La vida en un soplo (Cap. IV - 5ª parte)

Cap. IV - Laura y la lenta recuperación,5ª parte de 5

Lucía lo dejó todo organizado en la tienda con su socia, para poder hacer fiesta a partir del viernes por la tarde hasta el lunes. Nos vimos en el barco para dejarlo todo preparado y salir a media tarde del puerto rumbo a la isla, el viento soplaba levantando una pequeña ola que el barco atravesaba subiendo y bajando suavemente mientras en el horizonte el sol bajaba lentamente, nosotros estábamos en el puesto de gobierno disfrutando del viento y las vistas del mar.

Yo: Cariño en pocos minutos el sol se va a poner y verás que espectáculo.

Lucía (riendo): Dile que se espere un momento que ahora mismo vuelvo.

Desapareció por las escaleras, el sol cada vez estaba más bajo y casi tocaba la línea del horizonte, apareció Lucía totalmente desnuda subiendo por las escaleras, se había untado el cuerpo con aceite o algo parecido, le brillaba su piel morena de forma increíble resaltando cada rincón de su figura, me miraba a los ojos dejándome muy claro lo que quería hacer en aquellos momentos.

Yo: Ven amor, te voy  a enseñar lo que es estar en simbiosis con la naturaleza.

Lucía: ¿Ya empiezas con tus frases raras?

Me desnudé rápidamente dejando puesto el piloto automático del barco, le cogí una mano besándole los labios, la coloqué con el cuerpo encima de la mesa de cartas mirando al horizonte, con las piernas estiradas y el culo hacía afuera, me puse a su lado acariciándole el chocho suavemente para lubricarlo mientras ella me pajeaba lentamente, el sol seguía bajando y se la metí despacio.

Yo: Déjate llevar por el ritmo de las olas cariño.

El barco subía la ola y yo la sacaba, cuando la bajaba dando un pequeño golpe contra el agua yo la metía y ella gemía, seguíamos el ritmo del barco mirando fijamente la puesta de sol, notaba como el flujo de Lucía resbalaba por mi polla, pasando por los huevos bajando por los muslos gritando cada vez más fuerte.

Estábamos totalmente concentrados en el ritmo de las olas mirando como el sol se ponía definitivamente, Lucía pegó un grito enorme empezando a correrse, yo sentía los chasquidos y como salían gotas de flujo que chocaban contra mi cuerpo, enviando la vasija de los sentimientos a tomar por culo corriéndome descontroladamente, juntando el semen con los flujos salpicando todo cada vez que la metía, acabamos jadeando los dos con las últimas luces del día, la saqué y cayó al suelo un chorro pastoso blanco dejando un charquito, ella se giró y me abrazó.

Lucía: Gracias por hacerme sentir de esta manera, este ha sido el polvo más espectacular de mi vida, dejándonos llevar por las olas ha sido increíble, no sabía yo que un barco sirviera para tantas cosas buenas.

Yo (riendo): Ves, en el mar se aprenden cosas nuevas cada día.

Nos turnamos para ducharnos y vigilar el barco, comiendo algo después con un buen vino. Yo dormía allí mismo tapado con un edredón, por si había alguna urgencia mientras Lucía hacía su guardia, a las dos horas me desperté y la envié a la cama hasta el siguiente día. Se despertó cuando estábamos a punto de llegar a puerto ayudándome a amarrar el barco, me fui a dormir un rato más a la cama, mientras ella se fue al supermercado a comprar algunas cosas frescas para comer, preparó la comida y comimos cuando me levanté al medio día del sábado.

Nos llamó Laura, para confirmar que habíamos llegado bien y la hora de la cena que organizaban para los invitados que llegábamos el día antes. Llegamos pronto al restaurante del hotel donde se celebraba, me encontré con la hermana mayor de Laura, Rosa y su marido que habían dejado a los niños durmiendo en la habitación, estuvimos un buen rato hablando con ellos tomando unos vermuts, después de un par, Juan, el marido de la hermana ya estaba un poco “chispadillo”, aprovechó que su mujer hablaba con Lucía apartada para…

Juan: Es muy maja tu pareja Luis.

