno, pero que señor desayuno. Tras ver el banquete, me dijo que me sentase y nos pusimos a probar los bocados. Terminado el festín, me alisté y me fui a trabajar. Por la tarde al volver a casa, él ya se había ido a trabajar y yo me quedé en mi dormitorio a descansar y de paso, hablar con un amigo nuevo que estaba conociendo.
Algunos días después de su llegada ocurrió un hecho anecdótico. Yo me levantaba recién y me dirigía al baño a asearme, cuando de pronto vi que me primero salía de allí y estaba completamente desnudo y recién se envolvía la toalla. Yo al verlo solo di un grito de sorpresa, pero mis ojos lo vieron unos escasos segundos y, pude ver que era dueño de un físico más o menos imponente, su mirada sería, brazos fuertes, aunque gordito, se veía apetecible y en especial poseía un pene que estando sin erección, se notaba muy apetecible. Mi primo se envolvió rápidamente y me pidió disculpas por lo ocurrido, ya que, según él, pensó que yo no me encontraba en casa, ya que suelo levantarme temprano para ir a mi trabajo y él como en su trabajo se quedaba hasta casi la madrugada, se levantaba por las 9 o 10 am. Le dije que no pasaba nada y luego yo me metí en la ducha, pero de pronto me vino a la mente la imagen de su cuerpo, en especial de ese falo apetecible y sin querer me puse muy excitada ( sería acaso efecto de la sequía sexual que ya buen tiempo llevaba )
En la ducha comencé a tocar mis senos, mis dedos se dirigieron a mi conchita y me empecé a masturbar pensando en la idea de que teniendo un hombre en casa y no poder disfrutarlo, ya que lo prohibía los lazos sanguíneos. Una vez duchada me cambié y nos pusimos a desayunar, pero ninguno dijo nada durante el consumo.
Mi primo se fue a trabajar y ese día me quedé muy excitada. Comencé a leer historias eróticas con experiencias de mujeres que han tenido sexo con sus primos y encontré muchos relatos con este contenido, las cuales dejaron volar mi imaginación a mil y de paso, darme unas masturbadas con mis dedos, que, en esa tarde, habré tenido unos cinco orgasmos bien intensos.
Dos días después de verlo desnudo, la imagen de mi primo Boris aún no se me iba y así llegó el fin de semana y le pedí que podíamos pasarla en la casa platicando y conociendo más sobre nosotros, fue así como me di cuenta que mi primo nunca fue de tener una familia estable, ya que siempre por el trabajo no se ocupaba de sus novias. De mi parte se enteró por que me separé de mi marido, pero nunca le conté de las visitas ocasionales a la casa de algún amigo, ya que no quería perder la imagen de respeto que me tenía. Justo cuando conversaba con él, un amigo precisamente me llamó preguntando si podía venir a mi casa a tomar unos tragos y le dije que no podía porque tenía visita. Luego este galán me dijo si podíamos vernos en una discoteca del centro, yo sabía que cada vez que salíamos siempre me pedía para tener un poco de sexo, aunque nunca se lo aceptaba, pero estaba aún tan caliente por el miembro de mi primo, que esta vez sí le aceptaba la cogida nocturna. Tras aceptar la invitación, me alisté a cambiarme y cuando estaba lista, mi primo estaba en la sala mirando una serie. Al verme sonrió mucho:
_ Caray prima, sí que esta noche te ves guapa.
_ Gracias primito lindo. Por favor no me esperes, tal vez no llegue a dormir.
_ No pasa nada prima. Es tu vida y sabes lo que haces. Solo ten cuidado.
_ Gracias, entonces nos vemos
_ Nos vemos.
Tras despedirnos con un beso me dirigí a la discoteca, pero a la hora programada, el muy imbécil me termina llamando que no podía venir, porque a su querido pastor alemán se encontraba enfermo y lo iba a llevar a la veterinaria. Yo no le grité y contesté está bien. Aun así, decidí quedarme un momento más, tomando unas cuantas cubas libres, y mirando si alguien de repente se animaba a sacarme a bailar o tal vez otra cosa, pero nada de nada. Aburrida me levanté y me fui a la casa.
