La visita
"¿Mi perrita está en celo?" Restriegas tu verga metiendo el glande en mi vagina, retirándolo y presionando la entrada de tu culito hasta casi penetrarme.Tu polla está a punto de reventar con la erección que tiene y tu excitación es máxima. Metes tu polla hasta el fondo de una estocada dentro de tu rajita arrancándome un sonoro grito. "que nos van a oír..." Me susurras dándome otro cachetito correctivo.
Noto los primeros rayos del sol y algo atípico, yo despertándome antes que tú, estás relajado lo noto en tu respiración. Así como también noto una carpa elevándose sobre la sabana. Te descubro con cuidado de no despertarte y noto la dura erección mañanera. Una idea traviesa me pasa por la mente, me cuelo entre tus piernas y comienzo a tocarte muy suavemente y luego empiezo con unas suaves lamiditas. El sueño te ha cazado bien. Entre el ajetreo de la semana y nuestro juego de la noche has dormido profundamente. Te cuesta abrir los parpados, pero sientes una sensación placentera en tu verga que te incita a hacerlo. Desechas la idea de tu mente, puesto que de forma habitual, tardó baste más que tú en levantarte. Seguro que es un sueño. (“No tengo remedio. Una noche de sexo, y, además, sueño con sexo. Tendré que mirarlo con un profesional”)
Te remueves un poco pero no muestras intención de levantarte. Mi boca sigue deleitándose con tu miembro, mis movimientos son más atrevidos, mi mano sujeta con firmeza la base de tu polla y mi boca se va tragando todo, por mi mente pasan una serie de divertidas ideas y algunas de ellas pienso ponerlas en práctica, pero ya será en otra ocasión. En un momento cuando ya tengo toda tu verga dentro de mi boca puedo sentir tu mano acariciando mi cabello, una pícara sonrisa se dibuja en tu rostro mientras sales de tu letargo esto no te lo esperabas. El sopor del sueño atiza firme, pero esa mágica y placentera sensación de mi pequeña boca aferrándose a tu verga, resucitaría a un muerto. Mi pícara sonrisa provoca que un escalofrío recorra todo tu cuerpo y sin querer, arqueas tu espalda levantando la cadera, enterrando tu verga hasta el fondo de mi garganta por unos segundos en un acto reflejo que me pilla desprevenida. El roce de tus huevos en mis labios te provoca otro espasmo que a duras penas logras contener.
"uf, lo siento laztana, ha sido sin querer" Mi mirada felina lo dice todo. "Pero si repites eso de meterla hasta el fondo y lamer mis bolas....sabes que me derrite" Mi boca desciende lentamente todo el camino de tu miembro, luego de mucho tiempo logro devorar toda tu polla sin tener casi arcadas, mi lengua juguetea en el interior lamiendo todo el tronco de tu miembro. Sabea que darte sexo oral es todo un vicio para mí. Me dirijo hacia tus huevos sin dejar de darte una suave paja y los lleno de suaves besos y lamidas, voy aumentando un poco más la presión y los meto uno por uno en mi boca deleitándome. Me vuelvo hacia tu verga y te la chupo con maestría, ahora el ritmo es más potente y tu mano ejerciendo una suave presión sobre mi cabeza me indica que voy por el camino adecuado. Tus manos, acariciando mi cabecita, estimulando mi continuación sin llegar a forzarme. Aunque es una fantasía y un juego recurrente, hoy prefieres dejarme hacer. Tu verga desaparece una y otra vez completamente de mi boca. En una hábil maniobra, y con cara desafiante, meto toda la polla hasta el fondo de mi garganta y lamo tus huevos con la punta de mi lengua.
Aún recuerdas cuando vimos el video de Heather Broock y me dijiste que esa tía era la caña. Recuerdas mi carita posesiva, mis ojitos afilados y desafiantes, mi ceño fruncido. Recuerdas como lo intente poco después, sin mucho éxito, pero con todo tu apoyo. Y ahora... al borde de la locura por los hábiles movimientos de mi boca.
"quieres.... ¿el desayuno en la cama?"
"¿Tu qué crees?" siempre he pensado que la perfección se logra a través de la práctica, este es el caso, después de tanto practicar se puede decir que domino el arte de dar una buena mamada. Mi boca hace desaparecer tu miembro, mis labios ejercen una suave presión haciendo que mi boca parezca más pequeña, con sumo cuidado de no rozarte con los dientes, busco tu máximo placer. Mi lengua se deleita con suaves lamidas, recuerdo lo tímida que era al principio, ahora te busco con deseo y pretendo llevarte al máximo placer. La succión aumenta, la velocidad también. Guiada por tu mano que ejerce la presión adecuada sobre mi cabeza, tus dedos se pierden en mi lisa cabellera castaña. Puedo notar mis jugos resbalando por mis muslos, y tu cara desencajada de placer es el mejor premio de todos
El placer es indescriptible. Cada vez que sientes tu polla en el fondo de mi garganta, te sientes morir. Cada vez que lo ves, tienes que reprimir un sonoro gemido. Te mueves ligeramente para tener acceso a mi rajita con tus dedos y sientes lo encharcada que esta. Tus dedos rodean mi botoncito y lo estimulan, arrancándome un gemido y provocando un roce con mis dientes que te provoca un respingo. Tus dedos, empapados en mi esencia se mueven veloces en mi sexo, siguiendo el contorno de mis labios vaginales, y esparces mis abundantes flujos por la zona perianal hasta mí siempre apretado culito. Tras rodear el anito y presionarlo con suavidad, te llevas los dedos a la boca para chupetearlos y volver a la carga. Mi habilidad con la lengua está a punto de llevarte al delirio y, apartando tú deseo de clavártela hasta el fondo y correrte, siendo fiel a tu promesa de ser un chico bueno, me avisas de la inminente riada de esperma.