Yo: Si, es muy buena chica.

Juan: Y muy simpática, y muy guapa, y seguro que no paráis de…

Yo: Juan, ¿te pasa algo?

Juan: Perdona Luis, creo que me está afectando el alcohol y estoy hablando demasiado.

Yo: Puedes tener confianza conmigo, si te puedo ayudar en algo lo haré encantado.

Juan: Es que te veo a ti con tú pareja y hacéis pinta de estar sexualmente muy activos.

Yo: Quieres decir que tienes problemas con el sexo con Rosa.

Juan: Problemas no tengo porque simplemente no existe sexo entre nosotros, desde que nació el pequeño se ha volcado totalmente en ellos, nos hemos ido distanciando en la cama hasta el punto que ni nos tocamos para nada.

Yo: ¿Quieres que hable con ella?

Juan: Hombre, eso es un poco violento ¿no?, que le vas a decir, he hablado con tu marido y me ha dicho que no le tocas ni con un palo desde hace tiempo, no sé, no sé.

Yo: Tranquilo Juan, ya buscaré la manera de que salga el tema, seguro que algo podremos hacer, tú no te preocupes.

Juan: Pues a ver si es verdad, eso sí que sería un milagro.

Fueron llegando invitados y nos fuimos saludando, sobre todo con sus padres que hacía mucho tiempo que no los veía, finalmente nos sentamos en diferentes mesas de modo informal. Nosotros estábamos con Laura, Ricardo, un amigo de Ricardo que era el padrino, Rosa y Juan, cenamos hablando muy animadamente, después de tomar una copa, Juan se disculpó para ir a dormir, no estaba tranquilo con los niños solos en la habitación, Rosa hizo el intento de ir con él, su hermana y yo la convencimos para que se quedara con nosotros, juntamente con su marido que me hacía una señal para que aprovechara el momento.

Laura: Porque no nos vamos a dar una vuelta por el paseo para airearnos un poco.

Ricardo: Sí, sí, vamos todos que estará bien.

Rosa: No sé, yo me voy a la habitación que se está haciendo tarde.

Laura: Venga hermanita no seas muermo y ven con nosotros que hace tiempo que no te veo.

Yo: Claro Rosa, paseamos un poco que nos vendrá bien.

La convencimos entre todos y salimos a dar una vuelta los seis por el paseo, caminando, caminando, nos salimos del pueblo llegando a una playa solitaria, bajamos a la arena y Laura sin pensarlo dos veces.

Laura: Vamos a bañarnos que hace muy buena noche.

Antes de que nadie pudiera decir nada, ya estaba desnudándose dejando la ropa al lado de una roca, junto a la de Ricardo y su amigo, saliendo los tres corriendo en pelotas para el agua, Lucía se desnudaba tranquilamente riéndose, Rosa miraba la escena con cara de pánico, yo me desnudaba y le comentaba.

Yo: Rosa, no te preocupes esto es algo normal, no te vas a asustar a estas alturas de ver cuerpos desnudos, todos tenemos lo mismo.

Mientras me quitaba el pantalón y los calzoncillos.

Rosa: Hombre, eso de que todos tenemos lo mismo, no sé yo si…

Me miraba la polla como colgaba, en esos momentos Laura desde el agua gritaba.

Laura: Venga Rosa, no me seas estrecha coño que el agua esta buenísima.

Rosa (también gritando): Yo ya sé que tú de estrecha no tienes nada.

Lucía y yo en pelotas la fuimos convenciendo para que se bañara, al final accedió y se quitó el vestido y los zapatos, quedándose en sujetador y bragas muy poco sexy por cierto, nos bañamos tranquilizando a Rosa para que estuviera cómoda. Pasó un rato y salimos del agua, Rosa se tapaba porque con la ropa interior mojada se le transparentaba todo, yo me quedé a su lado, saliendo los dos del agua para acompañarla hasta donde estaban los demás, me daba cuenta como ella no paraba de mirarme la polla. Al llegar nos encontramos con Laura estirada en la arena con las piernas abiertas, Ricardo comiéndole el chichi a la vez que ella se la comía al padrino, Lucía estaba a su lado tocándose y acariciándole las tetas a Laura, a Rosa se le quedó una cara entre intrigada y asustada.

