La vida en un soplo (Cap. I - 5ª parte)

Cap. 1 - Mis primeros pasos, 5ª parte de 7

Al día siguiente pasó Sonia con el coche por casa a recogerme, metí la bolsa en el maletero y carretera y manta, al cabo de una hora más o menos llegamos a un pueblecito muy idílico al borde del mar, entramos con el coche en el parking de un edificio cogimos el ascensor y entramos en un apartamento bastante grande, un buen salón comedor con cocina americana y una terraza grande con vistas al mar, a la derecha salía un pasillo que llevaba a las habitaciones, todas ellas con vistas al exterior, realmente muy bonito.

Sonia: La primera habitación es la tuya, yo estaré en la última, cámbiate, ponte el bañador que nos vamos a la playa.

Nos encontramos de nuevo en el comedor, ella llevaba un vestido de playa y yo el bañador y una camiseta.

Sonia: En ese armario hay un parasol y dos sillas de playa, cógelos y nos vamos.

Bajamos de nuevo al parking.

Yo: Sonia, ¿no vamos a la playa?, está aquí mismo delante, podemos ir caminando.

Sonia: No, no vamos a esta playa, vamos un poco más lejos, mejor en coche.

Justo saliendo del pueblo giró el coche por un camino de tierra que llegaba a un descampado donde unos cuantos coches estaban aparcados en batería, caminamos por un sendero estrecho que desembocaba en una playa de arena blanca y agua esmeralda, bastante grande y con muy poca gente pensé, nos adentramos en la playa y observé, claro que hay poca gente coño, esto es una playa nudista, jodida Sonia siempre me sorprendía con algo, nos dirigimos a un par de sombrillas que estaban muy juntas al lado de la orilla, en ellas había cuatro mujeres más o menos de la edad de Sonia, nos acercamos.

Sonia: Hola chicas os voy a presentar a Luis, un amigo con un pequeño problema que estamos intentando con Gonzalo de solucionarle, las chicas se levantaron todas en pelotas y me dieron dos besos cada una presentándose. Raquel, teñida rubia y ojos marrones. Silvia, delgada, alta, rubia natural y ojos claros. Isabel, morena con ojos casi negros y unas buenas tetas y Enri, casi pelirroja con ojos azules era la que estaba un poco más rellenita pero con muy buen tipo, se sentaron de nuevo en las sillas despreocupadamente y les pude ver a todas el conejo, Sonia me indicó que clavara la sombrilla en la arena junto a las otras y desplegamos las sillitas, Sonia se quitó por la cabeza el vestido de playa y se quedó directamente en bolas, yo estaba un poco cortado y para romper el hielo.

Yo: Bueno, Enri es un nombre que no es muy corriente, mirándola.

Las demás me miraron todas a la vez, y pensé que ya la había cagado.

Enri: No pasa nada chicas, mira te lo voy a explicar una vez, mi nombre es Enriqueta pero es lo que odio más en esta vida, como se te ocurra llamarme así no te dirijo la palabra en la puta vida, estamos.

Silvia: ¿Y tú problema cual es cariño?

Raquel: Es verdad, Sonia dice que tienes un problema y parece gordo.

Isabel: Tiene que ser grave si Sonia y Gonzalo se lo están intentado arreglar.

Sonia: Va pipiolo enséñales tú gran problema.

Todas a la vez: ¿Pipiolo?

Sonia: Si, ya os explicaré chicas, venga chaval que quiero que mis amigas opinen de tú “problema”, ponte aquí delante.

Me coloqué justo delante de las cinco y me quité la camiseta por la cabeza.

Enri: Nos va a hacer un “estriptis” este chico, que divertido.

Dudé un momento pero me bajé de golpe el bañador dejando el pollón balanceándose, las cuatro amigas se quedaron mirando con los ojos fijos a mi polla y en silencio.

Raquel: ¿Y este es el problema?

¿Problema?, saltó Enri, esto es una bendición de Dios hombre.

Isabel: Madre del amor hermoso que polla tiene este chico.

Silvia: Coño, el problema lo tiene mi marido con el tamaño de mierda de su polla, a esto de problema le veo muy poco.

Rieron todas a la vez, mientras yo me sentaba en la silla debajo de la sombrilla, fue pasando la mañana y ellas conversaban de sus cosas que yo escuchaba con los ojos cerrados como no prestando atención pero enterándome de todo.

Sonia: Pipiolo, vete a dar un baño que hace calor.

