La vida en un soplo (Cap. I - 7ª parte)
Cap. 1 - Mis primeros pasos, 7ª parte de 7
Entré y dejé las llaves que me habían prestado encima de la mesa, Gonzalo y Sonia estaban sentados en el sofá tomando una cerveza, se levantaron lo dos a la vez, Gonzalo me abrazó, Sonia me cogió de la barbilla y me dio un beso en los labios.
Gonzalo: Que bien has estado Luis, como has puesto en práctica todo lo aprendido estas semanas, no nos hemos puesto a follar en el armario de milagro.
Yo: No me jodas, ¿tú también estabas en el armario?, suerte que no habéis cobrado entrada para ver el espectáculo, se podía a ver juntado aquí toda la urbanización, que cojones tenéis los dos.
Sonia: Va pipiolo, no te quejes tanto que has aprobado el examen con muy buena nota, has estado fantástico.
Yo: ¿Y lo de pipiolo?, aun estamos así, ¿cuándo vas a dejar de decírmelo?, eres un poco cabrona.
Gonzalo: Luis tiene razón, le dijiste que cuando cumpliera dejarías de decírselo y creo que ya lo ha hecho.
Sonia: No, todavía no, me tiene que follar a mí, así que preparaos que me vais a follar los dos hasta que me escueza el coño, esperaos aquí y venir al dormitorio cuando os avise.
Aproveché el momento y le pregunté a Gonzalo como podía sorprenderla, me dijo cuatro cosas y se escuchó a Sonia avisándonos.
Entramos en la habitación y la encontramos de pie con un camisón cortito y unas bragas a juego, Gonzalo entró y directamente se sentó en el sillón, ella hablaba sin parar y yo fui directamente a la cama y agarré un cojín, se lo tiré a los pies y le puse la mano en la boca.
Yo (voz autoritaria): Cállate de una puta vez y arrodíllate en el cojín.
Ella me miró con ojos sorprendidos y obedeció sin decir palabra, cosa que me extraño bastante, pero pensé que se había dado cuenta del juego, delante de ella me quité la camiseta, me bajé los pantalones y calzoncillos del tirón dejando las zapatillas también a un lado, le acerqué lentamente la polla a la cara, ella hizo el gesto de cogerla con la mano.
Yo: Las manos quietas y detrás de la espalda.
Sin decir nada bajó las manos y las cruzó por detrás mirándome impaciente, me agarré la polla por la base y le golpeé flojito con ella la cara, cambió la cara sorprendida, se la pasé por un lado de la cara, después por el otro, le rocé los labios con ella y los abrió un poco, lo que aproveché para pasársela de lado por los labios, sacaba un poco la lengua y podía ver como se mojaba mí cipote primero de un lado, después del otro, y al fin le apunté en los labios con la punta del capullo y fui introduciéndolo poco a poco, ella chupaba y succionaba, yo cada vez empujaba más para metérsela profundamente hasta llegar el punto de casi tocarle la campanilla, ella dio una arcada y levantó una mano, la saqué un poco.
Yo: Te he dicho que las manos quietas, no hagas que te tenga que castigar.
Me miró con ojos muy abiertos, (creo que debía estar pensando qué coño me pasaba esa tarde), cuando las manos se volvieron a juntar en la espalda, apreté de nuevo y se la metí hasta la garganta, reaccionó con otra arcada y empezó a toser pero no movió las manos para nada, le saqué la polla de la boca toda llena de saliva que goteaba en el suelo, paró de toser y respiraba rápido, no sé si porque se recuperaba de no poder respirar o de excitación, me agaché y la subí en brazos, me rodeó con los suyos por el cuello y puso cara de niña buena como pidiendo que no me pasara mucho con ella, llegué al borde de la cama y la dejé caer rebotando contra ella cambiándole de nuevo la cara.
Me coloqué en medio de sus piernas, se las abrí todo lo que dieron de sí y me arrodillé en medio, le agarré las bragas por los lados y estiré todo lo fuerte que pude hacía afuera para rompérselas, pero la goma de la braga cedió y no se llegaron a romper, le quedaron unas bragas que cabían catorce Sonias de canto, estiré con fuerza para abajo y se las quité de un tirón lanzándoselas encima de Gonzalo que ya estaba en pelota picada pajeándose, este las cogió y se las puso en la nariz esnifando como un drogata el olor a coño de su mujer, me escupí en la palma de la mano y le agarré el coño con toda la mano frotando y comprobando que ya estaba suficientemente lubricado, me subí una pierna de Sonia por un brazo y la otra por el otro, las abrí todo lo que pude apunté con la punta de mi cipote en el agujero, pude ver a Gonzalo que se incorporaba un poco en el sillón para no perderse detalle, con un golpe de cadera seco y rápido le metí de un golpe toda la polla que me permitió el tamaño de su vagina, Sonia dio un grito y se incorporó apoyándose en los codos, la saqué y la metí varias veces con fuerza tirando el cuerpo un poco hacía delante para que Gonzalo pudiera ver desde atrás como empalaba a su mujer, ella a cada acometida aumentaba el volumen de sus gritos y se le mojaba mas el chocho, notaba como cada vez que la metía salía flujo por los lados de mi polla, pude oír un gemido de Gonzalo de la excitación, después Sonia se quedaba callada entre un grito y otro haciendo una pausa para coger aire, tensó él cuerpo, alargó él cuello, abrió los ojos un montón y arrancó con un do de pecho elevando tanto el volumen mientras se corría que debieron de evacuar el pueblo por alarma nuclear, en mi corta puta vida había oído un orgasmo de ese calibre, que bestia la tía, yo seguía metiendo y sacando a ritmo lento intentando alargarle el orgasmo todo lo posible hasta que se relajó de golpe y se dejó caer en la cama.
