La vida en un soplo (Cap. I - 4ª parte)

Cap. 1 - Mis primeros pasos, 4ª parte de 7

El siguiente día a las cinco de la tarde allí estaba yo como un clavo, y ella volvió a repetir las maniobras del día anterior pero esta vez también se quitó las bragas, se quedó totalmente en pelotas delante de mí sentada en el sofá.

Sonia: Venga pipiolo que repetimos lo mismo de ayer, a ver si aguantas un poco más chaval.

Mientras yo le daba a la zambomba ella se acariciaba intentando provocarme, pensé, primero las tetas, después bajó la mano y jugaba con los pelos del pubis, y yo pensando, distráete, piensa en otra cosa, hoy tienes que aguantar más, no te corras demasiado pronto, aguanta, aguanta, bajó la mano del todo y se tocaba el potorro con dos dedos mientras me miraba a los ojos y se le escapaba una risilla, fijé la mirada en aquella imagen, no podía distraer la mente notando que mi polla reaccionaba dándome señales de que no aguantaría mucho más, bajó un poco más los dedos y se metió uno en el chocho respirando profundamente iniciando una follada con su dedo, mi cipote me envió otra señal delatando lo mal que estaba el asunto, pero yo no podía sacar la mirada de allí, ella metió un segundo dedo dentro, los metió y sacó dos o tres veces a buen ritmo y podían oírse los chasquidos de sus dedos con la humedad de su interior, hasta allí pude llegar, explotaron mis huevos gordos girándome rápidamente para no liarla como el día anterior, pero disparé contra la mesa del comedor y las sillas que estaban por allí.

Sonia: Joder pipiolo, ¿es qué me la vas a liar cada vez que te corras?, que desastre.

Yo: Lo siento, lo siento, no me da tiempo a nada, por cierto, ¿quieres acabar tú con lo que has empezado?, es que me sabe mal que te quedes a medias, ¿si te puedo ayudar?

Sonia: ¿Pero qué dices, que tú me vas a ayudar?, si no sabes ni ayudarte a ti mismo, anda, anda pedazo de inútil no te queda nada por aprender chaval.

Yo: Tampoco hace falta que me insultes ¿no?

Sonia: Hasta que no aprendas a comportarte te voy a insultar lo que me salga del potorro, y tú te callas de una puta vez y limpia toda esta mierda que has liado.

Me limpié yo, limpié toda la zona concienzudamente y me fui a despedir.

Yo: Sonia, que me voy ya si te parece bien.

Sonia: Ah no, he llamado a tu madre y le he dicho que hoy te quedas a cenar con Gonzalo y conmigo.

Yo: ¿Qué dices?, con Gonzalo, no sabré ni que cara ponerle, se dará cuenta de que pasa algo.

Sonia: Tu eres tonto, tonto pero que muy tonto, te crees que yo engaño a Gonzalo.

Yo: Joder pues lo que haces conmigo no sé si es muy normal en una pareja.

Sonia: Chaval, tú en el tiempo libre que tienes te entrenas para ser cada día más gilipollas ¿verdad?, ¿te crees que Gonzalo no sabe lo que estamos haciendo, crees que le escondo lo que hacemos, piensas que le estoy engañando?, eres más pipiolo de lo que pensaba “atontao”, él lo sabe todo y quiero que cenemos juntos por que te puede ayudar mejor que yo en muchas cosas.

Y se marchó a la cocina dejando un comentario: “Este tío no se entera una mierda de nada, ¿de dónde coño a salido?”. Llegó Gonzalo, yo estaba medio cortado pero él solo entrar me dio un abrazo que me tranquilizó bastante, Sonia era de pelo castaño, ojos de color miel y de cara no era una belleza pero tampoco era fea, y el cuerpazo que calzaba le compensaba hasta la mala leche que gastaba, Gonzalo era un hombre alto y muy delgado, con ojos marrones y pelo largo y barba bastante abundante.

