La vida en un soplo (Cap. I - 2ª parte)

Cap. 1 - Mis primeros pasos, 2ª parte de 7

Quedábamos cada tarde con Natalia para tomar algo en la plaza del pueblo, paseábamos por el camino del rio y cuando nos alejábamos un poco del pueblo nos desviábamos por algún sendero para perdernos por el bosque, buscábamos algún lugar parapetado para tener un poco de intimidad, me metía por debajo de la falda de Natalia, le bajaba las bragas hasta las rodillas y le comía el chochete, pero siempre tuve la sensación de que eso de comerle el chocho a Natalia no le complacía mucho, no tardaba demasiado en hacer que me levantara y desabrocharme el pantalón para sacarme la polla y pajearla, nos pajeábamos uno al otro, como siempre mi polla desbocada se corría pronto descontrolada, luego se pajeaba ella delante de mí, me ponía otra vez a cien y acabábamos los dos corriéndonos.

Los fines de semana desde hacía muchos años los viernes al medio día mis padres salían de la fábrica y directamente nos marchábamos al apartamento de la playa, pasábamos el fin de semana navegando, otra pasión heredada de mi padre, teníamos un pequeño velero que si hacía buena mar no parábamos de navegar arriba y abajo, nos encantaba tomar el sol en el barco, comer algo ligero y volver por la tarde. Cuando llegó el fin de semana mi madre que era muy larga me pregunto.

Mi madre: Luis, ¿Vas a venir con nosotros este fin de semana?

Que cabrona mi madre que me había leído el pensamiento.

Yo: No, este fin de semana me quedo en casa, si os parece bien.

Mi madre: Claro que me parece bien, me parece que se te va acumular trabajo a partir de ahora.

Llegó mi padre: ¿Que os pasa algo a vosotros dos?

Mi madre: Nada Luis, este el fin de semana se va a quedar en casa.

Mi padre: Aaa vale, escucha Luis, que si te hacen falta más condones en el cajón de la mesita en nuestra habitación tienes más.

Menudo par de cabrones de padres que tenía, no se les escapaba ni una.

Total que hicimos planes con Natalia para ir a casa el viernes por la tarde y quedarnos a cenar juntos, después la tendría que acompañar a casa porque aunque conseguía permiso para llegar tarde no podía desaparecer toda la noche, así que la fui a buscar en la moto, un ciclomotor más bien, la esperé en la esquina de su casa para no levantar sospechas en su familia, y por fin apareció, vestía una camiseta sin mangas blanca, unas zapatillas deportivas también blancas y una minifalda tejana que dejaba ver unas piernas preciosas, me quedé mirando su figura mientras caminaba hacia mí como el experto en arte que mira durante horas un cuadro en el Prado intentando descubrir nuevos detalles en la pintura, por fin llegó a mi lado.

Natalia: Hola cariño, ¿estás bien?

Yo: Si mi amor, es que cada vez que te veo se me caen los huevos al suelo de lo preciosa que estas, por cierto, te has puesto guapísima hoy.

Natalia: La ocasión lo merece, no crees.

Yo: Claro que sí, venga sube.

Ya se me había puesto la picha morcillona y ni la había tocado, subió a la moto y rodeó con sus brazos mi cintura para sujetarse, arranque para casa, dos en un ciclomotor y sin casco, eran otros tiempos sin tantas mariconadas como ahora, durante el trayecto Natalia como el que no quiere la cosa bajó la mano y me agarró la polla, como yo llevaba un pantalón de deporte de esos anchos que se sujetan a la cintura con un elástico la pudo agarrar bien agarrada, me pilló por sorpresa y casi nos matamos ahí mismo de un golpe de manillar, al fin llegamos a casa de una pieza.

Yo: Cariño que ocurrencia, casi nos pegamos un hostión de cojones.

Natalia (con cara de niña mala): ¿No te ha gustadoo?

Yo (repasándola con la mirada de arriba abajo): Si, pero no me lo esperaba, bueno, entramos ya que nos van a dar las uvas.

Natalia (con cara burlona): Tu lo que vas es muy salido querido.

Yo: Si hombre, y tú que sabrás como estoy y como no estoy.

Natalia bajo la mirada lentamente hasta llegar a la altura de mi paquete y levantó las cejas, bajé yo también la mía y tenía una tienda de campaña que parecía la carpa de un circo.

