La vida en un soplo (Cap. I - 6ª parte)

Cap. 1 - Mis primeros pasos, 6ª parte de 7

Al día siguiente después de desayunar agarramos las sillas de la playa, el parasol y volvimos a la playa nudista, poco después llegaron Enri, Isabel y Silvia.

Enri: Es que quedamos para venir las tres juntas, y como siempre hemos tenido de esperar a la marrana de Isabel que llega tarde por vicio, ya la conocéis.

Isabel: Nena, tengamos el día en paz y no empieces con tus gilipolleces que acabaremos de los pelos.

Silvia: Que cruz chicos, todo el puto camino igual estas dos.

Nos tumbamos al sol toda la mañana, Gonzalo me dijo de ir al agua y le acompañé a nadar un rato, miramos a las chicas que en ese momento estaban tomando el sol estiradas y con las piernas un poco abiertas enseñando sus chochos a todo el que pasaba paseando por la orilla.

Gonzalo: Luis esta tarde nos vamos a comer todos esos coños hasta dejarlos secos.

Yo: ¿Esta tarde, que?

Gonzalo: Que vas a vivir tu primera orgía con un compañero, chaval, Sonia no quería decirte nada para pillarte desprevenido, pero yo no soy tan cabrón, así que no te hagas ninguna paja que quiero que estés a tope.

Yo: Para pajas estoy yo.

Marchamos de la playa quedando con las chicas en él apartamento sobre las seis de la tarde para después cenar todos juntos, fuimos a comer de nuevo al mismo chiringuito que el día anterior, al llegar me duché y me estiré en la cama a descansar esperando con cierta impaciencia el momento orgía, estaba demasiado nervioso para estar estirado sin hacer nada y me levanté para ver un rato la tv, al llegar al salón me encontré con Gonzalo sentado en el sofá.

Yo: ¿Tú tampoco puedes dormir Gonzalo?

Gonzalo: No hombre no, yo es que no descanso nunca por las tardes, ¿estás nervioso?

Yo: Si, si, para que te voy a engañar.

Gonzalo: Tranquilo, tú déjate llevar, estas chicas ya saben lo que hacen, ya viste ayer que no se cortan un pelo para nada.

Yo: Joder si, ayer fue fantástico, nunca llegué a pensar que mi primera vez sería de esa manera.

Gonzalo: Mira Luis, es verdad que te has estrenado pero tienes que reconocer que no es muy normal hacerlo de esta manera, la mayoría de chicos de tu edad lo normal es hacerlo con chicas de su clase o amigas de su misma edad más o menos, y tú también tienes que dar ese paso para respetarte a ti mismo y para conseguir el respeto de Sonia, cuando quedes con alguna chica díselo a Sonia, ella te dará los últimos consejos para que todo salga bien y a partir de ahí estarás preparado para todo.

Me senté a su lado sin decir nada y pensé en las palabras que acababa de escuchar, al cabo de un rato salió Sonia.

Sonia: ¿Qué hacéis los dos ahí sentados sin decir nada, ¿estáis meditando?, vaya par de capullos.

Gonzalo: Prepárate Luis que se ha levantado de mala hostia y alguien lo va a pagar.

Sonia: Vaya par de gilipollas, preparaos los dos que están a punto de llegar esas viciosas y os van a dejar las pollas que no podréis usarlas en dos meses.

Yo: Perdona Sonia, pero yo no he abierto la boca y me las estoy cargando.

Sonia: Tú te callas pipiolo, te cargas lo que yo te diga que te cargues y a callar, coño.