Mi boca aprisiona tu miembro con fuerza, succiono cada vez con más intensidad. Mi mirada viciosa no se hace esperar, unas cuantas chupaditas más... Me sujetas atrayendo mi boca pero sin presionar demasiado y siento como los chorros de tu leche entrando a gran velocidad en mi boca. Con toda la carga me acerco a tus labios y nos deleitamos en un dulce beso blanco Pocas cosas son tan excitantes como un beso blanco apasionado y fogoso, y este no es la excepción. Cuando se separan nuestras bocas, un fino hilito de semen y saliva pende de ambas y empezamos a reír. Cuando cesan las risas, el hambre empieza a reclamar nuestra atención por los rugidos de nuestras tripas. "no ha estado mal. Pero, de todas formas, el desayuno era para ti, laztana, no tenías porqué compartirlo..."
Levanto los hombros como si estuviese quitándole importancia al asunto "No hay que ser egoísta bihotza" suelto una carcajada. Bajo nuevamente a tu miembro dándole unas nuevas chupadas para dejarlo libre de cualquier rastro de tu leche, me miras un poco desconcertado, me acerco a tus labios a besarte nuevamente "¡Además has soltado una cantidad industrial!" No puedes evitar reír, la naturalidad con la cual nuestros cuerpos desnudos se complementan es sencillamente única, pero nuestras tripas rugiendo dicen que una pausa para el desayuno es gusto y necesario. Tomo una de tus camisas que esta sobre una silla para tapar mi desnudez y tu tomas un bóxer y haces lo mismo. Sentado en la cama me atraes y quedó en medio de tus piernas un nuevo beso y tus manos acariciando mi culito me hace calentarme un poco, me separo de manera prudente y nos recuerdo que es necesario comer "supongo que ya tendremos electricidad... ¿Vamos a ver?" Desconcertado y hambriento te levantas y accionas el interruptor, pero la luz no se enciende. Sueltas un taco al recordar que bajaste el Interruptor general para evitar quemaduras eléctricas. Subes el contacto, pero nada, la electricidad sigue ausente.
Te vistes con unas deportivas y sales a la calle a comprar pan, y al parecer el apagón es en todo el barrio. Un árbol ha derribado una torreta y han caído varias líneas de tensión. Subes pensando en el desayuno y en la comida, que a malas, podemos ir a casa de aita y pedir asilo. Preparas tostadas con mantequilla y huevos a la antigua usanza, así como café con leche y todos los sabores de la infancia acuden a tus recuerdos. Al estar apagada la Tv, no dejamos de hablar de múltiples temas, y ponernos totalmente al día. Es increíble cómo afecta la luz a nuestras vidas. La infinidad de temas es abrumadora, podría contarse como un reencuentro, hablamos como hacía ya tiempo no lo hacíamos. Damos buena cuenta del desayuno, sin duda disfruto mucho de ellos, lo haces con tanto esmero, son gratificantes, con el tiempo ya ves normal todas las manías que tengo a la hora de comer, aunque a veces te arrancan unas sonrisas que se podrían interpretar como un desconcierto agradable. Hablamos del tema de la luz y te comento que debo checar unas cosas de la universidad, una programadora sin luz no funciona muy bien, me comentadas de darnos una vuelta por donde tu aita, hace tiempo que no los visitamos
Tras el desayuno, tomamos el coche y vamos a casa de tus aitas con el portátil para que pueda hacer mis labores y tu aprovecharas para terminar algunos trabajos que tienes pendientes allí. Cuando llegamos, tas los saludo habituales, nos preguntan por el estado de la luz, y les dices que seguimos sin ella. Te cambias de ropa y te pones en faena. El recibimiento es afectuoso, aprender a convivir con tu familia ha sido interesante, dista mucho de la mía, recuerdo los primeros encuentros luego del boom inicial que dieron por nuestras notorias diferencias sobretodo la de la edad me han acogido como una más. Conecto la portátil y me dedico a sacar todo el trabajo posible y llevar la batería al máximo para cuando estemos de regreso aunque no servirá de mucho sin el internet. Enciendo por fin el móvil que lleva prácticamente un par de días muerto, río al ver tu mensaje "?" es increíble como pequeñas cosas expresan tanto cuando las aprendes a leer. Me detengo un rato para estirar las piernas y te pillo en plena faena ayudando a tu aita.
Están haciendo una masa de cemento para arreglar el muro perimetral. Hace tiempo que no preparas una y casi se te ha olvidado y te ha quedado aguada mientras tu aita se ríe por la falta de práctica. Levantas la mirada y me ves espiándote por la ventana y me sacas la lengua. Un par de horas más tarde, la deliciosa comida está preparada y nos acercamos a la mesa. Sacas de la nevera un delicioso vino blanco que te apetece tomar antes de comer, y me ofreces una copa. Te miro con esa graciosa carita interrogativa que tanta gracia te hace. "Pruébalo, está un poco acido, pero es delicioso" Tomo la copa con un poquito de desconfianza, en efecto el sabor es un poco ácido pero es agradable al paladar, te acercas a mí para darme un suave beso que es interrumpido por tu aita que hace una especie de tos y logra que nos separemos no sin antes hacer que me ponga roja como un tomate Me sirves un poco más de vino, viendo que me ha gustado, y te ofreces unas olivas. Me preguntas por los programas y las clases, para darme pie a cambiar de colorcito de nuevo.