Yo: Rosa, ¿nunca has participado en algo así?

Rosa: ¿Pero qué dices “zumbao”?, como coño voy yo a haber participado en una guarrada como esta.

Le cogí de la mano, se la acompañé hasta mi polla agarrándola con mi mano encima de la suya, empezando a hacerme una paja, se quedó callada sin saber que hacer, poco a poco fue cogiendo el ritmo ella sola separando yo mi mano, dejando que mi cipote fuera creciendo con sus caricias, me miró a los ojos sin saber saber qué hacer, yo le cogí la cara plantándole un beso en medio de la boca, después otro, al tercero Rosa abrió la boca sacando la lengua besándome con lujuria dejando escapar algún tímido gemido, le pasé la mano por la espalda y le desabroché el sujetador.

Rosa: No pares, no pares.

Me arrodillé en la arena tirando de las bragas quitándoselas, luego la ayude a estirarse colocándome en medio de sus piernas empezando a lamerle los muslos, ella ya gemía descontroladamente, hasta que le pegué un primer lametón de abajo arriba en medio del coño, le hizo pegar un primer grito que todos se giraron a mirarla.

Laura: Coño Rosa, ya era hora que te desmelenaras un poco “jodía”.

Rosa estaba con lo suyo y no le hizo ni caso, Lucía se acercó muy despacio, le besó en los labios encontrando respuesta muy rápido, yo seguía comiéndome el chichi con toda dedicación, Lucía le cogió una mano y se la puso en su chochete ayudándole a acariciarla. Rosa seguía con cualquier cosa que le hacían hacer totalmente descontrolada, cuando estaba a punto de correrse paré, me incorporé y apunté a la entrada de su vagina metiéndole la polla de golpe, pegando ella otro enorme grito, el padrino la sacó de la boca de Laura dirigiéndose hasta nosotros, le dejó el sitio Lucía para que se la metiera en la boca a Rosa, que se la empezó a chupar con mucha fuerza y mucho ruido. Al poco rato me estiré en la arena con Rosa encima metiéndosela, el padrino se puso detrás de ella mojándose la mano con saliva lubricándole el culo, cosa que provocó que Rosa abriera los ojos pensando en lo que le venía, mientras Ricardo se salía del chocho de su futura mujer, se colocaba delante de Rosa para metérsela en la boca, a la vez que el padrino se la metía por el culo follándola los tres a la vez. Lucía y Laura se lo miraban con curiosidad riendo, nosotros seguíamos a lo nuestro y Rosa estaba totalmente desbocada, moviéndose sin parar hasta llegar a un orgasmo, con unos gritos tan fuertes que provocaron que las otras dos chicas se taparan la boca sorprendidas.

Rosa se dejó caer con todo el peso encima de mí, respirando muy acelerada, Ricardo y su amigo se levantaron y fueron a por Lucía y Laura, Ricardo se empezó a follar a Laura mientras su amigo se la metía de nuevo en la boca estirado en la arena, se acercó Lucía para que le comiera el coño, a la vez que ella me la chupaba a mí, yo volvía a trabajar sobre el chichi de Rosa, no antes de hacer que ella le metiera un dedo en el culo a Ricardo, cerrando un circulo de sexo. Al rato Ricardo se levantó y puso a su cuñada a cuatro patas follándosela desde atrás, Lucía se puso delante cogiéndole la cabeza a Rosa para meterse su boca en medio del coño, Laura se subió encima de mi cabalgándome, el padrino se colocó en medio de Lucía y Laura que se turnaban en comérsela, Rosa empezó a moverse con espasmos y se volvió a correr fuertemente dejándose caer en la arena.