Al llegar vi a mi primo que aún seguía en la sala, solo que esta vez estaba solo en short y polo deportivo, al verme me preguntó qué tan rápido terminó la salida y le contesté que me había arrepentido de salir y decidí volver temprano a la casa.
Como era casi las 11 de la noche recién, le pregunté si quería comer algo y me contestó que sí, por ello ordenamos una pizza y mientras la esperábamos fui a mi cuarto y saqué una botella de vino, que me había quedado de mis regalos que me dieron por mi último cumpleaños.
Una vez con la bebida en la mano y dos copas, llegué hacia él y me serví un trago cargado y a él otro normal, Boris me dijo que no quería, sin embargo, yo insistí
_ Vamos primo, no seas aguafiestas y además no te vas a emborrachar es solo un trago.
Así que accedió y ambos nos tomamos nuestras copas, en eso, llegó la pizza y mientras mi primo me servía, me serví otra copa. Mi primo me comentó.
_ oye prima te vas a poner bien borracha, ya llevas dos.
Yo le dije:
_ ¡¡Primo no seas ridículo apenas llevo dos vasos, yo aguanto esto y mucho más, además ya vamos a comer así que no pasa nada, no te preocupes!!
Acabamos de cenar, y para hacer digestión me serví otra copa y también le rellene el suyo contra su voluntad, cuando me volví a sentar, había recordado aquel día que lo vi desnudo en el baño y le dije, claro a sabiendas, que llevaba mucho tiempo sin una compañía masculina en la cama y que esa noche quería sacarme los deseos, pero como no llegó mi amigo, pues me acordé de él de lo muy bien conservado que estaba y que sería una pena que no aprovechase el semejante dote que tenía.
Quiso disculparse, pero de nuevo noté su voz quebrada y su nerviosismo ahora más notable con unas copas encima, así que me decidí a llevar a cabo mi necesidad, quería esa noche sentirme mujer nuevamente, ya que en verdad me gusta volver locos a los hombres y en verdad que mi primo me gustaba mucho.
_ Bueno primo entonces como ya estamos aquí, te pido que por favor esta noche me hagas tuya, quiero probar ese amigo tuyo que te manejas.
Sin esperar respuesta de su parte, me lancé a darle un beso en la boca bien intenso, observé que a él se le abrían sus ojos y de manera nerviosa me observaba de arriba abajo, agarrando un poco mis piernas y dijo
_ Prima esto no puede ser, pero tus besos me están volviendo loco.
_ Yo también estoy loca, porque me hagas tuya, vamos a mi cuarto.
En ese momento mil locuras pasaban por mi cabeza, yo me quería portar mal y mi cuerpo ya estaba ardiendo, pero sabiendo que lo que estaba por hacer era un delito, al final yo soy mujer y él es hombre y ambos queremos hacerlo que más puede pedir un par de adultos que se desean.
Inmediatamente me puse una ropa especial para él. Yo estaba con un vestido negro, muy ligeramente entallado sobre m cuerpo, dejando ver mi trabajada barriguita, la falda me llegaba a la altura de las rodillas y bajo ella medias negras, como a mí me gusta. Mi pelo negro recogido y mi sonrisa abierta. Sólo al entrar a la habitación y se iluminó toda mi vida. Yo, al borde de la arrechura, y él de la incredulidad y el deseo.
Me besó muy cariñosamente mi mejilla, manteniendo sus labios muchos segundos sobre mí y, , se dispuso a echarse encima de mí y yo sobre la cama, devorándonos a besos profundamente. En ese momento me quita el vestido, dejándome solo en sostén blanco que llevaba y mis medias hasta el muslo…. Uffffff.