Yo: Estoy bien aquí debajo de la sombrilla.

Todas a la vez: Que te bañes coño.

Me tiré al agua y nadé un poco mirando con disimulo como ellas comentaban cosas, gesticulaban con las manos, y como se iban abriendo y cerrando los coños, ahora uno, luego otro, la que cogía la palabra se incorporaba un poco en la silla y abría las piernas para acomodarse mejor dejando el chocho en panorámica directa a la playa, y a mis ojos, la verdad es que estaba un poco mosca, ¿Por qué no quería Sonia que me enterara de lo que decían?, puede que sean cosas muy personales pensé intentando no darle más importancia, al rato Sonia me hizo un gesto como que ya podía salir del agua, aparté la toalla para estírame un rato al sol y ellas seguían conversando de cosas banales sin importancia, al cabo de un rato las cuatro amigas se levantaron de las silla, se vistieron y recogieron las toallas, las sillas y los parasoles, se despidieron y se marcharon.

Yo: Sonia, ¿nosotros nos quedamos un rato más?

Sonia (mirando a un lado como controlado alguna cosa): Si, esperamos un rato y nos marcharemos también.

Miré en dirección de la vista de Sonia y no me pareció que hubiera algo fuera de lugar, al fondo se veían dos hombres conversando con una mujer, cerré los ojos y dejé que el sol siguiera calentando mi cuerpo, al poco tiempo.

Sonia: Vale ya está bien de playa por hoy, vamos a recoger esto y nos vamos.

Salimos de nuevo al sendero que llevaba al coche, y al pasar por un caminito estrecho que salía a la izquierda Sonia me indicó que fuéramos por él, paró detrás de un árbol bastante grande y dejamos las sillas y la sombrilla allí, Sonia cogió una toalla y seguimos caminando adentrándonos en un bosquecillo y al llegar cerca de unos troncos tirados en el suelo unos encimas de otros, Sonia me indico con el dedo índice apretándose el labio que estuviera en silencio, llegamos a los troncos agachados y sin hacer ruido, miramos por un hueco que quedaba entre dos troncos y pude ver a la mujer y los dos hombres que un poco antes estaban hablando en la playa, ella estaba de pie, un hombre a cada lado y una polla en cada mano pajeándolas a la vez, Sonia se colocó detrás de mí colocó la toalla en el suelo y me ayudó a arrodillarme, me bajó el bañador y me cogió la polla pajeándome al mismo ritmo que la chica que espiábamos, la chica se arrodilló en el suelo y se metió la polla de uno en la boca mientras seguía dándole zambomba al otro, se las intercambiaba a cada poco rato, uno de los hombres la levantó del suelo y le dirigió la cabeza a la polla del otro, colocándose él detrás y metiéndosela de un golpe en el coño, a mí se me escapó un pequeño suspiro y Sonia acercó su boca a mi oído para recordarme que no podía hacer ruido para no ser descubiertos, me soltó un momento la polla y dejó caer saliva sobre la palma de su mano para volver a agarrármela y seguir con aquella paja, ahora podía oír como chasqueaba la mano húmeda en contacto con mí cipote, el hombre al que se la estaban chupando se apartó y se estiró en el suelo, el que la penetraba se salió, ella se sentó encima del que estaba en el suelo clavándose la polla en el coño bajando de golpe, mientras cabalgaba a uno se la chupaba al otro dejando escapar unos sonidos un poco raros de gemidos pero ahogados por la polla que tenía metida en la boca, Sonia aumentó el ritmo sobre mi cipote y yo intentaba estar lo más equilibrado mentalmente que podía, el hombre al que se la chupaban, se apartó y dio la vuelta para colocarse detrás de la chica, le empujó suavemente por los hombros y ella se dejó caer sobre él pecho del que se estaba follando, el que estaba detrás se escupió en la mano y se lo restregó por el culo a la chica que soltó ahora si un gemido claro, aquel tipo se arrodilló detrás de ella y le metió sin contemplaciones la polla en el culo, ella dio un grito y los tres se enfrascaron en unos movimientos arriba y abajo, coordinándose para que cuando uno se la metía en el coño el otro se la sacaba del culo y al contrario, ella gritaba como una loca y era evidente que de un momento a otro se iba a correr, pude ver como Sonia detrás de mí se mojaba otra vez los dedos, pensé que quería lubricarme el cipote para pajearme con más fuerza, justo en ese momento la chica empezó a correrse con unos gritos que espantaron a los pájaros del bosque que salieron volando en desbandada, los tres gritaban y por los orificios salía liquido blanco que me izó pensar que se estaban corriendo los tres a la vez, cuando noté un dedo cerca de mi culo y antes que pudiera reaccionar la muy cabrona de Sonia me lo metió entero dentro haciendo que me corriera y me tapara la boca para no delatarnos, noté los labios en mi oído y las palabras, “pipiolo no lo tienes todo controlado todavía e picha floja”, se apartó de mi espalda y me indicó por señas que era hora de largarnos.