Gonzalo: Ven Luis, vamos a sentarnos a cenar que hablaremos de tu problema.

Sonia: Pues, a ver si a ti te entiende porque el pipiolo es bastante inútil la verdad.

Gonzalo: ¿Y eso de pipiolo?

Sonia: Pues lo que es, que no se entera de nada, le llamaré pipiolo hasta que espabile, para mí ya no se llama Luis.

Gonzalo: No seas tan dura con él Sonia, el chaval le pone interés ¿no?

Sonia: Si, sobre todo en correrse donde no debe, es todo un especialista el picha brava este.

Gonzalo: Bueno Luis, me dice Sonia que tienes problemas para controlarte.

Sonia: ¿Para controlarse?, pero si el capullo se piensa que su polla tiene vida propia, manda cojones la cosa.

Gonzalo: Vale ya, déjame hablar con él un rato sin interrumpir por favor, mira Luis, no sé lo que piensas de tu polla o de tus cojones pero te puedo asegurar que no tienen nada que ver con tu problema.

Yo: ¿A no, entonces que me pasa?

Sonia: Joder, joder, es que me pone de los nervios.

Gonzalo: Mira, todo el problema es mental, es de tu cabeza.

Yo: ¿De mi cabeza? no lo entiendo.

Sonia (exaltada): Pero te quieres callar de una puta vez, y dejar que Gonzalo te lo explique sin interrumpirlo más, gilipollas que eres un gilipollas, me tienes hasta el coño con tus tonterías, Dios mío que cruz que me ha caído este verano, mira, os dejo solos un rato que no puedo más.

Se levantó y se llevó los platos ya vacios para la cocina, después parecía que se estaba preparando una copa de algo.

Gonzalo: Tienes que saber controlarte, verdad que si ves a alguien por la calle tirar un papel aunque tú sabes que está mal no la emprendes a hostias con él, o le atacas con un palo para matarle, no lo haces porque tu cabeza no te lo permite, para controlar lo tuyo es algo parecido, verdad que cuando te haces una paja vas notando una excitación agradable hasta un punto que no puedes mas y explotas, tienes que imaginarte en tu cabeza un recipiente que vas llenando con las emociones, con la excitación, hay que ser capaz de llenar el recipiente hasta un punto en que disfrutas de la excitación pero no dejas que desborde, cuando se desborda es que te estás corriendo, uno tiene que ser capaz de concentrarse en la excitación que te interesa, disfrutar pero no dejar que suba más de la cuenta, mantenerla a raya, mantener el recipiente equilibrado, lo más importante es proporcionarle placer a ella, concéntrate en eso, ella es lo primero, ella se tiene que correr primero siempre y así te convertirás en un buen amante, ¿lo entiendes Luis?

Se escuchó una voz de fondo.

Sonia: No lo creo, es medio tonto.

Yo: Si, creo que si Gonzalo, quieres decir que lo importante es mantener un ritmo de placer que me permita no dispararme, lo importante no es intentar distraerse para no correrse, sino meterse dentro del placer y trabajar para que ella sea él centro de la acción, prestando toda la atención en ello disfrutando de la situación controladamente.

Gonzalo: Si, así es, ves Sonia como el chico es espabilado.

Sonia: Pipiolo, vete ya para casa que es tarde, mañana te espero por la mañana a ver si lo has entendido o no.

Gonzalo me miró con cara de, perdónala que es así y no hay nada que hacer, y me acompañó a la puerta para despedirse.

Gonzalo: Oye, empieza por las pajas, si las controlas lo demás ya está “chupao”, suerte Luis, eres un buen chico.

Y otra vez la puta voz de fondo.

Sonia: Pipiolo, mañana trae condones, que estoy hasta la “pipinilla” de que me lo dejes todo perdido, picha floja.

La madre que la parió, con lo agradable que parecía al principio.