Ya estando arriba de mis senos solo bajó un poco más y comenzó a chupármelos por encima de ellos. Yo no pude aguantar más, ya no quería preámbulos. Me bajé el sostén, pero él tampoco quería rodeos. Con sus dientes me bajó las dos copas del sostén y se acostó a un lado mío y comenzó a succionar fuerte de mis pezones. Me dolía muchísimo, pero no quise decirle que parara. Era un dolor rico. En otras ocasiones ya me las habían chupado ese amigo que conté al inicio, el que se fue, pero no tan desesperadamente como ahora lo hacía mi primo. Yo gemía, la luz de mi cuarto nos iluminaba. Me chupaba una teta y con su mano me apretaba la otra, la acariciaba, la masajeaba. Sin duda sabía lo que hacía, sin duda había practicado algunas cosas también.
Así como estaba le quité el polo y me excitó mucho y al parecer a él también, porque sin pensarlo se lo rompí. Siguió mamando de mis senos por unos minutos más.
Lo empujé tumbándolo encima de la cama y me paré. Yo estaba parada frente a él, únicamente vestida con tanga. Me incliné para quitarle el short, cuando lo saqué me percaté de que no se había puesto ropa interior. Al acercarme más, su pene me dio una leve bofetada. Salió disparado, estaba durísimo.
Mi primo desnudo y yo también, en especial estaba más caliente que nunca.
Me puse en cuatro sobre él y le empecé a hacer sexo oral. Sin rodeos, me lo metí hasta la garganta, rápidamente salieron lágrimas y ligeras arcadas. Era delicioso tenerlo adentro de mi boca. Bien duro, y ya hasta con líquido pre seminal.
―Uy, primita. Qué rico. Qué bien lo haces.
―Te gusta.
―Me fascina, de lo que me estaba perdiendo.
Seguía chupándolo. Duré minutos chupándoselo en esa posición. De hecho, yo iba a seguir mamando pero…
― Párate, prima ―me dijo jadeando. Me paré ―. Ahora móntame, viéndome de frente móntate en mi pene.
Una vez más comprobé que él estaba en otro nivel de excitación. Me hablaba diferente, me pedía él mismo las cosas y me poseía como si no fuera el Boris tímido, el que pensaba que hacerlo con su prima era pecado.
Me fui metiendo poco a poco su pichula
― Oh, sí, chiquita. Ay, prima, qué rica estás.
―¿Te gusta cómo monta tu adorada primita? ―le dije con voz de zorra caliente.
―Oh, me encanta ―dijo dándome una fuerte nalgada―. Me encanta, vamos monta a tu potro.
Brincamos los dos, él para metérmela y yo para clavármela. Era una delicia. Mi cama que tiempo atrás era compartido con mi ex marido y algunos amantes ocasionales, ahora crujía, rechinaba. La luz bañaba nuestros cuerpos que comenzaban a brillar en sudor. Y la foto de mi hija nos veía, sin idea de lo que estábamos haciendo.
―Lo siento, sobrinita. Ahora también serás mi hijastra ―dijo él. Yo me reí, y no dejábamos de cachar.
―Pueden estar tranquila hijita, mi primito me vino a cuidar MUUUY bien esta noche.
―Así es. Vine a darle lechita caliente para que duerma rico.
Ambos reímos. Y de fondo se oía el clap - clap de nuestras pieles chocando y el chac - chac de su vpene removiendo mis jugos.
Boris estaba muy caliente. Era una fiera.
―Ponte en cuatro, ahora.
―Sí ―dije con voz débil y sexy. Estaba tomando mi papel de puta, me puse a su disposición―. Sí, papi.
Me puse en cuatro y él me lamió. Pasó su lengua desde mi vagina hasta mi culo… esto último despertó algo en mí, pero aún no estaba segura de decírselo.
― ¿Lista, prima?
―Dámela toda.
Ni bien terminaba yo de hablar y me la enterró hasta el fondo. Sentí un dolor y placer indescriptibles. Y comenzó el traqueteo de a perrito. Metía y sacaba a su merced. Con furia, con desenfreno. Gotas de sudor caían de su frente sobre mi espalda. Me excitaba, además del hecho de que fuera mi primo, que siendo mayor que yo tenía el control sobre mí. Vino a mi mente un recuerdo que me calentó. Cuando éramos más pequeños nuestra abuelita siempre le decía a Boris que me hiciera caso por ser mayor que él.