Volviendo al apartamento paramos en un chiringuito de playa a comer y le pregunté sobre sus amigas, Sonia me explicó que pasaban todo el verano allí, que los maridos pasaban de ellas y casi no aparecían por allí para nada, que colocaban a sus hijos con una canguro y los ocupaban todo el día en diferentes actividades, que estaban muy solas, se apoyaban unas a las otras y aprovechaban para follarse todo lo que podían follarse durante las vacaciones, (Joder, entre Gonzalo, Sonia y sus amigas me estaban destrozando la idea idílica que tenía yo de las parejas, claro que hasta ese momento solo conocía la relación de mis padres), después Sonia me explicó el plan de la tarde, en el apartamento nos ducharíamos para quitar la sal de la playa y después de una buena siesta hasta las cinco y media o las seis, a aquella hora me desvelaría los planes para el resto del día.

Sobre las cinco y media me avisó Sonia para que saliera al salón, salí solo en bañador y medio dormido, me encontré con sus cuatro amigas con unos vestidos de verano finitos muy cortos y sin sujetador que quitaban el hipo, podía adivinar los pezones de todas ellas al través de la tela, estaban sentadas en unas sillas delante del sofá, siéntate en el sofá me ordenó Sonia, se apartó un poco y me dejó delante de las cuatro, todas tenían las piernas cruzadas en la misma dirección, estaba un poco nervioso porqué no entendía lo que pasaba.

Yo: ¿Que tal chicas, me vais a hacer una coreografía, un baile?

Enri: Si, un poco sí que te vamos a bailar.

Todas rieron brevemente.

Silvia: Para empezar porque no te quitas el bañador, queremos ver tú “problema” con más detenimiento.

Empecé a entender de lo que iba la cosa, me levanté me quité el bañador y lo dejé a un lado, me senté de nuevo y me acaricié la polla para ponerla un poca a tono, las chicas abrieron las piernas bajaron una mano hasta el coño y se acariciaron, Raquel llevaba unas bragas negras, Silvia estampadas de distintos colores, Isabel de color blanco y Enri de un color rosa pálido,

Silvia: Parece que al chico le cuesta un poco ponerse a tono, ¿no os parece?

Enri: Haber si podemos ayudarle un poco.

Se levantaron todas, Silvia y Raquel se me sentaron una a cada lado, yo las miraba a todas un poco incrédulo.

Enri: Isabel quítate las bragas y dámelas.

Isabel se las quitó sin decir nada y se las tiró a Enri que las recogió en el aire, las plegó de tal manera que quedaba la parte “sucia” toda hacía arriba, se acercó y me las encasquetó en medio de la nariz y la boca, Silvia y Raquel me sujetaron los brazos para que no me moviera, Enri apretó la mano sobre la boca y cerró los dedos tapándome la nariz, no pude respirar durante unos segundos, cuando se aseguró que necesitaba coger aire separó los dedos dejándome inspirar una buena bocanada de aire y olor a coño negro por la nariz que me llegó hasta el alma, Silvia me agarró la polla y la comenzó a pajear suavemente, Raquel se levantó y les dejó sitio a Enri e Isabel que se sentaron a mi lado mirándose una a la otra pegándose un morreo de puta madre, Isabel deslizó la mano dentro de las bragas de Enri y empezó a pajearla a la vez que esta le metía mano a Isabel, escuché como soplaban y gemían tímidamente, Silvia bajó la cabeza y se metió la polla en la boca hasta donde pudo llegar y con la mano seguía la paja por debajo de sus labios, Raquel hablaba en voz baja con Sonia y esta le confirmaba con la cabeza alguna cosa, podía oír los chasquidos de la boca de Silvia con mi polla y los de los chochos de Enri e Isabel que estaban enfrascadas una con la otra, Raquel se acercó de nuevo al sofá se quitó el vestido por la cabeza dejándolo en la silla, seguidamente se bajó las bragas y las dejó encima del vestido, se subió al sofá de pie y colocó una pierna a cada lado de mi cuerpo, me empujó la cabeza para que la apoyara en el respaldo y me colocó el chichi en medio de la boca, yo como persona educada que soy lo saludé rápidamente y le metí la lengua moviéndola de un lado a otro, Raquel me agarró la cabeza por los lados y me fue dirigiendo por donde a ella le interesaba, primero al clítoris, yo intenté darle vueltas con la lengua alrededor pero ella se movió para que se lo chupara de lleno, lo apresé con mis labios y succioné lentamente aumentando la succión poco a poco hasta que pude oír un primer grito de placer, me dirigió la cabeza hacia abajo hasta llegar al agujero donde yo mojé con mi saliva y estirando la lengua se la metí todo lo que pude dando vueltas a la vez que con las manos la agarraba bien del culo para que no se escapara, Sonia se colocó a mi lado, acercó la boca a mi oreja.