Entramos en casa y Natalia comentó lo bien decorada que estaba.

Yo: Si, son cosas de mi madre que siempre ha tenido muy buena mano para estas cosas.

Natalia: Para hacer hijos también tiene muy buena mano porque mira que llegas a estar bueno nene.

Yo: Venga vamos arriba que te enseñaré la mejor parte de la casa, mi habitación.

Natalia puso cara de picarona y camino hacia las escaleras, yo mantuve un poco la distancia y subía unos tres o cuatro peldaños por detrás de ella, así tenía una vista desde atrás por debajo de su minifalda que se le veían unas bragas de color azul clarito que se le metían un poco por el culo y me ofrecían una vista extraordinaria , Natalia se paró de golpe y doblo el tronco agachándose como si quisiera atarse una zapatilla, zapatilla que estaba perfectamente anudada, la minifalda se le subió hasta la cintura y me dejo una vista de todo el culo con aquellas bragas que se le metieron un poco más adentro marcando un chochete perfectamente dibujado, reaccioné de forma inmediata y me tiré literalmente con la cara sobre ese culo sublime clavando la nariz en el agujero del culo y la boca en su coño, a ella se le escapó un pequeño gemido, yo descontrolado perdido con la mano izquierda metí un dedo por dentro de las bragas y las separé para poder comerme ese coño mientras que con la mano derecha tiraba de mi pantalón y calzoncillos con fuerza para bajarlos y liberar mi polla, con tanta fuerza que los calzoncillos arrastraron mi polla hacia abajo y cuando se liberó hizo péndulo saliendo disparada para arriba chocando violentamente contra mis abdominales, rebotando y bajando a una velocidad endiablada dando un golpe en el escalón de madera que casi se descabeza la “hijaputa”, Natalia al notar que le separaba las bragas con un gesto de cadera levantó el culo a la vez que yo caía hacia delante por el golpe de la polla en el escalón y le metí de un golpe seco directamente la nariz en la vagina.

Natalia: ¿Pero qué haces Luis?

Yo: calla, calla, mejor subimos a la habitación, ya te explicaré.