Empecé a practicar las técnicas que Gonzalo me proponía y cada día seguía pasando por su casa para seguir practicando con Sonia, el primer día conseguí aguantar hasta que ella casi se corre, después conseguí que ella se corriera y a los pocos días una vez en su casa.

Sonia: Ven Luis, hoy te vas a sentar tú en el sofá.

Pensé, esta me está preparando algo diferente, hasta ese momento siempre era igual ella sentada y yo de pie pajeándome, me dijo que me desnudara y que me pusiera el condón, ella llevaba una bata de seda puesta negra, una vez yo sentado se colocó delante de mí y me dijo que comenzara, en ese momento la tenía morcillona per no tiesa del todo y empecé a tocarme, ella se quitó la bata y debajo llevaba una combinación de sujetador y braga negro transparente que lo dejaba adivinar todo, se colocó a mi lado arrodillada en el sofá y mirándome a los ojos me agarró la polla.

Sonia: Muy bien pipiolo, hoy me vas a dejar jugar a mí con tú aparatito.

Inició una paja lenta y profunda desde abajo hasta arriba aprovechando todo lo que daba la polla de larga, apretaba en ciertos puntos y aflojaba en otros, yo mantenía la calma y disfrutaba del contacto de su mano, sentía un placer controlado pero la polla crecía muy lentamente, no eran aquellas erecciones rápidas y descontroladas, empezaba a estar orgulloso de mí mismo, como se dio cuenta que estaba controlando, acercó el sujetador a mi cara y me restregó la teta, mientras con una mano me la seguía pelando con la otra se desabrochó el sujetador y lo dejó caer, ahora me restregaba la teta directamente por la cara, me acercaba el pezón a la boca y yo lo apresé entre mis labios succionando suavemente notando como se le endurecía, aproveché para pasar una mano por debajo y tocarle el culo, bajando lentamente por encima de las bragas hasta el coño cuando noté un manotazo en el brazo que me lo apartó de golpe.

Sonia: Pero, ¿qué coño te crees, que porque aguantes un poco más que antes ya puedes hacer lo que te dé la gana?, tu quieto y obediente pipiolo.

Yo: Vale, vale.

La paja seguía a buen ritmo y a mí me sabía a gloria, estaba totalmente metido en el gusto que me proporcionaba y no dejaba que se descontrolara nada, Sonia se levantó.

Sonia: Vale ahora me vas a bajar las bragas con las dos manos.

Estiré las manos y las cogí por los lados estirando lentamente hasta llegar a sus rodillas , ella abrió las piernas y las bragas se estiraron quedando tensadas por sus rodillas, me agarró una mano y se la metió entre las piernas subiendo lentamente haciendo que le acariciara los muslos, cuando llegó al coño separó dos dedos y se fue frotando por los lados del chocho sin entrar en la parte central, pasando desde casi el culo subiendo por los lados y llegando hasta justo encima del chochete, para dar unas vueltas sobre los pelos del pubis, después el trayecto de vuelta, y al volver a subir de nuevo con uno de los dedos se frotó los labios mayores dando pequeños circulitos bajó a los labios menores, yo en ese momento notaba como se le mojaba cada vez más el papo, ella soltó unos gemidos entrelazados,  me miraba a los ojos como buscando una debilidad en mi mirada a la vez que me pedía que siguiera yo con mi paja, juntó otro dedo y ahora ya se frotaba el centro del coño arriba y abajo un poco más rápido, llegó al clítoris y dio vueltas alrededor apretando suavemente, dejó escapar otros gemidos más fuertes y algún comentario tipo, ”como me está poniendo este cabrón de mierda”, o algo así, bajó de nuevo los dedos por el centro hasta llegar al agujero y metió uno de los dedos dentro de la vagina pegando un grito de gusto, me miró a los ojos y empezó a follarse ella misma, con uno de mis dedos subiendo, bajando y metiéndolo cada vez un poco más profundo, cuando ya metía todo el dedo y chocaba contra mi mano, juntó otro dedo al anterior y se metió de golpe los dos, subiendo a la vez el ritmo de la follada y entrelazando gemidos y gritos, me separó de la mano el dedo pulgar y lo colocó justo encima del clítoris frotándolo en círculos con cierta presión, noté que Sonia estaba a punto, profundicé todo lo que pude con los dedos dentro del coño a la vez que frotaba con más fuerza sobre el clítoris, ella levantó las manos por encima de la cabeza tocándose el pelo liberando la mía que ahora podía trabajar a su aire, aumenté el ritmo de la follada todo lo rápido que pude y Sonia paró un momento de gemir, se hizo un silencio, yo con dos dedos dentro y otro presionando el clítoris empecé a dar círculos con todo a la vez moviéndole hasta las caderas, del silencio pasó a unos gritos corriéndose que no estallaron las ventanas de milagro, que manera de correrse sin parar de mover las caderas para facilitar que mis dedos entraran y salieran con más fuerza, finalmente fueron bajando de volumen los gritos y poco a poco volvió a recobrar la respiración, yo sin dejar de pajearme en ningún momento, saqué los dedos y le acaricié lentamente encima del pubis.