Sonó el timbre y Sonia fue a recibir a sus amigas, entraron las tres muy risueñas y sin discutir entre ellas lo que me pareció una buena señal, aunque también pensé, a ver lo que duran estas sin insultarse, nos sentamos todos a tomar café, no sé si para romper el hielo o porque estas cosas se hacían así, después de tomar el café Sonia cogió la barbilla de Silvia y le besó en los labios, Silvia con una sonrisa y mirando a Sonia con cara de pícara le devolvió el beso pero más largo y convirtiéndolo en todo un morreo, Isabel y Enri se levantaron y se acercaron a Gonzalo y a mí cogiéndonos por la mano llevándonos para la habitación, nada más entrar se quitaron la ropa quedándose en bolas, Isabel se abalanzó sobre Gonzalo quitándole la camiseta y desabrochándole los pantalones, se agachó y se metió la polla en la boca mamando muy excitada, Enri se acercó a mí muy despacio y me bajó lentamente el bañador que era lo único que llevaba puesto, me agarró la polla y empezó a pajearla despacio, se arrodilló y se metió el capullo en la boca y siguió pajeando, yo miraba a Isabel mamándosela a Gonzalo y Gonzalo me miraba guillándome un ojo como confirmando que todo iba bien, se levantó Isabel y se enzarzaron en un buen morreo dejándose caer los dos en la cama, se pajeaban mutuamente y yo me estaba poniendo como una moto, levanté a Enri y me agaché yo a buscarle el chocho y comérmelo de arriba abajo, Enri empezó a respirar fuerte y a gemir cogiéndome de la cabeza, la apretaba cada vez más contra su coño, noté como estiraba de mi cabeza hacia arriba y entendí que quería que me levantara, Isabel estaba encima de Gonzalo cabalgándolo, Enri me llevó hasta la cama y me tumbó subiéndose encima de mí, pasó la mano por debajo agarró mi polla y se la metió de golpe bajando todo lo que pudo, estábamos Gonzalo y yo estirados de lado con Isabel y Enri encima nuestro follándonos, Enri empezaba a gritar un poco.

Isabel: Enri, antes de ponerte cerda y que no te pueda decir nada, vamos a cambiar de montura que yo también quiero pollón.

Enri no dijo nada y se levantó cruzándose con Isabel para acabar cada una encima de la polla contraria, Isabel se la metió muy lentamente y dejó ir un suspiro mirándome a los ojos como anunciando que esto le estaba gustando mucho, puede que demasiado, después de unos momentos de subidas y bajadas lentas se levantó y se puso a un lado a masturbarse.

Isabel: No puedo meterme tu polla porque me corro enseguida y quiero durar un poco más perdona.

Yo le dije que no pasaba nada y le bese los labios con ternura.

En ese momento entraron en la habitación Sonia y Silvia desnudas, Silvia se sentó en un sillón con las piernas abiertas y Sonia se agachó a comerle el coño como si no hubiera mañana.

Gonzalo: Ven Luis colócate aquí.

Se apartaron un poco y me estiré, Enri se colocó encima de mí de nuevo y se la clavo hasta el fondo de su conejo, Gonzalo se incorporó y le acariciaba las tetas desde atrás, después se puso un condón, se tiró saliva en la mano y buscó el culo para lubricárselo, Enri empezó de nuevo a chillar, noté a través de la piel como Gonzalo se la metía por el culo, Enri inició un movimiento de caderas, yo me estaba quieto, tampoco tenía mucho margen para moverme, y Gonzalo llevaba un ritmo continuo follándole el culo, Enri chillaba a buen ritmo.

Isabel: Atención que la cerda se va a correr.

Enri (hablando entrecortada en medio de gemidos): Nena, hoy no te vas a ir a tú casa sin que te pegue una buena hostia, japuta.

Silvia se acercó a Isabel

Silvia: Anda cállate y no la pongas más nerviosa.

Isabel: Si, está muy nerviosa la cerda mientras le dan por delante y por detrás, ya la veo.

Silvia le apartó la mano del chocho y se lo empezó a comer haciendo que Isabel soltase un suspiro.

Sonia se acercó por detrás de Gonzalo abrazándolo a la vez que metía la mano por debajo, me acariciaba los huevos a mí, Gonzalo aceleró el ritmo y Enri se corrió con su característico sonido.

Isabel: Sal cerda y deja que las demás disfrutemos de esto.

