La violenta pasion de mi hijo.

Una Madre provoca sexualmente a su hijo hasta tal punto que acaba consiguiendo el polvo mas duro y brutal de su vida.

Nunca pensamos que “

El maternal regalo de Bodas

” pudiese ser tan leído.

Era nuestra primera historia y agradecemos todos los correos y comentarios que nos han felicitado y nos han pedido más.

Llevamos un tiempo leyendo y deleitándonos de esta web y sus autores, y decidimos contar nuestra historia.

Así que sin más preámbulos vamos a empezar a contarla.


Estoy en el suelo del gimnasio que tenemos en casa, con las piernas totalmente abiertas y la vagina algo dolorida por la fuerza de las embestidas del hombre vencido por el cansancio y la eyaculación que le han producido el polvo más salvaje y brutal de nuestras vidas.

Su pene sigue dentro de mi y si bien ha perdido parte de su dureza y tamaño, no creo que tarde mucho en recuperarse, mientras le toco el pelo a ese macho y le susurro que deseo ser follada otra vez, que me da igual por donde o como.

Me llamo Helena, esto no dejaría de ser otra intensa y potente relación sexual mas si no fuese, porque el hombre que está entre mis piernas y dentro de mí, el hombre que ha vaciado su esperma dentro de mí, el hombre que me ha hecho gritar de placer no es otro que Javier, mi querido hijo.

Llevaba años deseando verme en esta situación y todavía no creo que lo haya conseguido, me miro en el espejo y veo el reflejo de nuestros cuerpos, y mi cara está iluminada por la felicidad.

Soy la madre y la amante de mi hijo, qué mayor muestra de entrega y amor puedo darle mas allá de  ser suya de todas las maneras posibles.

Algunas madres que deseáis sexualmente a vuestros hijos, os preguntareis ¿como lo ha conseguido?.

Algunas de las lectoras de esta web  que estén leyendo mi historia, me recordaran ya que entraba en todas las salas de chat con la temática de incesto, y en ellas llegaba a conclusión de que las prisas no eran buenas, y que debía ser tan persistente como discreta.

Os voy a poner en antecedentes, mi hijo Javier está divorciado desde hace algo más de dos años y yo soy viuda desde hace 22 meses..

Javier se vino a vivir conmigo hace unos 11 meses cuando se le acabó el alquiler de su piso, se lo sugerí yo, convenciendolo con la excusa de que ahorraria en gastos y tambien asi me hacia compañia despues de haber perdido a su padre en un accidente de tráfico.

A mi mi hijo me atraía desde que el dia se casó con Patricia, su Ex (Leer

El maternal regalo de Bodas

).

Sin embargo, su matrimonio,su padre, mis vergüenzas y mis miedos eran un impedimento.

La vida se encargó muy a pesar mío de eliminar las dos primeras, me encargaria yo misma de las dos posteriores.

Aunque llevaba años yendo al gimnasio, desde hacía un año me habia tomado mas en serio los ejercicios, queria estar lo mejor posible para mi hijo.

Recuerdo que soportaba sesiones muy intensas de sentadillas, imaginando que la polla de mi hijo estaría debajo y me costaba mucho menos subir y bajar.

Me apunte a un cursillo de danza del vientre y me preparé para mi primer intento.

  • Hijo, acabo de terminar un cursillo de Danza del Vientre, me gustaría tener algún espectador, tu tía Agata me ha visto, pero prefiero que me dé su opinión un hombre.

Llego el dia y en el comedor delante de la televisión con él sentado en el sofá, apareci con un albornoz.

  • Mama, es la primera vez que voy a ver una danza del vientre hecha con albornoz, toda una primicia ¿Como dices que se llama la escuela?.

Y se puso a reír, lo silencie cuando le quite el nudo y lo deje caer al suelo, llevaba unos apretados pantalones de chándal de felpa muy cortos y un camiseta cortada para la ocasión que prácticamente  permitía ver mis pechos si alguien hubiera mirado desde abajo.

No me había puesto sujetador, para que los movimientos de mis pechos incitaran mucho más  a mi hijo, tampoco llevaba braguitas, me había puesto el pantalón de felpa, porque sabía que en cuanto empezase a bailar me mojaría por la excitación de la situación  .