Ricardo se estiró y Lucía se le subió encima follándoselo muy rápido, mientras se la chupaba al padrino, al poco rato intentó ponerse detrás y Lucía le paró los pies, no quería que se la metieran por el culo, Laura se dio cuenta y se cambió con Lucía cabalgando a su marido, dejando que el padrino se la metiera por el culo comenzando a gritar de excitación, yo puse a Lucía a cuatro patas para metérsela a la vez que ella se morreaba con Laura, Rosa se incorporó de nuevo mirando la escena con vicio, bajé una mano y empecé a masturbarla acabando metiéndole dos dedos en el chichi, con el pulgar le frotaba el clítoris excitándola por momentos, dos dedos entraban demasiado holgados y metí el tercero, sacando otro grito de Rosa, cuando todos estaban a punto de correrse le metí el cuarto dedo corriéndonos todos a la vez.

Nos fuimos a bañar de nuevo para limpiarnos, nos vestimos y volvimos al hotel a dejar a Rosa, la aparté un momento para hablar con ella.

Yo: Rosa cariño, ¿te lo has pasado bien?

Rosa: Madre mía, no sabía que se pudiera disfrutar tanto del sexo.

Yo: Pues no seas tonta y date marcha con tú marido, que no podéis perder el tiempo mujer, ponte sexy y aprovecha el tiempo que son cuatro días, estas cosas no se pueden dejar perder así como así.

Rosa: Gracias Luis, creo que tienes razón, me he distraído tanto con los niños que he dejado de pensar en nosotros.

Yo: Pues venga al lio, por cierto, si Juan te pregunta algo, le dices que esta noche hemos estado hablando del tema y que se te han abierto los ojos.

Rosa: No, si te parece le diré que me habéis metido en medio de una orgía y me habéis follado por todos lados, es qué manda huevos Luis.

Al día siguiente en la boda Juan a la que pudo se vino a hablar conmigo.

Juan: ¿Pero qué coño le dijisteis ayer a Rosa?

Yo me hice el loco.

Yo: ¿Por?

Juan: Joder tío, esta  mañana se ha despertado, ha llevado a los niños a la guardería del hotel, ha vuelto a subir a la habitación y me ha hecho unas cosas que he alucinado, hemos acabado pegando un polvo que no pensé nunca que lo pegaría con ella, me ha dejado seco, seco, no sé qué hablaste o hablasteis con ella pero te aseguro que ha funcionado.

Yo: Pues me alegro mucho de que todo se esté encarrilando, tienes que estar por ella y veras como no te faltará de nada, es una buena mujer que os quiere mucho a todos.

Juan: Lo sé, lo sé, si no la quisiera tanto hace tiempo que la hubiera dejado.

Comimos, bebimos, bailamos, reímos y se acabó la boda volviendo al barco con Lucía, nos cambiamos de ropa. Estábamos descansando en el sofá mirando la tv con la cabeza de  Lucía apoyada en mi hombro.

Lucía: ¿Crees que Rosa y su marido mejorarán su relación?

Yo: Sé a ciencia cierta que así será, Juan en la boda me ha venido a buscar para decirme que esta misma mañana han follado como locos y que estaba encantado de su mujer.

Lucía: Me alegro mucho, parecía una buena mujer. Luis.

Yo: Dime cariño.

Lucía: ¿Me follarías ahora mismo con toda la delicadeza, cariño y amor que puedas?

Yo: ¿Lo dudas mi amor?

Lucía: Ni por un momento.

