La vida Secreta de V (Será nuestro secreto )

Era el mi tío...estaba acalorada, con la respiración agitada por sus roces...Si guardaba nuestro secreto yo le entregaría mi virginidad

Cuando nuestros ojos se encontraron me quedé perpleja, sentí el terror recorrer mi cuerpo. Pensé en mi madre, qué sería de mí cuando se enterasen, a la vez trataba de procesar que el hombre frente a mí

era mi tío Alex quien me había visto nacer, llevado a la pila bautismal y de acuerdo a los planes de mis padres sería mi suegro.

El pánico se apoderó de mí, traté de darme la vuelta y echar a correr.

Alex me pescó del brazo y rompió el silencio con una voz muy seria.

—Esto debe de ser una mala jugada del destino, que carajos haces tu aquí Victoria

Sentía su mirada penetrante sobre mí me llenaba de vergüenza. Mis piernas temblaban, no lograba emitir una palabra. Este hombre, mi tío, era un ejemplo a seguir dentro de la sociedad. Dedicado a su esposa, a la caridad y a su trabajo. Nunca pensé que buscaría chicas jóvenes para divertirse.

— ¿Habla o te comió la boca el ratón? Mientras cogía mi rostro entre sus manos.

— Alex, por favor déjame ir, olvidemos este momento, te juro que es la primera vez que hago esto

— ¡Puta y mentirosa!

Estás aquí pisoteando el apellido de tus padres, vendiendo tu virtud al mejor postor, ayúdame a entender ¿por qué?

Rompí en llanto angustiada, me arrodillé a suplicarle, pero él no hacía más que mirarme fijamente sin decir una palabra, con voz entrecortada dije

—

Álex, suéltame me estás lastimando, te lo ruego por última vez déjame ir, si no lo haces te hundirás conmigo. Me arrepentí en el momento que solté las últimas palabras.

Sus ojos verdes se fijaron en mí me jalo dentro del cuarto de hotel, cerró la puerta tras de nosotros y me golpeó con fuerza contra la pared.

—¿Es una amenaza?

L

lamemos a tus padres, yo tendré mil explicaciones de por qué estoy aquí, pero tus fotos en el app y tu presencia no tienen explicación.

Sentía dolor en mi cuerpo por el golpe. Sabía que él tenía toda la razón, mis padres me matarían, quizás terminaría en un convento, aún peor encerrada en algún cuarto oscuro.

—¿Qué quieres de mí para no decir nada?

—Eres una beba hermosa que suerte la mía que acabarás en mi puerta. Deja de llorar y date una vuelta aquí frente a mí para poder verte mejor.

No podía dejar de sollozar, camine lentamente con mucha vergüenza sus ojos me seguían

— Este vestido no le hace honor a tu belleza,

quítatelo quiero admirar tu belleza al natural.

Tenía miedo de él, decidí quitarme el vestido quedando en ropa interior. Trataba de cubrirme con las manos y de no erguirme, me daba mucha vergüenza que me viera así.

—Uff mira que culo y tetas tienes, estás demasiado bien formada para tu edad.

Muy bien Victoria te diré lo que haremos te pagaré lo acordado y continuaremos con lo que has venido hacer y esto quedará en familia.

¡No, No, No!

Pensé en mi tía, mis primos, hasta en Jaime. ¿Cómo les vería la cara? Me quedé en silencio mientras él giraba alrededor mío observando como el predador a su presa. Me miró fijamente con su voz firme se dirigió a mí.

—

No diré nada de lo que haces, no entiendo por qué lo haces...

—Pero tío Alex no puedo soy tu sobrina... voy a ser tu nuera

—

Serás mi nuera es la suerte de mi hijo que su esposa sea una puta.

Yo no consideraba una puta solo quería huir de las absurdas tradiciones, pero el destino se estaba encargando de ponerme en una encrucijada. Si no aceptaba estaba perdida y si lo hacía aceptaba la etiqueta de puta al venderme a mi tío.

—Tío, no puedo, no puedo

Él se acercó, sus manos se deslizaron de mi cintura hasta llegar a mi culo, beso mi cuello, mordisqueo mi oreja y yo vibraba entre sus brazos mientras él susurraba.

— Vamos Victoria di que sí, que mejor que alguien de confianza te desvirgue, puedo sentir tus pezones endureciendo y el calor en tu entrepierna al tenerme tan cerca.