En la cintura llevaba una cadena muy fina casi imperceptible. con otras cadenitas que colgaban de ella, mi profesora decía que acrecentaba mucho más el erotismo del baile.

Paso egipcio, Baile de cadera,Brazos de serpiente…….

Esto lo hacía mientras le miraba a la cara, estaba tranquilo, así que pase a los movimientos más voluptuosos.

Me puse de perfil y hice el Movimiento del Camello, que es mover la pelvis hacia delante y hacia atrás, al mismo tiempo que se mueven los brazos.

Y por último el Ocho que es mover la pelvis en forma de un ocho tumbado , para ello me volvi a poner de frente, lo volví a mirar a la cara.

Lo notaba algo cohibido, se me escapó una mirada hacia su paquete, me daba la sensación de que le había crecido, pero no estaba del todo segura, así que me puse en frente  de él con los brazos en jarras y le pedi su opinion:

  • Impresionante, a partir de ahora me hago fan de este tipo de baile.
  • Aunque creo que siendo tu hijo no soy la persona más adecuada

para ser tu espectador.

Le pregunte el porque:

  • Es muy sensual, rebosa erotismo, me encantaría que mi pareja lo hiciese, si ahora la tuviese.

Aunque estaba nervioso, todo era demasiado ambiguo, y yo tenia el coño totalmente encharcado, así que opte por darle las gracias, un besito en la frente e irme a duchar.

Deje la puerta del baño entornada, un palmo de abertura, me quite la camiseta y me quite los pantalones de felpa, y efectivamente estaban mojados con mis fluidos , estaba tan lubricada que si hubiera entrado Javier y me hubiera metido su polla, esta hubiera resbalado hacia dentro por grande que fuese.

Mientras me duchaba tuve la sensación de que Javier espiaba en la puerta, pero no estaba segura.

Después de ducharme, me puse un pijama corto, fui a su habitación, tenía la puerta cerrada y tardó un momento en decirme que abriese, se le veía nervioso, como cuando lo pille masturbandose  a sus 14 años, estaba sentado en la cama tapado hasta la cintura.

  • Hijo, te he visto algo cohibido, si te pasa algo, quiero que confíes en mí.
  • Piensa que soy tu madre y estoy para “todo”, “absolutamente todo” lo que necesites.

Recalque el

todo

en las dos ocasiones, apoyándome en su pierna le bese en la mejilla  y me fui a mi habitación, dejé la puerta entreabierta.

Tres minutos después escuche como la cerraba con cuidado.

Intuía que se estaba masturbando, lo cual hizo que me pusiese muy caliente, esa noche me masturbe tres veces pensando en que en la otra habitación estaba mi hijo haciendo lo mismo.

Esa mañana decidí tirar jugarmela todas a una.

Era Sábado y mi hijo Javier, los fines de semana se iba a correr una hora y después se pasaba otra hora en la piscina cubierta de casa.

Le propuse ir a correr con él y me dijo que sí, pero que por favor mantuviese su ritmo.

Aunque me costó mantenerlo, aguante la hora, en el gimnasio en la cinta de correr siempre iba a buen ritmo.

Cuando llegamos a casa, nos duchamos cada uno en su habitación y nos pusimos cómodos.

Javier, pantalones cortos de chándal y camisa de ejercicio y yo con el pantalón de chándal de franela y un top de ejercicio.

Le dije que en vez de la piscina, podía enseñarme lucha libre, disciplina que aprendió en Estados Unidos cuando estuvo estudiando unos modulos.

Me empezó a enseñar los  movimientos básicos, así que empezamos a luchar, le dije que tuviese cuidado conmigo debido a las diferencias de altura y de peso.

Cuando el me hacía una llave, si  dejaba sus partes íntimas cerca de mi, yo aguantaba un poco y daba un golpe en el Tatami, para rendirme.

En una ocasión, en una de las posiciones se quedó tumbado encima de mí con su paquete rozando mi culo, en otra llegó a parecer que estábamos haciendo el misionero.

La cosa se puso tensa cuando me puse encima de él ( se dejaba ganar aposta) y  con sus brazos apresados por los mios en el suelo, empecé a mover mi pelvis golpeando arriba y abajo, el se quedo quieto y entonces lo hice de izquierda a derecha.

Me levante y seguimos.