Sonia: No te jode que este pipiolo me ha hecho correrme como una guarra.

Ella seguía tan fina como siempre.

Sonia: ¿Y tú que, sientes algo o es que ahora no sabes ni pajearte?

Yo: Ahora sé pajearme mejor que nunca, me voy a correr cuando yo quiera, lo noto, y todo gracias a ti y a Gonzalo.

Se arrodilló de nuevo en el sofá cogiéndome la polla pajeándome a buen ritmo.

Sonia: Te toca a ti Luisito, córrete cuando quieras.

Yo: Sonia, ¿puedo meterte un dedo por el culo?

Sonia: Joder con el pipiolo, aprendes rápido cabronazo, vale, te dejo porque hoy me has demostrado que estas mejorando mucho, pero con cuidado chavalote.

Le miré a los ojos metiéndome un dedo en la boca mojándolo todo lo que pude con saliva, lo coloqué justo encima de su ojete dando vueltas alrededor lubricándolo, no me pareció que se estuviera mojando lo suficiente, así que bajé la mano y metí un dedo en su coño que este sí que estaba lubricado arrastrando todo el flujo que pude para volver a dejarlo en el culo, esta vez sí que el agujero se abrió un poco y pude meter la punta notando un cambio placentero en la cara de Sonia, apreté poco a poco notando como el dedo se deslizaba fácil, seguidamente acabé por metérselo del todo, ella dejó ir un pequeño gemido aumentando la presión en el cipote dando un ritmo a la paja endiablado, me arrancó un gemido largo y profundo, metía y sacaba el dedo follándole el culo a muy buen ritmo cuando dejé ir otro gemido junto con un grito de placer mientras me corría abundantemente dentro del condón.

Sonia: Bien Luis bien, esto es otra cosa.

El siguiente día me bañaba en la piscina antes de seguir con mí “entrenamiento” y salió Sonia en albornoz y con unas toallas.

Sonia: Ven pipiolo que hoy vamos a tomar el sol un rato.

Llegamos junto a las hamacas, colocamos las toallas y Sonia se despojó del albornoz, estaba completamente desnuda, se estiró en la hamaca y cerró los ojos tomando el sol como si nada, yo me quité el bañador y me estiré también en pelolas, pude ver una sonrisilla en la cara de Sonia. Tras una hora entramos en la casa.

Sonia: Muy bien, hoy toca cambio de tema en la clase, el primer curso ya está claro que lo has pasado.

Se quitó el albornoz de nuevo, lo dejó encima del sofá estirándolo y se sentó encima, abrió las piernas y dejó un cojín en el suelo.

Sonia: Ven pipiolo, hoy me vas a comer el chocho bien comido.

Perfecto pensé, me acerqué, me arrodillé en el cojín y abrí las piernas de Sonia acercando la boca al potorro, ¡zas!, noté un hostión en medio de la cabeza que aluciné.

