La vida en un soplo (Cap. VI - 1ª parte)

Cap. VI - Líos de casa y de muelas,1ª parte de 4

CAPITULO VI: “Líos de casa y de muelas”

Finalmente concretamos precios y términos para la venta de mi casa del pueblo de montaña, solo saqué algunas de mis pertenencias dejando los muebles porque estaban hechos a medida, no creía que pudiera aprovecharlos para otra casa.

Vivía en el barco guardando muchas cosas en un trastero, los coches repartidos entre casa de mis padres y las de mis amigos.

Busqué por algunos pueblecitos de costa cercanos hasta encontrar una gran casa muy vieja en primera línea de mar, con un paseo y la playa delante, la compré. Contacté con el arquitecto que me construyó la casa anterior para hacer un proyecto que me ilusionara.

Poco más de un año más tarde visitaba con él mi nueva casa, la planta baja era todo un garaje, con unas escaleras y un ascensor redondo de cristal que llegaba a todas las plantas, en la segunda se construyó una cocina abierta con un gran salón comedor con terraza enorme y un baño, en la tercera una habitación para mí, muy grande, con vestidor y baño completo más sauna de vapor, una bañera de hidromasaje con el techo de cristal que daba a la terraza de arriba dejando ver el cielo, y tres habitaciones más, una de matrimonio completa y otras dos para que pudieran dormir algunas personas más. En realidad estaban pensadas para que mis socios pudieran visitarme o pasar unas vacaciones con sus hijos si les apetecía, finalmente la última planta, era una terraza con una piscina pequeña para refrescarse con un solárium, una zona donde se colocaría una mesa grande con sillas y una barbacoa, acabando con un rincón donde pensaba poner varios sillones de exterior con una mesita en medio.

Me enamoré de mi casa al instante, eso que había escogido todos los materiales y todos los detalles como a mí me gustaban, había visitado las obras en varias ocasiones. Contacté con una empresa para decorarla, quedé con una interiorista para que me aconsejara, quedamos un día entre semana por la mañana, la esperé en el parking para que pudiera guardar su coche, porque en la calle no se podía aparcar, era una calle de paso exclusivo para los vecinos.

Llegó y fui a abrirle la puerta del coche, llevaba una minifalda tan corta que le vi todas las bragas cuando bajaba, era una chica con pelo castaño y ojos marrones bastante alta, con un tipazo acojonante, se presentó muy educadamente diciéndome que se llamaba Lorena, nos estrechamos la mano, subimos en el ascensor a la primera planta cargados de varios archivadores con fotos, donde había puesto unos caballetes con una madera encima para que nos hiciera de mesa con un par de sillas, ella miró toda la estancia, nos sentamos para que me enseñara unas cuantas fotos para orientarme sobre el tipo de decoración que podríamos poner, escogí el tipo de mueble, la distribución, algunas cosas para la cocina, mobiliario para la terraza, era muy profesional y simpática.

De lo que si me di cuenta, era de que a medida que pasaba el tiempo y más hablábamos más nos mirábamos a los ojos y más me sonreía ella con una boca muy bonita, quedamos en ver las habitaciones y luego la invitaría a comer para acabar por la tarde con el resto del trabajo. Subimos a mi habitación escogiendo el tipo de cama, algunos muebles, sillones y alfombras, también los muebles altos para el vestidor.

Lorena (sonriendo): Es una casa preciosa, tienes muy buen gusto.

Me trató de tú porque antes ya lo habíamos hablado.

Yo: Es un buen trabajo de un arquitecto que me conoce bien y sabe lo que me gusta.

Lorena: Ya sé que igual es un poco atrevido, pero, podrías enseñarme los baños y el resto de la casa, aunque no tenga que trabajar esos espacios.

Yo: Sí claro, será un placer, pasa por aquí y veras mi baño privado.

Entramos en el baño, que era enorme y se quedó con la boca abierta.

Lorena: Hostia, perdón, cuantas cosas tienes aquí, esta todo ya operativo.

Yo: Si, la sauna funciona, de hecho está preparada porque pienso hacer una esta tarde cuando te marches, el hidromasaje tan bien está listo y las duchas por supuesto también.

Me miró como dudando si pedirme algo.

Yo: ¿Quieres hacer una sauna o una bañera?, yo puedo esperar abajo y luego vamos a comer, en esa bolsa hay toallas limpias.

Noté que se le subieron un poco los colores a la cara, esperaba que me dijera que no.

Lorena (con voz flojita y dudando): Y si la hacemos juntos.

Yo (sorprendido): Hostia esto no me lo esperaba, si no te importa que nos veamos en pelotas, por mí adelante.

