La viejita buena para el trago

Una viejita de 71 años, pasa por mi oficina en la noche, pidiendo dinero para beberse una copita ...

La viejita buena para el trago

Eran cerca de las 10 de la noche, y aun me encontraba en mi oficina terminando un trabajo que tenía que presentar al otro día. La mampara de vidrio estaba cerrada, pero de afuera se veía perfectamente que había gente en el interior. En eso suena el timbre y al levantarme y abrir la puerta, veo una abuelita, de unos 70 años mas o menos, calculo yo, bajita, muy bajita, gordita y de pelo completamente cano.

Me contó una triste historia que no tenía dinero para viajar y si le podía dar algunas monedas para tomar locomoción a su casa. No tuve problema en darle lo que tenía en ese momento en el bolsillo. Sin embargo, al otro día, al hacerle el comentario a uno de mis compañeros de oficina, me dijo que esa viejita, siempre andaba pidiendo plata, que era alcohólica y que el dinero que uno le daba, se lo pasaba a tomar a un bar que había a pocas cuadras de nuestra oficina. Me dio risa por que le compré toda su historia, y al pasar a los pocos días por el bar que me había dicho, preste atención y efectivamente la viejita estaba sentada en una mesa tomándose un vaso de vino.

Pasó cerca de un mes y nuevamente me encontraba en mi oficina, pero esta vez chateando con una mujer colombiana, la conversación estaba muy caliente y estaba con mi verga durísima, cuando nuevamente suena el timbre y era la misma viejita.

Yo sabía muy bien que me iba a pedir dinero, con alguna mentira, para irse a tomar su vaso de vino, pero esta vez, me pillaba enterado de sus planes, pero a la vez, completamente excitado y aunque no era una mujer de mi tipo, a esa altura de la noche, cerca de las 11, más los 2 tragos que me estaba tomando, me parecía perfecta, para descargar mis ganas acumuladas con la colombiana.

Cuando me contó su triste historia, que hacia frió y que no tenia dinero para viajar a su casa, le respondí que lamentablemente no tenía nada, ya que justamente, había comprado una botella de licor para el frió y no me quedaba nada. La viejita me volvió a insistir que cualquiera moneda le servia pero al repetirle que no tenía nada, ella empezó a decir que la noche estaba muy helada, que tenia frió y que necesitaba dinero para irse a su casa. Le dije que lamentablemente no tenía nada, que estaba solo en la oficina y que me había gastado los últimos pesos que me quedaban en esa botella para capear el frió.

La viejita, casi sin pensarlo, me dijo que por que no era bueno con ella y le convidaba un vasito, para que se le quitara el frió

A esa hora en la calle, no había nadie a si que no me daba nada que entrara a mi oficina. La invité a pasar y aproveche de cerrar la puerta de madera, para que nadie nos fuese a molestar. Vi como sus ojos se clavaron inmediatamente en la botella que estaba abierta sobre mi escritorio. Le serví en el mismo vaso que yo estaba tomando y sin ningún problema me lo aceptó y se lo tomó casi al seco, aludiendo al frió que afuera hacía. Yo miraba como la viejita de pie, me llegaba mucho más abajo del hombro. Siempre me han gustado las mujeres mayores que yo, sin importar mucho su físico, pero ella pasaba de los límites, con su pelo completamente cano, su muy baja estatura, pero se notaba que andaba bien de salud, ya que caminaba muy rápido.

La invite a tomar asiento y así lo hizo. Cuando ya se había terminado su primer vaso, me pidió si le podía servir otro más, cosa que hice inmediatamente. Ella me comentaba que mi oficina era muy bonita, que además con la calefacción se sentía muy acogedor que incluso le había dado calor, cosa que aproveché para decirle que mejor se sacara su abrigo, ya que al salir sentiría mas frió aun.

La viejita se saco su abrigo y lo colocó detrás de la silla donde estaba sentada. Le pregunte su edad, y me dijo que tenia 71. También donde vivía, si era casada, si tenía hijos etc. etc. Me respondió que era viuda hace 10 años, que vivía en una población ( me dio el nombre y era de esas malas). La viejita entre conversación se estaba terminando su segundo vaso, cuando yo recién iba en el primer, bueno, con ella. Me pidió si le podía servir otro y le dije que no, que ya se había tomado dos y que le podía hacer mal. La viejita me siguió insistiendo, que le sirviera otro mas y yo negándoselo, diciendo que ya no me dejaría a mi, y que tenía que estar hasta tarde en la oficina. La viejita me seguía pidiendo en forma insistente y yo, ya jugándomela el todo por el todo, le dije que "¿que ganaba yo con darle mas?". La viejita me dijo que no tenía mucho que darme , pero que por favor le diera otro vaso mas. Yo ya tomando el mando de la situación, le dije que no me gustaba dar las cosas a cambio de nada.