Yo: ¿Pero qué coño haces tía?

Sonia: Pipiolo, has aprendido algunas cosas pero sigues siendo un patán, ¿cómo demonios se te ocurre ir directamente al coño?, no seas inútil y comienza por las piernas capullo, ven, que yo te dirigiré picha floja.

Ya volvía la Sra. con su vocabulario refinado, me cogió de la cabeza y apoyó mí boca en su rodilla, va, dame besitos suavemente ordenó, ahora sube poco a poco y me vas rozando con la lengua, ves variando entre besos y roces de lengua, bien, así vas bien, ahora sí, ábreme poco a poco las piernas y pasa a besar los muslos por el interior, cógeme de las caderas y acerca mí culo hasta el borde del sofá, bien, ahora me abres las piernas un poco más y poco a poco te vas acercando, bien, ahora que estás cerca acaricia suavemente con la mano el chochete, (recordé los movimientos de la mano del último día, que Sonia me hizo pajearla y seguí el proceso), bien pipiolo te acuerdas como hacerlo, sigue, sigue, cuando conseguí tener los dedos dentro del coño lubricándolo, ella me indicó, ahora con dos dedos por cada lado ábrelo, bien, empieza con la lengua bien abajo justo donde se une el coño con el culo, lame suavemente y combínalo haciendo círculos con la lengua, ves subiendo poco a poco pasa por encima del agujero, sigue subiendo abriendo los labios con la lengua y apretando un poco en un movimiento arriba, abajo y en círculo, (se le escapó un suspiro de gusto), bien pipiolo bien, sigue subiendo y dale vueltas al clítoris poco a poco, ves acelerando un poco más, (otro suspiro más profundo), vuelve a bajar lentamente y al llegar al agujero ábrelo dando vueltas con la lengua y mete la lengua todo lo que puedas dentro, (Un gemido importante y un comentario: “pedazo de cabrón me estás poniendo como una moto”), vale sigue bajando despacio hasta el ojete del culo, mójalo por fuera todo lo que puedas y repite la misma operación, (otro gemido), y ahora vuelve al punto de partida y repítelo todo un poco más rápido, después de darle varias vueltas al circuito Sonia inició un rosario de gemidos y respiraciones fuertes con voz entrecortada por la excitación, ahora méteme un dedo y fóllamelo, así, así, no pares con la lengua, tienes que coordinar el dedo y la lengua, bien, más rápido y más fuerte pipiolo que casi lo tienes, yo por mi parte cuando noté que el coño estaba bien lubricado, le metí un segundo dedo acelerando la maniobra del mete y saca sin parar notando como Sonia movía el cuerpo con más fuerza, acerqué la otra mano toqué el coño con un dedo recogiendo un poco de humedad y se lo metí directamente en el culo, ella dio un fuerte grito de placer, sigue, sigue, cabronazo, no pares, no pares, ahora, ahora, me corro, me corro, (¿Por qué en ese momento la mayoría repetimos dos veces las mismas palabra?, eso sigue siendo un misterio para mí), y se corrió en un orgasmo largo al que yo intentaba ayudar lamiendo suavemente alrededor del clítoris, metiendo y sacando despacio los dedos del chocho y el culo, notando como el flujo resbalaba y bajaba entre mis dedos, mi mano, sus muslos y caía encima del albornoz que antes ella había colocado muy sabiamente.

Sonia: Joder chaval esto ha estado muy bien, y eso que habías empezado fatal, pero escucha una cosa, cuando se lo hagas a las chicas tienes que estar atento a detectar que es lo que les gusta y que no, no a todas les gustará que trastes con el culo por ejemplo, o les pases la lengua muy rápido o muy lento, tienes que detectar que es lo que les gusta más y repetirlo, casi a todas les gustará que al final les metas un dedo en el coño, pero si ves que están incomodas vuelve atrás y sigue con lo placentero para ellas hasta hacer que se corran como una fuente. Dile a tu madre que esta noche cenarás con nosotros, te esperamos a las ocho y hablaremos de los siguientes pasos a dar. ¿Ok?