Notaba su erección y supe que era el momento de echar toda la carne al asador, así que cuando tuve la oportunidad me puse encima de su pecho y acerque mi monte de Venus a su cara, cerca de su nariz, apresando sus brazos con mis piernas.

Hace años lei un libro sobre sexologia, en el cual se plantaeba que si una mujer excitada conseguía que un hombre percibiese el olor de su vagina, las feromonas convertirían al hombre en una animal en celo.

Pelvis hacia delante, hacia atrás, una y otra vez, izquierda derecha,…………..

Pensaba que golpearía con la mano en el suelo, como signo de rendición, pero lo que hizo fue levantarse y levantarme con toda su fuerza, se puso de pie, yo también lo estaba y se alejó  unos metros.

Y yo que pensaba que ya lo tenia en el bote, empezaba a decepcionarme, se escapo mi vista hacia su paquete y vi que aquello estaba a punto de estallar, y digo aquello no tanto por el tamaño, sino por el grueso que se sospechaba en el pantalón de chándal.

Ya no sabia que pensar, de repente mi hijo  dice:

  • Mama,si quieres seguir luchando, creo que deberíamos hacerlo en igualdad de condiciones, en el formato de la vieja escuela.

Este comentario me dejó totalmente estupefacta.

  • Hijo, ¿que es la vieja escuela?.

Intente poner cara de poker cuando escuche su contestación, aunque dudo mucho que lo lograra:

  • Mama, en la antigua Grecia, los contendientes luchaban totalmente desnudos, ¿Te atreves?.

El tema se me había ido totalmente de las manos, es más ahora era el que llevaba la batuta, o mejor dicho por lo que se intuía que tenía entre las piernas llevaba l

a Porra

.

  • Hijo, te dije ayer que estaba para todo, absolutamente todo.

Dicho esto me quite el Top y los pantalones que estaban algo mojados de la entrepierna, y me puse en posición de defensa, desafiandolo.

El se quito toda la ropa aunque el pantalón le costó un poco más por el nivel de erección, a mi se me escapó una miradita hacia aquel aparato.

Me alteró bastante verlo totalmente erecto y sobre todo me sobrecogió el grueso que tenía.

  • ¿preparada?, Mama.

Conteste afirmativamente con la cabeza, en esos instantes me estaba imaginando a mi hijo, levantándome en el aire, apoyándome en la pared y follandome de pie.

Note una gotita de mis líquidos resbalando por la parte interna de mi muslo, estaba muy mojada, nunca que en toda mi vida, había estado tan caliente.

Como un relámpago, me vi en el suelo, con las piernas abiertas y cogidas por mi hijo a la altura del talón y con su pollón en la entrada de mi coño.

Mi hijo movió las caderas para encontrar una mejor posición para penetrarme, en cuanto notó mi vagina, me introdujo toda su polla dentro.

Arquee la espalda al sentir todo aquello dentro, no por dolor, sino porque estaba teniendo un orgasmo brutal, parecía una versión femenina de un eyaculador precoz, orgasmando solo con ser penetrada.

Esa sensación de sentirte llena por dentro, de estar ocupada en su totalidad por la herramienta de tu hombre y sobre todo el ser poseída de una forma tan brutal por ese ancho pene me había provocado un orgasmo bestial.

Estaba segura que si no estuviese tan lubricada, lo estaría pasando mal, las embestidas eran muy fuertes y notaba como frotaba su pene con las paredes de mi vagina.

Me escuchaba a mi misma, soltando gemidos.

Mi hijo me miraba a los ojos y se movía como si fuese una máquina, imperturbable.

Yo le tocaba el pecho y acariciaba sus abdominales, mientras el seguía con su mete-saca.

Acerca mis piernas a su cuerpo y las apoya en su cuerpo, deja de cogerme de los talones y con las manos libres y sin interrumpir sus embestidas, me toca la cara, los labios, el cuello, de forma muy lenta, los hombros y se entretiene en mis pechos, acariciándome los pezones.

El contraste del moreno de la piel de mi hijo y mi piel blanca me excita mucho, contrasta con mis pezones rosados totalmente empitonados.

Vuelvo a arquear la espalda, el cúmulo de sensaciones, las violentas arremetidas de mi hijo, el sentirme llena de macho por dentro, el haber conseguido mi meta de follarme a mi hijo, se acumulan en este orgasmo, que me deja al borde del desmayo.