Por fin llegamos a mi habitación, me enganché a ella por detrás sacándole por la cabeza la camiseta, después le desabroché el sujetador del mismo color que las bragas y lo dejé caer a un lado, subí lentamente mis manos desde la cintura hasta esas tetas espectaculares y las fui amasando lenta y suavemente, Natalia dejó escapar el aire de sus pulmones junto con un gemido suave mientras yo daba vueltas con mis dedos sobre los pezones, pellizcándolos suavemente y dejando que fueran creciendo y endureciéndose, cogí sus manos y las subí hasta sus tetas para que ella siguiera acariciándolas mientras yo podía trabajar sobre otras zonas, dejó escapar otro suspiro de placer, bajé por detrás la cremallera de la falda bajándola y dejando que resbalara por sus piernas hasta el suelo, con un pie ella la apartó a un lado, subí lentamente mis manos por sus piernas llegando a ese culo espectacular acariciándolo por encima de las bragas, estiré de ellas hacia arriba metiéndoselas todas por el culo, al notar la presión de las bragas sobre el coño Natalia gimió otra vez un poco más fuerte, me agaché y cogiéndole las bragas por los lados las fui bajando lentamente por sus piernas a la vez que le besaba suavemente un cachete del culo, después el otro, ella levantaba un pie para que yo pudiera quitárselas y después las zapatillas, ahora con las manos libres acariciaba el culo mientras lo lamía suavemente, separé los cachetes y metí la lengua en la parte de arriba del culo justo debajo de la espalda, fui bajando lentamente moviendo la lengua atrás y adelante, Natalia no decía nada estaba como concentrada sintiendo cada contacto de mi lengua, dejó escapar otro suspiro-gemido, mi lengua llegó lentamente al agujero parándose y mojándolo haciendo círculos con la lengua, ella esta vez gimió de verdad y más prolongado, seguí bajando, ella se inclinó hacia delante sacando el culo para afuera dejando que yo pudiera seguir con mi trabajo, apreté la lengua sobre ese espacio que queda entre el culo y el coño y ella soltó un gemido-grito, bajé un poco más y le metí la lengua dando vueltas en agujero del coño, ella no paraba ya de dar gemidos uno detrás de otro, bajé hasta el clítoris dándole vueltas a la lengua y volvía a subir hasta el agujero a un ritmo lento pero firme, cuando ya realicé el trayecto unas cuantas veces Natalia giró la cabeza hacia mí y me dijo que me levantara, yo obedecí rápidamente y ella llevando las manos hacia atrás me estiro del pantalón bajándolo, yo le ayude tirando de él y los calzoncillos esta vez con más suavidad dejando caer todo al suelo, me quité las zapatillas apretando una contra la otra a la vez que me quitaba la camiseta por encima de la cabeza, Natalia dio un paso atrás y se apretó contra mi cuerpo, mi polla chocó contra su culo y yo para que pudieran tocarse nuestros cuerpos la bajé con la mano encajándola entre sus piernas, ella que se dio cuenta de la maniobra abrió un poco los muslos dejando que resbalará hacia delante, con la erección subió y chocó sobre los labios del chocho provocando un pequeño espasmo en el cuerpo de Natalia, ella reaccionó y me agarró la polla apretándola más contra el coño a la vez que iniciaba un vaivén de caderas para conseguir frotarse, todo lo que hasta ese momento había sido ternura y suavidad fue cambiando a movimientos más bruscos, Natalia movía las caderas cada vez más rápido y yo notaba cada vez mas humedad encima de mi polla, poco a poco fueron bajando gotas de flujo por mi ciruelo que luego pasaban a los muslos de Natalia, ella cada vez gritaba un poco más fuerte, de golpe se lió a gritar cual Tarzán en la selva africana y todo su cuerpo temblaba con espasmos tremendos frotándome la polla a muy buen ritmo consiguiendo que le hiciera los honores soltando unos gritos para hacerle los coros a los suyos y unos chorros de semen tremendos chocando contra la pared dejándola perdida.(Pero que puta manía tiene mi cipote de correrse manchando lo que no debe, es de locos). Natalia se giró y buscó mi boca para darme un beso largo amoroso al cual yo respondí, me percaté que a ella le temblaban las piernas, así que pasé mi brazo por debajo de sus piernas levantándola del suelo llevándola a la cama mientras ella me miraba a los ojos de forma tierna y enamorada, la dejé suavemente sobre la cama y yo me dejé caer a su lado abrazándola por la cintura y cerrando los ojos descansamos un rato que nos lo merecíamos, me desperté y noté los ojos de mi chica mirando los míos con una bonita sonrisa en la boca.

Yo: Ha estado bien ¿no?

Natalia: Ha estado genial Luis, he sentido algo que no había sentido nunca de fuerte.

Yo: Quieres decir que no estás exagerando Natalia.

Acercó sus labios a los míos y nos morreamos de forma apasionada, ella se separó, me miró con cara de picarona, se giró sobre sí misma y apretó su cuerpo contra el mío agarrándome las manos y colocándolas encima de sus tetas, yo apreté juntándome y apretando la polla contra su culo.

Yo: ¿Quieres volver a repetir amor?

Natalia (en tono sarcástico): Luis, no se te escapa una chaval, venga dale.

Mis manos volvieron a acariciar aquellas tetas intentado ponerle los pezones duros, y lo volvieron a conseguir, Natalia ya había cambiado la cara de “cachondeito” por otra más seria y concentrada, bajé una mano hasta la pierna y fui subiendo lentamente a la vez que le besaba el cuello y la espalda.

Natalia: Que bien lo haces cabrón.

Y yo pensé, y esta tía porque me insulta la “hijaputa”, pasé y de vuelta a mis quehaceres, la mano seguía su camino hasta llegar a la cadera, después dio un giro y bajo suavemente por el pubis hasta alcanzar los pelos del coño, ella empezó de nuevo a respirar fuerte y gemir, lo que me indicó no iba mal con mi operación –“conseguir que se vuelva a correr con un buen grito”- metí un dedito despacio en el inicio de la rajita y fui dando vueltas con él, ella gemía y daba pequeños grititos de placer, yo poco a poco bajaba el dedo por la raja del coño dando círculos sobre el clítoris llegando al agujero, arriba y abajo varias veces hasta comprobar que se humedecía todo lo suficiente, en ese momento metí el dedo despacio pero sin pausa por el agujero hasta llegar al tope, lo saqué de nuevo y otra vez adentro vuelta a sacar y otra vez dentro cogiendo ritmo acompasado y me la follaba con el dedo, a Natalia se le escapó un grito.