Enri se apartó con mala cara e Isabel se apresuró a ocupar la vacante, Gonzalo me miró y me comentó en voz baja, ahora despacio y veras como esta se corre en un momento, ya, ya le contesté acordándome del día anterior, en un momento teníamos a Isabel moviéndose lentamente, parecía un polvo a cámara lenta, en pocos minutos Isabel estaba gritando corriéndose, me dejaron el cipote entre las dos corridas blanco de tanto flujo, Silvia se arrodilló en la cama le quitó el condón a Gonzalo y se metió la polla en la boca, Sonia me izó un gesto para que me follara a Silvia desde atrás, le acaricié las caderas, la coloqué en posición y le metí el ciruelo despacio hasta el fondo, por detrás Sonia metió la cabeza en medio de mis piernas y me chupaba y succionaba los huevos a la vez que Enri ya recuperada se colocó en medio de las piernas de Sonia comiéndole el coño, joder cuanta gente enganchada pensé, Gonzalo me miraba sonriendo y me indicó que aumentara el ritmo, Silvia gemía con la polla en la boca, Sonia gemía con mis huevos en la suya, Enri se comía el coño con unos chasquidos de la humedad tremendos, Gonzalo me volvió a indicar que pasara a una follada fuerte, cambié de ritmo rápido a fuertes golpes hasta donde podía meterla y Silvia gritaba repitiendo, así, así, hasta correrse durante un buen rato, Sonia se corrió a la vez agarrándose a mi culo y clavándome las uñas la muy cabrona.

Enri: Yo me quiero meter el pollón en el culo.

Isabel: Tú siempre dando la nota, pero te vas a meter ese trozo de carne en el culo, ¿estás loca o qué?

Gonzalo sonreía mirando a Sonia y Silvia que se tapaban la boca intentando amortiguar la risa.

Gonzalo: Vale, vamos a hacerlo, Luis tú ponte un condón de momento, Enri tú colócate encima de este cojín levantando el culo, Sonia pásame el bote de vaselina.

Me puse el condón, extendí bien por todos lados la vaselina mientras Gonzalo untaba el agujero del culo de Enri con más lubricante metiéndole primero un dedo después dos jugando para ir dilatándolo, Gonzalo me hizo una señal y yo acerqué mi polla al culo, apunté, contacté y apreté despacio metiendo el capullo dentro, soltando Enri un grito de dolor, retiré un poco la polla pensando que le hacía daño.

Enri: Ni se te ocurra sacarla cabrón, métela, métela toda, quiero sentirla.

Miré a Gonzalo, este asintió con la cabeza y yo apreté metiéndole el ciruelo hasta la mitad, volvió a pegar otro grito, apretando más se lo metí hasta el fondo notando como mis caderas chocaban contra el culo, Enri gritaba, “más, más fuerte”, la saqué y la metí de un golpe sonando el impacto de mi cuerpo contra el culo, me puso a cien y cogí un ritmo de mete y saca fuerte sin oír como Enri gritaba sin parar, al poco rato, Gonzalo me tocó el brazo, le miré.

Gonzalo: Ya está, ya está, se ha corrido, para que la vas a reventar.

Enri, me miraba con la carita girada todavía respirando aceleradamente, miré y todavía tenía la polla dentro, despacio la saqué y dejé que Enri se levantara.

Silvia y Sonia ayudaron a Gonzalo a salir de la cama, Isabel me extendió la mano para que yo también saliera, y se colocó Isabel detrás de Gonzalo cogiéndole la polla pajeándolo, Enri se arrodilló delante de la polla de Gonzalo, y la misma posición ocuparon Sonia detrás de mí y Silvia delante, nos estaban dando a la zambomba con dos bocas a escasos centímetros de nuestras pollas esperando la corrida en la cara, yo no me lo podía creer, Sonia al oído me hablaba en susurros, “esta paja no te la han hecho nunca pipiolo, quiero que te corras todo lo que puedas en la cara de Silvia, deja de controlarte y vacíate por completo”, miré la cara de Enri como empezaba a recibir la corrida de Gonzalo, en la nariz, la boca, la barbilla, miré la cara de Silvia y pensé “ahora veras como te voy a dejar”, solté un primer disparo directo sobre la boca, un segundo justo al lado del labio, los demás dentro de la boca porque Silvia se abalanzó y se la metió dentro pajeándome, a la vez que se tragaba toda mi corrida, yo ya me había quedado seco y ella chupaba sin parar hasta que la polla perdió toda su fuerza, se desplomó por la fuerza de la gravedad.