Tenía razón estaba acalorada, con la respiración agitada por sus roces nunca me había pasado con otro cliente. Me armé de valor y teniéndolo así pegado a mí le dije

—Tío,

tienes que cumplir tu palabra de no decirle a nadie. Aquí Victoria no existe solo V

—

Tienes mi palabra... Me gusta lo de V... Llama Alex

Me dolió y destapó una botella de champán, me sirvió una copa que bebí hasta el fondo y con una sonrisa me sirvió otra. Me senté junto a él, el tenerlo al lado mío tan cerca me permitió admirar lo atractivo que era. Siempre había notado que era muy alto, pero nunca su mandíbula fuerte y marcada, sus profundos ojos verdes y algunas canas.

Su sonrisa era todo y el seductor tono de su voz tan diferente al que tenía cuando estábamos en casa. Poco a poco me fui perdiendo en su carisma, hasta olvidar el golpe que me había dado y que era mi tío.

—Espero que te sientas más cómoda como para quitarte lo que falta de la ropa.

Ignore su comentario y seguí cubriéndome con un cojín, no estaba lista para mostrarme desnuda ante él. Alex notó mi nerviosismo, nuevamente se puso de pie y desabotono su camisa mostrando un six pack perfecto como dios griego y los músculos de su pelvis marcados, desabotono sus pantalones los dejó caer quedando en ropa interior que marcaba su bulto.

—Ahora estamos iguales. ¿Estás más cómoda?

Me tomo de la mano poniéndome de pie junto a él.

sentía el calor de su cuerpo, tuve miedo y excitación de tenerlo tan cerca. Movió su cabeza para besar mi cuello, continuo con mis hombros dando pequeños besos y mordiscos para deslizar los tirantes de mi sostén.

No puedo negar que me gustaba lo que hacía, nadie nunca me había tocado así sin sentirlo me había sacado el sostén el aire frío recorría mis pechos desnudos mis pezones estaban

convertidos en unas balas,

continuo besándome hasta llegar a ellos. Se introdujo uno a su boca lo chupaba y lamía sin el desespero que lo había hecho Adrián, Alex lo hacía con destreza tomándose su tiempo, me dejé llevar y sentir el placer que me daba su boca.

Mis piernas me temblaban, él siguió besando mi abdomen y llego a la orilla de mi pantie en donde me dio un mordisco que envió choques eléctricos a todo el cuerpo. Tomando mi culo con ambas manos apretó con fuerza y me bajó las bragas. Al verme completamente desnuda finalmente volvió a hablar

— Eras aún más perfecta sin ropa solo hay algo que tenemos que resolver

Me sentí decepcionada de no gustarle — ¿qué no te gusta de mí?, sus besos y caricias me tenían acalorada él para mí era perfecto

— De ti me gusta todo, pero me gustará más cuando dejemos tu conejito como el de la beba que eres.

Me tomo de la mano llevándome hasta el baño.

Dejó el agua de la ducha y el vapor empezó a inundar el cuarto.

— Vamos no lo pienses tanto, relájate, no tengas miedo

Era como que Alex podía leer mis pensamientos, mis miedos. Sus

manos pusieron mi cabello en una coleta

y sus manos acariciaban mi cuerpo húmedo con el vapor como queriendo aprender cada parte de él.

Me senté a la orilla de una grada de mármol dentro de la ducha,

sus manos llegaron a mi co

ño que palpitaba de deseo

.

Trate de decirle que me podía afeitar sola, pero llevo sus dedos a mis labios y separándolos introdujo uno de ellos en mi boca. Al sacarlo lo pasó sobre mi conejito y jugó con la entrada de él pero sin introducirlo.

Tomo la crema de afeitar y el rastrillo con mucho cuidado, sus manos afeitaron todos mis vellos, levanto mis piernas, separo mi culo para remover el vello de ahí, sentí frío en mi coño mis labios vaginales expuesto, hinchando, brillosos de los jugos que brotaban de mí. Aunque mi coño se veía de niña me sentía más mujer que nunca, me desconocí en ese momento.

—Estás muchísimo mejor así, debes de siempre tener tu rajita así. Date un baño y ponte el regalo que te traje.

Alex señaló

una bolsa negra que decía La Perle. Me plantó un beso en los labios y salió del cuarto de baño.

La Perle es una marca de lencería muy cara, mamá nunca me dejaría comprar nada ahí porque era muy provocador. Lo abrí sin contener mi emoción encontré unas bragas de seda color rosa palo. Eran de corte brasileño con encajes acentuando mi culo, un sujetador a juego de copa pequeña que hacía que mis pechos salieran de él, una bata de seda del mismo color que llegaba hasta el suelo y unos zapatos muy altos que no sabía muy bien cómo caminaría en ellos. Antes de salir a donde estaba él solté mi cabello y puse brillo en mis labios.