Pocos minutos más tarde, la conversación vuela por otros derroteros y está todo olvidado. Nos sentamos a la mesa a disfrutar de una deliciosa comida. Damos buena cuenta de la comida, disfrutando el tiempo en familia. Me agrada el ambiente, tu familia me siento como en casa y disfruto de las charlas y el momento. Después de comer, y de la sobremesa, la tarde avanza mientras te avergüenzan un poco, contando tus tiempos de juventud. Estas tentado de proponerme ir a dar un paseo por el rio y la montaña... No puedo evitar soltar unas cuentas carcajadas por todas tus historias y liadas de más joven y ahora que lo veo tienes todavía gran parte de lo liante. Luego de ver como pasas de tu blanca piel a un rojo intenso, luego de esto me propones un paseo que acepto de buena cuenta. Mientras caminamos hacia el oeste, recibiendo la deliciosa luz del sol, nos entretenemos con los cotilleos de mi uni y jugando con los perros. Cuando por azar, te das la vuelta, se te escapa un sonoro taco. Negros nubarrones de tormenta se han acercado a nuestra espalda y amenazan lluvia. "vida, ¡creo que nos vamos a mojar!"
No puedo evitar reír cuando se te escapa ese taco, tu eres muy cuidadoso en ese sentido yo en cambio... En más de una ocasión se me van las malas palabras sin poderlo evitar, el ambiente es agradable con los perritos, tú, yo, pero la amenaza de lluvia me desalienta "dos veces en dos días, no estoy de suerte, a este ritmo voy a pescar un resfriado" Aceleramos el paso cuesta abajo, que es mas fácil, pero tenemos que tener cuidado de no caernos. Las nubes nos alcanzan al igual que la oscuridad, que adelanta la noche. Empieza a chispear cuando ya hemos dejado de descender y encaminamos la senda de casa. Cuando nos alcanza la lluvia casi hemos llegado, pero nos empapa por completo. Tu aita ya estaba montándose en el coche para salir a buscarnos cuando llegamos a su casa. Me miras, entera mojadita y me animas a darme una ducha.
Luego de una merecida ducha, opto por algo mucho más decente de lo que normalmente uso en casa. Cuando tú sales de la ducha se notan las finas marcas en tu espalda ya algunas cicatrizadas y otras más recientes, casi siento culpa de provocártelas, casi. Me acerco a ti para peinarte el cabello, que está lleno de mechones rebeldes cada uno mirando a una dirección diferente, te dejas hacer pues sabes perfectamente que no lo dejaré tranquilo hasta que quede como me gusta. Un ratito más tarde, y amodorrados al calor de la chimenea, nos tomamos unas copichuelas charlando con tus padres. Cuando llega la hora de cenar, tus padres nos preguntan a ver si queremos quedarnos allí a dormir, a sabiendas de que la luz aún no ha regresado en nuestra casa.
Luego de meditarlo un poco decidimos quedarnos, no me apetece volver a una casa sin electricidad. Disfrutamos de la cena, sin duda ya veo de donde sacaste lo buen cocinero. Al poco nos estamos retirando a tu habitación, es cálida acogedora. Te excusas un momento y cuando vuelves lo que traes en las manos me ilumina el rostro, es Rufus, me comentas que lo trajiste por si esto pasaba, sabes que adoro ese peluche. Me recuesto en la cama y se me escapa una risita. "Me pregunto cuántas... (Hago un gesto con mis manos de masturbación) te habrás hecho aquí liante"
Me haces el gesto de infinito con los dedos y ambos empezamos a reír. Hace tiempo que no estás en esa habitación, de hecho desde antes de conocerme no te quedabas allí, y tienes curiosidad por saber si... Abres la puerta del armario y mueves los chaquetones que tienes allí, y detrás, escondida hay una caja camuflada que abres. Sacas varios pen drives, cds y un montón de revistas porno que me enseñas. "con todo esto" Miro con curiosidad tu pequeño secreto, suelto una risita. Y acerco mi laptop a nosotros "¿te apetece ver algo?" pregunto con malicia y me acerco a ti besándote muy lento y quitando uno de los pendrive "ese... mejor no" Reconoces el pendrive que tengo en la mano y crees recordar que era de transexuales y gay, en la época en la que te causaba curiosidad "veamos que tienes liante".
Tu mirada te delata, la mía también. Chispas saltan entre nosotros y cuando te veo venir salto por encima de la cama "¿Qué ocultas vida? ¿Algo que no quieres que vea?" sonrió maliciosamente, pero tratas de sujetarme por la pierna. Me zafo con destreza "compórtate que estamos en lo de tus padres" suelto una carcajada mientras me das caza por toda la habitación. Soy escurridiza como una anguila y se cómo esquivarte a la perfección. Sabes que has cometido un error de libro con tus palabras, pero también sabes que estoy atrapada en la habitación y no puedo escapar. “Tarde o temprano caerás en mis zarpas y podre arrebatarte el pendrive.”
"Como te encanta montar escándalos... ¿Qué van a pensar mis suegros?" suelto otra carcajada y me escapo por tu costado derecho. "¡Sabes que no me rendiré!" digo mientras te saco la lengua "Además soy casi dos décadas más joven puedo resistir mucho" digo ese comentario para picarte, sé que detestas las bromas con la edad.