Natalia: Así, así, que bueno eres cabrón.

Pero que puta manía de insultarme tiene esta chica, pensé. En ese momento junté un segundo dedo y los metí los dos a la vez, me reincorporé un poco y aceleré la follada notando como el flujo resbalaba por mi mano.

Natalia: Sigue, sigue, sigue, que gusto me das hijo de puta, me encanta, más, más.

Otra vez, pero qué culpa tiene mi madre, coño. Un poco mosca, saqué los dedos mojados del coño y giré un poco el cuerpo de Natalia dejando su culo un poco levantado, apunté con los dedos mojados sobre el agujero del culo y suavemente fui haciendo giros alrededor con mis dedos, una vez lubricado metí la punta de uno de ellos y apreté suave para ir penetrando, tras comprobar que el dedo se deslizaba sin problemas lo metí dentro todo lo que pude iniciando ahora una follada por el culo a la que ella reaccionó con sorpresa.

Natalia (con voz entrecortada): Luis cariño, que haces, Dios, sigue, no, para, no, sigue, me gusta si me gusta, uf.

Yo no escuchaba nada y estaba concentrado en lo mío, y sin más metí el segundo dedo y apreté con fuerza hasta el final, Natalia soltó un fuerte grito y después una serie de insultos e improperios sobre mi persona que mejor no especificarlos aquí, le saque los dedos del culo, la giré otra vez, esta vez para encarar el culo con mi pollón (Pensáis que ahora se la clavaba por el culo, pues no chicos/as, no me atreví), bajé un poco el cuerpo, encajé mi polla otra vez entre los muslos de ella y subí golpeando el coño con un buen golpe, ella seguía medio gritando de placer y medio soltando insultos sin parar, yo arranqué un movimiento de cadera para frotarme bien contra ella, y ella fue dejando de insultar poco a poco y cambiándolo por más gemidos y gritos de placer, de prontos fue ella la que cogió la iniciativa del movimiento de cadera y lo aceleró, luego fue más lento y vuelta acelerar a la vez que los gritos fueron en aumento, intuía que de un momento a otro Natalia iba a estallar y dejé que ella marcara su ritmo, y sí, se tensó todo su cuerpo y volvieron los gritos llamando a toda la fauna de la sabana, después se relajó un momento dejando que su cuerpo se estirara en la cama, se giró y me miró a los ojos.

Natalia (con ojos cansados): Nene, me cago en tu puta vida, pero me vuelves loca cabrón.

Se incorporó, apoyó sus manos en mis hombros y empujó suavemente para estirarme completamente sobre la cama, se arrodilló, me miró a los ojos y sin decir nada me rodeó la polla con su mano y empezó una paja con un ritmo suave que poco a poco fue incrementando, su mano se deslizaba suavemente porque todavía la tenía manchada con los flujos de su chocho, de pronto bajó la cabeza y se metió el capullo en la boca a la vez que seguía con su ritmo de paja cada vez más fuerte, paró un momento y se metió un poco más de polla en la boca, paró, me miró a los ojos y abriendo todo lo que podía la boca forzó como intentando probar ella misma cuanta polla le cabría, pudo meterse un poco más y apretó sus labios succionando con fuerza consiguiendo que se me escapara un grito placentero, parecía que era la señal que ella estaba esperando, fue sacándosela despacio a la vez que succionaba más fuerte y a mí me volvió a salir otro grito más largo, me besó el agujero de la polla, me pasó la lengua después por encima, me pajeaba mientras me chupaba el tronco de arriba abajo, yo estaba como loco, ella lo notó y volvió a pasarme la lengua por el agujero me miró a los ojos como indicándome que me preparara y de golpe se metió el trozo de polla que pudo de golpe en la boca succionando con fuerza subiendo a la punta y bajando sin parar, notaba que ya me llegaba grité, “me corro me corro”, avisándola a ella para que se apartara, pero para mi sorpresa ella todavía apretaba mas los labios alrededor de mi polla y me corrí como nunca lanzando unos chorros tremendos, ella cerraba la boca alrededor intentando tragar toda la leche que le estaba lanzando pero entre sus labios y la polla empezaron a salir algunos chorros de semen que resbalaban por la barbilla y se precipitaban sobre su mano que agarraba mi polla, con esa vista llegaron nuevos disparos dentro de la boca de Natalia que ya no podía aguantar la avalancha y yo respondí con otros gritos de placer que debían de oírse en toda la urbanización y cada vez era más la cantidad de leche que se desparramaba sobre su boca, barbilla y mano sobre mí polla, relajé todo el cuerpo sobre la cama invadiéndome un sensación de paz y bienestar total, Natalia se pasó por la boca, la barbilla y las manos la sabana para limpiarse y me dio un beso con sabor a mi propia polla mirándome a los ojos como comprobando que mi corrida había estado a la misma altura que la suya, nos vestimos bajamos a la cocina y cenamos uno delante del otro comentando como estábamos mejorando nuestras relaciones sexuales cada día. La acompañé a casa y quedamos para el día siguiente, pasamos todo el sábado corriéndonos, durmiendo, corriéndonos, durmiendo, comiendo, durmiendo, corriéndonos y un no parar, acabamos el día exhaustos pero con una cara de satisfacción acojonante.