Sonia (hablándome flojito al oído): Como te corras antes de tiempo y me dejes mal delante de mis amigas te rebano la polla y la tiro por él balcón, pipiolo pajillero.

Raquel: Sonia cariño de dónde has sacado esta maravilla por Dios.

Sonia: Ya ves, me lo encontré por la calle.

Raquel: Pues que suerte tienes cabrona, sigue, sigue.

Me soltó la cabeza para apoyarse en el sofá, yo aproveché para llevar mi lengua a su culo y lubricarlo con saliva, inicié un recorrido rápido desde el culo hasta el clítoris chupando y succionando a la vez que le metía un dedo en el coño, Raquel dio un grito y noté como se agarraba al sofá con más fuerza, yo la follaba con un dedo, después dos, ella gemía y chillaba cada vez más seguido, cuando creí que le faltaba poco le metí otro dedo por el culo suavemente, Raquel arrancó con un tremendo orgasmo moviéndose sin parar, del tal manera que tenía de agarrarla fuerte del culo con el dedo dentro para que su coño no se separara de mi lengua, finalmente se apartó del sofá con gesto de cansada, Enri dejó de jugar con el chocho de Isabel y se levantó a la vez que Silvia me soltaba la polla.

Silvia: Joder que pollón tiene este chaval, le crecía cada vez más y casi no me cabía en la boca, pero ¿cómo demonios no lo habías traído antes Sonia?, esto es un espectáculo.

Enri: Silvia, aparta que me voy a follar a este pollón de una puta vez, estoy a cien y ya no aguanto más.

Silvia aguantó mi polla bien recta mientras Enri se desabrochaba el vestido y lo sacaba por las piernas arrastrando las bragas, aguántalo así que voy, dijo Enri a Silvia acercándose con cara de vicio, me estiró de las caderas para que bajara el culo y lo dejara más cerca del borde del sofá, se montó encima como el que monta un caballo y Silvia dirigió la punta de mi capullo a su chochete, Enri se sujetaba en el respaldo con las manos para aguantar el equilibrio, movió un poco las caderas para apuntar correctamente y se dejó caer notando como mi polla entraba de golpe en un lugar caliente y lubricado, faltaron dos dedos para meterla toda.

Enri: Hostia, no me cabe toda, ¿cómo puede ser?, y tanto que va a caber, joder si cabrá.

Subía y bajaba cada vez con más fuerza pero no conseguía metérsela más.

Isabel: Enri no seas animal que te acabaras haciendo daño, que bruta eres por Dios.