―Prima, ¿no me oyes?
― ¿Qué?
―Tu conchita está muy mojada.
―Es que por fin se me hizo y me estás penetrando de maravilla.
Me tomó los brazos, me los llevó a la espalda y los cruzó. Me estaba dando la cogida de mi vida. Me tenía presa. Apretaba fuerte mis muñecas y me daba unas arremetidas tremendas. El clap-clap se oía cada vez más fuerte. Ya había perdido la cuenta de las cosas de la lista de cosas que no pudiéramos hacer si mis padres estuvieran en casa.
Me tiró a la cama y me puso boca arriba. Me abrió las piernas y después de lamerme fugazmente la vagina me la metió sin piedad. Yo estaba boca arriba, él semi hincado en el colchón y llevó mis piernas a sus hombros. Me entraba cada centímetro de su pene y sentía cómo revotaban sus testículos contra mí.
Después de unos minutos dándome así, se recostó sobre mí. Yo boca arriba, él boca abajo.
Me puse en cuatro y comenzó a meter dedos, que me hacía temblar.
―Te la voy a meter por atrás…
―Pero, primo…
―Te la voy a meter. Además, me doy cuenta que todavía está cerradísimo. Te va a doler como nada, pero quiero que estés satisfecha.
Comenzó a frotarme el culo con sus dedos y metía un poco su lengua.
―Ya métemela, primo.
―Ok.
Comenzó a metérmela lentamente. No pude evitar apretar las sábanas. Tomé una almohada y grité. Lágrimas salían de mí.
― ¡No pares! ¡No pares, Boris, no te detengas !
Poco a poco fue entrando. Cuando sentí que la mitad ya estaba adentro, yo misma abalanzaba mi culo contra su pene, para comerla poco a poco y ayudarlo a que me entrara.
Después de una dura batalla entró.
―Déjamela un ratito adentro ¿sí, primito?
―Sí, amor.
Mientras la dejó adentro se recostó sobre mi espalda. Me acariciaba mi cintura, mis caderas, mis nalgas y me besaba.
―Muchas gracias, primo. Preferiste pecar que dejarme con los deseos.
―Ya te dije, prima. Esta era la oportunidad que estabas esperando. Y no sabes cuánto te estoy disfrutando…
Tuvimos sexo con mucha adrenalina. Fue riquísimo por la adrenalina, pero no puedo negar que sentía que iba a ser nuestro fin. Estaba casi convencida de que en unos días él se iría y yo otra vez a la soledad de la casa. Aun así, que el momento continúe.
Mi primo me dio durísimo y se vino en mi boca, me lo tragué todo. Porque así lo quisimos los dos y disfrute de su corrida.
_ Gracias primo por esta noche
_ A ti querida prima. Pero sabes que esto no puede ser
_ Lo sé, pero igual no me arrepiento.
Acto seguido tomo una toalla y se fue a duchar. Yo cerré la puerta de mi cuarto y me quedé a dormir, teniendo el olor de su sexo y leche en mi cuerpo.
Fue la mejor noche que he tenido a pesar del miedo que sentí, pero sabía que lo nuestro no podía continuar. A la mañana siguiente, ninguno de los dos dijo nada sobre lo vivido y cada quien su rutina.
A los 5 días después de esa noche, él me comentó que ya había alquilado su departamento y que se retiraba a vivir allí. Me dio pena despedirme y le propuse volver a tener una noche de despedida, pero me comento que lo vivido esa vez, fue porque ambos lo quisimos y estábamos algo tomados, pero él me respetaba y ese respeto siempre se iba a dar. Yo lloré un poco, pero, valoré la actitud de mi primo.
Se marchó de la casa y pocas veces venía de visita, hasta que un año después, se fue a vivir a otra ciudad, ya que de su trabajo le enviaron a ser supervisor de una cadena de restaurantes. Yo también por ese entonces empecé una relación formal, con un amigo del trabajo.
Esa fue la primera y última vez que lo hice con mi primo.