Al salir a la sala encontré a Alex sentado en el sofá, él me ofreció otra copa y claro que la acepte la necesitaba.

—Mmmmm modela tu regalo para mí, no tengas miedo.

Me extendió la mano para que me acercara a él y soltó la lasa de mi bata, mi cuerpo quedó expuesto a él en la lencería que había escogido para mí. Me moví de forma sexy frente a él como lo hacía con otros clientes

Su bulto crecía más y más dentro de sus briefs. Extendió su mano, me senté sobre él y sentí su mástil presionando mi coño. Me comía los labios a besos y sus manos movían mis caderas sobre él. Mis gemidos se ahogaban en su garganta y me aferraba a su espalda.

Me separo de su pecho, enrosque mis piernas a su cadera y con suavidad me dejó caer de espaldas hasta que mi cabeza tocaba casi con el suelo

—Veo que las clases de gimnasia de cuando eras una niña te han hecho una beba muy flexible.

Como se recordaba de eso me pregunte y deje salir una risa picara. Con firmeza sus manos acariciaban mi vientre, comenzó arriba de la orilla de mis bragas hasta en medio de mis pechos, cada caricia su mano se movía más y más sobre la

seda que cubría mi coño. Su palma se movía sobre mi raja dando masajes circulares, podía sentir mis bragas mojándose de placer. Estaba al límite de mi excitación, estimulada por esos roces sin rostro y en esa posición tan vulnerable.

—Mmmmm Alex, que rico— apreté mis dientes para ahogar mis gemidos.

Mi respiración se agitó, mi cuerpo convulsionó casi al punto de caer al suelo.

—

Vamos V no te reprimas quiera escuchar tu placer… llena esta habitación de ti...

Como cada vez que hablaba me dejo sin palabras tenía una forma de saber que me pasaba y decirlo tan abiertamente.

Me levanté de la posición colgante, quedando frente a él, sus manos se deslizaron a mi culo y sus labios nuevamente a mi cuello, se movieron a mi rostro hasta llegar a mi boca donde sumergió su lengua en la humedad de ella.

Me dejé llevar de ese beso apasionado, el más apasionado de mi vida. Nos besamos no sé por cuánto tiempo el dejo mis labios y bajó a mis pechos su rostro se perdía en ellos mi espalda se arqueaba de placer al sentirlo. También me arqueaba porque subconscientemente rozaba mi coño contra su bulto buscando más placer.

—Creo que es hora que conozcas a mi amigo

Me movió de sus piernas, bajó sus briefs y pude ver su miembro al aire de más de 23 cm y de un grosor de más de tres dedos, mis ojos se quedaron como platos al verlo.

—V

tu perfil decía que te especializas en mamar pollas, muéstrame tu talento.

—Alex, nunca he visto nada tan grande no me cabrá en la boca.

—Con práctica te cabrá en todas partes

Me arrodillé acerqué mi lengua a la cabeza de su mástil y le di algunos besos y lengüetazos tenía miedo de ahogarme con él, pero Alex me tomó por el cabello para que abriera mi boca e introdujo su verga lo más que pudo casi ahogándome. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero seguí mamándolo hasta que mi boca se acostumbró a su tamaño descomunal que me causaba arracadas que contenía, estaba excitada de tener mi boca abusada por su verga. Los ojos de Alex no podían esconder su excitación.

—

Si beba, sí que sabes hacerlo, vamos cométela toda… Hasta el fondo así como te tomabas el biberón cuando eras pequeña. Dale más rápido, cuantas pollas habéis mamado para hacerlo tan bien ufff sigue así.

Él dejó caer su cabeza hacia atrás para disfrutar y yo me esmeré para darle todo el placer hasta que dejó escapar un crujido de sus dientes y expulsando su copioso líquido que se desbordaba de mi boca por mi cuello y pechos.

Cuando se recuperó limpio su semen de mí con sus dedos y me los introdujo a mi boca hasta que quede completamente limpia. Con cada momento con él me sentía atraída a su personalidad de macho alfa, su firmeza.

Di un trago de champaña y tomó mi rostro en sus grandes manos mientras yo seguía sentada en el suelo entre la seda de mi bata Alex soltó el líquido espumoso en mi boca e iniciamos otra sesión de besos como dos adolescentes. Él se comía mis labios y exploraba cada espacio de mi boca con su lengua, después de un tiempo era como que ambas lenguas bailaban un tango en el cual Alex guiaba y yo estaba absolutamente entregada a él.