"Uy, lo que ha dicho..." Pones más ahínco aun en atraparme y a pesar de que la habitación es grande, me tienes arrinconada. "tienes dos salidas. Capitular y darme ese pendrive sin consecuencias, o resistirte... y pagar esas consecuencias, bwaa ha ha haaa"
"Lamento que tenga una mente tan cuadrada caballero, siempre hay una tercera opción" busco morder tu brazo para obtener una salida pero el escape es infructuoso, me sujetas en tus brazos aprovechando lo ligera que soy y me llevas a la cama "¡No pienso rendirme!"
Me lanzas contra la cama y me inmovilizas, pero mi fino y escurridizo cuerpo es difícil de dominar sin aplicar la fuerza, y eso es algo que no quieres. Estoy a punto de escaparme pero te pones sobre mí en la cama, con tus manos sujetando las mías y tu cuerpo sobre el mío con tus piernas presionando las mías. "¿¿Qué me dices ahorita del viejito??"
"¿¿¿Qué digo??? ¡Que tienes que comer menos, estas bien pesado!" Ambos reímos, si bien estoy sin escapatoria no me daré por vencida, solo toca utilizar mi último recurso y mi arma infalible. Te miro a los ojos y mi rostro adopta esa cara de cachorrita suplicante, mi mejor cara de puchero "Pero laztana no es justo, yo quiero ver esos vídeos contigo. Pensaba que nos compartíamos todo..." digo con mi mejor tono de niñita para atacarte por donde se tus barreras no pueden contra mí. Sé que no puedes resistirte a esa mirada, y te desarmo por completo. Te incorporas levemente y me libero de tu presa, sin apartar tus ojos de los míos. Me cedes el pen que me habías arrebatado y me ofreces el portátil. Me levanto y voy hacia él. "¿Así que comer menos, eeeeh?" Me dices al tiempo que me das una sonora nalgada.
"si, sin duda en nuestro caso aplica algún vínculo simpático. Yo como y tú echas kilitos por los dos" Te saco la lengua pues se ese punto no te agrada y me gusta puyarte "Vamos a ver mi Basajaun..." abro la primera carpeta y para mi sorpresa es algo que no esperaba "Cariño.... Esto... No lo veía venir" mi sonrisa de satisfacción no se hace esperar.
"eer, esto… yo… fue una época que sentía curiosidad, sin más, pero..."
Solo consigues balbucear ante el descubrimiento de tu antiguo pendrive de videos.
"Eso explica la existencia de Marcelo" digo refiriéndome a nuestro arnés, te saco la lengua disfrutando como se te suben los colores al rostro. "Ven chico travieso quiero ver alguno de estos... Vídeos" suelto una risita irónica disfrutando mucho de mi descubrimiento.
"Ey, no es lo que piensas Marcelo fue cosa tuya, un quid pro quo , y esto... bueno, en realidad, sabia lo mucho que te gustaban y los guarde para ti"
No puedes estar más sonrojado y maldices por lo bajo aquella maldita tarde en la que se te dio por bajar aquellos videos.
"Si vida sabias que me gustaban ¿en qué? ¿El 2003? ¿Antes? Sin duda esta conexión es mágica y trasciende más allá de lo que esperaba jajaja" me río más fuerte por tus incoherencias, mientras me acomodo entre tus piernas "laztana según cual es el que más me gustará de estos"
Mi pregunta te pone en un auténtico compromiso. No sabes que contestar. Observas los titules de los videos buscando memoria e inspiración. "mmm, creo que podrían estar entre estos dos, pero, si tengo que elegir uno, escogería este"
El video empieza a reproducirse, la historia trata de unos jovencitos adolescentes que van a un colegio mayor y se lían entre ellos, pero los descubre un enooorme, musculoso y con una verga gorda y venosa profesor, que les convierte en sus putitas.
"Vida me alegra descubrir esta faceta tuya..." te lanzó una mirada picara pues estoy disfrutando mucho esta situación. Me acomodo pegando mi culito a ti "ahora entiendo tu fijación con mi culito" río sin poder evitarlo, te molestare un poco más por la situación pero no demasiado, seguimos disfrutando del video que cada vez se pone más intenso.
Te sientes descolocado, por una parte sientes la excitación de tener mi culito tan cerca de ti, apretando tu paquete, y por otra... demostrar excitación con el video, podría lanzarme un mensaje equivocado a cerca de tu orientación sexual. Doy un respingo cuando siento la presión de tu verga en mi culito. "Vida... ¿Qué te gusta? ¿Mi culito o el video?" me remuevo para restregar mi culito con tu verga mientras el video sigue desarrollándose con más escenas fuertes donde el tío cachas utiliza a los dos chavales como todas unas putitas. "El video, mmm que culito tienen los chavalitos. Y, ¿te has fijado en el cuerpazo del profesor? y ¡menudo pollon!" Acompañas las irónicas palabras con más roces de tu verga en mi culito y tus manos empiezan a buscar mis firmes y perfectas tetitas.