Sonia: Por fin, que ganas tenía coño, que ganas, Luis eres genial.
Hostia me ha llamado por mi nombre, ya era hora joder.
Yo: Pssssssss, cállate que todavía no tienes permiso para hablar, (puso mala cara), Gonzalo ven a la cama con nosotros, ponte ahí, y tú chúpasela que ya está bien de pajas.
Se colocó estirado al lado de Sonia y esta le cogió la polla metiéndose en la boca chupándosela a buen ritmo, cogí las piernas de ella y las pasé una a cada lado de Gonzalo, lo entendió rápidamente, se colocó para metérsela y cabalgar, saqué del cajón de la mesita el bote de vaselina untando bien los dedos, le lubriqué el ojete a Sonia, metí un dedo pero me pareció que entraba muy fácil, creo que su marido se la follaba bastante por ahí porque se dilataba con facilidad, metí un segundo dedo y noté un cambio en la respiración de ella, saqué más vaselina y me froté toda la polla con ella.
Gonzalo: Vamos Luis métesela ya, hasta el fondo.
Sonia: Ponte un cond…
Yo (dándole una palmada sonora en el culo): Que te calles, ¿o alguien te ha dado permiso para opinar de nada?, te la voy a meter como a mí me dé la gana.
Vi en su cara una sonrisa maliciosa y apunté a su culo apretando, al notar que dilataba con cierta facilidad metí de golpe el capullo dentro, dio un suspiro profundo, seguí metiendo polla despacio pero sin pausa hasta notar que hacía un gesto de malestar, paré la saqué un poco, se relajó de nuevo, otra vez ataqué metiéndosela hasta el fondo dando un golpecito con mis abdominales en su culo, ella estaba recostada sobre el pecho de Gonzalo gimiendo mientras este movía la polla dentro de ella, yo notaba como entraba y salía el cipote de su marido, la saqué casi toda y la metí un poco más rápido dando otro golpecito en su culo con mi cuerpo, cada salida y entrada era un poco más rápida hasta llegar a un ritmo de follada seguido sacando algunos quejidos y gemidos a la vez de Sonia, fui acelerando y chocando fuerte, me vine arriba cometiendo un error, le golpeé el culo con la mano abierta y se me escapó por la boca lo que estaba pensando en ese momento, “por fin te tengo donde hacía tiempo que te quería tener, guarra, toma pollazo”, joder que error, levantó la espalda, todavía no entiendo cómo se pudo girar de aquella manera, parecía la niña del exorcista, pero se giró y me pegó un hostión en “to” la cara que flipé.
Sonia: Serás hijo de puta niñato de mierda, como me vuelvas a llamar guarra te la corto en rodajas, cabrón, sigue follando que estamos todos perdiendo el ritmo por tus gilipolleces.
No dije nada, cogí el ritmo de follada acelerándolo, golpeando violetamente contra su culo, Gonzalo suspiró profundo y empezó a correrse, Sonia dijo algo como, “no pares, no pares, gilipollas”, se corrió por segunda vez pero mucho más controlada, a la vez que yo también dejé ir una corrida dentro de su culo, sacando la polla cuando todavía le pude tirar unos chorritos de semen en el ojete dejándola llena por dentro y por fuera.
Me salí de la cama, sin decir nada recogí la ropa del suelo y me fui a duchar a otra habitación, de vuelta al salón me encontré con Gonzalo que le abracé y me despedí de él, me preguntó si no me despedía de Sonia, le contesté que mejor me pasaba al día siguiente a hablar con ella, que la veía muy cabreada, me dio la razón y me fui.