Suelto un chillido que me sale del alma, mi hijo ni se inmuta ante esa sonora muestra de satisfacción sexual.

Abandona mis pechos y baja a mi abdomen, juega con mi ombligo haciendo círculos con sus dedos, deja el ombligo y explora con sus manos mi vello púbico, se recrea en él unos segundos, acto seguido, me acaricia las caderas.

Dentro, fuera, dentro, fuera, sin interrupciones y sin bajar un ápice la fuerza de las acometidas.

Pasa de las caderas, a mi culo.

Una vez en mi culo, me separa las nalgas con las dos manos, sin parar de follarme.

Me abre el culo lo máximo que puede sin hacerme daño, como mujer esa sensación de estar totalmente abierta y expuesta es el summun de las sensaciones.

Arqueo la espalda, viene otro orgasmo, este me deja sin sentido unos segundos, o minutos o horas, no lo se.

Estoy tan saturada de placer, que no tengo control sobre el tiempo.

De mi especie de desvanecimiento, me saca el hecho de que mi hijo con una mano me mantiene abiertas las nalgas y con la otra me acaricia el esfinter y llega a introducirme un dedo.

Mi hijo aumenta el ritmo de las embestidas.

El dedo se mueve hacia delante y hacia atrás, arqueo la espalda para recibir mejor la polla de mi hijo y el dedo travieso que se ha metido en mi culete.

Tengo la sensación de que a mi hijo le queda poco para llenarme de leche, pensando en ello y sintiendo todas mis partes bajas penetradas tengo otro orgasmo.

Segundos después de mi climax, mi hijo me vuelve a coger por los talones y me separa las piernas lo máximo posible, y me da una última embestida que casi me parte en dos.

Noto cómo mengua su aparato, creo que no la va a sacar de dentro mío.

Sin embargo, sale de mi, es curioso pero escucho un sonido de vacío cuando mi hijo saca su polla y siento como mi vagina se contrae.

Me quedo en el suelo, me tumbó de lado y miró la polla de mi hijo, está a la mitad y todavía está imponente en su grueso.

  • Mama, me voy, tengo unos asuntos pendientes, no te preocupes, volveré por la noche.

Me preocupo y le preguntó:

  • Hijo, ¿estás bien?.

A lo cual me contesta, que no solo está muy bien, si no que siente extremadamente feliz y me pregunta por cómo me siento, a lo que le contesto que me siento igual que el.

Se ducha y desaparece de casa.

Son las 12:00 del mediodía, me ducho con tranquilidad y me relajo escuchando musica, me toco el cuerpo pensando en mi hijo, tengo ganas de masturbarme, pero creo que lo mejor es reservarse, por lo que pudiese pasar.

He notado que cuando ando, siento muchisimo mas las caderas, lo achaco al sexo salvaje que he tenido con mi hijo.

Me llama Agata y me invita a comer en una Pizzería que han inaugurado unos amigos suyos, ahora recuerdo que me dijo que iríamos hoy.

Mientras estamos comiendo empezamos a hablar.

  • Helena, tu ayer follaste seguro, tienes la cara totalmente iluminada y andas diferente.
  • Querida Agata, eres un poco vulgar, es que esta mañana he ido a correr con Javier y he sudado como nunca y me siento muy bien.
  • Helena, eres una mentirosilla, pero ya me enterare.
  • Helena, hablando de Javier, desde que se ha divorciado se está poniendo cañón.
  • Hermanita Agata, ¿serias capaz de hacerlo con Javier?.
  • Helena, no te voy a contestar, pero ya te digo que Silvia, mi querida hija y tu apreciada sobrina me confesó que si se le pusiese a tiro, se lo beneficiaba.
  • Viciosilla Agata, mira que sois pervertidas, es tu sobrino y su primo, le dire que no os visite a ver si me lo vais a pervertir.
  • Agata, Pues lo visitaremos cuando te vayas de vacaciones.

Yo me reía para mi misma, si supieran.

Seguimos hablando de cosas intrascendentes y luego nos fuimos de compras.

Llegue a las 20:00 horas a casa, ya era oscuro y Javier ya estaba en casa, Agata entró para despedirse de Javier al que hacía unas semanas que no veía.

Le dio un beso en la mejilla y le estampo sus grandes pechos en el brazo, le dijo adiós y cerró la puerta.