"Mira el del moreno se parece al mío, redondito y parado" me sonrojo pues tus manos masajean con descaro mis tetitas y mis braguitas se están mojando sin parar. "Sip, sin pelitos, muy limpito, igualito que el tuyo. Lástima que le cuelgue eso por delante" Se te escapa una fuerte carcajada que me contagia. El video se está poniendo más fuerte de lo que recordabas, y el musculoso profe, fuerza la boca de uno de los efebos hasta que sus bolas chocan en su mentón. El otro le come la polla a su amigo. Bajas tu mano hasta mis braguitas, deleitándote con su humedad. Tus dedos buscan colarse por cualquier abertura. Mis ojos están como platos contemplando la violencia que va tornando el video "Vida... Wow que... Brutal" me sonrojo desviando la mirada a tus dedos que se mueven con agilidad y se van adentrando en mi rajita
"Ni idea, hace años que lo tengo y creo que nunca lo he visto..." tus dedos se mueven presurosos buscando mi rajita, que ya rezuma flujos. Besas mi cuello, dándole suaves mordisquitos, y atacas mis orejitas sabiendo que son mi debilidad. Gimo suavecito consciente de que estamos en casa de tus padres y no puedo ser tan expresiva vocalmente como siempre. Un gritito ahogado sale de mis labios cuando tus dedos se cuelan dentro de mi rajita, una de mis cosas favoritas es que me masturbes, tus grandes y ágiles dedos abarcan lo estrecho de mí rajita causando sienta esa deliciosa presión, mi respiración se acelera, entre las imágenes del video y tus dedos que no se detienen un instante, puedo sentir lo duro de tu miembro encajado en mi culito. Sujeto tu brazo para que bajes un poco la intensidad, pero tu pícara mirada y luego tu boca besando mi cuello y mordiendo suavemente mi orejita me hace perder los papeles. Mi respiración se entrecorta y dejo escapar suaves gemiditos, tu mano se escurre y se pasea por mi costado hasta posarse descaradamente sobre mi senito el cual amasas con prontitud. Tus dedos atrapan mi pezoncito y tu otro par de dedos se dedica a follarse mi rajita cada vez más rápido, mi cuerpo se retuerce de placer disfrutando plenamente de cada una de las sensaciones que arropa mi cuerpo, tus palabras lascivas susurradas en mi oído solo logran excitarme más.
Ajeno a todo lo demás, te dedicas en cuerpo y alma a excitarme, a proporcionarme placer, a multiplicar mis sentidos hacia el deseo. Tus dedos desaparecen por completo dentro de mi rajita, y con la otra mano, erizan mis pezones hasta tal punto que podrían cortar cristal. Cuando tus dedos se deslizan por la zona perianal buscando mi tierno culito, simultáneamente con una de las escenas más fuertes de la peli, suelto un sonoro gemido que te recuerda donde estamos. Nos quedamos callados unos segundos, y cuando tu querido Atila suelta su ladrido, no podemos evitar reír a carcajadas. Mi cara roja como un tomate por la vergüenza, me planteó decirte que paremos. Pero el placer que estoy sintiendo es simplemente magnífico, te lanzo una mirada "debemos ser más discretos" digo en un hilito de voz mientras muerdo mi labio para reprimir un gemido "si debemos ser, mas..." tus dedos se deslizan de nuevo dentro de mi rajita, empapada y palpitante. La ternura de mi voz te estremece. "Al carajo" Me sujetas con tus potentes brazos, volteándome y colocándome de espaldas en la cama. Pasas de los preliminares. Me bajas las braguitas hasta los tobillos y decides quitármelas. Abres mis piernas, echándomelas un poquito hacia atrás, dejando todo mi sexo a tu alcance. Sin pensarlo, entierras tu lengua en lo más profundo de mí, saboreando mis jugos, lamiéndolos, bebiéndolos.
Un gritito de sorpresa no se hace esperar, me has tomado desprevenida. Tu lengua se mueve ágil haciéndome estremecer, mi respiración se profundiza y muerdo un poquito mi labio de vez en cuando para reprimir un gemido. No das tregua y cuando combinas tus dedos con tu lengua no puedo resistirlo más, ni siquiera tiempo me da de avisarte y un potente orgasmo baña toda tu cara. Tu lengua no se detiene estimulando mi sensible rajita, dejando todo limpio sin rastro de flujos. Me levantas un poco la cadera y ahora tus lamidas son más lentas, desde mi clítoris vas descendiendo a mi anito el cual estimulas sin decoro "que malo eres papi mira como pones a tu nenita" digo en un hilito de voz, ese momento es lo que necesito, me acomodo al respaldo de la cama y con mí dedo índice te hago una señal para que vengas a mí. Mi boca y la tuya se funden en un apasionado beso y sin que te des cuenta estoy encima de ti. Con mi deseo encendido voy descendiendo hasta que con mis dientes bajo el elástico dejando tu polla en libertad. La devoro por completo saboreando su potente sabor cuando, la noto, bien lubricada me incorporo y me dejo caer con mí rajita que se traga todo tu trozo de carne "me encanta tu polla papito"
El fuego de mi cueva te cubre la polla por completo. Sientes muchísimo calor y humedad. Sientes tus huevos presionando mi vulva y el tronco presionado por mi mágica rajita y mis hábiles movimientos. Tus manos se aferran a mis caderas intentando marcar el ritmo, intentando clavarme más profundamente si cabe. En el silencio de la habitación, se escucha un perfecto chapoteo de nuestros sexos unidos, y el aire se impregna de olor a sexo. Nuestras lenguas se entrelazan con suma intensidad. Tus manos sujetan firmemente mis caderas, me sujetas de ellas elevándome hasta que tu polla esta fuera de mí y luego me dejó caer, algunas veces de manera más intensa, unos suaves jadeos escapan de nuestras bocas pero nuestros labios acallan los gemidos, el sonido de nuestros sexos chocando, la humedad emergente, el olor a sexo que va envolviendo la habitación. En ese momento de máxima excitación me aparto de ti, tu cara de desconcierto no se hace esperar, suelto una risita. Tu polla esta brillante por mis jugos. Te regalo la mejor visión colocándome en 4 y ofreciéndote mis agujeritos, separo mis nalgas con mis manos regalándote esa visión de mi cuevita mojada y mi rosado ano.