Pucha , no tengo nada que darte

Ve , no es justo que yo solo de

Pero que te puedo dar que a ti te interese

No se .. haber que podría ser ..

No se …si fuera mas joven , te podría dar algo, pero a mi edad no creo que te interese

¿Si? .. ¿que podría darme si fuese mas joven?

Tu sabes … lo que buscan todos los hombres

Y a su edad .. ¿ya no me lo puede dar?

Si .. podría … pero a cambio de algo de dinero también

Mira .. tengo mil pesos , es todo lo que tengo

¿Solo mil?

Si …. Solo mil

Es muy poco

Ve tu si te interesa … mil pesos, nos tomamos la botella y pasamos un rato agradable

Mmm … bueno ya, pero me pasas los mil pesos primero

Toma

La viejita tomo el billete y lo gurdo inmediatamente. Me pidió que le llenara el vaso, mientras yo, sentado en mi sillón, me sacaba la verga. La viejita, como si nada se acercó a mí, y dejando el vaso en mi escritorio, se doblo un poco (aprovechando su altura) y sin aviso comenzó a chupármela. La verdad no era una buena chupadora, y tampoco parecía disfrutarlo, pero tampoco le provocaba alguna molestia hacerlo, lo hacía solo como un trabajo mas. A rato se levantaba y se bebía un sorbo, para volver a lo que estaba haciendo. Luego de unos 15 minutos, se levanto y caminó a su silla, dejándome con toda la verga parada.

bueno , ya con eso es suficiente

No pues abuelita … yo quiero meterlo

A no .. por mil pesos no

Ese fue el trato

No , con eso ya basta

No pues , el trato era con todo

No, mil pesos es muy poco

¿Y cuanto quiere?

Unos dos mil pesos y te dejo que me la metas

No .. hagamos algo … le doy quinientos pesos y se lleva toda la botella

No quinientos pesos es muy poco

Bueno , entonces váyase , terminamos aquí no mas

Déjeme tomarme otro vasito y me voy

No, ya no mas

Ya pues .. solo uno mas y me voy

No me interesa

Ya … déme los quinientos y me voy con lo que queda

Ok .. pero con la condición que follemos hasta que yo acabe, si no .. no

Bueno ya

La viejita tomo los quinientos pesos y también los guardó rápidamente. La tomé y la hice apoyarse contra el escritorio. Ella se bajo los pantalones y los calzones, bajándoselos hasta las rodillas y apoyando sus brazos en el escritorio, me dijo que comenzara.

Me coloque detrás de ella y también bajándome los pantalones hasta las rodilla, saque mi verga y se la apunté directo a su vieja concha. La viejita se quejó cuando se la metí un poco y un poco molesta me dijo que se la metiera más despacio. La viejita se quejaba cada vez que mi verga entraba un poco más hasta que su vieja concha se fue acostumbrando al tamaño de mi verga. Ya tome el ritmo y comencé a follarme a la viejita cómodamente. La viejita se quejaba cada vez que se la metía, pero sin despegarse del escritorio recibía mis puñaladas de carme. Yo no podía creer que me estaba follando a una vieja de esa edad, pero con la calentura que tenía no me importaba. La viejita parecía no excitarse para nada, pero a mi tampoco me importaba, solo quería saciar mis ganas con ellas y sin reparo, le manoseaba sus blancas y sueltas nalgas. Me aventuré a meter mis manos bajos sus tres chalecos que usaba. Me reclamo lo que estaba haciendo, pero a las finales me dejo, Le encontré las tetas bajo toda esa cantidad de ropa y las manosee a mi antojo. No eran muy grandes, pero tampoco chicas, eso si, en extremo blandas, con nos pezones tampoco muy marcados. Yo estaba durísimo y podría haber estado follándomela por horas, pero la viejita ya se estaba molestando y me pedía a cada rato que me apurara.

Sabía que la viejita no duraría mucho rato mas, a si que me obligue a acabar dándole unos fuertes empujones contra sus blancas nalgas, casi haciéndola subirse la escritorio. Cuando toda mi leche quedó en el interior de la viejita, me salí de ella. Ella con el culo aun al aire, sin moverse de la posición, me pidió si tenía papel para limpiarse. Abrí mi cajón y saqué uno, y no aguanté las ganas y sacando un poco, yo mismo le limpié su vieja concha. La vieja se paró, se subió los pantalones diciéndome que yo era muy caliente. Me pidió permiso para pasar al baño y luego salió, tomó su botella, su abrigo y despidiéndose de mi, como si nada hubiese pasado, se marcho.

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