Salimos bastantes veces con José María y su chica, nos lo pasábamos muy bien los cuatro juntos, Natalia y yo los fines de semana teníamos toda mi casa para nuestros encuentros de sexo, es cierto que Natalia intentó un par de veces follarme, me puse un condón y ella intentó sentarse encima de mi polla a ver si poco a poco se la podía meter estando ya muy lubricada, pero supongo que por nervios o algo así se le cerraba el coño y no hubo manera de follar aquel verano tampoco, yo le quitaba importancia, estaba enamorado de ella hasta el fondo, pero a ella parecía que le sabía mal no poder follar. El caso es que en septiembre empezamos el nuevo curso y no nos podíamos ver todo lo que nos gustaría, Natalia estudiaba en un centro diferente al mío, sería más o menos mediados de octubre sobre las siete de la tarde que sonó el teléfono de casa, (en aquellos tiempos no habían móviles), lo descolgó mi madre, yo estaba estudiando un poco y escuché el grito de mi madre desde la planta baja, Luiiiiisss coge el teléfono que es Natalia, descolgué desde mi habitación.

Natalia: Hola Luis, escucha me gustaría hablar contigo hoy mismo si puede ser.

Yo: Natalia, que pasa algo, me estas preocupando.

Natalia (hizo un silencio): ¿Puedes pasar por casa sobre las ocho y hablamos?, es mejor que te lo explique en persona.

Yo (temblándome la voz): De acuerdo a las ocho estoy en tu casa cariño.

Colgó el teléfono no sin antes que me pareciera sentir un sollozo, se me hizo en la garganta un nudo que no me dejaba respirar, bajé a buscar la moto y me encontré con mi madre.

Mi madre: Luis, ¿pasa algo con Natalia?

Yo: Creo que sí mamá, algo pasa.

Mi madre: Bueno tranquilo cariño y cuidado con la moto sobretodo.

Llegué antes de hora de los nervios que tenía, esperé un poco en la esquina que siempre la esperaba pensando en todas las veces que nos habíamos encontrado allí, la de besos que nos regalamos allí mismo, (creo que ya me estaba esperando lo peor), en ese momento apareció Natalia por la puerta de su casa, caminaba hacia mí con un semblante serio y medio llorosa.

Yo: Natalia, ¿qué pasa?, me tienes muy preocupado.

Natalia: Mira Luis, te lo diré lo más directo posible porque creo que es lo mejor, no ha pasado nada pero hay un chico en clase del que creo que me estoy interesando.

Yo (con cierto cabreo): Interesando, quieres decir que te lo estas follando porque conmigo no has podido y estabas deseando encontrar a alguien con quien desahogarte.

Natalia: No Luis, no me he follado a nadie, pero creo que podría pasar y por respeto a todo el tiempo que hemos estado juntos y que no me arrepiento en absoluto porque me has tratado siempre muy bien y me has hecho muy feliz es lo mejor que puedo hacer, por mi y por ti, mejor acabar una relación sin cuernos que demasiado tarde y haciéndonos más daño del necesario, ¿no crees?

Yo: Joder Natalia, siempre has sido muy madura y me lo acabas de demostrar una vez más, después de tu discursito creo que no tengo nada más que añadir, tienes razón cuando las cosas se acaban se acaban.

Nos dimos dos besos y un largo abrazo, y así acabó la relación con la persona que yo creía que era la más importante de mi vida en esos momentos. (También hay que ser gilipollas alguna vez en la vida, en fin).