Te quedas atónito ante esa imagen que siempre te deja sin palabras. “Es la mejor imagen del mundo”. Te acercas poquito a poco, muy despacito, deleitándote. Acercas tu cara a mis nalgas, y le das una suave mordidita provocando un gritito. Bajas tu boca, siguiendo la divisoria de mis glúteos y acoplando tu boca a mi culito a la perfección. Tu lengua, penetrar en el interior de mi ano, pero está demasiado cerrado y tan solo se cuela la puntita. Te encanta su sabor. Tu legua desatada busca mi jugosa rajita y en rápidos movimientos alternas culo y coñito provocando gemidos incontrolables. "Te necesito dentro..." digo en un hilito de voz al sentir tus incontrolables lamidas en mi intimidad y cuando atacas mi ano uno de mis puntos débiles mis súplicas no se hacen esperar, te empiezo a provocar con ese tonito infantil que tanto te excita. Me sonrojo y trato de controlar un poco el volumen de mis gemiditos pero me lo pones difícil.
Mi voz y mis gemidos solo hacen disparar tu lujuria. Por un segundo, olvidas donde estamos y pasa por tu cabeza la idea de follarme de forma dura y salvaje, pero un ruido en el pasillo te hace volver a la realidad. Te posicionas detrás de mí, y tanteas con tu verga mis deliciosos agujeritos, deslizando el glande por toda la zona perianal, desde mi coñito a mi apretado y lubricado culito. Sabes que ese movimiento me enloquece, puesto que no sé por dónde entraras. Conozco tu debilidad, pero también sé que te gusta jugar al despiste. Metes la puntita de tu verga dentro de mi rajita y cuando estas a punto de deslizarla dentro de mí, un ruido de rascar la puerta nos pega un pequeño susto a los dos. Nos ha tomado por sorpresa y nos hemos quedado como un par de venados expectantes de la situación. Mi corazón al igual que el tuyo laten a toda velocidad, tus dedos siguen aferrados a mis caderas y tu verga se quedó justo en la entrada. Antes de hacer o decir algo suelto una risa nerviosa, pronto me acompañas liberando la tensión momentáneamente.
Crees saber de dónde proviene el ruido, pero, por si las moscas, te pones el pantalón del pijama. Abres la puerta con suavidad y en cuanto ve una rendija de luz, tu queridísimo perro Atila entra como una centella en el cuarto, subiéndose en la cama como en los viejos tiempos. Me ha pillado desnudita, y empieza a olfatearme, poniendo especial interés en mi empapado sexo. Me sonrojo y trato de apartarlo pues busca hundir su hocico en mi rajita "vida creo que él también quiere participar pero no está en mis planes" suelto otra risa mientras lucho por apartarlo de mí y tu sueltas unas buenas carcajadas al ver la situación en la que me encuentro. Desnuda en la cama tratando de apartar a tu perro de mi coño del cual parece estar muy interesado por explorar. "Déjale, a ver qué hace..."
"Si se pone romántico te va a montar a ti" digo en tono de amenaza burlona. Le dejo hacer, su hocico se acerca peligrosamente a mi intimidad, olfatea curioso mientras mueve su cola, suelto un gritito cuando hunde todo su hocico en mí coño y pasa su lengua por allí. Te quedas atónito mirándome, y observando como tu perro lame mi sexo. Tardas unos segundos en reaccionar, tomando a tu peludo amigo por el collar y sacándolo de la habitación. Segundos después, sacas una toallita húmeda de su recipiente y limpias muy bien toda la zona de saliva de perro. "¿Qué? no pienso comerme eso con las babas del pulgoso"
"Pues tú fuiste el que dejaste entrar al perro, pensé que no te gustaba la zoofilia" suelto una carcajada y me atraes quedando a horcajadas sobre ti y me das un azotito por mi comentario. "Ahora me sentiré rara cada vez que lo vea" digo con un tono jocoso mientras tus manos se cuelan en mi culito "¿Por dónde íbamos?" te lanzo una mirada pícara y llena de deseo. "Y no me gusta, listilla. Eres mía, ¿vale? Ahora pórtate como una buena nenita"
"Solo tuya, solo mío nya" me escurro entre tus piernas y vuelvo a donde nos habíamos quedado, yo en cuatro ofreciéndote mis agujeritos "piénsalo ahora puedo comparar tus habilidades con las de tu amigo peludo" suelto una risita pero me das un nuevo azotito más fuerte y me quejo
Ante ti, de nuevo al esplendido espectáculo de mis nalgas abiertas. Te lanzas a devorarlas de nuevo, para lubricar bien la zona, empapas con tu saliva, sobre todo mi culito. Pasas tu lengua por mi coño, y te sorprendes al verlo empapado de nuevo, a pesar de haber pasado la toallita de bebes por allí. "Vida... ¿te ha gustado la lengua de Atila?"