Sonia: Bueno, creo que por hoy tenemos bastante, nos duchamos y cenamos, ¿qué os parece?

A todos nos pareció bien, fuimos a buscar una ducha libre, un rato más tarde estábamos todos cenando con una conversación totalmente distendida de la familia, los niños, del trabajo, yo alucinaba, con lo que acababa de pasar hacía apenas unos momentos y nadie comentaba nada de lo sucedido, que facilidad para seguir con la vida como si tal cosa. Después de la cena tomamos un gin-tonic en la terraza, después otro y más tarde otro, a mí me daba vueltas todo como un tío vivo, cuando todos se fueron acabé con la cabeza en el wáter vomitando como una fuente y Gonzalo y Sonia descojonándose de risa.

Gonzalo: Me parece que te tenemos de enseñar también a beber.

Sonia: Pues eso ya se lo enseñaras tú, que yo ya he tenido bastante con el pipiolo.

Gonzalo: pipiolo ya esta caducado no, hasta ahora puede que lo fuera pero el chaval se ha comportado el fin de semana como un campeón. ¿O no?, por cierto, tengo ganas de que te lo folles tú de una vez.

Sonia: ¿Follármelo yo?, todavía tiene cosas que demostrarme el pipiolo, y no sé si me lo follaré o no todavía, ¿tú qué crees?

Dijo mirándome a los ojos.

Yo: Yo tengo unas ganas de metértela que me muero.

Gonzalo: Y conmigo mirando, que eso no me lo pierdo.

Yo: Contigo y con quien sea, pero si Sonia tiene miedo de no estar a la altura no pasa nada.

Le dije intentando picarla, Gonzalo y yo nos descojonamos de risa.

Sonia: Iros a tomar por culo los dos, cabrones.

Al día siguiente volvimos al pueblo pronto para no coger tráfico en la carretera, así se acabó lo que para mí fue el fin de semana más alucinante de mi vida hasta ese momento, cuando llegué a casa.

Mi padre: Que tal, como ha ido el fin de semana, has trabajado mucho.

Yo: Pues sí, de trabajar he trabajado bastante, había muchas cosas que hacer, he aprendido unas cuantas cosillas, de, de bricolaje quiero decir, Gonzalo y Sonia son muy buenos en esas cosas, he conocido a unos amigos suyos muy simpáticos y atentos. (Me moría de risa por dentro), me lo he pasado muy bien, todo muy divertido.

Llamaron a la puerta, eran Gonzalo y Silvia.

Gonzalo: Venimos a agradeceros que dejarais venir este fin de semana a Luis, nos ha ayudado mucho, es un chico muy trabador y cumplidor, le hemos enseñado unas cuantas cosas y lo ha hecho bien todo a la primera, es muy bueno.

Yo, por detrás de mis padres me tapaba la boca para que no se notara la risa.

Mi madre: No, no, gracias a vosotros por enseñarle algo de bricolaje, ya nos ha dicho que se lo ha pasado bien, ¿os queréis quedar a cenar?

Sonia (riendo): No gracias, mañana nos levantamos pronto y quiero poner orden en casa antes de ir a dormir.

Menos mal, porque si se hubieran quedado a cenar no sé cómo habría acabado la cosa.

Pasaron los días y yo me incorporé a la vida del pueblo, piscina con los amigos, a veces en la de Sonia, pero casi no la veía y cuando la veía no me daba nada de cancha para el sexo, solo hablábamos de cómo iban las cosas. Salía por las tardes a tomar algo, nos veíamos con José María e Irene un par de veces a la semana para ponernos al día, por supuesto no les expliqué nada de los asuntos con Sonia y Gonzalo, todo seguía como siempre, una noche en casa sonó el teléfono y al descolgarlo.