En cuanto el coche desapareció, me dio un beso muy apasionado en la boca.

  • Mamá, pensaba que se iba a quedar y lo estropearia todo.
  • Hijo, Estropear ¿el que?.

Me dio otro beso igual de apasionado que el anterior con la diferencia de que en este me agarro de las nalgas.

  • Mama, duchate, desmaquillate y ven desnuda al comedor.
  • Mama, no preguntes por favor, simplemente hazlo.

Estaba tan expectante por la sorpresa que parecía tener preparada mi hijo, una vez hecho lo que me dijo, estaba seca y con un albornoz en el comedor.

  • Mamá, estoy aquí en la piscina.

Deje caer mi bata y me fui totalmente desnuda hacia la piscina.

Las luces del techo de la Piscina estaban apagadas, como iluminación estaban la de la propia piscina y unas cuantas velas repartidas estratégicamente por toda la estancia.

  • Quédate delante de la piscina, quiero mirarte detenidamente.

Estaba en un lado de la piscina, con algo en la mano.

Se escuchaba música de fondo, la canción era preciosa y muy adecuada para la ocasion:

Swimming Home - Evanescence

Me señaló la escalerilla de la piscina, me acerque a ella y cuando me metí en el agua me di cuenta que estaba a la temperatura del cuerpo.

Era una sensación muy agradable en todos los sentidos.

Me pidió que nadara un poco y lo hice, eso sí abriendo las piernas lo más posible.

Mi hijo se acercó a mí y me beso, estábamos en medio de la piscina abrazados.

  • Mamá, después de esta mañana, quería demostrarte que no solo íbamos a follar como bestias, esta noche tengo ganas de hacerte el amor pausadamente, como si fueses mi madre.

Los dos nos reímos con esa ocurrencia y sentimos una corriente de complicidad que nos unio aun mas.

  • Hijo, sabes que esta mañana cuando “luchábamos” y nos quitamos la ropa, pensé que me ibas a follar de pie en la pared.
  • Mama, haremos pues el amor dentro de la piscina en una de sus paredes, de pie, estoy cumpliendo todos tus requisitos incluso alguno más.

Como signo de aprobación, me abracé a mi hijo con  piernas y brazos, el con mucha tranquilidad me acerco a los bordes de la piscina, me besó de nuevo y me penetro con mucha suavidad, la música que había cambiado, el agua, la temperatura de esta, nuestros cruces de miradas mientras hacíamos el amor, me provocaron mi primer orgasmo.

Lo bese con pasión.

  • Hijo, Sabes que es la primera vez que lo hago en una piscina.

Le dije casi susurrando, él asintió.

  • Aunque creo que para ti no es la primera vez en esta piscina.

Mi hijo se puso a reír y yo también, al reír las contracciones de mi vagina apretaba su pene, lo que le hizo suspirar.

  • Me gusta mucho hacerte reir, pero mucho más si estoy dentro de ti.

Iba directa al segundo orgasmo, mi vástago me tenía bien cogida del culo, de vez en cuando me lo abria y me acariciaba el esfínter, lo cual me volvía loca.

Me cogi a su culo y a su nuca cuando tuve el segundo orgasmo.

  • Que musica se escucha ahora, no quiero olvidar nada de lo que ha pasado hoy.
  • Mama, es un disco de Ivan Torrent, se llama REVERIE.

Ahora le tocaba a él, me beso antes de correrse e hizo dos movimientos más, la dejo dentro de mí varios minutos mientras me seguía besando en la boca y en el cuello.

Esa noche, lo hicimos dos veces mas, en la cama.

Ya han pasado seis meses desde aquel dia, de cara a la familia y a la calle nos comportamos como madre e hijo, pero en casa somos como una pareja de adolescentes.

No se cuanto puede durar, pero pensamos disfrutarlo mientras dure.


Espero que no  hayáis considerado muy larga esta historia, pero es tal y cual pasó.

Helena, mi madre me ha sugerido que pusiese, los títulos de las canciones porque cree que una follada puede mejorar mucho con la adecuada banda sonora.

Nos gustaría que esta no fuese nuestra última aportación a  esta web que tanto placer leído nos ha dado.

Aceptamos y estudiamos todo tipo de sugerencias  y contestamos a todos los correos que recibimos.

Hasta otra.

Helena y Javier.