"¡Claro me ha encantado!" digo para picarte pero por mi tono sabes que no es del todo cierto, claro la situación fue nueva y tiene su morbo pero la sola idea de tu boca comiéndome me hace empaparme por completo, la agilidad de tu lengua me desconcierta, hundo mi rostro en el colchón para amortiguar los gemidos "Vida... En verdad te necesito dentro de mi" apenas logro decir eso entre gemidos pues no das tregua.
Animado por mis palabras, y con una mega erección, te sitúas detrás de mí. Con la verga en tu mano, la deslizas con suavidad pero con firmeza presionando las entradas de tus más profundos objetos de deseos, tirando a la suerte de forma inconsciente, cual de mis deliciosos agujeros te apetece más. Tanteas mi empinadísima cueva, chorreante, palpitante, siempre dispuesta e introduces el glande arrancándome un suspiro, pero, siendo un poco perverso, vuelves a sacarla y tanteas esta vez mi culito, presionando la entrada con tu polla perfectamente lubricada por mis jugos. "prepárate perrita"
"¡No seas cabron y métemela de una vez!" tu juego me hace perder los papeles y sabes a la perfección que la situación me desespera y me molesta un poco "¿vamos perrito no te atreves a montar a tu hembra?" digo en tono desafiante, sueltas un cachete en mi nalga más sonoro que fuerte que me toma por sorpresa, sigues restregando tu polla y me estas llevando al límite.
"¿Mi perrita está en celo?" Restriegas tu verga metiendo el glande en mi vagina, retirándolo y presionando la entrada de tu culito hasta casi penetrarme. Sabes que eso me enloquece y que puedes pagar unas consecuencias nefastas, pero adoras provocarme. Tu polla está a punto de reventar con la erección que tiene y tu excitación es máxima. Metes tu polla hasta el fondo de una estocada dentro de tu rajita arrancándome un sonoro grito. "que nos van a oír..." Me susurras dándome otro cachetito correctivo.
"Es por tu culpa cabron" digo un tanto molesta, enfado que me pasa rápidamente con el movimiento de muestras caderas. Te detienes un momento y disfrutas del espectáculo de verme clavando solita a tu polla, hundo mi rostro en el colchón para disminuir el sonido de mis gemidos, uno que otro cachetito en mis nalgas me hace estremecer. Cuando sujetas mis caderas y aumentas el ritmo un potente orgasmo recorre mi cuerpo, empapándonos por completo. "si tu perrita esta en celo" digo en un tono coqueto y con una sonrisa de medio lado. Me dejo caer por completo en el colchón y cuando recupero el aliento te encuentras sobre mí con tus brazos a los lados de mi cabeza con una potente penetración. Siento tus embestidas y tus gruñidos en mi oído, elevo mis caderas y la penetración se vuelve más profunda e intensa. El placer se multiplica por mis espasmos, por mis temblores, por la riada de mi almejita. Se escucha perfectamente el chapoteo de tu polla al follarme desvelando la velocidad y la potencia del ritmo marcado. El morbo y el placer hacen que sientas acercarse el orgasmo, y tratas de vaciar tu mente para alargar el momento.
La posición es simplemente exquisita, la profundidad es magnífica. Mi rostro se oculta entre las sábanas para acallar mis gemidos, aunque en este momento son flojitos y aniñados cosa que se te enloquece. El cómo tu verga taladra mi almejita sin piedad, el sudor de nuestros cuerpos recorriéndonos. Cada estocada es sonora, gracias a lo encharcada de mi almeja. Todo está llevando al éxtasis nuevamente
No crees poder aguantar más. El ritmo de la penetración, el fuego de mis flujos y mis suaves y ahogados gemiditos te estremecen y multiplican la lujuria. Deseabas taladrar mi culito, y cuando inconscientemente abres mis nalgas para deleitarte en él, sientes llegar el orgasmo. Dos fuertes empujones son suficientes. Clavas tu polla fuertemente en mi interior y descargas dentro tu semen. Cuando tus huevos vacían su contenido, retiras tu verga lentamente de mi interior. Un hilito de semen la acompaña. Te incorporas para contemplarme, para ver mi precioso cuerpo tumbado, mis piernas abiertas, mi almejita que ya empieza a cerrarse y por la que empieza a escurrir esperma. Acercas tu polla a mi rajita y mueves el semen que sale de mi interior, empujándolo hacia mi ano, ayudándote con los dedos. Empapas bien mi culito con tu simiente. Es una delicia verlo con los deliciosos trazos blancos. Te delitas con esa imagen unos segundos antes de empujar tu propio semen dentro de mi culito y penetrarme analmente, arrancándome un nuevo gritito.
La sensación es intensa, por un lado mi rajita está escurriendo tu leche con una de las sensaciones más agradables que es sentirme llena de ti. Por otro lado la presión repentina en mi ano, que aunque ofrece presión cede al paso de tu polla. Aun mantienes la dureza y te abres paso hacia mi interior. Suelto jadeos ahogados en la almohada y siento como el movimiento de retirada de tu verga no se hace esperar. Tras la abundante corrida, y tu polla ensartada en mi culo, te aferras a mis caderas para iniciar una nueva penetración que te sorprende hasta a ti. “Los aires del pueblo me sientan genial”. La penetración, lubricada por tu propio esperma es rápida, profunda y tremendamente placentera. Tus dedos se aferran a mis caderas dejando blanquecinas marcas de forma inconsciente. "Mi niña, tienes un culito, de infarto"
Tus dedos quedan marcados a mis costados mientras sodomizas mi culito con fuerza, puedo sentir cada una de las profundas embestidas y mis grititos son ahogados por el colchón, me retuerzo de placer, disfrutando de las sensaciones de cómo te apoderas de mi anito prieto "sigue así, me encanta no te detengas" digo en un hilito de voz. Hacía tiempo que no eras capaz de encadenar dos seguidas, pero la situación te empuja. Mi culito, siempre te hace estremecer de lujuria y depravación. Con tus manos, sujetas firmemente mis nalgas, para que no me desplace con cada embestida. La imagen de mi culito abierto por tu polla, por el que resbalan restos de semen y flujos, te hace desear sacarla y comerte ese manjar, pero eres consciente de que tendrías que enfrentarte a mi ira. Bajas un poquito el ritmo, para poder aumentar la profundidad de la penetración y en un lento deslizamiento de tu verga dentro de mi culo, sientes el gozo de tener tus huevos en contacto con mis nalgas. No hay nada más placentero.