Ambos nos pusimos de pie, me quito la bata dejándome en ropa interior, sus labios se acercaron a mis pechos dando mordiscos los sacó del sostén, mis pechos estaban al aire, pero no me importaba deseaba que se los metiera en su boca como antes. Se prendió de ellos

hasta que solté unos gemidos de placer, los primeros reales de mi corta vida.

Con un movimiento rápido Alex recostó mi cuerpo sobre el sofá, sus labios recorrieron mi vientre hasta llegar a mi monte de venus. Sentí su aliento sobre la seda de mis bragas, yo tenía la respiración agitada ansiosa del siguiente movimiento de Alex, pero se tomaba su tiempo.

Deslizó mis bragas su lengua recorrió mis labios vaginales, hizo círculos sobre mi hinchado clítoris, y no pude evitar un movimiento de caderas y jadeos. Alex colocó mis piernas sobre sus hombros, hundí su lengua dentro de mí, haciendo círculos.

No podía callar mis gemidos inundaron la habitación yo estaba fuera de mí. Mis caderas se movían al compás de la lengua de Alex, mi cuerpo temblaba, él no se detenía mis uñas se hundían en su espalda cuando llegue al pico del placer soltando mi orgasmo.

Alex finalmente se detuvo yo estaba exhausta, cargo mi cuerpo hasta la cama, me dejo caer sobre la cama desnuda con mi cabello revuelto. Note que la pinga de Alex estaba de nuevo en todo su esplendor y temí por lo que venía.

—

Alex, por favor ten cuidado, nunca me han penetrado… ¡Soy virgen, lo juro!

—

Shhh déjate llevar lo vas a disfrutar ya estás bastante lubricada

— Mientras sus dedos buscaban hundirse en mi inundada cueva.

—

Está muy grande no me cabrá, me partirás, me dolerá mucho, mejor no, creo que no quiero.

— Verás lo elástico que puede ser tu cuevita, se acostumbrara. Al principio

sentirás que te partes, te desgarras por dentro, pero después gozaras como lo has hecho hasta ahora desde que cruzaste la puerta. ¿Confías en mí?

—

Tengo miedo, mama siempre ha dicho que el sexo duele y quizás notara en mi cara que lo he hecho

—

V tu madre dice muchas cosas, solo déjate llevar

—

Mientras me comía a besos.

Empecé a

sollozar, las lágrimas nublaban mi visión, mi mente tenía miedo, pero sus caricias hacían que mi cuerpo quisiera más.

—Así tendida desnuda sobre la cama tus

pechos tan firmes, tus pezones están deliciosamente hinchados. No cierres las piernas quiero verte, tocarte, olerte, un poco más antes que dejes de ser una niña.

Sus manos continuaban acariciando mi vagina que escurría de placer. La palma de su mano oprimía mi vientre, mientras uno de sus dedos se introdujo dentro de mí, causando me una molestia que me hizo cerrar mis piernas. Alex era más fuerte que yo me las separó, metió un segundo y un tercer dedo. Los movía dentro de mí, yo me estremecía, me sentía llena.

—

Esto es por tu bien, estás tan apretada que hasta mis dedos sienten la presión de tus paredes.

—

Me duele no voy a poder, perdóname, perdóname

El dolor y el miedo me hacían suplicarle que se detuviera, pero era en vano. Mis súplicas lo excitaban más. Lo empujé con fuerza para levantarme de la cama

—

quiero, pero no puedo tengo miedo, Alex me tumbó de nuevo sobre la cama. Acariciando directamente mi clítoris dándome un orgasmo instantáneo.

—

No hay vuelta atrás, he sido paciente tú me estás vendiendo algo y quiero lo que estoy comprando ahora.

Él se acostó sobre mí deteniéndose en sus codos, me mordí mi labio y él acarició mi rostro. En ese momento me perdí en sus ojos. Alex se colocó entre mis piernas, su verga tenía unas gotitas saliendo de ella, tuve un momento de lucidez.

—Alex, no quiero quedar embarazada ponte un condón

—shhh este coñito no es para darle de comer plástico

Sentí la cabeza de su pene en la entrada de mi cuevita sin darme ningún aviso empujaba lentamente mientras cada centímetro que me metía me desgarraba, la sensación me llegaba a la espina dorsal

—ahhh

Me haces daño, no puedo

— sentía

vomitarme del dolor

—

Respira pronto pasará

— mientras mordisqueaba mis pechos y empujaba un poco más

—

¡No me cabe! Podía sentir como mi vagina se expandía para recibirlo, no podía evitar sollozar de dolor y la necesidad de pujar para sacarlo me invadía.