Lorena: Podría hacerlo en sujetador y bragas y tú en calzoncillos, total las bragas ya me las has visto cuando salía del coche, ¿no?

Yo (con sorna): No mujer no, como piensas que soy tan mal educado de mirarte la entrepierna a la mínima, no, no, lo que pasa es que las saunas bien hechas se hacen en bolas, la ropa molesta, ¿y luego no te vas a poner nada debajo?

Ella sonrió mirándome a los ojos y empezó a desabrocharse la camisa, quitándose la mini falda y los zapatos, yo la seguí desnudándome también, cuando nos acabamos de quitar las últimas prendas de ropa ella me miró la polla y levantó las cejas instintivamente, mientras yo ponía en marcha la bañera para que se llenara de agua y le abría la puerta de la sauna, una vez dentro sentados uno al lado del otro.

Lorena: ¿Vamos a hacer una bañera también?

Yo: Claro, después de la sauna es bueno ducharse con agua fría y relajarse en la bañera, quedarás como nueva.

Lorena (mirándome con cara picara): Eso espero.

Tras diez minutos sudando nos duchamos un poco con agua fría, dando ella algún grito por el frio, pude ver que tenía el chichi totalmente rasurado, yo por el tema del deporte y los masajes ya hacía años que me depilaba, incluso los pelos del pubis porque me parecía más higiénico, me metí en la bañera, ella al entrar se sentó encima de mí metiéndome la lengua hasta la garganta, me agarró la polla y la pajeó despacio para hacerla crecer, yo le acaricié las tetas suavemente con una mano y con la otra la cogía por el culo deslizando un dedo para tocarle el chichi. Levantó un poco el culo metiéndose la punta, lo bajó despacio dejando escapar el aire de sus pulmones junto con algún gemido, empezando un movimiento de caderas arriba, abajo, adelante y atrás que le hizo gritar unas cuantas veces.

Lorena: Madre mía, me van a oír desde el paseo.

Yo: No te preocupes, la casa está muy bien insonorizada sobre todo para estos momentos.

Ella se movía cada vez más rápido.

Lorena: Dime que no eres un eyaculador precoz y vas a aguantar hasta que acabe.

Yo (con cachondeo): No soy un eyaculador precoz y voy a aguantar hasta que acabes, ¿algo más?

Lorena (riendo): Cállate que me desconcentras coño.

Fue subiendo la intensidad de sus movimientos y gritos hasta correrse levantando la cabeza mirando para arriba…

Lorena: Por favor, que bueno, y que falta me hacía.

Yo: Sigue, sigue, que me falta poco.

Se lo dije para que no se relajara del todo y siguiera con los movimientos, le indiqué que lo hiciera despacio buscando que volviera a excitarse, metí las manos por debajo del culo ayudándola a moverse, aprovechando para jugar un poco con un dedo sobre el ojete, no tardó mucho en empezar a gemir de nuevo, coger ella el ritmo otra vez y volver a correrse chillando todavía más que antes, dejó caer la cabeza sobre mi hombro recuperando la respiración.

Lorena (cansada): Joder, y te pedía que no te corrieras pronto, que tonta soy por Dios.

Me empezó a hacer una paja mirándome a los ojos.

Lorena: ¿Cómo quieres acabar esto?

Yo: Cómo tú quieras, ¿qué te apetece?

Aceleró los movimientos de su mano y me pidió que me pusiera de pie, ella se arrodilló en la bañera, se la metió todo lo que pudo en la boca succionando y lamiendo con fuerza, sacándola y pajeándola para volver a succionar y chupar, una de las veces que la tenía fuera de la boca.

Lorena (voz sensual): ¿Te gustaría correrte encima de mí?, seguro que sí, con la cara de pervertido que tienes.

Se apuntaba con la punta de la polla las tetas y luego colocaba la boca abierta delante, insinuando que me corriera de esa manera, después de unas cuantas succionadas y pajeadas más, le avisé que ya venía, ella colocó las tetas para empezara a correrme en ellas y acabar dentro de su boca, aquella chica sabía hacer disfrutar a un hombre con su boca, que la chupaba de puta madre vamos.

Yo: ¿Cara de pervertido?

Lorena: Tienes cara de tener experiencia en el sexo, a saber lo que habrás hecho por ahí.

Yo: Pues supongo que lo normal de todo el mundo.

Lorena (riendo): Ya, ya.

La invité a comer a un restaurante cercano, hablamos del tiempo que tardaría en tener los muebles y toda la decoración…

Lorena: Lo primero que va a llegar porque me cuidaré personalmente de que así sea, será tú habitación, sobre todo la cama, lo demás pues ya ira llegando poco a poco.

Yo: Lo dices para que pueda descansar mientras espero que lleguen las otras cosas.