Mientras Raquel y Sonia hablaban en voz baja gesticulando, Silvia se quitaba tranquilamente el vestido, se quitaba las bragas y lo dejaba todo bien doblado en una silla, se subió al sofá delante de Enri que me cabalgaba a buen ritmo, le dio un morreo mientras me colocaba todo su culo encima de mi cara, Isabel que la tenia al lado se arrodilló y me cogió una mano llevándosela al chocho, la imagen vista desde fuera debía ser buena, yo sentado con Enri follándome encima a la vez que se morreaba con Silvia que a la vez se frotaba el coño contra mi cara a la vez que yo pajeaba a Isabel, debía ser buena porque Raquel y Sonia se lo miraban con cara de excitación mientras se tocaban el chocho con devoción, intentaba sacar la lengua pero Silvia apretaba cada vez más el culo contra mi cara restregándolo por donde a ella le interesaba para conseguir su objetivo, yo con la mano derecha le metía dos dedos dentro a Isabel y a la vez le frotaba el clítoris con el dedo pulgar, como pude después de un rato que las tres estaban jadeando y gimiendo metí la mano que me quedaba suelta entre las piernas de Silvia y la penetré con dos dedos, lanzando un grito al aire que se juntó con el de Isabel que en ese momento notó como le entraba el tercer dedo de mi mano, Enri llevaba un rato saltando sobre mi polla como una poseída emitiendo unos sonidos por su boca un poco raros entre gemido y grito, pero sonaba extraño, de pronto Enri empezó a gritar: voy, voy, voy, que me voy, que me voy, aceleró el ritmo de saltos sobre mi polla y salieron sonidos extraños de su boca, se corría con gritos finos y largos que se metían en la sesera de todos, Isabel y Silvia aumentaron el ritmo de jadeo a la vez que movían más las caderas, yo apreté la follada con los dedos a dos manos y se corrieron a la vez acompañando a Enri que seguía a lo suyo, Isabel agarró la mano de Silvia y las apretaron fuerte como queriendo alargar la corrida hasta el infinito, las dos se fueron relajando pero Enri no paraba de chillar.

Isabel: Enri, cuando te corres así pareces una autentica cerda, nena.

Todos nos descojonamos de risa, menos Enri claro, se levantó y sin decir nada, seguía jadeando, me cogió de la mano para que me levantara y se puso ella en el sofá a cuatro patas.

Enri: Más, más, dame más que ahora no puedo parar.

Raquel: Pero Enri, deja polla para las demás no, o piensas acabártela toda tu, cabrona.

Isabel: Déjala Raquel que cuando se corre que parece una cerda en el matadero, si no se corre dos o tres veces seguidas se pone como una fiera, yo lo he visto muy pocas veces, pero cuando esta como una moto no se le puede decir nada.

Al oírlo apunté el capullo sobre el agujero de Enri y le metí de golpe todo el cipote que le cabía, lo saqué y otra embestida bestial, Enri chillaba sin parar, le hice una señal a Raquel para que se pusiera al lado de Enri también a cuatro patas, mientras se la metía y sacaba a Enri lo más violentamente posible me mojé los dedos con mi saliva y los metí despacio en el coño de Raquel lo que produjo otro pequeño gemido, los decibelios de la corrida de Enri eran de escándalo, parecía que enlazaba un orgasmo detrás de otro sin parar y de pronto comenzó a soltar aire por la boca como si se estuviera desinflando, dejando caer el cuerpo en el sofá quedando totalmente exhausta, Sonia miraba con los ojos completamente abiertos como no entendiendo nada de lo que acababa de ver, con la polla libre de nuevo me aparté un pasito a la derecha y me coloqué detrás del culo de Raquel, saqué los dos dedos que tenía metidos en su coño y se los cambie por la polla totalmente impregnada de los flujos de Enri, Raquel suspiró profundamente y llevó hacia atrás la mano para apoyarla en mi cadera y marcarme el ritmo que ella quería, Isabel y Silvia ayudaron a Enri a salir del sofá y se colocaron cada una en un lado diferente de Raquel, así que las tenía a las tres a cuatro patas y mientras me follaba a Raquel con una mano pajeaba a Isabel y con la otra a Silvia, Raquel aumentó el ritmo de las palmaditas en la cadera y yo metía y sacaba el churro lo más rápido que podía, Raquel estaba a punto y pensé en acabar de darle un empujoncito, saqué los dedos mojados del coño de Silvia y los metí en el culo de Raquel consiguiendo un grito y un orgasmo continuado que le hacía tener espasmos en todo el cuerpo, las piernas le temblaban y se dejó caer hacía delante.

Silvia: Eh, que pasa, desnudas a un santo para vestir a otro o que, los dedos esos eran míos.

Yo: Tranquila que esto no se acaba.

La coloqué un poco más a la izquierda y le metí lentamente la polla ya chorreante de los líquidos vaginales que goteaban en el suelo cada vez que la sacaba, levantó la cabeza de golpe, tensó la espalda moviendo las caderas como buscando más hueco dentro de su chocho para poder acoger la polla invasora, fui acelerando el ritmo follador sintiendo como ella aceleraba la respiración y subía y bajaba la cabeza, como confirmando que la follada iba por buen camino, pasó de respiración a jadeos, de jadeos a pequeños gritos y después a gritos descontrolados con un sube y baja de cabeza que pensé que de un momento a otro la perdería y saldría rodando por el suelo, paró de golpe de moverse y dejó ir un último suspiro largo y profundo.