Hola, está Luis en casa.

Yo: Si, soy yo quien pregunta.

Hola Luis soy Nuria, no sé si te acuerdas de mí, soy compañera de clase, me sentaba en el fondo en las mesas de la derecha con María, Teresa, Fina y ese grupo, ¿te acuerdas?

Yo: Claro mujer, como no me voy a acordar, tampoco somos tantos en clase, lo que pasa es que no hemos hablado mucho tú y yo.

Nuria: Ya lo sé, tienes razón, pero esta tarde me he encontrado con Irene la novia de tu amigo.

Yo: Si Nuria ya sé quien es Irene, y en ¿qué lio te ha metido?

Nuria: No Luis, en ninguno, lo que pasa es que hablando le explicaba que estos días el pueblo está un poco aburrido, y ella ha tenido la idea de darme tu teléfono para que si te apetecía poder salir algún día de estos, si tú quieres claro, no quiero parecer que te estoy forzando (risas).

Yo: Mira, la mejor idea que ha tenido Irene en mucho tiempo, claro que sí, cuando tú quieras salimos a dar una vuelta y tomar algo.

Nuria: Muy bien, mañana estoy fuera con mi madre pero si quieres pasado mañana quedamos.

Yo: Vale, te llamo mañana y concretamos hora y eso.

Nuria: Perfecto, hasta mañana.

Rápidamente llamé a Sonia.

Yo: Sonia que voy a quedar con una chica de clase pasado mañana, como me dijisteis en una ocasión que si lo hacía te avisara, pues eso.

Sonia: Vale, vente mañana a la piscina y lo hablamos todo, y dile a tu madre que el día que sales con esa chica te vas a quedar a cenar en casa. ¿Ok?

Yo: Ok

La mañana siguiente bañándonos en la piscina Sonia me pidió todo tipo de detalles.

Sonia: Dices que es una chica de clase, ¿cómo es?, dame detalles físicos de ella.

Yo: Es una chica muy morena, de ojos casi negros que me llega más o menos a la altura del pecho, casi no habíamos cruzado palabra hasta ayer que me llamó, ella va con un grupo de clase con el que no coincidimos a excepción de un par de fiestas en las que hablamos muy poco.

Sonia: Que raro, ¿cómo es que te llamó?

Yo: Porque se conocen con la novia de mi mejor amigo, en estos días de verano que el pueblo está medio vacío porque la gente se va a la playa está aburrida la pobre, a mi amiga no se le ocurrió mejor idea que darle mi teléfono.

Sonia: ¿Y te ha llamado ella?, a esta niña le pica el chichi me parece a mí.

Yo: ¿Tú crees?, no será de estas que les gusta salir como amigos y ya está, o que realmente se aburre y no tiene nada mejor que hacer.

Sonia: Es que serás pipiolo toda la puta vida, esa chica seguro que alguna amiga, algún hermano o alguien le queda para salir a dar una vuelta, si ha aceptado la idea de tú amiga es porque busca algo seguro, de todas las maneras si no te “apollardas” mañana vas a notar señales de si quiere algo o no, ven, sal de la piscina que te quiero explicar cuatro cosas.

Entramos en casa y me llevó hasta una habitación.

Sonia: Si llega el momento que esperamos, le vas a decir que estas al cargo de una casa de unos vecinos que están fuera todo el verano y que tú se la cuidas, con la excusa de que los llamas cada semana para decirles como va todo por la casa te metes en una cabina y me llamas para avisarme de que estáis de camino, yo me esconderé en ese armario…

Yo: Perdona, perdona, ¿que tú te vas a meter en ese armario para ver como follamos?, ¿estás loca o que te pasa?

Sonia: Tú vas a follar si sigues los consejos que te voy a dar, y sí, yo estaré como una viciosa mirando cómo te follas a tú amiga para luego evaluarte.