Nos miramos, me pareció descubrir en sus ojos una luz de mujer enamorada que me asustó, yo la quería, pero a mí manera, no estaba preparado para una relación más profunda, pensé en hablar con ella pero no en ese momento, ya lo haría días más tarde si veía que su actitud seguía igual. Nos besamos dulcemente jugando con nuestros labios, me levanté y la cogí en brazos apoyando ella su cabeza en mi pecho, me pareció siempre muy romántico caminar con una chica en brazos mientras ella pasa los brazos por detrás de mi cuello, es un momento muy íntimo y personal. Caminé con ella lentamente hasta el camarote besándonos por el camino, la dejé suavemente encima de la cama y me desnudé delante de ella, quitándome la ropa muy despacio sin dejar de mirarle a los ojos, comprobando como aquella luz cada vez brillaba más, me estiré a su lado y muy despacio le subí la camiseta para quitársela, dejando sus tetas al aire porque no llevaba sujetador, bajé la mano hasta los pantalones desabrochándolos y quitándoselos dejándola en bragas, como me gustaban las mujeres en bragas, la besé con mucha dulzura y cariño bajando al cuello, pasando por el pecho, una teta, después la otra, sobre los abdominales, el ombligo, las caderas, le besé el pubis por encima de las bragas, pasé a los muslos bajando hasta la rodilla de uno pasando después al otro, de las rodillas hasta los pies y acabé besándole suavemente cada uno de los dedos, le pasé un pie por encima del otro, ella se giró de espaldas volviendo a besarle los talones, seguí subiendo por las piernas, muslos y llegar al culo besándolo, pasándole la lengua por los cachetes aumentando ella el ritmo de la respiración, le besé la espalda de abajo hasta arriba, los hombros y llegar al cuello, recorriendo un lado y el otro para acabar en la oreja dándole besitos pasándole la lengua.

Yo (hablándole al oído): Cariño date la vuelta.

Volvió a ponerse boca arriba besándole los labios de nuevo para bajar directamente a sus bragas, besarle el chichi por encima muy despacio recorriéndolo de arriba abajo, comprobando que las tenía mojadas, metí las manos por dentro y muy despacio se las bajé hasta quitárselas. Le separé las piernas lentamente, mirándole a los ojos me coloqué en medio estirándome encima suyo aguantándome con las manos en la cama, para no chafarla, besándola con amor mientras acercaba la punta de la polla, ayudándome con una mano se la introducía lentamente, noté el aire que salía de sus pulmones en mi boca junto con pequeño y sensual gemido, ella me colocó una mano encima del culo, otra detrás de la nuca jugando con mi pelo, mientras nos besábamos con la lengua.

Empecé a entrar y salir con mucha tranquilidad, siguiendo ella los movimientos con sus caderas suspirando y gimiendo, bajó la segunda mano sobre mi culo amasándolo fuerte cada vez que la sacaba, sin dejar de mirarnos a los ojos en ningún momento, subí el ritmo un poquito profundizando todo lo que podía, lo suficiente para que ella gimiera continuamente y subiera una mano del culo a la espalda apretando, haciéndome notar cómo me arañaban las uñas suavemente, siguió moviendo las caderas marcando un ritmo más fuerte, yo lógicamente le seguí, aumentó el volumen de sus gemidos pasando a pequeños gritos, animándome a seguir sin parar apretando y arañando cada vez con más fuerza mi espalda, hasta notar que estaba a punto de correrse, también porque ella misma me avisaba entre grito y grito llegando al final tensando el cuerpo, poniendo los ojos en blanco, levantando las caderas facilitando mis entradas profundas para corrernos los dos a la vez, apretando mi espalda de tal manera que me clavó las uñas hasta el punto de hacerme sangrar. A ella le caían lágrimas por las mejillas que yo rápidamente le limpie con mis labios, provocando que todavía cayeran más teniendo que pasarle un dedo de lado para secárselas, se miró las uñas con un poco de sangre de mi espalda y esto le hizo dejar de llorar.

Lucía: Dios mío cariño, ¿te he hecho daño?

Yo: No te preocupes, ¿me dirás porque lloras?

Lucía: No, de momento no, son cosas mías.

Se levantó, fue a buscar un botiquín al cuarto de baño para limpiarme un poco las heridas de la espalda, yo me quedé boca abajo en la cama, ella se estiró de lado acariciándome el pelo callada y pensativa.

Lucía: ¿Sabes que te quiero mucho?

Yo: Si, lo sé, yo a ti también Lucía.

Lucía: Ya, ¿pero hasta donde me quieres?

Yo: Te quiero hasta dónde puedo quererte en estos momentos, ya sabes que mi cabeza es bastante complicada.

Lucía sonrió mirándome con mucho cariño, dormimos un poco antes de salir del puerto con rumbo a casa.