Lorena (riendo): Sí, más o menos, si tuviera un poco más de confianza contigo ahora mismo te estaría insultando, que huevos tienes, ya te enseñaré yo para que te va a hacer falta la cama.

La semana siguiente me llamó un día por la mañana, casi al medio día, desde el coche.

Lorena: Hola, estás en casa.

Yo: Sí, hace un rato que disfruto del sol mirando el mar.

Lorena: En cinco minutos llego, tengo un fuego que ahora mismo solo puedes apagar tú.

Yo: Pues aquí tienes a tú bombero con una buena manguera apunto.

Lorena (riendo): Sí, la manguera ya sé que es grande pero los chistes son muy malos tío.

Oí como se abría la puerta del parking, ella tenía las llave de casa para poder entrar a trabajar siempre llamándome antes para avisarme, bajé y estaba aparcando el coche, me acerqué,  salió como un rayo y me metió la lengua en la boca antes de decir nada, respirando con mucha excitación, le di media vuelta, apoyé su cuerpo en el capó de su coche levantándole la falda por el culo bajándole el tanga, ella empezó a gemir y todavía no le había tocado, con una mano le di un pequeño cachete en el culo, metiéndosela después en medio de la raja para bajar rozándole el ojete, seguir para tocarle el chocho con toda la mano frotándoselo sacándole el primer grito, con la otra me desabrochaba el pantalón bajándolo hasta las rodillas juntamente con los calzoncillos, me acaricié el cipote para ponerlo a tope.

Cuando confirmé que ella estaba totalmente mojada, estiré un poco de sus caderas para que sacara el culo y se la metí de golpe, dio un grito terrible mirándome girando la cabeza para pedirme que se lo hiciera con fuerza, le hice todo el caso del mundo follándola a golpes secos y rápidos, no paró de gritar cada vez más fuerte hasta correrse escandalosamente, la giré, le levanté las piernas dejándola con la espalda totalmente apoyada en el capó, sus piernas sobre mi hombro derecho y el tanga a la altura de mi nariz, se la metí de nuevo en aquella posición, seguí follando a golpes duros y seguidos oliéndole el tanga, volviendo ella a gritar sin parar hasta corrernos los dos a la vez, se la saqué para correrme pajeándome sobre su coche y el suelo para no ensuciarla demasiado.

Se levantó, me dio un beso en los labios y me pidió permiso para subir al baño, yo limpié todo lo que había ensuciado y nos encontramos de nuevo cuando ella bajó.

Lorena (riendo): Lo siento, era una urgencia, ya lo has visto, me voy que tengo prisa.

Yo: ¿He conseguido apagar el fuego o todavía queda alguna cosa ardiendo?

Lorena: De momento todo apagado y bien apagado, te llamo un día de estos para estar un rato más tranquilos, vale.

Yo: Llama cuando quieras, pero tendrías que saber algo.

Lorena: ¿Qué?

Yo: Que hoy si te ha oído todo el paseo y media playa guapa, el garaje no está insonorizado y hace un eco de puta madre.

Lorena: No me jodas.

Lorena era muy simpática y estaba todo el día riendo de cualquier cosa, me llamaba cuando quería, quedábamos para hacer una sauna y baño o pegábamos un polvo rápido y se marchaba.

Unas dos semanas más tarde estaba en el barco una mañana y me llamó para preguntarme si podría ir a la casa sobre las tres y media y que fuera solo, así que aquella hora estaba entrando al salón llamándola porque había visto su coche en el garaje.

Lorena (gritando): Estoy arriba, sube por favor.

Entré en mi habitación y la vi toda amueblada, con ella en tanga estirada en la cama como una modelo en lencería.

Lorena: Que le parece señor, ¿he hecho un buen trabajo?

Yo: Todavía no lo sé, ya te lo diré en un rato.

Lorena: Tonto hablo de la habitación.

Yo: ¡Ah!, pero si está amueblada, es que los ojos se me han ido a otro lado, lo siento.

Fui examinando todos los muebles y detalles comentándoselo, pues esto ha quedado muy bien, y los armarios se ven de buena calidad, el color es muy bonito, esta alfombra es preciosa, y lo que me has dejado encima de la cama me atrae mucho pero no sé el tiempo que tengo para disfrutarlo.

Lorena: Hoy todo el tiempo que quieras, me he cogido fiesta esta tarde.

Me decía mientras yo me estaba desnudando, me estiré a su lado en pelotas.

Yo: Es importante hacer la prueba de la cama, si no me gusta te la llevas y probamos otra.

Lorena: Ven aquí que te va a encantar tontito.