Yo: Evaluarme, ¿esto va a ser como un examen?

Sonia: “Un” no, es el examen, a partir de ese momento cambiará tú vida o seguirá siendo tan patética como siempre, y ahora escucha el plan.

Con todo planeado esa noche llamé a Nuria y confirmamos vernos a las tres y media en un bar de la plaza para tomar café, ella se presentó vestida con una camisa blanca que le quedaba muy bien con el moreno de su piel, unos pantalones azules y zapatillas de deporte, estuvimos charlando animadamente, me sorprendió lo agradable y simpática que era, reía sin parar de cualquier cosa que le explicaba, después salimos a dar una vuelta por el paseo del rio, hablábamos y ella aprovechaba cualquier situación para acercarse y juntarse conmigo, pensé en las señales que me había comentado Sonia y en un acercamiento de ella aproveché y le cogí la mano siguiendo caminando sin soltársela, ella me miró y apretó su cuerpo contra el mío, pasé el brazo por su hombro y ella me rodeó la cintura, caminamos unos veinte pasos y me paré, me giré, le puse las manos en su cintura y acerqué mis labios a los suyos, ella reaccionó acercando los suyos y ya tuve claro hacía donde iba a ir la tarde, nos besamos, nos sentamos en un banco apartado, ella encima de mí y nos magreamos un rato.

Yo: Nuria, te gustaría ir a un sitio más íntimo y más tranquilo sin miedo que nadie nos vea.

Nuria: ¿En que estas pensando?

Yo: Es que yo en verano cuido de la casa de unos vecinos que están fuera, si quieres podemos ir en la moto y pasar la tarde tranquilos.

Nuria: ¿Pero están fuera seguro?, a ver si nos pillan y montan un espectáculo.

Yo: Hacemos una cosa, volvemos a la plaza a buscar la moto, en la cabina les llamo como cada semana para explicarles como va todo, así confirmo que están fuera y nos quedamos tranquilos.

Y así fue, llamé a Sonia y disimulé, Sra. Gutiérrez como está, es para decirle que todo va bien, y el Sr. Gutiérrez como está, que está pescando esta tarde, muy bien, me alegro que se lo pasen bien, hasta la semana que viene, la cabrona de Sonia se cachondeaba al otro lado del teléfono, “el que parece que va a pescar hoy eres tú cabronazo”, me decía.

Yo: Ya está, confirmado que siguen en la costa, el hombre se ha ido a pescar y todo.

Le cogí la mano y la acompañé hasta la moto, la puse en marcha y salimos para la casa de Sonia, llegamos a la puerta del jardín que abrí con las llaves que Sonia me había proporcionado, luego la de casa, entramos y Nuria empezó a hablar de lo bonita que era la casa, creo que porque estaba algo nerviosa, le cogí la mano, ella dejó de hablar, le besé los labios, los separó un poco y le pasé la lengua despacio entre ellos, notando como ella también la sacaba para encontrarse las dos y empezar un jugueteo lento que cada vez se iba intensificando, profundizando, cuando conseguí sacarle un pequeño suspiro le rodeé los hombros con mi brazo y la dirigí a la habitación.

Al entrar no pude evitar pasar la vista por las puertas del armario que sabía que estaba Sonia dentro, miré a Nuria a los ojos y el brillo que pude adivinar era de estar esperando algo más, ella se levantó sobre sus talones y me besó con pasión, yo le pasé las manos por detrás agarrándola del culo subiéndola a la vez que ella me rodeaba con sus piernas, caminé hasta el borde de la cama y me dejé caer lentamente encima de ella sin dejar de besarla, fui acomodando nuestros cuerpos para que Sonia desde el armario tuviera una buena panorámica, le desabroché la camisa que ella ayudó a quitarse y el sujetador que también lo dejé a un lado, me cogió la camiseta y estiró hacía arriba, teniendo que dejar de besarla un momento para que pasara por la cabeza, volviendo a juntar los labios rápidamente, me apoyé en una mano en la cama para desabrocharle el botón del pantalón y ella bajó sus manos para hacer lo mismo con el mío, en un momento los dos pantalones desaparecían, nos quedamos uno al lado del otro sin dejar de besarnos y tocándonos por encima de la ropa interior.