Me tomo de las caderas para empujarla hasta el fondo, soltando un gruñido de satisfacción y sacándome un grito desgarrador.

En la mirada de Alex se notaba la excitación de haber conquistado mi monte, estaba llena de su carne. Sentía el calor de la sangre, mis jugos escurrirme y su punta topando en lo más profundo de mí.

—

Ahora si esta toda adentro, y si eras virgen. Ahora por siempre serás mi mujer

Sacaba y metía su verga lentamente, las primeras veces me salieron lágrimas de dolor. Él arqueaba mi pelvis hasta que encontró un punto donde empecé sentir placer. Mi rostro se relajó y empecé a jadear en voz baja. Sentía choques eléctricos en mi vientre cada vez que sus huevos chocaban con mi coño. Sus mete y saca era más rápido me deje ir en un hilo de gemidos hasta que explote de placer, en un orgasmo que nunca había sentido. Mi cuerpo sensible hasta al roce del aire, temblando, mis manos sin pensarlo separando mis piernas para poder darle aún más acceso.

Después de correrme todo fue tan diferente, mi sexo palpitaba y quería más. Alex sacó su verga todavía empalmada, me coloco en cuatro patas cerca de la orilla de la cama. Vi mi reflejo en un vidrio, mi rostro sonrojado, cuerpo sudado, mis pechos colgando no me reconocí. Alex atrás mío llevo su mano a mis pechos y era como que los estaba ordeñando, dejó ir su verga dentro esta vez toda de un solo golpe mi culo brinco. Llevó su mano sobre mi botoncito, sus arremetidas eran coordinadas con sus caricias, yo jadeaba de placer con cada una de ellas.

Me agarraba de las sábanas para aguantar los empujones de Alex, algo estaba sucediendo dentro de mí sentía un fuego en mis entrañas mi cuerpo estremecido de placer, mi vientre y muslos rígido. Alex respiraba fuerte en mi oído y me susurraba

—Me encanta el calor de tu apretado coño y ver mi verga perderse en él. Tu culo blanco tan perfecto

Alex, amasaba mi culo, se prendía de él con fuerza. Yo estaba agitada de placer perdiendo toda vergüenza y en un susurro

—Alex, no pares dame más fuerte ahhh ahh ahh tu verga me está partiendo de placer.

Eso lo hizo culearme de forma aún más bestial, hasta que explote de nuevo en otro orgasmo descomunal que se alargaba con cada embestida hasta llegar a un punto que me sentía fuera de mí. En el trance en el que estaba

escuche el crujir de los dientes

de

Alex y su verga se clavó hasta el fondo hasta correrse dentro de mi coño. Dejó caer su cuerpo sobre el mío sentí una mordida en mi hombro.

Creo que me quedé dormida, desperté cubierta con una sábana desnuda, sudada, llena de semen.

Vi salir a Alex del baño vestido de nuevo

—¿Cuánto tiempo llevo dormida?

—Como una hora

— Me duele todo no me puedo ni mover

— Me lo imagino, pero lo has hecho muy bien, he dejado unas pastillas para el dolor, otras para que no quedes embarazada y tu pago en la mesa al lado tuyo.

Su forma de hablar era fría como si nada hubiese pasado nada entre nosotros no ponía sus ojos en mí, se arreglaba su corbata como si estuviese solo.

— ¿Ya te vas? Tan rápido

—

Si tengo una reunión, tú puedes quedarte cuanto quieras, y pedir lo que quieras.

— ¿Nos volveremos a ver?

— Claro soy tu tío te veo todo el tiempo

—Te puedo decir algo… Mejor olvídalo me da mucha pena

—Dime V créeme a mi edad he escuchado todo

— Nunca he sentido tanto placer en mi vida, mi sexo todavía está palpitando de placer

—Mmmm vas a hacer que me empalmé de nuevo. ¡Eres como tocar una guitarra cada roce suelta una nota! Me has encantado.

Me dio un beso en la frente y se fue. No podía creer lo que había pasado, mi tío me había desvirgado, yo lo había disfrutado como una puta y quería más de él. Me preguntaba si me contrataría de nuevo, sé que podía ser peligroso, pero mi coño se mojaba de pensar en su verga penetrando de nuevo.