El ritmo es profundo, delirante. Mis jadeos son flojos, disfruto de las sensaciones, de cómo tu verga se va adentrando en mi ano y va causando gran placer. Elevo mis caderas con cada embestida para sentirla a máxima profundidad, puedo sentir como tus huevos chocan con nos nalgas y se repite una y otra vez, ese sonido va inundando la habitación, tus fuertes manos se pasean por mis costados y por mi espalda, dejando suaves marcas, el placer es máximo, la presión es deliciosa, tu cuerpo sobre el mío me hace vibrar de placer y tus suaves besos en mi cuello me están haciendo delirar, antes de darnos cuentas estamos sumidos en un ritmo frenético, con potentes embestidas, profundas de tu polla en mi estrecho ano. La delirante penetración te está desquiciando. Lenta y rápida. Siempre profunda. El chapoteo de nuestros flujos es perfectamente audible. Vuelven a rascar en la puerta. Abres mis nalgas por completo para deleitarte con la visión de mi perforado culito y un escalofrío en tu espalda te indica la inminencia de tu orgasmo.
El ritmo aumenta de manera brutal, cuando por fin siento un par de profundas estocadas que me generan un gritito siento como una nueva descarga inunda esta vez mí ano, te mantienes unos segundos disfrutando de ese placer, me desmontas y te tumbas a mí lado para recobrar el aliento, cuando te dispones a descender para saborear la mezcla de nuestros flujos el sonido en la puerta no se hace esperar, rompiendo la magia del momento. "¡¡Atila, plas!!" No piensas dejar que tu querido amigo te joda el momento. Acaricias mi espalda, pero tu mirada esta fija en mis nalgas. Te diriges hacia ellas, las presionas, las acaricias y las abres de nuevo para deleitarte con la vista de mi precioso culito, ya prácticamente cerrado de nuevo y con tu lechita rezumando de él. “Er, ¿quieres que traiga las toallitas húmedas para limpiarte, laztana?"
"Desde cuando usamos toallitas húmedas laztana?" mi mirada tiene un toque de malicia y picardía. Te acercas a mí y disfrutamos de un dulce beso, intenso en el cual me deleito mordiendo suavemente tu labio inferior. Tu mirada lobuna se encarga de decirlo todo, siento la leche desbordante por mis dos agujeros y tus manos separando mis nalgas, contemplando mi intimidad llena de ti antes de atacar con tu lengua y limpiar toda la zona. Tu lengua vuela adentrándose en mi agujerito, saboreando tu propia leche mezclada con mi esencia. Es algo que siempre te ha dado muchísimo morbo y excitación. Pasas tu lengua por mi ano y buscas también mi rajita empapada con mis jugos, incansable. "Empuja vida, sácalo todo..."
Con un poquito de fuerza puedo sentir como brota de mi interior esa mezcla de mis jugos con tu leche. Suelto unos leves gemiditos mientras terminas con tu limpieza, no puedo evitar ejercer Una suave presión sobre tu cabeza mientras vas recogiendo toda la mezcla de nuestras esencias. Cuando ya consideras que está limpio te acercas a mis labios, esos besos donde no solo saboreo tu boca, sino que es una intensa mezcla de sabores es sencillamente delirante. Te tumbas a mí lado y poso mi pierna sobre ti y mi cabeza en tu pecho. "Creo que tu amigo se quedó con ganas de probar más" te susurro al oír de nuevo el rascar sobre la puerta. "¡Ja! Si quieres lo dejó pasar y que se sirva. Eso sí..." Acompañas tus palabras tomando el celular y mostrándome la cámara de fotos...
"¡Señor Basajaun! ¿Acabo de detectar un gusto por la zoo en usted? Porque si es así no cuente para tal aberración conmigo" Te quedas durante un segundo sin saber cómo reaccionar, pero mi risa que no se puede contener te embarga también y pronto me acompañas con unas buenas carcajadas. Tras una incontenible risa durante unos minutos, poco a poco nos relajamos, y nos vamos acoplando para dormir. Abrazaditos, con la respiración más calmada cada segundo que pasa. Mis manos fuertemente aferradas a las tuyas que presionan mi tripita desnuda. Cuando sientes que Morfeo está a punto de visitarnos, me susurro al oído con malicia: "¿pero... lo harías?"
"Conoces perfectamente la respuesta" te dedicó una sonrisa llena de perversión, que dice más que cualquier palabra. Luego de esa gran sesión de sexo me dejo dormir en tus brazos que es la mejor recompensa de todas, tu compañía. Unos fugaces pensamientos van pasando por mi mente, pero termina venciéndome el sueño con la sensación de tu cuerpo cubriendo al mío y protegiéndolo.