Silvia: Joder, esto es lo mejor que me ha pasado en meses, como me encanta tu “problema” niño, y la cabrona de Sonia guardándoselo para ella.

Isabel: Vamos chico ahora me toca a mí, hazlo muy despacio por favor que con lo cachonda que voy me corro en un momento.

Encaré la polla y despacio la fui metiendo, primero el capullo, ella soltó un soplido, después apreté y le metí dos dedos más de ciruelo, ella pasó a un gemido largo, metí un trozo más, ella gritó, acabé de metérsela hasta que no pude más y gritó un, “otra vez que me corro”, la saqué y se la fui metiendo esta vez de seguido sin parones, siguió con, “más, más, que me corro”, y al volver a repetir el mete y saca pegó un alarido junto con unas contracciones de la vagina que notaba en mi polla bestiales.

Enri: Pues yo me correré como una cerda pero tú pareces un perro llorando so guarra.

Isabel: Cállate cerda que eres una cerda.

Sonia: Vale, vale, un poco de paz coño, os lo habéis pasado bien ¿no?

Enri: Si, pero yo creo que todavía podría…

Sonia la cortó antes de que acabara la frase.

Sonia: No, ya está bien, os habéis corrido dos veces cada una, por hoy ya tenéis bastante, vestiros y hasta otra.

Las chicas se iban vistiendo.

Raquel: Va daros prisa que ahora la guarrilla de Sonia lo quiere para ella sola.

Silvia: Venga vámonos que nosotras ya tenemos lo nuestro.

Enri: Bueno yo un poco más del pastel si me hubiera comido.

Isabel: Si claro, si fuera por ti te lo comías todo y no dejabas nada para nadie, y, ¿dónde has dejado mis bragas que no las encuentro?

Enri: Búscalas por alguna pared que con lo sucias que las llevas seguro que están enganchadas, cacho guarra.

Isabel (cogiendo las bragas del sofá poniéndoselas): Tú sí que eres una guarra que te corres como una cerda en el matadero, una cerda salida es lo que tú eres.

Silvia: Vale, vale ya, que perdéis los papeles, venga vámonos que tengo que pasar a recoger a los niños.

Sonia: Nos vemos mañana en la playa.

Raquel: Yo no iré, esta noche llega el impotente de mi marido y mañana toca playa familiar.

Enri: Je, je, pues nada sin follar el fin de semana que te quedas, zorrona.

Nos despedimos con dos besos a cada una, lo surrealista es que yo seguía en medio de ellas desnudo y con la polla tiesa, cuando ya salían por la puerta se pudo oír.

Enri (voz flojita y lejana): Esta guarrilla de Sonia se lo va a pasar teta con el trozo de polla para ella sola, no sabe “na”.

Cerraron la puerta y nos quedamos Sonia y yo solos.

Yo: Joder, que fuerte como discuten tus amigas, y como se insultan.

Sonia: No te preocupes, a veces se matan pero no pueden vivir una sin la otra, seguro que ahora ya se han olvidado de todo.

Y entraron unas voces por el balcón desde la calle.

Enri: Pedazo de guarra.

Isabel: Cállate cerda hija de puta.

Nos miramos riendo, Sonia se colocó delante de mí y sin decir nada me puso la mano en el hombro, bajó por el brazo acariciándolo hasta llegar a la mano que me la cogió, levantó los talones para llegar con sus labios a los míos y me besó con ternura, le puse la mano sobre su cintura y respondí abriendo un poco los labios acomodando sus labios con los míos, busqué el labio superior y lo sujeté entre los míos pasándole la lengua suavemente de un lado al otro, después el labio inferior, ella repitió la maniobra con los míos y yo solté su mano colocándola en su espalda acariciándola, ella me puso una mano en el pecho mientras con la otra agarró mi polla y comenzó a pajearme lentamente, bajé la mano de la cintura para subirle el vestido y meterla dentro de sus bragas pasando el dedo por encima de su coño rozándole casi sin tocarle, seguimos con los besos muy dulcemente al compas de las pajas, metí un poco un dedo y noté la humedad en la vagina arrastrándola al resto del chocho lubricándolo para poder seguir acariciándolo notando como resbalaban mis dedos entre sus labios, Sonia dejó escapar un gemido suave dentro de mi boca a la vez que apretaba un poco más la polla, era la señal de inicio de otra fase, saqué mi lengua y la metí dentro de su boca, noté la suya enroscarse con la mía como queriendo descubrir todos los rincones de mi boca, los besos y las caricias dulces y románticas fueron dejando paso a la lujuria acelerando nuestras manos y nuestras lenguas se separaron para dejar espacio a la respiración cada vez más acelerada que nos invadía, Sonia respiraba cada segundo más fuerte a la vez que yo notaba en mis dedos como la humedad iba en aumento, le miré a los ojos y ella me entendió rápidamente haciéndome un gesto de confirmación con la cabeza, apoyando su cabeza en mi pecho se corrió al mismo tiempo que dejé caer el recipiente de las emociones y un orgasmo largo fue recorriendo todo mi cuerpo acompañando los gemidos y fuertes respiraciones de Sonia, al acabar nos miramos cariñosamente a los ojos confirmando lo bien que había salido todo.