Cuando tocó mi polla por encima ella separó un momento los labios de los míos con intención de hacer algún comentario, pero antes de que dijera nada le puse el dedo indicé en la boca y la volví a besar con dulzura y pasión, entró la mano dentro de mis calzoncillos y me agarró el trasto con toda la mano soltando un suspiro, mientras comenzaba a pajearlo lentamente como cogiendo las midas exactas, yo ya le había bajado las bragas de color carne a la altura de los muslos y mis dedos jugaban con los laterales del chichi, su respiración se aceleraba poco a poco, pasé a rozarle los labios con movimientos circulares pasando por el agujero, confirmando que la humedad se estaba adueñando de la situación, subí hasta el clítoris y le fui dando vueltas con mi dedo impregnado de su propio flujo vaginal, consiguiendo que dejara escapar un gemido mientras me apretaba un poco más la polla, separé los labios de los suyos, me miró con cara de picarona mordiéndose el labio inferior y bajé a pasarle la lengua por los pezones, sacó la mano de mi cipote y se la puso en su chocho acariciándoselo, chupé y succioné los pezones haciendo que se endurecieran, seguí bajando hasta su mano ocupada en su coño lamiéndola un par de veces, hasta que ella la quitó para dejarme paso libre.

Me arrodillé fuera de la cama, la agarré por las caderas para traerla al borde dejándole las piernas colgando, le cogí las bragas por los lados y estiré hasta sacárselas por los pies, rodeé el clítoris con la lengua unas cuantas veces arrancando ella a gemir y suspirar sin parar, mientras yo bajaba la lengua por el centro en busca del agujero dándole un par de vueltas metiéndosela un poco dentro, aprovechaba mientras tanto para quitarme los calzoncillos, coger un condón que había escondido debajo de la cama, ponérmelo y untarlo bastante de la vaselina de un bote ya abierto que Sonia había dejado allí como me explicó el día anterior, subía y bajaba la lengua por su chocho mientras ella me regalaba gemidos y gritos, inicié la bajada de lengua hasta su culo, ella dejó de gemir y entendí que con aquello no se encontraba cómoda, así que subí de nuevo a trabajar a la zona alta mojándola bien volviendo los gemidos, puse un dedo en el agujero del coño dándole vueltas poco a poco, lo fui introduciendo notando como los gritos se intensificaban sin parar de lamerle arriba y abajo, le introducía el dedo cada vez más profundamente, cuando ya no pude meterlo más comencé a darle vueltas, ella que había estado callada hasta ese momento comenzó a decir alguna palabra como, “así, así, como me gusta”, buena señal para seguir con el trabajo, me hizo decidir meterle otro dedo lentamente, fue entrando sin dificultad por lo mojado y lubricado que estaba, siguieron más palabras de ella, “qué bueno eres, sigue, sigue”. Le daba vueltas a los dos dedos dentro de su vagina ensanchando el conducto, me incorporé y con una pierna de ella en cada lado de mi cuerpo seguía follándola, llegué hasta sus labios y la besé saboreando su lengua y el aire que salía de su boca, con cada grito de placer, ella paró un momento y me miró.

Nuria: Por favor Luis, no me la metas que la tienes muy grande, tengo miedo de que me hagas daño.

Le cogí la mano, la bajé hasta su chocho para que se tocara el clítoris y después la deslicé un poco más abajo para que descubriera que ya tenía media polla metida en su coño, no se había ni enterado, rodeó la polla con sus dedos comprobando que así era y me miró con cara de sorpresa, empujé metiendo un trozo más dentro y Nuria soltó un grito de placer.

Nuria: Jo, jo, joder, fóllame, fóllame, quiero sentir esa polla dentro de mí.