Empezó besándome, después acariciándome la polla suavemente, fue bajando su lengua poco a poco por mi cuerpo hasta llegar al ciruelo pasándosela por los lados y la punta, se la metió en la boca subiendo y bajando la cabeza hasta casi tenerla entera dentro. En un pequeño receso que hizo aproveché para girarme, ponerme al revés que ella bajándole el tanga, le metí la cabeza en medio de sus piernas lamiéndole los muslos por la parte interna, mientras ella me la sujetaba con la mano succionando y chupando con fuerza, llegué a la altura del clítoris, chupándolo despacio bajando, dando vueltas a la lengua notando como empezaba a mover su cuerpo de excitación, oía los chasquidos de sus labios sobre mi polla totalmente empapada de saliva.

Llegué al agujero metiéndole la lengua moviéndola saboreando su flujo, dando ella el primer grito, subí despacio en dirección al clítoris chupando con un poco más de fuerza, se sacó de la boca mi polla haciéndole una paja mientras gritaba cada vez más fuerte, cuando llegué al botón mágico le pasé la lengua repetidas veces por encima presionando, haciendo que moviera todo el cuerpo como si le dieran calambrazos, corriéndose cerrando las piernas atrapando mi cabeza en medio, cuanto más chupaba yo, más las cerraba ella, hasta ver que ya no podía más y levanté la lengua.

Lorena (jadeando): Y tú como siempre sin correrte a la primera.

Yo: Si te hace ilusión pídemelo y lo haré.

Lorena: Si no fueras mi cliente te enviaba a la mierda.

Yo: Eso de “cliente” en estos momentos no ha sonado muy bien.

Lorena (riendo): Vete a la mierda un rato anda.

Puse mi cabeza al lado de la suya, le empecé a dar lametazos en el cuello, mirándome ella girando los ojos volviendo a respirar profundamente.

Lorena: Anda que no estás hecho un buen pervertido tío.

Me fui subiendo poco a poco encima suyo abriéndole las piernas con las mías, hasta rozarle el chichi con mi cipote arriba y abajo.

Lorena (excitada): Como me estás volviendo a poner, como me pones, no pares.

De un golpe de caderas se la metí un trocito, dejando escapar ella un grito incorporando el tronco para cogerme con las dos manos fuerte de cada cachete del culo, hizo fuerza con las manos para metérsela hasta donde pudo marcando el ritmo que quería, en las bajadas intentaba meterla lo más duro que podía para hacerle gritar más fuerte, llegó un momento que ella quería meterla y sacarla tan rápido que perdió el ritmo por la excitación, seguí yo con él hasta ver como se corría de nuevo, gritando, tensando el cuerpo y poniendo los ojos en blanco, desplomó todo el cuerpo sobre la cama respirando rápido intentando relajarse.

Lorena: Madre mía, me vas a matar pero como me gusta.

Yo: ¿Quieres que siga?

Lorena: ¿Ahora mismo?

Yo: No, te voy a dejar un ratito para que te recuperes.

Lorena: Muchas gracias hombre, eres más vicioso de lo que pensaba.

Me salí de la cama levantándole las caderas dejándola a cuatro patas con el culo en el borde, agarró un cojín y se lo puso debajo de la cabeza mordiendo una punta.

Lorena: Poco a poco por favor que ya no puedo más.

Dirigí con una mano mi polla hasta el agujero, metiéndola muy despacio dando ella un suspiro fuerte, llegué hasta el fondo para volver a salir sin prisas varias veces, hasta notar que su respiración se estabilizaba y disfrutaba del momento, seguí con el mismo ritmo un rato viendo como ella pasaba de disfrutar relajadamente a empezar a moverse buscando más, y claro, se lo di enseguida acelerando los movimientos, levantó la cabeza gritando pidiéndome que lo hiciera más fuerte, en unos cuantos golpes de caderas más nos estábamos corriendo los dos, ella se dejó caer hacía delante saliendo todo el semen junto al flujo por la cama.

Yo: ¡Ala!, mi cama nueva ya está hecha una mierda.

Lorena: Que capullo eres, recuerda siempre que esta cama la he estrenado yo.

Yo: Pues espero que lo hayas disfrutado.

Lorena: Mucho Luis, mucho, mucho.

Yo: Porque si no lo has hecho la cambio ya mismo.

Ella dormía plácidamente sin escuchar mis últimas palabras, mejor, porque seguramente me habría dicho que era un chiste muy malo.

Pocos días más tarde llegaron los muebles de las otras habitaciones, los electrodomésticos, luego los muebles de las terrazas y al final los del salón comedor, me llamó un día para decirme que ya estaba todo y que me dejaba las llaves en el buzón, que después del último encuentro tenía la cabeza echa un lio y prefería no verme al menos de momento, que si tenía algún problema la llamara que me enviaría a un compañero suyo para arreglarlo.