A las ocho estaba en casa de mis vecinos, siempre he sido muy puntual y para estos asuntos más todavía, me recibió Gonzalo en la terraza con un delantal puesto, me abrazó para saludarme.

Gonzalo: Hola Luis, ven acompáñame que estoy en la barbacoa con un poco de carne para cenar esta noche.

Con las pinzas en la mano daba vueltas a la carne y me hablaba de mis progresos, “Sonia me ha explicado lo de esta mañana”, a mí me subían los colores de pensar que ella era su mujer.

Gonzalo: Pero hombre todavía te pones rojo cada vez que te hablo de Sonia, que no pasa nada hombre, por cierto que la iniciativa de meterle un dedo en el culo cuando estaba a punto de correrse le ha parecido genial, has conseguido que se corriera bien corrida Luisito.

Yo: Pero, ¿es que te explica todos los detalles?, esto es alucinante.

Gonzalo: Claro que me explica todos los detalles, esta tarde mientras me lo explicaba hemos follado como locos corriéndonos los dos a la vez como perros.

Como perros, pensé, ¿pero cómo coño se corren los perros?, este tío cada día se queda más conmigo, y estos dos son unos degenerados de mucho cuidado, que cabrones.

Cuando acabó con la carne entramos en casa y Sonia tenía preparada la mesa para los tres, me saludó con un pico en los labios.

Yo: Coño, ¿y este saludo?

Sonia: Sigues siendo un pipiolo pero te has ganado mí saludo para gente especial.

Yo: Así que soy algo especial.

Sonia: Joder, serás un pipiolo toda tu puta vida, ¿tú te piensas que yo voy haciendo pajas, o dejando que me coman el coño, o me metan los dedos en el papo o el culo al primero que encuentro por la calle?, me callo que se me calienta la boca y luego no puedo parar de insultarte, pipiolo de los cojones, que cruz.

Nos sentamos a cenar, Sonia me comentó que aquella tarde habló con mi madre para decirle que el viernes de esa semana les acompañaría a su apartamento que tenían en la costa para hacer algunas cosas de mantenimiento, pintar una habitación y arreglar alguna otra cosilla, la hora de salida sería sobre las nueve de la mañana y en una hora de viaje llegaríamos a destino, Gonzalo vendría por la noche porque tenía una reunión importante aquella tarde.

Gonzalo: Luis, descansa mañana que este fin de semana vas a tener trabajo.

Yo: No me preocupa el trabajo, os estoy muy agradecido por toda vuestra ayuda y yo quiero responderos.

Sonia: Mañana no nos veremos, por la mañana estaré fuera comprando algunas cosas, pero si quieres venir a bañarte no hay problema, toda la piscina para ti.

El día siguiente me levanté y fui al pueblo a comprar una colchoneta, me pasé la mañana en la piscina de mis vecinos tirado encima y chapoteando en el agua, después de comer en casa quedé con Irene y José María para tomar algo, les expliqué que el fin de semana me habían invitado los vecinos a su apartamento para pintar y que no me buscaran, en la cena con mis padres salió la conversación.

Mi padre (medio riendo): Pero, ¿tú has pintado alguna vez?, me parece que los vecinos van tener trabajo doble, van a pintar este fin de semana y tendrán que pagar a unos pintores de verdad para arreglar el estropicio que les hagas.

Yo: Muy bien papá, así me gusta dándome ánimos, Gonzalo me ha dicho que él sí que sabe pintar y que me dará indicaciones para hacerlo bien.

Mi madre: ¿Ves?, es que tú siempre lo ves todo negro, además son muy buenas personas y muy educadas, seguro que te lo pasaras bien cambiando de aires Luis.

Muy educados pensé, joder, si oyera soltar tacos a la cabrona de Sonia cuando se cabreaba.