Sentí mucho cariño y ternura por parte de Sonia, hasta ese día normalmente era bastante borde, ella hizo un gesto como despertando de un letargo y me acarició el pelo de la cabeza.

Sonia: Muy bien pipiolo, vamos a ducharnos y saldremos a tomar un helado.

Nos sentamos en una terraza del paseo marítimo.

Sonia: Vamos a esperar a Gonzalo aquí que llegará de un momento a otro, a él le gusta empezar el fin de semana con un helado para desconectar del trabajo.

Con lo que había pasado aquella tarde yo estaba con el orgullo por las nubes, fue la primera vez que mojaba el churro y vaya si lo mojé, estaba orgulloso de haber podido controlarme y de follarme a cuatro mujeres en una tarde, pensé que tenía mucha suerte de haberme desvirgado de aquella manera.

Yo: ¿Como me has visto esta tarde?

Sonia: Una cosa te tengo que reconocer, te has controlado bien y no he tenido de cortarte el cipote y mancharlo todo de sangre.

Yo: Noto un poco de recochineo, para mí ha sido una tarde importante en mi vida.

Sonia: Oye, no te vengas arriba tan rápido pipiolo, ya sé que ha sido tu primera vez y eso es importante, pero esas guarras casi te han violado, tú no has tenido de trabajártelo mucho, cuando me demuestres que eres capaz de currártelo y hacer un buen trabajo, entonces tendrás mi reconocimiento.

En ese momento llegó Gonzalo todo trajeado, se sentó, llamó al camarero y pidió su helado, nos miró con cara de curiosidad.

Gonzalo: ¿Y bien, como ha ido?, explicármelo todo que estoy impaciente.

Sonia: Buf, esas cacho putas se han tirado sobre él como hienas y se lo han comido de arriba abajo, no le han dejado llevar nada la iniciativa, solo al final cuando las ha puesto a cuatro patas, pero ya te contaré con detalles que no quiero que se entere toda la terraza, eso sí, no se ha corrido hasta que le ha dado la gana.

Gonzalo me dio un golpecito en la espalda.

Gonzalo: Muy bien Luis, estoy feliz de que aprendas tan rápido y que controles el recipiente de las emociones.

Sonia: Bueno, bueno, menos lobos que tampoco es para tanto.

Gonzalo: Y supongo que ya dejarás de llamarle pipiolo, se lo merece.

Sonia: ¿Que se merece qué?, se lo dejaré de llamar cuando yo crea que ha dejado de serlo, de momento sigue siendo el mismo pipiolo, no voy a dejar de hacerlo porque ya no sea un picha floja que se corre a la primera de cambio.

Gonzalo: Chico ya ves que la profe es muy exigente, tendrás que seguir mejorando si quieres quitarte el san Benito de encima.

Yo en silencio les seguía la conversación como si fuera un partido de tenis, cabeza a un lado cabeza al otro, Gonzalo nos explicó su día en el trabajo mientras nos acabamos los helados, luego subimos a cenar y quedamos en la hora de levantarnos para ir a la playa, por la noche me levanté a mear y al salir al pasillo sentí ruido en la habitación de ellos, me acerqué de puntillas a la puerta, escuché como estaban follando mientras Sonia le explicaba con todo tipo de detalles lo que había pasado aquella tarde, pude oír a Gonzalo comentar, “que guarras son, que zorras, sigue, sigue contando”.