La metí despacio todo lo que pude, la saqué, vuelta a penetrarla hasta el fondo repetidamente hasta follarla a buen ritmo, se le sonrojaron las mejillas, gritaba sin control dando señales que estaba a punto de correrse confirmándose poco después, bajé el ritmo de mis caderas para alargarle todo lo que pude el orgasmo mirándole a los ojos.

Nuria (con voz entrecortada): Hostia Luis, que pasada, que bien.

Me coloqué a su lado pasándole el brazo por debajo de la cabeza, la abrazaba y besaba con dulzura.

Nuria: ¿Te puedo contar un secreto?

Yo: Mujer creo que confianza ya tenemos, no te parece.

Nuria: Me da un poco de vergüenza pero creo que te mereces que te lo diga, es la primera vez que me corro haciéndolo con un chico.

Yo: Pero no me has explicado antes que habías salido un tiempo con un “noviete”.

Nuria: Si, pero lo fingía porque me daba pena que él se lo tomara a mal, a parte del novio también me he enrollado con algunos chicos, pero nunca consiguieron hacerme correr.

Yo (sonriendo): Pues nada, aprovecha que hoy estoy de oferta y están saliendo bien las cosas.

Nuria: Quiero volver a hacerlo, tú no te has corrido verdad.

Yo: No, no me he corrido, ¿te gustaría que nos corriéramos juntos?

Nuria: No me jodas que puedes controlarlo.

Me puse un nuevo condón y le dije que se colocara encima de mí, se mojó los dedos con saliva y se tocó el coño para mojárselo, cogió el cipote por el medio del tronco, se sentó despacio encima del capullo dejándolo entrar con un movimiento de cadera soltando un “Uff” al notar el grosor dentro, fue bajando y subiendo dejando que entrara cada vez un poco mas de polla, hasta llegar a la cérvix (que es lo que se toca si tienes el pene muy largo y no cabe entero dentro de la vagina, explicación por si alguien no lo sabe cómo me pasó a mí, que me enteré años más tarde con él ginecólogo de la que fue mi mujer, no es que quiera ir de listo), sigamos, ella subía y bajaba.

Nuria: Te gusta así, ¿voy bien?

Apoyé las manos sobre sus caderas y le paré el movimiento.

Yo: Nuria, no tienes que preocuparte por mí, tienes que preocuparte de ti.

Le empujé un poco las caderas hacia atrás y después hacía delante, consiguiendo que con la polla dentro al ir de delante a atrás rozara el clítoris con el cipote, se frotara y follara a la vez, ella puso cara de sorpresa y empezó a respirar mucho más fuerte.

Nuria (con voz excitada): Joder Luis, que un tío me tenga que decir como pasármelo bien yo follando es un poco deprimente, esto es muy bueno, bueno, bueno.

Se aceleró, le volvieron a subir los coloretes a su carita y me miraba que se corría en cualquier momento.

Yo: Avísame cariño, avísame cuando estés a punto.

Nuria: Si, si, si, te aviiiiiso, ya, ya, ya, me corrooooo!

Me dejé llevar corriéndome en el mismo momento, lo que hizo que ella acelerara más los movimientos de caderas corriéndonos con unos coros de jadeos y gritos.

Ya estirados de nuevo en la cama.

Nuria: Coño, quien me iba a decir que estaría agradecida a Irene toda mi vida, por la gran idea que tuvo de pasarme tú teléfono, y eso que al principio estaba un poco reacia, pero Irene me dijo que no me arrepentiría, y que razón tenía, ¿has tenido algo con ella?

Yo: No, Irene es como una hermana para mí, es la novia de José María y los dos me han ayudado siempre que lo he necesitado, les quiero muchísimo a los dos.

Nuria: Podríamos vernos otro día, me gustaría volver a repetir, a repetirlo todo desde el café hasta esto, me lo he pasado genial contigo.

Yo: Claro, nos llamamos y quedamos.

Nos besamos de nuevo con cariño.

Nuria: Luis, ¿me acompañaras a casa?, creo que se ha hecho un poco tarde y he dicho que no me retrasaría mucho.

La acompañé en la moto y volví a casa de Sonia.