Me desperté sobre las diez y media, miré por la ventana, Sonia estaba tomando el sol en bragas leyendo una revista, me afeité, me duché, me perfumé, me puse un bañador, una camiseta y unas chancletas, desayune rápido, atravesé el jardín y pasé a casa de los vecinos, me acerqué despacio donde estaba Sonia y me puse a su lado dándole los buenos días, apartó los ojos y me miró con indiferencia volviéndolos a fijar en la revista, yo me puse delante de sus pies, me arrodillé en el suelo y le besé en la planta, después en el dedo pequeño, fui pasando de dedo en dedo por todos, al llegar al dedo gordo me lo puse dentro de la boca, pude ver como apartaba un poco la revista para mirar lo que hacía con la misma mirada eso sí, yo seguí besándole los pies subiendo despacio por las piernas hasta llegar a las rodillas, ella se movió un poco como dando a entender que no le importaba lo que le hacía, yo seguía subiendo por los muslos, por la parte de arriba porque ella mantenía las piernas juntas, combinaba los besitos lamiendo suavemente, pasé por encima de las bragas dándole un beso en el chirri y sin parar pasé a la barriga, el ombligo, subí hasta las tetas besándolas y chupando muy suave los pezones, observé que reaccionaban y se endurecían, después por el brazo que sujetaba la revista hasta llegar a la mano, le besé todos los dedos, metí la cabeza por el medio del brazo, ella seguía sin moverse, sin hablar, y con la misma cara desde el principio, le besé el cuello, la barbilla, un lado de la cara, el otro, en los labios, la nariz, los ojos, la frente, tenía la cabeza metida entre su cara y la revista, le miré a los ojos con cara de, perdóname que ayer me pasé mucho, ella me aguantó un momento la mirada y yo la levanté en brazos, dejó caer la revista en la hamaca, me pasó los suyos por el cuello dejando caer la cabeza en mi pecho, seguía seria.
Caminé despacio por el jardín, la terraza y entre en casa, la llevé hasta la misma habitación de la noche anterior y la deposité con suavidad encima de la cama, la giré de espaldas, empecé de nuevo el juego de los besitos comenzando por el cuello, al llegar a los hombros además de besos la masajeaba, bajando por la espalda noté que algunos le hacían cosquillas y se movía un poco, yo bajaba despacio masajeando y besando toda la espalda, llegué a la goma de las bragas, el ritmo era, masajeaba se las bajaba un poco y seguido besaba por donde antes había pasado la mano, las bajé hasta los muslos masajeándole el culo con una mano en cada lado abriendo y metiendo la lengua por el medio, besándole el ojete varias veces, después bajé un poco más, noté como Sonia levantaba un poco las caderas para dejarme paso a su coño para poderlo besar y pasarle un poco la lengua, seguí mi camino para abajo arrastrando las bragas, muslos, parte de atrás de la rodilla, llegando hasta los pies de nuevo sacándole las bragas volviendo a besarlos, miré y Sonia había girado la cabeza mirándome con cariño, me levanté, me quité las chancletas la camiseta y el bañador, me arrodillé en la cama, cogí un cojín grande, Sonia cooperó y levantó la espalda para poder ponérselo debajo del vientre, ella ahora sí que había cambiado la expresión mirándome girando el cuello con los ojos brillantes, se mordía los labios, me acerqué a su culo acariciándolo, besándolo y chupándolo a la vez que con la mano le tocaba el chichi despacio, suavemente, siguiendo todos los pasos que ella misma me había enseñado, noté movimientos en su cuerpo dando señales que le estaba gustando. Cuando se lubricó toda la zona adecuadamente me incorporé acercando la polla a la entrada de su chumino para penetrarla con suavidad, seguí poniendo atención a sus movimientos, a sus jadeos que se convertían en gemidos, gemidos en pequeños gritos que acompasaban a los míos, acabando corriéndonos los dos a la vez en un orgasmo íntimo, largo y profundo, saqué la polla dejando paso al semen y el flujo que calló sobre la cama, quité el cojín y me estiré a su lado mirándole directamente a los ojos, le acaricié la cara y le besé los labios.
Yo: ¿Te ha gustado cariño?
Sonia: Me ha encantado.
Acercó su cuerpo enganchándolo materialmente al mío.
Sonia: Después de verte ayer con aquella chica, lo bien que te la follaste incluso dándole consejos, pensé que te alejarías de nosotros y nos dejarías de lado, por eso por la noche estaba un poco borde, dime que no te olvidaras de nosotros, que nos seguiremos viendo y que esta amistad durará toda nuestra vida, y no te hablo solo de follar.
Yo: Pero como me voy a olvidar de vosotros Sonia, por favor, tengo muchos defectos pero te aseguro que el ser agradecido es una de mis virtudes, ser muy fiel a mis amigos también, a ti y a Gonzalo os quiero como si fuerais familia y siempre que me necesitéis para lo que sea podréis contar conmigo.
Sonia: Y tú con nosotros Luis, no cambies nunca cariño, me dejas mucho más tranquila.
Acabaremos este capítulo comentando que el curso siguiente fue muy positivo, salí varias veces con Nuria pero ella siempre me dejó muy claro que hacía poco que salió de una relación y que no quería ni pensar en volver a meterse en otra, ya le estaba bien que fuéramos amigos con derecho a roce, o a folleteo, depende como lo queráis mirar, incluso durante el curso me presentó algunas amigas de su grupo que según ella estaban un poco necesitadas, que así les hacíamos un gran favor, que cachonda la tía, mantuvimos durante muchos años una buena amistad.